El helicóptero iba a descender en un claro cerca de donde se suponía estaban Cloakmon y sus secuaces.

Adentró la atmósfera era de tensión.

Tengo miedo...- murmuró una niña muy blanca de ojos azules con una boina azul y ropa muy abrigada de color rojo.

No tengas miedo Laika. Yo te protegeré. – respondió la criatura que había liberado a Veemon de las vendas.

Gracias Palmon... –respondió Laika en ruso, viendo en su mano el aparato que le había entregado Daisy minutos atrás. Daisy hablaba muchos idiomas y por eso se hizo entender de casi todos los alli presentes.

Mas atrás había un joven con cabello castaño y liso. Tenia una gorra azul y blanca.

Esta es la lucha que temía que sucedería. – murmuro una criatura de piel amarilla que tenia el cuerpo cubierto con un piel felpuda desde la espalda hasta la cabeza cubriendo incluso sus ojos de color rojo. En la frente tenia un cuerno largo que protruía hacia delante y tenia símbolos dibujados en el vientre.

No te preocupés Che. Estoy seguro que si luchás con todo, las cosas se dan. – respondió el joven. – Desde que salimos de Buenos Aires te prometí mi ayuda y pienso cumplirlo.

Gracias Pablo, con tu ayuda seguro que saldremos de esto.

Tranquilo Gabumon, Además, tenemos esto. – dijo Pablo mostrando el Digivice en la palma de su mano. – no podemos perder.

En ese momento, se sintió cuando el helicóptero tocó tierra. Daisy estaba nerviosa, pero no pudo evitar ver que Henry tecleaba en su respectivo portátil.

¿Que haces? – pregunto Daisy.

Listo! – dijo Henry con tono de satisfacción. – Terminé el programa alterno.

¿Programa alterno?

Si.- dijo Henry haciendo una pausa y luego continuo. – Verás. Antes de que llegaran ustedes a rescatarnos noté que ese tal Cloakmon tuvo la habilidad de tomar el control de estos Digimon. Ellos le obedecieron como si estuvieran hipnotizados. – murmuró Henry preocupado. – Me preocupa que el pueda anular el algoritmo de cambio y dejarnos a su merced. Por eso diseñé esta variación de ese algoritmo... y ahora... voy a enviarlo por infrarrojo a cada digivice... – dijo Henry presionando el botón de envío en la pantalla de su laptop.

Henry se puso de pie para que todos le prestaran atención.

Escuchen! – he mandado un programa adicional a sus digivice. Si el programa que se activa con el botón del lado izquierdo falla, utilicen el del lado derecho.

En ese momento el computador lanzó una alerta.


DEVICE FAILURE

Port B manual control disabled.

Only voice activated command available……….

Proceed? Y/N


Que pasa? – pregunto Daisy.

Diablos, el control tiene un corto circuito y el dispositivo decidió vincularlo al control de voz.

¿Control de voz? – preguntó Daisy haciendo una mueca muy extraña

¿Que¿no te diste cuenta? – dijo Henry tomando el digivice de uno de los presentes mostrándole a Daisy una hendidura con pequeños agujeros. – Esto es un micrófono. Tuve la genial idea de integrar un sistema de comandos por voz. Lo diseñe para que cuando un niño estuviera interactuando con el programa el pudiera dar comandos de voz. Pensé que sería muy útil para enseñar a leer. – divagó Henry con nostalgia.

Y entonces... – preguntó Daisy.

No te preocupes, si el programa A no funciona entonces activare el comando y la opción B se activara.

¿Por que no la activas ya?

Porque al activarlo tomará cualquier palabra que digamos y la grabara en su memoria. Cada vez que alguien diga esa palabra el algoritmo se activará.

De acuerdo... – dijo Daisy guardando el portátil de ella con cuidado.

Bien. Bajemos y revisemos el terreno.

Aparte, estaba Yuki sosteniendo el Digivice con fuerza a medida que se abrían las compuertas del helicóptero. Entró un viento huracanado helado.

Es hora... – murmuro Renamon.

Si... – respondió Yuki nerviosamente.

Renamon recordó cuando estaba en su mundo, vagando sola por ahí cuando de pronto sintió el llamado de auxilio de Tentomon. Corrió hasta el sitio donde estaban todos los demás quienes estaban preocupados.

Patamon se había ido tras Tentomon y ninguno había regresado.

¿Qué fue lo que paso? – preguntó aquella vez Renamon.

Patamon se fue y no ha regresado, pero me temo que nuestras sospechas son ciertas. – respondió Gabumon. – Se los llevaron al límite.

Al limite! – exclamó Renamon. – Eso es una locura!

Lo sé. Pero estoy pensando en ir yo mismo a rescatarlos.

Yo te acompaño. – dijo Armadillomon.

Biyomon se fue con ellos... tengo que ayudarla... – dijo Palmon uniéndose al grupo.

Todos dirigieron su mirada patética sobre Renamon.

Nos acompañas? Siiiiiiiiii...? – pregunto Palmon.

¿Yo! Pero si yo soy del grupo de los digimon bestias. Cloakmon puede destruirme si hago eso.

Pero es que tu eres muy fuerte... acompáñanos. – dijeron todos en voz lastimera.

Esta bien. – dijo Renamon bajando los brazos en resignación. - Espero no arrepentirme de esto...

El viento huracanado la hizo regresar al momento presente.

Cerca, estaba TJ y Agumon.

No te atrevas a darme ordenes! entendido? – aseveró Agumon.

Tranquilo. Somos equipo.

Bien, no necesitas entrometerte. Voy a darles una lección por haberme engañado. – gruñó Agumon.

Yamaki tomó los binoculares y se unió al grupo. Todos caminaron por un bosque de árboles secos y marchitos por el invierno. No estaba nevando muy fuerte.