¡¡Hola!! ¡¡Reviews, reviews!! Tengo reviews! D ¡¡Graciaaaaaas!! Me habéis hecho feliz! Jejjejejeje Los respondo, ¿ok?

Lanier: Muchas gracias... me alegro de que te haya gustado... Harry y Ron son un poco pardillos... jajajaja (al menos en este fic!! XD)

Xiaoyu-chan: No te preocupes... Draco saldrá... pero aun queda un poquitín! Jejeje... aquí también sale muy poquito... ¡¡aunque espero que no desesperes!!

Mairim: Mi amooooooor!! Jajajajajaj muchas gracias, no esperaba tu review tan deprisa (Carla lleva un día entero intentándolo xD)... with the calm, eh? Jejejeje... este capítulo tampoco es que sea muy largo... nnU

Mereth: wapaaaaaaaaaaaa!!! Moltes gracies pel review, que ja sé lo que has hagut de passar!! xDDDDDDDD weno, moooooltes gracies per tot!! Et deixo amb el segon capítol, tot i que no hi ha res que no hagis llegit ja! Jajajaja...

Bueno, solo eso... y que muchas gracias por todo!! Seguid leyendo... a ver si os gusta (a mi este capítulo no me apasiona tampoco... pero prometo que a partir del siguiente empezaré a mejorar!! (O eso intentaré! P) ¡A leer!

Nindë Boot

PD: Reviewcito!!

Capítulo 2: Cayendo en la tentación

Salió con cuidado del pasillo de cocina, y miró el reloj: "21'23h., Mierc. 13 de octubre".

- ¡Genial!

En la biblioteca no había nadie, excepto ella y la profesora Pince, que parecía más aburrida de lo normal. Se acercó a ella misma, que dormía profundamente, y pensó rápidamente.

- Si he pasado aquí un día entero y nadie me ha visto... ¿qué peligro hay? Hice bien en ponerme aquí, no sé me ve a menos que vengan a mi mesa... Me dejo aquí, yo termino la redacción, practico para Transformaciones y voy a todas las clases. Bien.

En ese momento oyó como la señora Pince se levantaba y cogía las llaves, así que se apresuró en recoger sus cosas y salir corriendo.

- ¡Espere!- le pidió a la profesora, que estaba a punto de salir y cerrar con llave.

- ¡Hermione! Pensaba que no estabas... no te he visto entrar esta tarde...

Se dirigía a la Sala Común, cuando sintió que tenía muchísima hambre, así que giró sobre sus talones y fue al Gran Comedor. Allí casi ya no había nadie, la mayoría ya habían cenado y se habían ido, pero quedaban los lentos y los que, como ella, cenaban tarde.

Llegó a la Señora Gorda de buen humor: sintiéndose especial por el hecho de estar haciendo algo prohibido, como se sentía cada vez que utilizaba el giratiempo. Entró, y se encaminó hacia una de las mesas, en que estaban Harry y Ron, jugando al ajedrez mágico. Aunque Ron escribía furiosamente en un pergamino.

- Hey, ¿quién gana?

Ambos la miraron sorprendidos.

- Vaaaya... me sorprende que tengas tiempo de preguntarnos eso.- respondió Ron, visiblemente enfadado.

- Vamos, hombre... no te enfades...

- La verdad es que últimamente estabas algo desagradable, ¿eh?- aseguró Harry.

- Sí... lo sé, lo siento... pero me he dado cuenta de que no hay tanta prisa...- sonrió, aunque los dos chicos no entendieron qué quería decir con eso.- ¿Bueno quién gana?

- ¿Quién quieres que gane?- preguntó irónicamente Ron, volviéndose hacia el pergamino.- Además va tan lento que entre jugada y jugada me da tiempo de inventarme un par de líneas de la redacción de Defensa.

- ¿Y tú, Harry? ¿Ya la has hecho?

- Me falta terminar, pero ya casi está acabada.

- A mi aún me quedan sesenta centímetros...- confesó Hermione- pero ya he hecho Encantamientos y todo lo demás.

- ¿Cómo te da tiempo de hacerlo todo?- le preguntó Ron, moviendo su torre tres casillas a la izquierda, chafando un caballo de Harry, que se desangró, manchando todo el tablero.

- La verdad es que no lo sé... pero bueno, voy a seguir con la redacción...- dijo, sentándose al lado de Ron, y empezando a escribir.

- Qué rabia... esto ya lo he escrito antes de volver atrás en el tiempo... ¿por qué no habré cogido la redacción y así ya tendría un trozo más escrito?

Cuando Ron y Harry ya habían terminado su partida, y volvían a estar immersos en sus redacciones, algo golpeó fuertemente las ventanas.

- ¡¡Por fin!!- gritó Ron, iendo a abrir todas las ventanas. Muchos alumnos empezaron a gritarle que cerrara, puesto que hacía viento y se les volaban todos los pergaminos. Pero el pelirrojo los miró, y gritó- ¿¿Y qué si se os vuelan los pergaminos?? ¡¡Si mañana no tendréis que ir a clase!! ¡Ha llegado el cargamento de los Surtidos Saltaclases, de Sortilegios Weasley!

Inmediatamente todo el mundo se acercó a las ventanas, para recoger sus pedidos.

- Tranquilidad, tranquilidad... a ver, soy el encargado, haced una cola los interesados, y presentad los comprobantes de compra, que se os dará lo que comprasteis.

Unas veinte lechuzas entraron, cargadas con cajas pesadas, y Ron parecía contentísimo. Harry y Hermione fueron a ayudarle, puesto que algunos alumnos de primero intentaban robar las mercaderías, y el pelirrojo no podía con todo. Pronto apareció Ginny y se puso a repartir también, ya que, a fin de cuentas, se trataba del negocio familiar.

Tardaron cerca de hora y media en volver a la tranquilidad, y la Sala Común estaba casi vacía: todos los alumnos se habían ido a dormir tranquilos, a pesar de conocer las reglas de los sortilegios (no más de diez alumnos de cada casa podían ponerse enfermos el mismo día, puesto que los profesores empezarían a sospechar. Aquél que deseara saltarse un día de clase, podía apuntarse en el pergamino hechizado que había en el tablón de Gryffindor. Si el pergamino le prohibía utilizar un saltaclases, y el alumno no hacía caso, las consecuencias podían ser terribles.)

Hermione casi había terminado su redacción, y se ofreció para corregir las de sus dos amigos, cosa que les dejó más perplejos que de costumbre, puesto que hacía más de un año que no tenía tiempo para hacer eso. Al terminar la revisión, ambos chicos tenían que hacer de nuevo toda la redacción, puesto que la sarta de tonterías de Ron no convencería ni a Dobby, y Harry había hecho algo tan elemental que como mucho conseguiría una D (de Deficiente).

Ella se quedó practicando para Transformaciones, y ese día consiguió que Crookshanks fuera un pollo, y volverlo a convertir en gato, unas cinco veces.

- ¡¡Hermione, deja ya al pobre gato!! Tenemos hasta el viernes para dominar ese hechizo, no hace falta que mates del susto a Crookshanks!- le gritó Ron, dándose golpes a la cabeza contra la mesa.

- Diría que te matará a ti antes que al gato...- contradijo Harry, mirando a la mascota, que seguía medio dormida en un sofá.

El día siguiente pasó sin muchos contratiempos... teniendo en cuenta que estaba algo nerviosa por el hecho de pasar un día entero en el pasado... era una sensación extraña. A primera hora de la mañana, y como Hermione ya sabía, hicieron clase teórica de Herbología, después a la hora de Transformaciones, Terry se le acercó para decirle que el día siguiente, a las ocho tendrían reunión del Consejo de Alumnos en el Vestíbulo, y después de comer, a la hora de Defensa Contra las Artes Oscuras, entregó una redacción magnífica. En general, ese día fue una maravilla, sobretodo comparándolo con la semana que llevaba. En total ganó 55 puntos para Gryffindor, con lo que se sintió completamente realizada.

Justo después de terminar la última clase corrió a la biblioteca, eran las siete en punto cuando entró, y dejó sus libros en la posición que recordaba que los tenía. Se le hacía tan raro verse a sí misma durmiendo frente a ella.... Se cogió a sí misma la mano, con suavidad para no despertarse, y le puso un papel en el que ponía "Ve a estantería de cocina mágica, a las 20.23 exactamente. 23 vueltas, aunque parezca una locura. Hazte caso, Hermione."

Volvió a irse, rezando para que nadie la hubiese visto (juraría que no, la biblioteca estaba casi vacía) y fue a la sala común. Una hora y poco después salió de allí, con la redacción de Herbología en la mano y una sonrisa en la cara, y se dirigió a la biblioteca de nuevo.

En la puerta se topó con alguien que, quieras que no, siempre daba dolor de estómago verlo.

- ¿Cómo has llegado hasta aquí?-preguntó Malfoy, escupiendo las palabras.

- Andando.- respondió ella, apartándolo de la puerta para entrar. Él la cogió por el brazo, con el entrecejo fruncido, pero ella le miró amenazadoramente.

- Quítame la mano de encima, Malfoy.- dijo, casi en un susurro.

- ¿Cómo has llegado hasta aquí?

- ¿¿Oye, de qué hablas?? ¿Te has dado un golpe en la cabeza o algo así?- preguntó ella, soltándose y entrando en la biblioteca. Sonrió al comprobar que no estaba sentada con los libros, y se dirigió al pasillo indicado: cuando llegó vio justamente como desaparecía, y sonrió. Salió de allí, y volvió a su vida normal, aunque no por mucho tiempo.

oOo

Pasaron los días, y Hermione volvía a estresarse: pasaba las noches en vela, ya fuera porque no tenía tiempo de hacer todos los deberes, o porque intentaba dormir, pero se obsesionaba con los problemas que había tenido ese día y que no había intentado resolver.

- Tal vez no fue buena idea coger tantos ÉXTASIS... y suerte que la profesora McGonagall no me dejó coger también el de Pociones... ¡solo me faltaría eso! Ahora que digo esto... debería pedirle a Terry el libro otra vez.... me quedé con ganas de leer esa Poción preventiva del derrame cerebral... ¡¡Hermione!! ¿Quieres dejarte de Pociones y dormir? Buenas noches. .... ... ... ... ... creo recordar que también vi en el índice una poción sobre la prevención de embarazo, tal vez ésta algún día me pueda ser útil... yo creo que Snape debería habernosla enseñado a todos, en quinto... restringirla para los alumnos que escojan su ÉXTASIS es algo muy egoísta, aunque tal vez es tan difícil que solo los alumnos mejor preparados la consiguen hacer con éxito... en ese caso yo nunca podré hacerla... ¡Dios mío! ¿Por qué no cogí el ÉXTASIS de Pociones? Pero si es uno de los que tienen más uso en el mundo real... no debí caer en la tentación de no ver nunca más el careto de Snape... ¡ahora ya habré perdido la práctica! Ohg... mañana le pido el libro a Terry... ¡¡auch no!! Mañana no, que tenemos clase triple de Transformaciones humanas... mierda, creo que no he practicado lo suficiente...

Al cabo de una semana, volvía a estar en la misma situación que el día 13 de octubre (d... tan cansada que apenas podía moverse, aunque por lo menos no estaba de tan mal humor e intentaba responder bien a todo aquél que le hablase.

Se dio cuenta de que tal y como estaba era inútil seguir en la biblioteca, así que decidió irse a dormir, ya se pondría el despertador temprano y haría los deberes por la mañana.

Pero cuando llegó a su habitación, después de desear buenas noches a Harry y a Ron, mientras miraba el despertador para poner las cinco de la mañana como hora para levantarse, tubo una idea muy tentadora. Demasiado tentadora.

Se dijo a sí misma que no podía hacer aquello... ¡¡no podía!! McGonagall le había dado su confianza, al dejarle de nuevo aquél objeto... no podía fallarle... pero de todos modos nadie se enteraría...

Decidió que era mejor no jugar con el tiempo, pero "casualmente" se tumbó en la cama sin activar el despertador. Inmediatamente se durmió.

A la mañana siguiente, abrió un ojo mientras Lavender le gritaba palabras mayores a Parvati por algo que a Hermione le importaba un comino, así que lo volvió a cerrar.

Unas tres o cuatro horas más tarde, se despertó teniendo la sensación de haber soñado algo muy agradable (que no incluía a Lavender diciendo sandeces) e instintivamente miró el reloj, mientras ponía los pies en el suelo.

- ¡¡Mierda, mierda, mierda, mierda!! He vuelto a hacerlo! He vuelto a dormirme... ¡Me cago en...! Si la culpa es mía, por no ponerme el despertador... ¿era eso lo que quería, no?

En ese momento, mientras se pasaba las manos por la cara, aparecieron ante Hermione un par de gatos imaginarios: los dos eran como Crookshanks, pero uno tenía cara de santo y resplandecía de un modo extraño y el otro tenía cara de picarón y su cola se había convertido en una cola roja que terminaba con forma de flecha.

- No te preocupes, querida... solo tienes que utilizar el giratiempo, no es tan desastroso... seguro que McGonagall cuando te lo dio contempló esa posibilidad...- susurró el gato con cola roja.

- No le escuches, Hermione... Has sido muy tonta al no poner el despertador... La profesora no te dio para eso el giratiempo! Deberías fastidiarte y perderte esas clases, aunque eso signifique perder puntos para Gryffindor.

- ¡¡Si hombre!!- le respondió el diablillo, bufando- Hermione, no hagas caso de este estúpido...

- Piénsalo- le interrumpió el santito.- Hacer trampas está muy bien, pero es un juego de niños... Tú ya no eres una niña tienes que asumir tus responsabilidades... ¿Qué harás cuando trabajes? También te dedicarás a dormir todo el día... Eso no puede ser, Hermione...

- Pero, ¿sabes una cosa? No está trabajando. Cuando trabaje no la explotarán tanto (o eso esperamos), además, ¿qué mal puede haber? Si nadie se enterará... Es un plan inteligente, créeme... Digno de una Granger. (N/A: o más!! xD)

- ¿Y si alguien se entera? Piénsalo... Es un objeto muy peligroso, no puedes jugar con él... Y Malfoy el otro día se enteró, recuerda lo que te dijo cuando entraste en la biblioteca. Debió verte antes...

- Malfoy es demasiado estúpido como para sacar conclusiones él solito.

- Si hasta ahora no se ha enterado nadie, no tiene por qué enterarse ahora.- concluyó Hermione. El gato "picarón" sonrió con cara de complacido, mirando de reojo al gato "santito", que bufaba con rabia mirando directamente al otro gato. Cuando estaba a punto de echársele encima, su cola empezó a volverse rojiza y, ante el peligro de convertirse también él en un diablillo, el gato brillante respiró hondo y desapareció, mirando por última vez a Hermione con cara de circunstancias. El otro río, complacido y desapareció después.

La muchacha se metió en la ducha, sin prisas, dejando que el agua golpeara sus adoloridos hombros, y luego hizo algo que hacía mucho tiempo que no hacía: mirarse a un espejo. Estaba tremendamente horrible: lucía unas ojeras terribles, tenía los ojos algo rojos (aunque no entendía por qué) y el pelo... qué decir del pelo. Cogió la varita y se puso el hechizo alisador que solo utilizaba en contadas ocasiones.

- ¿Es un día especial? – le preguntó su reflejo.

- Sí, hoy te he mirado, eso no pasa todos los días.- respondió ella, con lo que se vio sonreír.

Después de vestirse, cogió el objeto que llevaba colgando del cuello y se puso a pensar.

- Son las 12 y cinco... unas... si doy siete vueltas serán las seis... mejor doy ocho, que tengo que hacer los deberes, aún.

Y así, retrocedió de nuevo. Vio por la ventana que aún estaba oscuro y que en su cuarto todas dormían (¡menos mal!)

Se sentó en su escritorio, encendió una luz suave y terminó lo más rápido que pudo con los deberes, aunque, a decir verdad, los hizo para salir del paso, de modo que quedaron como si los hubiese hecho Harry.

Se puso al lado de la ventana, viendo amanecer, mientras las de su habitación empezaban a despertar. Cuando ya estaban todas levantadas, y Parvati iba a encerrarse en el baño, para su sesión de belleza de cada mañana, ésta pegó un grito.

- ¡¡Hermione!! ¿Te has alisado el pelo? Te queda perfecto!! – sin embargo insistió en terminar de arreglar a Hermione, poniéndole unos pequeños clips que cambiaban de color, propiedad de Lavender. Ésta, cuando lo vio, empezó a gritarle a Parvati que estaba harta de que le cogiera las cosas sin permiso, así que Hermione aprovechó para quitarse los clips de la cabeza, dejarlos donde estaban y desaparecer hacia el Gran Comedor.

Cuando Harry y Ron la vieron se quedaron con la boca abierta.

- ¿Qué te has hecho?- le preguntó el pelirrojo.

- Nada.- respondió sin entender de qué hablaban, mientras leía distraídamente el Profeta.

- ¿Cómo que nada? ¡¡Te queda genial!!- replicó Harry, con lo que Hermione se acordó.

- Ah.... lo del pelo... ¿os gusta?- preguntó, complacida.

El día transcurrió con normalidad, de modo que apenas se acordó de que había retrocedido en el tiempo. Cuando volvió a su habitación, por la noche, se acordó de que al día siguiente tenía clase de Herbología y Encantamientos a la misma hora, así que tendría que usar de nuevo el giratiempo, pero esta vez sin hacer trampas.

Pronto, a pesar de que la conciencia de Hermione empezaba a sacar humo, y de que cada vez se le aparecía más a menudo el gato con cara de santo para criticarla a ella y su comportamiento, empezó a utilizar más a menudo el giratiempo. Era muy práctico, puesto que cada noche podía dormir y hacer los deberes a la vez. Podía practicar Transformaciones y consultar todos los libros de la biblioteca sobre las Maldiciones Láticas, a la vez, sin que nadie más lo viera, obviamente. Pronto se acostumbró a estar acompañada por ella misma, lo que a pesar de resultar muy extraño, era extremadamente práctico. Tomó por costumbre desaparecer por las tardes, para ir a la Sala de Menesteres y allí hacer deberes de una asignatura y, al cabo de una hora, retroceder en el tiempo y hacer los de otra asignatura, así hasta haberlos terminado todos en solo una hora. Llegó a estar acompañada de tres Hermiones más, aunque sabía que tenía que dejar de hacer eso, o acabaría como una cabra.

Pero ella no era la única que conocía la existencia de la Sala de Menesteres, así que un día, mientras una Hermione estudiaba como convertirse en animaga, otra leía furiosamente el libro de Defensa, y la otra practicaba con un caldero que había encontrado allí una poción del libro de Terry, alguien entró corriendo, cerrando la puerta detrás de sí.

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