Clara siguió conduciendo sin distraerse hasta que vio la señal que buscaba.
"HAMLIN NEW YORK" NEXT EXIT
Clara tomó la salida para buscar el sitio donde se suponía había unas cabañas muy cerca a la orilla del lago Ontario. El agotamiento se notaba porque ya llevaba conduciendo 8 horas seguidas ese día.
Finalmente, llegaron a una zona campestre donde se veía que alquilaban cabañas. Calculó que por aquí la orilla del lago quedaría cerca.
Carlos casi no había hablado en el camino, excepto para hacer comentarios acerca del clima o de la carretera. Aurora no había parado de mimar a Lyle quien lucia de mejor color pero parecía que no podía ponerse de pie por si mismo. Héctor también cargó a Hank todo el camino y se quedo dormido. Finalmente, Luis y Alba intercambiaron algunas palabras en el viaje. Cuando dejaban de hablar a veces se quedaban mirando entre si, lo cual los hacia sonrojar, pero después miraban hacia el frente como si nada hubiera pasado. Además Luis parecía molesto con Carlos por haberle gritado antes.
Clara descendió del auto y fue hasta la oficina del dueño del lugar. Adentro, el dueño era un viejo gruñón y desconfiado. No dejaba de mirar por encima del hombro de Clara en dirección al automóvil.
Somos 4 adultos. – dijo Clara.
De acuerdo. – dijo el viejo alcanzando el libro de registro.
Clara firmó y regreso al auto y luego lo condujo colina abajo a una hondonada donde estaba una cabaña rustica de madera estilo suizo. Por su puesto, no era muy grande.
Todos descendieron del auto para entrar. Clara y Héctor tomaron las bolsas con las provisiones que habían comprado en el camino. Aurora bajó y se refugio junto con Lyle dentro de la casa, Alba entro ágilmente a la casa para no ser vista mientras Hank se arrastro con confianza hacia la puerta. Finalmente, Carlos descendió del auto y detrás se paró Luis.
Carlos...- dijo con voz lastimera. – Lo siento...
¿Cómo? – respondió Carlos volteándose viendo la mirada patética de la criatura.
Se aproximo a el y se arrodillo frente a el colocando sus manos sobre sus hombros.
¿De que te disculpas? – preguntó Carlos confundido.
Estas enojado conmigo porque arruiné tu vida... Lo siento. – dijo la criatura lastimeramente.
Oye... te equivocas...si me enoje, era porque estaba golpeado. Creo que eres lo mas genial que he conocido en mi vida y ¿sabes que, te extrañare mucho cuando todo esto termine.
¿De veras? – respondió Luis con un brillo en sus ojos.
Si. Así que vamos a continuar en esto juntos... ¿Qué dices?
De acuerdo compañero. – respondió Luis dándole la mano a Carlos siguiéndolo a la casa con una enorme sonrisa en el rostro.
Clara había desplegado un mapa en la sala y las bolsas con provisiones estaban sobre el mesón de la cocina.
¿Que les parece si comemos? – propuso Clara.
Todos estuvieron de acuerdo. Se prepararon una gran cena pero cuando se dispusieron a comer Luis, Alba y Hank se acercaron tímidamente.
Es que... nosotros también queremos probar...
Al fin se deciden... y ¿por que? – preguntó Carlos.
Bueno, es que no habíamos experimentado lo de dormir y cuando lo hicimos sucedieron cosas que jamás habían sucedido. Así que pensamos que puede ocurrir lo mismo si comemos. – explicó Luis con el asentimiento de los otros dos.
Bueno. Entonces mesa para tres. – respondió Clara alcanzando un nuevo plato a cada nuevo comensal.
Espera! Y Lyle...?. – interrumpió Alba.
Aurora se acerco con Lyle envuelto en la sabana.
El también quiere algo. – dijo ella alegremente.
De acuerdo. Empieza con algo suave. – respondió Clara alcanzando un plato de caldo a Aurora.
Así, Aurora empezó a darle de comer con cuchara lentamente a Lyle quien parecía que cobraba un poco mas de fuerza.
Los demás al saborear la comida, les pareció agradable y se la devoraron toda. Pidieron incluso repetir así que al final una mínima parte de las provisiones quedaba.
Vaya... me agradaban mas cuando no comían... – dijo Héctor burlonamente.
Todos rieron con el comentario y terminaron de comer para dedicarse a otra cosa.
Carlos y Clara, se sentaron en la sala a analizar el mapa y discutir como cruzar la frontera.
Héctor fue al baño y llenó la tina con agua tibia y le indicó a Hank que se metiera.
Oye! Esto es divertido. – decía Hank revoloteando entre la pequeña tina. – ¡Nunca pensé que vería agua otra vez!
Solo no me vayas a mojar. – dijo Héctor sentándose cerca de la tina.
Aurora había encontrado una pequeña tina de plástico, la cual lleno con agua tibia. Sumergió a Lyle hasta el cuello y empezó a masajear sus plumas mientras canturreaba una canción de cuna.
Eso es hermoso... – susurró Lyle entreabriendo sus ojos.
Shhhhhhh...no hables... – susurraba Aurora mientras continuaba mimando a Lyle. – Me la solía cantar mi mamá cuando estaba enferma y tenia que bañarme cuando tenia fiebre.
Gracias Aurora. – susurró Lyle.
Gracias a ti... – respondió Aurora tocándole el pico con la punta de los dedos.
Ya era oscuro y a la salida de la cabaña estaban Luis y Alba sentados a la escalera de la entrada uno junto el otro.
¿Sabes? Creo que me gustan mucho las sensaciones humanas. – dijo Luis mirando hacia el oscuro horizonte.
¿Te refieres a comer?
Bueno, eso, y la sensación de confianza y amistad.
¿Crees que nos alcance el tiempo para experimentar mas cosas? – dijo Alba quien al notar que Luis estaba prestando toda su atención se sonrojo como un tomate.
¿Qué te pasa? – preguntó Luis preocupado.
Bueno... es que...
En ese momento Carlos y Clara salieron e interrumpieron con un carraspeo.
Creo que es hora de que entren. – dijo Carlos.
Esta bien. - respondió Luis poniéndose de pie entrando a la casa con Alba siguiéndolo de cerca.
Así, al final de la noche se organizaron para dormir. Aurora junto con Lyle en una cama. Clara en la otra cama, Héctor en el sofá de la sala y Carlos en el suelo dentro de un sleeping bag.
Las criaturas se acomodaron sobre la cama donde estaba Clara y Aurora.
A pesar de que ya habían pasado por cosas difíciles estaban convencidos que el camino se tornaría mas escabroso de ahora en adelante.
