Parte XIII:
Los hermanos se encontraban en uno de los escasos momentos de familia que ahora compartían en la comida del domingo. Rin se levantó pasando una servilleta por sus labios limpiando algún rastro de comida y luego le dio un beso en la mejilla a su prometido que se encontraba otra vez en un profundo estado de meditación mientras masticaba los alimentos. Inuyasha en cambio comía como si el mundo se fuera a acabar y eso hizo reír a Rin estruendosamente, haciendo que al fin el hermano mayor levantara la cabeza y mirara intrigado.
.Qué cosas has estado haciendo, Inuyasha!
El chico levantó ambas cejas tomando al tiempo un sorbo de agua.
.Mmm?
.Tienes el apetito de un demonio.
Sesshoumaru se levantó con algo de disgusto dejando su plato junto al fregadero.
.¿Ya te vas?- Preguntó al fin al verla tomar una pequeña cartera y acomodarse los cabellos.
.Sólo vine por un momento, lo sabes, debo volver a la clínica. – Volvió a dejar otro beso en su mejilla y salió luego haciendo una ceña a Inuyasha que retomaba su comida con el mismo ahínco con que lo estaba haciendo antes del comentario de su futura cuñada. Sesshoumaru detuvo luego su mirada en la de su hermano.
.No quiero saber que andas en jueguitos extraños.- Dijo de pronto. Inuyasha dejó de comer. Levantó la vista y arrugó el ceño, sintiendo que el corazón latía aprisa.
.¿Qué dices?- Preguntó intrigado. Lo vio acercarse hasta él con el ceño muy fruncido.
.Sólo quiero que lo sepas. Compórtate como alguien de nuestra casta... si has prometido algo, cúmplelo.
Inuyasha lo miró intrigado sin aún entender bien a qué se refería. Pero las palabras de él le causaban enojo ¿quién se creía que era? Se levantó enojado cerrando los ojos.
.Ya soy un hombre y no necesito de tus sermones- Respondió cortante, dejando los trastos a un lado y con intenciones de abandonar aquella sala. Pero la potente voz de Sesshoumaru lo hizo detenerse, aunque no quisiera, el tono y la manera en qué él le hablaba aún lo intimidaba.
.Si eres un hombre entonces sabrás compórtate. No quiero líos, y menos provocados por tu causa.
Inuyasha torció la boca dándole la espalda. ¿Quién se creía que era?
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La chica sintió que el corazón se aceleraba irremediablemente haciendo que sus movimientos se volvieran torpes. Se agachó al escuchar de pronto a lo lejos, el ladrido de un perro y luego sonrió intentando darse valor. Allí estaba su ventana con la luz encendida aunque débil, tal vez de alguna lámpara. Asomó la cabeza para mirar pero las cortinas le impedían visualizar algo. ¿Qué hacer?. ¿Y si estaba acompañado?. Aunque aún no era tan tarde. Bueno, ya había caminado bastante desde su casa, no era una buena idea arrepentirse ahora. Ah, cómo lo extrañaba, y esto de andar a escondidas no era tan buena idea porque les impedía verse de manera más seguida. Aunque si su mamá supiera que ella y él eran... ¿novios? Bueno, lo que sea, se armaría un escándalo. Se dio valor tocando con la punta de sus dedos suavemente el cristal de la ventana, y no tuvo que esperar mucho para ver asomarse una silueta oscura tras las cortinas y luego que ésta era descorrida para ver la cara de asombro del chico dueño de su corazón, que pestañeó casi asustado, pero que al verla sonreír levemente abrió la fin la ventana.
.Kagome... - Susurró sin dejar de evitar que el tono de su voz sonara alarmado. Ella se inclinó un poco para mirar su alcoba y asegurarse que se encontraba solo y luego se dio un pequeño impulso para estar en unos segundos ya dentro de ella.- ¿Qué haces?
.Vine a visitarte... - Murmuró risueña y feliz porque hasta el momento todo salía bien. El chico volvió a cerrar la ventana y luego las cortinas. Kagome caminaba mirando a su alrededor y él la siguió aún sin comprender. – Te extrañaba... - Murmuró un poco avergonzada, volteándose y mirándolo con seriedad. Él sonrió al fin aliviado y se acercó hasta ella para besarla. La acorraló con algo de ímpetu hasta al puerta y mientras exploraba con desesperación su boca, que le resultaba irremediablemente entrañable a cada segundo del día, movió la llave que estaba en la cerradura poniéndole el seguro. Kagome sonrió al escuchar el clic que hizo la llave y posó ambas manos sobre su pecho para alejarlo sólo un poco, y así poder hablar.- oye, no estas sólo¿verdad?
.Creo que esta en su dormitorio, no te preocupes, no lo notará. –Sonrió pícaramente soltándose de sus brazos y caminando hasta el equipo de música que estaba sobre un mueble, encendiéndolo y sonriendo hacia Kagome que lo miraba igual con algo de nerviosismo.
.Esto es ser demasiado descarados- Murmuró pero sin evitar que la risa que tenía próxima a los labios fuera de pronto detenida con otro beso del chico.
.Ahh, Kagome, también te extrañé... - Murmuró agitado, besando su oreja y ella se aferraba fuertemente a las mangas del sweter del chico, cerrando los ojos y sintiendo el calor extremo en sus mejillas y en las zonas que luego él besaba. Las cosquillas que le causaba su lengua en el cuello hizo que a ella se le escapara una pequeña risa él qué tapó poniendo su mano en su boca.- sshhh, no hagas ruido...
Kagome asintió asustada cuando vio su mirada muy seria sobre la suya pero enseguida él sonrió también y comenzó a desabrochar los botones de su blusa. Ella volvió a cerrar los ojos sintiendo que la respiración se dificultaba a cada momento y dejó de hacerlo cuando sintió que los dedos del chico comenzaban a colarse bajo su ropa íntima, tocando sus pezones que se erectaron al tacto.
.Inu... yasha...
Se mordió el labio fuertemente al sentir que ellos eran prisioneros por sus labios cálidos y suaves.
.Shhh... - Volvió a murmurar él mientras seguía besando sus pechos, hasta que al fin se irguió para besarla en la boca nuevamente. Era su turno, lo sabía, ahora vería Inuyasha que no era tan fácil estar en completo silencio. Deslizó una mano hasta la entrepierna de su pantalón de deportes, él abrió los ojos inmensamente y vio la sonrisa de satisfacción que ella tenía, sin mirarlo, correspondiendo a sus besos y acariciando su sexo que se endurecía a cada segundo y ante cada movimiento que la chica le daba. Lo escuchó al fin gemir y contenerse, la respiración demasiado agitada, el aliento demasiado caliente que recibía su cara le demostraba que lo había logrado, pero no era suficiente. Con una mano aferrada esta vez a su espalda baja y la otra entre sus piernas, la deslizó con rapidez hasta colarse por entre su pantalón y su bóxer, acariciando el miembro cálido con sus dedos. Inuyasha ahogó un gemido entre sus labios y con una mano tomó la suya y la sacó al fin de su tortura, afirmándola contra la pared y mirándola enojado.- oye...
Kagome sonrió abiertamente sin dejarse intimidar.
.¿Qué¿No querías... jugar?
.¿Ah¿Si¿Conque esas tenemos?- Murmuró dándole una mirada demasiado inquietante que Kagome sintió el corazón latir con más aprisa, no era que le asustara, pero sí la sorprendía que las cosas entre ambos se estaban volviendo demasiado... ¿íntimas¿más de lo debido?. Afirmó ambas manos en su cintura con fuerza y la instó a tenderse en la cama. Ella lo miró inquieta, él sonrió sobre ella.- no vayas a hacer ruido... recuerda que... Sesshoumaru esta cerca...
Ella asintió levemente mirándolo como bajaba y abriendo ambas piernas, ella abrió la boca intentando protestar al darse cuenta de lo que intentaba, no tuvo tiempo para hacerlo porque sintió que sus manos deslizaban su ropa íntima con lentitud, sacándolo por una pierna primero y luego la otra, dejándola a un lado de la cama y abriendo más su piernas, comenzó a besar poco a poco desde el talón, depositando pequeños besos que Kagome, con la cabeza erguida y mirándolo ya asustada, lo miraba acercarse inevitablemente hasta llegar a su propio sexo y sentir nuevamente sus labios en él. Ahogó un gemido angustiante al sentir que su lengua jugueteaba con su intimidad, echando la cabeza hacia atrás mientras se aferraba con fuerza a las colchas de la cama. Su espalda se comenzaba a arquear, aquellas formas de placer nunca las había experimentado y jamas creyó que eso pudiera provocarle una cantidad enorme de éxtasis. Intentaba a cada momento no perder la razón, arrugando más las colchas con todas sus fuerzas y mordiéndose el labio para evitar que un gemido se escapara con fuerza de sus labios.
.Ya... Inuyasha...
Él sonrió complacido, satisfecho, feliz por comprobar que aquello que nunca había echo le causara un enorme placer a su chica. Kagome recostó la cabeza sobre la cama respirando aún apenas, sin percatarse que el chico se desnudaba con rapidez y se posaba sobre su cuerpo, besando su cuello.
.¿Ves?... creo que... gané...
Kagome sonrió al fin ya más relajada, dio un pequeño impulso hasta quedar ella sobre él, tomando ambas manos del chico contra la colcha y lo miró traviesa.
.Si tú lo dices...
Se inclinó hasta él sintiendo la fuerza de su sexo entre sus piernas y haciendo caso omiso de el, por ahora, posó sus labios sobre su pecho besándolo y luego pasando su lengua. El sabor que probó era de él, era su olor, a hombre, a Inuyasha. Se acomodó con fuerza hasta que sintió que traspasaba con algo de dolor su piel, no era como la primera vez, porque enseguida, al sentir que las manos del chico se liberaba de las suyas y se posaban en sus caderas, instándola a adentrarse más en él, Kagome, aún con la falda puesta se volvió a morder los labios soportando lo que más pudo. Inuyasha se inclinó hasta quedar sentado y ella sobre él, que se abrazó con fuerza a su cuello y sus piernas a las suyas. Sintiendo el vaivén suave al principio y luego cada vez más fuerte, certero, irremediablemente enloquecedor, que escondió su cara entre su cuello para ahogar un grito. Él la acercaba con más fuerza, murmurando palabras de amor a su oído, dando de vez en cuando pequeños besos en el y su cuello, con el sudor que ya comenzaba a aparecer en sus cuerpos.
.Ahhh, Inu...yasha...
Su nombre pronunciado con aquel tono de voz al borde del éxtasis le daba más ánimos y fuerza para seguir con sus embestidas, casi sin percatarse de la situación que estaban viviendo era de extrema peligrosidad. Kagome se aferró, desesperada, con más fuerza a su espalda y él al fin cedió, derramándose en su interior y quedando sobre ella, apartando los mechones que se habían pegado caprichosamente producto del sudor en la fnete de la chica. Ella al fin suspiró agotada, con los ojos muy cerrados aún, intentando recuperar las fuerzas y el aire que había perdido. La música seguía tocando a través del aparato y ella al fin sonrió, abriendo los ojos y encontrándose con la dorada mirada muy cerca de la suya, cristalizada, pasando una mano por su cabello y deteniéndose en su mejilla varonil.
.Tú ganas...
Continuará...
Hello, tuve problemas con mi pc pero ya estoy de vuelta... ehh, ni hablar, sin comentarios del capítulo de hoy, sólo salió, pero recuerden, todo tiene una finalidad, jeje, no todo es sexo chicas!
n.n espero reviews como siempre, sayonara.
