El sol ya se había puesto. Hermione estaba en un aula vacía, la muñeca ya le dolía y los ojos le comenzaban a pesar. Había estado practicando toda la tarde el hechizo, en 5º curso lo había hecho perfectamente, pero por alguna extraña razón, esta vez no podía realizar un "simple Patronus", según ella. Necesitaba volver a hacerlo, al día siguiente tenía examen junto con sus compañeros de 7º curso, y no podía fallar.

Completamente decidida a no abandonar el lugar hasta realizar el hechizo correctamente, se levantó del piso y volvió a intentarlo.

Pero nada. Sólo consiguió que una pequeña voluta plateada saliera de la punta de su varita. Estaba comenzando a frustarse. ¿Por qué diablos no podía hacerlo?

-Mione- La chica se sobresaltó tanto que dio un pequeño saltito.

Se giró para ver quien era, a pesar de saberlo, por su inconfundible voz.

-Harry…-le dijo un tanto nerviosa.-¿Qué haces aquí?

El ojiverde le mostró una tierna sonrisa.

-Sólo…supuse que estabas aquí todavía, te vi esta tarde practicando.

La castaña bajó la cabeza y se balanceó en sus pies.

-Harry, necesito pedirte un favor.

Harry sólo asintió con la cabeza.

-Necesito que me ayudes a lograr un Patronus corpóreo.-le dijo entre tímida y avergonzada.

Su amigo sólo caminó hacia ella, tomó su dolorida muñeca, que por extraña razón al entrar en contacto con el calor de la mano del chico perdió todo dolor. Harry le explicó muy detalladamente todo lo que debía hacer, Hermione lo escuchaba con atención, asintiendo de vez en cuando con la cabeza. "Debes pensar en algo muy feliz, nunca olvides eso" le dijo Harry, como quien le explica a un niño pequeño lo que es correcto y lo que no.

Hermione dio un paso adelante, la mano le temblaba, pero estaba segura que esta vez lo conseguiría.

Conjuró el hechizo, pero nuevamente falló. "Nunca podré hacerlo de nuevo" pensó triste la castaña, pequeñas lágrimas comenzaban a salir de los castaños ojos.

-Vamos, Mione, sé que puedes hacerlo-le dijo el amigo limpiando las lágrimas que corrían por las mejillas de su amiga, y la rodeó con un brazo, para demostrarle su apoyo.

Hermione le sonrió como gesto de agradecimiento.

-Sólo piensa en lo más feliz que haya pasado en tu vida- Harry le explicó nuevamente, sabía que esta vez lo conseguiría.

La chica se puso al centro del aula. Alzó su varita, pero esta vez su mano no tembló. Parecía decidida a hacerlo. Harry la observaba desde el rincón.

-¡Expecto Patronum!- se oyó la voz de Hermione.

Lo había conseguido. Una hermosa nutria salió de su varita, que poco a poco fue desapareciendo mientras flotaba dentro del aula.

Hermione daba saltitos de alegría, mientras que Harry la observaba con una gran sonrisa.

-Emm…¿puedo saber en qué pensaste, Mione?

Hermione lo miró a los ojos. Acto seguido un escalofrío le recorrió el cuerpo. Harry permanecía quieto. La chica pareció decidirse y dio un paso adelante.

-Pensé…pensé en… el día en que te conocí, en el tren- su voz sonó ronca y temblorosa.

Harry la miró como analizando la situación. Hermione se tapó la boca como si hubiese dicho algo indebido, y bajó su cabeza, con la cara completamente colorada.

Pasaron los segundos. El silencio era ensordecedor. Sólo se escucharon pasos. Los pasos de Harry.

Tomó las manos de Hermione, a lo que sus ojos hicieron automáticamente contacto con los suyos, y con un hilo de voz le dijo:

-Creo que para la próxima vez, pensaré lo mismo, Mione.

Fin