DISCLAMER: estos personajes son de la autora del manga… no me los apropio ni un pokito. Aunq para q negarlo… me gustaría apropiarme de Kyo por una nochecita… XDD
Dedicatoria:
Se lo dedico a todos los fans del manga y el anime. Yo no conozco a ningun fan, y sé q hay muchos. Así q… aunq esto parezca una agencia de contactos, me gustaría contactar con fans del anime o del manga. Porfaaaa… un besito!
Se lo dedico muyyyy especialmente a LisseHyde, Tane, Hana Faiya Fujimi y AnitaAsakura. ¡gracias por vuestros rewiews! Me hicieron mucha ilusión. Me alegra saber que mi primer fanfic de Furuba está gustando. . Un besete!
NOTA: esto ocurre después del final.. así que… hay spoilers pekeñitos.
CAPITULO 2: Oculto entre las sombras… Solo sé hacerte daño.
K- ¡He dicho que no es asunto tuyo!- zafándose como pudo de Yuki consiguió salir corriendo de la casa.
¿Por qué tenía que ser tan torpe?
¿Por qué tenía que causarle tantas molestias a Tohru?
¿Cómo iba a volver a mirarla a la cara?
Era un bestia, por eso nació bajo el signo del gato, esa era la razón de su autentica forma. Era una abominación, un ser salvaje que no podía controlar ni su propia fuerza. Y esta vez le había hecho daño a quien menos se lo merecía.
Corrió y corrió entre el espeso bosque, como ya lo hizo aquella vez, huyendo de si mismo, tratando de alejarse para no hacer más daño, para no recordar quien era.
La mañana amaneció con un tiempo esplendido, los rayos de un sol temprano acariciaban las superficies de los árboles que rodeaban la casa de Shigure y el coche de Shigure hacía unos minutos que había llegado.
Como ya era de imaginar, Tohru no podía bajar las escaleras sola, apenas podía apoyarse en el suelo, por lo que sin dudarlo un solo instante, Hatori la cogió en brazos y la bajó por las escaleras.
S- ¡Qué escena tan tierna! Hatori, Hatori…siempre supe que ese frío corazón tuyo albergaba sentimientos impuros hacia nuestra querida Tohru.
La muchacha muy avergonzada por causar tantas molestias y por las palabras de Shigure, enrojeció como nunca antes.
H- Te recuerdo que aún puedo hablar con tu editorial para que publiquen los sucesos más vergonzosos de tu vida. Algún día cumpliré mi amenaza si sigues así.
S- Eresssss tannnn maloooo….-
T- Yo…sumimasen…os estoy causando demasiadas molestias. Gomen nasai.
Y- Honda-san, no debes preocuparte por nada.- intervino con una dulce sonrisa.- Lo importante ahora es que tú te recuperes.
T- Arigato gozaimasu.
H- Volveremos en unas horas.
El joven doctor, aún con la muchacha en sus brazos, se dirigió hacia el coche para ayudarle a sentarse allí. Yuki y Shigure salieron para acompañarles hasta allí, pero en el corto trayecto, Tohru se dio cuenta de algo.
T- Etto…¿Dónde está Kyo-kun?
S- Nuestro querido jovencito salió ayer muy apresuradamente y aún no ha regresado. Supongo que estará recordando sus entrenamientos en la montaña, solo que en algún lado de este bosque.
T- ¿Estará bien?
Y- No te preocupes por él. Ahora lo importante eres tú, Honda-san.
Lo que ninguno sabía es que desde detrás de un árbol del camino, el joven observaba toda la escena. Una parte de él quería ir allí y pedirle perdón a Tohru, decirle que fue sin querer y que no pretendía hacerle daño, que nunca jamás le haría daño apropósito. Otra parte de él tenía miedo al rechazo, a mostrarse vulnerable y ser herido. Esa última, era su parte oscura, la que siempre predominaba, la que ahora mismo le impedía salir de las sombras.
El coche por fin arrancó, tanto Tohru como Hatori se fueron de allí rumbo al hospital. Ahora solo quedaba esperar que volvieran con noticias.
Una vez en el hospital, Tohru fue tratada con mucha dedicación, casi como si en verdad perteneciera a los Sohma. Le hicieron varias radiografias, otro médico la examinó y finalmente fue llevada a una de las consultas para esperar los resultados.
A pesar de que Hatori era un hombre serio, la muchacha se sentía a gusto en su compañía, sabía que como casi todos los miembros de su familia, él poseía una personalidad cálida y dulce bajo todo ese aspecto frío. En más de una ocasión se lo había demostrado, y la preocupación que demostraba ahora por ella, era una prueba más.
H- Estás preocupada por Kyo¿no es así?
T- Nani!
El joven médico apartó la mirada de la joven y perdió su mente en sus propios pensamientos.
H- Todos los miembros de los Sohma que estamos bajo la maldición, hemos de sufrir sus consecuencias, pero ese muchacho siempre lo ha tenido aún más difícil. Al igual que nosotros, no tiene la culpa de nada, no fue quien decidió llevar esta carga, pero Kyo no solo tiene que luchar con la maldición, sino con el rechazo de su propia familia. Hasta que tú llegaste no recuerdo haberle visto sonreír en presencia nuestra. Has logrado un gran cambio en ese chico, así como en todos nosotros. Tranquila, él estará bien.
Estaba emocionada por las palabras de Hatori, no podía evitarlo. Significaba tanto para ella que le dijeran esas cosas… Era como si en parte compensara el ser una carga, el hecho de estar viviendo con gente que, a pesar de no tener lazos sanguíneos, consideraba su familia. Pero se equivocaba en algo.
T- No es así…- comenzó a hablar con voz seria.-…Kyo no estará bien. Es huidizo, temeroso y se culpará de mi accidente. Así es como piensa, como la gente le ha hecho pensar desde pequeño. Cree que todo lo que ocurre a su alrededor, todo lo malo, es culpa suya. Por eso se marchó ayer de casa, por eso no regresó por la mañana, y por eso seguramente aún no haya vuelto. Teme mostrar que le duelen las cosas porque lo considera una debilidad. Solo…solo desea dejar de sufrir, pero cree que es parte de su maldición y no lucha contra ello.
H- Eso demuestra que le conoces. – Sentenció conmovido.- Está bien, en cuanto veamos esos resultados, yo mismo trataré de encontrarle.
T- Iie…ya has hecho demasiado por mí, Hatori-san. Sumimasen, estoy siendo una carga.- contestó apenada por la situación.-
Haciendo gala nuevamente de su careta de hombre serio, Hatori negó con la cabeza, empeñado en ayudarla con respecto al nekko. Después de todo, él también era parte de la familia.
Después de que la mañana avanzara, Kyo se dio cuenta que no podría huir eternamente. Al menos, no de la casa. Con gesto apesadumbrado y serio entró por la puerta, con la intención clara de ir directamente a su cuarto.
S- Kyo¿dónde has estado¿Pegando a algún osito indefenso para recordar viejos tiempos?
El muchacho ignoró el comentario y continúo el camino hasta su dormitorio. Una vez allí, se tiro sobre el suelo, al lado de la ventana, sin ningún interés en nada. Solo quería dejar de pensar… que su cerebro se apagara por un momento y le dejara descansar. Eso, y que Tohru no tuviera nada serio.
Unas horas después, el ruido del motor de un coche les alertó de la vuelta del doctor y su paciente. Yuki y Shigure salieron presurosos a su encuentro para saber que era lo que finalmente tenía la muchacha.
Hatori fue el primero en salir, rodeando el coche hasta llegar al otro lado para abrir la puerta del acompañante. De allí salió Tohru con dos muletas y una gran sonrisa, tratando de calmar la preocupación de sus amigos.
Desde la ventana, el pelirrojo observaba la escena conmovido. ¿Tan serio era para que le pusieran muletas? Ella no le perdonaría, seguramente estaría demasiado enfadada con él para dirigirle la palabra. Pero entonces lo oyó.
T- ¿Volvió ya Kyo-kun?
S- Oh, si. Nuestro joven y obstinado muchacho volvió hace un par de horas. Vivito y coleando, aunque con una cara seria que le quitaba todo el atractivo.- bromeó como siempre.
Y- Hatori-san. ¿Qué le vieron en las radiografías?
H- Lo que sospeché. Una pequeña fractura.
T- No me miréis así. Estoy bien…
H- Tendréis que cuidar de ella, no debe hacer esfuerzos y debe mantener el pie en reposo. Vendré de vez en cuando a ver como sigue, si veo que no mejora os culparé a vosotros dos.
Les dirigió una mirada seria y tras recibir una sonrisa de la joven, se metió en su coche.
T- Arigato gozaimasu, Hatori-san. – gritó mientras el coche se alejaba.-
Y- Vayamos a casa.
Tohru comenzó a andar lentamente con las muletas, avanzando despacio, pues aún le faltaba práctica. Su caminar torpe y pesado conmovía aún más al pelirrojo, que seguía observándola, sintiéndose más culpable por momentos.
Tanto Yuki como Shigure, se pasaron el día cuidando de la muchacha, preocupados de que no hiciera el mínimo esfuerzo, mientras que ella no hacía más que pedir disculpas por causar tantas molestias.
Pero algo inquietaba a la joven, algo que no podía confesar a nadie, puesto que sería la pista que les llevaría a adivinar su secreto. Que amaba a ese pelirrojo que estaba escondido en su habitación. ¿Cómo podía decirles lo preocupada que estaba porque él se culpara de su accidente¿Cómo hacerlo sin que se dieran cuenta que su preocupación iba más allá de la amistad?
Se sentía tan mal, por estar provocando eso en el joven nekko, por preocupar a todo el mundo por su torpeza. Era exactamente igual que cuando cogió aquel tonto resfriado, y también se sentía igual de estúpida.
Se levantó de su sitio, cogió las muletas y trató de irse a su cuarto, pero claro estaba, Yuki se ofreció a ayudarla. Así era, aunque siempre ayudara a todo el mundo, cuando era ella la beneficiaria de su preocupación, sus ojos adquirían un brillo especial, su sonrisa se tornaba más cálida. Todo él parecía renacer.
T- Arigato gozaimasu, Yuki-kun, demo…puedo subir sola.
Y- ¿Estás segura?
T- Hai, hai, seguro.
Con pasos torpes, ayudada por sus muletas, y tras un largo rato, consiguió llegar a su cuarto. En seguida se desplomó sobre la cama, abrumada por sus propias sensaciones, por el cansancio de aquel esfuerzo y sobretodos las cosas, preocupada por ese pelirrojo que no salía de sus pensamientos.
Sin saber bien como, comenzó a llorar, sollozando desesperadamente.
En el cuarto de al lado, Kyo trataba de mantener la mente en blanco, olvidarse de todo y de todos. Sin embargo, oyó algo que le desconcertó, agudizó el oído y se dio cuenta de que era exactamente ese sonido y de donde provenía.
Tohru lloraba en su cuarto.
Sopesó las posibilidades, que era lo que podía hacer. ¿Quedarse allí y esperar a que se le pasara¿Avisar a Shigure o Yuki que ella estaba llorando¿Ir y averiguar que le ocurría?
Era difícil, demasiado difícil… después de lo que creía haber hecho, no podía ir junto a ella, aunque fuera lo que más deseaba en este mundo.
¡Pero él era Kyo Sohma¡¡Tenía carácter, decisión y valentía¡¡Iría allí ahora mismo!
Andando como hacía siempre que estaba enfadado (aunque ahora no lo estaba), salió de su cuarto y se quedó unos segundos frente a la puerta de la habitación de la muchacha, hasta que finalmente llamó.
T- ¿Sí?- preguntó entre sollozos tratando de disimular que estaba llorando.-
De repente, toda su valentía había desaparecido. Tohru le desarmaba con solo una palabra, con el tono de su voz…
K- ¿Puedo…puedo pasar?
T- S…si…
El joven pelirrojo entró con la mirada baja, sin saber que decir exactamente, pero a la vez deseando gritar todo lo que sentía y esperar a que ella le dijera que no era correspondido. Al menos, así descartaría esa parte estúpida de si mismo que le hacía creer, muy en el fondo, que podía ocurrir el milagro de que ella le amara. Pese a la maldición, pese a su verdadera forma, pese a ese carácter frío y cambiante.
Por primera vez la miró a los ojos, empañados estos de lágrimas que aún fluían por sus mejillas sonrosadas. Sus labios temblaban casi imperceptiblemente…
CONTINUARA….
¿Os está gustando? Espero que si… como vereis no he tardado mucho en publicar la segunda parte. Ahora espero recibir rewiews para ver que os pareció este capitulo. Estoy tratando de que sea lo más realista posible, sin cambiar mucho la personalidad de cada personaje. No sé si voy por buen camino.
Wenooo… porfa, opinad!
