Después del gran regalo que les di el 14 de febrero y de terminar mis exámenes y trabajos podré con tranquilidad seguir publicando rápidamente este fic! Lo bueno es que todavía faltan varios capítulos para que se termine. Disfruten este capitulo y nos vemos hasta la próxima!

amps14.- El café aunque si estuviera realmente malo, se lo recibo pero hasta ahí, jaja. Muy buen detalle de Snape, jaja. Se pone más interesante en los próximos capítulos que son lo que yo clasifico como el climax de toda la historia, la mitad de la historia! En fin espero que te siga encantando. Saludos, besos y espero tu próximo review!

Galilea.-Yo creo que su esposo era Snape, jaja. No, más bien se ha de parecer mucho a él. Lo que me gustaría a mí saber es que cosas de la historia son de su autobiografía. Besos!

edysev.- Si, por un momento ser Faith sería fantástico! Le cambio el lugar, bueno no tanto por lo que sigue. Si la prespectiva de los siguientes capítulos a mi tampoco me agrada mucho pero que hacer, así pasa en la vida real y en este fic. Es una historia de amor y no todo en la vida es felicidad. Besos!

Lady Kenobi


El Diario de Faith

Capítulo 7

La tierra recuperó por fin su color de primavera. En la primera oportunidad, fuimos al bosque para buscar el nido de la serpiente. Caminamos un largo rato, hasta que por fin dimos con el lugar donde habíamos visto las huellas la vez anterior. A partir de ahí, rastreamos el suelo palmo a palmo, pero no encontramos nada. Decepcionados, emprendimos el camino de regreso.

- Tal vez estamos buscando algo que no existe – le comenté.

Estaba a punto de responderme algo, cuando escuchamos ruido entre los árboles. No había duda, eran pasos que se detuvieron de pronto, no lejos de donde estábamos nosotros. Sacó su varita y me indicó a señas que tomara la mía y guardara silencio. Observó a nuestro alrededor, caminó unos pocos metros en la dirección de donde había provenido el ruido, y de pronto exclamó, no sin enojo

¿Tú?

Era un centauro, que se acercó a nosotros con cierto recelo. Severus, señalándome, solamente le dijo – la profesora de Defensa contra las Artes Oscuras – a lo que el centauro respondió con un seco – buenas tardes.

Después de preguntarle, y tras un interminable silencio, nos dijo – los secretos solamente se muestran a aquellos que saben ver.

- Si no vas a prestar ninguna ayuda, mejor vete Ronan – dijo Severus en un tono que

no admitía réplica, y el centauro se fue.

El camino de regreso lo hicimos casi corriendo, o mas bien dicho, yo, que tenía que apresurarme para poder igualar su paso. Habló por fin hasta que estuvimos frente a mi habitación.

- No tolero el lenguaje oscuro de las criaturas del bosque. Nadie allá es capaz de decir algo claro, concreto.

- Pero ¿no crees que nos quiso dar alguna pista?

-Por supuesto que esa era su intención, pero jamás vas a poder obtener de él algo que no sean rebuscadas profecías. No sabe responder claramente cuando se le pregunta.

¡Ah! Entonces no lo soportas porque es igual que tú, que jamás me contestas las preguntas que te hago.

Me acorraló contra la pared y besando mi cuello, me retó – pregunta lo que quieras.

¿Me amas?

Obtuve mi respuesta después de que ambos entramos, mientras salía la luna, que parecía querer esconderse detrás de una nube para no vernos.


El profeta de hoy menciona por primera vez el caso de otra tumba profanada. Las mismas características: un cuerpo momificado, ningún robo y las ratas. La nota menciona también los dos casos anteriores que habían aparecido en los periódicos muggles, así como otro, en el que destruyeron todo con especial saña (en el que el cadáver sí se había desintegrado).

Hermione, Harry y Ron se habían acercado a mi y vieron el periódico. Hermione se despidió con rapidez diciendo que tenía que ir a la biblioteca.


Severus está molesto conmigo. Anoche, traté de hablar con él de todas mis dudas.

¿Existirá alguna relación entre el nido de basilisco y el hecho de que estén profanando tumbas¿Quién lo está haciendo¿Para qué¿Qué buscan?

El no tenía ganas de hablar (ni de pensar). Le pregunté que cómo es posible que esté tan tranquilo si sabemos que en cualquier momento el que-no-debe-ser-nombrado puede atacar a alguien, y que ese alguien puede ser él. Me dijo que no me preocupe inútilmente, que si algo sucediera, deberemos ocuparnos de ello en su momento, que entretanto, lo mejor que podemos hacer es conservar la mente fría, que pensando y pensando no resuelvo nada, ni lo evito.

¿Pero cómo es posible que no te cause angustia?

- Porque no.

Eso fue todo, como siempre. Hubiera querido que él compartiera mis miedos, que me ayudara a pensar. Pero parece que lo único que le importaba era irse pronto a la cama. Estaba tan molesta con él y con el hecho de que no le importaran mis preguntas, que le dije que me sentía mal y que lo mejor era que se fuera.

Noté la decepción en su mirada ¿y mi decepción no cuenta? Yo confío en él, respeto su manera de pensar, pero me encantaría que mostrara mas interés en lo que yo pienso, en lo que siento, en lo que busco.


Esta mañana no hubo café (-miel de ily�, un fortificante , dijo él una ocasión que le preguntaron qué contenía la copa que me entrega en las mañanas).

Sin embargo, cuando terminábamos la cena, me llevé la sorpresa de mi vida cuando el profesor Dumbledore me dijo que si todo seguía como hasta ahora, no habría ningún problema para que en el verano, Severus y yo hagamos el viaje que estamos planeando.

¿Cuál viaje¿De qué está hablando? Severus tenía la cara como una piedra, sus ojos eran impenetrables y me fue imposible entrever nada.

Salimos juntos del gran comedor, caminamos sin hablar hasta que llegamos a mi habitación. Abrí y sin decir nadaél entró conmigo.

¿Y...- le dije (ya estoy aprendiendo)

¡Es increíble el estilo de este hombre! Con el mismo tono que me hubiera dicho "Potter está castigado" o "hace frío", me dijo que ha venido planeando ir juntos a Albión para el verano. Quiere mostrarme la tierra en que nació, el mágico espino blanco de Glastonbury, los enormes acantilados, los hermosos castillos; y quiere también llevarme a Camelot (que los muggles nunca han podido ver) donde aún se puede escuchar la suave música de las arpas y donde se admira el maravilloso decorado del escudo de Gwain.

No supe si enojarme o alegrarme de que hiciera planes para los dos sin habérmelo comunicado antes. Si no lo conociera tan bien, me habría puesto furiosa de que me lo dijera así, sin ninguna emoción en su voz. Pero es mi Severus, y se que su entusiasmo jamás será una demostración de fuegos artificiales. Únicamente sus ojos negros, que yo he aprendido a leer, me dejaron adivinar la ilusión que guarda dentro de si.

Si está haciendo esos planes, es porque confía en que el futuro, por lo menos el inmediato, no se presenta tan negro. No pude menos que llenarlo de abrazos y de besos. Sacó su varita y con un firme movimiento cerró mi puerta, hizo otro movimiento y dijo – diffindo –, y rasgó mi túnica.


Esta mañana quise sorprenderlo y fui a su despacho, pero la sorprendida fui yo. Al entrar vi que hablaba con alguien en la chimenea. Era un hombre arrogante y de buena postura.

- Piénselo bien, profesor Snape tal vez esta sea la mejor propuesta que ha recibido nunca.

- Mhm...

- Lo que le propongo, significará para usted un considerable ascenso, no tendrá que seguir acatando órdenes de ese anciano loco y contará con una autonomía envidiable para todos sus proyectos.

Eso fue todo lo que oí. El hombre se desvaneció al verme entrar. Severus no se inmutó, como si mi presencia en esa conversación no le fuera de ninguna forma incómoda.

Me enteré que el hombre es el señor Lucius Malfoy, un conocido mortífago, con buenas relaciones en el Ministerio. Le propuso a Severus unirse con su equipo de gente y trabajar asesorando a Cornelius Fudge, quien se encuentra totalmente perdido, incapaz de tomar decisiones y de adoptar una actitud firme en los tiempos actuales.

¿Y qué vas a hacer? – le pregunté

- No lo se- fue su única e indiscutible respuesta.


Aprovechando un sábado luminoso, fuimos de nuevo al bosque. Todo el camino hablé y hablé y hablé sin parar de mil cosas: el viaje a Albión, los partidos de quidditch, el desayuno de la mañana, etc. No me he atrevido a tocar el tema de Lucius Malfoy.

Llegamos al mismo sitio de la vez pasada y reiniciamos la búsqueda por separado. Como acordamos, lancé un chorro de chispas cuando lo encontré. El acudió de inmediato y se lo mostré.

Escondido entre las raíces de un antiguo sauco (al que no se le había cortado una sola rama), estaba el nido. Era evidente que la serpiente había estado ahí, la acumulación de tierra, ramas y piedras era inconfundible. Además, estaba el huevo roto, indicándonos que el ser que fue empollado durante meses, ya había nacido.

Nos miramos sin emitir sonido alguno. No fue necesario. Sabíamos que el basilisco debería estar escondido en algún lugar del bosque. Buscarlo hubiera sido un enorme riesgo, y absolutamente innecesario.

Regresamos en silencio, atentos por si escuchábamos el arrastrarse de la serpiente. Nada pasó. Salimos del bosque, y el lago, con su serena superficie, nos invitó a pensar, a caminar, a meditar.

Dimos un paseo por la orilla, escuchando las voces y los gritos de los alumnos que estaban afuera. Por fin me animé y le pregunté ¿en qué piensas? Su respuesta, como era de suponerse, fue simplemente – en nada.

¿ya decidiste qué vas a hacer?

Esa pregunta me había estado taladrando el cerebro los últimos dos días. En ese momento, me era mucho mas importante conocer su decisión, que pensar en un basilisco vagando por Hogwarts (no cabe duda de que las mujeres enamoradas hacemos muchas tonterías).

- No acepté.

Ya estaba hecho, ya había decidido y se lo había comunicado al padre de Draco. Y no me había dicho nada. De nuevo, ni supe si besarlo por su decisión, o golpearlo.

¿Por qué?

- No me interesa

Así de simple y directo, como todo en su vida. No dije nada mas, caminamos de regreso, me mantuvo abrazada Disfruté de su fuerza, de su seguridad, de su silencio. Esta vez, mi pregunta era ¿Cómo no amarlo? El jamás será un Rey Lear, vencido por su vanidad y por escuchar las falsas promesas de labios que lo adulan. El cree en si mismo, en su trabajo, en su talento, en su propia capacidad de hacer que las cosas cambien. Y yo creo en él.


No puedo impedir que mis pensamientos estén constantemente con él. Nunca habla, no dice nada, no da explicaciones, sin embargo, y con toda la naturalidad del mundo, hace cosas y toma decisiones que no comparte conmigo, pero que tampoco trata de ocultar.

¡Que extraño eres profesor Severus Snape! Amarte es tratar de aprehender el aire, o el fuego, entre mis manos, es pretender ser un soplo de brisa que alborote tu pelo, es intentar alcanzar el infinito con la mano, dibujar en el cielo y saborear las nubes. Amarte es creer que se puede colorear el viento, escuchar al polvo y congelar el fuego. Ser amada por ti es convertirme en un rayo de luna, que nace todas las noches y se resigna a morir por las mañanas; es verme atrapada en el universo de tus brazos, atada de pies y manos a la fortaleza de tu caminar. Es vivir en el centro mismo del sol sin quemarme, y habitar en un desierto de hielo donde tu seguridad me transporta al fin del universo, y me trae de vuelta a la tierra, donde te encuentro, tan firme como un árbol en el cual cobijarme.

No se puede pretender cambiarte, eres indomable, eres dueño de ti y no permites que robe tu pensar con mis besos. Te descubro de a poco, te exploro y trato de hacerte mío, pero solamente me permites acercarme a tu piel, a tus sentidos que me entregas cada noche. No dejo de quererte, de pensarte, de soñarte. Tus deseos me incendian, tus ojos me atan y tu voz me envenena, pero no puedo saber, mas que a sorbos, lo que guardas con tanto celo, casi con temor.


El profeta de hoy trae una noticia sorprendente. Ludo Bagman se presentó ante el Ministerio de Magia, acompañado de un mago rumano. La nota no menciona el nombre de ese mago, pero si dice que Bagman se entrevistó con Cornelius Fudge y le recomendó a dicho mago para encargarse del control de Azkabán y de los dementores. ¡Fudge aceptó!

Todo indica que la propuesta del desconocido es que los aurores trabajen acompañados de un dementor, para que en caso de encontrar a algún mortífago, sea llevado directamente a Azkabán, o bien, besado sin mas ni mas.

Algunas personas piensan que esta medida contribuye a crear un ambiente de seguridad en el mundo mágico. Pero aquí, en Hogwarts, ha sido tomada con recelo. Dementores, a nadie le atrae la idea de toparse con uno en cualquier sitio. Además, cualquier inocente puede ser detenido. Se supone que los dementores obedecerán al auror que acompañen, pero dudo mucho (y no soy la única), que se les pueda tener bajo control.

Albus Dumbledore no quiso ni pensar en la posibilidad de hablar con el Ministro; ya sabemos que lo único que lograría sería ser tachado de loco. Prefirió poner sobre aviso a Sirius hasta que no sepamos si todo se convierte en un hecho.


Anoche comenté con Severus el asunto.

- No te preocupes – fue lo único que dijo. Sabe que confío en él, sabe que respeto sus decisiones (siempre son acertadas), pero me desespera su silencio, su falta de explicaciones.

Me abracé a él buscando consuelo. Me besó sin pasión y se quedó dormido.


Esta mañana Severus prefirió encerrarse en su mazmorra que ir a desayunar al gran comedor. Lo noto distante, mas serio que de costumbre. ¿Será que su situación de ex-mortífago le preocupa¿Lo ha vuelto a buscar Lucius Malfoy¿Qué teme¿Qué piensa? Sus sonrisas son mucho mas duras que antes. Sus ojos ya no tiene el brillo acostumbrado. Parece agobiado, triste. Algo le está robando el carácter, la fuerza. Se exalta, está de peor humor, los alumnos le rehuyen mas de lo usual, hasta Peeves parece evitarlo.


Mis lágrimas me traicionaron anoche. Traté de hablar con él, pero fue como intentar hacer hablar al sauce boxeador. Se agitó, se puso nervioso, se puso a la defensiva... Total, nada. Fue lo único que obtuve: nada.

Sus ojos reflejan una extraña tristeza, como si la melancolía se hubiera instalado en él, y eso le enojara. Me hizo el amor sin caricias, sin ternura. En algún momento creí adivinar una lágrima en sus ojos, pero después advertí que estaba pasando por algo cercano a la furia. Cuando se quedó dormido, su cara mostraba un rictus duro, muy diferente a la tranquilidad de antes. Lloré sin poder comprenderlo, sin entender lo que está pasando. Me levanté y me acerqué a la ventana. Una lechuza que pasó me dio la idea y le escribí una carta muy larga donde le pregunto qué está sucediendo. Le pido que confíe en mí, que me diga lo que le sucede. Le reitero mi amor por él y le aseguro que nada, por terrible que sea, podrá hacer que deje de sentir lo que siento. Le pregunto si he hecho algo que le moleste a tal grado de cambiar así. Mis lágrimas empezaron a caer sobre el pergamino, lloré hasta que no pude continuar escribiendo. Severus despertó y me preguntó enojado ¿qué haces?

Le entregué la carta, la guardó y salió.