The Son's of the Father's Sins

Baseball.

Se detuvo frente a la puerta de la escuela, sentía como si cargara el mundo en los hombros. Demasiados días pasando, demasiadas horas desperdiciadas vagando sin ánimo por la vida en busca de fines inútiles y sin importancia. ¿Que lo motivaba a enfrentarse al infierno día con día? Con un gruñido reprimido entro a la escuela, los hombros levantados para no verse tan cansado como se sentía. Estaba tan cansado... solo dejar que todo termine... murmuraba y se quejaba su mente mientras se desmoronaba lentamente. Parte de el siempre estaba sollozando, llorando, quejándose... ¿Tal vez esa parte era su –yo verdadero-? Deseo saberlo.

"¡Ohayou!" Seto sintió que se odiaba un poco menos cuando una voz irrumpió en sus pensamientos. Se detuvo, mientras un chico pálido se acercaba. Parecía... algo repentino, nunca había tenido una conversación real con Ryou Bakura, y estaba esperando a que lo alcanzara. Tan solo otra pequeña cosa que dejaba pasar en la vida, se sorprendió.

"Ohayou" contestó.

"Me esperaste ¡Gracias!" Dijo Ryou con una leve sonrisa. Seto parpadeo, juntando su mirada con la de su compañero más bajo. Le gustaba la sonrisa de Ryou, una pequeña y suave muestra de felicidad, no muy repentina, pero tampoco muy plana, como su propia sonrisa. Ninguno dijo nada, pero el silenció no era incomodo, más bien... placentero ya que ninguno tenia nada que decir. Se detuvieron frente a la puerta del salón, ambos llegaron temprano, por costumbre (Seto) y por error (Ryou).

"Arigatou..." Ryou creyó oír cuando Seto paso junto a el para sentarse, sacando una delgada novela americana de pasta dura. El albino solo sonrió, sacando el volumen 17 de Tenshi Kinyouku. Gracias... nadie quería caminar conmigo...

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"... entonces presionan este botón en la calculadora ¡Y les da seis, que es lo mismo que 654321..." Seto tenía una extraña sensación en la garganta viendo parlotear al profesor. Podría haberlo hecho mentalmente, y la respuesta final era que habían 720 posibilidades diferentes, pero el profesor seguía pasando por el proceso de hacerlo en la calculadora. La clase fue interrumpida por una pelota de baseball que voló a través de la ventana con un ruido ensordecedor. Rodó, y se detuvo a los pies de Seto, la clase entera lo miro, algunos chicos se asomaron por la ventana.

"¡Clase, clase!" grito el profesor, Seto se agacho y recogió la bola, sintiendo las costuras con su mano. Recordaba que una o dos veces solía aventar la pelota con su padre, sin pensarlo la metió en su bolsillo y volvió a su cuaderno.

"¡Atrapa Seto!" El niño rió viendo la pelota acercarse lentamente, Retrocedió tres pasos y levanto su mano, fallando por centímetros

"Buen intento, ¿Me la puedes lanzar?" Ya no recordaba la cara de su padre, era como un programa de protección borroso, solo las cejas delgadas que había heredado de el se veían bajo la masa de cabello café.

"Hai------" El pequeño la lanzo, quedo corta

"¡Buen tiro! Rió su padre...

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"Ah... ¿Puedes creerlo? ¡Yuugi me embarro otra vez!" Jou suspiro, meciéndose en su silla. Anzu felicitaba a Yuugi un poco sonrojada y con una pequeña sonrisa.

"Apestas, eso es todo" Exclamo Honda como si fuera una fiesta.

"¡Oye!" protesto Jou meciéndose más en su silla, se resbalo y cayó justo en la rodilla de Seto. El más alto miro al rubio, una especie de sonrisa malvada apareció en su rostro.

"Bien, bien, ¿Perdiste de nuevo, inu?"

"¡Cállate Kaiba! ¡Tu tampoco pudiste ganarle a Yuugi!" Contesto el rubio, la sonrisa se congelo un momento, solo un momento.

"Al menos no soy un bastardo debilucho" Al rubio se le cayo la quijada y lo miro con furia.

"¿Co- como lo sabes?" demandó.

"Me lo dijo un pajarito" Respondió Kaiba.

"¡¡ZEKKENNAYO!" Grito Jou. Kaiba se rió un poco y se fue. Solo Ryou lo vio meter la mano en su bolsillo.

"Es un maldito desgraciado" dijo Jou.

"Si, se cree todo grande y poderoso con esos ojos que dicen 'no te acerques a mi'" agrego Anzu.

Ryou solo miro la espalda de Seto, Creo que tiene unos ojos muy tristes.