Capitulo 12:

Oráculo…

-Mi padre estará con usted en unos momentos- anuncio la mujer. Tomoyo asintió como respuesta y se preparo para lo que parecía seria una incomoda espera. No deseaba estar ahí, su mente aun estaba encerrada en su propio hogar, sus pensamientos atrapados en la preocupación que la consumía, pues Sakura aun se negaba a salir de su habitación. Había dejado su casa sin decirle a nadie a donde se dirigía, sabía que no estaría ahí mucho tiempo, solo el suficiente para decirle al abogado de su madre que el testamento de la misma no era importante. Al menos no ahora.

-siento haberla hecho esperar- el anciano entro a la habitación con una sola carpeta entre sus manos y una sonrisa de emoción en el rostro.

Tomoyo: Señor Fujiwara, no deseo ser maleducada, pero podríamos acelerar este proceso un poco, debo estar en otro lugar.

-la juventud de ahora. Siempre de prisa- mientras hablaba negaba con su cabeza, mas no parecía prestar atención a las palabras de su interlocutora, pues con calma servia el te de una tetera frente a el –debe probarlo- dijo el hombre mientras le pasaba una taza a la joven Daidouji –el té de mi hija es delicioso. - la mujer le miro con un dejo de indignación, a aquella persona no parecía importarle mucho ninguna de sus quejas. El anciano respondió sonriendo con amabilidad, vencida, Tomoyo tomo un sorbo del humeante líquido. –Bien, así me gusta- complacido se sentó frente a la mujer y dejo escapar un pequeño grito de emoción, la joven lo miro como si hubiera perdido la razón.

-genial, he esperado tanto para esto, debe entenderlo, no estoy acostumbrado a estos asuntos de la magia. – Tomoyo se atraganto con el te ante el comentario.

Tomoyo: ¿Qué ha dicho?- pregunto tratando de fingir serenidad.

-aaa yo se que suena infantil, pero soy viejo y no comprendo ninguna de esas cosas tecnológicas a los que ustedes están acostumbrados y que seguramente son las que han hecho posible todo esto- sonreía un poco avergonzado –así que prefiero llamarlo así, espero no le moleste- se disculpo al malinterpretar la mirada nerviosa de Tomoyo con algún tipo de regaño-pero bueno, supongo que desea saber por que la he estado molestando durante las ultimas semanas.-

Tomoyo: sería bueno- dijo sin pensarlo mucho. Lo cierto era que la razón principal por la que había asistido aquel día era para terminar el constante juego de escondite que vivía con aquel hombre. No solo había dejado de contestar el teléfono de su casa por temor a entablarse en una largísimo charla con aquel individuo (en su experiencia resultaban una total perdida de tiempo, pues Fujiwara solo hablaba de que aun no habían terminado los tramites legales) si no también había tenido que hablar con el poco personal que restaba en la mansión para ordenarles no pasarle las llamadas del mismo. Finalmente, el abogado fue mas listo y logro atraparla apostándose a las afueras de su casa y esperando a que ella saliera de la misma y negándose a marcharse hasta obtener una reunión con ella.

-me alegra terminar con esto, soy un poco viejo y temía que mi edad me impidiera terminar con los asuntos de mi mejor cliente- mientras hablaba extrajo un pequeño sobre de la carpeta entre sus manos –bien, si es tan amable de firmar estos papeles- a continuación le paso un documento, tras una rápida lectura la joven imprimió su firma en el mismo. – con eso basta- Tomoyo noto un dejo de tristeza oculto entre la amplia sonrisa del hombre. –si… esta hecho.- Le miro con reproche, ¿eso era todo? Un sobre y una firma, ¿por eso la había estado acosando durante los últimos meses? Un suspiro lleno de exasperación salio de sus labios.

Tomoyo:¿En serio hemos terminado?-trato de calmarse y pregunto esperanzada. Por muy preocupada que estuviera por Sakura, aquel ritual le parecía tan seco y decepcionante que intentaba encontrar alguna razón oculta para que el anciano la hubiera perseguido de aquella manera.

-claro, claro. Debo decirle señorita me ha hecho muy feliz, un viejo como yo, nunca pensé servir a una mujer como su madre, era tan joven, usted también lo era. Pero hasta el día de hoy nunca había visto ojos tan tristes como los de aquella mujer… recuerdo que cuando la vi por primera vez hice la promesa de cumplir todas las peticiones de esa dama, solo así me sentiría tranquilo. Y aquí estamos hoy, tal como ella lo dijo. Realmente debo darle crédito a su madre, ha sabido cumplir su palabra, todas y cada una de las cosas que me dijo se han cumplido, supongo que solo podía corresponder a su fascinante caso con un trabajo bien hecho.-

Tomoyo: le agradezco que se haya tomado tantas molestas- se sentía un poco culpable, aquel anciano solo había intentado (en una manera bastante inusual) de cumplir su trabajo. Le dirigió una última sonrisa y se puso de pie, tomando el pequeño sobre que Fujiwara había puesto sobre la mesa.

-señorita… una ultima cosa, la señora Sonomi me pidió que abriera el sobre en la dirección indicada en la parte de atrás del mismo.- Tomoyo observo los finos trazos de la letra de su madre, leyó con rapidez el domicilio y miro al hombre extrañada- no intente entenderlo, dios sabe que he gastado noches enteras en hacerlo yo mismo. Solo siga los deseos de su madre, no se arrepentirá.- una ultima sonrisa se dibujo en el rostro del hombre, después de corresponderla débilmente salio de aquella casa.

OOOOOO

Fijo su vista en el cielo, esperando encontrar a alguna estrella distraída que hubiera llegado antes que sus hermanas para adornar la superficie celeste. Se sintió un poco defraudada cuando constato el cielo seguía tan azul como siempre.

-ansias verlas, ¿cierto?- pregunto una voz tras de ella. Kaho Mizuki se volvió y sonrió al mago de occidente.

-he encontrado tranquilidad en las estrellas, me hubiera gustado verlas de nuevo.-

Eriol: ¿realmente tenemos que hacer esto? ¿no existe otra forma?

-tu sabes bien que no, el futuro fue cambiado… al final me di cuenta que no importa mucho lo que mis visiones me muestren, solo el corazón de las personas es lo que decidirá el camino a seguir. Supongo que fui una tonta. Nunca quise darme cuenta de esto… -el hombre la abrazo, impidiéndole continuar.

Eriol: ya no vale la pena… mis pecados finalmente me han alcanzado, y han manchado tu preciosa alma, si pudiera, si tan solo hubiera otra forma… pero no la hay. Por favor mantén tu sonrisa, mantén tus esperanzas, Tomoyo es fuerte, Sakura también. Confiemos en ellas… y en su maravillosa amistad… solo eso las salvara.

OOOOOOO

Se sentó frente a la pequeña laguna, el único lugar donde los estragos del tiempo no parecían haberse presentado. Contemplo el agua, que como un espejo reflejaba su figura y se sintió mas confundida que nunca. Aun no comprendía el por que su madre había dejado aquellas extrañas instrucciones, ni por que las había seguido al pie de la letra, pero ahí estaba. Sentada en el templo Tsukimine, con el sobre entre sus manos, y un sentimiento de temor en su estomago. ¿Cuál sería el contenido de aquel sobre? El solo pensarlo la aterraba. Tantos secretos le habían ocultado, tanto desconsuelo le habían provocado, acaso ¿aquel sobre contenía aun mas sufrimiento?. Con manos temblorosas abrió el sobre, su corazón se detuvo al encontrar una sola carta morada. –Memories- leyó en un susurro. Contemplo por un segundo el pequeño libro abierto que estaba dibujado en la superficie de la misma, había algo escrito en el, forzó a sus ojos a descifrar la pequeña caligrafía –A mi… querida hija- murmuro en voz alta. -¿Qué significa esto?- se pregunto en silencio apartando los ojos de la carta y cerrándolos con fuerza para aminorar el dolor en la frente que le había provocado el leer la pequeña escritura. Los abrió de nuevo solo para encontrarse con la pequeña y traslucidas figura de una mujer sobre la carta, cerro sus ojos de nuevo y los tallo con fuerza -¿pero que…?- dijo confundida al tiempo que su vista se topaba de nuevo con aquella pequeña mujer, le tomo un segundo darse cuenta que se trataba de su madre.

-Me alegra verte - la pequeña mujer le saludo con alegría y realizo una pequeña reverencia aun de pie sobre el libro dibujado en la carta. Mismo del cual si silueta era reflejada.

Tomoyo: ¿madre?- pregunto un poco confundida, pues no se explicaba la razón de aquella aparición. -¿en verdad eres tu?

-soy solo un recuerdo- dijo mientras negaba con su cabeza-deseos hechos realidad por esta carta, un fantasma de lo que alguna vez fui- la heredera miro una vez mas al reflejo de su madre y sonrió con debilidad.

Tomoyo: aun así… me hace muy feliz verte de nuevo.

-Lamento haberte hecho sufrir, lamento haber sido tan egoísta como para solo pensar en mi misma y olvidar lo que realmente era importante… no recuerdo cuando comenzó… pero quisiera hablarte de ese pasado que te negué, la esencia de quien eres, la sangre que siempre negué.- el fantasma de la mujer miro a los ojos a su hija, una mirada llena de dolor y que Tomoyo comprendió decía: "En verdad lo siento".- Cuando era pequeña, siempre estuve sola, aislada de los otros. Pues sabía que no éramos iguales.-comenzó la traslucida mujer- separada por la barrera de mi herencia sanguínea, pensé… pensé que mi destino era vivir en la soledad. Y entonces la conocí, era tan pequeña y aun así tan grandiosa, dentro de ella brillaba la misma esencia que yo intentaba ocultar con todo mi ser, pero en su caso. Su aura era liberada con tanta fuerza y calidez, que pensé… que valía la pena vivir en ese mundo, solo para sentirla.

Nos hicimos amigas. Poco después de saber su nombre, también supe que era mi prima. Y como yo, poseía la misma sangre que aun siendo tan pequeña había aprendido a aborrecer. Ella me cambio, me mostró que la vida puede ser hermosa, y aun mas si posees el don de la magia, que te permite darle un toque especial a todo lo que te rodea. Y gracias a eso pude aceptar finalmente mi destino. Yo era la heredera de un antiguo poder. Encerradas en un libro y ocultas para el mundo, pero aun así mías. Las Moon cards. Pero no era mi destino ser la dueña de las mismas, solo debía cuidarlas, llevarlas a salvo hasta el próximo heredero, hasta que su dueño apareciera. Como se había hecho por generaciones antes que yo. –una ligera sonrisa se dibujo en sus labios, pero sus ojos aun estaban llenos de tristeza.

Crecí, acepte mi cargo y viví muy feliz, siempre al lado de mi querida Nadeshiko. No quería separarme nunca de ella, y no imaginaba mi vida sin su presencia. Aun así, este cariño especial, este sentimiento en mi corazón. No fue correspondido. Al final ella se fue cuando encontró a la persona que era solo para ella. –A Tomoyo le pareció ver una sola lagrima brillar en los ojos de su madre, pero si esto era verdad desapareció cuando quiso cerciorarse- El la amo… quizás mas que yo, y poco a poco, pude dejarla partir. No podíamos compartir nuestra vida para siempre y a pesar de que su felicidad me tranquilizaba… simplemente no pude evitarlo, hui de su vida, dispuesta a olvidar.

Conocí a otra persona entonces, la segunda persona que mas amaría en esta vida (la primera siempre sería ella) un hombre cuyo corazón era solo para mí. Me entrego todo su amor, y yo supe amarlo a mi manera. Pero a vida fue cruel conmigo y me hizo pagar por mis mentiras… apartándolo finalmente de mi lado y dejándome sola de nuevo… Mi mas grande pecado es el que no pude darle en vida el mismo amor que el compartía conmigo, lo intente, en realidad lo intente, pero no fue suficiente. Aun así el me hizo un regalo, una hija, un pequeño trozo de esperanza para escapar de la soledad y por eso, le estoy infinitamente agradecida.

La vida siguió su curso, las estaciones fueron y vinieron… pero en mi interior, necesitaba verla de nuevo, solo una vez mas… solo quería decirle que lo sentía, que me arrepentía de haber huido, que quería volver a compartir nuestras vidas… aun si no fuera para siempre, solo deseaba estar cerca de ella. Pero me equivoque al pensar que por siempre estaría ahí, me equivoque al pensar que la vida pasaría sobre ella dejándola intacta, y cuando logre alcanzarla de nuevo, una enfermedad había atacado su cuerpo, y su vida, así como mi corazón, estaban a punto de romperse… para siempre.

¿Puedes creer que aun en su lecho de muerte me recibió con una sonrisa? Me entrego una carta y una flor, tal como su nombre, tal como ella, bella pero frágil. Recuerdo que me lo dijo antes de partir "lamento entregártela ahora, pero creo que no estaré aquí el 14 de febrero". No pude soportarlo, no pude concebirlo, ¿Por qué ella? Era especial, diferente, feliz. Todo lo que yo no era. Y aun así la vida se la llevaba, era injusto, horrible. Quise utilizar mi magia para robar de las puertas de la muerte a una persona. A mi persona especial. Pero no lo logre, el destino me la quito con tanta facilidad… -"la magia solo tare sufrimiento"- recuerdo que pensé, justo en el momento en que vi su cuerpo descender a la fría tierra –"la magia la trajo hasta mi, pero no pudo mantenerla a mi lado, la magia… solo trae sufrimiento"- ese mismo día renuncie, dejaría todo atrás, mi magia, mi corazón y mi legado. Mi hija no sería una nueva guardián de aquel libro, mi hija viviría sin preocuparse por aquellos poderes que solo le traerían desgracias. Selle mis poderes y ate los tuyos a los míos. Aquel libro pasó a ser solo un volumen mas en mi biblioteca y obtuve un poco de alivio, pues pensé, que desde ese momento, ni mi hija ni yo sentiríamos las desgracias de la magia.

Pero me equivoque. Jamás, ni por un solo segundo, me detuve a pensar en que mi pequeña… mi adorable hija, pudiera ser la portadora de un destino diferente al mío. Mi egoísmo me cegó de nuevo y por muchos años viví tranquila, pensando que había hecho lo correcto. Hasta que Kaho Mizuki llego a mi puerta –Tomoyo dejo escapar un gritito de sorpresa, pero no dijo nada más, no deseaba que aquella historia terminase.-

Ella me hizo ver la realidad, el verdadero destino de mi hija, la única heredera del poder de la luna. Comprendí entonces que el peso de mis acciones te habían condenado.

Teníamos que actuar de prisa, buscar de algún modo tu modificado destino. Había arruinado el delicado equilibrio de la vida con mis decisiones egoístas, era tiempo de reparar mi error. Las visiones de la creadora se harían realidad, y el sello que había puesto sobre ti era imposible de romper… a menos… a menos que aquel a quien hubiera atado tus poderes fuera destruido. –un nudo se formo en la garganta de Tomoyo, finalmente comprendía la verdadera naturaleza del asesinato de su madre.-

Aun eras muy pequeña y la noche prometida estaba muy lejos. Decidí guardar silencio y dejarte disfrutar un poco de felicidad. Después de todo… ni yo podía liberarte de tu destino. Un camino cruel aun te deparaba y mis erradas decisiones solo encrudecieron el mismo. Deje que el juez tomara mi vida, solo así podría salvar la tuya y deshacer el sello que había sobre ti y sobre el libro, al momento de liberar tus poderes, las moon cards fueron liberadas, pues debían encontrar a su creadora. No es de extrañarse que se encuentren confundidas, no están preparadas para enfrentar el mundo, pues su creadora había forjado tan brillantemente su legado, que no permitiría que nunca tocaran otras manos que las de su heredera.

Tomoyo… tienes un largo camino que recorrer, la ultima prueba… el juez… confió en ti y en tu maravillosa amistad, se que lo lograras. Pero promete… que pase lo que pase… lucharas con todas tus fuerzas…-la imagen perdió fuerza, como si la magia que la atara a este mundo desapareciera, Tomoyo observo como la figura de su madre se perdía de la superficie de la carta. Intento utilizar sus propios poderes para mantener la ilusión, pero no funciono.

-Madre- dijo desesperada al ver que los labios del recuerdo se movían, pero ningún sonido brotaba de los mismos -¡Madre!- grito esta vez. Pero la imagen desapareció, dejándola sola de nuevo.

OOOOOOO

-Un sueño… de nuevo- Al menos se tranquilizo al darse cuenta que no poseía alas y que aquella elegante biblioteca no ardía en llamas.

La maestra de cartas se paseo por el lugar, debió haberse quedado dormida en brazos de Shaoran, esto la tranquilizaba un poco, pues sabía que aquel hombre la traería desde el mismo infierno. Su vista se poso sobre un blanquísimo libro que descansaba en sobre el escritorio, se acerco a este. Lo deseaba, debía tenerlo, le pertenecía después de todo, nadie era merecedor de el, solo ella podía portarlo, solo ella debía poseer su magnifico poder.

-No te pertenece- una voz femenina dijo a sus espaldas, se volvió con rapidez y encaro a la misma. Sonomi Daidouji le miraba con rencor. Sakura no se movió, la observo por un largo rato con una sonrisa dibujada en sus labios, sentía odio y desprecio por aquella mujer, así como ira terrible, ella había jugado con el destino, y ahora pagaría.

-tampoco es tuyo, nunca lo fue, nunca lo será.- hablo la maestra de cartas, pero en su mente el pensamiento de que aquella voz no le correspondía la lleno de preocupación. Podía sentir la ira creciendo en su interior, llenando su alma, controlando su cuerpo. Pronto noto que la ira lo dominaba todo, una presencia que no era ella movía si cuerpo sin su consentimiento, y ella solo podía verlo todo, aterrada. En algún lugar de su mente.

-Termina con esto… ambas sabemos que es lo que deseas- Sonomi avanzo hacia ella desafiante, una ligera aura mágica se desprendía de ella, impregnada con la esencia de la luna y tan transparente como el viento. Le Parecía imposible que aquella mujer fuera la guardián de aquella magia ancestral.

-Será como tu ordenes entonces- Fue cuando lo noto, llevaba una espada entre sus manos, pero el momento de la convocación de la misma le era imposible de recordar. –la rueda del destino debe seguir girando, y tu debes pagar con sangre el si quiera haberte atrevido a tratar de pausar su camino.- la espada se movió con una rapidez y gracia ajenas a ella, "detente" grito con todas sus fuerzas, pero ninguna palabra salio de sus labios, su cuerpo se movía con vida propia y sus ruegos parecían darle mayor rapidez. "no lo hagas" grito de nuevo, pero no funciono, el cuerpo que antes le pertenecía era un ser ajeno, como si nunca hubiera sido suyo. Alguien lo controlaba, de eso no había duda ¿pero quien? Y ¿Por qué? Esas preguntas pasaban por su mente cuando de la espada corto limpiamente el cuello de Sonomi, la cabeza cayo sin vida unos metros atrás, y el cuerpo pronto le siguió. La sangre lleno todo, salpicándola a ella y a la antes pulcra biblioteca. Sin prisa se alejo del cadáver, acercándose al escritorio y al libro blanco. La espada entre sus manos volvió a transformarse en una rosada carta, escondiéndose inmediatamente entre sus ropas. Tomo el libro, la magia que lo sellaba había desapareció. Lo abrió con cuidado, pero en su interior no encontró a ninguna de sus hermanas. –Maldición-mascullo Sakura con aquella voz que no le pertenecía, se acerco molesta al cadáver de la madre de su amiga, y lo miro con desprecio. –De nuevo te interpones… - murmuro molesta mientras arrojaba el vació libro a su lado. Observo la cabeza de la mujer, caminado hacia ella, la verdadera Sakura gritaba "detente" "deja en paz" "¿quien eres?" pero sus gritos no eran contestados y finalmente se apagaron, cuando a través de los ojos del que antes fue su cuerpo pudo observar la cercenada cabeza de una mujer, iluminada por la luz de la luna, con lagrimas en los ojos y el cabello revuelto y lleno de sangre, "…Tomoyo…" murmuro el nombre de su amiga al observar como la cabeza de esta ocupaba el lugar de la de su madre y era levantara con desdén por la entidad que controlaba su cuerpo.

OOOOOO

Nakuru tomo rompió el papel entre sus manos y continuo dando vueltas por la sala, no podía evitar aquel sentimiento. Deseaba que Eriol llegara pronto, deseaba que todo terminara, y era eso precisamente, lo incierto de su destino lo que la tenía nerviosa.

-Te ves preocupada- La voz de Spinel sun la hizo volverse, el guardián ocupaba su acostumbrado lugar en el sillón leyendo otro antiguo libro. –El amo no debe tardar mucho, trata de tranquilizarte-

Nakuru: Ya se tardo mucho, ¿no te parece?- intento seguir con aquella conversación para encontrar un poco de alivio.

Spinel: no realmente. Siempre que se ve con esa mujer se entretiene un poco.

Nakuru: Pero hoy es diferente.

Spinel: precisamente por que lo es no debería sorprenderte que el amo se tome su tiempo. Aunque imagino que en tu caso es diferente, esa niña Daidouji… todo esta a punto de terminar para ella ¿cierto? –Nakuru no respondió, se acerco a la ventana y observo la ciudad que crecía bajo sus pies.

Nakuru: Eriol no debe de tardar… supongo que preparare la cena.-cualquier cosa era mejor que seguir mirando por aquella ventana fingiendo que los hechos que ocurrirían en esa noche eran completamente ajenos a ella.

OOOOOOO

-no quiero dejarte sola- se aferraba a ella con fuerza, sabía que si la dejaba ir ya nunca regresaría. La amaba, solo así podía explicar el dolor que su corazón sentía al saber que la perdería. Pensaba, estaba seguro que cuando el momento llegara podría dejarla ir… pero una vez mas se engañaba a si mismo. –Por favor… tiene que haber otro manera- Se sentía patético, como un niño suplicando por un deseo imposible. Pero no podía evitarlo, no deseaba que la mujer se fuera de su lado. Kaho jugo con sus cabellos azulados y le beso la frente, aquella tristeza en los ojos del hechicero, solo la había visto una vez… en otra vida.

-El destino que tejí, no puede ser cambiado. Por mi culpa, se han perdido tantas vidas, extinguido tanta felicidad. Esta será la forma en la que pagare por mis errores.-

-yo podría ayudarte, no me importaría tomar tu lugar. No me importaría irme antes que tu-

-shh- sello los labios del hechicero con uno de sus dedos al tiempo que le sonreía –tu vida es importante, tu camino aun no ha terminado. Además, lo prefiero de esta manera… yo no soy fuerte como tu, no podría seguir sin ti- beso los labios del hombre suavemente, y seco la única lagrima que corría por su mejilla. –vete por favor… si no lo haces, estoy segura que me detendrás.- El mago camino sin prisa hacia la salida, mirando el cielo que aun se negaba a proyectar las estrellas.

OOOOOOO

No se había movido desde que el fantasma de su madre había desaparecido, se había quedado ahí. Esperando. No sabía exactamente que, pero quería esperar un poco mas. Todo era tan diferente, su vida parecía construida en mentiras, engaños y medias verdades. Quizás si se quedaba ahí un poco mas, alguien la ayudaría a comprender, a hacerla ver lo que debía hacer ahora. ¿Pero quien podría esclarecer su mundo? ¿Quién podría hacerle ver el camino que debía tomar ahora?

-¿Esta usted bien?- La pregunta le pareció un poco tonta, era obvio que no lo estaba. Volvió sus ojos y se encontró con Oracle quien la miraba desde lejos. ¿Acaso había escuchado su ruego silencioso? ¿Acaso el le ayudaría a comprender todo? Sonrió. Por un momento la confusión se borro de su corazón, aquel hombre era su salvación.

Se puso de pie, y mantuvo la sonrisa en sus labios. Sus pies la guiaban hasta el hombre. Lo imagino recibiéndola con ternura entre sus brazos, abrazándola, dándole palabras de confort.

Lo imagino tomándole de la mano, prometiéndole que el se quedaría para siempre, la única constante en una vida que ya no parecía pertenecerle.

Lo imagino aclarando las dudas de su corazón, logrando alcanzar la felicidad a su lado, dándole un nuevo propósito. Haciéndola olvidar aquellas cartas, aquel solitario camino que desde hacia unos meses había seguido.

Por eso corrió hacia el, por eso seco sus lagrimas, por eso no se movió cuando lo vio levantando su mano hacia ella, encender su aura y atacarla con una onda psíquica obligándola a caer al suelo, solo a unos cuantos palmos de distancia de el.

No se levanto, se quedo inmóvil en el suelo, tratando de explicar lo que había pasado ¿El la había atacado? No, debía ser una mentira, una equivocación. Un enemigo, si eso lo explicaba todo, algún ser que atentando contra su vida obligo a Oracle a utilizar sus poderes en su contra. Se levanto y busco en el arruinado templo al enemigo, trato de sentir su energía. Pero no lo encontró.

-Ha llegado el momento- Tomoyo observo al guardián por unos segundos, antes de notar que sus ojos se habían tornado dorados. –Hoy es la noche en la que tu destino se decidirá- El tono usado por el guardián le hizo sentir un poco de miedo. ¿A que se refería?

Tomoyo: Oracle… ¿Qué esta pasando?- No contesto, en su lugar el hombre alzo su mano contra ella y la ataco de nuevo. Esta vez cayó de espaldas y se golpeo la cabeza con el duro suelo, le tomo unos segundos el recobrarse. Cuando puso volver a entornar sus ojos, el guardián ya estaba frente a ella.

Oracle: Levántate- movió sus manos, y una fuerza cubrió a la mujer frente a el, obligándola a levantarse. –Pelea… Utiliza tus poderes contra mi, solo así ganaras-

No lo entendía, no quería hacerlo, solo quería que el hombre se detuviera, no pelearía contra el, no pretendía hacerlo… no podría hacerlo.

Oracle: ¿no pelearas?- Le pareció que la pregunta estaba cargada de dolor.

Tomoyo: no… no puedo hacerlo, no me pidas que lo haga. Tu… tu eres una de mis valiosas amigos… mi mas valiosa persona. Si te ataco… la sola idea de herirte… me resulta imposible.

Oracle: ¡este no es el momento de esas tonterías!- grito, pero en su rostro no había furia, si no tristeza. La heredera observo sus dorados ojos, la pequeña luz, aquella que estaba llena de ella brillaba mas que nunca. –Se acerca… ¿acaso no puedes sentirlo, es terrible, mas de lo que nunca imagine… si no te haces mas fuerte no lo lograras, ¡no vivirías!- una ráfaga de viento se desprendió del cuerpo del guardián, Tomoyo fue empujada por el mismo, pero resistió lo suficiente para no caer al suelo. No tenía idea de que aquel hombre poseyera tales habilidades. La sorpresa se intensifico cuando sintió que la tierra a sus pues se movió. Miro horrorizada a Oracle, grietas se abrían en el suelo a unos cuantos pasos de el, y se dirigían hacia ella. El viento seguía soplando, levantando con el, pequeñas rocas que la golpeaban en el cuerpo. Oracle había caído al suelo, tosía y sus manos intentaban atrapar el aire que escapaba de sus pulmones. Dejo escapar un pequeño grito cuando el hombre, al toser, escupió un poco de sangre.

Tomoyo sintió una punzada de dolor, justo en el corazón. Pero no era como aquel dolor que había experimentado en la casa de la playa cuando pudo sentir a pesar de la distancia el sufrimiento de su guardián. Este era diferente, la punzada parecía llegar hasta su alma y hacia brotar lagrimas de sus ojos. La tierra dejo de moverse, el viento se tranquilizo y ella corrió en dirección de aquel hombre que hacia que su corazón se llenare de tristeza.

-¡No vengas!- grito el oráculo, alzando su vista hacia la mujer que se acercaba hasta donde estaba, sus palabras crearon a su alrededor un circulo de fuego, alto como una muralla, impenetrable como una pared. Sería imposible para Tomoyo cruzarla para llegar al guardián.

Tomoyo: ¡¿Por qué!- estaba molesta, triste, desesperada. Solo quería ayudar al hombre y este le cerraba el paso con aquella barrera. No entendía como es que este había obtenido el poder para controlar los elementos, pero no le quedaba duda de que el usarlos le quitaba mucha energía, aun a través del fuego sentía como es que el aura mágica impregnada de luna disminuía. –¡Oracle, por favor, tienes que dejarme ayudarte. Ya casi no tienes energía, tus poderes se debilitan… acaso… ¿acaso quieres morir? – No hubo respuesta. Espero por lo que le pareció una eternidad, trato de pensar como atravesar aquella barrera, pero el fuego había creado un impenetrable escudo. Volvió sus ojos y observo el pequeño estanque de aguas cristalinas, esa tenía que ser la solución.

OOOOOO

-¡Mas rápido, mas rápido¡- rogó Sakura desde el asiento del copiloto.

-Demonios- murmuro Syaoran al encontrarse con que la calle que los llevaría con mayor rapidez al templo estaba cerrada. Dio una vuelta en U, y no hizo caso a las maldiciones que el resto de los conductores profirieron.

Sakura: Debimos haber utilizado a Fly- dijo la mujer observando con lagrimas en los ojos la calle que se abría frente a ella.

Syaoran: no estas en condiciones de usar magia- Era cierto, hacia unos minutos Sakura se había tambaleado por los pasillos de la mansión Daidouji, gritando por ayuda. Cuando Syaoran la encontró (Solo se había apartado de su lado un momento, en búsqueda de un vaso de agua) la mujer había caído al suelo envuelta en lagrimas. "!Tomoyo esta en problemas!" había dicho con desesperación al chino. Vagamente le había explicado el sueño que había tenido, y el presentimiento que le carcomía el corazón. "nos necesita… puedo sentirlo". Syaoran hubiera querido negarse a llevarla, a explicarle que solo se trataba de un sueño, pero en su lugar solo la tomo entre sus brazos y la cargo hasta el auto su auto. "Templo Tsukimine… ella esta ahí" le dijo tan pronto hubo encendido el motor.

Syaoran: llegaremos a tiempo… no te preocupes – le dijo mirándola aprovechando la luz roja de un semáforo para detener el auto. Solo lo vio por un fugaz instante, un dorado color que lleno los ojos de su novia, aparto su vista y tallo sus ojos.

Sakura: ¿Te sucede algo?

Syaoran: No… debió haber sido tu imaginación.

Sakura: si… tu imaginación- susurro mientras una sonrisa cruzaba sus labios.

OOOOOO

El agua goteaba de cuerpo, sus ropas estaban empapadas y el cabello se le pegaba a la cara. Corría con toda la rapidez, pero sus pesadas ropas llenas de agua le resultaban un obstáculo más. Observo la pared de fuego, no pensaba detenerse. Lo había visto en algunas películas, pero no sabía si funcionaria. Siguió corriendo, la barrera de fuego estaba cada vez mas cerca. No lo pensó, no podía hacerlo o se arrepentiría. Tan pronto hubo llegado a una distancia que le pareció prudente, salto. Sintió el calor del fuego abrazando su cuerpo, pero no le importo. Cayó pesadamente al suelo y cuando abrió los ojos comprobó que había logrado cruzar la barrera. Pudo percibir en el aire un ligero olor a quemado, reviso su cuerpo y se alegro de ver que el agua que la cubría logro proteger en gran medida al mismo. Busco con sus ojos a Oracle, el estaba ahí, hecho un ovillo en el suelo, con sus ropas manchadas de sangre. Se puso de pie pero sintió que sus rodillas flaqueaban. Por alguna razón, el verlo de aquella manera la llenaba de terror.

-¿Oracle?- se acerco a el sin esperar respuesta, el tenía que estar bien. Llego hasta el guardián y se inclino sobre este, pero el hombre no se movió.

-fracase- le murmuro al oído, la joven se sobresalto. Recuperándose lo ayudo a sentarse en el suelo junto a ella. –Espere demasiado tiempo… y fracase- su voz era débil, solo un recuerdo de lo que solía ser. En ella Tomoyo encontró infinita tristeza. –No quería hacerlo… quería estar un poco mas tiempo contigo… tuve tantas oportunidades, pero nunca quise aprovecharlas… solo quería… mantenerme a tu lado por un poco mas. Debí saberlo…pero pensé que aun me quedaba algo de tiempo. Pero cuando sentí la presencia de la creadora… me di cuenta de que debía ser hoy el día en el que todo terminaría. Te falle… No pude hacerte mas fuerte… no pude controlar a mis hermanas, ellas confiaban en mí, por eso estaban conmigo. Por que confiaban en que al prestarme sus poderes lograríamos ayudarte… pero soy un cobarde y no pude cumplir con mi misión.

Tomoyo: no es cierto, tú me ayudaste más que nadie, tú me diste fuerza cuando pensé que no lo lograría, tú siempre estuviste de mi lado. ¿Cómo puedes decir que fracasaste? Todo este tiempo, si no te hubiera tenido de mi lado… yo no lo hubiera logrado. –el hombre la miro y sonrió con debilidad al tiempo que pasaba su mano por la mejilla de la joven.

Oracle: eres y siempre serás la persona mas importante en mi vida –dijo con un hilo de voz- no quiero separarme de ti… -

Tomoyo: ¿separarnos? ¿Por qué tendríamos que separarnos?- la desesperación se había apoderado de su voz, aquellas palabras sonaban como una despedida, el dolor en su corazón se hizo mas fuerte.

Oracle: mi tiempo ha terminado… hoy he utilizado todo el poder del que disponía-una sonrisa amarga se dibujo en sus labios- ni siquiera pude ayudarte un poco…

Tomoyo: ¡deja de decir eso! ¡Me ayudaste, no quiero que te vayas, dijiste que siempre estarías a mi lado guiándome, ¡aun no estoy lista!- una sola lagrima corrió por su mejilla.

Oracle: confió en ti… siempre fuiste muy fuerte, mas de lo que jamás espere que serías. Pero ya no puedo quedarme junto a ti… la energía que me daba vida esta por terminarse, también he abusado de la gentiliza del hombre que permitió que utilizara este cuerpo.

Tomoyo: ¡Si lo que necesitas es energía toma la mía!- le grito con desesperación.

Oracle: es imposible… yo no soy una carta como el resto, ni tampoco un humano, soy ambos. Este cuerpo esta muriendo, y mi poder mágico se ha agotado por el uso excesivo que hice de el. Aunque revivas mi aura, el cuerpo morirá y nadie… ni siquiera el mago mas fuerte. Puede traer de vuelta a aquellos que se marchan.- sus ojos perdieron el color dorado, tornándose de un castaño opaco, los mismos que había visto en los ojos de un niño que había pasado su vida en la habitación 87 de un hospital.

Tomoyo: pero… ¡no puedes irte ahora!- las lagrimas brotaron de sus ojos, pues se había dado cuenta de que aquel hombre se marcharía para siempre.

Oracle: por favor… no llores… no deseo verte triste… por favor… se que soy egoísta… pero déjame ver por ultima vez… esa sonrisa. – Tomoyo intento secar las lágrimas pero no pudo, el llanto no dejaba de brotar de sus ojos. Aun así sonrió. Sonrió para despedirse de aquella persona. Mientras lo hacia noto el ligero vapor morado que se desprendía del cuerpo del hombre para formar una carta frente a ella. Le pareció verlo sonreírle al final, pero quizás había sido su imaginación. 5 cartas cayeron en su regazo. Con manos temblorosas las tomo. -"Water" "Fire" "Earth" "Wind"- leyó con tristeza. Tomo la ultima de ellas, y la miro por un largo rato, había un hombre en la carta, uno que con los ojos cerrados y sonrisa placentera la hizo sentir mas tranquila.

-"The oracle" - leyó en un susurro.

-Lamento interrumpirla- Tomoyo se volvió con rapidez, dejo escapar un grito de sorpresa al encontrarse con el rostro sonriente de Kaho Mizuki.

Tomoyo: ¿Qué hace usted aquí?- Por alguna razón se había llenado de temor, en su mente una frase resonaba "En esta vida no existen las coincidencias, solo no inevitable".

Kaho: es mí deber estar aquí… después de todo, yo aquella a la que llaman: la creadora.

Notas del autor:

…Siguiente capitulo final… lo terminare en cuanto pueda aprovechando las vacaciones, espero que les guste. creo que no estaré aquí el 14 de febrero: Cada día se san Valentín Nadeshiko regalaba flores y cartas a Sonomi y su abuelo para hacerles saber lo feliz que era con Fujitaka.