Otra vez más estaba en aquella conocida cafetería que, casi sin notarlo, había pasado a convertirse en un lugar que inspiraba algún tipo de nostalgia en su interior.

Aunque esta vez no sería él quien se iba a situar frente a ella, tal y como aquella tarde.

Inconscientemente, una suave sonrisa salió de los labios de Lizzie.

Recordaba su reacción casi inesperada al verle. De entre todas las formas que había intentado darle a la voz que escuchó ese día...no esperaba que fuera aquel hombre alto, ya casi entrando en los cuarenta pero aún conservando su juventud y con sus ojos observándola con curiosidad, mezclado quizás con una angustia interna que no era capaz de determinar.

Fue precisamente eso, aquellos ojos tan tremendamente expresivos, los que la hicieron confiar en ese misterioso extraño

En muchas ocasiones desde que se fue se había encontrado así. Pensando sin quererlo en él,en la mucha ayuda, luz y dicha que proporcionó en su vida y en la de su hijo por tal corto espacio de tiempo...

Y en que, aunque una parte de su corazón se negara a reconocerlo, quería volverle a ver.

Suspiró, centrando su mirada en la ventana que tenía a pocos metros de ella.Se mostraba próximo ya el invierno,bañando las calles de Glasgow en un húmedo, frío viento mientras dejaba a su paso días de nubes oscuras como el que estaba presenciando.

A los pocos minutos notó entrar por la puerta a la persona que estaba esperando. Era Marie

No puedo evitar abrir sus labios ligeramente en sorpresa al ver su estado. Era raro una ocasión en la que no coincidieran, casi a diario, pero la mujer ya casi frente a ella despertó su preocupación. Ahora era prácticamente imposible detectar el brillo característico en su mirada, y su piel quizás estaba algo más pálida de la cuenta, pero aún conservaba esa expresión risueña en sus labios mientras alzaba una mano para saludarla.

-"Me alegro de verte, Lizzie"

La escuchó pronunciar aquellas palabras en tono animado mientras se acercaba más a donde estaba sentada y proporcionaba una caricia cariñosa en su brazo.A los pocos segundos se sentó frente a ella, arreglando su pelo que la ventisca había despeinado y colocando correctamente su larga falda vaquera al tiempo que se deshacía de el fino abrigo negro que llevaba. Con un hábil gesto de sus manos, lo depositó a su lado.

-Ella asintió, sonriendo amable pero dejando entrever esa preocupación interna-" No esperaba que nos viéramos hoy, la verdad es que me sorprendió que ayer pidieras que habláramos aquí con tanta urgencia...-suspiró, tenía que preguntárselo. Los ojos centrados en los de su amiga- ¿Es que ocurre algo, Marie?"

Recibió una suave risa por respuesta, por un momento creyó tranquilizarse, pero supo que algo no iba bien cuando vio que dirigía su vista a otro punto de la cafetería, su expresión se ensombreció ligeramente.

Asintió, volviendo su mirada a ella.Intentaba no darle demasiada importacia a lo que tenía que decir. Siempre había sido así, una persona a la que no le gustaba agobiar al resto del mundo con sus problemas, con visión optimista de todo.

Pero esto era serio.Extremadamente serio. Y ella era una de las primeras personas que debían saberlo.Durante todo este tiempo, a pasos pequeños, habían labrado una gran amistad.

-"La verdad es que sí, Lizzie- sonrió levemente- Siento mucho si te he llegado a preocupar pero...- bajó el tono de voz cuando observó que el camarero se dirigía a la mesa de ambas- es importante"

Una vez el amable muchacho terminó de atenderlas, tomando nota de un capuccino y un café con leche, se retiró volviéndolas a dejar en intimidad.

Ella tomó la taza entre sus manos con delicadeza y dio un sorbo de su café, mirando expectante a su interlocutora.

-"¿Y de qué se trata?"-dejó de nuevo la taza sobre el platito, denotándose en su voz la impaciencia.

-"Es...-se mordió el labio, intentando describirlo de la mejor manera posible, pero parecía resultar en vano. Lizzie la miraba frunciendo el ceño en confusión, jamás la había visto así- mi salud- suspiró, al tiempo que tomaba la taza entre sus manos e iba mezclando la rica nata de su capuccino con el café- Ya sabes que estuve no encontrándome muy bien durante un tiempo- Ella la ofreció proseguir con un gesto de su mano- En un principio pensé que se trataba de cualquier tipo de enfermedad común, que me había sentado mal cualquier cosa-rió- qué se yo- su expresión se tornó seria de nuevo, reflejándose a la perfección en su mirada- Pero cuando aquellos dolores y síntomas no hacían más que empeorar decidí ir al médico. Un chequeo, me dije, nada más.Pues...parece que es algo más importante.Sé que últimamente he estado un tanto...apartada-la disculpa estaba escrita en sus ojos- hasta hace tan sólo unos días en los que te volví a ver-tomó una de sus manos, y su amiga parecía cada vez más alterada- No quise hablarte de todo esto antes porque no estaba segura, pero ahora sí que tengo certeza. Me mandaron al hospital, a realizarme unas pruebas y...-tragó con dificultad, aquella última parte de la historia era la más dura- hoy me han dado los resultados. Por eso he llegado algo tarde"

Ninguna palabra fue capaz de salir de su garganta. Durante unos minutos se quedó ahí, mirando ausente su taza de café con el rostro completamente pálido, congelado.

-"Cielo santo, Marie..-El tono en el que salieron sus palabras denotaba culpabilidad - Si me lo hubieras dicho antes, yo..."

La frenó. Sabía perfectamente a lo que se refería. Hacía tan solo unas semanas que había dejado el trabajo temporal en su negocio y ahora se encontraba enviando currículums aquí y allá para ver si caía algo de suerte. Pero, de todos modos, ya tenía a alguien que se había estado encargando del mismo durante el tiempo en el que ella había estado indispuesta.

-"No es necesario que te disculpes, en serio-esbozó una sonrisa amable- El caso es que- finalmente se decidió- hoy me han dado el diagnóstico"

Estaba en tensión. No sabía si realmente quería saberlo.La anticipación ante lo que sabía que iba a ser una noticia catastrófica la consumía con una rapidez abismal

-"¿Cuál ha sido?"-Fue un susurro tembloroso, tanto, que casi la hizo cerrar los ojos ante lágrimas que tentaban con salir.

Hubo un gran silencio antes de que pronunciara aquellas palabras que, entre pequeños sollozos caminos de la cafetería, aún resonaban en su mente.

-"Tengo cáncer de útero"


El colegio seguía prácticamente igual que siempre en aquel nuevo año que ya hacía meses que había comenzado y que, en pocas semanas, daría paso a las vacaciones navideñas.

Una gran multittud de niños de todas las edades jugaba en el patio, y más allá en el campo de fútbol, se encontraba la clase de Frankie, jugando uno de esos partidos no serios que se solían organizar con el mero propósito del entretenimiento y la educación física.

Y en la portería, con ganas de que terminara la hora para volver a casa, estaba el niño más especial del colegio.

Xxx

Podía jurar que había dejado de respirar durante los siguientes minutos, o al menos esa era la sensación que tenía después de haber escuchado esas palabras.

Una de sus manos pasó por su mejilla en gesto nervioso, aún sin saber exactamente qué decir. Bajó la mirada, tomando grandes bocanadas de aire e intentando recuperar su compostura de alguna manera.

La persona que tenía en frente había hecho mucho por ellla, la había ayudado en su momento más difícil, ofreciéndole trabajo, amistad y un hermano que hizo lo que ella creía prácticamente un imposible. Y no sólo eso, en dos días, dos simples días, se había ganado el corazón de su hijo tal y como un padre de verdad

También el de ella,no sabía determinar en qué forma, pero lo había hecho.

-"Lo..lo siento muchísimo-la volvió a mirar directamente a los ojos- No mereces en absoluto algo así, te lo digo con toda franqueza.Puedo ayudarte en lo que quieras, no dudes en decírmelo por favor...-tímidamente, alzó la pregunta que pasaba por su mente en aquel momento- ¿Se lo has dicho a alguien más?"

Marie se limitó a abrazarla

-"Eres muy buena persona. No, aún no, quiero..dejar pasar unas horas para asumirlo antes de decir nada. Y por aquí...Frank y yo dejamos de vernos hace mucho y tú eres la única persona más de confianza que conozco por aqui.- apoyó una mano en su hombro, ya con expresión más animada- Me han dicho que si se trata pronto, podría operarse exitósamente"

-Su mirada reflejaba un ligero alivio ante la noticia, a pesar de que la angustia aún la consumiera -"Eso es bueno saberlo, de veras-suspiró- pero debes tener gente cercana que necesite saberlo, Marie..."

- Rió moviendo ligeramente su cabeza en gesto de negación-"¿Aparte de Aidan? Nadie"

La expresión confusa de Lizzie le pareció extrañamente divertida. Se trataba de una persona que ella conocía, y sin embargo, ahí estaba con mirada cuestionante

-"¿Aidan?"

-Ella alzó una ceja, mirándola aún con ese gesto divertido en sus labios-"Sí, mi hermano-la miró curiosa- Nunca te dijo su nombre¿verdad?"

Lizzie sonrió casi para sí misma, recordando que a parte de aquella primera vez en la que le preguntó cómo se llamaba, jamás había visto la oportunidad, puede que por la timidez o la tensión, de preguntarle su verdadera identidad

-"Perdona, no he preguntado cómo te llamas..."

-Su mirada se centró en la de ella-"¿Cómo se llama tu marido?"

-"David"

-Medió sonrió-"Entonces, llámame David"

Aidan...

Resultaba casi poético, bohemio y soñador. Se atrevería a decir que no había visto un nombre mejor para su persona. Era como si combinaran a la perfección.

-Volvió de la ausencia de sus propios pensamientos- "No, la verdad es que no...-observó el reloj pegado a pocos metros, viendo que ya marcaba la hora de marcharse si no quería llegar tarde a recoger a Frankie. Prefería hacerlo ella a que lo hiciera su madre, que a pesar de todo, comenzaba a tener la salud delicada.Tomó su cazadora y se la colocó-Ah, debo marcharme-se incorporó, yendo hacia ella. Apoyó sus manos en sus hombros- Cualquier cosa que necesites, ya sabes lo que tienes que hacer.En cuanto empiecen con el tratamiento, házmelo saber ¿de acuerdo?"

-"Te tendré informada-sonrió, al tiempo que proporcionaba una suave palmada en su brazo- ¡Saluda a Frankie de mi parte!"

Mientras iba a la caja y entregaba el importe exacto de su café movió su cabeza en gesto afirmativo. Con un último movimiento de la mano a forma de despedida, cerró la puerta tras de sí.

Xxx

Aidan se adentraba de nuevo en el apartamento. Otro día más en el que no había tenido absolutamente nada de suerte, otro día más que le esperaba allí, sin hacer absolutamente nada. Había intentado encontrar trabajo durante esa semana en al menos 6 sitios. Nada.

Exhausto, se quitó su abrigo y se quedó tan solo en su jersey verde oscuro y sus vaqueros negros, desgastados. Dejó caer su peso en el sofá. Harto de aquella rutina, harto de todo y al mismo tiempo sin atreverse a dar el paso definitivo.

Algo en el suelo llamó su atención. Era un sobre. Parecía que el cartero había pasado por ahí sin tener tan siquiera la delicadeza de dejarlo en el buzón general de abajo.

Lo primero que pensó cuando lo vio fue que se trataba de otra carta del muchacho. Desde que se fue, alguna que otra vez se habían escrito. Él respondía cuando podía, y cada vez se veía más fascinado con su potencial, su manera de escribir, la confianza que dejaba impresa en cada palabra...

Para su sorpresa, estaba equivocado.Aquella carta no era de otra persona sino de su hermana.

Se preguntaba cómo es que había decidido contactarle por carta en vez de por teléfono, y lo que es más, después de semanas sin hablar el uno con el otro.

Despacio, sus fuertes manos comenzaron a abrir el sobre. Una vez tuvo los papeles ante él, tomó un cigarro, su mechero, y lo encendió mientras sus ojos comenzaban a navegar a través de las palabras.