Capitulo Cuarto

-Curando al ángel-

-Maldita sea Hao...¿cómo me fui a meter en semejante lió?

Anna se preguntaba eso una y otra vez, nunca en los seis años que tenía viviendo en Funbari algo parecido le había pasado. Nunca se había preocupado por nadie. Ni siquiera por Yoh que era lo mas cercano a un amigo para ella. Y mírenla, se encontraba ella desesperada tratando de limpiar toda la sangre de un desconocido que había llegado a su casa una noche lluviosa de manera misteriosa y hasta amenazante. Ella no sabía nada de él, y aun así lo estaba ayudando.

Tal vez lo que la alentó a hacerlo fueron las palabras del joven las cuales fueron sencillas pero ciertas, tan ciertas que no dejaban de resonar en su cabeza.

¿Por qué yo? Habiendo tantos...¿por qué me elegiste a mi?

-Porque tu y yo nos parecemos

Y es que en cierto modo era cierto, los dos buscaban un fin común, ser perdonados. Lo único que los separaba y los hacía diferentes era el hecho de que Hao ya había experimentado la muerte y Anna no.

Era curioso que Hao quisiera la ayuda de Anna para morirél la quería a ella para poder alcanzar el perdón y luego morir en paz...porque él también tenía temores.

Mientras limpiaba sus heridas, Anna noto que el corazón de Hao dejó de latir por varios segundos, cosa que le preocupo, se puso nerviosa al recordar lo que el ángel desterrado le había dicho...

-No me arriesgaría porque si muero me voy al infierno...

El infierno...

¿Acaso Hao ya lo conocía¿Es por eso que no quería ir¿Acaso le tenía miedo?

Anna golpeo a Hao en el pecho levemente, sin embargo tal acción fue suficiente para que su corazón se estabilizará nuevamente.

Anna lo medito un poco y luego comprendió el sufrir de Hao, debía ser horrible salir del paraíso, del descanso eterno, solo para volver a vivir, para sufrir nuevamente. Debía ser horrible tener solo una vida para demostrar que no debías ir al infierno.

Pensándolo mas a fondo la joven llego a la conclusión de que el moreno ya había intentado varias veces regresar al cielo...lo intuyo por algo que le dijo estando en la librería...

-He estado aquí demasiado tiempo, presenciando demasiadas cosas, es como ser inmortal, y vivir la misma historia una y otra vez...

¿Pero es que no era posible aprender de sus errores¿Tenía que cometerlos una y otra vez? Tal vez simplemente era el hecho de que nunca demostró algo digno para regresar, una conducta digna...

-Señorita Anna, he vuelto con la ropa que me ha encargado.

-Muchas gracias Opacho, ayúdame a cambiarlo ¿quieres?

-Esta bien.

Solo pudieron ponerle los pantalones, su pecho era el mas afectado y el temor de que sus heridas se abrieran nuevamente, hizo que se abstuvieran de ponerle la prenda.

-Supongo que tendremos que esperar a que despierte.

-Eso parece ser.

-Puedes irte a descansar si gustas, de todos modos yo me tengo que quedar aquí haciendo otra cosa.

-Señorita...gracias..

Y con eso Opacho se marchó. Anna se dispuso a lavar los platos y hacer otro tipo de labores domesticas (las cuales por cierto odiaba), mientras observaba a Hao de vez en cuando.

-Me lleva...un día y ya me interesa su salud.- Dijo Anna sonriendo un poco.

Anna dio vueltas una y otra vez en su casa, mas nunca se alejó demasiado de Hao...el temor de que pudiese ponerse mal en cualquier momento la hacía regresar, aun contra su voluntad.

Después de un rato dejó de engañarse y decididamente se sentó en el sillón que daba enfrente de él y abrió un libro dispuesta a leerlo.

Anna se preocupaba de mas por el joven.

Cada diez minutos o algo parecido ella se acercaba, para revisarlo, para oír su respiración. Mas de una vez se regaño a ella misma por estarlo observando inconscientemente.

-Es apuesto- Había dicho en Anna como tratando de aparentar frialdad en varias ocasiones.

Ni ella misma lo aceptaría pero le encantaba el rostro del moreno. El día en que lo vio por primera vez al aceptarlo en su casa, pensó en lo apuesto que era, en lo bien que se le veía la lluvia resbalando por su rostro...

Pero Anna era demasiado orgullosa para admitir que se sentía atraída por Hao, nunca lo diría.

Al verlo dormir Anna pensaba en lo dulce que se veía y al ver su rostro y oír su respiración pensaba que era imposible que él fuera alguien en la lista de espera del infierno.

¿Qué hiciste Hao? Pensaba Anna una y otra vez...intento sacarle la información, mas él no cedía, argumentando que él también quería saber lo que ella había hecho.

Lo mas sencillo sería preguntarle a ese ayudante suyo llamado Opacho, seguro él sabría algo. ¿Acaso el también sería alguien desterrado?

Se levanto dispuesta a preguntarle, pero inmediatamente se abstuvo, eso era la privacidad, de Hao, y ella tendría que esperar a qué el quisiera decirle personalmente.

Por otra parte tenía que saber que había hecho para poder ayudarlo a encontrar el descanso eterno. Era un buen pretexto...¿cambiaría su punto de vista hacía él si sabía las razones?

Anna vio el reloj, eran las once de la noche, estaba exhausta. Empezó a helar y decidió ir por un cobertor.

-Y este hombre sin camisa...-Dijo Anna al acordase de Hao.

Regreso a la sala con dos cobertores, con uno de ellos tapo a Hao y con el otro se tapo a ella misma.

Rió levemente al verse en esa situación tan maternal. Pero de pronto recordó que ella no siempre fue tan fría como lo era ahora. En Su juventud ella era una chica cualquiera, con sueños como cualquier otra mujer: casarse, tener hijos, vivir una vida en armonía y sin problemas...

...y sin embargo el fuego se llevo su juventud y su felicidad.

Tuvo que salir de Osore de donde era originaría por temor, temor a que la descubrieran y temor de que la juzgaran por lo que había hecho. Desde aquel momento tuvo que seguir adelante sin ningún anhelo, las llamas se llevaron sus risas y sus sueños, se lo llevaron todo.

Para cubrir toda su tristeza, tuvo que esconderse tras su frialdad, para que nadie le hiciera daño, para que nadie la interrogara. Ella era el hielo, y lo único que podía derretirla era el fuego...

...era justo...el fuego se había llevado su felicidad...

...y algún día debía regresársela.

Anna fue interrumpida de sus pensamientos por el pequeño asistente de Hao quien había despertado y se acercó a Anna.

¿No ira a dormir señorita Anna?

-Oh no...no podría, mi conciencia no me lo permitiría.

¿El joven Hao se encuentra bien?

-Eso parece ser...pero me llama la atención saber que le habrá pasado.

-Oh no se preocupe...el señor Hao siempre se ha metido en problemas...tiene muchos enemigos...

-No me sorprende que sea un ángel caído entonces.

-Oh no lo malinterprete, el señor Hao ha sufrido mucho, es por eso que no puede alcanzar el perdón eterno. Es que su alma se rehúsa a perdonar muchas cosas.

¿Qué fue lo que hizo?

-No se si desrícelo señorita Anna, no quiero que usted se aleje de él como todos los demás lo han hecho.

¿Tu siempre has estado con él?

-Si. Lo he acompañado y lo acompañare hasta que el pueda conseguir lo que busca. Yo no soy un ángel caído, pero me ofrecí a estar con él.

-Ya veo, pero no te preocupes puesto que no lo abandonare...porque es parecido a mi...tal como él lo dijo.

-Bueno digamos que solo protegió a una persona de la manera equivocada..

¿Protegió ¿De que?

Anna y Opacho no pudieron seguir su conversación porque Hao empezó a despertar lentamente. Anna se dispuso a ir a la cocina, mientras Opacho se acercaba a él.

¿Dónde estoy?

-Esta en la casa de la señorita Anna señor Hao.

-Opacho estas aquí.

-Si señor, lo encontré en el bosque junto con la señorita Anna.

-Que suerte.

Platicaron unos minutos justo cuando oyeron otra voz cerca.

-Me alegra ver que sigues vivo- Dijo Anna mientras salía de la cocina con una taza de te.

-Hola Anna- Hao dijo sonriendo.

-Eres un idiota, no puedes estar solo ni un segundo porque mira como te pones.

-Opacho puedes retirarte si gustas.-Dijo Hao viendo la conversación que tendría Anna.

-Opacho puedes dormir en la habitación de huéspedes.-Dijo Anna sonriendo.

Opacho se retiro dejando a Anna y a Hao solos.

-Veo que alguien estaba preocupada por mi-Hao dijo con aire seductor.

¿Si-Dijo Anna mientras se sentaba enfrente de Hao y le daba la taza de te –Me pregunto quien habrá sido, porque ciertamente yo no fui

¿No- Contesto Hao mientras tomaba la taza de te que Anna le había ofrecido.-Opacho dice que lo ayudaste en el bosque...y que hasta incluso ya conoces mas de la cuenta de mi.-Esto ultimo lo dijo con una sonrisa.

Anna bajo la cabeza sonrojándose. Ese de Opacho había hablado mas de lo necesario.

-No te emociones-Dijo finalmente la rubia recuperando el color pálido en las mejillas.-Era la única forma de que no desangraras a muerte.

-Eso significa que si te preocupaste por mi- Dijo Hao quedando justo cara a cara con la rubia. Sus ojos se encontraron, sus respiraciones se juntaron y Hao estaba a punto de probar los labios rojos de la rubia, y ella no iba a impedírselo cuando...

-Owww-Dijo Hao cayendo al suelo súbitamente.

-Hao..¿estas bien- Dijo Anna alzándolo rápidamente, al cargarlo se dio cuenta de la causa de su dolor, una de sus heridas se había abierto en la espalda y estaba sangrando.

-Será mejor que te sientes, eres mas delicado de lo que creí-Dijo Anna tratando de olvidar lo que estuvo a punto de pasar.

Entro al baño por el botiquín de primeros auxilios, se vio en el espejo, su cabello estaba desordenado, sus mejillas rojas y sentía como si de pronto le hubiera dado fiebre

Mientras caminaba pensó en el muchacho castaño...

¿Qué me has hecho Hao?


Hoooola! Ahora si que me costo trabajo poner este capitulo, mis hermosísimos exámenes ya empezaron por lo que casi no puedo conectarme...ah piedad por mi!

Espero que les haya gustado este capitulo (que me salió algo simple pero bueno...) la verdad a mi fue uno de los que mas me gusto...

También muchísimas gracias a todos los que me han dejado review, su apoyo hace que esta historia se vuelva una de las mejores.

Faltan dos días para mi cumpleaños! Ok, eso no tenía que ver en el tema pero tenia que decirlo Así que si quieren dejarme un lindo regalo, dejen un review XD con eso me basta.

Hasta luego!

Raven Solitude