- Eh... hola. – susurró Carlos al extraño que parecía un joven de 16 años
Esta persona levantó la mano haciendo señas indicando a Carlos que se acercara a su lado.
- ¿Puedes verlo? – preguntó de repente el chico.
- ¿Qué cosa? – dijo Carlos enfocando la mirada al oscuro mar.
- Lo vi ayer cuando vine a recoger coral. Nadie me creyó, así que vine de nuevo para ver si vuelve a aparecer.
Estaba oscuro. Carlos estaba tratando de adaptar su ojos a la oscuridad, cuando de pronto a unos metros vio una silueta saltar de la superficie para regresar unos segundos después a las profundidades.
- ¿Qué es eso? – se preguntaba Carlos quien se esforzaba para ver con mayor claridad.
Lyle se impacientó y caminó unos pasos muy cerca donde estaban los dos jóvenes viendo el mar como lelos.
- Estas aquí..... – murmuró Lyle. Haciendo que el muchacho volteara quien gritó y se sobresaltó de repente.
- ¿Qué demonios es eso? – gritó nerviosamente.
- Tranquilo, tranquilo, son amigos míos. – dijo Carlos tomando al chico por el hombro.
De pronto, escucharon que el agua chapoteaba detrás de ellos. Dieron la vuelta y vieron que la silueta había emergido nuevamente y que se aproximaba a la orilla.
Finalmente con la penumbra de la fogata cercana vieron como se arrastraba a la playa una extraña criatura. Su cuerpo era como la de una foca pero su cabeza era mas grande. Tenia una orejas que parecían tiras delgadas de papel que ondeaban con el viento marino. Tenía unos ojos verdes grandes y profundos y sobre su cabeza, por el centro, tenia una pequeña cabellera de color rojizo. Se arrastraba utilizando sus patas delanteras con enormes uñas y tras de si su cuerpo era mas pequeño con sus patas traseras mas pequeñas y redondeadas. Alrededor de sus ojos tenia marcas de color púrpura y en la patas habían marcas del mismo color en forma de polígonos. Se detuvo allí, a unos metros y miró a las tres personas presentes.
Luego, se arrastró donde estaba la fogata y trató de voltear un recipiente que estaba al lado.
- Oye?! – gritó el muchacho. – Eso fue lo que pesque hoy!! – regañó el muchacho acercándose a la criatura quien atemorizada, se encogió en el suelo y empezó a tiritar. Tenia una mirada triste y confundida.
- Ya, ya.... tranquilo.... – dijo el muchacho acercándose despacio.
La criatura miró a Lyle y a Luis e hizo un gesto alegre como si hubiera encontrado a alguien perdido. El muchacho se sentó a su lado y le acaricio el lomo. La criatura complacida se acurruco al lado de el.
- Eres simpático. Te llamaré Hank.
- Y tu nombre. ¿cuál es? – preguntó Carlos.
- Yo soy Héctor, mucho gusto. – respondió el muchacho.
Se sentaron alrededor de la fogata y Carlos explicó todo lo que había pasado. Después de eso, Héctor miró incrédulo a todo el grupo.
- ¿A Estados Unidos? Já..... Con la tormenta que se aproxima no me atrevería ni a darme un chapuzón cerca de la orilla.
Había parado de lloviznar, pero el viento estaba aun mas fuerte y mas nubarrones se acumulaban en el cielo.
La oscuridad de la noche fue cortada por luces centelleantes en la lejanía. El silencio fue reemplazado por el sonido de sirenas estruendosas. De pronto sobrevoló un helicóptero el cual encendió una luz buscadora en dirección a la playa.
- Esta es la policía! Quédense donde están! Repito quédense donde están – decía la voz por alto parlante desde el helicóptero.
Carlos podía ver que a lo lejos, camionetas negras descendían a la playa cortando la arena a gran velocidad.
Carlos exclamó una grosería y Aurora se tapó los oídos... – nos cogieron!!!
Aurora temió que se llevaran a Lyle y se abalanzó sobre el abrazándolo con fuerza.
- No quiero que te lleven!!!!, no quiero que te lleven!!!!! – gritaba con lagrimas en los ojos.
Lyle sintió dentro de si una gran amargura. Ella había sido cariñosa con el y alguien venia a separarlos. Sintió rabia e impotencia y lo peor es que sentía que estos sentimientos se acumulaban dentro de el y que iban a explotar. Cerró los ojos para eludir la realidad. Deseó que pudiera volar y escapar de todo aquello llevándose a Aurora con el.
De pronto, abrió los ojos y se dio cuenta que su cuerpo había crecido. Sus alas ahora eran enormes y su estatura se elevaba a mas de cinco metros. Al ver hacia abajo pudo ver a Aurora con la boca entreabierta mirándolo anonadada. A su cabeza le habían crecido un par de cuernos curvos.
- Suban sobre mi!!! – se le ocurrió exclamar en ese momento.
Hombres sosteniendo linternas se aproximaban al sitio de la fogata. El grupo al ver esto, hicieron caso a Lyle sin vacilar.
Estando todos encima Lyle aleteó un par de veces, lo cual apago la fogata en un instante y formó una tormenta de arena alrededor de aquel sitio casi sepultando a los hombres que se aproximaban. Aleteó otro par de veces y se elevó al cielo.
Luego, arqueó sus alas y aleteó con mas fuerza y con esto, voló disparado hacia la oscuridad del mar con todos sus amigos sobre el.
En tierra varios hombres se levantaron cubiertos de arena totalmente. Uno de ellos hablaba enojado por radioteléfono
- Rojo 1 a base! Rojo 1 a base! En que dirección salió el objetivo?
- Aquí Base. Perdimos contacto por radar.
- Qué?! Pero si estaban allí hace unos segundos!!
- Debe estar volando a muy baja altura.
- Demonios! – protestó el corpulento hombre vestido de negro quien caminó a donde estaba la camioneta. Dejó el radioteléfono a un lado mientras se quitaba los zapatos para sacarles la arena.
- Rojo 1, aquí Delta 7. – se escuchaba en el radioteléfono por otra frecuencia.
- Aquí rojo 1. – respondió el hombre terminando de sacudirse la arena de la ropa.
- Tenemos los primeros análisis de las muestras tomadas del campo contiguo al aeropuerto.
- Que encontraron?
- Encontramos un arma en forma de boomerang. A simple vista parece una espada angulada pero con el microscopio vimos fibras que nos hace pensar que se trata de una pluma.
- ¿Una pluma? – respondió sorprendido el hombre secándose el sudor con un pañuelo.
- Jamás había visto algo semejante. Según los análisis esta hecha de fibras de poliamida mezclado con tejido orgánico y otros compuestos desconocidos. La organización de las fibras le dieron filo a la pluma.
- Manden eso al laboratorio. ¿Algún otro reporte?
- No señor. Sospechamos que si voló, se dirige al norte.
- Bien, avisen a todos los aeropuertos de los países vecinos. Es probable que se dirijan a Estados Unidos, así que avisa a la guardia costera.
- Ya lo intentamos, pero nos responden que les es imposible vigilar el espacio aéreo en este momento.
- ¿Por que?
- Dicen que recibieron reportes de las costas de Miami de un monstruo marino atacando las embarcaciones. Tienen las manos ocupadas.
- Y no van a poder desocuparlas. Según estos análisis, estas criaturas probablemente no son afectadas por ningún arma humana.
- ¿Que hacemos entonces?
- Tendremos que pedir autorización para continuar la búsqueda.
- Ya trabajamos en eso. Un helicóptero espera para llevarlo a Fort Lauderdale.
- Voy en camino. – dijo apagando el radio.
Lyle surcaba los cielos muy cerca al oscuro mar. Por fortuna lograron eludir la tormenta. Aurora le abrazaba su enorme cuello con gran cariño puesto que esto había pasado porque el no quería que nada los separara.
Los demás iban aferrados al cuerpo de la gigantesca águila temiendo que pudieran caer en cualquier instante.
Después de unos minutos, Lyle estabilizó el vuelo haciendo que sobre su lomo todos pudieran estar tranquilos.
- Eso estuvo cerca! – gritó Carlos a Héctor quien estaba al lado opuesto cerca del ala derecha.
- Si. Por poco y nos agarran!
Con esta calma, todos pudieron agruparse en la parte del centro de la espalda del enorme animal.
- ¿Y ahora que? – preguntó Aurora.
- Debemos continuar....... supongo. – dijo Carlos.
- Qué pasará con el guardacostas cuando nos aproximemos a Miami. – preguntó Héctor.
- No lo se........ – respondió Carlos con voz de preocupación.
- Es tarde. Creo que debemos dormir...... – dijo Héctor
- No creo que podamos. – dijo Carlos mirando alrededor.
Después de unos minutos, Carlos, Héctor y Aurora estaban acurrucados uno contra el otro dormitando. Luis y Hank estaban cerca de la parte trasera de Lyle charlando.
- ¿Cuál será nuestro destino? – pregunto Hank a Luis mirando hacia el cielo
- No lo se. Quizás sea el mismo que el de Lyle. – respondió Luis mirando hacia donde estaban los humanos. – protegerlos a ellos.
De repente, ambos sintieron una sensación extraña. Caminaron hasta la parte de adelante, el cuello de Lyle.
- Oye Lyle! Sentiste algo?
- Lo percibo....... pero está mucho mas adelante.
- Yo también lo siento...... – murmuro Hank.
Pasó el tiempo y sobre el inmenso mar amaneció. Hank y Luis podían ver en el vacío como el azul del mar se hacía evidente.
- ¿Qué lugar es este? – preguntó Luis. – Es muy hermoso y azul.
- Mira! – dijo Hank señalando con una pata. – Esas criaturas pueden meterse allí y moverse como yo pude hacerlo.
- A propósito..... – interrumpió Luis. - ¿Recuerdas de donde viniste?
- No. Solo se que en una torre cerca a la orilla tenían unas maquinas y no pude resistir la tentación de tocarlas. No podía hablar y estaba confundido cuando de repente la estática del radio me dejó aturdido y me lance al agua dándome cuenta que podía decir palabras.
Carlos, Héctor y Aurora se despertaron en ese momento. Todos estaban impresionados de la vista privilegiada. Se veía detrás de ellos los nubarrones que se alejaban y adelante se veía el tenue amanecer mezclado entre escasas nubes dando un color naranja al cielo.
