¡Sorpresa!

¿Cómo va todo? Apuesto a que ya os habéis olvidado todos de mí... y la verdad es que no me extraña, eh? Soy muy consciente de lo abandonado que tenía mi fic... Sinceramente no tenía intención de continuarlo: me encallé en el maldito capítulo 7 y dejé pasar un tiempo a ver si viéndolo más de lejos podía resolverlo... pero me relajé demasiado y prácticamente me olvidé de él... u.u'

Y no hace mucho, ahora que estoy de vacaciones y tengo poco trabajo, volví a fanfiction y estuve leyendo historias... me entraron las ganas de escribir de nuevo, y aquí me tenéis! (Bueno, si es que hay alguien que me está leyendo, claro! n.n')

La verdad es que me sabe mal haber tardado tanto y volver con un capítulo algo flojito... pero bueno... ¡espero que me perdonéis!

Hago un pequeño resumen-recordatorio del fic en sí, ok?

"Hermione Granger, alumna de sexto de Gryffindor, ha escogido demasiados EXTASIS y a causa del imposible horario de sus clases, la profesora McGonagall ha vuelto a dejarle un giratiempo. Ella empieza a usarlo no sólo para las horas de clase, sino también para descansar, o para poder terminar todos los deberes en una sola hora. Un día Draco Malfoy descubre a tres Hermiones juntas, pero éstas le desmaian tan rápido que es imposible saber qué ha visto y qué no. Desde entonces las emociones de la chica parecen ir en una montaña rusa, y el punto final es una fiesta Ravenclaw a la que acuden Harry (que desaparece con Luna), Ron y ella. El resultado de esa fiesta es una borrachera tremenda, y acaba durmiendo en un pasillo cualquiera, incapaz de encontrar su sala común."

(Para más detalles, releer algún capítulo! xDDD)

Ahora sí... después de tanto tiempo, os dejo con el siguiente capítulo ;P

Nindë Boot

PD: Por cierto! Me olvidaba de comentároslo... es que veréis, encima de tardar milenios y volver con un capítulo mediocrillo... ¡es que no está betado! Tengo a mi beta (Mereth) de vacaciones, así que lo siento mucho (por adelantado) por todas las faltas de ortografía, de gramática, errores tipográficos, etc, etc, etc...

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Capítulo 7¿Pesadilla o realidad?

Eran cerca de las cinco de la mañana, cuando Draco Malfoy tropezó con unas piernas en medio de un pasillo, camino de su Sala Común. Esa noche no había podido dormir, y había salido a pasear, tranquilizándose con el frío matinal.

- ¿Qué demonios...?- murmuró, mirando hacia atrás. Su sorpresa fue encontrar a la mismísima Hermione Granger durmiendo en el suelo. Se le acercó un poco, para asegurarse de que era ella.- Dios... tengo que encontrármela hasta aquí... –se quejó él, luego percibió el olor a whisky que desprendía la chica.- ¡No puede ser¿La sabelotodo borracha? –exclamó él en voz alta, soltando una sonora carcajada. Empezó a darle golpes en la cabeza, pero ella estaba profundamente dormida.- Patético...

El rubio rió por lo bajo, y se alejó un par de pasos, pero volvió la cabeza hacia atrás y se la quedó mirando.

- "Como te atrevas ni a mirarme te arrepentirás"- dijo, recordando las palabras que ella había usado antes de dejarlo en la nieve.- Anda que si tú tienes que amenazarme... que mal va el mundo...- Draco volvió a ponerse enfrente de ella.- Ahora podría hacerte lo que quisiera¿sabes? Podría dejarte en la nieve, hasta que cogieras una pulmonía que te matara. O podría dejarte en medio del Vestíbulo, durmiendo la mona hasta que tu querida profesora McGonagall te recogiera. O podría hacer cualquiera de esas dos cosas, pero dejándote desnuda... ¡Tal vez así le gustabas incluso más a McGonnie! Jeje... Patética.

Se la quedó mirando, y se le acercó más de nuevo.

- Es que ni siquiera eres guapa... ¡Ai! Soy demasiado bueno...- dijo, cogiendo a Hermione, y colgándosela del hombro. Dio unos pasos hacia su Sala Común.- ¡Espera¿Qué estoy haciendo? Debería dejarla allí durmiendo, hasta que llegara algún otro borracho y se aprovechara de ella...-murmuraba entre dientes, volviendo a caminar.- Me estoy volviendo loco. Me haré famoso como "Draco, el compasivo". Soy un capullo.

Siguió murmurando frases tipo "Soy imbécil", hasta que llegó a su habitación.

oOo

Empezó a despertarse cuando se dio cuenta de que todo daba vueltas, y que iba a vomitar de un momento a otro, así que abrió los ojos al máximo. Eso hizo que sintiera que la cabeza le explotaría, y decidió volver a cerrarlos. Al cabo de un rato, los abrió de nuevo, por hacer algo, y se fijó en el techo. Era de un color plateado muy elegante pero frío, y en un momento de lucidez pudo percibir el olor a menta que desprendía toda la habitación.

Quiso levantar la mano, para llevársela a la cabeza e impedir que ésta le diera vueltas, pero el brazo pesaba una tonelada, y le costó más de dos minutos levantarlo. Tenía la boca seca, y solo podía pensar una cosa: "¿Qué ha pasado?".

- Por fin te despiertas, ya era hora. Tómate la poción de encima de la mesa, y desaparece, que ya estoy harto de verte en mi cama. Ah, procura que nadie te vea salir de aquí, no me gustaría que dijeran por ahí que me he acostado con Hermione Granger.- dijo una voz algo conocida, arrastrando las palabras. La chica se quedó quieta, intentando pensar algo coherente, cuando se oyó un portazo.

- "La voz de Malfoy"... "las cortinas son verdes"... "estoy harto de verte en mi cama"... –pensaba lentamente el cerebro de la leona- "no me gustaría que dijeran por ahí que me he acostado con Hermione Granger"... "Hermione soy yo"... "Él es Malfoy"... "Draco Malfoy se ha acostado con Hermione Granger"... "Espera, espera... Draco Malfoy se ha acostado con Hermione Granger".

- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH- Hermione Granger (esa misma que se había acostado con Draco Malfoy) pegó un bote de la cama, gritando y olvidando el dolor de cabeza, y de todo el cuerpo que instantes antes la había inmobilizado. Temblando, miró a su alrededor con los ojos tan abiertos que, de haber podido notar algo, le habrían dolido como si le fueran a caer.

Estaba en una habitación que no conocía de nada. Era casi tan grande como la suya, pero había solo una cama, con las sábanas negras, las cortinas de un verde suave, todo muy elegante. Había una puerta negra al fondo de la habitación, con un pomo de plata que resplandecía entre la oscura madera, y en la cabecera de la cama un enorme escudo, con una gran M, coronaba la decoración. ¡Dios mío, estaba en la habitación de Draco Malfoy!

- A ver, Hermione, piensa!- se dijo a sí misma, volviendo a sentir el dolor de cabeza y de estómago.- Ayer, la fiesta... Ah, vale, me encuentro mal de la resaca. La fiesta, whisky de fuego, Ron, Ginny nos llevó al balcón... Aiiiii¿Qué hice luego? Fui al lavabo... Y luego... ¡AAARGH¡ No recuerdo a Malfoy en ningún momento... ¿Qué he hecho?...¿QUÉ HE HECHO?

Pasó cerca de un cuarto de hora sin hacer nada, volviéndose loca, sentada en el suelo de piedra (helándose el trasero), levantándose, volviéndose a sentar, pensando lo más rápido que su resacoso cerebro le permitía.

Luego fue al lavabo, vomitó, y siguió pensando en las palabras de Malfoy.

"...tómate la poción de encima de la mesa..."

Se giró hacia el escritorio, y allí había una copa humeante. Se acercó temerosa a eso, y se lo quedó mirando: tenía un color marrón bastante feo, y olía fatal. No sabía qué hacer¿debía tomárselo? Ron le diría que no¡pertenecía a un Malfoy! Pero de echo... ¡había perdido la virginidad con un Malfoy! Entonces... ¿Sería la poción anticonceptiva? Diossss! Siguió mirando el vaso, y se lo acercó temblorosa a los labios.

"Malfoy debe haber besado mis labios esta noche." "Estúpida, si solo hubiese hecho eso..."

Se tragó un sorbito de la extraña poción, e inmediatamente notó como se le congelaban las tripas. "Mierda, voy a morir."

Sin embargo, después de menos de un minuto, sintió que el frío le calmaba un poco el estómago, así que decidió tomarse otro trago, y otro, hasta que se terminó la copa. Estaba realmente asqueroso, pero la poción multijugos no tenía peor sabor, y el frío le aclaraba un poco las neuronas.

- "Vete de aquí."- pensó, antes de salir corriendo de la habitación. No entendía por qué había tardado tanto en hacerlo, pero eso ahora daba igual.

Una vez hubo salido de la Sala Común Slytherin (que, por suerte, estaba vacía) se le ocurrió mirar la hora. Pasaban de las tres del mediodía. No podía quitarse de la cabeza el hecho de que se había acostado con Malfoy, y su cerebro le traicionaba imaginando (o intentando recordar) escenas que hicieron que se ruborizase.

- "¡Maldita sea! Al menos podría acordarme¡digo yo!"

Se dirigió hacia su Sala Común, pero se cruzó con Terry Boot.

- Vaya, últimamente nos encontramos siempre.- logró decir Hermione, con los ojos entrecerrados por la luz que se colaba por las ventanas.

- Mmm... sí, eso parece...

- Bueno...- dijo ella, para romper el silencio que se había hecho entre ellos. Terry parecía mirarla con curiosidad. De repente se acordó de algo.- Ah... el libro... sí, te lo daré antes de que te... vayas... ¡Oye!... el tren... ¿no salía a las once? Qué haces aquí?

- ¿Qué tren? De qué estás hablando?- preguntó el otro.

- ¿No ibas a pasar las vacaciones con tu madre en...?- empezó Hermione, pero al ver la cara de susto del chico lo dejó, seguramente lo había soñado.- Ai, nada, que no me encuentro bien... venga, nos vemos luego¿eh?

Siguió por el pasillo y entró por el retrato de la Señora Gorda. Al momento, Neville se le acercó corriendo y le preguntó, a gritos, dónde se había metido.

- Mmmm... Neville, anda... no grites... te puedo oír igual si murmuras...

Éste, entre susurros, le explicó que Ron y Harry llevaban toda la mañana buscándola por el castillo, y que Harry estaba muy preocupado.

- Hermione¿estás bien?- le preguntó, con cara de susto, Longbottom.

- ¡Emy!- gritó una voz de chica, perforándole el cerebro. Era Lunática Lovegood, y la verdad es que la Gryffindor nunca se había disgustado tanto al verla como en ese momento.

- ¡Hermione!- exclamó detrás suyo Harry.

- ¿Podéis dejar de gritar?

Poco a poco les explicó que salió de la fiesta, y que se había despertado en un pasillo cualquiera. Ni les nombró el nombre de Malfoy, que ocupaba todo el espacio en su atormentada mente, con su pelo rubio, y su mirada de hielo. Como más intentaba recordar peor se encontraba, a pesar de que desde que se había tomado la poción del rubito había mejorado mucho (ella empezaba a preocuparse... la poción le estaba haciendo los efectos de una poción contra la resaca... pero entonces ¿no habían tomado precauciones? O las habían tomado esa misma noche y ella no se acordaba? Aiiii!)

oOo

- ¿No te duele la cabeza?- le preguntó a Ron, que estaba tumbado mirando las llamas, nervioso. Llevaban cerca de una hora y media sentados los tres en la sala común, en absoluto silencio y mirando cada uno hacia un lado distinto. Ella había intentado establecer una conversación coherente con alguno de los otros, pero...

- No.- respondió el pelirrojo, secamente. Hermione se lo miró con el entrecejo fruncido, preguntándose por qué estaban tan callados sus amigos, pero en ese momento le asaltó la duda: "¿No sabrían nada de...?" y los nervios se apoderaron de ella otra vez.

Después de cenar, Hermione decidió tumbarse un rato, en un sofá cercano a la chimenea, e intentó pensar con claridad. En realidad no recordaba nada, ni haber visto a Malfoy, ni haber entrado a la Sala Común de Slytherin, ni haberse acostado con él. Costaba creer que lo hubiera hecho. La verdad es que ya se encontraba estupendamente, parecía que la pócima del Slytherin funcionaba, así que se dedicó a mirar la partida de ajedrez que jugaron sus dos amigos, mientras pensaba que sería la última que jugaban en ese viejo tablero. Para sorpresa de todos, Ron perdió garrafalmente, y cometió errores tan absurdos que hasta Hermione los vio. La chica no sabía decidirse entre qué era más extraño: que Ron perdiese o que Harry no se alegrase.

- ¿Se puede saber qué os pasa? Lleváis todo el día extraños... –dijo la muchacha, harta ya de comerse la cabeza... ¡Si sabían algo que lo dijeran, discutieran y punto, pero no soportaba esa espera! Ron la miró con cara de pocos amigos y volvió a mirar con curiosidad a unos chicos de segundo que experimentaban con los Sortilegios Weasley. Hermione estaba a punto de echarse a llorar, rogar que le hablaran, que la perdonasen, explicar que no se acordaba de nada, etc., pero antes de explotar miró a Harry y lo que vio la dejó de piedra. Una lágrima corría por la mejilla del moreno, que bajó la cabeza intentando esconderse entre sus brazos. La chica se lo quedó mirando y sintió como se le rompía algo dentro del pecho: sólo había visto a Harry así en contadas ocasiones, desde la muerte de Sirius. Ella creía que lo había superado, de normal parecía estar bien, pero determinados días soñaba con su padrino y parecía que el mundo se le derrumbaba.

- Sirius...-murmuró la chica en un susurro ahogado.

En ese momento el-niño-que-sobrevivió parecía más un niño perdido que nunca, y un gato blanco apareció de la nada sobre su regazo, mirando a Hermione:

- ¡Muy bien, querida! Llevas todo el día pensando en Malfoy y ni se te ha pasado por la cabeza que Harry, tu amigo de verdad, pueda necesitarte. Felicidades.

Desapareció de golpe, dejando a una chica con los ojos llenos de lágrimas, observando sin palabras como el moreno se levantaba, murmurando que se iba a la cama, y se alejaba.

Hermione se quedó mirando al vacío, hasta que reaccionó, le dijo a Ron que ella también se iba a dormir y subió las escaleras mientras las primeras lágrimas se perdían por sus mejillas.

En su habitación estaba sola, y lo agradeció bastante, porque soportar a sus compañeras gritándose las unas a las otras no era lo que más le apetecía en esos momentos. Se tumbó en la cama llorando y hundió la cara en el cojín.

- "Me he emborrachado, he fallado a un amigo y me he acostado con Malfoy... todo en un solo día. ¡Soy horrible!"

Le costó dormirse pero cuando consiguió calmarse tuvo un sueño muy agradable, en el que sintió que era el calor de una chimenea en medio de una gran tormenta.

oOo

Unas horas más tarde, un grito desgarrador inundó todas las habitaciones de Gryffindor. Hermione se levantó de golpe, había reconocido esa voz¡era Harry! Salió de la habitación y corrió hacia abajo, mientras oía como en las otras habitaciones de las chicas había cierto movimiento. Llegó a la Sala Común asustada, en el momento justo en el que Ron la cruzaba corriendo y salía por el retrato. Se quedó parada un momento, antes de subir hasta la habitación de Harry. Lo encontró de pie en medio de la habitación, con Neville sentado con cara de desconcierto a los pies de su cama.

- ¿Qué ha pasado?- preguntó la chica, rápidamente.

- ¡Ron!- exclamó Harry, con los ojos muy abiertos.- ¡Ha intentado matarme!

- ¿QUÉ?- preguntaron los otros dos, al unísono.

- ¡Ha estado a punto de matarme con un Avada Kedavra!- explicó Harry, respirando con dificultad, verdaderamente sobresaltado.

- Pero Harry¿qué estás diciendo? - preguntó Hermione, acercándosele.

- Lo ha hecho. No, no te me acerques. –exigió el muchacho, apuntando a la chica con la varita.- "Este es el fin, Potter... No entiendo por qué mi amo cree que es tan difícil matarte... es como matar a una pulga" han sido las palabras que me han despertado¿sabes? Voldemort tiene a Ron!- gritó el niño que sobrevivió.

- ¡Harry! Estás desvariando!

- ¿Acaso lo ves por aquí? Ha salido corriendo! Si lo hubiese soñado no se hubiera ido.

Neville temblaba de pies a cabeza, y Hermione no daba crédito a sus oídos.

- Apártate. ¡Tengo que ir a hablar con Dumbledore! –concluyó Harry, antes de salir, esquivando a Hermione, sin dejar de apuntarla con la varita.

Ella salió de la habitación con él, por lo que Harry se paró a media escalera a amenazarla de nuevo.

- Déjame venir contigo, Harry ¡ni siquiera llevo mi varita! Voy en pijama, no puedo hacerte ningún daño!

El moreno no le respondió, solo la miró con el cejo fruncido y empezó a correr, escaleras abajo, aunque la muchacha pudo comprobar que iba con la varita bien cogida, y le echaba miradas de reojo.

Llegaron a la gárgola que guardaba la entrada del despacho de Dumbledore, y Harry conocía la contraseña (lo que extrañó a Hermione). Subieron corriendo hasta la puerta de roble, y el chico picó insistentemente, ante la mirada preocupada de Hermione. Pronto apareció un hombre de semblante cansado y envejecido, que les hizo pasar con un movimiento de cabeza. Su barba plateada se tambaleaba cuando se movía, más lentamente que nunca, e iba sin sus gafas de media luna.

- Voldemort tiene a Ron.- sintetizó Harry.- Ha intentado matarme.

Dumbledore lo miró, sin moverse, se estuvo un momento en silencio, mirando a los dos recién llegados, y empezó a buscar sus gafas por la mesa llena de papeles, sobres, plumas y tinteros de colores.

- Vamos por partes, Harry... ¿qué ha pasado?

El chico se lo explicó, más o menos como se lo había contado a Hermione, con algún detalle más, pero estaba tan nervioso que apenas se le entendía.

- Harry... ¿estás seguro de que no lo has soñado? Tu acusación es muy grave.

- Lo sé. No lo he soñado, señor. Pero tampoco acabo de creérmelo.

El viejo director de Hogwarts suspiró pesadamente y, aún sin encontrar sus gafas, se dirigió a uno de los cuadros, despertó a una mujer que dormía con una cesta de manzanas en las manos, y la mandó a buscar a la profesora McGonagall. Volvió a su mesa, se sentó y se llevó las manos a la nariz, frotándosela.

- Por Merlín ¿dónde habré metido mis malditas gafas?- exclamó de pronto, sobresaltando a Hermione.- Accio gafas.

Las gafas salieron volando, desde una estantería, al lado del cuadro de un director que dormía placidamente. Dumbledore se las puso rapidamente y miró a través de ellas a Harry. Como si no hubiese pasado nada, siguió hablando:

- Ronald Weasley jamás podría conjurar un Avada.

- Em... No, yo... ya-ya lo sé, señor. Pero también sé que si no le hubiese dado una patada, ahora yo estaría muerto.

Hermione, que había estado de observadora todo ese tiempo, tosió un poco para dar a entender que también estaba allí y que quería dar su opinión, pero en ese momento apareció por la puerta la profesora McGonagall, vestida con una camisa de dormir roja, en zapatillas, y con el pelo suelto y emmarañado. Probablemente ningún alumno la había visto nunca así.

- He venido lo más rápido que he podido. –explicó la directora de Gryffindor. En ese momento se dio cuenta de la presencia de los dos alumnos, en especial de Harry.- ¿Qué ha pasado?

- Ron Weasley ha intentado hacerle un Avada a Potter y ha huido.- dijo, llanamente el director, a lo que McGonagall respondió abriendo mucho los ojos.

- ¡Eso es ridículo! Cómo podría hacer un alumno de Hogwarts, de sexto curso, y Gryffindor, ese hechizo! Ni que esto fuera Dumstrang!

- ¡Profesora!- exclamó el director, levantándose de golpe de la sorpresa – Dejémonos de suposiciones, y busquemos una explicación coherente, por favor.

- Es imposible que fuera el señor Weasley el que le atacó, señor Potter.- sentenció la profesora.- Por fuerza tiene que haber entrado alguien de fuera, Albus.

- Ayer... hubo salida a Hogsmeade.- dijo Hermione, rompiendo su silencio.

- Había profesores guardando las carrozas, y dentro del castillo no estábamos de fiesta, señorita Granger.- dijo la profesora de Transorfmaciones, molesta por el comentario.

- ¿Habéis notado algo raro en Ron, últimamente?

Ambos se miraron, Harry se encogió de hombros y Hermione empezó a pensar.

- Hoy estaba un poco raro... parecía nervioso y distante...

- ¡Sí, claro! Yo también estaría nervioso si tubiese planeado matar a mi mejor amigo!- exclamó Harry.

Se quedaron un rato en silencio, durante el que la profesora McGonagall andaba dando círculos por la habitación, y Dumbledore miraba el vacío.

- ¿Poción multijugos?- propuso Hermione en un susurro apenas audible. Los dos profesores volvieron al mundo real, mirandoa la muchacha.

- Imposible. No creerá que después del caso de Alastor Moody no tomamos medidas¿verdad?- preguntó McGonagall, molesta de nuevo. Estaba claro que que la sacaran de la cama con explicaciones extrañas sobre alumnos que iban soltando Avadas Kedavras por el colegio, no era lo que más le gustaba.

Volvieron a quedarse en silencio, pensativos, hasta que Harry preguntó:

- Si ése no era Ron... ¿quién era? Y dónde está Ron?

Nadie supo responder, pero el director suspiró profundamente.

- Está bien...-dijo, poniéndose en pie y dirigiéndose a Fawkes- Ve a buscar al profesor Snape, a la profesora Sprout y a Filch, por favor. Hay que encontrar a Ronald Weasley, tanto si es culpable como inocente, y si es inocente, hay que encontrar a quien ha atacado a Potter. Vosotros dos iros a la cama, y no intentéis hacer nada por vuestra cuenta.- añadió, mirando fijamente al niño que sobrevivió. Los dos alumnos se levantaron, con cara de no haber quedado satisfechos al no poder sacar ninguna conclusión, y se fueron hacia la puerta.

- Si veis a algún otro alumno que se comporta de forma extraña... venid a hablar conmigo.- exigió la profesora de transformaciones.- Inmediatamente.

Salieron y bajaron la escalera, en silencio, Hermione pensando en los momentos en que había visto a Ron los últimos dos días. En la fiesta había estado bastante normal, cansado pero normal... pero esa mañana había estado muy frío... y el día anterior, cuando le vio con Terry Boot también... Aunque, pensándolo bien, ése sí que estaba extraño.

Hermione se paró, a medio metro de la gárgola, y empezó a correr hacia atrás, seguida por Harry, que le preguntaba qué le pasaba. Volvieron a subir y, cuando iban a llamar a la puerta, oyeron una exclamación de la profesora McGonagall.

- ¿Metamorfomagos en Hogwarts!

Ambos se miraron, pero antes de que pudieran pronunciar una palabra un pelo grasiento y despeinado se instaló entre ambos. Entre la maraña de cabellos, apareció Severus Snape con cara de satisfacción.

- ¿Escuchando detrás de la puerta del director, Potter? No deja de ser sorprendente su estupidez, señor metomeentodo y señora sabelotodo. Tengo la obligación de restar puntos a su casa...

Pero antes de que el profesor hubiese terminado la frase, dictando su sentencia, Hermione llamó furiosamente a la puerta del director y entró en el despacho, ante la rabiosa mirada de Snape. Hermione se acercó a la directora de su casa.

- Profesora, sé de otro alumno que actúa de forma extraña últimamente. Se trata de Terry Boot,de Ravenclaw, le vi ayer con Ron en Hogsmeade, lo que me extrañó un poco porque que yo sepa no se han hablado nunca... y estoy segura de que Terry me dijo que se iría a pasar las vacaciones a su casa, pero este mediodía aún estaba por aquí...

oOo

Llegaron a su sala común, con el mismo silencio que les había acompañado durante todo el camino. Se sentaron uno frente al otro, delante del fuego casi apagado, y se miraron. Prácticamente hablaron con la mirada, pero aún así, él murmuró:

- ¿Metamorfomagos en Hogwarts?

OOOOOOOOOOOOOOOOOOO

N.A: Siento todos los errores en los signos de exclamación y admiración... he tenido un pequeño conflicto (aún sin solucionar) con ff... ¡argh!

¿Qué tal? ;) Si alguien aún se acuerda de mí, se ha leído el capítulo, quiere alegrarme el día o patearme el trasero... ya sabéis, justo aquí debajo...