Lyle se bajó de los brazos de Aurora y trató de usar sus plumas como espadas nuevamente pero esta vez ésta criatura fue mas veloz y con un golpe seco con sus garras lanzo a Lyle contra el tronco de un árbol cercano. La criatura parecía interesada en Héctor y el animal que el había rescatado del mar.
Luis y Hank pasaron al ataque interponiéndose en el camino pero el monstruo los golpeo con la misma fuerza con la que había golpeado a Lyle. El monstruo se aproximaba a Héctor velozmente pero fue interceptado por la espalda por Luis quien se aferraba con fuerza. Pero finalmente, esta criatura hombre lobo logró agarrar a Luis para luego estrellarlo contra el suelo. Iba a asestar el golpe final cuando sintió un crujido en la espalda.
Carlos lo había golpeado con una rama suelta de un árbol la cual se partió por la mitad en el momento del golpe. El monstruo volteó y manoteó a Carlos lanzándolo al piso.
El hombre lobo decidió que el último golpe seria para Carlos, pero en el momento de intentar atacarlo vio un resplandor blanco cruzar frente a sus ojos.
Carlos se quedó mirando impresionado al monstruo sujetándose la cara con sus garras.
Mis ojos, mis ojos – aullaba el animal.
Con su visión borrosa vio delante de el la fantasmagórica figura responsable del golpe.
Tenía un cuerpo blanco como la nieve. Sobre su redondeada cabeza tenia unas orejas puntiagudas que terminaban en tres puntas de color púrpura. Dio la vuelta y mostró que tenia unos ojos ovalados azules, y unos brillantes y sedosos bigotes que salían de los costados del rostro. Su cola, que tenía marcas de color púrpura ondeaba con el viento. Sus patas delanteras estaban cubiertas con unos guantes de cuero de color amarillento los cuales en las puntas de los dedos tenían unas uñas metálicas que brillaban con la tenue luz de la luna.
"Perfectamente podría sacarme los ojos a mi con esas cosas." Pensó Carlos viendo que la criatura traviesa adoptaba una postura muy diferente a la de los demás monstruos que había conocido.
Tu lo quisiste! Tu lo tuviste! – exclamó la criatura con voz claramente femenina.
¿Que? No dejaré que un Digimon hembra como tu me insulte así. – grito el otro monstruo abalanzándose sobre la gatuna criatura.
Con otro movimiento la criatura hembra desplegó las uñas de sus guantes como navajas automáticas y las enterró en el vientre del hombre lobo quien después de unos instantes de desplomarse al suelo se desintegró.
Pocos segundos después, se escuchó la voz de alguien buscando algo en el bosque.
Alba... – pronunciaba la voz de una mujer a lo lejos.
La criatura se puso alerta y emitió un fuerte maullido. Acto seguido se lamió las patas delanteras para luego acicalarse la cabeza.
Carlos se estaba poniendo de pie cuando vio salir de los árboles a la persona que llamaba a lo lejos y quien sostenía una linterna.
La luz de la linterna lo deslumbro pero al instante quedo boquiabierto al ver de quien se trataba.
¿Clara! – exclamó Carlos desconcertado.
¿Carlos! – dijo ella tapando su boca con la mano. – No puedo creerlo!...
Ya somos dos... ¿Qué haces aquí? – dijo Carlos estrechando la mano de Clara.
Lo mismo que tu supongo...o por dios! – exclamó al ver a los otros tres monstruos..
Así que, ella también se apareció en tu casa.
Si. – respondió Clara recobrando la compostura. ¿No es la mas hermosa gatita que hayas visto?
Peligrosa tal vez... – respondió Carlos.
¡Por Dios! – exclamó Clara. ¿Qué te pasó en tu ojo?
Fuimos atacados por otro monstruo. ¿Se ve muy mal?
Bueno, tendremos que conseguir hielo para eso. Así que vamos. Tengo el auto estacionado en la orilla de la carretera. Vamos.
Caminaron por el bosque por unos minutos en dirección a la carretera cuando de pronto se escucho un quejido en el cielo. Una sombra pasó de repente cerca de Héctor y le robo la criatura que tenía en brazos.
Oye! Devuélvelo! – gritaba Héctor a la criatura que se alejaba.
Corrió tras el pero solo podía ver cómo se desparecía en la oscura noche volando por el cielo. Todo sucedió tan rápido que los demás casi no se dieron cuenta de lo sucedido.
Espera! – gritó Carlos sujetándolo de la camisa. – Es inútil! Ya esta muy lejos.
Maldición! – exclamo Héctor golpeando el suelo con su puños.
Tenemos que salir primero de aquí y planear lo que vamos a hacer. – dijo Carlos poniendo la mano en el hombro de Héctor. – Mira. Estoy seguro que esa criatura tiene que llegar al mismo sitio que nosotros así que lo alcanzaremos tarde o temprano.
Entonces, que esperamos. – respondió Héctor con la mirada triste y determinada. – Vamos al auto.
Finalmente llegaron al borde de la carretera. Clara desactivo la alarma del automóvil Ford Taurus de color azul oscuro y cortésmente abrió las puertas a los extraños visitantes que tenía ante sus ojos.
Pocos minutos después se encontraban todos dentro del vehículo. Adelante, Clara conducía sin poder evitar echar vistazo por el espejo retrovisor para contemplar aquellas tres singulares criaturas. Alba estaba sentada en el puesto junto a la ventana derecha, y muy quieta miraba hacia fuera como si estuviera pensando algo. Aurora estaba en la mitad con Lyle en brazos quien se veía muy débil. Héctor trataba de acomodarse porque al lado Hank quería tomarse todo el pequeño espacio que quedaba junto con Luis. No pasó mucho tiempo cuando los dos empezaron a discutir.
Finalmente en el asiento del copiloto estaba Carlos quien se veía enojado por el moretón que tenia en el ojo derecho junto con una cortada en la piel bajo éste.
Pronto encontraremos una farmacia de camino para buscarte algo de hielo y medicina para ese ojo.
Esta bien... – respondió Carlos con voz monótona.
Clara detuvo el auto cerca de la estación de gasolina. Pidió a todos que esperaran y poco después volvió con una bolsa de hielo, una botella de agua mineral y un frasco pequeño de plástico.
¿Tienes pañuelo? – preguntó Clara a Carlos alcanzándole las cosas por la ventana.
Si. No hay problema. – dijo Carlos sacando un cubito de hielo, envolviéndolo en el pañuelo y colocándoselo en el ojo inflamado. Luego se tomó una de las tabletas.
Clara se volvió a subir al auto y continuo conduciendo sin saber realmente cual era el plan a seguir.
No te pregunté como nos encontraste...
Bueno. cuando se cortó la comunicación por el chat, iba a contarte que regresaba a mi residencia estudiantil cuando note que de mi ventana alguien estaba colgando. Así, al abrir la ventana la vi a ella. Nunca había visto un gato tan raro en mi vida pero a pesar de eso la tome en mis brazos y ella se sintió instantáneamente a gusto conmigo. A la mañana siguiente casi me desmayo cuando me habló y me preguntó donde estaba. Pensé que era una locura pero la saqué a la calle conmigo para que pudiera ver el campus estudiantil donde estoy haciendo mi pasantía. Le enseñé muchas cosas durante el día. Visitamos la casa de una amiga quien casi se desmaya al ver como ella era capaz de caminar sobre sus dos pies, pero con el tiempo nos acostumbramos a su presencia. Charlamos y le enseñamos cosas de chicas.
Hmmmmmm... Con razón esa manera de actuar en el campo.
¿Qué quieres decir?
Bueno, cuando la vi en el bosque se notaba que se paraba diferente a los demás y se comportaba... bueno... como una chica.
¿Y eso es malo?
No supongo. Creó que le enseñaste bien. – respondió Carlos quien notó que a Clara se le escapaba una sonrisa cuando ella lo miraba de reojo.
Que! – dijo Carlos . ¿Me veo gracioso?
Me recuerdas a Pedro Picapiedra... ya sabes... poniéndose el filete de carne en el ojo.
Ja...ja...ja...ja. – respondió Carlos un poco ofendido.
En el asiento trasero el ambiente estaba algo pesado. Hank y Luis peleaban por la ventana. Empezaron a vociferar hasta un punto intolerable. En ese momento Carlos se volteo y miró hacia el asiento trasero muy enojado.
Dejen eso ustedes dos! –gritó muy enojado. – Estamos en peligro y ustedes están molestando!
Con esto, inmediatamente se apaciguaron los ánimos.
Oye, no los regañes así. – dijo Clara tratando de no quitar los ojos de la carretera.
�¿Tu también! Casi me matan y tu lo tomas a la ligera.
Yo no estoy tomando esto a la ligera! – respondió Clara enojada.
Esta bien. Creo que me exalte un poco. Igual, me estabas explicando lo que había sucedido.
Bien... ¿Dónde me quede? Ah si... esa noche todo fue muy normal. A la mañana siguiente desperté y me prepare para salir cuando de repente el teléfono móvil comenzó a timbrar. Era un sujeto que decía que el ejercito venia en camino al campus, que se llevarían a Alba a menos que yo tomara el auto y manejara hacia el sur. El sujeto pregunto si tenía un laptop y pidió que lo encendiera y al hacerlo dijo que me enviaría un mapa que marcaba el punto exacto donde se encontraban los amigos de Alba, esperándola. Pero dijo que primero debería ir al sur y que Alba me avisaría cuando detenerme. Eso hice y cuando conducíamos por la ruta cerca al bosque ella se salió por la ventana de repente. Tuve que detenerme y salir del auto a buscarla y ahí fue cuando los encontré a ustedes.
¿Habló de un punto de encuentro?
Precisamente. Si quieres puedes ver mi laptop, esta en parte de atrás.
Muy colaboradoramente Hank y Luis alcanzaron la pequeña maleta a Carlos. Por lo menos, ya no hacían ningún ruido.
Carlos encendió el portátil y espero a que los programas aparecieran. Después de que todos los programas iniciaron apareció una ventana que ocupaba casi toda la pantalla. Era el mapa de Norteamérica que incluía Estados Unidos y Canadá. Un punto rojo parpadeaba en la parte de arriba del mapa.
