Título: Bow to the Inevitable – Sometiéndose a lo inevitable
Autora: Adelina www . astronomytower . org/authorLinks/Adelina/
Traducción: Youko Gingitsune - www . darkcrimson . net / veneficus /
Personajes: Lucius, Draco, Narcissa, Molly, Ron
Categoría: Gen
Rating: G.
Era: Pre-Hogwarts (Draco tiene dos años)
Derechos: Estos personajes no me pertenecen, son de JK Rowling.
NOTA: 1 galeón es una moneda de oro, 17 sickles de plata hacen un galeón y 29 knuts equivalen a un sickle.
Una semana después Lucius emergía de la chimenea de Madam Malkin en Diagon Alley, sosteniendo a Draco, que estaba tosiendo, en su brazo derecho, y una bolsa llena de juguetes de su hijo en la mano izquierda. Lanzándole una mirada al niño, Lucius advirtió, algo divertido, que el entusiasmo de Draco por viajar con Polvos Floo por primera vez, había desaparecido… Todavía tosiendo, el niño estaba sobándose los ojos con las manos. Como siempre, no había seguido el consejo de su padre, que le había dicho que cerrara los ojos y esperara a que llegaran, y ahora sus ojos estaban llenos de ceniza. Lucius resolvió el problema con sólo agitar su varita, y se puso a mirar el lugar.
A excepción de una regordeta bruja pelirroja, no había otros clientes en la tienda. Ella estaba hablando con Madam Malkin en una voz aguda, y el pequeño niño con el mismo cabello rojo intenso era probablemente su hijo. Lucius frunció el ceño… aunque la mujer le estuviera dando la espalda, no era difícil reconocer a la esposa de Arthur Weasley y a uno de sus innumerables hijos.
"Pfu! Túnicas!" Draco chilló con fastidio a su lado. "Draco odia túnicas! Draco gusta dulces!"
"Baja la voz, Draco!" Lucius siseó. No quería se visto por Molly Weasley antes de que pudiera escuchar un poco de su conversación con Madam Malkin. Arthur Weasly era un patético pobretón, pero pertenecía al círculo de los más apasionados detractores de Lord Voldemort en el Ministerio, y probablemente sabía más que Lucius sobre cómo y porqué un bebé como Harry Potter había conseguido derrotar al Señor Oscuro, y dónde exactamente se encontraba Harry. Quizá Arthur le había dicho algo a su esposa… Afortunadamente ambas mujeres estaban hablando en voz alta y riendo de cuando en cuando, y ninguna prestó atención a las palabras de Draco.
Para sorpresa de su padre, Draco hizo silencio, se volvió y comenzó a observar las túnicas a su alrededor, como si estuviera muy concentrado en eso. Lucius rogó que las ropas lo entretuvieran lo suficiente como para poder enterarse algo de utilidad. Se acercó a las mujeres, escondido tras un colgador de túnicas, y se puso a escuchar.
"No más niños, querida?" decía Madam Malkin, mirando no muy sutilmente al estómago de la Sr. Weasley – estaba obviamente fijándose si estaba o no embarazada de nuevo.
No puedo culparla, pensó Lucius despectivamente.
"No," respondió Molly con resolución. "ahora que tenemos una niña, hemos decididos que ya es suficiente."
"Oh, una niña! La primera niña en la familia Weasley desde… hum, hace cuántos años?"
"Muchas, muchas generaciones," respondió Molly, orgullosa. "Y es una niña hermosa!"
"Y éste…" Madam Malkin posó la vista sobre el niño que estaba al lado de Molly."es tu… cuarto hijo?"
"No, es mi hijo menor. Ron, saluda a Madam Malkin!"
En lugar de hablar el mocoso de cabellos rojos sólo miró a Madam Malkin, obviamente pensando que su ropa rosada recargada de adornos merecía más atención que su rostro.
"Es algo tímido," se disculpó. "No te preocupes, Honoria, te garantizo que la próxima vez que regresemos, será todo un caballerito."
"Cuántos años tiene?"
"Cumplió tres en marzo. No, hum, teníamos suficiente dinero para comprarle un regalo apropiado por su cumpleaños, por eso estamos aquí. Hasta ahora fue fácil vestirlo en ropas Muggle, pero ya está creciendo y quiere tener túnicas como mamá, papá, Bill y Percy. Tienes algo como para él? En marrón, quizá?"
"Odio el marrón!" Ron habló por primera vez, haciendo que Lucius le prestara un poco de atención. Su propio hijo gritaba con frecuencia, pero nunca había escuchado a Draco gritar con tanto enojo como ese niño acababa de hacer. Su rostro se había puesto tan rojo como su cabello en un instante. Molly, sin embargo, reaccionó como si no lo hubiera escuchado.
"Lo que pasa es que no sabe que color le va bien," se encogió de hombros. "Y, Honoria, tienes algo como para él? Marrón y no muy caro si es posible."
Ron se veía como si fuera a romper en llanto en cualquier momento. Madam Malkin lo miró de reojo y abrió la boca, como si quisiera decir algo, pero luego cambió de idea rápidamente.
"Muy bien, Molly," dijo. "Iré a la trastienda y veré si encuentro algo."
Con esas palabras se dio la vuelta y caminó hacia la puerta, cerrándola una vez que entró.
Decepcionado, Lucius decidió hacerse presente… era claro que cuando Madam Malkin regresara, ellas sólo continuarían hablando tonterías sobre niños.
"Vaya, vaya, vaya," empezó, saliendo de su escondite para comenzar a caminar lentamente hacia ella. "si no es la siempre embarazada esposa de Arthur Weasley? Dime, Molly, no sientes pena por este niño que va a tener que recibir túnicas marrones de lana por su cumpleaños, tres meses tarde?"
Con una fluidez increíble para alguien así de regordeta, Molly se dio la vuelta, encontrándose con los ojos del rubio. Sus mejillas se pintaron un poco de color, pero además de eso, no habían otros signos de que sus palabras la hubieran afectado.
"Lucius." Su voz había perdido su despreocupación de hacía un minuto, no obstante permanecía firme. "Porqué no le prestas atención a tu mala reputación y dejas a mi familia en paz?"
"Pero mi querida Molly, molestar a tu familia es tan divertido." Contestó, "después de todo, no veo nada de malo en mi reputación. Veamos… soy rico, joven, tengo un trabajo excelente y mi propia mansión, en donde fácilmente entrarían cincuenta de tus casas. Por otra parte, tú tienes una pobre excusa de esposo, nada de dinero y, hum… veinte hijos? Lo siento, ni siquiera soy capaz de mantener la cuenta de cuántos…"
Los ojos de Molly centellaron.
"Cierra el pico sobre mis hijos!"
"O qué harás? Golpearme? Típico de tu familia resolver los problemas con violencia, no es así? Tu encantador esposo y tus hijos mayores son prueba viviente de eso. No fueron ellos quienes trataron de golpear a Angus Nott por decirles la verdad hace tan sólo un mes?"
La respiración de Molly era agitada. Lucius sonrió para sus adentros… había valido la pena habérsela encontrado, aunque sólo hubiera sido para ver aquella expresión en su rostro.
"No vas a hacer llorar a mi mamá!" una diminuta y enojada voz sonó de algún lugar debajo de él, sorprendiéndolo.
El pequeño hijo de Molly estaba parado a su lado, su rostro rojo como un tomate, sus rosáceas mejillas intensamente encendidas, sus ojos brillando mucho más enfurecidos que los de su madre.
"Vaya," dijo Lucius con calma, "qué carácter. Creo que este niño terminará en Gryffindor, Molly… sólo un verdadero Gryffindor sería lo suficientemente estúpido como para hablarme así. Que pena que tanta pasión sea desperdiciada en una familia como la tuya. Me tengo que ir, ya permanecí en la misma tienda que tú el tiempo suficiente. Un pequeño consejo, si en realidad te importa este niño, cómprale algo que no sea marrón, no estaba hablando por hablar cuando te dijo que lo odiaba. Draco!"
Tan distraído había estado riéndose de Molly y observando a su hijo, que Lucius se había olvidado completamente de Draco. Rápidamente regresó al colgador más cercano a la chimenea, en donde lo había dejado, pero Draco ya no estaba ahí. Haciendo su mejor esfuerzo para no perder la compostura en frente de Molly Weasley, y perfectamente conciente de que Narcissa lo mataría si regresaba a casa sin su hijo, Lucius comenzó a buscar por entre las ropas.
"Draco, dónde estás? No es gracioso! Sal!"
Detrás de él escuchó la voz de Molly.
"Ron, quédate aquí! Ron, a dónde vas?"
Un segundo después sintió que tiraban de su túnica. Cuando se volvió vio a Ron, que estaba señalando a un pequeño pie que sobresalía por detrás de uno de los colgadores de ropa en el lado izquierdo de la tienda. Sintiéndose enojado y aliviado al mismo tiempo, Lucius se apresuró hacia su hijo, hizo el colgador a un lado y miró enojado al niño que se había escondido ahí.
"Qué estás haciendo aquí, Draco?"
El niño evitó mirar el rostro de su padre, lo que siempre pasaba cuando hacía algo prohibido… Lucius conocía muy bien esa expresión.
"Qué tienes en la mano?" le preguntó, notando que el niño tenía la mano izquierda tras su la espalda.
Draco se quedó como estaba, terco, sin moverse.
"Quieres que te haga mostrarme lo que tienes en la mano, Draco? No pienses que no me atrevería."
Finalmente Draco, vacilante, estiró la mano y le mostró a su padre lo que tenía ahí. Era una etiqueta de precio, tenía escrito a mano en tinta negra el sello de la tienda de Madam Malkin y un precio de seis Galeones. Cuando Lucius lo cogió, descubrió que estaba pegajoso… obviamente Draco lo había sacada de algunas túnicas para jugar.
Ya aliviado, Lucius rió.
"No es tan malo, Draco. Sólo tendremos que encontrar la ropa de donde sacaste esto, pegarlo de nuevo y problema resuelto. Vamos, recuerdas de dónde la tomaste?"
Lucius se dio cuenta que probablemente preguntarle algo tan complicado como eso a un niño de dos años y medio era tan complicado como inútil, pero aún así la reacción de Draco era extraña. En lugar de siquiera intentar responder, el niño corrió hacia el rincón más cercano de la tienda y se sentó ahí, escondiendo la cabeza detrás de sus manos.
Lucius quería decir 'no voy a castigarte, lo prometo!', pero la mirada inquisitiva de Molly Weasley lo detuvo. En lugar de eso, decidió buscar la ropa a la que pertenecía esa etiqueta para poder salir de la tienda lo más pronto posible. Ocuparse de los desastres que Draco causaba ya era algo natural para él, un acto reflejo, y esta travesura había sido más o menos inofensiva.
A su izquierda había un colgador con túnicas negras de Hogwarts, que todas juntas quizá costarían seis Galeones, pero no un juego de ellas. A su derecha había otro stand lleno de túnicas de gasa doradas y plateadas, un juego de ésas era mucho más caro que las otras. Sólo tenía que fijarse en el precio para ver si era o no seis Galeones, y luego encontrar aquella que no tuviera etiqueta. Así de simple.
El precio adherido al fino material de las túnicas plateadas lo hizo quedársele mirándolo con asombro – decía 7 sickles y 22 knuts. Lucius revisó el precio de las túnicas una vez más antes de ver las que estaban a su lado. Aunque eran las mismas el precio decía 28 knuts. Las terceras decían de nuevo 7 sickles y 22 knuts, mientras que las cuartas decían 1 galeón y 3 knuts.
Confundido Lucius se volvió hacia las túnicas de Hogwarts y, en efecto, descubrió que un juego de túnicas simple de lana costaba 6 galeones. Las más grandes también costaban 6 galeones. Sólo la penúltima tenía su precio real: 7 sickles y 22 knuts.
Si su hijo no hubiera sido interrumpido a último minuto, habría conseguido salirse con la suya – cambiar las etiquetas de ambos colgadores y engañar a futuros compradores, haciéndolos creer que un juego de túnicas de Hogwarts costaba demasiado, y que el juego de gasa dorada costaba demasiado poco, e inevitablemente eso traería algunos problemas tanto para la dueña como para el cliente.
"Draco," llamó en voz suave, dándose la vuelta y mirando al niño que estaba encogido en una esquina. "Hijo, realmente conseguiste cambiar las etiquetas de una forma tan precisa que escogiste las túnicas que tuvieran la mayor diferencia de precios?"
Repentinamente alegre por alguna razón, Lucius comenzó a reír. Dio tres pasos largos hasta Draco y antes que pudiera contenerse lo levantó en brazos, lanzó al aire, y cogió de nuevo. Al sentir el pequeño cuerpo temblar mientras lo abrazaba, murmuró suavemente en el cabello del niño. "No tienes porqué tener miedo, Draco; estoy muy, muy orgulloso de ti. Espera a que le digamos a mamá lo listo que eres, se pondrá extremadamente feliz."
"No puedo creerlo!" sonó la voz indignada de Molly, asustándolo. "No sólo no le dijiste que lo había hecho estaba mal, sino que lo alentaste! Te das cuenta que le estás enseñando a tu hijo a despreciar las reglas, Malfoy? Qué será de él después si comienza a hacer cosas como ésta desde ahora?"
Lucius se volvió hacia ella, una respuesta ponzoñosa en la punta de su lengua, pero observó que ella no solamente lo estaba observando con menosprecio a él, sino que también a Draco. Sintiéndose protector hacia su hijo por primera vez en su vida, le respondió bruscamente antes de que pudiera contenerse. "No te atrevas a insultar a mi hijo, Weasley. Ocúpate de tu propia prole."
Molly sonrió con sorna. Fue espantoso ver esa expresión en su rostro, especialmente cuando era sabido que ése era el sello característico de los Malfoy.
"Bueno, ahora ya sabes como me sentí cuando insultaste a mis hijos, Malfoy. Si quieres que me calle con respecto a tu hijo, cierra la boca con respecto a los míos."
Lucius quiso responderle. Pero si lo hubiera hecho, también se habría admitido a sí mismo que finalmente había comenzado a sentir algo que no fuera responsabilidad y fastidio por el pequeño niño en sus brazos cuya cabeza estaba apoyada en su hombro confiadamente; y él todavía no había llegado a ese punto. Por lo tanto, Lucius decidió ignorarla. Se dio la vuelta y salió de la tienda.
TBC
