Mrs. Ironía
"Desde entonces no se había visto una noche tan oscura como esta, el cielo era una manta negra con pequeños destellos blancos, apenas brillantes, poco visibles. La luz de la gran luna llena que había, atravesaba los cristales del castillo, formando temibles figuras en la pared. El viento soplaba armonioso con las formas sombrías que caminaban ocultas en el Bosque Prohibido moviendo las hojas de los innumerables árboles… Hogwarts era, sin duda, el mas horrible escenario que se podía encontrar… caminar por sus fríos pasillos era temible, si, porque…"
"Me puedes decir… ¿Cuándo se supone que tengo que asustarme, gritar, saltar… hacer algo? ¡Por favor!... permíteme decir que con este cuento no asustas ni a un crío…"
"Ya te he dicho Malfoy… puedes – por – favor – quedarte – quieto – Y CALLARTE DE UNA BUENA VEZ!!!"
Hermione ya había perdido la paciencia, Malfoy siempre interrumpía o la molestaba cada vez que ella trataba de contar alguna historia, no era la primera vez que los castigaban y como estas detenciones ya se estaban haciendo costumbre, trataba de entretener un poco, de poner el ambiente un poco mas agradable.
"Si estas TAN aburrido, podrías seguir limpiando SOLO los trofeos… o mejor… podrías ir a la Torre de Astronomía… y tirarte para ver si puedes volar sin escoba…"
"¡Ja! Vaya, vaya, Granger, que graciosas estas…" Respondió Malfoy con una hermosa y amplia sonrisa.
"Bueno, ¿Qué te puedo decir?, estoy aprendiendo del mejor maestro…"
Con la sonrisa que él le brindaba, la muchacha pensaba que todo, en realidad, no era tan malo, el rostro sonriente del Slytherin de ojos grises, era una buena recompensa, se veía muy bien de esa manera. Tan solo con una sonrisa, su expresión cambiaba completamente.
"¿Y?... ¿Granger?..." Sacó el rubio chico de sus pensamientos a una sonriente muchacha.
"¿Y qué?"
"¿Quién decías tú que era tu maestro?" Volvió a preguntar el muchacho, con ojos bien abiertos.
No dejaría que lo volviese a esquivar con la mirada, ni que lo ignorara y se ocultase detrás de las historias que ella inventaba.
Esperaba ansioso la respuesta, que seguramente revelaría que se trataba de él… 'Licenciado en ironías y sarcasmos'. Si era como esperaba, aprovecharía la oportunidad, sería una señal y se olvidaría de todo lo que él era, de toda la vergüenza que lograba sentir en ese momento… diría sin titubear 'Hermione yo te…'
¿De quién crees que se trata… he?" Esta vez fue el turno de ella de interrumpir los pensamientos de un sonrojado Draco. "… ¡Claro que me refería al profesor Snape!"
El muchacho solo se limitó a volver a sonreír y hacer un gesto señalando que debían volver a su castigo…
Desde el primer año en Hogwarts se habían declarado la guerra. Siempre la había ofendido y la trataba muy mal… solo por ser amiga de Harry Potter, sólo por ser Sangre Sucia…
Los castigos le habían enseñado otra faceta de la muchacha, conocía ahora su otra cara: distraída, risueña, graciosa… y todo por los simples castigos.
A lo largo de este año en Hogwarts habían cultivado un hermoso sentimiento que guardaban en sus corazones. Tan distintos, y lo sabían, cada uno sabía lo que les pasaba, se conocían y no decían nada.
El silencio era la mejor forma de comunicarse, así tenían un vinculo… un compromiso secreto.
"Este será nuestro secreto"
Esa mañana despertó muy contenta, después de todo, el castigo de la noche anterior con su enemigo Draco Malfoy no había sido horrible, ni siquiera aburrido.
"Pero… él a cambiado… ya no está como siempre…" Hermione sonrió, realmente se sentía con el corazón lleno de alegría "¡Parezco loca!... hablando sola… "
Una vez que termino de arreglarse, bajó las escaleras para ir directo al Gran Comedor a desayunar.
Durmió muy bien, tanto que ni se dio cuenta de la alarma del despertador muggle. Esto hizo que se levantara tarde.
De cualquier modo no importaba, era sábado y los alumnos de la escuela irían a Hogsmade. Ella no iría, lo decidió mientras salía de la sala común de Gryffindor.
Fuera del Gran Comedor la esperaban sus grandes amigos: Harry Potter y Ron Weasley. Estaban impacientes, realmente la castaña se había demorado demasiado… no solo en llegar al desayuno, sino que, la noche pasada la habían esperado hasta muy tarde, pero, ella llego después que se quedaron dormidos.
"¡Por fin llegaste Herms!" le reprochó un molesto pelirrojo. "¡Qué perezosa te haz puesto!"
"No hablare de pereza contigo Ronald…" Contesto una sonriente chica. "…Además hoy estoy de muy buen ánimo… y no logrará molestarme, señor Weasley"
"Ya basta los dos…" Esta vez habló el muchacho de redondas gafas. "Se ve a simple vista que estás contenta Hermione…"
"Tienes que apresurarte que ya nos vamos" Volvió a hablar Ron.
"Vayan sin mi… hoy no quiero salir del castillo…" Dijo mientras abría la puerta del Gran Comedor.
"Pero Hermione…"
"Adiós… ¡disfruten su día!" Dijo entonando una melodía y cerrando la puerta tras ella.
Llego a la mesa, donde había pocas personas, y se sentó mientras veía toda la comida sobre la mesa… que era demasiada. Tostadas, gran variedad de cereales, leche fresca, delicioso jugo, una gran cantidad de frutas (donde se podía apreciar unas muy extrañas), pastel de chocolate… en definitiva, comida para todos los gustos, nadie en todo Hogwarts podría quejarse.
De un momento a otro se sintió observada… levantó la vista y se encontró con unos hermosos ojos grises. Sintió como de poco comenzó a sonrojarse, sin apartar sus ojos de los del rubio muchacho.
Draco sonrió al ver de esta manera a la chica y formuló con sus labios, en silencio, un 'Buenos días Granger' que la castaña entendió de inmediato… fue entonces cuando dedujo la razón de su estado de extrema alegría…
"…Por ti es porque estoy así…" Se dijo así misma, en voz alta.
Sonrió ampliamente, sonrojándose aun más… 'Buenos días Malfoy…' Le respondió en silencio, y comenzó a desayunar.
Continúa…
Notas de Zellaz XIX:
¡Hola a todos! Esta es mi primera historia, hace un tiempo la publiqué, pero después la saqué porque no se me ocurría que mas escribir, bueno, ahora la arreglé un poco y alargué los capítulos (que antes eran muy cortos).
Todos los personajes pertenecen a J. K. Rowling.
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