Prologo: La decisión
>...Todo está aclarado ¿no? Lo mejor será anunciárselo cuanto antes… -el hombre cogió su taza y dio un pequeño sorbo al té que se hallaba en ella- desde luego, tu mujer prepara el té que da gusto…
>Vale ya, Toyama, esto es un asunto serio… no podemos tomárnoslo a broma, como aquella vez en el coche. Y esta vez, tu hija no está. Es el mejor momento… para organizarnos.
>Pasan mucho tiempo juntos; se entienden; se conocen desde crios… Y yo creo que podría haber algo. No sé si ahora, pero con el tiempo… Además, tu hijo mejor que nadie… o que alguien que la aparte de aquí.
>Piensas mucho por el bien de tu hija ¿me equivoco?
>Ni lo más mínimo. Yo he sido el que la ha cuidado todo este tiempo. Creo que llego a entender la mentalidad del detective Mouri –suspiró con pesar, por llegar a comprender lo que ese hombre sentía.
>¿Por qué le metes a él ahora? Que yo sepa, no viene al caso…
>Para casos el de esta mañana¿verdad Heizo? –y se rió, refiriéndose a su trabajo- A lo que me refería, es que ya sabes lo amigos que son nuestros hijos de su hija Ran… Y si vienen para 'el día'… espero que no ocurra lo de siempre.
>¿Que haya algún muerto? Tranquilo, tomaremos precauciones. El punto es que tenemos que decírselo… dentro de poco, mi hijo cumplirá los 18, y deberíamos planearlo para entonces.
>¿Y qué piensa Shizuka de todo esto?
>¿Ella? Prefiere no tomar parte… Dice que como soy el hombre de la casa, yo debo tomar las decisiones. Lo que yo opine, será lo mejor. En el fondo, creo que piensa que no es mala idea.
>Pues bien, todo decidido. Le diré a Kazuha que mañana venga directa a aquí. Así estaremos todos reunidos y aprovecharemos la ocasión. Ya sabes que pasado mañana voy a Shizuoka para esa reunión de la que te has librado por mí –le miró como echándole la culpa. Ganas, tenía las mínimas de ir-. Y, si no te importa, échale un vistazo a Kazu de vez en cuando, estaré fuera una semana entera…
>Tranquilo, le encargaré eso a Heiji. Bien¿y si damos por terminada esta reunión? Si no recuerdo mal, tienes que preparar unos informes para antes de tu viaje…
>¬¬ tomaré eso por un 'buena suerte, espero que llegues a tu casa sin problemas'- dejó la taza sobre la mesa y se puso en pie, dispuesto a marcharse-. Ya no hay vuelta atrás. Ya está tomada… la decisión
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>HEIJI! –la chica atravesó el pasillo de pupitres y, tras apartar a varios estudiantes, dio un fuerte golpe con las manos en la mesa del aludido- esta tarde tengo entrenamiento. ¡Se puede saber por qué tengo que ir a tu casa¡Estamos a un mes del campeonato! –los chicos que habían acabado en el suelo, se miraron entre ellos. Sabían de la antigua amistad que tenían esos dos, pero… ¿Un día de clases, Toyama-san en casa de Heiji?
>¡Y a mi qué me cuentas¿Crees que es cosa mía? Mi viejo me dijo esta mañana que te trajera conmigo, nada más. No me dio tiempo de preguntarle por qué. ¿Crees que a mi me apetece faltar a kendo?
>Papá igual, que volviera contigo… Además debería estar preparando las cosas para su viaje, no mandarnos a reuniones sorpresas. ¿Y Shizuka-san no sabe nada?
>Esa loca simplemente se rió. Estos traman algo… tengo un mal presentimiento –y suspiró, sabiendo que su presentimientos, generalmente negativos, siempre se cumplían. Entonces se percató de que prácticamente hablaban solos, ya que toda la clase, incluida la profesora recién llegada, le prestaban atención exclusivamente a su conversación- ¡QUÉ MIRÁIS!
Todos volvieron a sus cosas y la profesora, avergonzada de si misma, comenzó a dar la clase, pasando así las horas…
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El timbre anunció el final de las clases, y Kazuha acompañó hasta el dojo a sus compañeras, para después irse con Heiji. Cuando iba a despedirse de ellas, una de las chicas la cogió de las manos con un brillo en los ojos
>Kazuha-chan¡no desperdicies esta oportunidad! Vas a ir a la casa de… de… Hattori-kun –un par de chicas tuvieron que sujetarla de los hombros para que no cayera inconsciente al pronunciar el nombre de uno de los chicos más famosos del instituto
>No exageres Satomi! Pero tiene razón, Kazuha. Heiji Hattori, el capitán del equipo de kendo… No es algo que pueda tener cualquiera
>No digáis tonterías. Heiji y yo nos conocemos desde pequeños, nuestros padres son amigos y trabajan juntos… Además, que vaya a su casa no es ninguna novedad… La conozco como si fuera la mía. ¬¬ ese idiota es un irresponsable, siempre tiene todo patas arriba, excepto su propia habitación. Es un desastre de chico. Detective tenía que ser… -las chicas se quedaron embobadas, mirando a su amiga. ¡Conocía perfectamente la casa de Hattori-kun! Es más, había estado en su habitación. Apareció, en los ojos de todas, un brillo que no podía significar nada nuevo, al menos no para Toyama. Entonces, para salvación de la chica, una voz hizo que sus compañeras se congelaran.
>KAZU! Si antes te digo que no te retrases, antes te retrasas. ¡A este paso nos dará la hora de la cena y seguiremos aquí! –se percató de la presencia de las compañeras de dojo de su amiga- oh, buenas tardes señoritas –y le dedicó una de sus maravillosas sonrisas, gracias a la cual casi empezaron a convulsionar.
>Oi! Has sido tu el de "tengo que recoger unas cosas en el gimnasio, espérame". Ahora no te quejes si acompaño a mis amigas –tras hacer un leve gesto de despedida con la cabeza, se adelantó a donde le esperaba su amigo y comenzaron a caminar dirigiéndose a la salida del campus, como no, discutiendo. Una de las aikidokas recobró el sentido, acertando a decir un leve "hacen buena pareja"
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Llevaban un buen trecho del camino, hablando de simples trivialidades rutinarias, cuando la joven se atrevió a decir lo que comía la cabeza a ambos.
>Debe ser muy importante… para que nos llamasen con tanta urgencia, justo antes de que mi padre salga de la ciudad. Si no fuera urgente, esperarían a después¿no? Además… también tengo un presentimiento. No se si bueno o malo, pero me inquieta –y por encima de su camisa apretó fuertemente su omamori, infundiéndose confianza. Pero¿por qué? Tal vez por esa sensación… El presentimiento que esperaba que no fuera nada. Pero ya lo sabía muy bien: sus presentimientos siempre se cumplían.
>No debemos preocuparnos, ahora mismo nos enteraremos –dijo, divisando la gran residencia Hattori, la envidia de cualquier habitante de Osaka y alrededores.
Pasaron la cancela y no se molestaron en dirigirse hacia la entrada, sino que acortaron el camino por el jardín, yendo por el camino de losetas y pasando al lado de los cerezos (que se encontraban en flor puesto que estaban a mediados de Marzo) hasta llegar a una puerta corrediza, típica japonesa, que estaba abierta dando al lago por el que los chicos acababan de pasar.
En la habitación, decorada muy austeramente pero con elegancia, se encontraban tres personas sentadas sobre el tatami. Los dos hombres muy serios, sentados uno al lado del otro sobre sendos cojines en el suelo, frente a otros dos vacíos, y al fondo de la habitación, tras su marido, una mujer con kimono les hacía una seña de que tomaran "asiento". Ninguno de los dos se atrevió a abrir la boca, estaban asombrados por el ambiente tan serio y de confidencialidad que había en la casa. Se sentaron sobre sus piernas, intercambiando una mirada de sorpresa e inquietud, mirando a sus respectivos padres, dándoles a entender que podían empezar a hablar, extrañados por la escena.
"Algo anda mal", se dijo el detective. Todo era demasiado… 'oficial', por decirlo de alguna manera. ¿Qué hacían todos en una reunión a lo 'Japón Feudal'? Parecía como si fueran a firmar un tratado, hacer un negocio o… el chico tragó saliva, pactar una decisión que cambiaría la vida de todos los presentes.
>Veréis, os hemos dicho que vinierais así, tan de repente, porque… después de mucho pensarlo y no acabar de aclararnos… hemos decidido que… -pero Heizo pensó que mejor sería explicarles desde el principio, en vez de soltarles la noticia de golpe, y cortó a su compañero
>Hijo, dentro de dos meses exactos, el 23 de mayo, será tu cumpleaños. Ese día cumplirás la mayoría de edad, los dieciocho años, teniendo así reconocimiento social como adulto. Obtendrás posibilidades como votar, tener carné de conducir… y casarte –ninguno de los jóvenes sabía a dónde quería llegar, pero cada vez eso les venía más grande. Sobre todo para la chica, la cual sentía que sobraba… Era una conversación padre-hijo¿no?-. Con eso, a lo que me refiero, es que… hijo¿tu tienes novia?
Instintivamente el nombrado miró hacia su amiga, sentada a su lado, pero rectificó con rapidez, no dando tiempo a que ella se diera cuenta. Pero quienes si se percataron fueron los adultos de la sala, los cuales intercambiaron una sonrisa antes de seguir con el discurso.
>Verás, mi hija –el padre parecía no tener valor suficiente como para decírselo a su hija personalmente, así que hablaba en tercera persona- ella todavía tiene 17 años. Le faltan varios meses para la mayoría de edad, pero teniendo el consentimiento familiar y del hombre que realice la ceremonia, eso será lo de menos. Dentro de poco tendréis que pensar en formar una familia. La amistad de nuestras familias siempre ha sido fuerte y creemos que, mejor que dividiros y que cada uno se olvide del otro, perdiendo vuestra amistad de la infancia…
>Creemos que, para el futuro y prosperidad de la familia y el vuestro propio, deberíais considerar la idea… bueno más bien lo hemos dado por hecho. Ancestralmente se han realizado actos como este, y un gran porcentaje han salido bien. Lo que intentamos deciros es que…
>Lo que quieren deciros, Heiji, Kazuha –la mujer tomó la palabra puesto que los hombres no hacían más que dar rodeos. Ella debería estar callada y apartada, pero no aguantó la torpeza masculina- es que, la unión de las familias es mejor que la división total. Y aquí, los maestros de la explicación –comentó con un deje de burla-, han pensado… decidido mejor dicho, comprometer a los descendientes de nuestras respectivas familias, entiéndase: vosotros. Resumiendo, el 23 de mayo, cuando Heiji cumpla 18 años… será vuestra boda.
Ninguno de los dos dijo nada. No se miraron, no respondieron, no respiraron. Estaban en estado de shock, pero sobre todo la aikidoka. El muchacho tardaba en asimilarlo, no acababa de captar todo, pero ella… no podía pensar.
Su mente se quedó en blanco, sólo había una frase en su cabeza. "Voy a casarme con Heiji". Pero, sin saber por qué, una parte de sí misma se estremeció. Tal vez por su subconsciente, tal vez por algo de lo que sus pensamientos se dieron cuenta antes que ella misma. Lo único que supo es que su corazón se encogió, llegando a su cabeza mil y una imágenes del detective.
Pero algo no cuadraba. La mitad de sus ser quería estallar de alegría, felicidad y amor contenidos. La otra, la que se estremeció, le decía que algo no iba bien. No por la chica en sí, sino por quien estaba sentado a su lado. ¿Qué era aquello de los que su corazón no se había dado cuenta todavía? Otra frase, o más bien palabra, apareció en su cabeza. "Pensar". Le había sorprendido lo ocurrido, y lo que tenía que hacer era asimilarlo, con tranquilidad. Y acto seguido, hablar con Heiji.
Sin decir nada se levantó y sacudió su falda. Miró a Shizuka inexpresivamente. Quería indicarle que quería estar sola, o que por lo menos, su presencia no era la que necesitaba. Siempre se había llevado muy bien con la mujer, pero en ese momento no quería hablar con ella. Su padre no la retuvo.
Heiji sólo tuvo tiempo de ver cómo salía de la habitación, girando hacia la izquierda para seguir el camino por el que habían llegado. Él tampoco intentó pararla. Sabía que sentían lo mismo¿a quién se le ocurre prometer a dos personas de 17 años? Eso se hace desde que uno es pequeño, y no a dos meses de la mayoría de edad… También se retiró. Miró a su padre con reproche, no por si mismo sino por lo que pudiera sentir su amiga. ¿Es que no pensaron en los sentimientos de ellos dos? Salió por la puerta, dirigiéndose a su habitación.
>¿Crees que… hemos hecho mal?
>Debemos dejarles tiempo. ¿Quieres que te ayude a buscar a tu hija? Puedo mandar a alguien
>No, déjalo. Yo me voy ya a casa. Dudo que esté allí, pero ya volverá cuando deba hacerlo. Mientras tanto… Cuida de que tu hijo no haga ninguna tontería
>¿A qué te refieres?
>Vete a saber qué puede pasarle a esos dos por la cabeza. Afrontar a los 17 años una boda… debe ser muy duro
>Ya está pactado su compromiso. Lo único que pueden hacer es aceptarlo. Desde ahora, desde este mismo momento… están prometidos.
Notas de Azu
Konnichiwa minna-san! Este es un fic que lleva mucho tiempo rondándome por la cabeza, que al principio abandoné un poco y que ahora, gracias a la repentina aparición de Troli, he proseguido. El fic, aún sin número concreto de capítulos, tratará desde ahora, el prologo, hasta el día de la boda y un epílogo, contando cómo se le hacen esos dos meses de prometidos a los jóvenes de Osaka. ¡R&R!
