El Diario de Faith

Capítulo 10


Hoy conocí a Bill Weasley. ¡Pero que guapo es! Vino para hablar con Dumbledore de algunos asuntos de Gringots y Ron me lo presentó aprovechando que comí con ellos en vez de hacerlo en la mesa de los profesores.

Al terminar, salimos a caminar por los jardines. Me estuvo platicando emocionado de sus años en Hogwarts, de su familia, del amor que siente por sus padres, de su trabajo en el banco...

Regresábamos al Castillo y nos topamos con Severus. No puedo negar que me fue difícil la situación, no me interesa lastimarlo, aunque él lo haya hecho conmigo. Bill lo saludó con familiaridad, pero sin perder la distancia de alumno a profesor. Severus gruñó algo inteligible y no dejó de mirarnos mientras entrábamos.


Esta mañana Severus tuvo la genial idea de reclamarme

¿Cómo se te ocurre pasearte por todo Hogwarts del brazo de Weasley¿No merezco ni siquiera un poco de tu respeto?

Tuve ganas de reírme de él, pero pudo más mi indignación.

Mira Severus Snape, en primera, no estaba paseando del brazo de Bill...

Ah! Ahora es simplemente Bill

Ignoré su comentario.

Además ¿de qué respeto me hablas? Aunque realmente Bill y yo hubiéramos ido tomados del brazo, eso no es ninguna falta de respeto hacia nadie. Falta de respeto fue tu engaño, tu traición, tus mentiras... Falta de respeto fueron todos tus encuentros con esa... ninfa, mientras yo te esperaba por la noches, contando los minutos y las horas aguardando que llegaras, falta de respeto fueron los besos falsos que me diste, falta de respeto fueron las caricias que con fuego marcaste en mi piel mientras te revolcabas con ella...

Aún te duele ¿verdad? Aún me amas

Me reí en su cara con todas mis ganas. Había sentido por primera vez ganas de lastimarlo, de hacerle sentir mi dolor, mi rabia contenida, mi furia disfrazada de lágrimas.

Que poco me conoces Severus Snape, no podrías ver un troll aunque lo tuvieras a un metro de distancia.

En su mirada reconocí de nuevo la furia. Me tomó del cabello como antes. Estoy segura de que iba a besarme, pero levanté mi vista y lo reté en silencio (por si las dudas, tenía mi varita bien segura en mi mano), mis ojos no se movieron, ni un parpadeo me traicionó, alce mi cara un poco más y quedé esperando.

Me soltó, no dijo nada más y se marchó.


Esta mañana Harry estaba conmocionado. Hermione y Ron me explicaron que no acudió a clase pues estaba hablando con el profesor Dumbledore. En medio de la noche sintió un terrible dolor en la frente, y sin estar seguro de que haya sido un sueño, escuchó una voz preguntando "¿dónde estará...? ...tiene que encontrarse por aquí..."

Ni Harry, ni Ron, ni Hermione se explican lo sucedido. Lo único real, al parecer, es el dolor de la cicatriz.


Ayer en la noche hablé con Sirius y con Remus a través de la chimenea. Están preocupados por el asunto de Harry. No olvidamos que hace poco nació un basilisco en el bosque, y lo que escuchó Harry bien pudo haber sido parcel. Además, está el asunto del cadáver anónimo que fue mutilado y el Ministerio influido por un mago rumano al que solo conocen Ludo Bagman y unos pocos más.

Estábamos en eso cuando se abrió mi puerta y Severus irrumpió.

¿Qué hacen ustedes aquí?

No tuve oportunidad de responderle (además, la pregunta había sido para ellos ¿no?)

Ambos se rieron con ganas, se miraron y el primero en hablar fue Remus

"El señor lunático presenta sus respetos al profesor Snape y le ruega que aparte las narizotas de los asuntos que no le atañen"

No supe si reír o temblar. Luego fue Sirius.

"El señor Canuto quisiera hacer constar su estupefacción ante el hecho de que un idiota semejante haya llegado a profesor"

Festejaron su broma, parecía uno de esos chistes viejos que repites y repites a la menor provocación. Severus estaba completamente furioso.

Necesito hablar contigo Faith – me dijo.

En este momento no puedo Severus ¿Serías tan gentil de salir de mi despacho y esperar a mañana?

Salió dando un portazo que hizo vibrar la ventana.

¿Se habrá enojado- Preguntó Sirius y los dos volvieron a reír. No cabe duda que la situación era divertida, pero no pude dejar de pensar en la rabia que se desbordaba por esos ojos negros.


Este amanecer nos trajo noticias preocupantes. Alguien estuvo durante la noche en los terrenos del Colegio y dejaron el campo de quiddicth hecho una verdadera pena. Lo que antes fue una hermosa extensión de césped, hoy parece un campo de batalla. El pasto ya no existe, por doquier se ven agujeros profundos que muestran las heridas abiertas en la tierra.

¿Quién fue¿Qué buscaban¿Para qué lo hicieron?

Son ya demasiadas preguntas sin respuesta, y me temo que todas estén relacionadas. Y lo que mas me llena de zozobra, es pensar que el cadáver mutilado, el basilisco, y ahora esto, tengan que ver con el-que-no-debe-nombrarse.


Ayer, mientras algo o alguien destruía nuestro hermoso campo de quidditch, Harry despertó con un terrible dolor en la frente. Y no hay dudas, está seguro de que esta vez sí estaba despierto cuando escuchó una voz que decía "...por fin... ahora puedo entregarlo..."

Los alumnos no saben nada, pero yo tengo la convicción de que la voz que escuchó Harry, pertenece al basilisco que nació hace algunos meses en el bosque.


Severus acaba de irse de mi despacho. Llegó cuando me encontraba sumida en mis pensamientos sobre lo que está pasando. Tocó quedo a mi puerta y preguntó tímidamente

Faith ¿podemos hablar?

Cuando abrí la puerta para dejarlo pasar, me encontré con un Severus ojeroso, demacrado. Irradiaba mucha fuerza, a pesar de la cual pude percibir en él una tremenda soledad.

Te ves mas hermosa que nunca Faith.

¿Por qué le gustará tanto pronunciar mi nombre con esa voz grave y profunda?

Pasa por favor Severus ¿Cómo has estado?

Creí que vendría para hablarme de lo sucedido en el campo de quidditch, pero no.

Vino para pedirme una nueva oportunidad, para reiterarme su arrepentimiento y su amor. No niego que algo dentro de mí se agitó, como cuando la brisa suave juega apenas con las hojas de los árboles, como cuando una gota de rocío guarda precario equilibrio antes de caer. Era doloroso verlo ahí, entregado a mi, abriendo su alma, su corazón, mostrando en carne viva los sentimientos que yo ya no correspondo.

He aprendido a estar sin él, y lo aprendí muy bien. En mi ya no hay dolor, lo he perdonado y lo he bendecido. Pero tampoco voy a darle la oportunidad de hacerme daño de nuevo. Su presencia, su voz, su cuerpo, ya no son indispensables, ni siquiera necesarias. Ya no tiene poder sobre mi, poder para seducirme, para volverme loca, para hacerme perder la razón y olvidarme de mi misma entregándome a él. Ya no puede tener en la punta de sus dedos esa magia que me embriagaba. Le niego absolutamente el poder de hacerme temblar, de ocupar mi mente, de aparecer en mis sueños, en mis vigilias. Ya no puede embotar mis sentidos y hacer que el mundo desaparezca ante su presencia.

Le pedí que ya no se haga mas daño, que deje de buscarme, que ya ha sido demasiado dolor, demasiadas las heridas por curar, demasiadas lágrimas.

Me abrazó y trató de besarme. Esta vez no fue un reto, fue la entrega de un hombre triste, vencido.

No Severus, por favor. Ya no insistas, te lo ruego.

Sus ojos me miraron profundamente, tratando de alcanzar el centro mismo de mis pensamientos, de mis decisiones, la fuente de mi valor, la raíz de mi seguridad. Intentó hacerme claudicar, rendirme ante la avasalladora corriente que ayer nos envolvía, nos atraía uno hacia el otro y nos impedía separar nuestros cuerpos. Llené mi memoria con su imagen, me regocijé en el gozo de contemplarlo mirándome así. No era el sabor de la venganza ni de la humillación, era simplemente el reconocimiento al hombre, a ese hombre que amé sin límites, y que hoy respeto sin límites.

Le pedí que me dejara sola, le dije que tenía que salir.

¿Adonde vas Faith?

Necesito hablar con Ronan o con otro centauro. Quiero saber quien entró anoche.

Es muy peligroso, ya va a oscurecer y no es cuerdo internarse en el bosque prohibido en estos tiempos, ni siquiera de día. Voy contigo.

Iré sola Severus. No tardaré y no va a pasarme nada.

Me dijo que le recordaba a Harry Potter, cuando todos trataban de cuidarlo de Sirius Black, pero él siempre hacía lo que le daba a gana. Le pedí que confiara en mí y en mi capacidad para enfrentar a cualquier criatura, por algo soy la profesora de Defensa contra las Artes Oscuras.

No quedó muy convencido, pero se despidió de mi, con la promesa de verme mañana y depositó un beso en mi frente.

Se ha hecho muy tarde, pero tengo que ir, tengo que averiguar que sucedió anoche exactamente.