Hechizo de Amor...

Por: Karonte.

Advertencia: este capítulo contiene lenguaje algo fuerte (creo) por si las dudas si se sienten ofendidos absténganse de leerlo.

Capítulo XVII: Nubes de tormenta.

Cuando las cosas comienzan a ser diferentes, cuando el corazón late con fuerza ante el toque inocente de un alma que se muere desde el fondo de su corazón por amar, el tiempo pasa con más rapidez del que se quisiera. Terry había despertado con unas intensas ganas de irse y desaparecer del mundo, de vivir en una isla desierta con esa chica que por un eterno instante le hizo olvidarse de Candy, del mundo y de todas sus preocupaciones. Por fin había ocurrido, aceptaba que Sara le gustaba y que sentía por ella bastante más atracción que la que aceptaba. Sin embargo hablar de atracción no forzosamente significa hablar de amor, y él estaba consciente de ese pequeño pero muy significativo detalle.

¿Cómo fue que ocurrió? No puedo entenderlo, no tiene ningún derecho a desalojar a esos niños de su único hogar!- decía realmente enfadada al abogado que no sabía que contestar.

Sra. Rochester…

No me llame de esa forma! y no trate de darme excusas!- reaccionó molesta ante la mención del nombre poniéndose de pie- Esas propiedades se pasaron a nombre de la congregación, su padre realizó el trámite.- dijo volviendo a adoptar un semblante más tranquilo.

Lo sé señora pero creo que su situación es más precaria, se da cuenta de que están quitándole todo su patrimonio,la dejarán en la calle- dijo más preocupado.

Usted sabe que mis bienes heredados me tienen sin cuidado! Estamos hablando de niños y ancianos, algunos muy enfermos, lo cual es intolerable- dijo seriamente.

Su hermanastra presentó ante los notarios pruebas de que su espo… digo el Sr. Rochester le daba un poder absoluto sobre todos sus bienes, y en este caso: SUS bienes Sara- explicó entendiendo la frustración de la chica.

¿cuánto le pagaron Licenciado? para que los trámites se llevaran a cabo tan rápido necesitaba saber que la anulación de mi matrimonio tanto civil como eclesiástico no se ha presentado, acaso mi confianza fue comprada y es por eso que los documentos aún siguen "en trámite" ¿después de tanto tiempo? O va a decirme que los motivos con los que se presentó la petición de anulación no son válidos?- preguntó con suavidad pero mirándole fijamente a los ojos sin sonreír, su rostro se había vuelto de hielo.

Sara! Me insulta su comentario!- dijo ahora él poniéndose de pie.

Sabe Rodolfus, conocí a su padre lo suficiente para saber que era un hombre muy recto, él me enseñó a diferenciar a los charlatanes y abusadores de la gente honesta- dijo con el mismo tono suave poniéndose de pie- lamento que no todo se herede, mis asuntos estarán en manos de otro abogado, gracias por su tiempo… y él estaba muy orgulloso de usted- dijo saliendo y cerrando la puerta tras ella.

Sara salió del edificio para subir al coche que le aguardaba, estaba exhausta, su piel pálida acrecentaba el tono violáceo de las ojeras bajo sus ojos. La noche anterior había sido mágica, por primera vez en mucho tiempo había olvidado la carga de su pasado y mucho más importante, había disfrutado cada instante con intensidad. Bastó cruzar la puerta de su departamento para saber que el sueño había terminado y necesitaba volver a la realidad. Mientras entraba en el auto su mente trabajaba a mil por hora, buscando una salida justa.

¿a dónde la llevo señorita?- preguntó el cochero.

Al teatro del centro por favor…

Mientras tanto en Chicago…

No puede pasar, el señor Andrey está en una junta y no puede ser interrumpido!- decía la secretaria tratando de detener a Neal que sin mucho trabajo había pasado haciéndola a un lado de forma ruda.

La puerta de la sala de juntas de las oficinas de los Andrey se abrió de par en par, la mayoría de los hombres sentados en el lugar voltearon instintivamente hacia él preguntándose que era lo que ocurría.

Muy buenos días, me alegra saber que estén todos reunidos pues hoy es un día que sus hijos recordarán para siempre.

Pero cómo se atreve a interrumpir una reunión tan importante Sr. Leagan!- dijo uno de los hombres de edad avanzada muy indignado poniéndose de pie, Albert miró a su sobrino sin decir nada.

Por favor Sr. D'court, vengo a dar las buenas nuevas

De qué se trata Neal?- preguntó Albert aún con una tranquilidad increíble.

Pasa querido Tío Abuelo William, que desde este mismo instante te relevo como cabeza de esta empresa ya que poseo la mayor parte de las acciones- dijo con una sonrisa triunfante, sus ojos brillaban de felicidad.

Sr. Leagan! Como se atreve!- dijo de repente George, que reencontraba al lado de Albert como siempre.

Sr. Andrey qué significa este disparate!- dijo uno de los hombres con rostro muy serio

Significa querido Sr. Watherburg que desde hoy yo manejo las empresas Andrey- dijo lleno de arrogancia caminando hacia Albert con paso seguro.

No cantes victoria Neal, las acciones de la empresa jamás de han puesto a la venta- dijo Archie que estaba tenso de rabia, pero era demasiado refinado para saltar sobre Neal y partirle la cara ahí mismo.

Querido primo Archie… no importa el medio, sólo los resultados.

A este punto Albert se puso de pie sin decir palabra, demasiado calmado.

Esta bien Neal, adelante- dijo ofreciéndole su asiento ante laminada atónita de todos, George sin embargo también se puso de pie, Archie no podía entenderlo, iba a replicar, pero una mirada de Albert bastó para callarlo.

Vaya, por fin algo de cordura- dijo caminando hacia el lugar, y tomando asiento.

Albert do media vuelta y salió de la sala de juntas seguido como siempre por George, Neal sonrió triunfalmente.

Y bien caballeros? En que estábamos?- preguntó ante las miradas de los demás que estaban sorprendidas de que Albert no hubiera dicho nada.

Lo siguiente fue lo obvio, Archie se puso en pie y siguió a su tío, pero no fue el único, varios de los hombres ahí sentados lo imitaron dejando a Neal con la boca abierta.

Lo siento chico, pero no confío en ti- dijo uno de ellos al que Neal le lanzó una mirada amenazadora si es que se levantaba.

RENATA! Venga acá y tráigame un whisky!- le gritó a la secretaria que de inmediato hizo su aparición en la sala de juntas.

Lo siento Sr. Leagan, el Sr. Andrey fue quien me contrató, no usted- dijo con ojos severos y salió de la sala dejando al chico completamente solo.

TE VAS A ARREPENTIR!

Neal gritó y se desquitó con el inmueble destruyendo todo lo que había a su paso, minutos más tarde una pelirroja llegaba a la oficina en dónde recibió muchas miradas llenas de desprecio.

¿qué fue lo que ocurrió?- preguntó la muchacha al entrar ala sala de juntas, por la que parecía que había pasado un tornado.

Esos imbéciles no me reconocerán como dueño de la empresa, la chica le envió una mirada de "te lo dije"

Sabías que pasaría, no era mejor seguir con tu plan original, y la huérfana?-

Ahí estaba todo el dilema, deseaba tanto estar con Candy que se había apresurado, no había seguido el plan original, pero sabía que lograría hacer algo al respecto y remediar sus acciones. Sin contestarle a su hermana salió del lugar rápidamente, subió a su auto y se perdió en la distancia.

Idiota! Un reverendo idiota…- suspiró Eliza.

No podía negarlo, tenía que hacer que su plan funcionara de una o de otra forma, si conocía tan bien a su tío como lo conocía, sabía que le daría batalla, y lo mejor de todo, no preocuparía a Candy con sus problemas en la empresa, y eso era un punto a su favor.

Ya era más de medio día y Terry caminaba de un lado a otro en su camerino, había quedado con Sara para comer y la chica siempre había sido muy puntual en sus citas, estaba nervioso era cierto, Robert y John lo habían abordado con preguntas acerca del baile, sin embargo él había preferido no decir ni hacer público el hecho de que de alguna forma Sara y él ya eran algo más que amigos, aunque jamás haya habido una declaración formal para ser pareja. Sabía que si apresuraba las cosas Sara saldría huyendo y en esos mismos instantes en que parecía querer hacer un hoyo en el suelo se preguntaba si ya la chica en cuestión se había cambiado de nombre y se había unido a la legión extranjera.

Se puede Terry?- tocaron a la puerta, era John

Adelante- dijo con un ademán de manos indicando que entrara.

Qué te ocurre? Parece que quieres hacer una trinchera aquí dentro- se burló el chico sin embargo Terry estaba más ocupado con sus cosas para darle importancia al comentario y molestarse.

Nada, pienso- contestó secamente

Tiene que ver con cierta mujer adorable de bellos ojos negros?- preguntó con todo el afán de molestarlo y sobre todo de observar su expresión

Pues si!

Descuida, Sara sabe que eres un Cassanova y seguro no te tomó en serio, así que no te pedirá que se casen la próxima vez que la beses.

Cómo sabes que la bese?

No lo sabía, pero gracias por el dato, supongo que la competencia se ha puesto dura ahora que me llevas ventaja.

Muy gracioso Miller-espetó mirándolo con dureza.

Es broma, para relajarte, te ves… tenso- dijo el chico tratando de componer la situación.

No necesito de tus consejos ni de tus bromas- dijo molesto

Bien, entonces supongo que esto servirá- dijo tendiéndole un sobre- lo trajo Sara hace unos minutos, le pregunté si quería pasar a dártelo personalmente, pero me dijo que su tren salía en dos horas y tenía que prepararse- explicó- se veía muy alterada

Tren? A dónde diablos pretende huir!- contestó arrebatándole el sobre y saliendo del camerino a todo lo que daban sus pies a ver si lograba alcanzarla pero cuando llegó a la calle no había señales de ella.

Rasgó el sobre de una orilla y sacó una hoja de papel, el aroma de su perfume de lilas llegó hasta sus sentidos.

"Querido Terry:

Lamento mucho no decirte esto en persona, pero he tenido muchas cosas que hacer y pensar en las últimas horas, así que me disculpo. Ha surgido una dificultad y tengo que viajar a Chicago con urgencia, me ausentaré unos cuantos días, espero regresar cuanto antes, pues tenemos mucho que decirnos pero este problema se ha convertido en una de mis prioridades más importantes. En cuanto tenga la oportunidad me comunicaré contigo. Gracias por la encantadora velada de ayer, fue mágica.

Besos,

Sara. "

Mujeres!- dijo arrugando la carta en su mano y caminando hacia su auto, no sabía si estaba enojado o si sólo estaba herido en su orgullo.

En cuanto tenga la oportunidad me comunicaré contigo, que se ha creído esa chiquilla? No puede dejarme de lado así como así! - dijo arrancando el auto y tomando camino hacia la estación de trenes, sin avisar a nadie que se marchaba.

Mientras tanto en Chicago, la cabeza de familia y encargado de las empresas de mayor prestigio de América, tenía una conversación privada con sus personas de confianza.

La verdad es que no entiendo por que simplemente te saliste Albert! Entre todos hubiéramos sacado a ese imbécil a patadas!- se quejó Archie que no entendía las razones de su tío.

Calma, Archie, la verdad es que si Neal está diciendo la verdad no hay mucho que hacer cierto?- dijo casi en un tono que daba a entender que se quitaba un gran peso de encima, sin embargo su rostro expresaba una gran preocupación, más que la demostrada en la sala de juntas.

Sr. Andrey, usted no puede permitir que su sobrino destruya todo lo que usted ha logrado, es su patrimonio y el de sus hijos- dijo George- además existen las sospechas de que fue él el que lo atacó- agregó seriamente

Infundadas todavía-

Pero es sospechoso- dijo Archie

Ahora lo que más me preocupa es mantener a Candy a salvo de Neal, no quiero que la mortifique, necesitamos poner esto en las manos adecuadas, Candy no debe saber nada de esto entendido?

Cómo lo ocultarás? Ella es muy perspicaz- dijo Archie

Ya me las arreglaré, pero ni una palabra de este problema a Candy- ordenó y ambos hombres asintieron.

¿de dónde sacó Neal el dinero para comprar acciones?- preguntó Archie muy pensativo

Lo que más me preocupa Archie, es cómo las obtuvo cuando desde hace mucho tiempo no se ponen a la venta, debemos tener filtración de información dentro de la empresa- reflexionó Albert

Alguien que conoce el movimiento de la empresa…- dijo George sin embargo no había por dónde empezar, ya que en las empresas Andrey las personas gozaban de una gran confianza.

Mientras tanto en el hospital…

Candy? Hay un hombre que desea verte- dijo una de las enfermeras de turno a la rubia que se encargaba de llenar los reportes de supervisión de sus colegas.

Gracias Alice, hazlo pasar – dijo sin levantar la vista de sus papeles, la chica se despidió y diez segundos más tarde la puerta volvía a cerrarse.

En un momento estoy con usted Sr.- dijo

Preferiría que dejaras eso y me pusieras atención, ya que lo que tengo que decirte es de suma importancia para ti-

Neal! Que haces aquí? Qué es lo que quieres?- preguntó poniéndose de pie, la presencia del chico le era muy desagradable.

Veo que a pesar de ser una gran señora, tus modales siguen siendo de una chica de establo- dijo burlonamente mientras tomaba asiento frente a ella del otro lado del escritorio.

No te he dado permiso de sentarte- espetó ella muy seria.

Cuida tus modales Candy, no sea que después te arrepientas- dijo él subiendo uno de sus pies al escritorio, ella simplemente le miró con desagrado y caminó hacia él

Esto es un hospital, no una cantina! Así que si vas a sentarte hazlo como se debe!- dijo mientras empujaba sus piernas con la carpeta en que traía los reportes, haciendo que sus pies cayeran al piso y éste perdiera un poco la postura arrogante.- ¿qué es lo que quieres, no tengo tiempo para hablar contigo- dijo enojada cruzando los brazos y regresando a su lugar tras el escritorio.

Iré al grano ya que quieres que me vaya…- dijo con el mejor tono que tenía- En tus manos está la vida y prestigio de tu querido y adorado Albert

Qué quieres decir?- dijo y para satisfacción del hombre en el rostro de Candy observó cierto dejo de temor

Quiero decir mi querida "dama de establo" que tienes el plazo de una semana para tomar estas llaves y encontrarme en ese lugar- dijo lanzando frente a ella un par de llaves sujetas en un aro en el que venía una etiqueta con una dirección escrita- y bueno pasar un buen rato- agregó, el rostro de Candy se crispó de indignación y furia, no podía creer lo que estaba escuchando.

Pero estas loco! Cómo te atreves a venir y decirme eso! Me das asco!- gritó enfurecida, sus ojos echaban de chispas.

Me atrevo por que si no lo haces el querido Tío abuelo William, mejor dicho, tu amante esposo terminará en la cárcel por fraude o mejor aún… tal vez lo encuentren en el río, con varios días de descomposición sería, terrible no crees?- dijo poniéndose de pie y apoyando ambas manos en el escritorio en plena intensión de amenaza.

No te atreverías!-

Ya lo intenté una vez y casi tuve éxito- dijo con tanto cinismo que a Candy se le revolvió el estómago de asco mientras un fuego interno empezaba a arder.

Fuiste tú! Eres un maldito!- dijo y se lanzó hacia él tratando de golpearlo, sin embargo Neal que ya había prevenido la reacción de la chica se retiró antes de siquiera tocarlo.

Tranquila Candy, yo mejor que tú no hacía escándalos, no es conveniente y menos si tu querido Albert va a la cárcel

Y qué si me niego?-

Pues te atienes a las consecuencias, y hablo enserio Candy; me parece que ese sucio lugar dónde creciste lo sostienen las empresas Andrey no? Y que tal la monja que lo maneja, y claro, todas esas almas inocentes, desposeídos y miserables por que su único hogar fue arrasado por un incendio, y no podemos olvidar a la encantadora y dulce Anne Britter, sería una catástrofe que tuviera un accidente desagradable como caerse de unas escaleras o de un caballo, ya sabes que es un poco torpe para montar o morir accidentalmente en un callejón oscuro; y bueno también está tu actorcillo de quinta, sería una pena que se repitiera la historia de Susana no? Ya puedo leer los encabezados: "Famoso actor de Broadway paralítico" o mejor aún: "Actor muere en terrible accidente" incendio, choque, asalto, suicidio, lo que más te guste me puede ser provisto- decía mientras se paseaba por la habitación regodeándose de su poder.

Candy le miraba llena de odio, temblaba de la impotencia por no poder lanzarse a él y matarlo a golpes si se atrevía a tocar a cualquiera de sus seres queridos, tenía las manos atadas y lo sabía, de pronto se sintió acorralada, como un pequeño ratón en la jaula de una serpiente. Su respiración se había agitado y su corazón latía con furia, pero sabía que Neal era capaz de eso y mucho más.

Bien te esperaré a medianoche al término del plazo mi "dama de establo"- dijo acercándose a ella y tomándole de la barbilla. Candy aventó su mano repugnante y le escupió el rostro.

Eres un miserable! No te vas a salir con la tuya!- le gritó caminando hacia la puerta y abriéndola para que el tipo se fuera

Claro que me saldré con la mía- sonrió saliendo de la oficina- y por cierto te mantendré vigilada, una sola señal de que me traicionas y hablas con la policía o el mismo Albert y todos y cada uno de tus amiguitos ira muriendo por turnos y como mejor me plazca!- dijo seriamente mientras se alejaba del lugar con una gran sonrisa en el rostro.

Candy azotó la puerta frustrada, enojada, deseaba correr hasta él y sacarle el corazón, si es que tenía uno, con sus propias manos.

En San Francisco las cosas estaban igualmente tensas, varios de los custodios dispuestos en diferentes puntos estratégicos todos con armas de alto calibre, unos nerviosos otros como si fuera algo de rutina, lo cierto es que muchos agradecían que tal calaña desapareciera de sus vidas, fuera compañero de pena o fuera vigilante nocturno. Una camioneta blindada estaba dispuesta en la entrada del penal, el trasbordador había cancelado todas sus cargas, ese día sólo llevaría una y muy peligrosa. En la ciudad también se habían hecho bastantes arreglos al respecto, un gran despliegue policíaco había cercado las calles cercanas al muelle y por supuesto estaba dispuesta una escolta que llevaría a Marcus Rochester a su destino final, una cámara de paredes acolchadas a las afueras de San Francisco, con mucha menos seguridad que el penal, pro así lo habían dispuesto las autoridades y el informe médico.

De regreso en Chicago…

Lamento buscarlo en su casa, pero en sus oficinas me dijeron que estaría aquí y esto es muy urgente- dijo Sara sentada frente al escritorio de caoba - Cree que pueda ayudarme?- preguntó Sara con ojos esperanzados

Debo decir que su caso tiene algunas coincidencias intrigantes con… - sin embargo en ese momento los interrumpió una mujer muy hermosa que traía una charola con dos servicios de café.

Tomaré el caso- sonrió complacido a la mujer que traía el café y le extendió la mano a Sara

Gracias- sonrió un tanto aliviada

Haré todo lo que esté a mi alcance, ahora sería bueno que fuera a dormir un poco- dijo mientras la despedía en la puerta de su despacho

Gracias por todo Lic. Cronwell- se despidió y tomó un taxi hacia su casa, realmente sí necesitaba descansar, casi no había dormido y apenas había probado alimento.

Dentro de la casa, Archivald Cronwell repasaba los eventos acontecidos hacía tan poco tiempo, cómo se habían dado, de qué forma Neal se había apoderado tan fácilmente de las acciones de la empresa, las cuales jamás habían salido a la venta, conocía al pie de la letra los procedimientos, sólo en caso de que hubiera pérdidas o que la empresa estuviera teniendo un decaimiento, por así decirlo, financiero, las acciones se pondrían a la venta y se tomarían asociados, para subsanar pérdidas importantes, pero esto no se hacía desde hacía mucho tiempo, la última vez fue a principios de la guerra, cuando se empezó a perder capital y las ventas disminuyeron en el extranjero, y hasta entonces sólo unas cuantas acciones habían salido a la venta, la mayoría seguían siendo de la familia Andrey. Era bastante obvio que se había producido un fraude dentro de la empresa, uno tan bien estructurado que se necesitaría de semanas de investigar cada uno de los libros de contabilidad. Ahora que también quedaba en el aire una pregunta, una que para Archie tenía que ser la más importante por resolver, pues de ahí se empezarían a atar los cabos sueltos: "¿De dónde había sacado Neal tanto dinero como para comprar la mayor parte de las acciones y sobre todo a quién le había pagado para que hiciera el trámite?". Y de pronto como enviada por el cielo esa chica había tocado a su puerta, tenía el rostro cubierto por su capucha y sin embargo algo le resultaba muy familiar en ella, apenas miró sus ojos y pensó que talvez ella tendría una respuesta, no sabía explicarlo pero así lo sintió. En su rostro pálido y mirada desesperada hubo algo que no le permitió dejarla ir sin tratar de brindarle su apoyo.

Crees que podrás ayudarle, tienes mucho en que trabajar con lo de la empresa y tu primo- preguntó la mujer mientras colocaba sus manos en los hombros del chico y comenzaba a darle un masaje.

Tal vez, este tipo de cuestiones en el que se pelean bienes me es bastante familiar y lo de Neal es algo personal- sonrió tomando su mano y atrayéndola hacia él para sentarla con suavidad sobre sus piernas.

Además supongo que el hecho de que esa chica se parece a Candy no tiene nada que ver, cierto?- dijo con una mirada un tanto incriminatoria, aunque su sonrisa denotaba que trataba de embromarlo.

Pues si he de serte totalmente sincero ese detalle no importa tanto como el hecho de que tengo un presentimiento al respecto de su caso- dijo pensativo

Y tú nunca te equivocas cierto, mi amor?- preguntó besando su mejilla con dulzura.

Bueno, eso y el hecho de que esos papeles tienen un nombre en común, tal vez es coincidencia pero no pierdo nada con investigar si sólo fue destino o si todo esto tiene que ver con que Neal sea rico de la noche a la mañana.

Las nubes habían cubierto el cielo, parecía que el mismo ambiente se sentía temeroso de algo, la silla de ruedas se deslizaba alo largo del gran pasillo escoltada por seis hombres corpulentos y muy bien armados, sólo se escuchaban los pasos y un pequeño rechinido de las ruedas al girar, los prisioneros estaban muy callados observando, nadie se atrevía a decir algo, ellos mismos sabían que lo que estaban haciendo era una locura, un terrible error que seguramente pagaría muy caro algún inocente. Sobre la silla de ruedas iba Marcus Rochester, con esposas en muñecas y tobillos, sus brazos y piernas estaban sujetos a la silla impidiéndole moverse, su cabeza también estaba sujeta por la frente y cuello a una extensión de la silla, seguramente para extremar precauciones; tras él caminaba su abogado, con la cara descompuesta, parecía muy enfermo y con ganas de volver el estómago. Todo parecía muy bien planeado, en el patio del penal había una camioneta blindada con una cruz roja a cada lado, rodeada de varios policías que miraban impasibles al detenido. La silla subió con el pasajero a la parte trasera, seguida de dos guardias de seguridad y el abogado que sostenía frente al pecho los documentos, la puerta trasera se cerró y la camioneta se puso en marcha para salir del penal, seguida a ambos lados por varios guardias de seguridad, hacia la entrada del trasbordador que lo llevaría hacia los muelles.

La noche había caído cuando regresó a casa, estaba cansada y hambrienta, sin embargo era más probable que al entrar se dirigiría de inmediato a la cama, antes que a la cocina, de todas formas sabía que no tenía nada en la despensa para preparar, después de todo no tenía planeado el viaje. No tardó mucho tiempo en quedarse dormida, ni siquiera había deshecho la cama, sus sueños fueron confusos mezclados con incertidumbre y cierto temor de lo que acontecería, y de pronto volvió a verse perseguida, tratando de esconderse, de buscar un lugar seguro, un lugar en el que no necesitara cambiar su apariencia ni su nombre, en el que pudiera ser feliz por fin, sin embargo el gusto no le duró mucho, abrió los ojos sobresaltada, en completa alerta, se incorporó en la cama cuando volvió a escucharlo, tardó unos cuantos segundos en darse cuenta de que tocaban a la puerta, era bastante tarde para visitas y nadie sabía que estaba en Chicago, así que tenía que ser algo importante para que la importunaran a esas horas.

Ha sido un viaje largo en auto como para que me dejes esperando en la puerta- dijo Terry al ver que la chica lo miraba un tanto adormilada.

Lo siento, es sólo que francamente no esperaba verte aquí- contestó invitándolo a pasar- creí que estabas en Nueva York y por la hora durmiendo- agregó caminando tras él.

Lo cierto es que estaba preocupado- dijo mirándola de frente y notando por primera vez que la chica frente a él seguía con su ropa de calle

No recibiste mi nota?- preguntó frotándose los ojos

Creí que me conocías lo suficiente como para darte cuenta de que esta nota no me bastaría para estar satisfecho- dijo sacando la nota del bolsillo de su abrigo, Sara sonrió notando la obviedad de la situación y sin más comenzó a decirle a grandes rasgos lo ocurrido.

Terry no hizo demasiadas preguntas, se conformó con escucharla al tiempo que lo guiaba hacia la habitación de huéspedes, ya habría tiempo para aclarar dudas a la mañana siguiente.

Descansa- se despidió con un sonrisa abriendo la puerta.

Sara?- dijo dando unos pasos hacia ella que sólo lo miró atenta- Duerme tranquila- y besó su frente, ella cerró los ojos al sentir el contacto.

Ahora que estas aquí, así será- dijo suavemente y sonrió.

Sara se encontraba más tranquila sabiéndose apoyada por Terry, le resultaba un poco más sencillo compartir la carga, no era fácil saberse responsable de varias vidas que estaban en esos momentos desprotegidas, cuando había jurado que mientras viviera jamás les haría falta nada, y por otro lado estaba un tanto asustada con lo que estaba ocurriendo, había sido un plan muy bien elaborado, la estaban perjudicando y no podía evitar sentir que Marcus Rochester tenía algo que ver en todo esto, sin embargo sabía que estaba en prisión, sabía que jamás dejaría la isla a menos que fuera en un sarcófago, pero no dejaba de recordar la premonición que había tenido días antes, las señales habían sido bastante claras, volvía a sentirse asfixiada y la sombra que nunca le había dejado ser feliz se posaba de nuevo sobre su cielo estrellado en forma de nubes de tormenta. Por otro lado las preocupaciones no sólo estaban agobiando a Sara, los Andrey tenían mucho de que hablar, sin embargo en afán de protegerse el uno al otro ambos callaron haciendo caso omiso a la advertencia de una gitana. Trataban de pelear solos su guerra creyendo que sólo así mantendrían a salvo lo que más amaban. Albert como había hecho prometer a george y Archie, no había mencionado nada de lo que estaba ocurriendo en la empresa, ese día simplemente llegó a casa como de costumbre y cenó con su hermosa esposa en una atmósfera tensa pero artificialmente natural. Ella le había preguntado cómo estaban las cosas y él sonriendo a penas y había contestado con un asentimiento de cabeza, la cena había sido más callada de lo normal y a la hora de dormir después de haberse dado un beso de buenas noches ambos se dieron por primera vez la espalda y se fingieron dormidos mientras pensaban en el siguiente paso de lo que harían. Candy por otro lado había llegado temprano a casa del hospital, se sentía indefensa y sobre todo muy desesperada, si Neal como lo había dicho ya había atentado contra la vida de Albert y casi había tenido éxito, ahora que la estaba extorsionando directamente sabía que sería capaz de cumplir sus amenazas, deseaba tanto poder gritar, pedir ayuda a alguien, decirle a su esposo lo que estaba ocurriendo, la proposición de Neal hacía sentir sucia tan solo de escucharla en su mente, la degradaba y la mancillaba en su amor propio; lo odiaba tanto que se sabía capaz de matarlo con sus propias manos apenas tocara un cabello de las personas que amaba. Lo peor de todo, es que ella necesitaba ser fuerte, siempre lo había sido aun si tenía algo que perder, no lloraría, no se derrumbaría y sobre todo si tenía que acceder a tal propuesta, jamás le daría el placer de verla suplicante, ella tendría que cargar con ese peso hasta asegurarse de que Albert y todos sus amigos estaban bien y a salvo, ella, se las arreglaría para salir adelante. Así que, cuando Albert llegó a casa la encontró como siempre, amable, servicial y amorosa; y esa noche a pesar de fingir que dormía al lado de su esposo sin preocupación alguna, lloraba en silencio sintiendo que su corazón se rompía como hace muchos años no lo hacía, por la impotencia y el coraje de verse en una trampa sin una aparente puerta de salida.

CONTINUARA…

N. de la A.: Gracias por la espera, ojalá y sea de su agrado. Besos a tods.