Hola a todos! Si, vuelvo a actualizar rápidamente! Me dan muchos ánimos sus reviews y gracias por desearme muchsima suerte! Me da mucha alegría ver q les esta gustando y q más gente lo esta leyendo! En fin, los dejo con otro capítulo más de esta excelente historia y conteso los reviews!
Wolfgang-Snape.- Y por segunda vezhas sido la primera! Puedo apostar q terminara siendo una de tus favoritas, jaja. No conzco a Patricia. Cuando ella escribió sus fics no dejó nada para poder tener contacto con ella pero moveré cielo, mar y tierra para mandarle las felicitaciones de todos y por supuesto la mía también! Espero tu review,besos y q disfrutes este capítulo! Besos!
amsp14.- Y verás q en menos de lo que pestañeas se acabará la historia por lo rápido q actualizo! Si, estoy de acuerdo contigo pues cuando uno lee este fic dice: Este es el Snape q todos imaginamos, q Rowling nos describe. Es el Snape q casi no existe en algunos fics. Besos!
Galilea.- Si el misterio de los huevos sigue, es muy interesante, verás de q se tratan los huevos. Es muy interesante esa parte de la historia. Igual a mí me gustaría escribir como lo hace Patricia. Actualizaré muy pronto. Besos!
SABI.- No pararé hasta publicar el final. Si este SI es un Snape! Jaja, me acordaré las 24 horas del día q estas esperando, jaja. En fin, besos y espero q te guste este capítulo.
Me despido de ustedes sin antes hacer publicidad a los mejores fics escritos por mí: El Fin de un Sueño y El Diario de la Princesa.Las Vueltas en el Tiempo apenas acaba de iniciar, así q recomiendo q lo lean. Disfruten este capítulo y no olviden dejar un review!
Ciao
Lady Kenobi
El Diario de Faith
Capítulo 3
¡Me urge que Fred y George Weasley me presten algo para Snape! Por lo menos unas galletas de canario. ¡Ya no lo soporto! Es imposible tener con él una conversación adulta, me hace perder los estribos.
Por ser domingo, me levanté mas tarde de lo usual, y después de desayunar en un gran comedor casi vacío, fui con Hagrid para entregarle el gallo que compré ayer.
Como siguen desapareciendo huevos, al salir de la cabaña, me dirigí al bosque, sabiendo perfectamente lo que buscaba. Caminé entre los árboles y me interné cada vez más. Era apenas medio día, así que no tenía que preocuparme por la oscuridad. Después de caminar una media hora, encontré algunos restos de lo que parecían cascarones, pero no era eso lo que buscaba. Revisé a conciencia la tierra esperando encontrar las huellas. Tras observar un poco, las encontré al fin, clarísimas en el suelo, donde la vegetación es más cerrada: rastros de una serpiente; además, aquí eran más abundantes los restos de cascarones de huevo. Estiré mi cuerpo para descansar mis músculos después de tanto tiempo inclinada, y apareció de pronto entre los árboles.
Grité, y veloz como un rayo, me tapó la boca.
- Shhhhh¿Quiere que todos los alumnos se pongan tan histéricos como usted?
Me molestó eso de "histéricos" ¿Cómo no voy a gritar si usted tiene la maldita costumbre de aparecerse de pronto, sin hacer ningún ruido?
No me respondió, como siempre. Estaba cansada de esa manía suya, estaba cansada de sentirme nerviosa cada vez se aproxima, estaba cansada de tener que acercarme a él para escucharlo, estaba cansada de pensar y pensar.
¿Qué esta buscando profesor?
- Lo mismo que usted, profesora Faith.
- Y si se puede saber ¿qué piensa que estoy buscando yo? (Nunca me había llamado por mi nombre.)
- Mire, profesora, vale más que tenga cuidado, no vaya a ser que realmente sus sospechas y temores se materialicen.
- Pues de ser así¡seguramente será por causa suya!
No se porque le contesté eso, después de todo lo hablado ayer en Hogsmeade. Yo no debería tener razones para dudar de él, pero su actitud tan autosuficiente me provocó las ganas de retarlo, de hacerlo enojar como él a mi. Se me quedó viendo con furia y me apretó los brazos con sus manos. Yo solo lo miré, de nuevo me vi obligada a alzar mas mi vista, hubiera querido decirle unas cuantas cosas, pero el apretón de sus dedos en mi piel se hizo mas fuerte y me lastimó. Mis ojos me traicionaron y dejé escapar una lágrima.
- Muchacha tonta- me dijo, y por la fuerza me sacó del bosque. No dijo una sola palabra hasta que estuvimos en el corredor que lleva a mi despacho. – Deje de jugar, no haga mas tonterías – me dijo cuando me soltó al fin. Conteniendo mis lágrimas, pero no así mi rabia, le espeté un – por eso no le otorgaron la Orden de Merlín, por prejuzgar a las personas sin mas argumentos que sus antipatías personales-. Como si se pudiera, sus ojos se tornaron mas furiosos aún, era como tratar de enfrentar a un draconis ladoni, el temible dragón oriental de 100 cabezas que tiene ojos que lo ven todo y cuyas glándulas inflamatorias escupen fuego cada vez que respira. Le sostuve la mirada tratando de calmar mi corazón, me daba la impresión que Snape podía oír mis latidos, mi pecho se agitaba al respirar. Hizo un leve movimiento, me asusté y saqué mi varitaél solamente se rió y se fue, dejándome ahí, furiosa e incapaz de lanzarle siquiera el hechizo más simple.
Ha sido una semana de mucho trabajo. Afortunadamente, no me he encontrado con el profesor Snape, casi estoy convencida de que ya me dejará en paz. No he regresado al bosque prohibido, prefiero esperar un poco más, no sea que me lo vuelva a encontrar, y ahora si, no me contendré y le mandaré por lo menos un locomotor mortis, para que aprenda a no meterse conmigo.
Por cierto ¿cómo sabe lo que yo ando buscando? Insisto, me da la impresión de que puede escuchar mis pensamientos (¿sabrá que he desperdiciado mucho tiempo pensando en él?). Tal vez él tiene las mismas sospechas que yo, o tal vez es él quien ha robado los huevos (¡esto no es posible Faith! Recuerda que Dumbledore confía en él), o tal vez él no tiene la más mínima idea de lo que yo estoy buscando...
No me ha quedado otra opción y después de pensarlo mucho y darle miles de vueltas en mi cabeza, me armé de valor y esta tarde le he pedido al profesor Snape que me recomiende libros donde traten profundamente el tema de las pociones multijugos, ya que fue un encargo del profesor Dumbledore y no he cumplido con ello. Evidentemente, todos los libros recomendados, así como la gran mayoría de los libros que necesitaré para todo el resto del curso, están en la sección prohibida de la biblioteca. Hasta ahora, no había necesitado revisar nada de esa sección y él, de algún modo, lo sabía. Sin perder su estilo duro y cínico, se ha ofrecido a acompañarme. ¡Como si no me conociera la bibliotecaria!
- Con los títulos me basta
- He dicho que la acompaño , me respondió y dando la vuelta, se dirigió hacia la biblioteca. Yo me quedé parada ahí (al fin que retarlo ya me había dado resultado la última vez, por eso ahora era tan "amable" conmigo). Después de unos pasos, volteó, los segundos parecían alargarse eternamente, no dijo nada y como si yo estuviera bajo el dominio de un imperius, caminé hacia él.
Una vez en la biblioteca, solicitó a la señora Pince el libro "Moste potente potions" y con toda la amabilidad que no tiene para nadie más, le pidió que me lo entregara a mi.
Recibí el libro y me senté a revisarlo. El paseaba por la biblioteca, sacaba algún tomo de los estantes, lo volvía a meter, pero ante todo, me dio la impresión de que me estaba vigilando.
No encontré lo que necesitaba ( de existir, habrían descubierto a Crouch ¿verdad?), pero al pasar la página, me topé con el "Filtro de muertos en vida", poción que lleva asfódelo y ajenjo, no pude evitar sonreír pensando que quizás alguien dio esta poción al profesor Snape, ya que nunca mostraba sentimientos que hicieran pensar en un ser humano vivo.
- Ni se le ocurra, se detectar cualquier poción con solo verla y aspirar su olor , me dijo por la espalda. A pesar del enésimo susto que me daba, le reclamé no haberme dicho que nunca encontraría la manera de descubrir a un impostor que ha bebido multijugos. (y lo mismo para el caso de los animagos ¡soy una verdadera tonta!)
- Mi especialidad es prepararlas, profesora. Usted es la experta en Artes oscuras ¿no?
Me quede sin respuesta. Cómo me hubiera gustado tener algo que decirle, pero no podía. Abrí la boca estúpidamente, la cerré de inmediato y salí.
Ha terminado el verano. Los árboles del bosque prohibido se tiñen de un color rojizo que me recuerda tanto a Ron Weasley y a sus hermanos. Todos son como pixies, pelirrojos y traviesos. Parecen un montón de cascabeles haciendo ruido y provocando risas. Me había olvidado de pedir a los gemelos algún artículo de broma para Snape, pero parece mejor idea no hacer nada contra él.
Los alumnos han progresado (no todos por desgracia). Desde primero hasta séptimo curso, están practicando cómo resistirse a los imperius. Con mucho, Harry es el mas aventajado, pero hasta el pobre Neville, ha dado muestras de carácter. Claro, aunque pienso que nadie quisiera hacer daño a Neville Longbottom, con los magos tenebrosos nunca se sabe, hasta un Longbottom puede matar si se encuentra bajo el influjo de un imperius.
Siguen desapareciendo huevos. Eso me indica que mis temores no se han cumplido, si siguen desapareciendo, es porque no han logrado empollar ninguno y el gallo aún no tiene trabajo.
Hoy por la mañana, como todos los días, estuve leyendo el "profeta" mientras desayunaba. Snape se acercó a mi (esta vez de frente) y me soltó a bocajarro – Profesora ¿qué pretende encontrar en el periódico que lo lee con tanto interés cada mañana?. Hubiera querido responderle "que le importa", pero ya que él parecía que de algún modo había hecho las paces conmigo, me contenté con decirle que cualquier noticia que nos indicara de las actividades de-quien-usted-sabe, era importante, pero hasta ahora no había aparecido nada que me hiciera sospechar. Me dijo que si el señor tenebroso daba algún paso, seguramente nosotros nos enteraríamos antes que el "profeta", ya que su mayor interés se encuentra precisamente en Hogwarts. Estuve a punto de preguntarle si se refería a si mismo o a Harry, pero sonó la campana llamando a clase y él, con una levísima inclinación de cabeza, se despidió de mi y se retiró.
No he podido dejar de pensar en la frialdad que muestra ante la posibilidad de ser él, el blanco de una venganza. Parece no tener ningún temor y yo no se si preocuparme por lo que le pueda pasar, o angustiarme ante el hecho de que sigue visitando el bosque, lo que lo hace sospechoso para mi.
¿Por qué he de preocuparme por él? No es que él me importe, pero si algo llega a pasarle, es señal inequívoca de que el que-no-debe-ser-nombrado se atreve de nuevo a usar sus poderes oscuros en Hogwarts, como lo hizo el año pasado. Y lo que menos quiero es que este Colegio sea tocado. Aquí vive la esperanza de todo el mundo mágico, aquí está Harry Potter, Albus Dumbledore... y está también Severus Snape, que se atrevió a retar al que fue su amo, a traicionarlo al confesar que había vivido en el lado oscuro, mucho antes de que otros mortífagos lo señalaran durante sus juicios, después del asesinato de los Potter.
Eso me hace recordar a Sirius y Dana ¿Cómo estarán?
Como si fuera una invocación, hoy a la hora del desayuno Harry recibió carta de Sirius. Normalmente, los únicos en enterarse de esa correspondencia son Hermione, Ron y el profesor Dumbledore, pero ya que Harry y sus amigos saben que soy amiga de Dana y de Laura, tuvo la gentileza de avisarme que en su carta, Sirius le comenta que se encuentra bien, que incluso ha subido de peso gracias a los cuidados de Dana y ha recuperado algo de color. Remus y Laura tampoco han tenido problemas.
He estado tan contenta todo el día, que me la he pasado cantando por los pasillos. Peeves me molesta y se pone a aullar como un lobo cuando me escucha, pero no me importa.
Amanecí cantando de nuevo. Cuando me dirigía al gran comedor para la cena, tropecé con el profesor Snape. Me dijo que en lugar de cantar, debería fijarme por donde camino, ya que además, canto terriblemente mal, tan desafinado que parezco una mandrágora adulta y podría matarlo con mi voz. Pero he estado de tan buen humor, que no respondí nada, es más, le ofrecí disculpas y le ayudé a levantar la balanza y los ingredientes que traía en varias bolsas y que habían rodado por el suelo cuando choqué con él. Creo que se sorprendió, pues tartamudeó un gracias apenas inteligible. Sonreí y me fui, cantando por supuesto.
A pesar de que cada vez hace mas frío, hoy por la tarde salí a dar una vuelta por los jardines. Algunos alumnos y profesores iban y venían, aprovechando que no llovía. Tuve la oportunidad de preguntar a la profesora Sprout si tiene ruta graveolens o "hierba de gracia". Me respondió que si, no sin preguntarme para que la quería. No le expliqué nada, le dije que considero importante tener una buena cantidad para que la enfermería siempre cuente con ungüento en caso de heridas. Se me quedo viendo como si yo estuviera loca, pero no me importó. Se acerca el invierno y si están tratando de empollar un huevo de gallina en el bosque, seguro la serpiente que los está robando tratará de lograrlo antes de las primeras nevadas.
Continué mi paseo, el aire empezó a soplar mas fuerte empujando las nubes. Me detuve a observar el cielo y sentí la presencia de alguien a mi lado. – ¿Nunca te has preguntado si a las nubes les gusta viajar, Ron- dije - a veces desearía volar tan alto que las pudiera tocar, y mirar desde arriba todo lo que ellas ven. Conocen los pueblos, las ciudades. Han mirado costumbres diferentes, diferentes vestidos, diferentes paisajes. Las nubes deben ser sabias después de ver como los hombres nos amamos o nos odiamos sin ninguna razón. Cuando el viento deja de arrastrarlas, ellas se quedan quietas reflexionando en todo lo que han visto, y podrían enseñarnos mucho si tan solo supiéramos leer lo que nos dicen...
¿Ahora quiere ser profesora de adivinación- me dijo Snape de pronto.
- Perdón, es que creí que hababa con Ron Weasley.
Snape no dijo nada, solo sonrió. Traía su varita en sus manos (nunca le había visto usarla) y jugueteó un poco con ella. Yo no sabía que hacer, saqué mi propia varita y seguí hablando.
- Lo que no me gusta del otoño es la muerte lenta de las flores. Empiezan perdiendo su color, su perfume se hace mas intenso hasta que al fin, marchitas, vuelven a la tierra que las vio nacer -. Mientras hablaba, toque una planta con mi varita y sin pensarlo, hice aparecer una margarita y continué - las margaritas son mis flores preferidas, simples, puras, sin complicaciones; nadie les hace mucho caso pues parecen poca cosa al lado de las rosas. Las margaritas no tienen diversidad de colores, ni perfume, crecen sencillas hasta que alguien enamorado les pregunta sobre los sentimientos de la persona amada...
¿Pero es que no deja de hablar nunca, dijo Snape, y tocando mi flor con su propia varita, la hizo marchitarse y caer - la muerte a veces engendra vida.
Le hubiera preguntando qué quería decir con eso, pero me tomó del brazo (sin dañarme esta vez) y me acercó al lago. El viento levantaba pequeñas olas en la superficie del agua. Guardé silencio esperando que él dijera algo más, pero se quedó tan callado como yo. No se cuanto tiempo habrá pasado, cuando gruesas gotas empezaron a caer. Todos corrimos al interior del Castillo. Por unos instantes me había parecido ver a un Severus Snape diferente, pero esa sensación se desvaneció cuando, en las escaleras de entrada al Colegio, dos alumnos de primer año empujaron a todos los que iban adelante. Snape dijo – cinco puntos menos para Ravenclaw por causar desorden , y se perdió entre los que entraban apresurados para guarecerse de la lluvia.
Esta semana se llevará a cabo el baile de Halloween.
Los alumnos están especialmente emocionados. Ron y Hermione irán juntos, Harry invitó a Ginny Weasley.
Aunque todos los profesores debemos asistir, afortunadamente no es necesario que lleguemos en pareja ¿Con quien iría? Solamente le aceptaría una invitación a Hagrid, es el único con el que no me sorprendería si me viera llegar a mi misma de su brazo. Es gentil, es amable, es bueno y es divertido (sobre todo cuando abusa un poco del hidromiel). Pero bueno, no tiene caso pensar en ello ya que perfectamente puedo llegar sola.
Me estoy haciendo una túnica en color verde esmeralda, estará lista para ese día.
Ayer fue el baile de Halloween. El salón estaba impresionante, el techo nos mostraba un cielo negrísimo, salpicado de miles de estrellas y en el que se veía solamente un gajito minúsculo de la luna creciente. Por todos lados flotaban velas encendidas y las calabazas reían al paso de la gente. Hubo muchísima comida y bebida. El ambiente no reflejaba las inquietudes que permanecen en las mentes de todos. El-que-no-debe-ser-nombrado no ha hecho nada y aunque Dumbledore se muestra alegre y tranquilo, yo se que está alerta, lo mismo que todos nosotros.
Mi túnica verde quedó hermosa. Me puse un sombrero haciendo juego sobre mi cabello suelto y no use ningún maquillaje. No había pensado en el asunto del color hasta que Draco Malfoy se acercó a mi y me preguntó si había elegido el verde por ser el de la casa de Slytherin.
¿Y por qué crees que me vestiría a propósito con los colores de tu casa?
Respondió la cosa mas increíble, me dijo que ya que hasta ahora no había habido señales del "supuesto retorno" del señor tenebroso, el Ministerio de magia, escuchando las sugerencias de su padre, estaba pensando en destituir a Albus Dumbledore de la dirección del Colegio. Y que él propondría al Profesor Snape para Director. Me dijo que ya lo había hecho una vez, pero que Snape había hecho caso omiso del comentario. Pero que ahora, como todo indicaba que el profesor Dumbledore si sería destituido del cargo, y el mejor candidato era Snape, pues a mi me convenía quedar bien con él para obtener la Subdirección de Hogwarts.
Primero me dieron ganas de reír, pero todo ese argumento demostró el poco respeto que siente por nuestro Director, y el poco interés que tiene en lo que pudiera pasar en el mundo si quien-tu-sabes recobra toda su fuerza. Me enojaron sus insinuaciones de que yo quisiera el cargo de Minerva McGonagall y sobre todo me enojó que pensara que a mi me pueda interesar quedar bien con Snape.
Me tardé demasiado en responderle, con una cínica sonrisa, se fue con sus amigos aprovechando que el profesor Flitwick se acercó a nosotros para recordarme que a la fiesta ya le quedaba poco tiempo, y yo no había bailado aún con nadie.
Nunca pensé que diría esto, pero para mi fortuna llegó el profesor Snape y me sacó a bailar antes que Flitwick. Tocaban una música lenta. Snape me dio la mano y nos dirigimos a la pista. Tomó mi cintura, con firmeza fue guiando mis pasos mientras me observaba. Lo vi unos instantes a los ojos, pero me sentí turbada y mejor miré para otro lado. Traté de concentrarme en la música, pero no podía, sentía su mirada fija en mi. Empecé a ponerme nerviosa, mi corazón quería salírseme del pecho, hasta que me dije a mi misma – tranquila Faith, no pasa nada, este hombre te sacó a bailar y punto. Respiré profundo y él sonrió. Me puse a hablar a tontas y locas de mil temas sin importancia.
- Profesor ¿Sabía que los muggles piensan que en la que ellos llaman la "noche de brujas", todas salen a volar en sus escobas, como una ceremonia¿Sabía que encienden grandes hogueras y arman mucho barullo para espantarlas¿No le parece que las velas se ven preciosas¿Le gustan las calabazas¿Qué opina de la música?...
El me había estado respondiendo con monosílabos. La pieza terminó y yo no lo noté por estar parloteando. Snape me tenía aun abrazada por la cintura, soltó mi mano y tomó mi cabello obligándome a mirarlo. No me lastimó, fue dominante pero no agresivo. No tengo idea de cuanto tiempo pasó, me perdí en la oscuridad de sus ojos, sentía su respiración muy cerca de mi, la mano en mi cintura me atrajo hacia él, la mano en mi pelo me forzó a levantar mas la cara. Sentí su pecho pegado al mío. –Va a descubrir mi agitado corazón, pensé. Vi sus ojos muy muy cerca, peligrosamente cerca. Entonces todo empezó a dar vueltas, desapareció la fiesta, la música, las velas, cerré los ojos para no ver mas esa negrura y me besó. Al principio sus labios fueron tímidos. Traté de hablar pero al abrir mi boca, solo provoqué que su beso fuera mas profundo. Temblé, sentí que me desmayaría y me recargué en su cuerpo. Me apretó contra él y compartí la calidez de su beso. Todo el frío que siempre me ha inspirado, se desvaneció ante su boca tibia. Empecé a corresponderle y pegué mas mi cuerpo al suyo (¿era posible estar mas cerca?). Su beso parecía ansioso, desesperado. Nos separamos, y sin soltar mi pelo ni mi cintura, me dijo viéndome a la cara¿no te has dado cuenta?
Me soltó y se fue. Volvieron las risas, la música, la fiesta. No se si alguien nos haya visto. Ya no lo vi en el resto de la noche. Cuando la fiesta acabó, los prefectos acompañaron a sus casas a todos los alumnos y los profesores también nos retiramos a dormir. Cuando llegué a mi habitación, había una margarita bajo la puerta.
