15 de Diciembre de 2002
Este fic es mío, pero los personajes empleados en él son propiedad de las Clamp, de su manga Card Captor Sakura.
Este fic se sitúa en un mundo paralelo (por así llamarlo). Las Cards y sus guardianes aparecerán. Shaoran y Sakura no se conocen. Eriol tampoco conoce a Sakura. Bueno, ya irán descubriendo los detalles a medida que lean el fic.
- "Conversaciones"
"Pensamientos"
Sueños o recuerdos
~*~*~*~ Cambios de escenario
Una Flor En La Oscuridad
Capítulo 5: Flores, ángeles y desconocidos
By: Kassy99
Meiling se dirigió a la cocina, aún temblando de ira. Abrió la puerta de la cocina con sombría mirada, pasó a unas doncellas y fue a abrir la nevera, en ese preciso instante Tomoyo entró. Vio ante ella a Meiling y solo la miró con desconfianza. Las dos se miraron fijamente a los ojos, cara a cara. Meiling suspiró y le salió una gota en la cabeza.
- "Se que no hemos comenzado con buen pie..."- Dijo con una risa nerviosa- "Pero... creo que podríamos llevarnos mejor ¿no?"- Tomoyo hundió más su mirada en los ojos de ella y tras un momento de silencio la chica suavizó la mirada. Meiling suspiró de alivio, no se había percatado de que su enfado se había desvanecido en el momento en que Tomoyo piso la cocina.
- "No me fío de ti, Li"- Dijo sinceramente la japonesa.
- "Llámame Meiling, solo llaman Li a mi primo"- A la mención del muchacho el rostro de la japonesa volvió a su antiguo estado, de seria quietud- "Creo que no te cae bien"- Dijo con agudeza.
- "Él menos que nadie"- Se sinceró sin miedo y con descaro.
- "¿Qué te hemos hecho para que seas tan hostil?"- Tomoyo que había avanzado a la nevera ocupó el lugar donde antes había permanecido Meiling y ahora estaba rebuscando en la nevera- "Perdona... creo que no son las palabras adecuadas... Quería decir... ¿Qué piensas de nosotros para que seas tan hostil?"- Sacó su cuerpo del refrigerador y la miró con una ceja levantada.
- "Es algo muy fácil. Sois miembros de Clan, más específicamente, él es líder de Clan y tú una de sus fieles subordinadas"- Meiling había notado cierto resentimiento en sus palabras, pero lo había ignorado al sentir una enorme indignación, no sabía si por la forma despectiva de haberla llamado 'subordinada' o por criticar al Clan. Atacar a Shaoran era como atacar a todo el Clan y el Clan era algo que tenían que respetar todos, incluso una chica que no pertenecía a él.
- "Como te atreves..."- En aquel instante Meiling se percató de algo. ¿Cómo sabía que Shaoran era el líder del Clan? Sus ojos se ensancharon levemente- "¿Cómo...?"- Dijo Meiling asombrada. Tomoyo alzó de nuevo una ceja con desdén.
- "No es difícil de adivinar cuando todos siguen las órdenes de tu querido primito"- Dijo con un tono afiladamente sarcástico.
- "Pero aún así..."- Seguía sin estar muy convencida.
- "No confío en vosotros simplemente porque no confío en los jefes de Clan y en un tipo de persona, en la que justamente tú encajas perfectamente"- Estas palabras sonaban ásperas y cortantes.
- "¿Y qué clase de persona es ?"- Preguntó poniendo sus manos en las caderas.
- "Tú, eres de la clase de persona que siempre ha sido, es y le será fiel a su Clan, pase... lo que pase"- Dijo con un tono amargamente serio.
- "Entonces no me conoces tan bien como crees"- Añadió con voz triste, pero firme.
- "No me digas que traicionaste la confianza que depositaron en ti el Clan"- Se mofó Tomoyo, pero su rostro cambió al ver que Meiling no respondía, solo apartaba el rostro.
- "Hay cosas..."- Hizo una pequeña pausa y la miró a los ojos- "... que son más importantes que el Clan"- Tomoyo estaba sorprendida, la había juzgado mal, se había precipitado en su juicio.
- "Si es así..."- Tomoyo suavizó los rasgos de su faz y le regaló una pequeña sonrisa- "Comencemos de nuevo... Tomoyo Tomonoki, encantada de conocerte"- Le hizo una leve inclinación de cabeza.
- "Meiling Li, el placer es mío"- Dijo devolviéndole el saludo. El ambiente se había descargado de repente, ahora era más suave. Hubo una pausa y después Tomoyo volvió a reanudar la conversación.
- "Algo que quería preguntarte... Tú, tu primo y el chico de gafas, ¿cómo es que sabéis japonés?"- Preguntó curiosa mientras volvía a rebuscar en la nevera.
- "De pequeños viajábamos mucho a Japón. Mi tío pensó que lo mejor sería aprender el idioma por si en un futuro lo necesitábamos. Eriol... no sé donde lo aprendió y la verdad... no me importa"- El tono agrio de Meiling no pasó desapercibido para el fino oído de Tomoyo. Volvió a ponerse recta y mirar a la chica a la cara.
- "Antes te vi con él en el pasillo. Os lleváis muy bien..."- La sonrisa de Tomoyo era peligrosa. Insinuaba muchas cosas, demasiadas para el gusto de Meiling.
- "¡Es un maldito cretino que se cree el conquistador más grande del mundo. Es un prepotente consentido que no ve más allá de una minifalda con buenas piernas!"- Todo lo soltó sin tomar aliento y con la voz tan alta que toda la actividad en la cocina se paró. Enseguida la china se percató de que había alzado demasiado la voz y se sonrojó levemente, solo supo pasar el trago con más furia- "¡¿Qué miráis?! ¡¿No tenéis nada mejor que hacer que estar allí como estatuas?!"- Todos en la cocina siguieron con sus asuntos a gran velocidad. El mal carácter de Meiling era conocido por el servicio.
- "Veo que ese... Eriol, no es de tu agrado"- Meiling se acercó a Tomoyo con los ojos ensombrecidos, dando un toque terrorífico al aire que la rodeaba.
- "Te voy a dar un consejo ya que he visto como te ha mirado Eriol... Será mejor que no dejes que se te acerque. Es un casanova de pacotilla que cuando le echa el ojo a una no hay quien le haga retroceder de su objetivo. Es retorcido, sabe manipular bien a las mujeres. Yo soy una de las pocas que le conoce bien y tal vez por eso me considera digna de sus jueguecitos de flirteo, pero te aviso Tomonoki... ten cuidado de mirar bien por donde pisas cuando estés a solas con él, mucho cuidado"- Tomoyo sudaba de nerviosismo al ver la cara tan tétrica que había adquirido la chica a solo unos centímetros de su cara, se separó de Tomoyo y volvió a sonreír- "¿Qué hacías en la cocina?"- A Tomoyo le apareció una gota de la frente y mostró una sonrisa temblorosa.
- "Venía a por unas bebidas, Sakura me espera fuera"- Dijo intentado volver a recomponerse.
- "Pues te acompaño"- Tomoyo cogió un par de refrescos y Meiling cogió otro. Las dos salieron de la cocina hacia el jardín lateral. No hablaron durante el camino. Tomoyo sentía que la chica era algo siniestra cuando quería, demasiado para su gusto. Tomoyo abrió las puertas que daban al jardín y salió.
- "Sakura he traído los..."- Cuando miró hacia donde debía estar su amiga, no vio a nadie- "¿Sakura?"- La llamó mirando a los lados. Meiling se acercó a Tomoyo.
- "Tal vez halla entrado"- Tomoyo asintió y las dos entraron. La japonesa miró por la planta baja mientras que Meiling hablaba con los criados.
- "¿Qué te han dicho?"- Preguntó impaciente.
- "No la han visto entrar"- Contestó la china algo intranquila.
- "No puede haber ido muy lejos, solo la he dejado unos minutos, además no conoce el lugar, no puede haber desaparecido así como así"- La voz de Tomoyo era de alarma. ¿Por qué sospechaba que iba a pasar algo?
- "Voy a hablar con los guardias, espérame aquí"- Meiling salió del cuarto y marchó en busca del jefe de turno. Tomoyo volvió a salir y miró a los alrededores. No pudo encontrar nada, ninguna pista, nada que la dijera lo que había pasado. Se dio media vuelta y fue a entrar cuando se encontró con alguien en medio de la sala.
- "Tú"- Dijo furiosa avanzando con paso fuerte hacia esa persona- "Tú eres el culpable de todo"- Se acercó a él y le cogió del cuello de la camisa- "Maldito cabrón, sé que tiene que ver contigo, no puede ser nadie más que tú"- Shaoran cogió las manos de Tomoyo por las muñecas y las separó del cuello de su camisa con fuerza. Miró a la mujer iracunda con frialdad y la soltó las manos dándola un empujón.
- "Antes dejé que me pegarás, pero jamás vuelvas a tocarme. Si me tocas una sola vez más..."- Meiling interrumpió con la voz ahogada.
- "Ha desaparecido, no la han visto"- Tomoyo lanzó una mirada asesina a Shaoran y este miró a su prima con su austero rostro.
- "¿Quién ha desaparecido?"- Preguntó inquisitorio.
- "Sakura"- Contestó Tomoyo con veneno en sus palabras. Shaoran se puso tenso y observó fijamente a su prima, esta cabeceó para su temor.
- "Eso es imposible"- Dijo aún con su frialdad acostumbrada- "Nada ni nadie puede salir ni entrar sin que sea visto"- Dijo sin creer sus propias palabras en ese momento.
- "Entonces... ¿insinúas que una chica, ciega, puede escapar de un lugar que no conoce sin ser vista y a plena luz del día?"- Tomoyo seguía atacante. Shaoran solo le devolvió una mirada fugaz con atisbos de ira y preocupación.
- "Meiling, que busquen por toda la mansión, si hace falta ponerlo todo patas arriba que se haga"- Meiling se puso recta como un soldado del ejército- "Ya"- Su prima salió corriendo de la sala. Fuera en el pasillo se oían gritos en chino.
- "Seguro que tú tienes la culpa"- Seguía asegurando la japonesa con insinuante veneno. Tomoyo se acercó amenazante al chino y se puso a unos centímetros de su rostro- "Si algo le pasa a Sakura juro que te mataré y perseguiré tu alma hasta el mismísimo infierno"- Tomoyo se apartó y avanzó pasando por su lado dejando la habitación para ayudar a Meiling. Shaoran permaneció callado con la mirada oculta tras sus cabellos revueltos. Una línea fina y recta reemplazaba lo que antes eran sus labios.
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Sintió que todo su cuerpo pesaba más de lo normal, se sentía tan pesada que no podía mover apenas un músculo. Lentamente empezó a mover los dedos y luego la mano, rodó por la superficie blanda sobre la que estaba recostada y se levantó con dificultad. Cuando estuvo sentada se llevó la mano a la cabeza, le daba vueltas y la sentía sobrecargada, como si se fuera a caer en cualquier instante. No sabía porque pero esto la estaba resultando irritantemente repetitivo. Esperó a que se le pasara el efecto y cuando se repuso se levantó de la cama. Sabía que era una tontería hacer nada así que permaneció sentada esperando a que pasara algo.
- "Sakurita"- Dijo una vocecita a su lado. Sakura se sobresaltó un poco porque no había recuperado todos sus sentidos, pero al reconocer la voz un alivio la invadió el cuerpo.
- "Kero, que bien que estés conmigo"- La joven dio un suspiro, se relajó y sonrió- "¿Qué me ha pasado?"
- "Te han secuestrado... de nuevo"- Dijo con una gota en la cabeza, parecía que esta clase de situaciones se estaban volviendo... muy comunes.
- "¿No es irónico?"- Kero sonrió. Dentro de lo mala que era la situación, no dejó de parecerles cómica.
- "Bueno... ejem... parece ser que dentro de la casa de ese cretino..."- Empezó a farfullar el peluche.
- "Kero..."- Le recriminó al llamar así a Shaoran.
- "En la casa de ese joven..."- Se corrigió de mala gana- "... la seguridad es bastante mala. Un tipo te tapó la boca con cloroformo y perdiste el conocimiento, para no perderte de vista me agarré a tu mano fingiendo que era un muñeco, así no me separaría de tí"- Explicó el peluche, Sakura estaba conmovida y agradecida por la preocupación de su guardián- "Un tipo de la casa vestido como uno de los guardaespaldas te sacó por un hueco del muro, lo cual debo decir que confirma ese dicho de que la solución para una pregunta es buscar la respuesta más sencilla, o lago así"- Empezó a desviarse del tema.
- "Kero, ve al grano..."- Interrumpió las cavilaciones del pequeño guardián.
- "¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Pues... el tipo te sacó de los terrenos de la mansión y fuera esperaba otro tipo el cual te metió en un coche, más bien una limusina, y te trajeron a esta habitación"- Terminó el relato.
- "¿Y no pasó... ?"- La chica se paró antes de proseguir, el guardián la miró curioso.
- "¿Qué... ?"- La chica se llevó el dedo a los labios y le hizo una señal de que se callara.
- "Oigo algo, será mejor que te metas en mi bolsillo"- Kero volvió a donde salió. Por una vez Sakura bendecía los trajes que Tomoyo creaba para ella, las chaquetas siempre se las hacía con bolsillos grandes por si en situaciones en que ella no la podía acompañar, por lo menos, Kero pudiera. Sakura afinó el oído y oyó unos pasos acercarse, eran varias personas, se pararon y el siguiente sonido que oyó fue el abrir y cerrar de una puerta acompañada de más pasos. Sakura pudo adivinar que la persona era de paso tranquilo, por la fuerza del paso pudo deducir que era un hombre.
- "Veo que ya está consciente"- Dijo mientras cogía una silla y se sentaba delante de la joven.
- "Enhorabuena ve muy bien"- Afirmó sarcástica- "¿Quién es usted y qué hago aquí?"- Preguntó sin más dilaciones.
- "Soy alguien que necesita de su ayuda"- Ignoró el sarcasmo de la japonesa. El tono era serio pero denotaba algo de tristeza. Sakura sabía que este hombre era joven, por su serenidad podría decir que era una persona responsable de sus actos, alguien meticuloso que sabía lo que hacia.
- "¿Mi ayuda?"- Preguntó algo confundida.
- "Sé quién es o por lo menos sé... con quién aprendió señorita Tomonoki o debería decir Flor de Ángel"- Sakura se sorprendió bastante, en realidad la expresión de su rostro era más que de sorpresa, estaba sin habla pero enseguida volvió a mostrar cara de póker, sin embargo al hombre no se le escapó su asombro- "Entonces no me equivoco si digo que estuvo durante algún tiempo con Evangeline"
- "¿Quién es Evangeline?"- Dijo casi sin sonido en sus palabras.
- "Evangeline fue una de las mejores herbolarias que ha pisado este mundo. Por motivos que ahora le mencionaré, tuve que buscar a los mejores en este tema, pero me encontré con la desilusión de que una de las famosas asesinas y curanderas del momento había muerto en... digamos... extrañas circunstancias"- Sakura se tensó y frunció el ceño ante el recuerdo.
- "Parece ser que se ha informado muy bien de esa tal Evangeline, señor..."
- "Disculpe mi falta de educación, soy Marco, Marco Giovanni y no me llame señor que tenemos casi la misma edad"- Dijo en tono cortés y considerado, muy políticamente correcto para ser un secuestrador.
- "Ya lo suponía"- Dijo sin mucha importancia para si misma- "¿Pero que quiere exactamente de mi?"
- "Como he dicho buscaba a la mejor y me hallé con su muerte, así que busqué a otra persona que resultó ser usted, su discípula si no me equivoco"- Sakura se acomodó en la cama y puso las manos sobre sus muslos.
- "¿Su discípula? Pero si ni siquiera sé de quien me habla"- Dijo con una sonrisa fingida.
- "Eso no es lo tengo entendido. Evangeline era la mejor en el dominio de las plantas, según la información que he recabado, la mujer era una experta en curar con ellas así como dar la más dulce de las muertes"- Sakura bajó ligeramente la cabeza lo suficiente como para tapar los ojos en la sombra que formaba su cabello.
- "De verdad no sé de que me habla"- Dijo con tono duro.
- "Porque será que no la creo"- Dijo irónico el hombre, dando a oír un tono cruelmente burlón.
- "¿Y que quería de esa Evangeline?"- Siguió preguntando con interés en la historia que el hombre tenía que ofrecerla.
- "Hace unos meses mi hermana cayó enferma de gravedad, la han visto los mejores médicos del mundo, ninguno ha sabido decirme ni siquiera la enfermedad que tiene"- El hombre se apoyó con los codos en sus piernas y juntó las manos- "Solo saben decirme que está peor y eso es algo que hasta yo mismo lo puedo ver"- La pasión tan dolorosa de su voz, de alguna manera llegó hasta el corazón de Sakura haciendo que se escapara un latido- "Al no poder encontrar remedio en la ciencia decidí probar con otros medios. Un hombre me aconsejó que probara con los curanderos que tratan con hierbas, pero ninguno me dio más de lo que esos médicos me dijeron"- Dijo amargo.
- "Hasta que descubrió a Evangeline"- Sacó en conclusión.
- "Sí, la llamaban el Ángel del destino, porque..."
- "Con solo su voluntad podía dar la vida o la muerte"- Terminó Sakura por él.
- "Así es, para no conocerla lo sabe muy bien. Bueno... en busca de ese ángel me encontré que ese ángel en la tierra había vuelto al cielo"- Dijo apenado.
- "¿Cómo la unió conmigo?"- Preguntó interesada.
- "Fui de viaje a Japón y una mujer en un hospital me dijo que el Ángel había dejado una flor milagrosa en la tierra, La Flor de Ángel. Me costó mucho encontrarla, cuando pude descubrir su identidad me encontré con que había dejado su casa sin decir nada, incluso su compañera había desaparecido, pero misteriosamente todo estaba en la casa, incluso unas bolsas de la compra en la puerta, no habían tocado nada. Se habían marchado con relativa prisa"
- "La Flor de Ángel... que fantasía más bonita"- Dijo aún con la mirada escondida.
- "Después de una dura investigación pudimos situarla aquí, en Hong Kong"- El hombre continuaba relatando sin dar importancia a lo que Sakura había dicho.
- "No me haga reír, por favor, no puede existir nada parecido y si existiera esa mujer no sería yo"- Dijo Sakura aún negando lo que Marco decía, como si estuviera delirando.
- "Sé que usted puede salvar a mi hermana. Se lo pido por favor, es la última esperanza que me queda. Usted puede salvarla"- Dijo desesperado perdiendo su firme compostura.
- "Yo no soy la persona que busca y si lo fuera no sería quién para jugar con el destino, si su hermana tiene esa enfermedad es porque la muerte la reclama, la hora de su ida ha llegado, hay cosas que son inevitables"- El hombre se levantó y la cogió del cuello de la ropa, no le importaba si era mujer, no permitiría que hablara así, debía de salvar a su única familia, su hermana.
- "Maldita... No piense que me engaña, sé que usted puede salvarla, lo sé"- Dijo totalmente convencido de lo que decía.
- "Yo no juego con plantitas como si fuera una 'curandera'"- Dijo rabiosa.
- "Nadie ha dicho que juegue con plantas sino que las emplee para salvar la vida de una persona"- Tiró a la mujer sobre la cama, empezó a respirar con agitación. Sakura permaneció un momento quieta y después se volvió.
- "Dígame... ¿qué tiene su hermana?"- Preguntó Sakura intentando reincorporarse.
- "¿Qué?"- Dijo aturdido.
- "Síntomas... ya sabe esas cosas"- Dijo casi como con sarcasmo.
- "Pensaba que no..."- Dijo aún tranquilizándose.
- "Simple curiosidad, nada más"- El hombre se volvió a sentar poniendo bien sus ropas.
- "En un principio parecía una simple gripe pero no parecía desaparecer. Tiene temblores, dolores de cabeza, no come y hay veces que delira"- Sakura estaba de nuevo sentada sobre la cama. Se llevó la mano a la barbilla y empezó a pensar en silencio.
- "En estos momentos permanece consciente o inconsciente"
- "Consciente"- La conversación volvieron a los cauces de la seriedad.
- "¿Toma algo en especial para los dolores?"- Preguntó mientras meditaba.
- "Unos medicamentos para aliviar el dolor"- Respondió intentado la expresión del rostro de la mujer.
- "Debe de dejar de dárselos"- Dijo firme.
- "¿Y qué sufra?"- Se exaltó.
- "Si camufla los síntomas con medicamentos no podré deducir que tiene"- Dijo levantando la vista, pero mirando a la nada. Marco se volvió a sentar.
- "Entiendo"
- "¿Hay alguien de aquí que sepa de plantas?"
- "No, nadie"- Dijo severo. La mujer asintió con la cabeza.
- "¿Podría dejarme sola para que piense?"- El hombre no dijo más y marchó a la puerta.
- "¿Me ayudará?"
- "Sé de plantas como dijo, pero no hago milagros como esa tal Flor de Ángel"- El hombre sonrió y salió del cuarto. Cuando el hombre se hubo marchado, Sakura empezó a darle vueltas al asunto.
- "Solo puede ser..."
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- "¿Y?"- Dijo seriamente y con un ceño fruncido. Nadie se atrevía a darle la noticia. El miedo que tenían por perder sus vidas era mayor que ninguna otra vez. Pocas veces se enfrentaban a su líder enfadado, pero ahora era imposible evitarlo. Sus huesos temblaban de miedo y lo que más les aterrorizaba era que su líder no mostraba enfado, por lo que su forma de estallar era totalmente inesperada, era una bomba silenciosa, que te mata sin darte cuenta.
- "No hemos encontrado nada"- Dijo uno temeroso hasta el punto de casi caer al suelo.
- "¿Nada?"- Su mirada penetrante era de furia, pero su temperamento era frío y quieto, como si fuera a estallar pero sin dar muestras de ello.
- "Nada"- Volvió a asegurar otro. El hombre apoyó sus brazos sobre la mesa y sus manos tapando su boca. El silencio se hizo como un helante escalofrío. En ese mismo instante en que parecía que iban a morir, entraron Meiling y Eriol, a una orden de estos los subordinados salieron despacio pero con urgencia.
- "Shaoran, no han dado señales de ella por ninguna parte"- Dijo Meiling acercándose a la mesa de su primo.
- "Nadie ha visto, oído o sentido nada, es como si hubiera desaparecido del país por arte de magia"- Dijo Eriol sentándose en un sillón delante del líder.
- "¿Y Tomonoki?"- Dijo refiriéndose a la otra fiera desesperada.
- "Esta como fiera en vilo, nadie se acerca a ella por si salta a su cuello"- Dijo Meiling mirando a Eriol. Shaoran se levantó de su asiento y marchó a la puerta del despacho.
- "Wei"- El mayordomo llegó enseguida.
- "¿Si señor?"- Se acercó haciendo una reverencia.
- "Que preparen el coche voy a salir"- Una doncella llegó con una chaqueta que Shaoran tomó.
- "¿Puedo saber a donde va?"
- "Voy a hacer varias visitas"- Esas palabras no gustaron nada a los tres. Eriol le echó una mirada a Meiling la cual le devolvió la mirada. Wei también supo lo que su señor tenía en mente.
- "Xiaolang, creo que..."- Una helada mirada se interpuso en las palabras de Meiling.
- "¿Decías?"- Dijo con una siseante amenaza.
- "Vamos, no hagas locuras que puedan provocar una catástrofe"- Dijo Eriol llevando su mano al hombro de Shaoran, a él no le asustaban sus silenciosas amenazas.
- "Yo nunca hago algo de lo que me pueda arrepentir después"- Dijo serio.
- "Bueno, pues te acompaño"- Dijo Eriol con gracioso ánimo.
- "No necesito compañía"- Aseveró el chino.
- "Pero yo sí"- Sonrió e hizo una seña para que trajeran su chaqueta. Shaoran se deshizo del brazo de Eriol y marchó hacia la puerta- "No te preocupes, yo cuidaré de él"- Le dijo a Meiling con su sonrisa puesta.
- "Eso es precisamente lo que me preocupa"- Murmuró sin que Eriol pudiera oírla. Fue detrás de Shaoran y se sentó al lado de él en el auto que ya ponía en marcha.
- "Vámonos"- Dijo Eriol con todo el humor del mundo. Shaoran pisó el acelerador y desapareció por las puertas de la mansión a gran velocidad.
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En este mundo había toda clase de plantas y como todo en este mundo la Madre Naturaleza las dotó de un poder, el poder de escoger: dar la muerte o la vida. Había muchas personas que dominaban el arte de las plantas, su lenguaje, su significado, sus dones, pero muy poca gente dominaba este arte como una vez lo hizo Evangeline. Sakura conoció a esta mujer en un lugar que una vez su madre le había enseñado a apreciar, un jardín. Allí entabló amistad con una mujer de misterioso pasado, incierto futuro y peligrosa compañía.
Nunca supo como era el rostro de Evangeline porque esta jamás le permitió que lo tocase. Esa era una regla de Evangeline, jamás descubrir su rostro a nadie, nadie había tenido ni siquiera el privilegio de hablar con Evangeline y por supuestamente, Evangeline no era su auténtico nombre, algo que Sakura si sabía, la única persona que conocía su nombre real, Sakura fue la única persona en la que confió ciegamente. Quizá pudo entablar amistad con Evangeline porque esta no podía verla y por lo tanto así no podía reconocerla, pero siempre podría recocerla por la voz, entonces... ¿por qué siempre confió en ella?
Evangeline vio en Sakura algo que nadie más vio, algo que jamás le dijo a Sakura. Ella vio en la mirada de Sakura dolor y pena, pero en lo más profundo pudo ver unos pequeños atisbos de esperanza. Sabía que la niña que conoció, la niña que había aprendido a vivir en la oscuridad de su propio mundo y el mundo de su alrededor, era pura de corazón, al contrario que Evangeline Sakura le contó toda su vida, incluso su doloroso pasado. El descubrimiento de la vida de Sakura le sorprendió pero al conocer como era realmente Sakura no le importó, sabía que los conocimientos que le legaría no serían utilizados para beneficio propio o para causarle mal a alguien, aún así, le enseñó absolutamente todo lo que sabía, incluso la cara oscura que ocultaban las plantas.
Evangeline se aseguró de que nadie la uniese con su querida Sakura, quería que a diferencia de ella, Sakura viviera una vida normal dentro de lo normal que podía ir su vida. La única persona que en el mundo sabía el secreto de Sakura era Tomoyo, a parte de Kero, y estaba ahí con ella. Excepto... sí, solo podía haber sido ella, no había otra persona más en la tierra que lo supiera. Si le había dicho su secreto a ese Marco significaba que el hombre no mentía, de eso estaba segura ahora. Una vez Evangeline le dijo que no estaba hecha para esto, se dejaba llevar por sus sentimientos.
- "Tienes la belleza de las flores y la misericordia de un ángel"- Recordó y así es como la llamó a partir de entonces, Flor de Ángel.
- "¿Sakura?"- Llamó Kero a su ama sacando la cabeza pero enseguida volvió a meterla.
- "Perdón, perdón, hay alguien ahí fuera"- Llamó fuerte para que la oyeran. Oyó unas voces y después unos pasos, una puerta y alguien acercarse.
- "¿Quiere algo?"- Preguntó una voz ronca.
- "Sí, me gustaría hablar con Marco"- Y sin decir nada más el hombre se marchó fuera y habló con otra persona. Uno de los dos se marchó. Sakura esperó expectativa a la llegada de ese chico. En poco tiempo volvieron a oírse pasos, pero esta vez de varias personas, todas se pararon y solo una de ellas entró en el cuarto.
- "¿Ya lo ha decidido?"- Preguntó algo impaciente.
- "Antes de dar cualquier paso me gustaría hacerle una pregunta"
- "Pregunta todo lo que quieras"- Dijo entrecerrando los ojos fijando su vista sobre la mujer.
- "¿Cómo puede confiar en mi? Quiero decir, con mi ceguera..."
- "Que sea ciega no significa que esté incapacitada, aprendió de la mejor y se convirtió en la mejor a su muerte, con eso me basta. Sé que está capacitada para hacerlo, con o sin vista"- Las palabras sinceras de ese hombre decidieron a Sakura, no necesitaba saber más.
- "Entonces lléveme a donde está su hermana"-
- "¿La Flor de Ángel va a curar a mi hermana?"
- "Jamás he dicho que sea la Flor de Ángel. Le he dicho que sé de plantas lo suficiente como para poder intentar curar a su hermana, no le ofrezco nada más ni nada menos"- Dijo con seriedad y con los ojos entreabiertos.
- "De acuerdo"- El hombre se acercó a la japonesa y la cogió del brazo, Sakura se levantó y se guió sujetando el brazo de él. Cuando estuvieron uno al lado del otro, ella pudo oler una fragancia desconocida. Era una colonia extranjera, estaba segura de ello.
- "¿De dónde es?"
- "¿Eh?"- La pregunta le pilló desprevenido.
- "No es de aquí ¿verdad?"
- "¿Cómo lo sabe?"
- "Por dos cosas, primero por su acento y segundo por el aroma de su colonia"- Dijo con una sonrisa.
- "Vengo de Italia"- Los ojos de Sakura se ensancharon.
- "¿Italia? ¿Desde tan lejos ha venido?"- No disimuló su asombro.
- "Se trata de mi hermana, es toda mi vida"- Sakura bajó la mirada y cerró los ojos, por un momento contuvo la respiración y recordó unos momentos de su pasado, unos momentos que ya había olvidado.
- "Su hermana tiene mucha suerte de tener un hermano así"- susurró para sí misma.
- "Siempre he cuidado de ella, mis padres murieron cuando teníamos 15 años. Nos cuidaron nuestros tíos, pero siempre protegí a Fiona desde que éramos niños. Aunque solo sea mayor por unos minutos me siento responsable de su seguridad"- Dijo con sonrisa nostálgica.
- "¿Por unos minutos?"- Repitió.
- "Fiona y yo somos mellizos"- Sakura asintió. Su melliza... debía de ser alguien muy especial para él para haber viajado desde tan lejos para encontrar una cura a lo que le pasaba. Sakura quedó en silencio bajando la cabeza. Le traía tantos recuerdos de su infancia que le dolía el pecho, era como si su corazón se encogiera. Después de haber andado unos pasos más el joven se paró haciendo que Sakura volviera a la realidad. El joven abrió una puerta e hizo pasar a la japonesa. Nada más entrar en el cuarto pudo sentir el olor a sufrimiento, desprendía ese aroma por toda la habitación, por un momento Sakura sintió temor, hacia tanto tiempo que no sentía ese escalofrío al entrar en un cuarto... No era miedo a lo que la deparaba dentro, sino miedo a lo que le deparaba al salir de allí, cuando tuviera que enfrentarse con el temor a saber que pudiera padecer esa joven y tener que decírselo a su hermano, eso era lo que más temía, enfrentarse al dolor que un ser sufría al conocer algo que podría ser... la muerte- "Es aquí"- Cuando el hombre iba a entrar detrás de la chica de ojos verdes esta le paró.
- "No se preocupe, yo la encontraré, por favor espere fuera"- Al principio se mostró renuente a salir, pero después de pensarlo un momento decidió marcharse. Cuando oyó el ruido de la puerta Kero salió de un bolsillo de Sakura.
- "Sakurita"- Murmuró Kero. Sakura solo sonrió.
- "Kero... guíame hasta donde esté la chica"- El guardián se sentó en el hombro de Sakura y la fue guiando hacia una cama donde reposaba un cuerpo. Respiraba con agitación. Kero le dijo donde había una silla, Sakura la cogió y la llevó cerca de la cama. Cuando se sentó en la silla Kero se posó en las piernas de su ama- "Hola"- Le dijo suavemente a la persona que estaba en la cama. El cuerpo se movió lentamente dando a ver el rostro de una chica, la joven entrecerró los ojos intentando reconocer quien la llamaba.
- "¿Quién eres?"- Dijo con debilidad.
- "Alguien que quiere ayudarte"- Dijo con dulzura. La chica desconfió por un momento pero en seguida suavizó los rasgos de su faz para mostrar una debilitada sonrisa.
- "Gracias por venir, pero por mi ya no se puede hacer nada"- Sakura sintió como algo se le clavaba en el corazón ante esas palabras.
- "No deberías rendirte"
- "Cuando has pasado por lo que yo he vivido pierdes las esperanzas de encontrar una solución"- Dijo con unas gotas sobre sus ojos.
- "La esperanza jamás hay que perderla. Mírame a mí"- La chica la miró confundida- "Soy ciega por motivos que solo el destino conoce y jamás perderé la esperanza de volver a ver"- La chica ensanchó los ojos.
- "Yo... no quería... yo... lo siento..."- Dijo apenada.
- "No hay porque estar triste, aún sigo viva y plena de esperanzas de un futuro mejor, así que no te desanimes, ¿vale?"- No sabía porque pero la calidez de las palabras de Sakura y su confianza en el mañana la hicieron alegrarse un poco- "Te llamas Fiona, ¿verdad?"
- "Sí"- Dijo débilmente.
- "Fione ¿podrías decirme cuando comenzaste a sentirte mal?"- La joven quedó callada durante un momento.
- "Hace ya 5 meses"- Sakura asintió.
- "Tu hermano me contó que comenzó como si fuera una gripe"
- "Sí, fiebre, tos,... y todo lo eso"- Dijo cubriéndose mejor con la manta de la cama.
- "¿Y después?"
- "Empecé a tener frecuentes dolores de cabeza y temblores"
- "También me dijo que has perdido el apetito"- La joven asintió, pero se dio cuenta de que Sakura no la podía ver y respondió.
- "Sí"
- "¿Algo más?"
- "Perdida en los sentidos"- Dijo triste.
- "¿Perdida de olfato, tacto, vista, oído y habla?"- La chica se quedó algo sorprendida.
- "S... sí"
- "Tal vez esto te suene algo brusco y de mal gusto, pero... antes de enfermar... ¿te drogabas?"
- "No, que va"- Dijo con fiereza dentro de su debilidad- "No sería capaz de hacer algo así"
- "Disculpa la pregunta pero tenía que asegurarme"- La chica la comprendió- "¿Bebes o fumas?"- Preguntó ahora.
- "No"- Dijo tajante.
- "¿Té o café?"- La chica se empezó a reír, esa era una pregunta muy curiosa, Sakura se rió con ella.
- "Tomo capuccino, aún estando enferma es algo que no puedo dejar de tomar"- Dijo entre risitas.
- "Cada uno tiene sus vicios"- Sonrió cortésmente- "Bueno... durante estos días te sentirás peor, te retirarán los medicamentos para que pueda ver los síntomas que tienes"- La chica mostró un sombrío temor en sus ojos.
- "De acuerdo"- Dijo triste. Sakura se levantó de la silla, tirando a Kero al suelo, y se arrodilló junto a la cama de la chica.
- "No te preocupes, seguro que todo saldrá bien"- Le sonrió con dulzura. Kero, sin ser visto por la Fiona, voló hasta el bolsillo de Sakura y se volvió a meter- "Hay una historia que me contaron una vez. ¿Sabías que cada unos esconde una estrella dentro de sí mismo? Y esa estrella está protegida por un ángel, seguro que tu ángel te cuidará y te protegerá, no te irás, te aseguro que no te irás sin vivir esta vida en su plenitud"- La chica la sonrió y aunque Sakura no la podía ver supo que así era.
- "Gracias"- Murmuró. Sakura se levantó y se dirigió a la puerta, buscó el pomo y abrió sin hacer ruido. Al otro lado esperaba Marco nervioso. Cuando vio aparecer la figura de la japonesa se acercó acelerado.
- "¿Y?"- Preguntó expectativo.
- "Tengo que volver"- Dijo seriamente.
- "¿Cómo?"- Le desconcertó.
- "Tengo que volver a la mansión de donde me sacó"
- "Pero... ¿Para? ¿Es que no quiere ayu...?"- Empezó a enfurecerse.
- "Estarán preocupados por mi y además necesito algo de ahí"- "O mejor dicho a alguien"- Se dijo esto último a sí misma.
- "Ah..."- Ahora estaba algo avergonzado.
- "Tal vez no he sido clara, prometí reconocer a su hermana y ayudarla en lo que pudiera y eso es lo que estoy haciendo"- Dijo severa.
- "Entonces yo mismo la acompañaré"- Dijo recobrando la compostura.
- "¿No confía en mi?"
- "No es eso, pero tengo que presentar mis disculpas"- Dijo ahora con su compostura totalmente recobrada.
- "Si así lo desea..."- Sakura se preguntaba cuan histérica estaría Tomoyo por su desaparición. Por su puesto que estaría a punto de estallar, lo más probable es que intentara matar a todo ser vivo que se cruzase por delante. Desde el incidente de le produjo la ceguera se volvió más sobre protectora que nadie que hubiera conocido, en realidad, solo una persona se podía comparar a ella en ese aspecto y ya no estaba a su lado. El hombre la guió por el pasillo el cual notó que estaba vigilado por varias personas. Repentinamente sintió un escalofrío, era como si una de esas miradas fuera un puñal envenenado que se le había clavado en el corazón- "Que extraña sensación"- Pensó algo preocupada.
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Meiling daba vueltas en el despacho de su primo, hacía unas horas que se había largado con Eriol. Sabía que en el estado en que estaba él las cosas no saldrían nada bien. Además estaba inquieta por Tomoyo, no hacía más que preguntar por Sakura e insistía en que la dejaran salir para buscarla. La mansión estaba trastornada por los gritos de Tomoyo, los empleados no la entendían, pero aún así sabían lo que quería. La desaparición de Sakura había desmadrado totalmente la mansión. Ni en la muerte de su tío hubo tal conmoción. Aún recordaba esos días, Meiling era una niña como aún lo era Shaoran. De pequeños su primo ya era un muchacho serio, callado y reservado, ella lo asumió a dificultad para expresarse, timidez de niño. Pero aún siendo una persona silenciosa y dar el aspecto de una persona difícil de tratar y fría, su primo tenía un gran corazón, nunca le vio sonreír y jamás le vio llorar, pero había veces que podía notar un atisbo de alegría en sus ojos cuando la miraba, todo eso cambió el día en que el padre de Shaoran murió. Los lazos entre padre e hijo no eran fuertes, apenas tenían mucho conocimiento el uno del otro, aunque pasaban mucho tiempo juntos. El cabeza del Clan de los Dragones había enseñado a su hijo artes marciales, dominio de la tecnología, algunas ciencias orientales, las armas y la manipulación y control. Shaoran había sido criado como el jefe de Clan perfecto... frío y sin corazón o al menos casi sin él.
La muerte del padre de Li fue una gran conmoción entre sus subordinados, fue entonces cuando Shaoran tuvo que asumir su inminente responsabilidad como futuro líder de Clan. En ese entonces él solo tenía 15 años, en plena fase de juventud a la madurez, algo que marcó su vida completamente. En el entierro de su padre asistieron todos los clanes menores y mayores que respetaban a su padre, incluso sus enemigos fueron al velatorio. Shaoran tuvo que mantenerse inmutable, sin mostrar ni la más mínima emoción. Meiling aún recordaba aquel día. Se había acercado a él a darle el pésame como los demás y vio que algo había cambiado en él, algo en lo más profundo de su corazón.
- "Te doy mi pésame Xiaolang"- Meiling hizo una inclinación en muestra de respeto y cuando volvió a levantar la cabeza lo vio o mejor dicho... no vio nada, sus ojos estaban vacíos, sin vida, parecía un simple muñeco de trapo hueco. Si alguna vez tuvo la esperanza de ver sonreír o llorar a su primo como una persona normal, ese mismo día todas sus esperanzas se derrumbaron y cayeron pesadas en el olvido. El jefe de Clan, el padre de Xiaolang, su tío, no había muerto solo, se había llevado el alma de su hijo con él, ese día Shaoran también murió y su vida fue enterrada junto con el cadáver de su padre.
Años más tarde se había convertido en el ser que era ahora, un joven de piedra helada. Asumió el liderazgo del Clan como un auténtico hombre maduro y serio. Meiling no se separó, en ningún momento de Shaoran, de pequeños estuvo enamorada de él, pero pronto ese amor se convirtió en fidelidad y cariño de hermana. Shaoran cambió radicalmente, se había convertido en una persona que no respetaba la vida de los demás y a la que no le importaba utilizarla como un paño, limpiaba en polvo con él y cuando ya no sirviera desecharlo como la basura en que se había convertido. En el aspecto personal, en su interior se había formado un gran vacío, que supo controlar. Para llenar su propio vacío había manipulado a muchas mujeres, todas ellas vanas mentirosas, unas deseosas por su poder, otras por su dinero y casi todas ellas atraídas por su frío y dominante atractivo, ninguna de ellas le llenó y eso él mismo lo sabía. Siempre seguía faltándole algo y así continuaba hasta ahora, utilizando un remedio meramente temporal, que jamás tranquilizaría su sed por llenarse, así pues se transformó en un mujeriego que pasaba de mujer en mujer, de casa en casa, de cama en cama, sábana tras sábana.
Por mucho que le costase admitirlo, ella también sufría el mismo sino que su primo, aunque a diferencia de él, ella jamás llegó a manipular el cuerpo de los hombres con los que estaba, solo quería su compañía, solo necesitaba su compañía. Lo que le diferenciaba de Shaoran era que ella admitía lo que le pasaba y sabía porque era así. Su primo y ella compartían un mismo destino, la perdida de un ser cercano a ellos.
Los pensamientos de la joven fueron interrumpidos por ruidos procedentes del vestíbulo.
- "¿Y ahora que esta conmoción?"- Se preguntó mientras se levantaba y se dirigía a la puerta del despacho. Abrió las puertas y vio un grupo de personas en la puerta principal, solo se le ocurrió preguntar una cuestión- "¿Ha vuelto?"- La gente no parecía escucharla pero una de las criadas se acercó a ella, temerosa y empujada por otras criadas que la miraban con compasión- "¿Qué es todo este revuelo?"- Preguntó exigente a la criada que se encontraba delante de ella, encogida por la imponencia de su presencia.
- "Se... seño... señorita... hay... hay... un hombre que exige entrar a la mansión"- La mujer estaba temblando. Estaba de acuerdo de que algunas veces causaba miedo, pero no un pánico excesivo como el que esa mujer tenía.
- "¿Y?"
- "Qu... que lo está haciendo a la fu... fu... fuerza"
- "¿Cómo?"- La tartamudez de la mujer no la ayudaba en nada a entender la situación. En ese momento uno de los mayordomos se giró hacia ella con miedo en sus facciones.
- "¡Ya viene!"- Todas las personas en la sala se dispersaron y empezaron a esconderse. Meiling miraba aturdida a su alrededor viendo como todos huían. Tomoyo que ante tal escándalo decidió bajar a ver lo que ocurría, se encontraba más encrispada que antes.
- "¿Que es todo este ruido?"- Dijo aún con rudeza, desde la desaparición de Sakura se había vuelto un ogro.
- "No me preguntes a mí, yo acabo de salir"- Un estruendoso ruido sobresaltó a las dos chicas y su reacción fue agacharse, cuando el ruido se disipó, levantaron las miradas hacia donde procedía el sonido. Dirigieron sus miradas a la puerta, se abrieron repentinamente dejando paso a un par de personas. Meiling retrocedió unos pasos pero no pudo dar otro paso más al ver que esos hombres estaban armados y apuntándola a ella y a Tomoyo. Detrás de ellos llegaron más hombres, un total de 8 hombres y finalmente apareció el causante de todo ese alboroto- "Tú"- Dijo con disgustado asombro.
- "¡Meiling! ¿Es así como tratáis a vuestros invitados?"
El hombre se acercó con las manos en los bolsillos hasta donde ella permanecía quieta. Sacó una de las manos del bolsillo y la cogió de la barbilla, ella se resistió pero el la sostuvo con fuerza y dureza. Hizo que lo mirara y después de mostrar una sonrisa de sádica satisfacción acercó su rostro al de ella hasta que la distancia que los separaba se volvió nula. Juntó sus labios con los de ella y la besó con agresividad. Meiling levantó las manos y las puso sobre el pecho del chico para intentar impulsarse y que se separara de ella pero era inútil, sacó su otra mano del bolsillo y rodeó su cintura con su brazo, la mano que la sostuvo la barbilla se soltó para pasar a tocar los cabellos, los agarró con fuerza e inmovilizó el rostro mientras hundía su boca en la de ella, poco después intensificó más el beso intentando abrirle la boca para introducirle la lengua.
Toda esta escena estaba siendo contemplada por una estupefacta Tomoyo y unos inentendidos hombres los cuales miraban con lujuria como su líder tomaba a la mujer. Tomoyo iba a actuar cuando vio que uno de los hombres movía el cañón del arma hacia ella. Tomoyo se paró en las escaleras que había tenido tiempo de bajar antes de la invasión.
Cuando el hombre estuvo a punto de conseguir su objetivo empujó a la china con brusquedad tirándola al suelo junto a las escaleras. Tomoyo corrió junto con la joven. Vio un hilo de sangre correr por el labio de ella y una sonrisa dibujada.
- "Sigues siendo una pequeña fierecilla"- Tomoyo levantó la cabeza y también vio correr sangre de los labios de él. No entendió lo que la dijo pero tampoco le importaba mucho. El hombre se tocó con la mano por donde la sangre se escurría y se quitó la sangre- "Pero es algo que no me disgusta... en absoluto"- Meiling le miró entre su cabello revuelto y lanzó una mirada asesina. Ahora era él el que volvía a sonreír.
- "Bastardo"- Insultó al hombre.
- "¿Y Xiaolang? Tenía ganas de verle de nuevo"- Dijo con fingida desilusión. Caminó por los alrededores y volvió a donde las dos mujeres seguían- "Creí que a estas alturas ya sabríais de mi llegada, que desilusión"- Tomoyo no entendía lo que decía pero el tono que empleaba no la gustaba nada, la hacia sentir asco.
- "No te preocupes, seguro que le ves enseguida"- Meiling lanzó una mirada fugaz a Tomoyo a quién vio con cara de muchas preguntas.
- "Mientras llega... podrías presentarme a tu amiga..."- Dijo con petulancia. Tomoyo sintió como un escalofrío recorría su espalda.
- "Muérete"- El joven empezó a reír a carcajadas.
- "Mi querida Mei, deberías de controlar esa lengua viperina que tienes"- El hombre paró de reír y su cara se cubrió de sombras, llevó sus manos a su espalda y caminando a ellas sacó su arma y la apuntó en la cabeza. Entre ceja y ceja- "Veamos cuanto dura tu atrevimiento con una bala en tu cabeza"- El ruido del metal de una pistola se oyó, los hombres se giraron y ahí vieron a dos figuras, una de ellas con la pistola apuntando directamente a la persona que apuntaba a Meiling.
- "Yo creo que no"
N. de la A: Jejejeje ^^UUU Hola!!! I'm here again!!! Llevo mucho tiempo desaparecida, ¿no?. Bueno, aquí traigo otro capítulo de UFELO. No he podido subirlo antes porque he estado con exámenes T_T, y no pregunten como me fue porque no me fue para nada U_U. Bueno, ahora que ya se acabó los exámenes seguiré con más capítulos, pero no esperen nada, al estar 3 semanas sin ir al instituto e perdido muchas clases y me toca estudiar en vacaciones T_T. Solo puedo decir que intentaré que salgan antes de fin de año un capítulo de cada fic... intentaré, no prometo nada. Y ahora vayamos al fic... muchos me han reclamado, incluso amenazado con que terminara el capítulo 5 de este fic, no quiero ser desagradable pero de esa manera no conseguiréis nada, a no ser que seáis magos y podáis conseguir que el tiempo se alargue y que los estudios se acorten... agradezco el apoyo de todos y los e-mails que me enviáis (que intentaré contestar en esta semana).
Bueno... ahora pasemos a la ronda de preguntas: ¿Quién era ese tipo que besó a Meiling? Parecían conocerse... mmm... ¿Evangeline? ¿Y esa de donde salió? ¿Y la pobre Fiona? ¿Qué enfermedad tendrá? ¿Donde habrán ido Shaoran y Eriol? ¿A Tomoyo le dará un infarto cuando vea a Sakura? ¿Matará a alguien por secuestrar a su amiga? Y haría más preguntas.... realmente nunca despejo dudas en mis fics, parecen una maraña indescifrable de continuas preguntas. Bueno..... el capítulo de hoy me ha quedado algo corto (a mi ver).
Quejas, reclamaciones, exigencias, recomendaciones, críticas constructivas o si no los son a.................... eternal_phoenix_light@yahoo.es
MSN-- kasiopea_milenia99@hotmail.com No suelo conectarme, pero espero que estas vacaciones pueda.... aunque lo dudo y mucho T_TUU
Y por si no me veis antes de Navidad, os deseo unas Navidades, una Noche Buena, Acción de Gracias o lo que sea que celebréis, muy felices y llenas de regalos (yo este año he pedido dinero XD, para comprar mis mangas, que ya me he quedado sin un céntimo T_T)
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELICES FIESTAS A TODOS!!!!!!!!!!
Adiu
Kassy99
