Se acerca el final, se acerca el final, snif, snif. Espero q esten bien, regreso actualizando rápido. Les quiero preguntar si quieren leer el otro fic de Patricia que se llama "Hoy ten miedo de mí". Este fic narra la otra parte de la hisotria, es decir la historia desde el punto de vista de Snape. Ahí aclaran varias cosas q uno se queda con duda en el Diario de Faith (como el asunto de la ninfa), además primero se escribió esa y luego la continuación que es este fic. Espero susrespuestas para saber si publicarlo o no publicarlo! Ahora a los reviews:

Wolfgang-Snape.- Si es lo q me pregunto: SNAPE Q TE PASA! Si, es triste ver a Faith deprimida pero así es la hisotria y q hacer. Del final no digo nada... Saludos!

marissastack.- Gracias por tu review y actualizaré muy muy pronto

amsp14.- Sabes, lo malo es q Snape es la víctima de la ninfa pero no es el pretexto para alejarse se ella. Se aclara muy pronto este asunto, no te preocupes!

Galilea.-Como le dije a amsp14, Snape no se aleja de ella para protegerla. Ya quisiera q la ninfa fuera una pista falsa. Besos!

John Croaker.- creo q fue uno de los primeros fics que todos leyeron, jaja. Le tengo mucho cariño al fic ya q fue el q me indujo al mundo de los fics. Si las historias son buenas, les sigue gustando a la gente ya sabiendo lo que en realidad pasa después. Saludos!

sabi.- Es verdad, hay ya muy pocos fics escritos tan bien, son raros. Exactamente, Patricia es una genio.

Lady Kenobi


El Diario de Faith

Capítulo 9

Severus me saludó hoy en la mañana. Me había estado mirando mucho mientras yo platicaba en los jardines con los alumnos de Gryffindor (¿ya dije que los gemelos Weasley me recuerdan a Castor y Pólux?).

Lo encontré un poco mas flaco. Su piel se nota tan apagada, su boca es mucho mas severa y sus ojos han perdido toda esa vida que nos anunciaba tormentas a punto de estallar, o que me confesaban sus sentimientos y emociones. Hoy son mas negros que antes, son cuevas vacías, sin voz y sin luz.

(¿Qué te estas haciendo Severus?)

¿Cómo estás, le pregunté sonriendo.

Te ves muy bien – respondió y se marchó.

Yo ya no puedo permitirme que influya en mi estado de ánimo. No puedo claudicar. Lo que suceda con él no es responsabilidad mía. Mi única tarea es crecer, curar el dolor, cuidar de mi misma y bendecirlo. Sus palabras y sus acciones ya no pueden dañarme, no si yo no lo permito.

Severus, ojalá encuentres tu verdadero camino, es lo único que puedo pedir para ti.


Anoche recibí una lechuza que mandó Severus. Decir que me sorprendí es poco ¿Severus escribiendo? Abrí nerviosa la carta, descubrí sus trazos fuertes, como si con la pluma hubiera deseado romper el pergamino. Escribió con tinta negra y no podría haber sido de otra forma. Todo en él es radical, definitivo. Leí con avidez, eran unas pocas palabras donde me dice que se ha dado cuenta que le es imposible estar sin mi, que fue un verdadero idiota, que se arrepiente de haberme lastimado, que me ama, que quiere verme.

Ocupé la misma lechuza para mandar mi respuesta. ¿Cree acaso que con unas cuantas líneas va a poder recuperar lo perdido? Me costó muchas lágrimas, pero he cerrado ya ese capítulo en mi vida. No deseo verlo, no quiero que me busque más. No para esto, no para pedirme que regrese con él como si nada de lo sucedido tuviera importancia. Le aseguré que mis heridas ya sanaron, que no lo extraño, que mis noches no necesitan mas de su voz, de su presencia. Me he recuperado de su traición y no me hace falta verlo, tenerlo en mi vida.


¿Por qué la vida juega con nosotros como si fuéramos unas marionetas ¿O no es la vida¿Quién toma nuestra existencia para divertirse¿Para dañarnos?

Yo estaba segura que la presencia de Ludo Bagman con aquel mago rumano en el ministerio no nos iba a traer nada bueno. Severus fue atacado por un dementor, aquí mismo, en el bosque.

El profesor Dumbledore me mandó llamar cuando estaba dando clase. En su despachó me recibió la Profesora McGonagall, que estaba con él.

Algo le ha pasado a Severus- dijo ella.

Anoche entró un dementor al colegio- dijo él.

No me costó ningún trabajo relacionar ambas cosas

¿Cómo est�? – pregunté.

Por ahora, está dando clase – me informó Dumbledore.

Me explicó todo. Como casi todas las noches, Severus salió al bosque, ahí vio al dementor, que llegó a tocarlo con su horripilante mano. El sacó su varita y formó un patronus, tan débil al principio, que parecía que no le iba a servir de nada. Sin embargo, de pronto su patronus creció, creció hasta obligar al dementor a retirarse. Salió del bosque por su propio pié y se dirigió con seguridad al Castillo, donde se encontró con McGonagall. Le dijo vagamente que acababa de librar una de las batallas mas difíciles de su vida, pero que ni el dementor ni quien-tú- sabes, habían podido con él.

Le aseguró que se encontraba perfectamente y que tenía urgencia de escribir una carta (la mía). Minerva se extrañó y fue a buscar a Dumbledore para decírselo. Le aseguró que no estaba herido, y decidieron esperar hasta el día de hoy para comentármelo.

Algo pasó anoche Faith – dijo él –, además de vencer a un dementor, cosa que no es difícil en alguien como Severus, ese encuentro significó mucho mas para él. Si no ¿por qué le habría asegurado a Minerva estar mejor que nunca, después de lo que hemos visto estos últimos días? Te ruego Faith, que hables con él. Pero no lo busques, estoy seguro de que él te buscará a ti, y no dejes de escucharlo.

¿Por qué esta tan seguro de que Severus me va a buscar¿Qué piensa que va a decirme, para insistir así que no deje de escucharlo?

Me retiré sin preocuparme mucho por él. Si ha recuperado el carácter, la fortaleza, la decisión que lo distinguían del resto de los hombres, no hay nada que temer. Estoy segura de que si en realidad es el mismo de antes, puede enfrentar lo que sea. Y quiero decir justamente eso, lo que sea.

¿Por qué antes no sentí esa confianza¿Por qué no mostré respeto ante su capacidad de resolver cualquier situación¿por qué tuve tantos miedos, tantas dudas¿Por qué ahora descubro en mi estas certezas?

No tengo respuestas, no lo se. Lo que verdaderamente me preocupa es la razón por la que un dementor vino buscarlo, si es que en verdad lo buscaba a él.


Tal y como lo dijo Dumbledore, Severus se acercó a mi en los jardines. Me tomó con suavidad del brazo y me llevó hasta la orilla del lago. Infinidad de recuerdos brotaron de mi. Habíamos pasado ahí tantas horas, tantos momentos. Algunas veces en silencio, pensando uno en el otro, y otras veces conversando, abrazados, besándonos. Hice un esfuerzo por ignorar la punzada de dolor que trató de llamar mi atención y colarse en mi.

La tarde era de una belleza subyugante. El viento jugueteaba con unas pequeñas nubes blanquísimas que recorrían el cielo de un azul intenso. Los árboles tienen un tono verde como solo se puede ver en esta tierra. A la orilla del lago llegaban pequeñas olas formadas por el aire en algún lugar a la distancia, trayéndonos memorias de otros lugares, de otros momentos, de otros seres. Un rayo de sol se entretuvo en un finísimo hilo de araña, comparable al que separa apenas mi corazón de mi tristeza.

Severus habló como no lo había hecho nunca. Su voz, grave y profunda como siempre,

reflejaba todas las emociones que trataba de explicarme. Buscaba las palabras exactas, trató de encontrar la manera de que yo lo escuchara, de que no quedara en mí ni una duda. No vaciló, abrió la represa de su alma, de sus años, de su dolor.

Cuando estuvo en el bosque y el dementor se acercó a él, lo invadió un frío mortal y su primer pensamiento fue para mi. Sintió el dolor que me había causado con su traición. Recordó todos mis miedos y comprendió que aquello que le había molestado tanto, mis dudas, mis temores, mis preguntas, era la forma que adoptaba mi amor por él. Se había vuelto urgente decírmelo, y decirme que mis miedos se habían vuelto una realidad, que aquella había sido la manera en que Voldemort trataba de vengarse de él, robándole sus recuerdos mas preciados, justamente, esos que atan su vida a la mía y su memoria y sus sentidos a mi cuerpo.

Cuando esa mano helada lo tocó, se dio cuenta que aún me amaba, y tuvo miedo de perder para siempre la evocación de nuestras noches y no poder revivir jamás la sensación que le provocaban nuestros besos. Luchó por rescatar de la nada mi voz, mis ojos, el sabor de mi boca. Había creado un pequeño patronus, pero al resistirse a entregar su alma, alimentando su memoria, había descubierto que su mejor defensa era mi presencia en su vida. Su patronus creció cuando recordó desde mis canciones hasta mi café, desde mi mirada hasta mi entrega, desde mi aliento hasta mi piel. Entonces lo comprendió todo, comprendió que amar no es ser débil, comprendió que puede estar perdidamente entregado a una mujer, y aún así, o gracias a eso, ser dueño absoluto de si mismo. Y comprendió que esa mujer que lo ata a la tierra, a la vida, soy yo.

Cuando le hice notar que había pronunciado el nombre de Voldemort, me dijo que es absurdo tenerle miedo a las palabras, que evitarlas, es tratar inútilmente de engañarse uno mismo.

Habló durante mucho tiempo, no le interrumpí, era la primera vez que le escuchaba hablar de sus sentimientos. El cielo estaba vistiéndose de un rojo intenso cuando terminó. Era tarde ya, y no solamente porque se acercaba la noche, si no porque en mi ya no había nada para él. Nada de lo que él esperaba, nada que se pudiera comparar al torrente que brotó de su alma a través de su boca. No puedo ocultarme a mi misma el hecho, de que unas semanas atrás, sus palabras me habrían hecho subir al cielo, probar la eternidad. Pero ahora, su dolor no era un remedio para mis penas, ni su arrepentimiento un bálsamo para mi espíritu.

Tal vez yo no sabía de que manera había sucedido, pero cobré conciencia de que toda la profunda pasión que había sentido por él, se había convertido nada más en un cariño inmenso, ninguna intensidad conmovió mis entrañas, antes arrasadas por el fuego que tiene su voz.

Me miró vehemente, esperando alguna respuesta de mi parte. No me va ser mordaz, irónica, hiriente, y no quería verlo así, derrotado, vencido, rendido ante la evidencia que él mismo descubrió en su momento mas duro.

Me alegro que estés bien – le dije.

Tomó mis hombros de nuevo y me sacudió como si quisiera hacerme reaccionar. Me miró con tristeza, con dolor, con la súplica reflejada en sus ojos negrísimos.

¿Ya no me mas?

No Severus, ya no.

Eso fue todo, volteó al lago y lanzó una piedra. Lo dejé ahí, sumido en sus propios pensamientos.


Encontré una margarita bajo mi puerta. ¡Ay Severus¿Por qué insistes en dañarte así?

Es tarde, es tarde para que me digas lo que sientes. Es tarde para revivir en mí algo que tú mismo mataste. No voy a mentir, no te odio, no puedo odiarte después de haberte amado tanto, no te guardo ningún rencor, pero aquella avalancha de sentimientos y sensaciones que me provocabas con tus manos ha desaparecido, no existe más, se desvaneció junto con el calor de tu cuerpo junto al mío, se desvaneció como una llama al soplo de tu aliento. Ya no pienso en ti. Ya no te sueño ni te extraño. Hubiera entregado mi vida por escuchar de tus labios que me amabas, pero hoy el sol ya brilla sin ti, la luna me habla al oído de historias fantásticas en las que tú no estás, y los árboles me dedican cantos de vida en los que no se menciona tu nombre.

Busca tu destino en otro lado Severus, porque aquí no encontrarás adonde dirigir tus pasos.