Tokio (Miércoles por la tarde)

Yuki regresó a casa de su clase de piano. Subió las escaleras con paso lento con la maleta a cuestas. Abrió la puerta corrediza de acceso a su cuarto y de pronto se quedo de pie e hizo un gesto de desagrado.

Por última vez Renamon... no sé donde están tus amigos...

Veo que te has vuelto hábil en detectar mi presencia. – respondió una voz femenina en el fondo del cuarto.

¿Será porque no te has movido de allí en los últimos días? – respondió Yuki con tono sarcástico.

La criatura apareció de repente frente a ella. Estaba mimetizada en el espacio entre la cama y el librero y simplemente como un camaleón emergió de las sombras.

¿No tienes otra cosa que hacer? – preguntó Yuki molesta.

Eres la única humana que me ha visto y por ende mi única esperanza de llegar hasta mis amigos.

Mira... No es que no quiera ayudar, pero, ya te dije que no los he visto... así que si quieres encontrarlos vas a tener que salir a buscarlos.

Yuki decía esto a la criatura mas alta que ella cuando se escucho el timbre en el primer piso. En el acto se escucho a alguien abrir la puerta.

Tras unos segundos se sintieron pasos aproximándose a la puerta del cuarto de Yuki.

Escóndete!... Escóndete!... – ordenó Yuki.

Esta bien, esta bien, no me presiones. – respondió Renamón cambiando el color de las partes de su cuerpo mimetizándose con los muebles de la habitación.

Alguien tocó la puerta.

¿Yuki? – dijo una mujer asomándose al cuarto.

¿Si mama?

Hay dos personas en la puerta principal que quieren hablar contigo.

Ya voy. – respondió Yuki saliendo del cuarto.

Transcurrieron varios minutos. Mas tarde, se escucharon nuevamente pasos aproximándose a la habitación.

¿Renamon? – vociferó Yuki al entrar al cuarto.

Renamon volvió a aparecer frente a Yuki.

Remanon, hay dos sujetos que dicen que saben como encontrar a tus amigos.

Al fin... espero que no sea tarde... – respondió Renamon impresionada pero aliviada con la noticia. Se puso de pie y se dispuso a salir de la habitación.

Espera... – dijo Yuki cuando Renamon le dio la espalda.

¿Si, Yuki? – respondió Renamon mirando hacia atrás.

Ellos quieren que vaya contigo.

Algún lugar de Indochina (Jueves por la mañana)

Habían caminado errantes por todo el bosque durante días. Afortunadamente Iori había podido comer gracias a su nuevo amigo quien derribaba ramas de árboles con frutas.

¿Cuándo saldremos del bosque? Armadillomon. – preguntó Iori dando un bocado a su última manzana.

No puedo encontrar el rastro de mis amigos. – respondió la criatura preocupada.

Yo estoy preocupado por mis padres... – suspiro Iori.

Lo siento mucho... – respondió Armadillomon cabizbajo.

No te preocupes... me ha gustado acompañarte a buscar a tus amigos... Pero, dime¿por qué los buscas con tanto afán?

Bueno... es que... – respondió Armadillomon cuando de pronto se escucharon sirenas tras un grupo de árboles.

Un helicóptero empezó a sobrevolar el sitio en círculos sin cesar lo cual irritaba a Armadillomon.

Tras los árboles se escuchaban múltiples voces humanas saludando en múltiples idiomas. Iori estaba realmente confundido con esto.

En ese momento Iori escucho claramente la voz de una persona en su idioma natal amplificada con un megáfono.

Esta es la policía. Entrega al niño a salvo y no te haremos daño. – decía la voz en hindú.

De pronto un objeto en forma de cilindro pasó por entre los árboles y al caer al piso empezó a soltar una cortina de humo que despedía un olor muy desagradable que hacia llorar a Iori. Armadillomon no entendía lo que estaba pasando y arrugo la frente al ver el gesto de Iori con el gas.

Ahora si que estoy enojado! – refunfuñó recogiendo su cuerpo.

Al otro lado de la arboleda, en la carretera, había muchas patrullas de policía y una de ellas tenia un amplificador gigantesco en el techo. Por allí salían los saludos en todos los idiomas. Los policías equipados con casco y con armas lanzadoras de gases lacrimógeno esperaban ordenes. Uno de los policías en su ansiedad, disparó uno de los proyectiles entre los árboles accidentalmente.

Oye! Oye! – grito el comandante enojado por el megáfono. – Dije que nadie abriera fuego hasta que diera la orden!

Jefe, un helicóptero de la fuerza aérea japonesa esta solicitando permiso para aterrizar. – dijo un policía acercándose al comandante con el radioteléfono.

Pregunte que es lo que quieren... – dijo el comandante cuando de pronto algo salió disparado al aire desde el otro lado de la arboleda asustando a todos los policías quienes después se quedaron mirando hacia arriba incrédulos.

Uno de los policías observaba con binoculares al objeto que había salido disparado desde los árboles muy alto en el cielo y de pronto bajó del jeep gritando.

�¡Apártense todos! – gritó cuando el objeto aterrizó sobre el jeep partiéndolo por la mitad haciendo un terrible estruendo.

Tras la humareda los policías lograron ver una gigantesca lámina de metal que había hecho esto.

Jefe. Dicen que hay alguien abordo capaz de controlar a la criatura...- completó el hombre del radioteléfono.

¿Qué!... Entonces. ¿Qué esta esperando? Hágalos aterrizar aquí! – ordeno el jefe sin poder evitar que le temblara la voz.

Del otro lado Armadillomon bufaba como un toro listo para embestir.

Espera... tranquilo. – dijo Iori tocándole el lomo de donde se había desprendido la lamina la cual se regenero en instantes.

Otro helicóptero se aproximaba y a medida que se escuchaba con mas fuerza Armadillomon se calmaba mas. Unos minutos después alzó la cabeza como si estuviera prestando atención a alguien.

¿Que te ocurre? – preguntó Iori preocupado.

Ellos saben donde están mis amigos...

¿Que¿Quienes?

Sígueme... por favor...– pidió Armadillomon con tierna voz.