10 de Octubre de 2003

Disclaimer: Este fic es mío, pero los personajes empleados en él son propiedad de las Clamp, de su manga Card Captor Sakura.

Este fic se sitúa en un mundo paralelo (por así llamarlo). Las Cards y sus guardianes aparecerán. Shaoran y Sakura no se conocen. Eriol tampoco conoce a Sakura. Bueno, ya irán descubriendo los detalles a medida que lean el fic.

*Este fic no es acto para gente inmadura, de sensibilidad excesiva o poco tolerante a las escenas de violencia o subidas de tono, por los futuros caps que vendrán, gracias.*

- "Conversaciones"

"Pensamientos"

Sueños o recuerdos

~*~*~*~ Cambios de escenario

Una Flor En La Oscuridad

Capítulo 12: The Game

By: Kassy99

El sol resplandecía como cada día que amanecía. Para la gran estrella que iluminaba nuestros cielos le era indiferente todo lo que en la tierra pasaba pues su vida era mucho más sencilla y simple que la de los simples mortales que habitaban estas vidas terrenales. La luna que jamás desaparecía sino que su luz se eclipsaba por el brillo de nuestro esplendoroso Sol, contemplaba interesada como esa iluminada mañana y tarde transcurría para dar paso a la oscura noche donde ella sería la protagonista, la que usurparía el lugar de la estrella del día con su brillo de plata, pero esta noche su brillo sería manchado, teñido del color más intenso que puede fluir en este mundo, esta noche el color de la vida y de la muerte la bañaría haciendo que su brillo sufriera un cierto cambio.

En las calles de Hong Kong se podía observar a dos niños correr, uno llevaba un trozo de su desayuno en su boca mientras que el otro le indicaba que se diera más prisa arrugando la nariz como indicativo, la razón de sus prisas era que llegaban tarde a sus clases, en su desenfrenada carrera se chocaron contra alguien que iba en sentido opuesto a ellos. Los niños no cayeron al suelo por suerte y lo único que hicieron fue disculparse ante el señor y seguir con su camino sin reparar en el rostro de la persona a la que habían atropellado en su rápida carrera hacia el colegio. Esta persona vio alejarse a los dos pequeños cuerpos, dejó escapar una pequeña risa y se encaminó de nuevo hacia su destino, llegados a un callejón, giró a su derecha y se adentró a su interior.

Aun estando el sol iluminando el día, en ese callejón su presencia parecía inexistente al no apreciarse ni el más mínimo resplandor de luz, en ese lugar sucio y maloliente no llegaban los rayos de luz. El hombre siguió caminando con seguridad e ignorando los olores que llegaban a su nariz de ese recóndito lugar de la ciudad, un olor mezclado entre comida rancia con los olores de la perdición humana. Mientras caminaba pudo observar varios seres acurrucados sobre cartones, que si no fuera por su forma o el movimiento de su respiración podían haber pasado por simples trapos andrajosos, había basura en el suelo, sucio y mugriento, del cual no cabía duda que se podrían cultivar los más inmundas bacterias. El hombre prosiguió hasta llegar a una puerta trasera de alguna tienda, donde se quedó de pie esperando a la llegada de otra persona, pero que en realidad ya estaba allí, o tal vez es que vivía allí. Esa persona de ropa rasgada, remendada, sucia y grasienta esperaba junto a un contenedor de basura que estaba delante de la puerta trasera, se encontraba con un pitillo entre los labios. Su vestimenta se componía de una ropa de abrigo largo de color verde, oscurecido por la suciedad, unos pantalones amplios y rasgados, en opinión del otro caballero eran roeduras de alguna rata callejera, su mano enguantada por unos guantes los cuales mostraban sus dedos y en su cabeza un gorro negro que le tapaba bien los cabellos y a no ser por unos cabellos canosos y mal cuidados que se escapaban de la gorra, uno podría pensar que ese hombre era más joven de lo que realmente aparentaba. Apurando lo poco que le quedaba de su pitillo dio una última bocanada y dejando escapar el humo por su boca, cogió la colilla, la tiró al suelo en un gesto de desprecio y la piso con la punta de su bota embarrada. Sus ojos mostraban irritación y su boca una sonrisa socarrona.

- "Cada día escoges lugares más dignos de una rata callejera"- El hombre soltó un silbido entre sus dientes ennegrecidos y le miró a los ojos.

- "Perdone si estos lugares dañan su delicada sensibilidad señor Hiragizawa"- Dijo el hombre mientras sacaba otro cigarro y lo encendía con suma destreza, los años de adicción podían verse en su forma de coger el pitillo, de echar el humo y apurar lo mejor del papel y las hojas que componían ese vicio.

- "Para nada, solo que me extraña mucho que Meiling sea tan indiferente a estos lugares"- Comentó de pasada como si fuera un hecho insignificante, no cabía en su cabeza que Meiling aceptara ir a esos lugares para encontrarse con sus contactos.

- "Meiling nunca tuvo reparos en encontrarse conmigo en estos callejones, sabe bien como tratar a sus informadores"- Eriol alzó una ceja. Sí, sin duda Meiling se llevaba muy bien con sus informadores, todo había sucedido desde el día que había escapado de casa de sus padres, el día que ocurrió ese incidente tan desagradable, una palabra muy suave para describir lo que realmente sucedió. Estuvo vagando por las calles durante un tiempo considerable. Nadie supo de su paradero hasta que ella misma volvió, con una mirada más fría que antes, una actitud rebelde y un sentimiento de odio y venganza que alimentaban sus venas. Jamás supo como Shaoran pudo controlar esa ira que dominaba a Meiling o como pudo convencerla de quedarse junto a él, pues era evidente que el clan Dragón ya no era del agrado de la joven. Pero a todo pronóstico se convirtió en una de las mayores ayudas de su primo, que compleja era esta vida.

- "Bueno... centrándonos a lo que nos lleva aquí... ¿ha escuchado algo de interés?"- El hombre le miró concentrado sus ojos sobre el cuerpo del joven, analizando su vestimenta y su postura, tan indiferente y tan despreocupada que era muy irritante el solo verle. El efecto que causaba siempre.

- "Algo he escuchado... aunque no gran cosa y ciertamente no tiene nada que ver con lo que busca"- Eriol dejó escapar un suspiro. Ya podía ver su féretro con su cuerpo dentro. Quizá su señor fuera tan amable de elegirle uno con buen gusto, eso podría servirle de alivio... No, no le serviría de alivio, se temía Hiragizawa.

- "Entonces... ¿esas mujeres no han aparecido por ningún lado?"- Preguntó con cierta risa en sus labios, su situación no podía ser menos que graciosa teniendo en cuenta que su cuerpo ya estaba a un paso de las llamas del infierno y la ironía de su situación no podía ser la mejor. Metido hasta el cuello de problemas por no solo una, ni para colmo dos sino tres mujeres, ni en sus peores pesadillas hubiera soñado con algo igual.

- "Dudo incluso de que existan, a mi parecer o se han largado del país o son invisibles o cabe otra posibilidad..."- Eriol le miró con cierto interés y el hombre dejó ver un cierto brillo en su mirada que el inglés supo descifrar enseguida. Metió su mano en un bolsillo de su chaqueta y lanzó algo hacia el hombre que lo cogió con apremio, desenrolló el objeto, que era un pequeño fajo de billetes y los contó con manos avaras.

- "Creo que esto es lo justo por la información"- El hombre le miró con sonrisa torcida y se guardó los billetes en el bolsillo de su harapiento abrigo con ojos suspicaces, como si esperara que detrás de una sombra llegara alguien y le quitara los billetes en cualquier instante.

- "Como le decía siempre existe una posibilidad, pero que descarté desde un principio puesto que supuse que estas mujeres estaban bajo su 'protección' por lo que no podía suceder... la posibilidad digo"- Eriol se metió las manos en los bolsillos del pantalón y le mostró una sonrisa.

- "Le voy entendiendo pero... ¿me podría decir cuál es esa posibilidad?"- El hombre dejó el segundo pitillo ya acabado y se acercó unos pasos a Eriol.

- "Que las chicas estén bajo la 'protección' de otro clan"- Eriol inclinó la cabeza hacia un lado pensativo, pero con la sonrisa aún puesta.

- "No lo creo probable"- Murmuró con un cierto tono de duda. No sabía porque pero esa posibilidad le inquietó de una manera extraña, ¿sería miedo? ¿sorpresa?

- "Por eso le dije que lo había descartado, pero para desaparecer de Hong Kong... porque usted está seguro de que siguen en la ciudad ¿verdad?"- Dudar de un miembro de clan era sentenciarse a muerte, así que prosiguió para corregir su atrevimiento- "Claro que sí, lo que quería decir es que estas mujeres sólo podían ocultarse de un clan con ayuda de otro clan, no sería descabellado, pero entendiendo que un clan jamás ayudarían a miembros de otro, así que descarté la idea inmediatamente"- El hombre tenía cierto brillo en su mirada que a Eriol no le gustó nada, dejó entrever sus dientes ennegrecidos con una sonrisa astuta. Eriol entendió en seguida que esa idea descabellada podía ser una posibilidad, por ínfima que fuera... por imposible que pareciera no podían descartar nada, ni una sola pista. Eriol sonreía con humor, sería del todo imposible que dos mujeres japoneses bajo el ala protectora del clan Dragón hubieran ido bajo las manos de otro clan, sin conocer la ciudad, sin conocer la magnitud de las diferencias entre clanes... si fuera así, eso sería una auténtica locura.

- "Sí, una idea totalmente descabellada"- Dijo entre risas, como si se tratara de algo realmente gracioso. El hombre se separó para observar al inglés, que empezaba a parecerle algo demente.

- "En cuanto al otro tema... el lugar es el indicado, no hay cambios, todo será efectuado en ese lugar. Los ricachones ya están avisados y las invitaciones han sido enviadas a todos"- Eriol le observó con una ceja levantada.

- "¿Invitación?"- Preguntó con cierta curiosidad que podría ser también interpretada como perplejidad.

- "Sí. Han hecho del juego de esta noche algo especial, se rumorea que es un evento especial para celebrar algo, han escogido a los más selectivos de los ricachones, también se rumorea que han invitado a algún miembro de clan al evento"

- "Entiendo"- Dijo con una sonrisa más marcada que antes- "Gracias por esta información"- Dijo marchándose del callejón, mientras que el otro hombre se escondía volviendo al lugar al que pertenecía, entre las sombras de ese rincón de la ciudad que tan bien conocía, para finalmente desaparecer dejando solo los restos de los pitillos en el mugriento suelo.

Eriol paseaba por las calles iluminadas de la ciudad con cierto aire pensativo. No podría imaginar otra cosa que hubiera impulsado a Dominic a hacer tal atrevimiento sino la descarada seguridad de saber que el clan Dragón volvería a hacer lo que una vez ya hizo con la hermana de Meiling. No sabía en que lío se había envuelto, pues sin duda Shaoran no era igual que su padre, era algo impensable que la locura del padre hubiera sido transmitida al hijo. Este había aprendido muy bien como superarle para llegar a ser un líder mucho mejor que él y un hombre con más dignidad que nadie, un hombre más fuerte y más frío, el cual sus ambiciones eran: el poder sobre todo y sobre todos, para así poder demostrar que él no iba a ser como su padre, un líder loco sediento de sangre con ansías, no de poder si no de grandeza, infinita grandeza, no, se equivocaba totalmente si pensaba eso. Shaoran perseguía un objetivo mayor que la grandeza, un objetivo que incumbía a todo ser vivo existente en el planeta y no habría nadie que le parara.

Eriol pasaría por otro lugar antes de volver a la mansión Li, debía de atender otros asuntos, pero mientras llegaba, su mente se dividía entre las tres mujeres: la prima de Li y las dos japonesas. No podía evitar sentir cierta curiosidad de como las dos japonesas pudieron escapar de las garras del clan Li y esconderse en la penumbra de las sombras, donde jamás serían halladas. Pocas posibilidades cabía esperar en que se ocultaran en otro clan, pues no habría ninguno tan loco como para ocultarlas ¿o sí?. Eriol sacó unas llaves de su bolsillo y apretó un botón de un llavero el cual desactivó la alarma de un coche de brillo azul metalizado aparcado a dos pasos de él. Entró en el coche, se puso el cinturón de seguridad y salió para entrar en la carretera que atravesaba la ciudad.

Esas dos mujeres no podían haber salido del país, de eso estaba más que seguro, tampoco podrían haberse escondido durante mucho tiempo sin haber sido ya encontradas. Esas dos ideas le rondaban por la cabeza y que finalmente le llevaran a la idea descabellada de ese informador del callejón no era buen síntoma. Mostró una sonrisa en sus labios, este enigma se hacía cada vez más interesante y los enigmas le encantaban, era una forma de agudizar los sentidos, un reto hacia su persona y hacia la persona de Shaoran Li. De momento, se mantendría la idea para sí mismo sin comentar nada a Shaoran, debía de estar seguro antes de comentar nada con Li, quien pudiera saber lo que el joven haría si se enteraba de que estaban escondidas en otro clan. Hasta entonces seguiría investigando sobre el asunto por su cuenta, ahora no se hallaba en la búsqueda del paradero de las chicas sino de algo mucho más profundo, había algo que ocultaban y debía descubrir el que.

Su mente, también ocupada en el tema de Meiling, retrocedió a varios años atrás, cuando él era aún un mocoso de visita en la casa de los Li. Había sido un invitado en esa casa, aún podía recordar el ajetreo armado por los que habitaban en ella, la servidumbre, los vigilantes, las hermanas de Shaoran, todos alterados a excepción de él, un niño, una mujer y el señor de la casa. El recuerdo era tan vívido que era como si realmente estuviera en ese lugar una vez más.

En ese momento Shaoran se encontraba con la mirada entrecerrada de seriedad. En su juventud Eriol había pensado que el chino había nacido con el ceño fruncido, pues carecía de otras expresiones en su rostro. Por aquel entonces Eriol tenía 9 años al igual que Shaoran, mientras que Meiling solo se hallaba en la tierna edad de 7 años. La niña había sido siempre muy apegada a su hermana mayor, Mai Fan, que a pesar de la gran diferencia de edad se llevaban muy bien. Mai Fan era una chica muy bella, con las características similares a las de Meiling, pelo negro y ojos rubí, solo que a Mai Fan le gustaba llevar el pelo corto. La hermana de Meiling había sido criada para ser un miembro competente del clan, fuerte e inteligente que con solo a la edad de 13 años pasó a ser un miembro activo, siempre bajo las órdenes de su tío. Jamás había incumplido ningún mandato, siempre había sido una persona amable y desde el día que su hermanita había nacido, se encargó de que esta jamás tuviera que preocuparse de entrar en el clan, se encargó de cuidarla y mecerla entre algodones, era tal su cariño por su hermanita que parecía que viviera solo por y para ella.

La realidad del asunto era que los padres de Meiling y Mai Fan eran muy estrictos, muy fríos y demasiado exigentes. Mai Fan había deseado que su hermana no sufriera jamás el deseo de complacer a sus padres como el que ella sentía, deseaba para su hermana un mundo mejor en el que vivir y por ello se transformó en su protectora, en su amiga y en su madre, ella le enseñó el cariño y el amor que una familia podía darle, ella le enseñó los valores que debía seguir, todo lo que su madre no hizo por ella lo hizo por su hermana pequeña, Meiling.

Eriol conocía a Mai Fan bastante bien, al igual que Shaoran, pues los tres habían entrenado y aprendido juntos desde casi la cuna. Podían decir que Mai Fan era muy fuerte, pero que su sonrisa era siempre triste y su mirada ausente. Eriol sabía que Mai Fan era una de las personas más allegadas de Shaoran, junto con su madre, sus irritantes hermanas, Meiling, Wei y él mismo. De alguna manera siempre vio que Mai Fan sonreía de manera distinta a Shaoran y un día Eriol lo preguntó el motivo a la joven.

- "Xiaolang será una persona fuerte, será un gran líder, estoy segura de ello"- dijo con una sonrisa esperanzada.

- "¿Por qué estás tan segura de ello?"- Preguntó el chico de 8 años a la joven de 16 años.

- "Porque él se ha criado con gente que le apoya, que le es fiel en un ambiente totalmente hostil, ha aprendido a confiar, algo que mi tío no conoce. Sé que algún día mi tío morirá y sé que en ese mismo momento Xiaolang soportará un gran peso sobre sus hombros, pero su alma no estará tan cerrada como la de mi tío. Sé que mi primo es algo frío y que a veces es más testarudo que una mula..."- Eriol podía recordar esa sonrisa- "Pero sé que en el fondo es diferente a su padre. Quiere imitarle, llegar a ser como él, no, mentira, quiere llegar a superarle, quiere ser mejor que él. Ya sabes Eriol, que Xiaolang desprecia a su padre, sabes que lo que le hace cada día más fuerte es su deseo de demostrarle a su padre y al mundo que es mejor, mucho mejor él"- Eriol podía recordar como había entrecerrado los ojos l chica en ese momento, sabía que Mai Fan tampoco sentía demasiado aprecio por el señor Li- "Sé que ese sentimiento es muy fuerte pues mi tío lo ha ido avivando día a día, minuciosamente para convertirle en un ser preparado para este mundo. Le ha despreciado, le ha humillado, le ha golpeado y recriminado, le ha mostrado cruelmente las faltas que tenía y aunque las razones de ese desprecio sea eso, hacerle más fuerte, ha hecho que en el corazón de mi primo se forme una gran sombra, negra y fría como la que él mismo tiene en su corazón. Aunque mi tío siempre ha sido un ser de bajos sentimientos ya de por sí"- Dijo en tono sombrío- "Pero algo me dice que Xiaolang será diferente a mi tío. Mi tía Ieran siempre le ha apoyado, le ha dado un soporte al que poder apoyarse aun cuando mi tío le ha golpeado de la forma más dolorosa posible. Tiene mi comprensión y también mi cariño, así como mi lealtad cuando el momento del relevo generacional se realice. Algún día comprenderás, Eriol, que un niño como tú y Xiaolang no crecen por sí mismos sino que son como les hacen los demás. Un niño no pierde la inocencia si no se la arrebatan"- El niño le había mirado con cierto desconcierto pues la chica parecía melancólica. Todos ellos habían vivido una vida muy difícil, siempre bajo la oscura sombra de la traición, siempre bajo la telaraña de la maldad. Jamás conocieron lo que era ser un niño, sino que directamente pasaron a ser adultos.

Un año después de esta conversación estalló el caos en la casa. Mai Fan se había escapado, ya llevaba un tiempo comportándose de forma extraña, pero hasta ese día nadie pudo comprender que era lo que había sucedido realmente. La hermana de Meiling Li había escapado con un hombre, traicionando al clan. Todos tacharon de traidora a la joven y nadie hizo nada cuando se enteraron de que la joven hermana de Meiling de 17 años había entrado en uno de los juegos. Nadie movió un dedo por su vida, nadie hizo nada por la traidora, nadie tuvo la más mínima compasión por ella, ni incluso sus padres. El líder del clan dio la espalda a su sobrina y despreció a la hermana pequeña, la cual maldijo a su tío y juró venganza contra su propio clan. Eriol aún podía recordar las desconsoladoras lágrimas de la niña cuando fue abofeteada por su propia madre al blasfemar a su propia familia, a sangre de su sangre. La niña solo miró a su progenitora con odio y desprecio y salió corriendo, nadie la detuvo, nadie evitó que se escapara, simplemente salió corriendo y no supieron de ella hasta pasados un par de meses. Durante ese tiempo fueron a buscar a la niña, pero no la encontraron y el líder del clan dijo que no se molestaran en hallarla, pues si estaba viva ya volvería por si sola, claro, si quería, si por el contrario estaba muerta, ya sabrían noticias suyas, pues las malas noticias vuelan antes que las buenas.

Shaoran, el gran heredero del clan, un niño tan impasible como su padre, el cual permanecía inmovible aunque un huracán se presentara sobre él estaba en un estado de ánimo muy diferente al que normalmente solía estar, no estaba como habitualmente estaba, sino que estaba pensativo, su mente vagaba en otro mundo y eso hacía que por las noches no durmiera, su mirada quedaba perdida en el inmenso cielo, explorando cada una de las estrellas, analizando la intensidad de su brillo para después volver su cabeza y mirar la infinidad de sus manos. Miraba esos surcos que marcaban su destino ya sellado. La vida no es como uno siempre desea, no es como uno la planea, siempre decimos que nosotros somos dueños de nuestro propio destino pero eso es una gran mentira, eso es una falsedad que nos han estado enseñando desde muy niños para afrontar la realidad de que el ser humano no es capaz de controlarlo todo, de que no es tan poderoso como creen, de que ante la vida y el destino no tiene fuerza ni poder para doblegarlas. Esa es una verdad que aprendió Shaoran Li cuando era un niño, cuando vio el destino que condució a su prima a la perdición. Ella buscaba algo mejor, se labró una vida a base de esfuerzo, valor y empeño, pero todo fue en vano, nada pudo impedir que el final de su vida fuera en las circunstancias más vejatorias. La vida y muerte de Mai Fan siempre sería recordado por aquellos que la conocieron y la apreciaron, el ejemplo de ella quedó especialmente grabado en tres corazones, en tres niños que comenzaban a conocer el mundo, a verlo tal y como era realmente, frío, duro, despiadado e imprevisible. Estos tres niños crecieron con tres caracteres marcados por la sombra de un ser, siempre bajo la sombra de alguien a sus espaldas, en sus pasados.

Shaoran no lo sabía en esa noche que miraba el oscuro cielo, pero ese día daría comienzo a una nueva vida, ese día aprendería una lección muy importante, más tarde tomaría dominio de parte de su destino y lo intentaría doblegar, pero eso sería en el futuro. En esos momentos podía recordar los momentos en los que entrenaba y en parte jugaba con su prima, siempre un ser considerado y piadoso, un pajarito en el fondo, un pajarito tan frágil que el más mero golpe la podía dañar, pero para ello habría que romper la jaula en la que ella misma se había encerrado. Se conocían desde el día en que él nació, ella fue su compañera de entrenamiento, más tarde se uniría Eriol, un extranjero occidental, pero que descendía de orientales, un compañero que más tarde se convertiría en su más fiel consejero y leal servidor. Y como última adquisición del grupo, una testaruda Meiling la cual tenía un objetivo, ser más fuerte que nadie para así poder cuidar de su hermana mayor, su confidente y la sustituta de la madre que nunca llegó a encontrar en su auténtica madre. Shaoran consideraba este grupo una pequeña familia la cual permanecería unida hasta el final, la cual estaría unida cuando el tomara el poder, la cual le seguiría para alcanzar su objetivo, un objetivo que se marcó desde que nació, aunque él mismo no lo supiera, un objetivo que más tarde cambiaría pero que en esencia sería el mismo.

Ahora todos esos bellos recuerdos se vieron manchados por una traición que a su vez no era traición. En ese momento no lo supo ya que estaba influenciado bajo el poder de su padre, pero más tarde, hallaría una respuesta a una pregunta no formulada. Una noche fatídica, una noche en la que el dolor, el resentimiento y la sangre que clamaría por venganza estallaría en las manos de tres niños, de tres niños que conocerían el verdadero rostro de la vida y donde se convertiría en el principio de su destino, ya sellado, ya cerrado, por fin escrito en tinta de sangre, por fin firmado con la pluma de cuervo, por fin firmado con la mano de la muerte, las suyas.

Aunque Eriol no lo supiera esos recuerdos avivaron sentimientos ocultos y enterrados en su corazón. Por un momento sus ojos mostraron una imperceptible ira y un agudo dolor, pero el instante fue tan breve, que nadie lo hubiera notado, nadie, ni él mismo.

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Los datos descubiertos no podían ser menos alentadores. Lo que fuera que estuvieran buscando parecía estar bien enterrado, parecía estar bien oculto entre las redes de un misterioso velo entre la oscuridad. ¿Qué podrían hacer? En primer lugar tendrían que encender una luz, para poder ver hacia donde poder marchar, pero si no tenían fuego y no tenían antorchas, si no tenían linternas ni tampoco una luz artificial que pudiera hacer que vieran ese velo ¿qué tendrían que hacer? Y si consiguieran eso... ¿Cómo sabrían de cual velo tirar? ¿cómo sabrían cual era el velo que les impedía ver el rostro de su verdugo? Solo les quedaba esperar, esperar a que una luz se encendiera por si sola, pero... eso sería imposible.

- "No hay nada de ese misterioso ruso, ¡Maldita sea!"- Exclamó Tomoyo irritada, todo este asunto la intranquilizaba, sabía que hasta que Sakura no resolviera sus asuntos pendientes no podrían volver a su tranquilidad, sabía que hasta que Sakura no resolviera el enigma que se había presentado ante ellas estarían siempre en peligro y también sabía que el final de toda esta aventura acabaría en tragedia, pues lo que existía entre Sakura y Shaoran no acabaría bien, de eso estaba segura, demasiado segura. Tomoyo miró a Sakura que estaba detrás de ella, sentada en una silla con los ojos cerrados. Tomoyo había pasado gran parte de la noche investigando en la base de datos de la policía, también en los registros de hacienda, pero ese hombre, sea quien fuera, no parecía existir, una vez utilizada su identidad de representante del clan ruso ante Faith, había borrado todas sus huellas, era un fantasma que estaba muy presente, un fantasma que podías sentir y oír, pero el cual no podías ver y mucho menos tocar. Ahora sin más remedio, había vuelto a contactar con Saiko, quien había mostrado una gran preocupación e incluso había pedido que salieran del país de inmediato, pero Sakura había rechazado esa opción por completo, ni siquiera la había considerado como válida. Saiko había rechistado a la hora de buscar la información que la pedían, pero había vuelto para informarles lo mismo que tenían ahora... no sabían nada de ese hombre. Jamas nació, jamás vivió en ninguna parte, jamás cometió delito alguno, jamás respiró el aire en ese mundo. Tomoyo le había agradecido su ayuda incondicional, Saiko no dijo nada, simplemente les pidió que se cuidasen, aunque todas sabían que de esto no saldría nada bueno.

- "Debe haber algo que no hemos percibido, algo que está ahí, pero que no vemos, algo que hemos pasado por alto"- Dijo más para sí misma que para Tomoyo.

- "Es inútil, hemos seguido varios caminos. Hemos buscado a través de las líneas policiales y las fiscales, no tiene partida de nacimiento y eso contando que buscamos su auténtico nombre. Solo descubrimos su nombre a través de un documento que hayamos siguiendo la pista de las drogas, pero ahora no podemos asegurar que ese sea su auténtico nombre. Las drogas se repartieron y desaparecieron, los negociantes también se esfumaron, si realmente ese es su nombre no tenemos pruebas concluyentes. Sabemos que es conocido como Chevalier y su aspecto físico gracias a la declaración de un traidor en el Clan Pirata. Borra todas sus huellas después de realizar un trámite, desaparece, se mueve rápido, en círculos cerrados, con gente de confianza"- Vio que Sakura permanecía quieta y con la mente en blanco- "También seguimos la pista de su socio, el cual ha desaparecido del depósito de cadáveres, ni el forense se explica como pudo desaparecer un cadáver. En su informe solo explica que simplemente desapareció, no había cerraduras forzadas, todo estaba intacto, lo único que desapareció fue un cadáver y fíjate por donde... era el nuestro"- Dijo con ironía.

- "Debo admitir que no pensaba que fuera tan hábil. En mi opinión creo que tiene las redes interceptadas y al descubrir que alguien se interesaba por el cadáver..."

- "... Decidió sacarlo del depósito. Vale. Si eso fuera así, significa que nuestro hombre tiene una extensa red que intercepta todo lo que pueda inmiscuirle a él o a alguien relacionado con él"- Dijo no muy contenta de las noticias.

- "Eso lo explicaría. Lo cual nos lleva a que Chevalier debe tener también ciertos infiltrados, si ha conseguido sacar un cadáver del depósito significa que debe haber alguien que le ayude a tapar sus rastros. Podemos añadir a esa lista a..."

- "... Miembros de clan..."- Dijo Tomoyo enumerando con los dedos.

- "... La policía..."- Prosiguió Sakura.

- "... Alguien con conocimientos financieros, no precisamente alguien de un clan..."

- "... Eso explicaría algunas de las transacciones de dinero, sería imposible que pasaran inadvertidas sin que alguien de algún banco lo notara..."- Dedujo Sakura.

- "... También debe tener gente en la calle, informadores, chivatos, camellos... ¡Oh! Y los medios de comunicación claro"- La mujer de pelo oscuro se levantó de la silla y dio una vuelta al otro lado de la mesa, donde se quedó quieta delante del escritorio.

- "La red debe ser amplia, tenemos que contar con que él no es el líder, pues es bien sabido que los líderes no tratan de estos asuntos personalmente. Lo cual nos lleva a la posibilidad de que halla otra persona que puede tener un poder como el de él, un tercero al mando, no creo que sea el único en este asunto"- Sakura abrió los ojos y se puso recta. El silencio las invadió hasta que en la habitación irrumpió una mujer.

- "Quiero una explicación, ahora mismo"- Exigió nada más pisar un pie dentro del cuarto.

- "¿Qué ocurre?"- Preguntó Tomoyo levantando una ceja, más bien irritada por la intromisión de la joven que asombrada por su mal humor.

- "Nadie me dijo nada de que pertenecierais a un clan"- Sakura dejó escapar un suspiro y Tomoyo levantó las cejas.

- "¿No podría haber entendido mi marcha como un 'no te quiero ver' en vez de un 'ven a buscarme'?"- Dijo Sakura en voz baja para sí misma.

- "Y no de cualquier clan si no del..."- Pero antes de que pudiera terminar la frase Tomoyo la interrumpió.

- "Señorita Kindlay esto tiene una explicación"- Dijo en tono serio.

- "Pues dádmela enseguida antes de que os mande de vuelta. ¿Sabes lo que es saber que tengo en mi casa a una de las mujercitas de...?"- Esta vez fue Sakura quien interrumpió a la mujer.

- "Perdone, pero no soy ninguna 'mujercita', yo más bien diría que soy una prisionera"- Dijo con tono irritado, no soportaría una falta de respeto.

- "De todas maneras cuando se trata de una de sus mujeres todos saben que es mejor no inmiscuirse, no quiero ser la primera que haga algo para infundir una rotura en el Pacto"- Dijo la mujer cruzándose de brazos. Detrás de ella apareció su guardián Jack, que parecía más su sombra que su guardián.

- "Hagas lo que hagas provocarás una rotura en el Pacto, pero personalmente te aconsejo que no le digas nada sobre mi a nadie. Si me buscan que busquen, jamás se les ocurriría buscarme aquí"- Dijo con una expresión tranquila y una sonrisa infantil de niña despreocupada.

- "Es poco probable que te busquen aquí, teniendo en cuenta de que no eres de Hong Kong, ¿verdad?"- Miró a Tomoyo, que estaba a su lado, sin mover la cabeza, simplemente pasó la mirada del frente a un lado- "Os he investigado, no soy tan estúpida como para confiar en dos mujeres sin saber antes su pasado"- Dijo con una sonrisa torva pero con un cierto aire irónico.

- "Ni mucho menos. No podíamos esperar menos de una líder de clan, pero déjeme decirle una cosa, no encontrará gran cosa que pueda decirle de nosotras. Solo somos dos huérfanas a las que crió una buena mujer. Trabajamos, vivimos en paz y tranquilidad, no tenemos antecedentes y ayudamos a la comunidad de vez en cuando"- Faith sonrió, la verdad es que Sakura era muy aguda. Su tono era compuesto y sereno, sin un deje de miedo y a la vez te hablaba con confianza como si fueras una amiga de toda la vida, como si hubiera una confianza verdadera y esa sonrisa de niñita, era como si realmente fuera una mujer inocente.

- "La verdad es que me ha sorprendido. Que te halla escogido a ti como su nueva amante es algo nuevo y para que negarlo, extravagante. Lo de Lara Fox era de esperar, sigue una línea de mujeres muy clara, pero que tu hallas ido a parar en sus manos... déjame decirte que los líderes que han sabido de esto se han quedado de piedra. Jamás he visto que hallan puesto a la mitad de los hombres de un clan en busca de una mujer. Debo decir que esto hace que parezca un colegial enamorado persiguiendo a una chica"- Sakura cambió su sonrisa confiada y sarcástica a una con un tono de diversión en ella.

- "Entonces no le conoces bien. Cuando me encuentre lo primero que deseará es matarme, es más, apuesto que ahora mismo desea encontrarme solo para eso. No toma muy bien los desplantes, al parecer no le gusta que incumplan sus órdenes"- Faith la miró algo aturdida, no entendía a donde quería llegar a parar con eso- "Dime, ¿alguna vez una mujer le ha dejado? No me conteste, sé la respuesta. Por lo que debes saber, él es una persona fría, bastante calmada y serena, algo calculadora y en cierto grado, una persona que disfruta torturando a los demás"- Aunque a Sakura la torturase de una manera un tanto diferente, sus castigos no podían llamarse 'castigos' en sí, pero era una dulce forma de torturarla que a él le complacía y que a ella la dejaba indefensa y desarmada.

- "Sí, se podría decir así"- Sakura caminó por la sala con tanta desenvoltura y comodidad que cualquiera podría decir que era ciega.

- "¿Entonces me podrías decir que le haría a la primera mujer que se ha atrevido a dejarle? ¿Conociéndole como le conoces?"- La conclusión no podía ser muy errónea. El hombre la castigaría sin escrúpulo alguno hasta dejarla casi sin vida. Porque se viera como se viera, ella salió del clan, es decir, que lo abandonó o en otras palabras, que los traicionó, era tan sencillo sacar traidores por todas partes.

- "Creo que comprende nuestra situación y la suya"- Dijo Tomoyo irrumpiendo en el silencio.

- "Te prometí que no diría nada de ese asunto sobre el contrabando de estas drogas si me ayudabas, te ofrecí mi vida a cambio de un poco de confianza en que no te traicionaría. Ahora mismo puedes dudar de ella y enviarme de vuelta a ese clan o incluso matarme, pero... ¿en qué lugar te dejaría a ti siendo yo una traidora?"- La situación no podía ser más comprometedora. Lo viera por donde lo viera no podía salir sin que eso dañara su clan y con ello provocar un conflicto con el Consejo del Pacto y los demás líderes.

- "Esto es chantaje"- Dijo la mujer algo furiosa. Una de las cosas que menos soportaba era que la manipularan y desde que llegó esta japonesa no iba siendo más que una muñeca bajo sus manos.

- "Esto es simplemente el destino. Las cartas están sobre la mesa, yo ya te he enseñado mi mano, ¿Qué vas a hacer? ¿Sigues jugando o en cambio te retiras?"- Tomoyo movió la cabeza de un lado a otro. No podía creer lo que veía y oía. Realmente no había que provocar a Sakura, de niñas siempre supo que era mucho más astuta de lo que aparentaba. Durante todos estos años de vida pacífica Sakura parecía haber enterrado cualquier parte de ella que no fuera la de un ser vivaz e inocente, ahora en cambio, esa parte que había encerrado volvía a aparecer. Su rostro mostraba una sonrisita inocente, para el alivio de la joven japonesa de pelo carbón aún no había pasado nada irremediable. Seguía siendo ella, su Sakura, a la que siempre había que mimar y proteger.

- "No me gustan los juegos"- Dijo Faith con la mirada encendida de ira.

- "Pues a estas alturas de la vida deberías saber que la vida es juego, a cada momento estás tomando decisiones en las que se decide tu destino, en las que juegas tu vida"- La mujer miró a Jack que seguía delante de la puerta ocupándola en su plenitud. Tenía la mirada indescifrable, simplemente esta allí, observando que haría su jefa.

- "Sigo sin entender que puedo ganar yo en todo esto. Solo me estás manipulando para obtener lo que deseas. Lo cual no comprendo, podrías haber pedido ayuda a tu clan"- Dijo entrecerrando la mirada.

- "Primero, no pertenezco a ningún clan, es más creo haber dicho que los odio. Segundo, tal vez creas que esto es un truco, pero acudí a ti porque el problema era tuyo, de tu clan, algo que no inmiscuye a los demás. Aunque odie a los clanes tengo mis principios y mis opiniones y respeto a las personas sean o no miembros de un clan. Por eso no vi oportuno informar a otras personas ajenas al problema y mucho menos provocar una guerra por algo que se puede aislar y eliminar"- La líder de los Piratas la miró con desconfianza. ¿Cómo podía saber si decía la verdad? ¿cómo podía confiar en una traidora? ¿Era posible que esa mujer escondiera más ases en la manga para desacreditar a su clan y destruirlo? Podría ser una infiltrada del clan Dragón para destruirles. ¿Qué era lo que debía hacer? Las dudas la invadían, la incertidumbre la corroía por dentro, si se equivocaba podría ser fatídico. Aún con todas esas dudas, no podía negar que no había detectado comportamiento extraño en ella, había sido clara en todo momento, incluso la había dicho como podría destruirla... había sido sincera o al menos eso creía.

- "No soy quien para juzgar cuando no hay pruebas de que puedas hacer algo en mi contra"

- "¿Inocente hasta que se demuestre lo contrario?"- Dijo con un retintín de ironía.

- "Exacto... hasta que se demuestre lo contrario"- Sakura hizo una ligera reverencia lo cual sorprendió la líder de clan.

- "Entonces no debe preocuparse"- Sakura volvió sobre sus pasos y fue hacia la silla que estaba enfrente del ordenador derecho y empezó a teclear mientras pasaba sus dedos por las letras braille. La Pirata miró a Tomoyo la cual también la despidió con una reverencia.

- "Espero no tener que encontrarme con ninguna sorpresa más, las detesto"- Tomoyo mostró una media sonrisa.

- "Tal vez no crea en mi palabra, pero mi prima es una persona de honor y fuertes principios"- Dijo en tono serio.

- "Es una especie que ya está casi extinta, no desearía matar a una especie tan rara"- Con esto último se marchó del cuarto. Jack la dejó paso y tras salir ella, él cerró la puerta del cuarto.

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Las calles de Hong Kong, lugar del cual partimos y volvemos, lugar del que siempre hablaremos. Esa tarde estaba todo como debía estar, los que rondaban de un lado a otro seguían con su vida, los que no, también proseguían con sus asuntos. Todo en sus calles proseguía con tranquilidad, en realidad eso era lo preocupante de las calles, que estaban demasiado pacíficas como para pensar que el agua mansa no daña, pues nunca se sabe cuando puede descontrolarse y desbordarse. Como bien se sabe, antes de una tormenta acontece la tranquilidad y esta tranquilidad era sumamente inquietante.

Eriol, tras terminar sus asuntos por las calles de Hong Kong y algún que otro viaje clandestino, volvió a la mansión, había llegado al medio día, sin ninguna noticia novedosa, meramente había ido a visitar a Shaoran a su despacho para informar de su llegada. Ya vivida la experiencia de los últimas días, se previno de un cuarto intento de atentado contra su vida y dejó su tarde ocupada, así no le reclamaría hasta llegada la noche cuando tuvieran que marchar.

Como habían previsto, Dominic no había dudado en invitarles, la invitación había llegado justo unos minutos después de la vuelta de Eriol. Allí se indicaba la hora, el lugar y las condiciones para poder llegar. Quedaba expreso la forma en la que debían llegar al lugar: desarmados, solo con escolta de una persona y que llevaran ciertas ropas facilitadas por los organizadores del juego, unas largas túnicas negras que ocultaban la vestimenta e incluso de que sexo era el que las portaba, pues eran muy holgadas, junto con las túnicas venía una máscara roja muy oscura la cual ocultaba toda la cara del que se la pusiera y como última medida se les facilitaba un aparato que permitía distorsionar la voz. Con estas medidas se facilitaba el anonimato de los presentes, así nadie tendría que saber que personas se inmiscuían en esos asuntos de tan turbia reputación. Era algo típico en la especie humana, hacer algo sin que los demás lo supieran, hacer algo, presenciar algo prohibido bajo la máscara del anonimato.

Tras todos estos años, Eriol seguía sin comprender el por qué de esos juegos vejatorios. Bueno... en realidad sabía porque algunos de ellos asistían, sabía sus motivos, pero... aunque supiera esos motivos no podía comprenderlo, para él era absurdo, incomprensible, algo fuera del alcance de su lógica, mas... aún así no podía hacer nada más que despreciar a esa clase de seres. Al igual que una persona normal no comprendería los motivos que le llevaron a formar parte de ese clan, otras le darían una palmada en la espalda y le felicitarían por lo lejos que había conseguido llegar. No podemos echarle la culpa a los demás por pensar como piensan, no tenemos derecho a criticar a alguien según nuestros valores pues siempre serían diferentes del de los demás, no podemos hacer otra cosa que pensar que lo que hacen está mal, porque así lo aprendimos, cada uno aprendió que hacer una cosa estaba mal y que hacer otra estaba bien, nadie dijo porque debías regirte por esos valores u otros, solo te dijeron que así estaba escrito y así debías cumplirlo. Eso es lo que había creído cuando era niño, pero junto a Shaoran aprendió un nuevo significado de lo que estaba mal y de lo que estaba bien.

Según como el líder del clan Dragón veía la vida, las cosas debías de adquirirlas por la fuerza, debías poseerlas con tu poder, tu valor y tu superioridad sobre los demás, y aunque otras personas pensaran que eso estaba mal, Shaoran Li jamás lo pensó así, según pensaba él, si adquirías algo por la fuerza, estaba bien. Estaba bien porque era algo que conseguiste por ti mismo y por tus propios medios, era algo que habías conseguido gracias a tu empeño y esfuerzo y si finalmente lo conseguías es que eras un ser digno de pisar la tierra, un ser que merecía estar allí por valerse por sí mismo y hacerse valer. En cambio los que se rendían por el camino, los más débiles no eran más que molestias, nada más que bichos que entorpecían a los demás y si a esos bichos había que aplastarlos por el camino eso no importaba, ya que todo era válido para conseguir lo que uno se proponía. Eso era algo que según el código marcado por el propio Li, estaba bien, aunque causaras daño a los demás, eso no importaba, daba igual porque no importa lo que a los demás les suceda, solo importa el objetivo propuesto por uno mismo, ese objetivo que traerá la felicidad y dicha de uno mismo y después de todo... ¿por qué debía culparse uno por hacer daño a los demás para hallar su propia felicidad? Esta vida no es justa ni mucho menos perfecta y no vamos a preocuparnos más de lo debido añadiendo el sufrimiento ajeno que nada tiene que ver contigo.

Se podía decir que el pensamiento de Shaoran Li era bastante radical y contundente pero no por ello menos lógico ni certero. Tal vez a nosotros, seres normales con vidas normales pudiéramos pensar que ese hombre era un avaricioso que solo quería poder, pero para una persona como él, su lógica y su forma de pensar eran tan acertadas como las leyes de la gravedad, algo imposible de refutar. Puedes argumentar en contra, puedes alargar una discusión hasta el final de los días pero jamás hallarás el modo de hacer que una persona cambie su forma de pensar solo porque a ti no te parezca bien. Eriol conocía bien a Shaoran y sabía que ese hombre era una persona muy ambiciosa y que no tendría escrúpulos por hacerse con su objetivo marcado, pero uno, cuando ya le conocía desde hacía tantos años no podía evitar pensar... En realidad, ¿soy yo el que está equivocado? ¿o es él? No alcanzaba a ver quien tenía razón, quien era el que estaba en lo correcto, pero era una respuesta muy sencilla... ninguno de los dos estaba equivocado, los dos se guían por sus propios criterios y siguen con sus vidas, ninguno está equivocado y cuando esto suceda solo uno de los dos podrá demostrar que sus acciones son correctas, porque tarde o temprano, al final, solo uno de los dos podrá tener realmente la fortuna de su parte y cuando ese momento llegue... ¿quién será el más fuerte? ¿a quién le sonreían los dioses?

Eriol estaba sentado en el sillón de su cuarto, era un cuarto de colores sobrios y tranquilos, era un hombre culto que apreciaba de una buena lectura y por ello poseía en su cuarto una estantería repleta de libros, era una habitación sencilla, sin pretensiones, la madera de los muebles de la mejor calidad, bien pulida y barnizada, a excepción del sillón no había muchos más muebles de los cuales hablar, a excepción de una gran cómoda, la cama, la mesilla de al lado, con su lámpara, y el armario empotrado. El cuarto era como él, simple y llano, pero con un aire de misterio que no podía explicar de donde salía, si de los colores, de la posición del cuarto o de la simple presencia y aroma de su habitante.

Había pasado la tarde en su cuarto mirando documentos atrasados y reportes de ciertas investigaciones que había encargado a unos detectives particulares, tanto en aspecto como en personalidades. La investigación marchaba lenta, pero eso no era el mayor de sus problemas. La última vez que había mirado el reloj eran las 5 de la tarde, ya era casi hora de la cena, sin embargo no sentía muchas ganas de bajar y cenar solo junto al peligro. En cierta manera esta era la primera vez que se había pasado tanto tiempo encerrado en su cuarto aburriéndose con el papeleo, no recordaba el último día que había pasado tanto tiempo sin salir a divertirse a costa de alguien, necesitaba una distracción urgente y como si su deseo se cumpliera la puerta de su cuarto sonó por los golpes tímidos de una de las doncellas.

- "¿Señor Hiragizawa?"- Preguntó la doncella algo acobardada, parecía que el ambiente de la casa era funerario, se notaba el mal humor del señor de la casa.

- "Pase"- Dijo Eriol dejando los documentos en el sillón a medida que se levantaba.

- "Disculpe las molestias pero abajo hay un par de personas que desea hablar con el señor de la casa, pero..."- La mujer se cortó ante su incapacidad de evocar el nombre de ese diablo que era el amo y señor del lugar.

- "Sí, Xiaolang está de mal humor. Lo comprendo. ¿Quiénes son las visitas?"- Preguntó metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón.

- "Son la señorita Fox y la señorita Dolphin"- Dijo algo aliviada por el comentario de Eriol.

- "Oh"- Fue lo único que salió de la boca de Eriol. Realmente una pareja extraña. Aún no podía creer que esas dos mujeres fueran realmente amigas, no pondría su mano en el fuego por si acaso.

- "¿Aviso al señor o usted las atenderá?"- Dijo la señorita rezando por que escogiera la segunda opción.

- "Oh, no, no molestes al señor será mejor que las atienda yo en el saloncito, gracias, puedes retirarte"- La doncella hizo una reverencia de respeto y marchó para avisar a las señoritas. Fuera lo que fuese que hubiera traído a esa curiosa pareja de amigas debía de ser algo importante, o tal vez no, en todo caso esto le separaría por un momento de su deber y de su aburrimiento. El hombre salió del cuarto tal y como iba, no se había cambiado en todo el día, pero no iba desarreglado, sino totalmente impoluto, como era normal en él, el hombre 'perfecto', en apariencia claro. Bajó las escaleras y se dirigió a su derecha para ir a la salita. Antes de entrar en la sala se quedó pensativo, pero alejó esos pensamientos y entró a la sala. Delante de él estaban dos mujeres sentadas con una taza de té una y una de café la otra- "Buenas tardes"- Saludó a las dos mujeres. Victoria le dio la bienvenida con una sonrisa y Lara mostró su disgusto al saber que Shaoran realmente no iba a venir. Eriol levantó una ceja al captar su poco disimulado disgusto.

- "Buenas tardes Eriol"- Saludó Victoria con un saludo de cabeza.

- "Buenas"- Declaró fríamente Lara.

- "No es que quiera quejarme ¿pero que hacen dos bellezas como ustedes en este lugar a esta hora?"- El joven se dirigió al sillón que se encontraba entre las dos mujeres y se sentó. Victoria cambió su rostro a uno serio.

- "Yo venía a saber del asunto de Meiling, ¿la habéis encontrado?"- Preguntó evidentemente preocupada, junto a otro sentimiento que no supo descifrar.

- "Sabemos su paradero, esta misma noche iremos a recogerla"- Dijo el inglés en tono práctico, como explicando la cosa más sencilla del mundo.

- "¿Han pedido rescate?"- Preguntó Victoria con un tono entre aliviada, extrañada y curiosa.

- "No"- Contestó monosilábico.

- "¿Nota de amenaza?"- Siguió preguntando.

- "No"

- "¿Ha sido una broma?"- Preguntó algo molesta. Si la iban a recoger era porque habían contactado con ellos y la iban a soltar, ¿no?.

- "Eso es muy poco probable"- La irradiante sonrisa apareció y fue entonces cuando Dolphin levantó una ceja y dejó escapar un suspiro, estaba hablando como siempre en su tono de 'es grave pero no le des importancia'. Un comportamiento idéntico al de Shaoran solo que este en vez de mostrarte su sonrisa lo hacía con su mirada fulminante.

- "¿Entonces?"- Preguntó ahora Lara algo aburrida del tema, por alguna razón, la cual no era errónea, Eriol pensaba que la joven no había venido a preguntar por el paradero y bienestar de Meiling, si no más bien por el del primo de esta. Dejando aparte los motivos que hubieran traído a Fox, Eriol se centró en la pregunta que formulaban los ojos de Victoria.

- "No le des mucha importancia, es algo que podemos controlar"- Dijo abriendo los brazos con gesto, o intento, despreocupado. Victoria levantó una ceja de su rostro y le miró insegura, allí había algo que olía a quemado.

- "¿Seguro que podréis solucionarlo?"- Preguntó de nuevo para asegurarse de que sabía que algo no marchaba bien.

- "Está todo controlado, Xiaolang se encargará personalmente del asunto. Es más, todo habrá acabado para mañana, puedes dormir tranquila esta noche"- Solo ese mero comentario puso más nerviosa a la modelo, estaba segura que el asunto que envolvía a Meiling era algo muy oscuro y turbio, más de lo normal.

- "Pues me fiaré de tu palabra, no me queda otra"- Seguía desconfiando de las palabras poco aliviadoras del inglés. Mientras estos hablaban Lara los escuchaba o fingía que lo hacía pues en su mente sólo pasaban otra clase de maquinaciones.

- "Te prometo que te traeré a Xiaolang vivo"- Dijo poniendo su mano en el pecho de un modo muy fingido. La chica solo alzó las cejas y puso los ojos en blanco, este hombre la mataría un día de estos con sus ironías y bromitas.

- "¿Y qué tal están vuestras invitadas?"- Interrumpió Lara con una sonrisa mal intencionada, la cual escondía algo. Victoria la miró entrecerrando la mirada, conocía lo bastante a Lara como para saber que planeaba algo.

- "¿En estos momentos?"- Eriol se hizo el pensativo- "Supongo que bien"- El joven de mirada azul sabía por descontado que la hija del líder de los Ge Ma debía saber la situación de las dos jóvenes, por lo que la pregunta venía a ser más un incordio que la pregunta de una persona de buenas intenciones.

- "¿A pasado algo con ellas?"- Victoria giró la cabeza de Lara a Eriol, el cual dejaba su sonrisa curvada como si nada hubiera pasado.

- "Al parecer las dos japonesitas, invitadas de Xiao..."- Eriol la interrumpió con una sonrisita.

- "Li para ti, recuérdalo bien"- Quería alterarla los nervios, algo muy sencillo de conseguir.

- "Las invitadas de Li han desaparecido. Al parecer se han escapado de la mansión, una traición en toda regla, seguro que entraron en la casa para encontrar información y cuando la encontraron se marcharon. Apuesto que ahora deben de estar vendiendo lo que saben al mejor postor. Esas mujercitas de mala vida, no se puede confiar en nadie hoy día"- Victoria entrecerró más la mirada, por lo poco que había hablado con Sakura, sabía de ella que era una persona de noble corazón, un ser extinto en su mundo, alguien que se aferra a sus principios y sus objetivos. Por lo que Victoria sabía Sakura no encajaba en el perfil de espía mentirosa que se vale de sus encantos para conseguir lo que quiere, y si ese fuera el caso, hubiera estado en la cama de Shaoran hacía mucho tiempo y por lo que sabía, él no la había tocado ni un pelo, en ese sentido. ¿Un ser manipulador y engatusador esa chiquilla de 20 años? Solo había una palabra que respondiera a eso, imposible.

- "No creo que sea una espía Lara"- Contestó Victoria con una sonrisa amable, pero sin sentimiento de amabilidad.

- "Eso es lo que tú dices, pero no las conoces"- Dijo con una sonrisa triunfante en todo momento, como si eso fuera una competición.

- "Corrección, sí las conozco, sobre todo a la chica de ojos verdes"- ¿Por qué había remarcado que conocía a Sakura? Pues porque su instinto le decía que si ella había percatado el cierto 'feeling' que tenían Sakura y Xiaolang, Lara no podía ser menos, pues siempre tenía sus zarpas sobre él.

- "¿A la chica de ojos verdes?"- Dijo con cierto tono enfadado.

- "Sí, una de pelo largo castaño, bastante mona, con carita inocente y piel clara. No tiene una belleza excesiva pero no pasaría desapercibida delante de unos ojos masculinos..."- Esperó la reacción de Lara, pero solo callaba mientras su cara adquiría cierto matiz rosa. Miró a Eriol de reojo y vio como se divertía ante la expresión de Lara- "... Te lo aseguro"- Ese remate final hizo que la furia e indignación de la joven estallaran. Se levantó y se quedó quieta hasta que se giró a mirarlos.

- "Quiero ver a Li"- Ordenó la joven de rubio poco natural.

- "Ya te lo han dicho antes, no admite visitas en estos momentos"- Pero ignoró lo que dijo y empezó a andar para salir del cuarto.

- "¡Eh! ¡Lara! ¿A dónde crees que vas?!"- Le dijo Victoria perdiendo la compostura.

- "Voy a ver a Li"- Dijo molesta intentando zafarse de la mano de Victoria.

- "No puedes molestarle, cuando el quiera te verá"- Lara la miró y levantó la cabeza muy digna, con el ego muy hinchado según opinión de Dolphin.

- "Yo hago lo que me venga en gana. Veo y veré a Li cuando y donde quiera, soy su novia y tengo todo el derecho del mundo a verle. Solo porque él halla dicho eso para vosotros no me incluye a mi"- Y al fin se deshizo de Victoria y se marchó por la puerta.

- "Xiaolang es un auténtico idiota"- Dijo Victoria con la mirada entrecerrada sobre la puerta.

- "¿Le echas la culpa a Xiaolang?"- Rió con gracia.

- "Tu, siendo Mister Conquistas, sabes, conoces y entiendes mejor que nadie que si Xiaolang quiere tirarse a una mujer lo puede hacer con quien le plazca y cuando le plazca, pero esto ha llegado muy lejos, debería haberle dejado claro que no pasará de ser una muñeca para su disfrute durante las noches, que no llegará más alto de lo que ya está"- La mujer le reprendió con la mirada mientras esperaba una contestación. Eriol permaneció callado como pensativo, pero para disgusto de Victoria el joven volvió a mostrar una de sus sonrisas, lo había vuelto a hacer, había aparentado tomarse en serio la conversación para al final burlarse del otro interlocutor.

- "¿Piensas que soy Mister Conquistas?"- Dijo con tono jocoso. Victoria no se contuvo más y decidió ir tras la insensata que corría a las fauces del lobo.

- "Dios... porque nunca tomas en serio una conversación, es como hablar con un payaso. Hasta ahora sigo sin comprender como vosotros dos podéis llegar a estar tan unidos"- Eriol la seguía a paso comedido y tranquilo.

- "Porque nos necesitamos mutuamente"- Respondió de forma práctica.

- "Te equivocas, os soportáis porque os parecéis, tal vez no en carácter o gustos pero si en otras cosas y sobre todo en las mismas disparatadas"- Eriol la miró con cierta curiosidad.

- "¿Sí?"- La mujer miró hacia atrás pero seguía caminando, ahora por el vestíbulo, caminando hacia el despacho de Li- "¿Las mismas?"- El paso de Eriol seguía siendo muy tranquilo, junto con sus manos en los bolsillos del pantalón, daba la imagen de estar inalterado ante lo que Dolphin veía una catástrofe.

- "Un buen ejemplo son las mujeres. Cometéis el mismo error con ellas. La diferencia es que en tu caso se trata de cantidad y en el caso de Xiaolang se trata de duración"- El joven inglés la miró algo intrigado y divertido a la vez.

- "No te entiendo, ¿podrías explicarte?"

- "Espera, espera, ¿cuál era esa frase que siempre me decías?"- La modelo se detuvo un momento por el camino, pensativa, y Eriol la dijo desde su lado.

- "¿'Cata todo vino antes de decidirte y comprar'?"- La mujer alzó la cabeza y le lanzó una mirada de 'sí, esa'.

- "Tu 'catas' a toda mujer más o menos aceptable con falda y Xiaolang sin embargo juega con ellas hasta que se aburre. Por eso digo que lo tuyo es cantidad, por la cantidad de mujeres con las que has estado y Xiaolang es duración, por la duración de su relación con una mujer"

- "Se podría decir que sí, tiene una cierta lógica"- La mujer se giró y se enfrentó a él.

- "Los dos tenéis unos puntos en común. Primero, vuestras relaciones no son duraderas, en ninguno de los dos casos, lo tuyo dura horas y lo de Xiaolang tal vez meses, pero al final acaban rompiéndose. Segundo, tratáis a las mujeres como a seres sin voluntad, tu como a un rebaño, Xiaolang como a muñecas"- Dijo con el fuego en los ojos.

- "¿Rebaño?"- Repitió divertido.

- "Sí, como si fueran corderitos a las que cuidar. Eres un lobo con piel de cordero que se acerca a una inocente oveja, la que al final acaba siendo comida. Y después la metes en tu corral particular, porque no me niegues que tu agenda negra no crece día tras día"

- "Da miedo saber cuanto te llega a conocer una persona"- Se mofó Eriol.

- "Os conozco bien, pero no todo lo que quisiera. Solo sé lo que habéis querido mostrarme, pero... tú, Meiling y Xiaolang aún me ocultáis muchas cosas. No sé que hay realmente detrás de esa máscara que mostráis ante el mundo. Meiling aún es más fácil de leer que vosotros, pero esa extraña aversión hacia el clan y que a su vez sea tan fiel a él, es algo muy contradictorio"- Eriol dejó su sonrisa estática, quieta e inerte, pero sus ojos mostraron cierta sombra que no pasó desapercibida ante los agudos ojos de Victoria.

- "Hay cosas que es mejor no decir si no se tienen palabras para expresarlas"- Dijo avanzando y sobrepasando a Victoria, en seguida llegaron a la puerta del despacho la cual estaba cerrada, pero para ninguno de los dos se les pasó los golpes que se oían contra la puerta, el lugar estaba reforzado por placas especiales para que fuera antisonoro. Victoria, algo alarmada por lo que estuviera ocurriendo allí dentro, abrió la puerta de golpe. Lo que se encontró ante ella la dejó pasmada. El suelo estaba lleno de cristales y porcelana, seguramente de jarrones o vasijas que había en los estantes. La visión de las dos personas delante de ella podría ser interpretada de diferentes maneras pero objetó por ser justa y no sonsacar conclusiones precipitadas. Shaoran, totalmente desaliñado se encontraba con la ropa abierta, camisa y pantalones, el pelo revuelto, más de lo normal y la cara roja, los labios algo hinchados y aún con lápiz labial sobre ellos. Pero sin duda no se encontraba alterado, era como si no tuviera alma, se encontraba quieto, serio como siempre y más distante que nunca. Por otra parte Lara se encontraba con el peinado descolocado, la blusa entreabierta por arriba y la falda estaba arrugada y maltratada. El rojo carmín que coloreaba sus labios estaba corrido hacia un lado y su mirada se encontraba encendida, pero Victoria no sabía si de excitación o por cualquier otro motivo.

- "Bueno, bueno, jamás pensé que te vería degustando otras formas de placer"- Comentó Eriol levantando una ceja hacia Lara, la cual se encontraba en una posición un tanto desfavorecedora, estaba tirada en el suelo. La mujer se levantó y se acercó a Victoria, en actitud que se podía entender como asustada.

- "Cállate ¿quieres? Si no vas a decir nada constructivo ahórrame el tener que escucharte"- Se dio la vuelta marchó hacia un estante sacó una licorera y un vaso y se sirvió una copa.

- "¿Desde cuando bebes?"- Preguntó Victoria algo confundida por el comportamiento del líder del clan Dragón.

- "Desde que ha perdido una valiosa joya"- Dijo con una sonrisa pomposa- "En realidad no está perdida solo un tanto escondida"- Victoria pudo entender esos comentarios indirectos que lanzaba Eriol para, como era habitual, molestar a su jefe.

- "Ah..."- Solo pudo decir eso, al parecer, por los daños y el miedo de Lara, no había sido bien acogida en el despacho, pero eso no explicaba la ropa abierta ¿verdad?.

- "En todo caso creo que será mejor que os vayáis ya, no queremos que haya percances indeseados"- Eriol cogió a Lara del brazo y con brusquedad la sacó de la sala. Victoria los siguió sin decir nada. Era la primera vez que veía una escena similar, por lo que ella sabía y recordaba, Shaoran jamás dejaba mostrar su frustración, su ira, su tristeza o su preocupación, el saber que había asustado a Lara era algo realmente novedoso y saber que ese estado lo había provocado una mujer era todavía más interesante, por definir de alguna manera lo que en esos momentos sentía Victoria. Era realmente interesante la influencia de esa chiquilla sobre Shaoran Li. Lara marchó arreglándose la ropa, Eriol miró a Victoria que había quedado misteriosamente callada.

- "No me gusta que la gente me mire con tanta fijeza Eriol"- La modelo levantó la cabeza y le miró con perspicacia.

- "Solo intentaba leer tu mente. Descifrar que es lo estaba pensando esa cabecita tuya"- Dijo señalando su cabeza.

- "¿Y has encontrado algo interesante?"- Le preguntó con una sonrisa.

- "Creo que sí, pero prefiero guardármelo para mi"- El joven volvió su cabeza hacia Lara y vio que se había arreglado la ropa, seguramente no era la primera vez que tenía que salir de un lugar con prisas y quedar impecable en tan poco tiempo. Por una extraña razón Victoria también pensó en lo mismo.

- "Lara ¿qué ha pasado dentro?"- La mujer movió ligeramente la cabeza hacia atrás y los miró de soslayo, volvió la cabeza al frente y solo pronunció una palabra.

- "Nada"- Dijo encogiéndose de hombros para quitarle importancia al asunto.

- "Creo que 'nada' no puede ser la palabra exacta para definir el estado del despacho"- Comentó Victoria acercándose a su amiga.

- "No insistas Vicky, no ha pasado absolutamente nada, si fueras mi amiga dejarías de molestarme tanto con tus tontas preguntas"- La mujer con toda la indignación del mundo aceleró el paso y se acercó al vestíbulo donde empezó a gritar para que trajeran su coche.

- "Créeme, a veces me pregunto si esta amistad realmente existe"- Murmuró dejando escapar un suspiro, se dio la vuelta y vio que Eriol la sonreía, había escuchado su comentario.

- "Yo también siento curiosidad, si resuelves ese misterio dímelo, me tiene intrigado"- Se llevó la mano a la barbilla y empezó a acariciársela dando más peso a su papel de hombre pensativo.

- "Creo que es mejor que me vaya con Lara, parece algo alterada. En cualquier caso me gustaría que me mantuvieras informada sobre el asunto de Meiling y de Sakura"- Eriol afirmó con la cabeza y Victoria se dio por satisfecha, se giró hacia el vestíbulo pero a mitad de camino volvió a girarse y miró a Eriol- "No hagáis nada imprudente"- Eriol bajó su mano a sus bolsillos y dijo alegremente.

- "Te prometí que te traería a Xiaolang vivo"- La modelo esbozó una última sonrisa y se despidió de Wei educadamente para salir detrás de Lara. Cuando el mayordomo cerró la puerta se dirigió hacia Eriol.

- "Me pareció que la señorita Fox estaba muy alterada y si no me equivoco, salió del saloncito hacia el despacho del joven amo"- Eriol dejó escapar un suspiro.

- "Creo que Victoria tiene razón, Li debería haber cortado esa relación hacía mucho tiempo"- Se encogió de hombros y se marchó, dispuesto a intentar enfrentarse a los vientos de la perdición.

- "Joven Eriol, si el joven Xiaolang está tan alterado sería mejor que esperara a que se calmara, en estos casos es muy difícil de..."- Eriol solo levantó una mano en un gesto para que se despreocupara.

- "La cuestión es que no hay tiempo, además ¿qué mejor que un reto antes de enfrentarse a la muerte?"- Wei no sabía si Eriol hablaba de su señor o del asunto que les ocupaba esa noche, en todo caso, se tendría que enfrentar al ser que portaba la guadaña más de una vez en la vida, si quería seguir en el clan. No era la primera vez que se enfrentaban cara a cara, pero a medida que el tiempo pasaba, las manchas de sangre eran más difíciles de quitar en la ropa y el olor a sangre más difícil de quitar del cuerpo. Eriol llegó a la puerta y sin previo aviso entró al cuarto, Shaoran se encontraba tirado sobre el sofá con una copa en la mano. Eriol le miró con detenimiento, la copa no estaba vacía, miró a la botella y apenas había bajado el nivel del líquido por lo que pudo deducir que no había bebido demasiado, solo un trago a lo sumo.

- "Es bueno ver que no te has emborrachado"- Shaoran miró hacia su lado pero inmediatamente volvió la mirada al frente, fuera donde fuese que estuviera mirando.

- "Mi padre me dijo que si alguna vez quería ahogar mis penas en una botella, que lo hiciera para recordar no para olvidar"- El joven chino dejó el vaso en una mesilla y puso sus manos detrás de su nuca.

- "Buen consejo el de tu padre"- Dijo apoyándose en el marco de la ventana de al lado.

- "Solo lo dijo por si su patético hijo se convertía en un borracho, lo cual estoy seguro que pensó más de una vez"- Ahora tenía los ojos cerrados. El consejo tenía mucha razón ya que después del tercer sorbo su mente no pudo escapar al ataque de imágenes de esa maldita mujer que le había dejado como cual pelele.

- "Dejando a tu padre a parte, ¿podrías decirme que ha pasado aquí dentro?"- Observó todo el cuarto y vio que los objetos habían chocado contra algunos muebles y la puerta, dejando marcas en ellas- "No objeto nada contra una nueva decoración pero esto es... demasiado innovador para mi gusto. La verdad es que soy partidario de algo más clásico"- Shaoran no dijo nada por un momento pero después se levantó del sofá y se quedó sentado, sus manos apoyadas en lo alto del respaldo, cada una extendida hacia un lado.

- "Lara quería algo que en estos momentos no podía darle"- Eriol miraba el paisaje del exterior, el sol ya se estaba poniendo y la luz se volvía más y más oscura.

- "Se molestó y empezó a recriminarte y exigirte"- Podía imaginárselo, esa mujer era muy temperamental, excesivamente temperamental.

- "No pude soportar su berrinche y le ordené que se marchara"- Eriol volvió la cabeza para mirarle.

- "Educadamente supongo"- El sarcasmo era palpable en todo su ser.

- "Por supuesto"- Lo que significaba que simplemente alzó la voz dando una orden y la trató como a un lacayo.

- "Y ella te plantó cara, tu de alguna manera la... alentaste para que se marchara y..."- Miró alrededor del cuarto- "Enfadada empezó un contraataque"

- "Sí, básicamente fue así"- Eriol afirmó con la cabeza.

- "Seguramente tú, como es de lógica, te defendiste, saliste ileso de su contraataque y tú de alguna manera la dejaste vulnerable y... la intentaste convencer para que saliera con algún que otro roce que la tiró al suelo justo en el momento en que nosotros interrumpimos vuestra civilizada discusión"- Shaoran se levantó.

- "Eres todo un genio, has sintetizado la situación de una manera increíble"- Tendría que parecer una ironía pero la cual no sonó como tal, por su tono, por la expresión de su rostro o quizá por el poco humor con que lo dijo.

- "Ya sabes que soy un genio en todo, pero lo que me lleva a este tema es el extraño acuerdo que tiene la gente últimamente, al parecer todos coinciden en lo mismo. Se ve claramente que la relación entre tú y Lara llega a un punto crítico donde o cortas o prosigues, pero en este estado no puede quedar"- Shaoran se paseó detrás de su escritorio y se sentó en la gran silla de cuero.

- "En estos momentos no tengo tiempo de pensar en nimiedades como esa, cuando tenga tiempo me ocuparé del asunto"- Eriol sacó sus manos de los bolsillos y cruzó sus brazos delante de su pecho.

- "Pues yo no olvidaría el tema tan a la ligera, recuerda que tus decisiones repercuten sobre el clan. Sabes muy bien que hace tiempo que los cabecillas de los pequeños clanes están planeando cazarte, nadie ha olvidado que ya tienes 23 años y que hace mucho que entraste en edad"- Dijo Eriol con una sonrisa burlona, en esos casos compadecía a Shaoran. Durante 3 años había estado siendo acosado continuamente por las insistencias de los cabecillas de los clanes menores, era evidente lo que querían y no era descartado por nadie la idea de poder cazarle, fuera cual fuese la estratagema empleada. Tal vez por ese motivo Shaoran se vio decidido a tomar a Lara como su siguiente amante, lo cual mitigó levemente los insistentes ataques de los cabecillas de los pequeños clanes. Por nada era uno de los solteros más codiciados. Aún así, aunque escogiera una compañera, él tenía fija un ideal con un listón muy alto y había una prueba que esa mujer debía pasar.

- "No me lo recuerdes. Trataré el asunto de Lara después de solucionar lo que ahora nos mantiene ocupados"- Eriol vio que aún chispeaba la rabia en sus ojos. Su estado de ánimo se vio turbado y todo gracias a la invasión de Lara, que no mejoró su estado sino todo lo contrario.

- "Yo solo hago mi trabajo"- Eriol miró directamente a los ojos de Li y este sabía perfectamente lo que su consejero y amigo le quería decir. Durante los últimos días había tenido que soportar cierto abuso, pero su actitud tan alegre y despreocupada no le ayudaba en nada. Sabía que el trabajo de Eriol solo era el de atender, aconsejar y proteger, no era culpa suya si era el portador de malas noticias, aunque él mismo se buscaba los problemas burlándose de todo y riéndose cuando no era el momento adecuado.

- "Supongo que has arreglado todo los problemas pendientes"- Su actitud cambió, ahora se había transformado en una persona más profesional.

- "Dios sabe que no me pagas lo suficiente por el trabajo que hago, sin comentar el tener que soportar otros contratiempos"- Eriol pasó sobre los restos del cuarto y se sentó en uno de los sillones de delante del escritorio- "El asunto del misterioso objeto sigue en el aire, nadie sabe nada"- Shaoran se sintió algo satisfecho, era evidente que eso sería todo un reto que resolver y los retos eran algo que le atraían mucho- "Las disputas entre los clanes japoneses han ido en aumento, el clan Kitsune[1] se ha percatado de la batalla entre ellos y ha decidido sacar provecho pero no le ha salido bien el truco, por lo que una batalla de dos se ha convertido en una batalla entre 3 a lo largo de todo el país"- Eriol calló para mirar la reacción de Shaoran.

- "¿Y todo eso solo por una cuestión territorial?"- Preguntó enarcando una ceja.

- "En esencia sí, pero es lógico, al igual que tu no permites la venta de drogas en nuestro territorio ellos deben sufrir un problema similar"- El problema de los japoneses iba a mayor, algo que le convenía, sufrirían bajas y el reagrupamiento después de que uno de ellos ganara sería lento, con solo uno al poder y en un estado tan lamentable sería fácil hacerse con el control del clan e incluso del país, siendo ellos los tres clanes más poderoso de Japón.

- "Entonces esperemos, dentro de poco correrá la noticia entre los demás clanes, mantente atento sobre los pasos que van a tomar, no quiero fallos. Los Fénix, Lotus y Kitsune... esperemos el resultado antes de hacer cualquier movimiento"- Si Eriol no conociera a Shaoran diría que este pequeño plan iba encaminado a uno mayor.

- "De acuerdo"- Eriol tomó asiento con la espalda recta y la mirada quieta y firme, tenía que darle una noticia y debía de tener mucha precaución- "Quería mencionarte unos datos sobre el asunto de... tu pequeña joya de jade"- Los nombres que Eriol le otorgaba a Sakura irritaban a Shaoran, aunque no lo demostrara. No soportaba la familiaridad del trato que tenía con su Sakura.

- "¿Has descubierto su paradero?"- Era la única pregunta que realmente le interesaba que respondieran.

- "En realidad no y sé que mi vida depende de ello pero... si no me equivoco la noticia de que buscas a una mujer se está propagando como la pólvora"- Era algo de esperar, la noticia no le importó en absoluto- "El punto al que voy es que se ha tratado a las dos fugitivas como traidoras lo cual ha descontentado a mucho de los cabecillas si no decir a todos. Temen que las jóvenes hallan escapado en busca de asilo en otro clan y hallan, de alguna manera, extraído datos de nuestra información confidencial y la hallan vendido, también se especula de espías"- Esa noticia tampoco parecía alarmarle, también había supuesto atraer esa atención de los cabecillas de los clanes menores y que la especulación llegase a la traición no era nada fuera de lo normal, al fin y al cabo su mundo estaba rodeado de traidores y muy pocos tenían gente en quien confiar. En cualquier caso sabía que Sakura no podía ser una espía en primera estancia porque fue él mismo quien la trajo a su mansión y en segunda estancia porque, aunque ella fuera un misterio en sí, no parecía que sus intenciones se vieran centradas en traicionar a Shaoran, sobre todo teniendo en cuenta que era la única mujer con la que se había encontrado que se había negado a recibir sus atenciones. Al recordar todo sobre la japonesa no pudo evitar sentirse otra vez como un muñeco pelele que habían utilizado, al que habían gobernado con facilidad y al que habían abandonado. Que fácil era tornar los papeles.

- "Si saben lo que les conviene no intervendrán en este asunto"- Fue lo único que Shaoran dijo, con mirada sombría y una voz profunda como si saliera de las sombras de la oscuridad.

- "Entonces avisaré a los siete líderes de los clanes menores"- Era él o todo lo que se relacionaba a Sakura se convertía en algo frío y sombrío, era un tema tabú, como si la mera pronunciación de su nombre le volviera un ser más tenebroso de lo que ya era- "Y déjame decirte que esta tarde tu secretaria me informó de la pequeña visita de Ruikawa"- Ese era otro tema tabú, un nombre prohibido dentro de la mansión.

- "¿Y?"- Eriol levantó las manos como si fuera a defenderse de una fiera desbocada.

- "Nada, nada, solo quería saber de que habíais hablado"- Dijo con humor, como para aligerar ese pesado ambiente.

- "Quería información sobre el objeto, sabe que tenemos cierta conexión con él"- Dijo sin cambiar la expresión de su rostro.

- "Es decir, fue a irritarte"- Se rió Eriol. La relación entre esos dos líderes era como la de ellos pero peor, mucho peor. Era una vieja costumbre entre los demás líderes de clan, siempre aprovechaban la más mínima oportunidad para intentar quitarle a Shaoran esa fachada de príncipe sin corazón, algo muy habitual sobre todo en Kaito Ruikawa y Mark Xengu, Xe Ming directamente tenía planes de un tipo de diversión más alejado al de ellos, una diversión más bien tortuosa.

- "Te equivocas, no fue a irritarme, su mera presencia ya me irrita de por sí"

Entre los líderes de clan, Kaitou Ruikawa era uno de los pocos que se había casado, lo cual daba paso a comparaciones y a incordiantes murmullos que le acosaban con la idea de un matrimonio. Kaito era un hombre casi en sus treinta, maduro y de un carácter similar al de Shaoran pero con un tono más desenvuelto, una versión suave de Eriol.

Su mujer, de familia bien avenida y con una destacada y larga línea familiar, era conocida por su carácter callado y sumiso, una mujer obediente a la que se la veía muy pocas veces, de sonrisa suave y voz como el cantar de un pequeño e indefenso pajarito era una mujer la cual pasaba desapercibida por su actitud silenciosa ya que su belleza era destacable. Muy poca gente le había visto el rostro ya que solo aparecía en actos muy importantes o en ocasiones que eran imposible eludirlas.

Cuando se casaron ella aún era menor de edad por lo que se casó bajo la autorización de sus padres, en realidad el matrimonio fue concertado, un matrimonio de conveniencia que la unía a un hombre al que jamás había conocido. Nacida y criada para ser la esposa de un líder de clan fue enseñada a no contradecir a su marido, a apoyarle y a ser siempre condescendiente con su cónyuge, a ser discreta y a permitirle ciertas libertades, con este pensamiento retrogrado de hace siglos, era normal que la mujer aceptase el enlace con suma facilidad y con una preciosa sonrisa en sus labios.

Ella era 4 años más joven que él, la diferencia no era muy grande para suerte de ella, al menos no la habían prometido con un hombre realmente mayor, pero era solo eso, un simple consuelo, una excusa para no ver los demás defectos del ser con el que se iba a casar.

Al casarse a los 16 años tuvo que dejar sus estudios y todo lo que le deparaba el futuro para convertirse en una buena esposa y futura madre, desde el día que cambiaron votos nupciales y se puso el anillo, se convirtió en la fiel esposa de Kaito, tanto para las alegrías como para las penas, para la salud como para la enfermedad hasta que la divina muerte los separase. Nada más casarse ella perdió toda su libertad, encerrada en la mansión donde vivían, quedó esclavizada para la eternidad al lado de su nuevo esposo.

Que Kaito Ruikawa estuviera casado desde los 20 años dejaba a Shaoran en una posición comprometida pues se esperaba que él siguiera sus mismos pasos, pero en el momento que llegó a la edad del líder de los Escorpiones y vieron que no había ninguna clase de compromiso formal, empezaron a murmurar y especular, el hecho de que el joven fuera un mujeriego empedernido no hacia bien, sin embargo este murmullo no perturbaba los sueños de Shaoran sino que los avivaba deseoso de perturbar más esas murmuraciones. Tres años después seguían insistiendo en un matrimonio, pero el joven líder se resistía a atarse al lazo matrimonial que le privaría de su libertad.

En el mundo de los clanes había una regla muy importante, la cual te indicaba que debías casarte joven y tener descendencia lo más pronto posible, esto último era lo más importante, dejar un legado para el mañana que siga tus pasos, tener un hijo que pudiera controlar el clan el día en el que tu pudieras faltarle a él, tener un remplazo para que el clan no quedara en manos de los avariciosos que ostentaban puestos inferiores, para así evitar una posible guerra interior por el poder. De esta manera se aseguraban la supervivencia del clan. Nunca podías saber si verías un nuevo mañana o si por el contrario jamás volverías a ver la luz del amanecer. Todo eso era muy importante tanto como para el anciano del Consejo del Pacto como los pequeños líderes del clan, en cambio a Shaoran le traía sin cuidado si moría con o sin descendencia, es más, prefería morir sin dejar legado alguno, no quería dejar nada en este mundo que le sucediera excepto el recuerdo de haber sido el líder más grande que hubiera pisado la tierra, el único que hubiera tenido el poder de dominar no solo China, no solo Asia, sino el mundo entero, que le recordaran más que a su padre, más que a su abuelo, más que a ninguna otra persona en este mundo y que su recuerdo perdurara aún en los últimos días de la humanidad. Por nada del mundo quería dejar un hijo en este mundo, ¿para que darle al mundo otro Li? Un ser, con toda seguridad, frío y ambicioso, un ser al que no le importaría nada con tal de conseguir lo que desea. Para que darle al mundo algo de lo que puede prescindir, las personas como simplemente... no deberían de haber existido nunca.

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¿Cuánto tiempo habría pasado desde que había llegado a ese lugar? ¿Días? ¿Semanas quizá? No estaba segura, el tiempo en ese pequeño infierno era eterno y a cada minuto que pasaba, más la devoraban sus fantasmas interiores, más la devoraban esos espíritus que la carcomían sin piedad, esos espectros que volvían una vez más para recordarle el porqué de su existencia, el motivo que la impulsaba a seguir viva, a seguir luchando junto a su primo por una causa que hacía mucho tiempo había dejado de creer. Estaba allí, encerrada, enjaulada, oculta de la luz del sol y del brillo de la luna, rodeada de los fantasmas de otros hombres y de los suyos propios, ajena a lo que pasaba en el mundo exterior, a lo que le depararía. No sabía cuanto tiempo más podría aguantar, no sabía cuanto tiempo más podría seguir sin que el pensamiento de tener la oportunidad al alcance de su mano y de no poder hacerlo la destruyera. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos. Solo necesitaba esperar, esperar a que el momento se presentara una vez más, un momento que duraría solo unos minutos de una dura eternidad de espera, solo necesitaba esa oportunidad y poder terminar con todo, poder al fin hacer justicia. Por fin tendría la ocasión de poder pagarle con creces todo lo que su hermana había sufrido. Sin que se diera cuenta, de tan sumida que estaba en sus pensamientos, su jaula estaba siendo bajada. Ya acostumbrada a la penumbra de esa prisión pudo discernir el ya conocido rostro de sus carceleros.

- "Hoy es la noche"- Dijo uno acercándose a ella y poniéndole los grilletes en muñecas y tobillos.

- "¿De qué?"- Preguntó, aun sabiendo la respuesta.

- "Vamos, hay que prepararlo todo"- Meiling echó la cabeza atrás y vio que el otro hombre bajaba otra de las jaulas que colgaban en el techo, eso solo confirmó sus sospechas. Por fin había llegado el momento de la verdad. Hoy se desvelaría la última carta, hoy por fin veríamos el rostro que un perdedor tiene al quedar vencido.

Los dos recorrieron el mismo camino que una vez habían recorrido en sentido contrario, pudo observar como aquel lugar perduraba igual como lo había recordado el mismo día que había pisado su suelo. Alcanzaron el principio de unas escaleras y empezaron a subirlas. Un sentimiento de premura y anticipación latió en el corazón de la china. Aún tras días encerrada y sin apenas comida, Meiling estaba bastante en forma, sus piernas estaban cansadas y algo débiles, pero aún reaccionaban debidamente, su cuerpo lo sentía algo falto de reflejos pero con algo de movimiento recobrarían algo de velocidad y fuerza, todo ese tiempo quieta e inmóvil la había perjudicado, pero estaría preparada para el instante que viera una oportunidad y por descontado que lo disfrutaría, con sumo gusto.

Llegaron a un lugar en la superficie, la luz era tenue pero aún así tuvo que cerrar los ojos para poder acostumbrarse de nuevo a la luz exterior. Parpadeó y se frotó los ojos para ir acomodando la vista hasta que al fin pudo observar el decorado que la rodeaba. Estaba en una especie de caserón, con las paredes de piedra, quizá una antigua casa abandonada, pero si eso era así debían estar bastante alejados de la ciudad, en un lugar apartado e inhóspito.

El hombre tiró de las cadenas y la mujer emprendió de nuevo la marcha. Tenía que rectificar, eso no era un caserón si no un gran palacio de piedra, como los de la era medieval. Después de caminar otro trecho de la casa llegaron a una vasta habitación. En el fondo de esta había un parte vacía y delante de esta parte había colocadas unas sillas, seguramente para los observadores que asistirían a ese macabro juego, todo ello separado por una capa de cristal. El hombre la empujó hacia un lugar de entre la sala y vio una figura de pie junto a otra. Los dos hombres discutían seriamente, uno de ellos era Dominic, el otro era alguien a quien desconocía, un tipo con el brazo vendado y sujeto por un pañuelo que colgaba de su cuello, vestía con un traje claro de corte occidental, sobre su cabeza había un sombrero, típico de la época de gansters, también de color claro, en su interior vestía con un camisa negra y la corbata que anudaba su garganta también era del mismo color del traje, un beije muy claro, casi blanco, pero sin llegar a serlo. El hombre levantó la cabeza justo para poder ver a la china pero para que ella no le pudiera ver a él. Giró su cabeza de nuevo hacia Dominic, dijo unas últimas palabras y se marchó. Dominic se dió la vuelta y con un ceño en su rostro miró a la mujer.

El desagrado fue mutuo y Meiling se preparó para su llegada, cuando estuvo cerca de ella le indicó al hombre que traía a Meiling que se marchara, que él personalmente se encargaría de ella.

- "¿Desde cuando te ocupas tú de los temas sucios? Pensaba que eras tan escrupuloso que no te atrevías a ensuciarte las manos"- Comentó la mujer con cierto desdén en sus palabras, en realidad no le importaba cual fuera el motivo, solo importaba una cosa, solo una cosa.

- "¿Acaso importa?"- Dijo con la voz unos grados más baja de lo normal.

- "No"- Estaba siendo brusco con ella y la empujaba con violencia, se veía que no había olvidado el pequeño incidente de la última vez- "¿Qué tal la oreja?"- Dijo con una sonrisa de lobo, cual satisfecho después de un festín. El hombre se paró, se dio media vuelta y le soltó la mano sobre la cara, haciendo que del labio de ella bajara un hilillo de sangre.

- "Antes de que termine esta noche borraré esa sonrisa"- Le advirtió con ira. En su oreja izquierda se podía ver algo de metal que cubría la parte superior, en sustitución del trozo que le había sido arrancado.

- "Déjame que lo dude"- Dijo aún sonriendo, como si ya hubiera ganado una batalla que aún no habían comenzado- "Y déjame añadir que esta noche será la última que veas, eso te lo juro"- El hombre la condujo al otro lado de la sala, en el espacio vacío donde cogió de la pared unos grilletes diferentes a los que ahora llevaba puestos. Los grilletes estaban unidos entre sí, sin cadena de por medio. Se los puso en las muñecas detrás de la espalda, las dos manos se podían tocar, de lo juntas que estaban las muñecas. En sus tobillos también puso unos grilletes similares que le impedía separar las piernas para salir corriendo, de esta manera le resultaba difícil quedarse de pie y mantener el equilibrio. Sin manera de moverse la tiró al suelo y se marchó de esa parte, yendo al otro lado del cristal. Meiling consiguió sentarse en el suelo apoyándose en la pared y vio a Dominic al otro lado del cristal con una sonrisa en sus labios.

- "Esto me trae viejos recuerdos"- La joven endureció la mirada. El hombre la ignoró y le dio la espalda viendo como llegaban los demás jugadores- "Espero ver un gran espectáculo esta noche, como el de la última vez"- El hombre miró de soslayo a la mujer mientras los demás iban siendo metidos dentro.

- "En una cosa te estás equivocando conmigo, Dominic"- Dijo Meiling con el tono que tiene una persona segura de sí misma y resentida por un dolor del pasado.

- "¿En qué?"- Dijo con humor, divirtiéndose en lo que el creía que eran las palabras de una mujer desesperada.

- "Yo no soy mi hermana"- El hombre giró en redondo y vio en los ojos de ella una mirada que le hizo querer retroceder, pero inmediatamente se desvaneció ese sentimiento. Algo en esa mirada le hizo sentir inseguridad.

Él la había conocido cuando era niña, sabía que no la había caído bien desde el primer día que se conocieron, pero ignoró a esa niña, pues solo era una cría. Ahora, al tenerla de frente no pudo evitar ver en ella la mujer la cual había destruido, no pudo evitar rememorar la imagen de Mai Fan, era como si su fantasma hubiera vuelto. Dominic ignoró esos pensamientos pues eran los desvaríos que tendría un loco. Había hecho enfurecer a Meiling cada vez más, obligándola a recordar el pasado. La había hecho llegar a sus límites, haciéndola vivir lo mismo que había vivido su hermana, todo esto para avivar más el juego, para hacerlo más intenso, más emocionante. En cambio, en ese momento exacto pudo ver en ella algo, algo que la hacía totalmente diferente a lo que él hubiera podido esperar de ella, algo que no había visto antes en su hermana y no sabía que era. Varios hombres se acercaron a él para informarle de los preparativos y de la llegada de los primeros invitados. Dominic se marchó junto con ellos, antes de marcharse echó un último vistazo a esas figuras dentro de la jaula de cristal, esas vidas mundanas que hoy verían por última vez el mundo.

Dominic caminó hacia la entrada principal. El lugar no había sido remodelado ni arreglado después de su abandono, por ello se veía frío y poco acogedor. Los invitados llegaban uno por uno, como estaba planeado, dentro de coches con cristales blindados y oscuros para que no vieran el camino que se tomaba para llegar a ese refugio. Les indicaban un lugar de citas que no era, lugar alejado y apartado, en un almacén normalmente, pero eso solo era un cebo, sabía que podían ser investigados y por ese motivo se les señalaba un lugar y desde ahí, con los ojos vendados se les metía en los coches, ahí si querían podían dejar la venda pues no verían nada desde su interior, los llevaban al lugar correcto, no podían correr riesgos. El grupo de gente aumentaba por momentos, la noche de hoy iba a ser especial y eso hizo que Dominic viera divertido invitar a todos los apostadores y algún que otro invitado especial. Llegó el último vehículo y cuando y estuvo toda la gente reunida comenzó con el espectáculo.

- "Damas, caballeros, esta noche han sido invitados para disfrutar de uno de los más grandes juegos. Después de años, hoy les volveremos a deleitar con un juego muy especial. Por favor, síganme"- Ninguno dijo nada, ninguno murmuró nada, todos siguieron al hombre que les invitaba a observar y a deleitarse del sufrimiento humano. A ninguno le importó el estado de la casa, el repentino cambió de lugar, a nadie le importaba nada que no fuera ese sentimiento de expectativa ansiedad, la ansiedad que tiene un animal salvaje cuando huele su presa y está a punto de devorarla. Llegaron a un cuarto al cual fueron invitados a entrar. Delante de ellos habían varias sillas, cada uno se dispuso donde quería, donde más le apetecía. Delante de ellos, una cortina tapaba lo que les esperaba al otro lado. Dominic, como buen anfitrión empezó a informarles de lo que iban a disfrutar esa noche- "Señoras y señores, esta noche les ofrecemos un juego especial de tres rondas. Donde al final solo uno será el vencedor. Al otro lado de esta cortina tenemos a 10 personas, cada una con un número, la apuesta consiste en saber cuál será el número afortunado. Por lo que habrán visto en cada uno de sus asientos hay un pequeño ordenador. Solo tiene que hacer una pequeña transferencia desde ese ordenador a una cuenta que tenemos, indicar por que número apuestan y cuando todos hallan hecho sus apuestas daremos comienzo al juego de esta noche"- Los invitados empezaron a teclear. Uno de sus hombres detrás de todo el grupo miraba las transferencias efectuadas y cuando todos hicieron sus apuestas hizo una señal a Dominic- "Pues demos comienzo al juego. The game begin now"- Se hizo a un lado y las cortinas se fueron abriendo dejando a la vista a 10 personas, los 10 encapuchados. Los 10 estaban arrodillados con las manos a sus espaldas.

Nada en el interior parecía moverse, todo parecía muy pacífico y tranquilo hasta que unos huecos se abrieron en las paredes con repentina rapidez. En cuestión de pocos minutos, ese pequeño lado del cuarto se llenó de serpientes, escorpiones y tarántulas. Sin que los jugadores lo supieran estaban siendo invadidos por una horda de animales letales. Los animales se fueron disponiendo a lo ancho y largo del pequeño recinto. Los encapuchados oyeron ruidos, estaban aturdidos sin conocimiento de lo que les esperaba. Meiling por su parte estaba muy tranquila, callada y con el cuerpo recto, su mente concentrada y su respiración la mantenía suave. De repente una oleada de gritos y respiraciones entrecortadas y agitadas la llamaron la atención, giró su cabeza hacia un lado siguiendo el ruido. La joven, entre la alarma de sus compañeros, pudo discernir cierto ruido, como un siseo, pudo oír el ruido de algo tamborileando el suelo con suavidad y solo con pensar en lo peor descubrió de lo que se trataba: habían inundado el cuarto de serpientes y escorpiones, quizá algunas arañas. Lo sabía porque se había informado de los juegos que componían este entretenimiento. No demostró alarma sino que se mantuvo quieta, como si nada ocurriera. No fue hasta que uno de entre los jugadores chilló, desgañitando su voz, gritando desgarradoramente con una voz aguda, una voz que pedía por su vida. Cuando se percataron de la magnitud de la situación, el pánico corrió por las venas de esos pobres desgraciados y los gritos de desesperación y perdición hicieron su aparición.

Los animales iban cercándoles sin que ellos supieran por donde llegaban, de donde procedían o por que lado se acercarían. Algunos intentaron levantarse en el momento de locura que les embargaba y en ese inútil intento de escape, la fortuna les golpeó haciendo que su única salida fuera arrastrarse como las serpientes que los rodeaban. Meiling, aún por el pánico, el miedo y la desesperación que la rodeaban, se mantuvo impasible y tranquila, sin miedo alguno a esos animales que la rodeaban, sin miedo a ser mordida por el veneno de la muerte. No podía esperar un milagro, no podía esperar que alguien viniera en su ayuda como un ángel salvador, no todo en esta vida dependía del poder humano, sino del destino o la suerte, según el punto de vista de cada ser que componía este mundo.

Meiling no creía en la suerte sino en el destino, la suerte era algo que solo los tontos creían, algo que los hacía sentirse especiales. Decir que la suerte les acompañaba era decir que todo te saldría bien en cambio la vida no era así, la suerte es algo que no existe, es algo que solo los más tontos esperan, como si de un regalo divino se tratara y no era así. La pura y dura realidad era que si el destino estaba escrito, tendrías una salida positiva a tus problemas, si en cambio no estaba predestinado de esa manera solo debías resignarte y sonreír, pues las cosas no cambian y la vida no es suerte sino una prolongación de ella, tanto en lo bueno como en lo malo.

Los reptiles reptaron hasta sus presas las cuales despavoridas mostraron su temor y perdieron el control, creando una situación contraproducente, cuanto más agitados se ponían, más atraían la atención de los animales. Meiling se sentó sobre sus piernas, como si meditara, su posición tranquila y relajada que había conseguido tras años de entrenamiento le sirvieron en esta ocasión.

- "Debo recordar agradecerle a Wei su insistencia en las clases de relajación y meditación"- De pequeña Meiling siempre fue buena en las artes marciales pero siempre le había fallado el autocontrol, su ira siempre había sido más fuerte que su sentido común, algo totalmente inconveniente en una batalla o al menos eso era lo que le habían dicho.

Si no hubiese sido por la constancia de Wei en que se tomara en serio las clases de meditación ahora no podría quedarse quieta y sentada. De pequeña siempre se quejaba del dolor de piernas que eso le causaba después o se lamentaba del castigo que la imponían por quedarse dormida. Ahora mismo, bendecía la perseveración de su anciano profesor.

Meiling pudo oír los gritos lastimeros de varios hombres y seguidamente como sus cuerpos caían pesadamente sobre el suelo. Podía discernir unos gemidos espasmódicos y el cuerpo convulsionarse, seguramente el efecto del veneno cuando entraba en el sistema sanguíneo de la víctima, atacaba el sistema de defensas y finalmente mataba al sujeto, en una muerte lenta y agónica de la cual no podías escapar del dolor. Meiling sintió como algo la rozaba la pierna y lentamente se subía a ella escurriéndose sobre su piel, sentía que se elevaba sobre su cuerpo, acercándose a una altura más cercana a su rostro, podía sentir su piel escamosa, su piel de una textura especial, sentía que el cuerpo del reptil se enrollaba a su alrededor mientras subía. Se enrollaba sobre sus hombros hasta llegar a su cuello donde empezó a reptar por su piel, mientras su lengua bípeda salía serpenteando de su boca. En ninguno momento se movió de su sitio, sus músculos estaban tensos, ella empezó a sudar profusamente pero conservó la calma, pudo, de manera increíble, normalizar su respiración. El animal seguía recorriendo el cuerpo sin hacer movimientos bruscos, sin ningún indicio de que quisiera atacar o que intentara hacer nada drástico sobre el cuerpo de Meiling, simplemente se arrastraba con sinuosidad como intentando conocer cada rincón del cuerpo de la joven.

La concentración era la pieza clave para seguir tranquila y conservar la calma, pero los gritos desesperados de los demás la empezaban a intranquilizar, gritos que pedían ayuda desesperadamente, podía oír como sus respiraciones, agitadas, se desbocaban a cada minuto que pasaba, oía golpes y gritos intentando apabullar a los animales que se cernían sobre ellos, pero todo era inútil, ninguno de sus esfuerzos valía la pena, solo habría un resultado y todos sabrían cual sería.

Entre la gente que observaba este macabro juego había varios pares de ojos que miraban interesados el cuerpo inmóvil de la joven. Al fondo de la sala uno de los desconocidos de esa multitud movió su muñeca para mirar la hora, no había pasado más de tres cuartos de hora desde que entraron, ignoró el espectáculo y se fijó en el reloj, apretó la tuerca que servía para ajustar la hora y volvió a dejar su mano bajo esas túnicas, su mirada vagó por los alrededores y vio que la vigilancia en ese lugar era digna de la de un rey. Contó a los hombres que había junto a las puertas y los que estaban cerca del cristal que separaba a los jugadores de los apostadores. Eran 8 a lo largo de todo el cuarto. Cuando el desconocido fue a mirar de nuevo al frente, su mirada se cruzó con la de otra persona. Sus ojos se encontraron y un extraño sentimiento saltó de su corazón, miró a ese otro desconocido con fijeza y hasta que este no apartó la vista no se percató de que había estado demasiado tiempo mirándole. Su mirada le inquietó de una manera extraña, sus ojos marrones le provocaron un extraño escalofrío, si las miradas mataran no quisiera estar en el camino de ese desconocido.

Shaoran vigiló con cuidado la estancia, había contado a los vigilantes y las armas que portaban, mirado el sistema de seguridad y pudo darse cuenta de la minuciosa vigilancia que se posaba sobre ellos. Eriol, a su lado, también había percibido la extensa y fuerte seguridad que había en el lugar, era imposible entrar sin que te mataran en el intento, a sí mismo, salir se hacía algo imposible también. Los dos distinguieron inmediatamente a la joven de entre los demás, no podría ser otra la que se encontraba ahí sentada con toda la tranquilidad del mundo, aunque sabían que la paciencia no era el fuerte de Meiling, una cosa si que sabían y era que tenía gran fuerza de voluntad y un objetivo muy claro en esta vida. Después de lo que pareció una eternidad, las trampillas de donde aparecieron esos visitantes indeseados se volvieron a abrir y con algún tipo de aliciente los animalillos volvieron de donde habían salido. La serpiente que estaba sobre Meiling, en cambio, había decidido quedarse donde estaba, parecía hallarse muy cómoda. Cuando la mayoría de esos bichos salieron unos hombres entraron para retirar los cuerpos y asegurarse del estado de los demás, uno de esos hombres se acercó a Meiling y cogió la serpiente de su cuerpo, la agarró de la boca y se la llevó para dejarla junto a las demás. Otro vino detrás de él, Meiling oyó el tintineo de unas llaves y notó que sus tobillos habían sido liberados de los grilletes. El hombre cogió a Meiling de las muñecas y del hombro, la hizo caminar unos pasos y después le obligó a arrodillarse de nuevo.

Colocados en línea recta estaban los que pasarían al siguiente juego. Este primero solo era un mero entretenimiento para los apostadores, un juego de simple azar, nada del otro mundo, pero ya en los dos últimos no podrían depender del azar, ni mucho menos. Tras quedarse ahí en línea, para ser mostrados, los volvieron a levantar y los llevaron a otro lugar. De uno en uno fueron arrastrados a su siguiente tortura.

La gente que se hallaba en sus asientos sonreía o simplemente lanzaba maldiciones al cielo, según hubiera perdido o no, pero no era importante pues hasta que no terminara el último juego no se podía decir quien sería el verdadero ganador. Después de que se marcharan las cobayas Dominic volvió a hacer acto de presencia. Con las manos a los lados y una sonrisa en su rostro volvió a hacer gala de su gracia como interlocutor.

- "Señores, señoras... espero que les halla entretenido este primer juego de la noche, si me siguen, ahora les acompañaré al lugar donde se efectuará el segundo juego de esta velada"- Los visitantes se levantaron y siguieron al hombre que les hacía de guía en esta tenebrosa noche- "¡Ah! y no se preocupen por su dinero, aún queda mucha noche por delante y mucho dinero que seguir ganando o... perdiendo, según la suerte de cada uno"- Bromeó el hombre con tranquilidad. El grupo de desconocidos marchó detrás de los pasos de Dominic, ninguno habló ni hizo preguntas ni tampoco comentó nada, simplemente permanecían callados, cada uno disfrutando del espectáculo que se ofrecía.

Muchos se preguntarán porque una persona puede encontrar placer y disfrute en el sufrimiento ajeno, como se puede ver a una persona morir sin darle la más mínima importancia. Algunos lo hacen por el disfrute que les causa ver el sufrimiento ajeno, como agonizan los demás, como si fueran simples insectos sin importancia, el placer de ver a alguien mucho más inferior a ti suplicando por su vida, luchando por ella. Otras tal vez ansiaran sentir el poder que se siente al tener en tus manos la vida de otras personas, poder jugar con ellas, dominarlas a tu antojo, saber que se puede ser tan poderoso, que puedes dominar la vida de otro ser humano, sentirte mejor que nadie superior a los demás, pero eso eran solo algunas de las razones que podían tener para estar allí, otros simplemente planearan otras cosas para esa noche tan especial.

Todo apuntaba que esa noche no sería una noche aburrida, no habría que esperar mucho, enseguida llegarían al lugar donde se efectuaría el segundo juego. La gente siguió caminando hasta llegar a una puerta que dirigía al sótano, bajaron una lúgubre escalera como las que antaño había en los castillos medievales, de esos reyes y reinas tan majestuosos. Después de recorrer un pasillo de piedras llegaron al final del túnel y allí se encontraron con la reconstrucción subterránea de lo que podía ser un anfiteatro, donde en la antigüedad se practicaban los juegos romanos, donde los gladiadores luchaban en la arena. Cada uno se dispuso en unas sillas ya preparadas en un palco especial y todos posaron sus miradas hacia la arena donde unos luchadores salían de ella por una puerta a un lado.

La suerte ya estaba echada, solo quedaba esperar como terminaría la noche.

En tragedia...

... o en masacre.

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- "Ya tengo pistas de su paradero"- Dijo uno de esos dos misterioso desconocidos que rondaban Hong Kong.

- "Ya era hora"- Contestó el otro- "¿Y dónde se ha metido?"

- "En estos momentos será mejor esperar a que asegure mis fuentes"- Dijo prendiendo fuego a un cigarrillo.

- "¿Y cómo has descubierto donde estaban?"

- "Un chivato me soltó una información muy interesante, solo tuve que sumar dos más dos y ya tuve la solución"- Dijo expulsando el humo de sus labios.

- "¿Y cuánto te costó la información?"- Le preguntó con cierta incredulidad- "Porque que yo sepa tu no pagarías a un chivato ni aunque te fuera la vida en ello"

- "Sí, tienes razón"- Le sonrió con una sonrisa tétrica.

- "Supongo que ha sido algo discreto"- Sus labios se curvaron hacia un lado suponiendo, correctamente, lo que había pasado.

- "No le echarán de menos, era un vagabundo, lo más seguro es que les halla hecho un favor al clan, tener esa clase de gente soltando información por ahí no es bueno, si lo supieran incluso me lo agradecerían"- Dijo inhalando el humo del tabaco.

- "Que bendito santo eres ¿no?"- Su compañero le miró y los dos sonrieron.

- "En todo caso ya es hora de informar al jefe de que ya hemos localizado a su fantasma"- Dijo caminando con pasos grandes pero con un ritmo lento.

- "Sí, ya va siendo hora de hablar con el jefe"- Y los dos hombres desaparecieron de entre las sombras de las calles de Hong Kong.

N. de A.: Wola!!!!! Jejeje... Sorry por la tardanza, me perdonan, no?? I'm really really sorry (Kalyna se arrodilla y hace una profusa reverencia). Bueno, para aquellos que no lean el bio, :P, informo: He estado estudiando, me he examinado, he celebrado mi vejez XD, durante 2 días XD y después estuve enferma (creo q es la 7ª u 8ª vez este año que me enfermo XD y no es cachondeo :P), más tarde descubrí que eran anginas (me las pegó una amiga ¬¬) y finalmente cuando ya pude escribir XD vino mi padre insistiendo en que me pusiera a estudiar de una vez para sacarme el carnet de conducir XD, me he reincorporado a la vida estudiantil XD y esa ha sido mi vida los últimos 2 meses (aunq no les importa :P). Y comentar que he sufrido cierto colapso en una parte del fic (la primera vez q me pasa esto) pero ha sido superado. Y gracias por preocuparos por mi salud, estoy bien, tuve unas anginas, pero eso fue el mes pasado, aunq estuve varias semanas con la garganta mal ^^UU.

Ahora paso a comentar una cosa... Daku.... Dios!!!!!!!!! Eres la segunda persona q ha sido capaz de darme miedo XD (No te preocupes Sakkuri... tú siempre serás la primera, tienes todos los derechos como la DEMONIA q eres ¬¬). Bueno... a lo q iba... Daku... fue abrir el correo y quedarme así 0.0 O.O OoO +_+. Debo decir q gracias a tu gran insistencia me mataste, pero cuando me recuperé me puse a escribir como loca para terminar el cap :P. Pensé contestar a reviews pero me di cuenta q entre q las leía y pensaba la contestación tardaría más en subir el fic ^^UU. Y a aquellos que se han releído el fic de nuevo solo puedo decir GOMEN NE, de verdad no esperaba tardar tanto en subir este cap.

Ahora sí, espero q les halla gustado el cap y sí, algún día se reencontrarán S+S, solo esperen ^^. ¿Q pasará con Meiling? ¿Y qué con esa actitud de Sakura? ¿Sabremos que traman esos dos personajes misteriosos que rondan Hong Kong? Espero q hallan disfrutado del cap y a ver si en un mes me vuelven a ver.

Seguro q habrán dicho al ver tanto bicho, Q ASCO!! XD, pues a mi no me dan asco, yo en una exposición de estos animalitos los pude tocar y coger XD. Las tarántulas son muyyyyyyy suaves, deberían coger una, tienen unas patitas como de terciopelo :) y las serpientes.... son la leche de pesadas, me pusieron una sobre el cuello y cogiéndola por las manos y no veáis como pesaba. Aps!!! Y el escorpión q cogí me cogió cariño XD, no se me despegaba de la mano, pasó un rato hasta q dejó de agarrárseme la mano, por un momento pensé q me lo tendría q llevar a casa XD. Ejem... olviden este comentario q no viene al caso XD.

CLANES (Para aquellos que no se acuerden de todos los clanes, sé que es un lío, pero aquí dejo una pequeña guía, si algún día termino, pondré una guía más extensa con todos los personajes):

DRAGÓN-- Clan chino.
Líder: Xiaolang (Shaoran) Li

TIGRE-- Clan chino.
Líder: Xe Ming

SERPIENTE-- Clan chino.
Líder: Mark (Wu Pao) Xengu

ESCORPIÓN-- Clan chino.
Líder: Kaito Ruikawa

CLAN ITALIANO
Líder: Marco Giovanni

PIRATAS-- Clan del continente Oceanía.
Líder: Faith Kindlay

LIONS-- Clan norteamericano.
Líder: ¿?

FÉNIX-- Clan japonés.
Líder: ¿?

LOTUS-- Clan japonés.
Líder: ¿?

KITSUNE[1] (Zorro)-- Clan japonés.
Líder: ¿?

GE MU (Caballo negro)-- Clan chino.
Líder: Adam Fox

No me planteo poner más clanes pero nunca se sabe ^^UU

Nada, nada solo decir que sorry, perdón, y q lamento haberme tardado tanto con este cap, solo q mi vida anda algo ajetreada últimamente. Y jamás, pero jamás piensen q voy a dejar de escribir, sería la peor faena que podría hacer.

Cualquier queja o dinero o quizá un pastel (un dulce siempre es bien recibido) a eternal_phoenix_light@yahoo.es

Un sugerencia q hice hace tiempo fue q si querían q les avisara cundo subiera el fic, solo díganmelo y sorry por no contestar a sus e-mails es q solo me conecto de noche ^^UUU y al final siempre acabo olvidándome de contestar T_T, la gente q me conoce sabe lo olvidadiza q llego a ser.

Zai Jian