26 de Enero de 2003
Este fic es mío, pero los personajes empleados en él son propiedad de las Clamp, de su manga Card Captor Sakura.
Este fic se sitúa en un mundo paralelo (por así llamarlo). Las Cards y sus guardianes aparecerán. Shaoran y Sakura no se conocen. Eriol tampoco conoce a Sakura. Bueno, ya irán descubriendo los detalles a medida que lean el fic.
Ejem... ejem... después de varias reflexiones y de hablar con algunas personas. Me he dado cuenta de que este fic se me ha ido totalmente de las manos XD, en el sentido ^\\\\\\-//////^ de las relaciones entre... ejem... porque será que me siento algo incómoda ^^UUU, pues eso... entre la relación S+S. Aquí va mi mini advertencia:
'Recomiendo a aquellos que sean hiper sensibles :P o que tengan algo en contra de las relaciones entre parejas que vaya más allá de besos, que dejen de leer este fic. De momento no hay nada de lo que me arrepienta, así que no me hagáis sentir como una corruptora de menores (yo tampoco llego a la mayoría de edad pero tengo una mente madura y seria. Ya me gustaría a mí ser así XD). En todo caso, de momento no hay escenas excesivamente comprometidas, pero dejo la advertencia para gente superhipermegamaxi sensible XD'
- "Conversaciones"
"Pensamientos"
Sueños o recuerdos
~*~*~*~ Cambios de escenario
Una Flor En La Oscuridad
Capítulo 6: Rodeadas de Fieras
By: Kassy99
Todos giraron sus cabezas hacia donde procedía la voz. En la gran puerta principal de la mansión se erguía un hombre. Pudieron deducir que era hombre por el tono grave de su voz, ninguno pudo descubrir la expresión que estampaba su rostro, solo la silueta que dibujaba la sombra del cuerpo por la puesta de sol. Tenía una mano en el bolsillo de los pantalones y la otra mano sujetaba una pistola negra con un escudo plateado en la culata, el arma reflejaba el brillo cegador del sol que bajaba a su espalda. El hombre apuntaba directamente a la cabeza del líder de los invasores. Meiling y Tomoyo intentaron descifrar las facciones de su rostro, pero la luz del sol detrás de él formaba una sombra sobre su rostro y un extraño relieve brillante alrededor de su cabeza que no las dejaba reconocer la identidad del hombre. El sol aún iluminaba la ciudad, pero nubes anaranjadas formaban el cielo azulado que ya empezaba a oscurecer, dando paso así una vez más a la oscura noche, cuando las calles de Hong Kong se volvían más peligrosas.
- "¿Quién eres?"- Preguntó el hombre que había causado todo ese barullo al recién llegado.
- "Me duele que no me hayas reconocido"- Dijo sacando la mano del bolsillo y llevándola al pecho, haciendo un gesto de fingido dolor, dejó escapar un suspiro, apartó la mano del pecho y la dejó caer a su lado. Sin importarle nada más empezó a avanzar por el pasillo formado por los hombres del primer intruso. Cuando se hubo separado de la puerta, los hombres que habían estado quietos se movieron a cerrarla, que estúpidamente habían dejado abierta. Al ver al hombre que se hallaba frente a ellas, Meiling no supo si alegrarse o empezar a rezar por su vida, pero a fin de cuentas no dicen que... ¿cuántas más personas sean más diversión habrá?
- "No estoy con ganas de jueguecitos, dime quién eres y tal vez te deje vivir un par de segundos más"- El primer intruso hizo un gesto con su cabeza mostrándole su situación. El recién llegado miró discretamente a su alrededor y notó su ligera desventaja al ser apuntado por todos los hombres de la sala. Después de recorrer con la mirada todo su alrededor dirigió sus ojos a las dos chicas, parecían estar bien. Por un momento no hizo ningún movimiento pero al final bajó el arma y la guardó, llevó sus manos a sus bolsillos y siguió con esa expresión en su rostro.
- "Viendo la desventaja en la que estoy creo que esperaré"- Meiling acentuó su ceño, Tomoyo miraba esperando el siguiente paso y el hombre que estaba delante de ellas no sabía si compadecerle o simplemente reír.
- "Me has caído gracioso pero me temo que aquí acaba tu día. Ya te avisé que me dijeras cual es tu nombre, pero al final... ¿qué importa tu nombre si morirás?"- El hombre quitó el seguro de la pistola y empezó a ejercer su fuerza sobre el gatillo del arma. En el centro de la sala y aún con una sonrisa dibujaba sonreía, el segundo intruso sonreía esperando la bala. El hombre disparó, la bala salió de la recamara a rápida velocidad. Meiling y Tomoyo miraron como el hombre disparaba, ninguna de las dos se mostró aturdida ni sorprendida ni tampoco conmocionada, tan solo miraron el acontecimiento. La bala atravesó el cuarto hasta llegar a su objetivo impactando en el pecho del hombre. El cuerpo recibió la bala haciendo que retrocediera unos pasos y un segundo después cayó como una saco lleno de piedras. Después de ver como caía su víctima se volvió a girar y miró a las dos mujeres olvidándose de lo que acababa de hacer- "¿Por dónde iba?"- El hombre mostró una sonrisa lujuriosa de sed de muerte. Extendió su brazo y apuntó a la cabeza de Meiling. Ella no tenía miedo, le miró a los ojos y se mostró serena y tranquila, siempre con fiereza y desafiante. Como un depredador deseoso de sangre se dispuso a vaciar otro hueco en su cargador, cuando oyó un fuerte ruido y sin previo aviso algo tiró su arma al suelo, alejándola de él.
- "Mierda"- Murmuró cogiéndose la mano por el dolor que le produjo lo que impactó contra el arma y la tiró al suelo ya que el golpe del objeto hizo que se escapara de sus dedos.
- "¿Nunca te han dicho que antes de entrar hay que pedir permiso?"- Dijo un hombre que salía de una esquina oscura. Una mirada fría, unos labios rectos y cerrados y un pelo rebelde castaño asomaron con un cuerpo fuerte. El brazo estaba alzado sosteniendo una pistola apuntando hacia ese hombre.
- "Ya era hora de que aparecieras"- Dijo Meiling a su primo que avanzaba hacia ellas. Shaoran se metió la mano en la chaqueta y sacó algo que lanzó a Meiling, la chica cogió el objeto con habilidad, no tuvo dificultad de amoldar su mano a él y con la otra sujetar mejor el arma, tiró hacia atrás el seguro del arma y apuntó a la cara del hombre que antes la había amenazado- "Dime... ¿ahora quién tendrá la bala en la cabeza?"- Los hombres apuntaron a Meiling y Shaoran cuando oyeron el chasquido de otro arma. Miraron a sus alrededores y vieron al hombre que antes había sido disparado con dos armas, una en cada mano apuntando a los hombres que allí estaban.
- "Ese disparo ha dolido"- Dijo Eriol con una sonrisa en sus labios y sin dirigirse a nadie ne especial.
- "Que suelten sus pistolas si quieres seguir respirando en este mundo"- Dijo Shaoran ya al lado de Meiling.
- "¿Serías capaz de matarme?"- Preguntó con una inocencia irónica. Shaoran le miraba serio. Meiling solo mostraba una cara aburrida ante su patética actuación- "¿Serías capaz de matar a sangre de tu sangre?"- Dijo como si la pregunta no necesitara respuesta. Meiling adelantó unos pasos y acercó más el arma a su cara.
- "Si él no se siente capaz no dudes que yo no tendré reparos en hacerlo, es más... debo decir que si lo hago... esta noche dormiré mejor que nunca"- Sonrió con jugosa satisfacción.
- "¿Dejarás que mate a tu primo?"- Ignoró a la china y miró a Shaoran a los ojos con la diversión grabada en ellos. Tomoyo no entendía la conversación pero su mirada se volcó en Eriol que milagrosamente había sobrevivido a un disparo directo al pecho, no, un disparo directo al corazón. Por un momento Shaoran pareció pensar la pregunta.
- "Me trae sin cuidado lo que haga o deje de hacer Meiling, sin ir más lejos, diría que a mi tampoco me desagrada la idea de que desaparezcas de aquí"- Shaoran no cambió de expresión ni un momento: ojos serios y mirada helada.
- "Esta reunión familiar me conmueve pero si no os importa me gustaría ir a mi habitación a descansar, no todos los días me disparan al corazón"- Dijo Eriol a los tres conocidos. El hombre hizo un gesto y todos sus hombres bajaron las armas, con algo de confusión- "Eso está mejor"- Dijo mientras relajaba el cuello. Shaoran guardó su arma pero Meiling aún apuntaba al hombre con fiereza en sus ojos.
- "Diles que se marchen"- Ordenó Shaoran. El hombre hizo otro gesto y los hombres salieron del vestíbulo. Todos se dirigieron a la entrada, obedeciendo ciegamente como perritos falderos a su amo. Eriol los siguió para asegurarse de que todos se iban realmente. Vio a varios automóviles desaparecer por la puerta exterior y como sus hombres recobraran la consciencia de la paliza que les habían dado. Shaoran puso la mano sobre el arma de Meiling y esta le miró. Shaoran permaneció con la mirada quieta y determinada, Meiling suspiró resignada y soltó el arma. Shaoran se la volvió a guardar.
- "Hoy lo dejaré pasar, pero la próxima vez juro que no tendré remordimientos en hacer que una bala te atraviese el cráneo"- Juró con ira y determinación.
- "Claro primita"- La chica levantó la mano y la cruzó con su mejilla dejándola sonrojada. El hombre la cogió de la muñeca tornando su apariencia de sádica diversión a peligroso psicótico.
- "Cabrón"- La chica movió su cabeza y le mordió la mano.
- "¡Arggggg!"- Chilló ante el tacto de sus dientes en su piel. La zarandeo y la tiró al suelo. Tomoyo fue a ayudarla y Shaoran llevó su mano al cuello del hombre, no se movió de su posición, hizo como si fuera algo sin importancia.
- "No la vuelvas a tocar"- Advirtió con peligrosidad.
- "Yo solo me he defendido..."- Sonrió- "... Primo" Shaoran apretó su mano sobre su cuello y este empezó a respirar con dificultad aunque no levantó sus manos para separarlas de su cuello.
- "¿Decías algo?"- Preguntó despacio y en voz baja haciendo que sonara como una amenaza.
- "Que no volverá a suceder lo ocurrido"- Dijo lentamente por la falta de aire que le producía la mano sobre su cuello. Le soltó echándolo hacia atrás.
- "Lo que suponía"- Eriol volvió con ellos y puso su brazo alrededor de los hombros del hombre.
- "Cuanto tiempo sin verte Mark o debería decir Wu Pao"- Dijo el chico de gafas mientras sonreía. El joven Mark le miró con asco y despreció el brazo que tenía Eriol sobre sus hombros. Eriol notó la expresión de su rostro y se separó de él. Realmente no había cambiado ese chico, seguía siendo una persona despreciable, siempre mirando a los demás por encima de su hombro, como si el fuera un ser superior, un Dios.
Al oír ese nombre Tomoyo se sobresaltó, si era la persona que ella creía que era se había metido en un refugio de fieras. Si Shaoran era líder de Clan no había duda que las personas que lo rodeaban también por lo que la persona que respondía a nombre de Mark, solo podía ser Mark Xengu, lo cual no mejoraba en nada la situación de ella y Sakura. Mark Xengu era el actual líder de los Serpientes, un Clan de asesinos, era la mejor manera de describirlos. Todos en ese Clan tenían la sangre fría de torturar y matar de la forma más horrible a las personas que capturaban, si tenían la desgracia de sobrevivir a sus ataques. Mark era un joven de cabello oscuro tan negro como la noche que ya había caído sobre la ciudad. Unos intensos ojos marrones llenos de ansias de sangre y poder. Y algo que a Tomoyo le rondaba por la cabeza era el porqué de su presencia, después de todo, según tenía entendido, los Serpientes y los Dragones eran enemigos mortales.
- "No sé quién eres pero no vuelvas a tocarme"- Dijo con tono desagradable.
- "Que fácilmente te olvidas de la gente Wu Pao..."- El chico de pelo oscuro y mirada castaña no se movió pero se podía advertir en todo su cuerpo un aura de ira y odio, que hace a uno pensar dos veces lo que vas a decirle- "... ¿Y si te digo el nombre de Eriol Hiragizawa?"- Alzó una ceja y su cara de desagrado se tornó a una de asco y furia.
- "Tú..."- No dijo nada y volvió su mirada al frente sin mirarle a la cara. Eriol sonrió, no se había olvidado de él- "Creí que habías vuelto a Londres"- Dijo al aire.
- "Volví a Londres pero solo por unos meses, asuntos familiares"- Tomoyo seguía sin entender nada en absoluto de la conversación. En ese momento su oído percibió un pitido y oyó como una de las doncellas se dirigía a una persona. Oyó la voz de la doncella y la voz de un hombre. Shaoran, Eriol y Mark se dirigían a una sala, con una considerable distancia entre ellos tres.
- "Meiling"- Llamó a la china. Esta la miró, había observado como su primo se marchaba con esos dos con detenida atención. Nadie excepto Tomoyo se había percatado de la llegada de un visitante.
- "¿Sí?"- Dijo mirándola aún con el ceño fruncido.
- "¿Qué ha pasado aquí?"- Dijo sin saber lo que había acontecido delante de ella. No enetendía como enemigos mortales, como lo eran esos dos clanes, podían tratarse de esa menra, con... familiaridad, tal vez fría, pero con familiaridad.
- "Ahora te lo explicaré"- Tomoyo volvió a oír un pitido y se movió la cabeza para oir como otra vz la doncella hablaba, mientras tanto Meiling formulaba varias preguntas solo para sí misma- "¿Cómo habrán llegado Eriol y Shaoran a tiempo? ¿Y después de tanto tiempo como puede ser que Wu Pao se atreviera a hacer un ataque directo? ¿Qué le induciría a hacer algo tan drástico?"- Estaba tan absurta en sus propias preocupaciones que no notó el insistente sonido procedente de la cocina y la discusión entre una doncella y alguien más.
- "Tenéis unos monitores para ver la entrada de la verja, ¿verdad?"- Preguntó Tomoyo aún escuchando como la doncella hablaba con el hombre. Meiling despertó ante la pregunta de la japonesa.
- "Ah... Sí, sí, unos monitores en la cocina para las criadas y en el despacho de Xiaolang, ¿por qué?"- Tomoyo oyó el sonido de una puerta y vio como la criada se acercaba a ellas. La mujer bajaba la mirada lanzando miradas furtivas muy seguidas, se veía el miedo dibujado en todo su ser. Meiling giró la cabeza hacia la mujer al ver que Tomoyo miraba hacia ese lugar.
- "¿Qué pasa?"- Le preguntó a la mujer.
- "Hay un joven fuera que dice que desea entrar"- Dijo algo tímida.
- "¿Quién es? ¿Qué quiere?"
- "No ha dado su nombre, solo que es algo importante y que trae algo de nuestro interés"- Dijo la mujer de mediana edad, parecía poco creíble el cuadro, una mujer mayor que Meiling que debería de tener la edad de su madre y a su vez parecía algo tan insignificante ante la persona de Meiling.
- "¿'Algo de nuestro interés'? Si no dice quien es no pasará"- Tomoyo miraba a las dos mujeres sin entender la conversación, Meiling la miró y sonrió- "Alguien que se ha equivocado"- Le dijo sin darle más relevancia al asunto- "Subamos, necesito lavarme con lejía todo mi cuerpo y tragarme un litro de colonia para quitarme este veneno de la boca"- Dijo mientras su sonrisa se borraba- "Márchese y eche a ese intruso"- Le dijo a la criada. Esta hizo una reverencia y se marchó. Meiling subió las escaleras y Tomoyo la siguió. Cuando ya habían alcanzado la cima de las escaleras cuando oyó varios gritos.
- "¡Por favor, señor! ¡No puede entrar! ¡Márchese!"- Se oía gritar, suplicar y rogar a la mujer. Un momento después oyó como se acercaban unos agitados pasos y en pocos segundos vio a la criada volver- "¡Señorita! ¡Señorita!"- La mujer parecía agitada, Tomoyo se dio la vuelta mientras Meiling ya bajaba las escaleras.
- "¡Silencio! ¡No querrás molestar a tu señor!"- Dijo refiriéndose a Shaoran que estaba 'reunido' en esos momentos.
- "Eh... mmm... el joven... eh... ha entrado... no lo he podido evitar... y los guardias parece ser que... que no han podido hacer gran cosa"- Dijo sin saber que palabras debía escoger.
- "¡¿Cómo?!"- Shaoran y Eriol salieron del cuarto al chillido de Meiling. Wu Pao salía a paso lento detrás de ellos.
- "¿Qué pasa?"- Preguntó Eriol algo sobresaltado por el chillido de la prima de Li.
Tomoyo había ignorado a los demás y se había dirigido a la entrada. Era algo extraño pero era como si supiera que esa persona que llegaba trajera consigo algo muy importante. Salió de la casa sin ser advertida por nadie y vio como una limusina negra entraba sin dificultad, sea lo que fuera lo que hubiera dicho o hecho había logrado entrar sin dificultad alguna, los guardias seguían en su sitio, así que no emplearon la fuerza como antes, quizá porque aún no estaban recuperados del todo.
El día ya era noche y el cielo azul ya era negro. No apartó su mirada de la limusina que llegaba hasta la parte inferior de las escaleras de la puerta principal de la mansión, donde Tomoyo esperaba en lo alto de ellas. El coche se paró y, tras unos segundos de tener el estómago sobrecogido, observó como la puerta se abría lentamente, no pudo ver los ocupantes del vehículo porque el cristal era totalmente oscuro. Tomoyo contuvo el aliento mientras la puerta se abría hasta la mitad, se paró por un momento y después siguió su recorrido. Lo siguiente que observó fue posarse un pie de hombre en el suelo. El cuerpo de alguien se dispuso a salir y allí vio al joven de la voz, o eso suponía ella. Era un hombre de cabello marrón claro bien peinado, facciones suaves y piel clara, pero con un fino moreno, sus ojos eran marrones, claros como para distinguirlos de sus pupilas. Era un hombre educado y formal o esa sensación daba su traje. El hombre se colocó bien el traje y se giró hacia el interior de la puerta y se inclinó. Tal vez estaba ayudando a alguien, en un momento lo descubrió, vio como una joven salía del vehículo. No pudo ver su rostro porque el hombre se interponía en su campo de visión. Parecía que estaban hablando de algo porque no se movían. Tan absorta estaba que no vio que el grupo de dentro había salido también, a ver quién era la inesperada visita.
- "No puedo ver el rostro de la chica"- Dijo Meiling, fue entonces cuando movió la cabeza a su lado para ver a 4 personas más que la acompañaban- "¡Ah! ¡Ya se mueven!"- Tomoyo giró de nuevo la cabeza y pudo ver como la pareja se movía, el hombre cerró la puerta del automóvil y salió entre la visión de los espectadores de la chica. Tomoyo soltó aire y su corazón se desbocó, un gran peso desapareció de sus hombros. Delante de ella estaba su amiga, su preciada amiga.
- "¡Sakura!"- La chica movió su cabeza hacia donde creyó oír la voz, Marco vio a una joven de pelo oscuro y mirada azul bajar las escaleras para tirarse al cuello de su amiga.- "Sakura"- Abrazó a la chica de mirada esmeralda.
- "Tomoyo..."- La joven cerró los ojos y le devolvió el saludo. Marco levantó la vista y se encontró con unos ojos peligrosos, con mirada rabiosa y rostro austero e inmóvil, percibió perfectamente la arruga que formaban sus cejas. Meiling miró de reojo a su primo algo preocupada, Eriol sonreía abiertamente al hombre de la limusina y Wu Pao observaba a la mujer que llegaba con él- "... Siento haberte preocupado"- Dijo triste por haberle hecho sufrir por su desaparición.
- "No... no te preocupes, después de todo no fue tu culpa"- Lanzó una mirada asesina al hombre de su lado, pero enseguida miró arriba detrás de ella al notar que el italiano estaba observando fijamente a un punto en lo alto y allí le vio a él también con su mirada puesta en el italiano. Entonces pudo ver que al igual que ella había alguien muy enfadado.
- "Bueno, debo decir que Marco ha sido muy amable y no lo hizo con mala intención"- Tomoyo echó otra mirada arriba y vio que ese comentario no pasó desapercibido para nadie, absolutamente nadie.
- "Marco..."- Sakura asintió como una niña pequeña- "Creo que será mejor que subamos para que descanses"- Tomoyo no le tenía miedo ni a uno ni al otro, ni mucho menos, pero sabía que la situación podía pasar a mayores con ese tipo de comentarios, así que lo mejor en esos momentos sería una retirada.
- "No"- Ahora si que conmocionó a todos, excepto Wu Pao que no tenía nada que ver con el tema.
- "¿Cómo dices?"- Dijo sin saber que palabras emplear y lanzando miradas furtivas a los espectadores.
- "Pues que debo volver con Marco"- Dijo seria.
- "Volver... con Marco..."- Digirió las palabras lentamente y miró al joven que la sonrió cortésmente. Tomoyo empezaba a sudar y no porque fuera una noche calurosa.
- "Buenas noches"- Dijo con caballerosidad. Tomoyo sintió un escalofrío recorrer su espalda, sin duda su presentimiento era correcto, ese hombre trajo a Sakura, pero... ¿a qué precio? Si esto no se solucionaba con rapidez habría un homicidio.
- "Mejor sube conmigo y no digas nada más"- Dijo Tomoyo algo preocupada.
- "Pero... Tomoyo... yo solo volví para recoger unas cosas"- La mente de Tomoyo chillaba en la desesperación. Arriba Meiling tenía la misma inquietud de Tomoyo. Pero se preocupó más cuando bajó la vista y vio sangre en el suelo. La sangre caía de la mano de su primo, de apretar con tanta fuerza el puño se clavó las uñas lo que provocó que la sangre fluyera fuera de su mano, o era eso o partirle el cuello a ese hombre. Por primera vez en la vida Meiling miró a Eriol con ojos suplicantes, él entendió y aunque de alguna forma le divertía la situación sabía que las cosas podrían tornar catastróficas.
- "Deja de decir tonterías Sakura"- Intentaba remediar la situación Tomoyo.
- "Esto es algo muy importante, debo volver con él"- La gota que colmó el vaso, Shaoran, casi literalmente, volvió hacia donde estaba el hombre mientras con suma rapidez sacaba el arma. Con ella apuntó justo entre ceja y ceja, mientras que el italiano ni se inmutó. Sakura ante el revuelo de voces y el ruido se preocupó- "¿Qué pasa Tomoyo?"- Nadie dijo nada. Wu Pao observó toda la escena con atención y satisfacción, después de todo incluso un hombre sin corazón puede aprender a sentir. Algo muy conveniente, pero que muy conveniente. Su prima e Hiragizawa le siguieron escaleras abajo. Ninguno de los dos pudo evitar que sacara la pistola.
- "¿Quién eres?"- Preguntó mientras echaba atrás el seguro. El hombre le miró a los ojos sin miedo.
- "Es Marco, Marco Giovanni"- Dijo Sakura respondiendo por el italiano. Shaoran miró a Sakura y supo que aún siendo ciega no era estúpida, había oído el clic de la pistola al quitarle el seguro, por alguna extraña razón empezó a dudar de lo que acababa de hacer, pero pronto se olvidó al notar el frío metal en su cuello. El italiano también iba armado.
- "Sé quién eres"- Dijo serio el extranjero.
- "¿Y?"- Dijo enfadado más consigo mismo que con él por haber bajado la guardia con solo escuchar la voz de Sakura.
- "Qué hay alguien que no lo sabe y no creo que quieras que se entere"- Shaoran miró de nuevo a Sakura que estaba siendo sujeta por Tomoyo. Tenía una mirada preocupada, ¿para quién sería? Esa duda le carcomía por dentro.
- "La verdad es que me trae sin cuidado"- Dijo echándose un farol.
- "¿De verdad?"- Eriol se acercó al líder de Clan y apoyó su mano en el hombro.
- "Piénsatelo bien, sabes quien es y sabes que si haces algo imprudente habrá consecuencias"- Shaoran apretó la mano en la empuñadura- "No querrás hacer algo tan estúpido con ella presente "- Fue la última carta que jugó Eriol, Shaoran apretó la mandíbula y con gran esfuerzo recobró la compostura.
Shaoran bajó el arma y la guardó. Se había tranquilizado solo exteriormente pero su mirada asesina para ese italiano no se evaporó. Dio un giro y se acercó a la que estuvo desaparecida. Tomoyo le advirtió con la mirada pero se separó de su amiga. Sakura quedó quieta con la mirada baja y los brazos encogidos con las manos en el pecho. Shaoran tocó sus brazos y los acarició de arriba a abajo. Ella seguía sin dignarse a levantar la mirada, después de lo que había oído pudo sentir el enfado de él y de alguna manera se sentía avergonzada de que fuera por su causa. Shaoran apartó una mano y buscó la barbilla de ella para alzarle la cara y allí, en la profundidad de sus ojos de jade, se vio reflejado. Extendió la palma de su mano y le acarició la mejilla hasta llegar a su frente y pasarla por su cabello, acercó su rostro al de ella y juntó mejilla junto a mejilla mientras olía su esencia, su aroma. Su otro brazo se resbaló hasta su espalda en una dulce unión. Una brisa nocturna hizo temblar el cuerpo de Sakura o quizá fueron esos brazos que envolvían su cuerpo. Su rostro empezó a enrojecer y su respiración a agitarse. Cuando Shaoran pudo notar como el corazón de ella palpitaba de ansias sonrió para sí mismo y se separó de ella. Se quitó la chaqueta y la puso sobre los hombros de ella susurrándole algo.
- "No volverás a escapar de mi... jamás. Eres mía, solamente mía"- Sakura se indignó, ya volvía a tratarla como si de una posesión fuera, iba a responderle pero antes de poder replicarle él volvió a hablar- "No eres un objeto, ¿no es eso lo que me querías decir?"- Sakura se irritó, eso mismo era lo que iba a responderle- "Me trae sin cuidado eso, eres mía y aunque acabes odiándome haré que no puedas vivir sin mi. Desearás tanto estar conmigo que jamás volverás a pensar en marcharte. Mis besos, mis caricias, mis palabras, haré que tú cuerpo tiemble con solo el aliento de mis labios. Eres mía Sakura y aunque tenga que tomarte a la fuerza, aunque acabes despreciándome hasta en lo más profundo de tu corazón haré que no vuelvas a pensar en nada más que no sea en mi"- Shaoran se separó de Sakura dejándola temblorosa y sin fuerzas. Ninguno de ellos escuchó lo que Shaoran dijo. Tomoyo se acercó a Sakura que cayó al suelo. Meiling se unió con Tomoyo para ayudar a Sakura. No sabían que había hecho el hombre, pero la había afectado físicamente comopara dejarla sin fuerzas.
Shaoran subió las escaleras sin mirar atrás mientras en su interior sonreía con plena satisfacción, Eriol le indicó con la mirada al italiano que siguiera a Shaoran y antes de seguir a los demás miró a las chicas, Meiling le miró y afirmó con la cabeza, como si le indicara que ellas podían ocuparse de Sakura, pero de súbito y como si algo hubiera despertado los sentidos de Sakura, levantó la cabeza y entrecerró la mirada.
- "¡No puedes tratarme como a ti te venga en gana! ¡En esta vida nada se consigue utilizando la fuerza!"- Todos se quedaron quietos donde estaban. Shaoran se había parado, Eriol esbozó una sonrisa divertida, Tomoyo se quedó bastante inquieta ante esa declaración, Meiling también sonreía, de alguna forma esta chica era bastante ingenua, Marco miró la situación con curiosidad y Wu Pao empezó a sentir cierto interés en esta extranjera.
- "Una japonesa muy interesante"- Pensó volviendo su mirada a su primo. Shaoran no se dio la vuelta y siguió caminando como si no hubiera escuchado nada. Sakura tenía la sangre hirviendo de enfado. Jamás, nadie la había tratado de esa manera, la hacia sentir como si fuera nada más que un mero juguete, pero sus insinuaciones, su tacto, el calor de su piel la hacían temblar como ningún otro hombre lo había hecho nunca. Era algo tan nuevo que la desconcertaba y que por primera vez hacia que se sintiera insegura de sí misma.
Shaoran entró en la casa y sin que nadie pudiera notarlo tenía una sonrisa dibujaba en su rostro, no una sonrisa de felicidad o alegría, sino una sonrisa presuntuosa y de satisfacción. Marco siguió en silencio al chino, mirando en todo momento cada uno de sus movimientos, se había informado de quién era y mientras él y Sakura habían estado hablando en el coche descubrió que la chica realmente ignoraba la verdadera identidad de Shaoran, el líder del Clan de los Dragones. Había oído que el líder de los Dragones era un hombre serio en sus veintitantos y con un gusto muy amplio en lo que a mujeres se trataba, eso sí, no cualquier mujer, sino bellezas de todas clases: hijas de empresarios, de otros jefes de menor importancia, famosas del espectáculo como actrices, cantantes o modelos. Se le adjudicaban muchas conquistas y ninguna de esas mujeres se arrepentían de ello, al fin y al cabo, haber pasado por la cama de Li era todo un 'honor', no muchas tenían ese 'privilegio'. Sin embargo, esta noche había visto algo que le hacia pensar que él no era esa clase de hombre, sino algo bastante más alejado. Aún siendo así, no se precipitaría en sus conclusiones. Lo que debía pensar ahora mismo era en la salud de su hermana, debía de llegar a un punto medio con Li, necesitaba la ayuda de Sakura, La Flor de Ángel, no tenía tiempo, estaba en una situación desesperada, haría lo que fuera por ella... lo que fuera.
Eriol caminaba al lado de Wu Pao, sabía que el líder de los Serpientes maquinaba algo en su retorcida mente, estaba totalmente convencido de ello. Todo lo que concernía a su enemigo era analizado y estudiado minuciosamente con el propósito de acabar de una vez con ese maldito usurpador, eso era lo único que rondaba por la mente de Wu Pao y Eriol lo sabía muy bien. Había echado su interés en Sakura y eso no era nada... bueno. Lo sabía porque eso era lo que tenían en común Eriol y Wu Pao, un gran sentido de la observación y una gran perspicacia, veían cosas que otros no notaban, no se les escapaba nada ante sus ojos y aunque era una cualidad muy buena, en Wu Pao podía ser lamentablemente catastrófica.
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Sakura fue guiada por Meiling y Tomoyo a la planta superior, al cuarto de Tomoyo, ya que Sakura no tenía cuarto propio y en esos momentos las chicas no creían que lo mejor fuera dejarla en el cuarto de Shaoran, lo más precavido en esos instantes era no alterar más la situación. Sakura no dijo ni una palabra, parecía estar meditando seriamente algo, cualquiera en esos momentos que intentara leer los pensamientos de la mujer podría pensar en mil respuestas y fallarlas todas, podría estar reflexionando sobre cualquier cosa, incluso diferentes técnicas para torturar el líder de los Dragones. Meiling levantó la cabeza para enseñarle a Tomoyo una mirada suplicante, ¿qué podían hacer con su amiga?
- "Sakura..."- Tomoyo intentó despertar a Sakura de su letargo, pero la joven parecía muy sumergida en sus pensamientos- "Sakura..."- Volvió a llamar a la chica. Sakura seguía sin responder, las tres llegaron a la habitación de Tomoyo y sentaron a la joven en la cama, seguía muy pensativa.
- "Tomonoki"- Llamó ahora Meiling. Las dos se miraron preocupadas, Tomoyo más que Meiling porque sabía que Sakura no se comportaba de esa manera si era algo realmente importante. Sakura apartada de la preocupación de las dos chicas meditaba sobre lo ocurrido en la casa de Marco, su hermana Fiona había estado varios meses enferma y no daba síntomas de mejoramiento, la enfermedad empezó con síntomas de gripe pero no pudieron asegurar que hubiera cogido antes la enfermedad sin mostrar ningún síntoma. No podía ser cualquier enfermedad, cabría la posibilidad de que fuera un virus que hubiera mutado, pero aún así los médicos lo hubieran detectado con sus análisis. Sakura temía algo pero que prefirió desechar, era una de las pocas posibilidades que podían haber provocado el estado en el que se encontraba la Fiona o... tal vez no.
- "Tomoyo"- Las dos posaron su atención al sonido de la voz de Sakura.
- "¿Sí?"- Preguntó su amiga.
- "¿Sabes si la bolsa está aquí?"- Tomoyo pestañeó sin entender, ¿para que quería la bolsa?
- "Sí, la llevabas encima supongo que la han guardado"- Se dirigió a Meiling- "¿Dónde habéis puesto la bolsa de Sakura?"
- "Pues con tus cosas en este cuarto"- Dijo sin comprender nada.
- "Necesito mi libro"- Dijo seria y con voz neutra, estaba muy concentrada. Tomoyo entrecerró ligeramente los ojos y su rostro se tornó también pensativo.
- "¿Cuál de los dos?"- Preguntó sospechosa.
- "El viejo libro de braille"- Dijo Sakura sin apartar sus pensamientos de la hermana del italiano.
Tomoyo la hizo un gesto a Meiling y esta la señaló el armario, la mujer se levantó y fue al armario, lo abrió y encontró las dos bolsas, la que llevaba Tomoyo y la de Sakura, se agachó y corrió la cremallera, rebuscó en el interior y al cabo de un rato sacó un libro de pastas blancas arrugadas con unas flores incrustadas en ellas, era un libro muy grueso y seguramente muy pesado como para llevarlo encima, ¿qué la impulsaría a llevar tan grueso libro?. Tomoyo llevó el libro a Sakura y lo dejó en su regazo. Meiling miró con atención cada pequeño movimiento de las dos chicas. Lo primero que hizo Sakura fue quitarse la chaqueta que colgaban de sus hombros para moverse con más soltura. Cuando Sakura abrió el libro Meiling vio que no era un libro de escritura, por lo menos no para ella, era un libro escrito en braille, el lenguaje en el que se empleaba el tacto para leer lo 'escrito' sobre el papel, de esa manera Meiling no podía saber que estaba leyendo. Sakura abrió el libro y empezó a palpar las páginas con sus dedos, pasaba y pasaba de página buscando algo que ni Tomoyo ni Meiling conocían, la japonesa de cabellos oscuros tenía una ligera sospecha pero no sabía ni el porque ni para que propósitos.
- "¿Qué buscas Sakura?"- Preguntó Tomoyo, pero su amiga ignoró sus palabras. Estuvo varios minutos recorriendo las páginas de ese libro, que curiosamente tenía unos dibujos y unas fotografías pegadas en ellas, eran plantas y flores. Meiling vio flores conocidas y también unas exóticas y muchas de ellas totalmente desconocidas, después de unas páginas las flores desaparecieron del libro y solo aparecieron letras en braille. Siguió la búsqueda durante algún tiempo más hasta que se detuvo en una página, colocó sus dedos al principio del texto y lo recorrió desde el principio hasta el final, sus dedos volvieron a pasar por distintos párrafos varias veces y después de meditar otro rato más cerró el libro de un golpe lo cual sobresaltó a la china. Sakura se llevó el dedo índice y pulgar a la barbilla y siguió pensativa.
- "Después de todo mis suposiciones no se equivocaban..."- Levantó el libro de su regazo y lo dejó en la cama, se levantó y se dirigió a la puerta sin problema, sumergida en su mundo.
- "¿No la ayudas?"- Dijo Meiling al ver como Tomoyo dejaba salir sola a Sakura.
- "Ese es uno de sus defectos, nunca acepta ayuda de nadie, se cree lo bastante independiente como para apañarse sola y eso hace que nos preocupemos más por ella"- Lo que dijo Tomoyo llamó la atención de Meiling.
- "¿Tú y quién más?"- Tomoyo empezó a sudar, ¿cómo le iba a decir que Sakura tenía un guardián que se parecía a un peluche? que estúpido de su parte cometer ese fallo.
- "Eh... yo... eh... y... mmm... sus... eh... sus amigos de la universidad..."- Se excusó con una pobre mentira.
- "Ah..."- Respondió ante la dudosa respuesta de Tomoyo- "Aún así eso no explica que la dejes sola merodeando por la casa"- Volvió al tema que las concernía.
- "Sakura tiene una excelente memoria, algo que ha tenido que desarrollar y si a eso le añadimos la concentración en la que estaba sumida, estoy segura que no le pasará nada, no, mientras este dentro de la casa"- Enseguida las dos mujeres salieron detrás de Sakura, sería mejor no tropezar dos veces sobre la misma piedra.
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Como cada día y como en cada ciudad, la gente pasaba distraída con sus propios problemas como para pararse e interesarse en los demás, poco se habían percatado de la presencia de dos sujetos algo misteriosos y de alguna manera envolventes.
Eran dos hombres, altos, bien parecidos, de porte sereno y actitud callada, tan silenciosa que era sumamente inquietante. Vestían de manera informal pero con pantalones y chaqueta, los dos... llevaban gafas, quizá por el sol, quizá para ocultar algo... según la imaginación de cada persona.
Uno de los dos caballeros era de cabello oscuro y rasgos duros, ocultaba sus manos en sus bolsillos y miraba a la gente con notable desprecio, como si de ínfimos e insulsos insectos se trataran.
El otro mucho menos de quedarse atrás miraba con ira y con odio todo lo que le rodeaba, fuera un objeto inerte y sin vida o un ser vivo que se movía entre ese mar de personas. Este último era pelirrojo de cabello liso corto.
Sin que decirse ni mirarse se pusieron en marcha, como si de una sola persona se tratasen, como si de una máquina perfectamente ajustada y programada se tratasen, tal era su sincronización que no se podía distinguir si eran una o dos personas realmente. Se internaron entre las personas como si fueran a camuflarse entre ellas, pero poco pasarían desapercibidos o tal vez sí, después de todo... ¿A qué le importa nadie lo que otro haga o deje de hacer?
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El cuarto tenía una iluminación que se podría considerar casi inexistente, solo la luz de la calle entraba en el cuarto y era escasa dado que el sol ya se había puesto dando paso a la oscura noche. 4 hombres en un cuarto, todos ellos diferentes, todos ellos con distintos carácteres, cada uno con una ambición, cada uno con motivos de despreciar al otro, la tensión del ambiente era algo insignificante en comparación con lo que podría suceder sin ella.
Shaoran se había vendado la mano que antes le sangraba, no eran heridas importantes, solo superficiales, sin mayor trascendencia. Todos permanecían callados a la espera de que otro rompiera ese ambiente frío y sobrecargado de malas vibraciones.
Eriol sonreía, su máscara de eterna alegría estaba siempre a la vista, en muy pocas ocasiones se la quitaba y en ninguna ocasión se deshacía de todo ese disfraz que le cubría. El inglés, tal vez el único con menos motivos de matar a alguien dentro del cuarto miraba silencioso, tranquilo y atento a cada movimiento, gesto o sonido, expectante de cual sería el siguiente paso a dar. De la situación pudo analizar que todos eran grandes actores y por ello, grandes jefes de Clan, ninguno mostró temor, ninguno se achicó, todos miraban con la cabeza alta, sin expresión en su rostro y lo más quietos posible.
De Wu Pao era de esperar, su naturaleza 'salvaje' le convertía en gran 'cazador' y por ello en uno paciente, en uno que sabe cuando tiene que abalanzarse sobre su presa, en uno silencioso y al que le gustaba jugar con su comida. Tanto le gustaba jugar con ella que incluso la más agónica de las torturas sería un mero juego de niños en comparación.
Xiaolang Li o Shaoran Li, según le llamaran en chino o en japonés, era del tipo callado, silencioso, pero no por ello menos peligroso. Sus movimientos gráciles y sigilosos, su mirada de hielo, su silencioso hablar y su naturaleza gélida hacían de él un enemigo imprevisible, porque... ¿quién puede descifrar un puzzle sin piezas?
De Marco no podía decir nada, no podía saber en que pensaba y dado su aspecto era alguien sereno, con gran autocontrol. Por su respiración podía decir que estaba tranquilo, sin ninguna preocupación. Su mirada, fija y quieta en los ojos de Li mostraba valor y confianza. Sus movimientos o más bien en carencia de ellos, significaban gran temple ante situaciones serias y tal vez comprometidas, gran confianza en sí mismo quizá. En conclusión... alguien digno de ser cabeza de un Clan como los otros dos.
El silencio seguía reinando hasta que el segundo intruso abrió la boca.
- "Como ve está bien"- Dijo sin apartar la mirada.
- "Mmm..."- Murmuró Li en contestación, se apoyó en el respaldo de su asiento y entrelazó sus dedos dejándolos delante de él mientras sus codos se apoyaban a los lados de la gran silla negra de cuero que se posicionaba detrás de su escritorio.
- "Usted es Marco Giovanni sino me equivoco"- Habló ahora Eriol.
- "Sí"- Fue la corta respuesta.
- "Un italiano..."- Dijo Wu Pao como si de algo gracioso se tratara- "¿No está muy lejos de su casa?"- Preguntó con lengua viperina. No hubo contestación.
- "¿Qué es eso de que solo ha venido para coger unas cosas?"- Volvió a la conversación Shaoran.
- "Digamos que entre la señorita Tomonoki y yo tenemos un... trato entre manos"- Dijo con desenvoltura con escasos gestos corporales.
- "¿Qué clase de trato? Cualquier trato con ella puede ser directamente tratado conmigo"- Eriol miró con diversión a su jefe, era muy interesante está nueva clase de actitud.
- "No creo que usted pueda tratar estos asuntos, es algo solamente entre ella y yo"- Afirmó serio.
- "Comprendo..."- Sus palabras fueron escasa, pero el extraño cambio en su mirar o en su posición había despertado más la curiosidad de Eriol.
- "Así que la nueva muñequita que has adquirido tiene cerebro después de todo"- Comentó el primer intruso. Shaoran no dijo nada, pero solo el mínimo movimiento en sus ojos o sus manos le delataban ante Eriol, tal vez pudiera pasar inadvertido para Wu Pao que no había pasado años con él como Hiragizawa, aún teniendo una gran perspicacia no podría desentrañar esos pequeños gestos, pero a Eriol no... a él podía engañarle.
- "No sé si a Li le importe o no como se habla de una mujer delante de él, pero mientras esté delante mía no le consiento que le falte el respeto ni a ella ni a ninguna otra mujer"- Dijo serio y con cierto tono altivo, casi noble, como de un caballero de épocas antiguas. Parecía casi nobelesco.
- "Perdón por mi falta de consideración hacia una mujer que ni siquiera está en este cuarto"- Dijo con tan falsa consideración en lo que quería expresar que hacían que esas palabras no fueran necesarias.
- "No intente burlarse de mi"- Fue una sentencia casi amenazadora.
- "Será mejor que calles Wu Pao o si quieres puedes marcharte, nadie te obliga a seguir permaneciendo en este cuarto y mucho menos en esta casa"- Dijo Eriol con una plena sonrisa. El silencio volvió al igual que llega después de una tormenta arrasadora.
- "Supongo que no tengo nada que añadir si es el deseo de ella..."- Rompió el silencio la voz del señor de la casa- "... pero en realidad si tengo algo que decir al respecto. Aunque ella halla dicho algo que le compromete de alguna manera con usted, no me importa, es más, me trae sin cuidado si ha dado su palabra de honor"- La voz de Shaoran parecía divertida, pero a la vez muy fría y escalofriante.
- "Pero... ¿qué dice?"- Estaba algo asombrado el joven.
- "Hay algo que vamos a aclarar, ella es mía... y lo mío no se lo doy a nadie, las pertenencias de una persona solo se pueden tocar si esta persona lo desea, así que... puede marcharse por donde vino"- La situación no podía ponerse más interesante, ¿o quizá si?
- "No creo que tenga ningún derecho sobre ella, no estamos en épocas feudales donde la dama deba obedecer ciegamente a su caballero"- Dijo indignado e irónico.
- "Tal vez no estemos en esa época... pero esta es mi casa, este es mi territorio, estas son mis reglas y esta es mi voluntad"- Una sonrisa sádica se mostró en el rostro del guerrero chino.
- "¿Así es como trata a las mujeres? ¿Bajo la presión de su dominio? ¿A la fuerza? ¿Cómo si no tuvieran voluntad? ¿Cómo si fueran simples objetos?"- Se levantó de la silla donde estaba sentado.
- "Si no le gusta lo que ve puede marcharse, creo que ya se lo he dicho"- La sonrisa petulante y altiva de Li era incluso más irritante que la de Eriol.
- "¡Así no se consigue el amor de una mujer!"- Dijo con pasión e indignación el italiano.
- "Entonces enséñeme como debo conseguir el amor de una mujer"- Dijo adelantando su cuerpo inclinándolo hacia delante. El italiano empezaba a adquirir cierto tono rosado carmesí que denotaba su estado de ánimo, bastante molesto.
- "Un ser vivo no es un mero objeto, hay que tratarlo como a un igual y respetarlo como tal"- Dijo serio pero aún con esa cierta coloración en su rostro.
- "Creo que se equivoca..."- Shaoran se levantó de la mesa y se movió hasta situarse delante de su escritorio y sentarse sobre la mesa con aire de frío galán.
- "Yo en cambio estoy muy seguro"- Los dos que quedaban en el cuarto miraron con sumo interés el espectáculo, tanta fue la expectación que ninguno de los presentes fue capaz de adivinar la presencia que había ya dentro del cuarto. Tan sigilosa y tan habituada a la oscuridad parecía como un felino que se escurría por la puerta y que entraba sin ser notada ni por las sombras de la noche.
- "Son obedientes y sumisas. Satisfacen nuestros placeres, siguen nuestras órdenes y mandatos. Son delicadas y encantadoras. Ardientes si lo deseas, tiernas si eso nos satisface. Son llamativas y siempre quieren nuestra atención. Solo piden que se las mire y en ocasiones que se las toque. Las mujeres son fáciles de moldear, manipulables y sobre todo complacientes, si no son así, no hay porque cambiarlo. Pueden ser diferentes entre sí, pero al final todas buscan satisfacerse y satisfacer"
- "Lo que dice no tiene consistencia. Ellas también sienten, pueden sufrir y llorar o alegrarse y reír. No son algo que cuando te cansas puedes tirarlo así como cualquier cosa. Sienten dolor y pena, no son tan manejables como piensa, no puede englobar a todas en ese concepto que tiene. Tal vez buscan complacerse y complacer, pero no a cambio de su propia felicidad, su dignidad y su orgullo"- El hombre se levantó y le enfrentó. Cara a cara los dos.
- "Esos sentimientos se esfuman con el mero sonido de un chasquido cuando encuentran otra cosa con la que distraerse y esa dignidad y ese orgullo solo son mera fachada, la felicidad que buscan es la de complacer, siempre dar para seguir siendo cuidadas y atendidas"- En ese momento unas voces se oyeron acercarse a la puerta y todos se giraron para ver a alguien delante.
- "Sakura aquí estás"- Dijo Tomoyo entrando al cuarto y ver la espalda de su amiga. Todos los hombres se quedaron mirando a la persona que había quedado delante de la puerta. Sakura había permanecido callada, atenta a cada palabra, a cada sílaba, a cada una de esas letras pronunciadas. Por un momento tuvieron la sensación de que la joven iba a gritar, a llorar o quizás a montar en cólera, pero simplemente se acercó al italiano, como si supiera donde estaba, tranquila y con noble porte de aristócrata, fría y distante.
- "Marco, creo que ya he encontrado lo que necesito"- Dijo apoyándose en su brazo con la mirada oculta en su cabello.
- "Supongo que nos marchamos ¿no es así?"- La mujer negó con la cabeza.
- "He dicho que lo he encontrado, no que lo tuviera, además..."- Su voz se marchitó en un susurro- "... ya ha oscurecido"- Los hombres miraron a la ventana, era cierto, ya era de noche, ninguno se había percatado.
- "Es verdad"- Antes de que nadie pudiera decir nada más Eriol intervino acercándose a Giovanni.
- "Esta noche se quedará aquí, mañana ya veremos lo que pase"- Shaoran lanzó una mirada asesina que tuvo desde el mismo momento en que la piel de Sakura tocaron la manga del brazo de Marco.
- "Supongo que a mí no me dejaréis tirado"- Dijo Wu Pao.
- "No sería mala idea"- Dijo Meiling echando fuego por los ojos. Aún no olvidaba eso de antes.
- "Claro que no... y como eres un invitado especial, tendréis una vigilancia especial"- Dijo Eriol acercándose a Wu Pao y pasando su brazo alrededor de su cuello sacándole del cuarto. Meiling le hizo un gesto a Marco para que la siguiera y siguió a Eriol al exterior de la habitación. Tomoyo demoró en salir, en la incertidumbre de dejar a su amiga atrás o no, finalmente decidió optar por salir primero, pero por si acaso... esperaría fuera. Sakura quedó quieta, sin decir nada.
- "Supongo que nos has escuchado"- Dijo Shaoran con su tono neutro.
- "Sí... algo he escuchado"- Dijo dándole la espalda.
- "¿No dices nada?"- El hecho de que la mujer no tuviera palabras con que contradecirle le tenía algo extrañado.
- "No"- El silencio volvió. Sakura tomó el camino hacia la puerta para salir, pero no sin antes agregar- "Hoy dormiré con Tomoyo, mañana temprano me marcharé con Marco"- Con esto último abandonó el cuarto. Tomoyo sintió un alivio inmenso al ver salir a su amiga, la cogió de la mano y la llevó hacia las escaleras para ir a su cuarto. En poco tiempo después de subir las escaleras unos pasos se oyeron detrás de ellas, veloces y feroces, algo muy inquietante.
Shaoran las alcanzó y de un rápido movimiento agarró el brazo de Sakura y la separó de Tomoyo. La amiga de pelo oscuro iba a decir o hacer algo pero la negativa de la cabeza de Sakura antes de que fuera arrastrada por esa fiera, pararon cualquier cosa que tuviera en mente. Shaoran casi literalmente arrastró a la joven por los pasillos del cuarto hasta su alcoba. La empujó dentro, cerró con fuerza provocando un estruendoso portazo. Sakura se mantuvo quieta en mitad del cuarto, tocándose el brazo, en el lugar que la había agarrado con salvaje fuerza. Shaoran la miró y empezó a merodearla como un buitre.
- "¿Cómo te atreves a hablarme así?"- Dijo con tono alto y furioso.
- "¿Cómo te he hablado?"- Respondió a su pregunta.
- "Con ese tono..."
- "¿Cuál tono?"- Dijo aún sumida en un mundo frío e indiferente.
- "Así"- Apuntó el chico.
- "Yo creo que hablo bien"- Dijo levantando la cabeza y mostrando una sonrisa.
- "Mentira"- Dijo lleno de rabia en sus palabras. Era totalmente diferente de cuando estaba con otras personas, no se mostraba tan apasionado, tan precipitado en sus acciones, era como... si con ella no pudiera controlarse, como... si no quisiera controlarse.
Ay, ay, ay, ay,
ay, ay, ay, a a a ay.
Tantas noches te soñé,
con locura yo te amé,
con el alba tus caricias
se volvieron de papel.
Y aunque intento no pecar,
de este infierno dame más,
con ese cuerpo que tu tienes,
me voy a quemar.
- "Si no me crees es tu problema, ahora si me permites... me iré a dormir"- La joven avanzó dos pasos antes de sentir la poderosa fuerza de unos dedos apretar la piel de su brazo de nuevo y con gran brusquedad ser lanzada a la cama, donde cayó sobre el colchón, la cama tembló ante la caída del peso del cuerpo. Sakura se vio sorprendida ante la reacción del joven.
Ni contigo, (ni contigo)
ni sin ti, (ni sin ti)
(escúchame),
te quiero solo para mi.
- "No, no te permito que te vayas"- Dijo con suave enfado. Tal vez fuera el movimiento de la cama, pero notó que su cuerpo empezó a agitarse. Oyó los lentos y sigilosos pasos acercarse hasta ella. Era como si esperaras a la muerte consciente de lo que ellos significaba. Nada podía ser peor que ser conocedora de los acontecimientos que vendrán y lo que con ello causarán- "Jamás vuelvas a hablar así, jamás"
- "¿Cómo te he hablado?"- Dijo con inseguridad.
- "Con indiferencia"- Notó que una calidez se posaba sobre su cuerpo, notó que él se acercaba hasta ponerse encima de ella, encarcelándola con su propio cuerpo- "Jamás te vuelvas a mostrar indiferente ante mí. No te atrevas a ignorarme... a rechazarme"- Sus palabras eran tan dolorosas que cortaban su corazón y su alma- "Eres mía Sakura, única y exclusivamente mía"
Irresistiblemente mía,
inolvidablemente mía.
Mi tentación mi noche y día, mía, mía.
Inalcanzablemente mía,
inagotablemente mía,
como una lluvia de agua fría mía.
- "No soy algo de tu propiedad, esto es absurdo, por mucho que siga insistiéndote en que no soy tuya seguirás negándolo, seguirás insistiendo. Por favor Shaoran, déjame marchar"- El hombre agarró sus muñecas y las levantó sobre su cabeza, con una mano sujetó los brazos de la chica- "¿Qué... qué haces?"- Dijo conteniendo el aliento.
Átame a tu cuerpo y piel,
no lo dudes sígueme,
deja que tome las riendas,
y escapemos al placer.
Basta ya de provocar,
es que me pierdo en tu mirar,
en cada beso en cada abrazo,
que me das.
Ni contigo, (ni contigo)
ni sin ti, (ni sin ti)
(escúchame),
te quiero solo para mi.
- "Tú eres la que no lo entiende Sakura, lo que es mío nadie me lo quita, nadie..."- El hombre bajó su cabeza y empezó a rozar sus labios por su cuello- "... y mucho menos tú"
Irresistiblemente mía,
inolvidablemente mía.
Mi tentación mi noche y día, mía, mía.
Inalcanzablemente mía,
inagotablemente mía,
como una lluvia de agua fría mía.
Su mano libre acarició la piel de su vientre, lo acariciaba lentamente y con delicadeza, sin prisas, tomándose todo el tiempo del mundo. Las piernas de Shaoran estaban flexionadas de tal manera que sus rodillas y sus pies estaban apoyadas en el colchón de la cama haciendo que entre el tobillo y la rodilla hubiera una prisión sobre las piernas de Sakura inmovilizándola. Su cabeza se movía de un lado a otro del cuello impregnando el cuerpo de Sakura con el aroma de su cuerpo, con sus insaciables labios y su pecaminosa lengua.
Ven, ya no puedo escapar,
calma mi sed de amar.
Dame tu cuerpo y siente sin pensar,
llévame hasta el final,
volvamos a empezar.
Porque tu eres mía solo mía.
Sakura sentía hervir su cuerpo, sentía que su corazón latía desenfrenado, sin rumbo alguno, sentía que su pulso se aceleraba a una velocidad insospechada, sentía que cada roce de su piel era como el fuego de una llamarada del infierno, jamás había ardido tanto y jamás se había sentido más mujer que entre sus brazos, pero...
Irresistiblemente mía,
inolvidablemente mía.
Mi tentación mi noche y día, mía, mía.
Inalcanzablemente mía,
inagotablemente mía,
como una lluvia de agua fría mía.
Mía, mía,
oh... mía, mía,
oh... mía, mía, mía, mía...
Inalcanzablemente mía,
inagotablemente mía,
como una lluvia de agua fría mía
Mía, mía, mía, mía...
Mi tentación mi noche y día, mía, mía
Inalcanzablemente mía,
Mía, mía, mía, mía...
como una lluvia de agua fría mía.
- "No... no... por favor..."- Suplicaba a la vez que sus ruegos se mezclaban con suspiros y ruidos entrecortados que salían de su boca- "Me haces daño"- Lágrimas empezaron a brotar de sus ojos cuando sintió que la presión que aferraban sus manos amenazaba con cortar la circulación de sus muñecas. Un ligero dolor y la pasión se mezclaban en mortal éxtasis.
- "El placer es dolor... y el dolor... el dolor es amor. Sufrir por aquella persona amada, eso significa amar"- En ese momento Sakura abrió los ojos y como si hubiera vuelto a la realidad empezó a gritar.
- "¡NO! ¡NO! ¡NO!"- El hombre se detuvo y levantó la cabeza para ver como un mar de lágrimas corrían por las mejillas de la chica, fue entonces cuando se percató de lo que estuvo a punto de hacer. La liberó de esa prisión y se apartó cuando está le empujó. Sakura se levantó con rapidez, aturdida y dolida corrió hasta poder tocar una pared.
- "Sakura... Yo... Será mejor que vuelvas con Tomoyo"- Sakura palpó cada rincón de la pared hasta conseguir llegar al pomo de la puerta, la abrió y salió como alma que lleva el diablo. Shaoran no pudo comprender que pudo haber hecho que perdiera el control... él, él más que nadie sabía cuando mantenerse a raya, pero en aquel momento... Muchos sentimientos se habían acumulado dentro de sí, miedo... desconcierto... ira... rabia... deseo... celos... Todo por lo que había pasado había hecho que se desataran sentimientos que jamás había sentido, que jamás hubiera pensado tener y que creía que no existían dentro de él.
Todo empezó cuando ella desapareció, el no saber donde estaba, que había sido de ella, el no haber podido evitar su desaparición. La llegada de Wu Pao fue algo inesperado e inoportuno que añadió más sensaciones. El pensamiento de no poder volver a verla, de tocarla o de ni siquiera besarla, esa añoranza de su piel, de sus ojos, del sonido de sus palabras, del olor a primavera, del latido de su corazón... y al final... su llegada con ese... ese... ese hombre. No pudo soportar con que amabilidad le trataba, como dejaba que la tocara, las palabras a una promesa que la ataban a otro hombre. Y después en el despacho, su indiferencia, su pasividad ante unas palabras a las que hubiera replicado con pasión y sentimiento. Su rechazo a responderle, su rechazo a estar cerca de él, su rechazo a sonreírle a hablarle con una voz deliciosamente amable y arrebatadora, su rechazo a él. Todo eso produjo un huracán que se desató en el mismo momento en que se negó a estar con él en su cuarto, cuando rechazó el calor de las suaves sábanas de la noche. No pudo controlarse y no supo como dominar esas nuevas sensaciones. Había caído, había caído de una manera espectacular y ahora... ahora solo cabía que la persona que le había hundido le sacara para poder volver a envolverla en un manto de locura pasión... de envolverla con el sentimiento que había sentido desde que la conoció y que hasta el momento solo supo demostrar de la forma que mejor sabía, tomando posesión de lo que quería o deseaba y declararlo suyo, con el fin de tomarlo en su total integridad.
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Solo pudo dar unos pasos más hasta que sus piernas no aguantaron ni un instante más, su cuerpo cayó pesado sobre sus pies y apoyado en la pared, enseguida empezó a temblar. No podía apartar de su mente lo que había sentido instantes atrás, no podía evitar sentirse a su vez aturdida por ese sentimiento. Era un sentimiento inquietante, un escalofrío le recorría todo el cuerpo con lentitud. La joven estaba perturbada por lo que habían percibido sus sentidos, por lo que había percibido su cuerpo entero. No podía evitar sentirse extrañamente incómoda, extrañamente perdida, extrañamente insegura. Sabía lo que había sentido, era un sentimiento que quiso creer que era correcto que la hacía sentirse bien, que la hacía pensar que no se había equivocado, era una extraña sensación que no podía entender y sobre encima de todo... que no podía controlar, la desbordaba por completo y eso la hacía sentirse vulnerable ante algo que le era nuevo y desconocido.
En el momento que la arrinconó y empezó a utilizar la fuerza con ella una sensación de preocupación apareció, pero de inmediato se desvaneció, como si de una fugaz llamarada se tratase. Se sintió segura y tranquila por sí misma. De alguna forma sintió que esa noche no sucedería nada, que él no sería capaz de hacer nada que ella no desease, sentía tal confianza que ella misma estaba asustada. ¿Cómo era capaz de confiar en alguien que desde un principio no ha hecho más que tomarla a la fuerza? ¿Cómo podía creer que esa misma fuerza no acabaría por perjudicarla de una manera irremediable? ¿Acaso estaba tan ciega como para no ver eso? Era imposible que pudiera confiar en alguien que apenas conocía y quien apenas había tratado. Era algo muy lógico, algo que cualquiera podría ver, incluso una ciega. Una persona como Shaoran no era digno de su confianza, era callado, fuerte, dominante y controlador y había descubierto que era una persona muy fría cuando se lo proponía, tan fría que solo su mirada te helaba.
Nunca se definió como una mujer tonta, tal vez ingenua, muy confiada, como decía Tomoyo, su confianza en gente desconocida acabaría por darle problemas algún día. Tomoyo siempre la dijo que su confianza era incluso más ciega que su vista y que en ese mundo exterior de estos días, la haría vivir muchos peligros. Ya le había avisado Tomoyo: 'En este mundo no todo son buenas personas, no todos son de corazón noble y puro como el que tu portas Sakura. No todos pueden decir que tienen el alma limpia de pecados', pero ahí su amiga también se equivocaba si pensaba que Sakura estaba libre de todo pecado, no era el ángel que todos creían, todos tienen, de alguna manera, una mancha de la que no podrán librarse, la mancha que Sakura era un odio, un gran odio que la inculcaron a sentir desde muy pequeña, pero que se enterró dentro de su interior el día que logró escapar de esas duras ataduras. La vida la había enseñado en no confiar en las personas, pero aún siendo esa la lección enseñada, nunca aprendía, en ella no se podía aplicar el dicho 'el hombre es el único animal que no tropieza dos veces sobre la misma piedra', Sakura era la xcepción de esta afirmación.
Sakura trató de levantarse, con todo el esfuerzo que podía sacar de esas piernas temblorosas y apoyándose en la pared pudo posar su peso en sus piernas y comenzar a caminar. Aún podía sentir el calor del cuerpo de ese hombre, sus palabras, sus caricias, sus labios... era fiero y voraz como un animal salvaje, pero de alguna manera, era a su vez gentil con ella, tal vez utilizara la fuerza con ella, pero jamás la provocó un dolor excesivo, solo el necesario para que no escapase de él. Podía sentir sus labios sobre su piel, podía sentir su aliento rápido y cálido recorriendo su cuello, aún podía percibir la suavidad de sus manos algo callosas recorriendo parte de su vientre, tratándola como fina porcelana, podía sentir el fuego del mismo infierno recorrer sus venas a cada roce de su piel, era una sensación tan ardiente como arrebatadora que te dejaba sin sentido por tan desbordante calor, un calor pasional y eterno como las llamas de la lujuria, unas llamas pecaminosas que conducen a la pura locura, al puro desenfreno, al paraíso en el infierno. En el momento que la tumbó sobre la cama tuvo noción por primera vez de que era más grande que ella, jamás había sentido tan imponente figura como la suya. No era una persona muy desarrollada, muy musculosa, pero si desprendía por cada uno de sus poros una sensación de imponencia y grandeza que la abrumaron de manera que la hacía sentir muy pequeña, la hacia sentir una criatura insignificante en comparación con su dominante figura.
Sus pensamientos eran tan profundos y estremecedores que no se percató en el momento en que llegó al cuarto de Tomoyo. La chica la vio en un estado de shock, pero no hizo ningún comentario, solo la arropó con un abrazo y la guió al interior de la habitación.
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Ringgg, ringgg
El sonido de un teléfono recorrió toda la mansión, en plena madrugada y con el pacífico velo de la noche, un sonido que por si solo no reflejaba importancia pero con las galerías de esa mansión vacías, sin vida y sin ruido, hacían que el eco recorriera el sonido a cada rincón y a cada habitación perturbando el sueño de cada habitante de esa casa. El teléfono siguió sonando hasta que en un momento determinado, y ya con varias personas despertadas por el sonido, paró. Poco tiempo después un uno de los cuartos se formó un gran alboroto y se escucharon unos gritos, a los que interrumpieron sus sueños salieron de sus habitaciones y dirigieron sus cuerpos a donde había procedido el insoportable ruido.
- "¡¿Se puede saber quién nos molesta a estas horas de la madrugada?!"- Dijo Meiling en pijama llegando al lado de Tomoyo que miraba al lado opuesto del que llegaba la china.
- "¿Qué pasa?"- Preguntó Tomoyo mientras que una aún adormilada Sakura salía de la cama para unirse a sus amigas.
- "Y a mi que me cuentas, yo acabo de levantarme por ese maldito teléfono"- Meiling se frotó los ojos y marchó a la habitación que había perturbado la noche en la casa. Pronto Eriol apareció junto con Shaoran por uno de los pasillos cruzándose con Meiling.
- "¿Quién es el que está haciendo tanto ruido?"- Dijo serio Shaoran, a diferencia de las mujeres, ellos parecían muy despiertos, como si no acabaran de salir de la cama.
- "¡Pero que me contáis a mi! ¡Yo acabo de despertarme!"- Dijo algo furiosa. Todos se giraron al oír unos veloces pasos acercándose. Del otro lado del pasillo pudieron ver aparecer a Marco corriendo hacia ellos mientras iba poniéndose la ropa.
- "¿Qué está pasando Tomoyo?"- Preguntó Sakura. Tomoyo permaneció callada. El italiano pasó de largo a los tres que estaban delante y se detuvo hasta llegar a Sakura.
- "Algo terrible... vamos deprisa..."- Decía con respiración entrecortada a la vez que se podía ver preocupación y angustía.
- "¿Marco? ¿Qué pasa? Habla más despacio"- Sakura se acercó apoyando su mano en su brazo. Eriol, Shaoran y Meiling se acercaron hasta rodearlos.
- "Me han llamado... para decirme que el estado de mi hermana... ha empeorado. Me han informado de que... ha sido... de forma súbita"- El hombre cogió la mano que se apoyaba en su brazo con sus dos manos- "Por favor, necesito que vengas conmigo, ahora"- Dijo suplicante.
- "Tomoyo necesitaré que vengas conmigo"- El hombre sintió como la esperanza volvía a crecer dentro de él al oír esas palabras. Tomoyo no preguntó nada, sabía que debía de haber una buena razón para que Sakura volviera a emplear sus conocimientos sobre plantas, así que volvió a entrar al cuarto.
- "Gracias"- Dijo con suma gratitud, sin embrago el momento fue interrumpido cuando una tercera mano apartó los dedos de Marco de la mano de Sakura.
- "Creo que ya dejé claro que tú no vas a ninguna parte sin mi permiso"- Shaoran tenía un mirada de asesino sin escrúpulos que dejaba sin vida a cualquiera.
- "Yo no sigo órdenes de nadie"- Dijo la chica de ojos de jade deshaciéndose de la mano de Shaoran con un gesto seco y rápido.
- "Tú..."- Shaoran iba a replicar su insolencia cuando la pacífica sonrisa de Eriol se desvaneció para mover sus labios.
- "... no irás sola"- Terminó Eriol por Shaoran. Todos giraron sus cabezas para mirarle- "Dado que tenemos un gran conflicto en una situación de emergencia será mejor que vayamos todos juntos y después decidamos como resolver este asunto"- Meiling afirmó con dificultad, odiaba cuando él tenía razón. Los otros dos hombres no dijeron nada y fue Sakura la que intervino en ese silencio.
- "Vámonos"- Tomoyo salió del cuarto con la bolsa y unos abrigos y marcharon hacia las escaleras. Si Sakura no se había equivocado en sus deducciones era algo esperado, pero ahora debía de ir allí e intentar salvar a esa chica.
N. de la A.: Ni hao!!!!!!!! Después de mis habituales desapariciones aquí he vuelto con este fic. Como habréis leído al principio (si es q lo habéis leído) he puesto una mini advertencia (por si acaso). Solo comentar que la canción que he puesto se llama 'Mía' de Juan Camus, creo que la gente entenderá el porque de la canción XD, la verdad es que no había caído en este canción hasta hace poco, y eso que la oído casi siempre XD. Por favor, sean benevolentes conmigo, esta es la primera vez que pongo una canción en un fic T_T, tampoco sé como habrá quedado, la idea de un songfic (o como denominen esto) la tenía hace tiempo pero creo que fue hablar con Hibari para animarme a poner uno ;).
La gente habrá pensado, ¿y porqué siempre tardará tanto en poner el fic? Pues por una sola razón, falta de tiempo XD, por lo menos para escribir fics sí, para estudiar no, a eso desgraciadamente no puedo escapar ¬¬, y ocupa mucho tiempo, a parte de todo esto, mi precioso y encantador ordenador me la volvió a jugar _. Esta vez me borró el fic cuando andaba escribiéndolo, pero este sábado por la mañana cuando fui a mi clase de informática me acordé que tenía una copia en el ordenador de informática *_*, pude restaurar medio fic y seguirlo ;). Y aquí estoy.
Esto es todo, para aquellos que lo deseen dejen un review ^_^, ya llevo 39, pensaba subirlo cuando llegara a los 40 pero veo que nadie más se anima a escribir un review T_T.
Saludos a Mer, Sayuki, Andrea, Tomoe Himura, Nisha Athalwolf, Kari-chan, Karla, Ukio, Angie, Artemisa, Serena, Helen Sakura Li, Vero-chan, Atenea-chan Tsukino y muchas por haberme puesto un review y con eso apotyarme con la historia y un agradecimiento en especial a HaRu, Manami-chan y Mariangel. Espero que a tod@s os vaya genial.
Comentarios sobre el capítulo de hoy... ¿Más personajes nuevos? (¿Por qué siempre pondré a gente misteriosa que sale de la nada?), pero... ¿Qué tiene la hermana de Marco? ¿Cómo es que ha empeorado de súbito? ¿Se morirá?. Y Shaoran... ¿Es qué no entenderá nunca?. Esperemos que al final entienda de una vez por todas. Un par de personas me han dicho que Touya, Yukito y el papá de Sakura están muertos... jajaja... que asesina soy ¿no? Ni siquiera yo me había enterado de que los había matado XD. Otra persona misteriosa es Evangeline, ¿realmente quién era ella? ¿es importante en esta historia? ¿Cómo se enteró Marco de que la conocía Sakura? Muchas más preguntas surgirán, eso no lo dudéis XD, que se resuelvan, algún día lo sabremos...
Ah!!! Por si no nos vemos, el día 31 de Enero se celebra el Año Nuevo Chino, así que, como china que soy os deseo un feliz año de la Cabra y ya sabéis, no tengáis hijos este año XD.
Ya saben... amenazas, confesiones, dinero (si puede ser en efectivo mejor), comentarios, dudas o cualquier cosa que se les pase por la cabeza a: eternal_phoenix_light@yahoo.es
MSN-- kasiopea_milenia99@hotmail.com
Zai Jian
