Capítulo 2: Hermosa
El chico se movía con cuidado, procurando no hacer ruido al andar, para no despertar a su amiga. ¿Quién le mandaría a despertarse en mitad de la madrugada? Entre una cosa y otra se había dormido sin cenar y ahora su estómago se resentía. Claro, ya comió lo que le había preparado Kazuha y no sabía qué hacer. Cuando se despertaba, le costaba mucho volver a dormirse. Y ahí estaba él, como un alma en pena por el pasillo de la casa.
Entonces oyó un suspiro, procedente del cuarto que ocupaba su amiga. Se asomó por la puerta y comprobó que dormía profundamente, así que aventuró a entrar en la habitación. Antes de darse cuenta ya estaba a su lado, contemplando su rostro y sus ojos cerrados. Llevaba el pelo suelto, como siempre que dormía, y eso le daba un aire de madurez.
-Hermosa –pensó Heiji-. Tremenda e irremediablemente hermosa –se sentó en el suelo, sin dejar de mirarla, a su lado. Y se congeló al ver que la chica hablaba
-…Heiji… -Kazuha se giró, dando la espalda al muchacho, que suspiró de alivio. Debía estar soñando. ¿Soñaba con él?- …Aho, perdiste mis apuntes de Historia…
Una sonrisa apareció en su cara. Ella no cambiaría y él nunca averiguaría lo que pensaba. A no ser que ella misma se lo dijera, el interior de su Kazu era un misterio para el detective. No es que un detective no pueda entender el corazón de una mujer, sino que les es incapaz encontrarlo para poder entender.
Miró su reloj y se levantó, saliendo de la habitación y cerrando la puerta tras sí. Murmuró un "Buenas noches, Kazuha" y caminó hacia la entrada. Se puso los y salió dejando a la chica sola en la casa.
Se despertó ya entrada la mañana y se asombró al no sentir a nadie más en el apartamento. Se levantó con rapidez, comprobando todas las habitaciones si estaba su amigo. Por último entró a la cocina, donde vio un par de bollos rellenos y una nota: "Te traje el desayuno esta mañana, pero dormías como un bebe. Tienes café en el microondas. Nos vemos el lunes en clase. Heiji". Arrugó la nota y la lanzó por la ventana abierta, dando sin querer en la cabeza a un pobre transeúnte.
-¡Se ha ido sin decirme nada! Será… -entonces vio una segunda nota en la encimera: "A estas alturas ya habrás lanzado a la calle la primera. De siempre ha tenido muy mal despertar. Ah, perdona por lo de los apuntes de Historia. Ya se los pediré a Sugisaki y te los fotocopio. Y no se te ocurra salir sola, no me apetece tener bronca con algún otro tipejo que intente ligar con mi prometida. Hasta el lunes!" –ahora fue ella la que no pudo reprimir una sonrisa. Ya ni se acordaba de aquellos apuntes, ¿cómo se habría acordado él? Cogió uno de los bollos y, tras sacar el café recalentado del microondas, se dirigió al salón, Heiji ni se había molestado en recoger el futón. Pero también se había olvidado algo más: su chaqueta. Aunque de eso la muchacha no se dio cuenta hasta el domingo por la noche, cuando ya no eran horas de devolvérsela.
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Era lunes, hora del almuerzo, y dos chicos estaban en los jardines del instituto, bajo uno de los abundantes cerezos. Se suponía que para los estudiantes esa zona estaba prohibida, pero siempre había alguna que otra pareja buscando su ansiada intimidad junto a aquellos cerezos que innumerables declaraciones habían presenciado. Y ahí estaba Heiji, sin saber muy bien por qué, con la chica más deseada por todo bachillerato, Kana Fumizuki.
Esta chica tenía el pelo completamente negro, cortado a medio cuello, y la piel blanquecina. Sus grandes ojos castaños miraban hacia el suelo, repleto de sakuras, intentando ocultar su terrible sonrojo pues se encontraba ante uno de los pocos chicos que no la idolatraba. Tal vez por eso se había fijado en él. Hattori no era como los demás ni mucho menos y eso lo hacía interesante, misterioso y atractivo.
-Fumizuki-san… ¿por qué me has traído aquí? –ella levantó la mirada, decidida, y respiró hondo para armarse de valor.
-Hattori-kun, tu… tú me… me gustas. Quería pedirte que salieras conmigo –Heiji no se esperaba la declaración. ¿Por qué le pedía salir a él, que era con toda probabilidad el único chico al que no le atraía especialmente la morena? Esta se inclinó, tal vez a modo de disculpa por su atrevimiento o como pidiéndole una respuesta afirmativa, haciendo que un par de mechones cayeran junto a sus ojos, pues sujetaba el pelo sólo con un par de horquillas. Pero la respuesta nunca salió de los labios del detective pues antes de que se dieran cuenta a su lado estaba cierta judoka de ojos verdes.
-¡Heiji! Llevo buscándote todo el día. ¿Se puede saber por qué no me cogías el mó... –no terminó la frase pues se percató de la presencia de la otra joven, delante de su prometido. Rápidamente comprendió la situación, pero no iba a humillarse y pedir disculpas por entrometerse, y actuó como habría hecho en cualquier otra ocasión, con a misma alegría de siempre- ¡Hola, Fumizuki-san! ¿Qué estáis haciendo los dos aquí? Parecéis una pareja… Heiji, venía para decirte que el viernes te olvidaste en casa la chaqueta. Me fijé anoche y no pude llevártela.
Tal como esperaba Toyama, sus palabras surgieron el efecto deseado a Kana. Esta se incorporó, sonriendo tristemente y con futuras lágrimas en sus ojos, malentendiendo las palabras de la judoka.
-No os preocupéis, ya me marchaba –sin correr pero con prisa se fue dejando a los osakaneses bajo el árbol, solos. Heiji miró a la otra con una expresión difícilmente descifrable, viendo en su cara una sonrisa de victoria.
-Kazuha, a veces eres malvada. ¿Qué te ha hecho la pobre mujer? –Al ver que no pensaba responder, decidió ignorar lo que había pasado con Kana-. Bueno, ¿y qué decías de una chaqueta?
-¡Ah! Para eso venía. Que cuando te fuiste el sábado por la mañana olvidaste tu chaqueta en el apartamento y…
-Chaqueta… chaqueta… -comenzó a decir el detective, intentando recordar de que chaqueta se trataba- chaqueta… la cha… ¡¡La chaqueta! –y cayó en la cuenta de que ahí era donde, tres noches atrás, había guardado el anillo- ¡¿La has cogido o algo!
-Tranquilo, Heiji, la dejé en mi habitación para que no se me olvidara. Te la puedo traer a clase mañana, hoy no creo que la vayas a us… -pero nuevamente, fue interrumpida
-¡¡NO! Quiero decir… -rió nerviosamente- No te molestes, mujer. Ya te acompaño luego a casa y me la llevo esta tarde, ¿vale?
Ella le miró con desconfianza, pero acabó asintiendo. Entonces se sentó apoyándose en el tronco y Heiji se dio cuenta de que llevaba una bolsa.
-¿Qué es eso?
-Mi comida, ¿acaso no puedo comer en la hora del almuerzo? –la cara del detective palideció por unos instantes, para volver a la risa nerviosa anterior- No te lo habrás… -suspiró resignada- está claro que te lo has olvidado. Anda, siéntate aquí, yo no tengo demasiado hambre.
Cualquier persona que hubiera pasado por allí les habría tomado por una verdadera pareja de novios. Ambos bajo el árbol, compartiendo la comida que había traído Kazuha, la cual le daba de comer de sus palillos a Heiji (Obviamente se le habían olvidado los palillos junto con la fiambrera). Pero ninguna persona habría adivinado más allá de que parecían novios. Esos dos chicos, a sus 17 años, iban a casarse en menos de un mes, solamente unos días después de su graduación.
Después de la comida, continuaron las clases y fueron a sus entrenamientos. Heiji estaba especialmente inspirado ese día, pues tal vez tuviera un sentido nulo para el romanticismo pero sí reconocía los celos cuando estos se le presentaban y le llamaban por su nombre. Kazuha estaba celosa de la chica que horas antes se le había declarado. Si no, no habría actuado así. Y eso le daba esperanzas. Tal vez ella no estaba tan en contra de su matrimonio. Y si no lo estaba… tenía una oportunidad.
Cuando Kazuha salió con un par de compañeras del entrenamiento de aikido, Heiji ya le estaba esperando con sus cosas. Se despidió de sus amigas y caminó junto a Heiji en dirección a su casa. La verdad, le alegraba que Heiji fuera con ella. No es que fuera una cría y no pudiera dormir sola, pero estar una semana sin nadie haciéndole compañía era bastante deprimente.
Cuando entraron Heiji, sin soltar la mochila siquiera, corrió al cuarto de la chica a coger la chaqueta y comprobó que el anillo estaba donde antes. Kazuha, sorprendida por su actitud pero tranquila, fue hacia su habitación, donde Heiji guardaba algo en su bolsillo. Este al darse cuenta de que había entrado, se giró.
-Perdona por lo de antes… pero es que tenía una cosa muy importante en la chaqueta y no quería que se perdiera. Perdona por haber venido… tendrás cosas que hacer así que mejor me marcho –lo que quería era dejar a buen recaudo el anillo. Pasó junto a Kazuha para irse, pero esta le sujetó de la manga, no con fuerza pero sí con decisión, para que parase.
-Heiji… los dos tenemos que estudiar así que… ¿te importaría quedarte aquí conmigo a hacer los deberes? –miraba hacia el suelo. Habían estudiado muchas veces juntos pero, ¿a qué venía que se lo pidiese ahora? Él supuso que no querría estar sola en una casa tan grande, pero nada más lejos de la realidad. Lo que ella quería era pasar tiempo con él, porque si bien casi siempre estaban juntos, nunca lo hacían solos.
El detective le miró extrañado pero acabó asintiendo, ofreciéndole una sonrisa que ella, intentando ocultar su sonrojo, no pudo ver. Le dijo que fuera al salón y preparara las cosas que ella haría té. En el salón soltó las cosas y se acomodó, preparando los libros que necesitarían y sacando los apuntes de historia que "amablemente" le prestó Sugisaki (que el le amenazara con la katana no tuvo nada que ver).
La muchacha llegó con una bandeja, dos tazas y azúcar. Cuando se acercaba a la mesa, Heiji le preguntó algo que le hizo desconcertarse y tropezar con la mochila que había en el suelo. El estrépito de la bandeja al caer apenas fue percibido por Hattori que, antes de darse cuenta (fue un acto reflejo), estaba recostado en el suelo sujetando a Kazuha sobre sí por la cintura, impidiendo que se cayese.
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-¡Este también es precioso! –exclamó la mujer a la cual varios dependientes le mostraban kimonos- y este violeta… Teniendo los ojos verdes le quedaría perfecto, ¿no crees Heizo?
-Shikuza… no hemos venido aquí solamente a ver kimonos. Tenemos que empezar a preparar todo para la ceremonia. ¿Tienes idea de cuánto puede costar un kimono como ese en esta tienda, especializada en matrimonios sintoístas?
-Pero estos son mucho más bonitos que los del resto de la tiendas. ¡Ah, ese verde y azul también es muy bonito!
-cualquiera diría que estás más emocionada por que se case Kazuha que por tu hijo…
-Tienes que entenderme, yo siempre quise una niña. Y como no pudo ser –dirigió una mirada con algo de reproche a su marido- tengo que conformarme con que mi nuera este fabulosa en su boda. ¡Y tenemos que poner azucenas! Tampoco estarían mal crisantemos rojos… Y unas verónicas quedarían bien pero deberíamos combinarlos de modo que no quede demasiado pesado…
-Esto es una quiebra… Pero bueno –se dirigió al jefe del templo, también dueño de la tienda en la que se encontraban- la ceremonia sería para dentro de 13 días, justo después de que se gradúen los muchachos. El 23, cuando mi hijo cumpla los 18.
-Muy bien. Su familia siempre ha sido muy generosa con el templo, sobre todo la parte de su esposa, –miró de reojo a Shizuka, la cual no paraba de señalar flores, invitaciones, kimonos y múltiples cosas que un dependiente apuntaba en su libreta para hacer las cuentas- así que no habrá problema. Tendremos reservada la sala más espaciosa y yo mismo realizaré la ceremonia, Hattori-san.
-No sabe cuanto se lo agradezco. Y por cierto –se acercó un poco más al monje, para que su mujer no le escuchase- probablemente venga un conocido… un amigo de la familia… el cual digamos que es un poco "gafe". Por favor, le pido que cuando escoja a sus ayudantes o a las personas que necesite, procure que se lleven bien entre ellos y que no tengan resentimientos pasados. Cuando este hombre aparece suelen reunirse todos los asesinos y víctimas de los alrededores –comentó, con un deje de broma, aunque lo decía completamente en serio.
-No se preocupe. En nuestro templo no permitiríamos entrar a nadie con ese tipo de pensamientos. Si no le importa, podemos pasar ya a mi despacho para concretar los detalles sobre el presupuesto de la ceremonia… Los preparativos, los salones para la celebración… Su esposa puede seguir escogiendo en esta sala, la llamaremos cuando tenga decidido lo que hará falta e incluiremos sus gastos.
-…la ruina… suerte que Heiji sea hijo único –murmuró con pesadez Heizo
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Kazuha no podía reaccionar. Había quedado como paralizada. Estaba a unos 5 centímetros de la cara de Heiji, que la sujetaba en el aire a escasos milímetros de su cuerpo tumbado en el suelo. Él apenas respiraba. Por suerte no se había caído al suelo… pero esa situación era bastante embarazosa. Con lentitud la fue bajando, aguantarla en esa postura en tensión no fue cosa fácil. Sin soltarle la cintura, la recostó sobre él y este se incorporó, quedando ambos sentados, Kazuha sobre el detective.
Ninguno hizo intención de moverse de aquella postura. Ambos respiraban el aliento del otro. Estaban perdidos en los ojos del contrario, observando cada destello de estos. Heiji notó algo cálido en su mano. Era la piel de su prometida, al haber cambiado de postura se le había subido la camiseta. Este se sonrojó al darse cuenta, pero ella lo que hizo fue cogerle la mano y mantenerla sobre su piel. Así al menos aseguraba que no se movería, pues tenía algo que preguntarle.
-Heiji… tú… ¿qué guardaste en el bolsillo? Que no querías que viese, lo que estaba en tu chaqueta –el aludido esquivó su mirada, dándole a entender que no pensaba responderle-. Comprendo… No tienes por qué contármelo
Bajó la cabeza, algo dolida por que sentía que Heiji no confiaba en ella. Haciendo ese gesto, un par de mechones cayeron a ambos lados de la cara de la chica, recordando así a la muchacha de la clase contigua, Fumizuki. ¿Por qué la había rechazado? O más bien, ¿por qué no se molestó cuando se entrometió? Estaba claro que, como buen detective que era, había visto sus celos. No entendía cómo prefería aguantar sus celos a estar con esa chica tan guapa, popular e inteligente.
-Heiji… -levantó la cabeza mirándole a los ojos nuevamente- ¿te parezco guapa?
Ahora era él quien no entendía la situación. Pero se encontró con los ojos de la chica y estos esperaban una respuesta. Le sonrió con sinceridad y la mano que no estaba siendo sujetada subió hasta las mejillas de la chica, limpiando una solitaria lágrima que había salido por razón desconocida hasta para su dueña. Apartó con cuidado los mechones de sus ojos y volvió a perderse en ellos.
-Hermosa… -suspiró Heiji, más para él pero haciendo que ella también le oyese- Tremenda e irremediablemente hermosa –no vio cuan fue el sonrojo de su prometida pues, sin tiempo para que Kazuha se diese cuenta de lo que pasaba, unió con delicadez y benevolencia sus labios. No la presionaba, simplemente esperaba su respuesta. Respuesta la cual, no tardó en recibir: ella cerró los ojos y se dejó a aquel beso como lo que había deseado toda su vida.
Notas de la autora
Pues aquí me tenéis de nuevo, aguantando este fic como siempre. ¿Saben? Voy a batir un record. He tenido que escribir este fic en un día, habiendo pasado 11 más sin escribir. Dirán que soy una masoka por forzarme a escribir esto en un día, pero todo tiene una razón. ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS! XD y ahora preguntarán: ¿de quién demonios es el cumpleaños? Pues como no creo que muchos lo sepan, lo diré: nOn el cumpleaños es el mío. Exacto, y hoy, 13 de Agosto, subo este fic como regalo para mis lectores. A ver si el tener los 14 hace que aumente mi inspiración… vale, ni yo me lo creo n.nU
Y
ahora lo de siempre, el agradeceros los reviews. No puedo contestaros
por la nueva norma del pero al menos os nombreré. Es lo
menos que puedo hacer n.-
Gracias a Ranki-chan (UoU que conste
que al final subí para el 13, eh?), a Yui Ikary (voy a tener
que empezar a pagar a Lady Ai Shinomori-san por la propaganda que
hace de mi fic xD), a Miyu Kudo, a Haku, a Male-neechan (TTTT y a
ti es a la que se te echa de menos ahora), a Michel 8 8 8, a
Kami-sama (XD no se si estoy hablando con una chica o con Dios…) y
a Bra.
Otra cosa graciosa es que de los nombres de los capítulos no he tenido ni idea hasta hoy mismo, por eso no he puesto hasta ahora los nombres del próximo. Pero no lo he puesto porque ni siquiera sabía cuantos capítulos iban a ser ni cómo lo iba a acabar. Por si os interesa, serán 3 capítulos más y un epílogo.
Nos vemos en la próxima actualización. Capítulo 3: Familia.
