25 de Diciembre de 2003

Disclaimer: Este fic es mío, pero los personajes empleados en él son propiedad de las Clamp, de su manga Card Captor Sakura.

Este fic se sitúa en un mundo paralelo (por así llamarlo). Las Cards y sus guardianes aparecerán. Shaoran y Sakura no se conocen. Eriol tampoco conoce a Sakura. Bueno, ya irán descubriendo los detalles a medida que lean el fic.

*Este fic no es acto para gente inmadura, de sensibilidad excesiva o poco tolerante a las escenas de violencia o subidas de tono, por los futuros caps que vendrán, gracias.*

IMPORTANTE: He estado un mes sin ordenador, ahora tengo problemas con internet, hasta que no acabe de solucionarlos me temo q mi conexión es pésima, los q hablan conmigo por el MSN, lo habrán notado, espero q me perdonen las inconveniencias, GRACIAS.

- "Conversaciones"

"Pensamientos"

Sueños o recuerdos

~*~*~*~ Cambios de escenario

Una Flor En La Oscuridad

Capítulo 13: The Winner

By: Kalyna (Kassy99)

Leones, tigres y gladiadores. La plebe gritando desenfrenada clamando por sus héroes o por los que van a morir. La gran plaza ovalada construida piedra sobre piedra con sudor y sangre se lazaba en medio de una ciudad. En ella había una zona central repleta de arena y al su alrededor subiendo como una escalera se situaban los asientos de la plebe. Un balcón cubierto del sol y decorado con telas y asientos de los más finos materiales esperaban a ser usados. La plebe invadió el lugar en muy poco tiempo, abarrotando todos los espacios libres que pudieran sobrar. En el palco especial aparecieron varias personas, de túnicas delicadas y de material caro se sentaron tras un saludo corto al pueblo. Mientras, la plaza central donde la arena era la protagonista empezaba a ser invadida por los gladiadores que iban a enfrentarse ese día a sus destinos y a descubrir si su estrella de la suerte seguiría brillando con ellos con tanta fortuna como lo había hecho hasta ahora.

La gente bullía sedienta de un buen combate, donde la sangre y el miedo brotaran de los infelices que iban a ser echados como carnaza. La prueba de esto eran los gritos, silbidos y aplausos que exclamaron al llegar los soldados de los juegos que se alineaban delante del palco. Mientras el pueblo disfrutaba dejándose llevar por sus instintos primarios, el emperador y los ricos, los aristocráticos romanos de alta alcurnia, se sentaban en los palcos sin exaltaciones y con plena tranquilidad, dignos y siempre haciendo presunción de sus ostentosas joyas, ropajes y esposas. Los esclavos se acercaban a ellos dispuestos a servirles siempre una buena copa de vino, un vino rojo y transparente de un sabor y aroma digno de los dioses. Con esa copa grande y rebosante de alcohol, hablaban entre ellos de cualquier cosa excepto de la barbarie que a continuación se iba a dar, pues no tenía ningún significado para sus tan importantes y ocupadas vidas. Bebían gustosos y después de dar la presentación a todos los que presenciarían ese día la carnicería que les acontecería en pocos instantes, los perros que esa mañana iban a morir se despedían con dignidad mediante un saludo. Llevándose la mano al pecho hacían un gesto a su césar.

- "Los que van a morir te saludan"- Se inclinaban y el gran emperador se dignaba a dar unas palabras que provocaban la exaltación de la plebe, que animaba desbocada a que dieran comienzo los juegos. La ingenua plebe que no sabía que los días en los que el emperador daba rienda suelta a los juegos era para que ninguno de ellos se diera cuenta de la decadencia a la que iban cayendo. Para que no supieran como llegaron a  estar peor de lo que ya estaban, hasta que no vieran con sus caras en el suelo la mugrienta suciedad. Después de las sabías palabras del césar los gladiadores hacían otro gesto de obediencia y respeto y se marchaban.

Cualquiera diría que esta parte de nuestra historia había desaparecido hacía cientos de años, un par de milenios dirían muchos otros pero la realidad era otra, la verdad estaba ante sus ojos que veían ante ellos la reconstrucción de un anfiteatro que no era otra cosa que un recurso para divertir a sus invitados.

A diferencia del pasado, sus palcos estaban vacíos de plebeyos y llenos de buitres carroñeros ansiosos de sangre, de poder y de invulnerabilidad. Cada uno de los invitados se dispuso en primera fila para no perderse nada, con las mejores vistas a la carnicería que se produciría esa noche. Todos se sentaron dispuestos a que se dieran comienzos a los juegos y para no estropear el ambiente, el presentador, que presentó los juegos lo hizo como en antaño, con un aspecto digno de mofa y sus correspondientes túnicas romanas.

- "Buenas noches. Bienvenidos sean, damas..."- Hizo una reverencia- "Caballeros..."- Hizo otra reverencia. el hombre se movió como borracho y se dio un vuelta sobre sí mismo para acabar de frente una vez más- "Esta noche me dispongo de ofrecerles de uno de los mejores espectáculos que jamás podrán ver en sus vidas"- El hombre se dirigió hacia un lado y después hacia otro- "Me complace presentarles la segunda etapa de nuestros juegos. La lucha del ser humano contra las bestias"- El hombre señaló un lado y de allí se pudo ver como se subía una reja metálica- "El primer enfrentamiento será contra las bestias animales y habrá otro después, contra las bestias humanas. Hasta entonces les dejo, espero que disfruten de la diversión"- El hombre se retiró hacia un lado y lentamente se dio paso a la entrada de los supervivientes de la prueba anterior. De los diez anteriores sobrevivieron siete, un cifra bastante increíble pero cierta. Todos llevaban puestos unas piezas de cuero que protegían el pecho y poco más. Alrededor de sus brazos tenían una cinta donde estaba marcado el número que portaban desde el juego anterior. Ya no seguían con las máscaras puestas, ahora llevaban el rostro descubierto y a muy pocos les pasó desapercibida la presencia de la única mujer en ese retorcido juego.

- "De haberlo sabido me hubiera traído una cámara, uno nunca puede pillar a Meiling en una situación comprometida siempre que quiera"- Aunque la máscara le protegía el rostro, era bien evidente que sonreía, todo en su cuerpo lo indicaba e incluso cierto brillo en los ojos le delataban. Y por extraño que pareciera incluso Meiling, que evidentemente vio ese brillo en los ojos del individuo enmascarado, supo de quién se trataba cuando con sus ojos inspeccionó el palco en el que estaban todos esos detestables seres.

- "Calla"- Fue la única palabra de contestación de la persona de su izquierda.

- "¿Tú crees?"- La persona de su lado movió, casi imperceptiblemente, la cabeza y su mirada se pudo descifrar como inescrutablemente fría. Volvió su mirada al frente, hacia la mujer que se encontraba abajo y notó que su mirada se concentraba en él con una mueca de desagrado. Era evidente que le había reconocido e incluso en las circunstancias en las que se encontraba no disimulaba el disgusto que ella sentía al verle. ¿Por qué, después de tantos años, Meiling seguía sintiendo antipatía por él? Hasta ese momento seguía sin saber el porqué y tampoco era algo que le inquietara demasiado, después de todo su trato era el adecuado, mera y puramente profesional.

- "Abstente de comentarme tus opiniones, no es ni lugar ni momento adecuados"- Dijo su acompañante con su mirada clavada en la arena.

- "Para ti nunca hay lugar ni momento para nada"- Replicó mirando hacia un lado, desde hacía un buen rato que se sentía observado- "Parece que hemos llamado la atención de alguien"- Dijo entre dientes aún con su tono despreocupado y jocoso.

- "Lo sé"- Y no se volvió a pronunciar palabra sobre el asunto. El hombre que los había observado hasta ahora era el que antes estaba situado en los asientos del fondo. No disimulaba su interés por esos dos caballeros, es más, era ciertamente demasiado abierto en su interés por ellos. El hombre que los miraba con fijeza había captado algo en ellos, cierto aura de misterio que no supo describir con palabras, además sentía la intuición que esos dos hombres, porque estaba seguro de que eran hombres, planeaban algo, no sabía porqué, pero intuía que esa noche ocurriría algo y su intuición nunca le fallaba.

Los jugadores que estaban en la arena se arremolinaron uno junto a otros, formando una piña. Sobre la arena había saltado un león, de melena larga y bien poblada de unos brillantes cabellos. El animal soltó un rugido feroz y tras meter algo de miedo en el cuerpo de esos infelices con sus gruñidos se encaminó hacia un lado de donde ellos se encontraban. Sus ojos estaban fijos sobre ellos, eso era una de las reglas básicas de la naturaleza animal, jamás apartar la vista de tu presa. Los ojos del animal eran astutos, muchos piensan que el ser humano estaba en la cima de la escala evolutiva pero en esta clase de situaciones ¿quién era el que dominaba al otro? ¿de qué servía la inteligencia de uno cuando ese fiero león, evidentemente con hambre, podía saltar sobre ti en cualquier momento y arrancarte la penosa vida que era la que llevabas?

Meiling no se amedrentó, no lo había hecho en el pasado y esa noche no sería el comienzo. Era cierto que era una mujer muy impulsiva, que pensaba siempre en caliente, que se dejaba guiar por sus impulsos de ira y furia. Propensa a meterse en líos, era indomable, en realidad era casi como un animal salvaje, una mujer que se guiaba por instinto y nunca pensaba en las magnitudes de sus actos.

El león se movió hacia un lado cuando detrás de él le siguió otro de su misma especie. Abrió su enorme boca a modo de advertencia para mostrar esos enormes dientes que podían despellejar la piel de una persona en pocos segundos si se lo proponía. Ahora eran dos leones, intimidatorios, caminaban en sigilosa advertencia. Esta peligrosa danza era inquietante pues ninguno se atrevía a dar el siguiente paso. Los leones esperaban y los cautivos en el centro de la arena no tenían el valor de moverse. La mujer en ningún momento se mostró temerosa, se hallaba erguida en toda su altura, mostrando que la palabra miedo no entraba en su diccionario. Después de lo que pareció ser un siglo, lo que en realidad fueron quince minutos, se mostró lo que cabía esperar, la naturaleza humana no reaccionaba bien bajo presión. Uno de los jugadores no pudo contener la angustia de la quietud que tuvo que correr hacia un lado con la esperanza de encontrar un escondrijo, esto dio pie a que los animales no dudaran más y se encaminaran sobre sus presas.

- "¡No os separéis! ¡No os separéis!"- Pero los gritos de la joven china fueron en vano, el pánico se desató sobre ellos y los seis que la acompañaban se desperdigaron a distintos puntos de la arena para escapar de las poderosas garras y mandíbulas de sus depredadores. Meiling se quedó quieta en medio, sin moverse y contempló como los leones no se habían percatado de su existencia pues se dirigieron a los que escapan de ellos despavoridos. Era muy evidente lo que había pasado y los hombres que estaban en el palco empezaron a murmurar.

- "Ha sido sensata al permanecer quieta donde estaba"- Dijo una de las personas que ahí estaban, hombre o mujer era difícil de decir pues sus voces estaban distorsionadas por unos aparatos. Era evidente que en esa clase de acontecimientos el anonimato era indispensable.

- "Los leones han seguido el movimiento de las presas, al quedarse quieta no ha llamado la atención de los animales"- Comentó otro. Shaoran miraba como su prima se encontraba en el centro mirando impotente como los animales seguían cada uno a una persona. Cada león acorraló a un hombre. Cansados de correr uno cayó al suelo y el otro quedó acorralado con la pared detrás de él. Los otros cuatro escaparon de su atención y quedaron quietos mirando como los animales se tomaban su tiempo en abalanzarse sobre su comida.

- "No hagas ninguna estupidez Mei"- Murmuró Shaoran para sí mismo cuando vio a su prima.

El ambiente en el que habían crecido había estado siempre bajo la sombra de la muerte. Shaoran había sido criado y educado una manera diferente a la de su prima, pues no compartieron los momentos más importantes de su infancia, esos momentos que marcan la vida de un niño y moldean su carácter. No había pasado esa parte de su vida con su prima pese a que se conocían desde que eran unos críos en pañales, pero después habían pasado su vida juntos y conocía muy bien a Meiling y por eso era que sabía que su prima no soportaba el abuso de poder. Si estaba en su mano poder impedirlo, la joven lo daba todo para que nadie impusiera su poder sobre los demás con despotismo, un rasgo en Meiling que Shaoran debía agradecerle a su padre, pues era evidente que desde el día que su padre tomó la decisión de impedir que alguien ayudara a la hermana de Meiling, esta había creado un intenso odio hacia su padre y hacia las personas que imponían su poder de tal manera que no les importaba nada más que ellos mismos.

Shaoran vio como Meiling apretaba los puños y se resignaba  hacer un movimiento, por primera vez en su vida se estaba conteniendo de seguir a su corazón e inmediatamente supo la respuesta a tal comportamiento. La china de cabello azabache dio media vuelta y clavó sus ojos sobre ese detestable hombre. Dominic no pudo contener una sonrisa satisfecha. Esa mirada de profundo odio y desprecio hacia que su corazón se estremeciera y le hiciera revivir lo que había sucedido años atrás con la hermana de ella. Jamás gozó tanto con ninguna otra mujer y sabía que podría gozar de nuevo pero esta vez con la hermana pequeña. Seguro que era un ser igual de delicioso que la hermana, un plato exquisito el cual devorar.

El hombre que había tropezado y caído al suelo se arrastró sobre las arenas. Chillaba y gritaba desesperado en petición de ayuda.

- "¡Por favor! ¡Ayúdenme! ¡No quiero morir!"- Meiling se dio la vuelta para mirar a la persona que gritaba y pudo ver el momento en que el animal se abalanzaba sobre esa persona tendida sobre el suelo. El león no tuvo piedad alguna y con sus garras y su boca le hirieron profundamente, haciendo que se desangrara a una velocidad impresionante, el hombre no murió con rapidez pues iba siendo devorado lentamente, murió agonizando mientras el animal le abría el cuerpo y la sangre brotaba de su interior. Los otros jugadores apartaron la vista ante tal abominable escena, incluso algunos del palco tuvieron que apartar la mirada ante tal salvaje muerte. En cambio Meiling, Shaoran y Eriol permanecieron quietos e impávidos mirando como el hombre estaba siendo devorado. Era un espectáculo digno de una película, pero en la vida real era algo repugnante u horrendo.

- "¡Ah!"- Meiling movió la cabeza hacia otro lado con calma para ver como el otro hombre que había sido acorralado corría hacia un lado al ver el destino que le depararía si esa bestia lo atrapaba, sin embargo el animal se movió a más velocidad que el hombre y se atrapó inmediatamente después de que este hubiera salido disparado. Le empujó al suelo con las patas y después con la boca le atrapó el torso entre sus fauces, agitó la cabeza de un lado a otro y tiró el cuerpo a un lado, el hombre cayó pesado sobre el suelo y rodó hacia un lado. El animal miró hacia un lado al resto de las presas y estás dieron un paso detrás, después el animal fijó su mirada sobre la mujer que permanecía en el dentro de la arena y avanzó hacia ella. Meiling miró en los ojos del animal y este se detuvo, los dos estuvieron mirándose a los ojos del otro por un largo instante hasta que el animal descartó a Meiling como una presa y volvió hacia el hombre que había lanzado por los aires, aún seguía vivo pero eso no duraría mucho más y al igual que su compañero fue devorado entre lamentos y gritos de dolor. Después de que hubieran terminado con esos dos hombres salió un grupo de personas que mediante una carnaza y unas pistolas anestésicas en sus manos sacaron a esos dos casi saciados animales. En el suelo dejaron los restos de los dos muertos.

- "Vaya, vaya, supongo que ya habrá alguno que halla perdido una preciosa suma de dinero, pero no se preocupen, ahora, entre estos cinco supervivientes que quedan les doy la oportunidad de hacer una segunda puesta. Señores, señoras… ahora les están haciendo entrega de un ordenador, quien halla perdido y desea hacer una nueva apuesta puede hacerlo, quien quiera aumentar la apuesta que ya había hecho puede hacerlo y los que quieran retirarse en estos momentos por favor indíquenselo a las personas que ahora mismo les entregan los ordenadores"- A cada uno se le hizo entrega de un ordenador, algunos redoblaron sus apuestas, otros hicieron otras nuevas sin importarles la cantidad que en la primera habían perdido y unos pocos, se retiraron.

- "¿No aumentas tu apuesta?"- Preguntó Eriol a Shaoran.

- "No es necesario"- Shaoran le indicó a la persona que le pasó el aparato que no quería hacer ninguna apuesta nueva ni aumentar la que ya había realizado.

- "Ya puedo decir que Meiling es más fiera que un león"- La broma de Eriol no tenía gracia alguna pero eso no significaba que a él no le hiciera gracia- "¿Qué seguirá ahora?"- Una sombra se posó sobre los ojos de Li.

- "Una lucha a muerte"- Dijo sin dirigirse a nadie. Eriol sabía mejor que nadie que Shaoran conocía perfectamente en cuales juegos se enfrentaría Meiling ya que eran los mismos a los que se había enfrentado su hermana Mai Fan el día de su muerte. Jamás olvidaría la última vez que había visto a su prima.

- "Por favor, júramelo"

Aún no podía apartar de su mente los ojos suplicantes de Mai Fan, la mirada de tristeza y el calor de sus manos en las suyas cuando le hizo jurar en nombre de su honor como futuro líder del clan Dragón.

- "Ahora les ofrecemos la segunda parte de este segundo juego"- Dominic hizo un gesto hacia el aire y desde cinco puntos diferentes de la plaza en la que se encontraban los jugadores, se lanzaron cinco espadas, uno para cada uno. Los cuatro hombres se miraron aturdidos pero Meiling sabía de que se trataba este juego, lo sabía demasiado bien- "La prueba consiste en sobrevivir"- Dijo Dominic esta vez hacia las personas debajo de él, en la arena- "Tienen media hora, si dos de vosotros no ha muerto para entonces…"- Alzó las manos y ellos también alzaron la cabeza para mirar hacia arriba, donde hallaron varios tiradores situados a la orden de disparar- "… Nosotros nos encargaremos de que halla dos muertos. Es decisión suya quien va a morir. Y la cuenta empieza…"- Los cinco jugadores se miraron- "…Ya"- Todos salieron hacia diferentes puntos a coger las espadas que habían tirado dentro de la arena. Meiling no era partidaria de matar por matar pero en esta situación no podía escatimar en esos detalles, si ellos no iban a dudar en matarla ello no sería menos.

Todos llegaron casi a la vez, cogieron las espadas del suelo y se giraron, caminaron hacia el centro de la plaza. Era un lugar muy espacioso, solo con correr a ir por las espadas y regresar al centro habían empleado diez minutos del tiempo concedido. Ya en el centro, cada uno miró al otro, sin saber que movimiento hacer. Meiling miró a los cuatro hombres, se les veía mucho más demacrados que ella, seguramente llevaba más tiempo encerrados que ella y sabía que si eso era verdad entonces se hallarían desesperados, algo que no era bueno. Un hombre desesperado siempre acude a medidas desesperadas y si esas medidas requerían matar para sobrevivir no había duda de que ellos no esperarían sentados a la muerte. Tras solo un minuto de reflexión dos de los hombres se abalanzaron sobre Meiling, la joven sabía de anticipado que ella iba a ser la atacada, era evidente que su lógica no era muy difícil de seguir.

- "Era bastante evidente"- Comentó uno de los del palco.

- "Esos dos han ido directamente a por Meiling"- Dijo Eriol sin ningún atisbo de asombro.

- "Era de esperar"- Dijo Shaoran mirando como Meiling retrocedía ante los embates de sus dos atacantes- "su pensamiento es muy simple"- Meiling estaba retrayéndose esa noche, estaba demostrando una paciencia y una calma inusitada en ella- "Siendo la única mujer era de esperar que la atacaran a ella. Después de todo siempre se ha tenido a la mujer como el sexo débil"

- "Una decisión muy poco acertada en este caso"- Eriol observó que los otros dos hombres se habían enzarzado en una lucha entre ellos- "Considerar a Meiling como a una mujer cuando no es más que una arpía muy astuta"- Shaoran le miró de soslayo levantando una ceja, jamás había oído a Eriol referirse a su prima de esa manera- "En el buen sentido de la palabra claro"- Eriol seguía sonriendo bajo su máscara. En una cosa tenía razón Eriol. Su prima no podía considerarse una mujer, era una especie a parte y en estos momentos estaba demostrando que tras esa casi tranquila mirada estaba pergeñando algo, estaba dándole vueltas a algo. Como había dicho Eriol, era una 'arpía muy astuta'

- "Menos de quince minutos"- Dijo Shaoran contemplando la hora.

- "Le sobra tiempo"- Dijo Eriol. Al parecer Meiling estaba tardando más de lo habitual en librarse de esos cobardes, algo que sin duda también llamó la atención de Eriol. Los dos se abstuvieron de comentar nada, si Meiling estaba decidida a algo solo podía ser por una única razón.

- "Espero que todo esto le sirva de algo pues tengo la certeza de que él tiene otras cosas en mente"- Eriol miró al otro lado del que se encontraba Shaoran y vio como el embaucador que hechizó a la prima de Li estaba de un talante extraño. Callado y con la mirada puesta en la joven no paraba de tamborilear con los dedos sobre su pierna. Al parecer los papeles parecían tornarse pues la presa estaba mucho más tranquila que el cazador. Y ahora que pensaba en ello… ¿qué había sido de las otras dos presas? Eriol no pudo contener una sonrisa y mirar a su amigo a su lado, si ahora parecía más tranquilo y pensativo con el asunto de Meiling, apostaría su vida que ciertamente no se había olvidado de la pequeña tunante que le había embaucado. ¿Qué estarían haciendo ahora esas dos? No lo sabía con exactitud pero de una cosa estaba seguro, las dos estarían sanas y salvas. Conociendo a Tomoyo como pensaba que la había llegado a conocer durante esos días, ella no dejaría que su prima y mejor amiga estuviera en peligro y por consiguiente para conseguir eso, ella misma debía estar también sana y salva. Sin duda, una mujer con carácter, algo novedoso para Eriol, y algo que se presentaba ante él como un reto y algo que Eriol disfrutaba no era otra cosa que un buen reto y más si ese reto lo personificaba cierta belleza japonesa de pelo azabache y ojos de intenso zafiro.

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Ya iban siendo cuatro días desde que se había marchado de la mansión de Shaoran Li y aún no habían conseguido nada excepto una líder susceptible con ganas de disparar a la joven si veía el más mínimo indicio de traición.

Traición

Traición, por cierto, era una palabra muy fuerte para describir el acto que había hecho Sakura. Es verdad que había burlado la guardia de la mansión, escapado con total libertad y con una alarmante facilidad, y que decir que lo que había hecho era burlarse del mismo dueño y señor de la casa delante de sus narices. La verdad es que se podía decir que era una fugitiva pero… ¿de ahí a pasar a ser una traidora? No había hecho nada más que escapar de las garras de ese presuntuoso y libidinoso ser que era Shaoran. Era cierto que para ello tuvo que aplicar sus conocimientos sobre plantas, hacer un anestésico para poder dejarle dormido y poder escabullirse sin complicaciones, pero tampoco era como si le hubiera envenenado.

Se había mantenido atenta por las noticias que Faith le proporcionaba todos los días, era evidente que el hecho de que ella fuera la actual 'querida' de Shaoran la intranquilizaba mucho, más que el asunto del contrabando con las hierbas para la creación de la maldita droga. Hasta ahora jamás se había planteado en serio la posibilidad de que Shaoran fuera tan importante en el mundo de los clanes. Solo sabía que era rico, muy posiblemente un líder de clan, lo más probable era que fuera uno los miles de pequeños que hay en Hong Kong, pero esa actitud de Faith la pilló desprevenida y se preguntaba que poder podía tener Shaoran en Hong Kong o sobre los otros clanes. Si Sakura no recordaba mal en China había varios clanes muy importantes, el clan Tigre, el clan del Caballo Negro, el clan Serpiente y si no se equivocaba el clan Escorpión, recientemente apostado en Hong Kong tras un destierro de varios décadas y como no podía olvidarlo, el infame clan Dragón, el clan más poderoso en toda China. Todos esos malditos delincuentes, a veces no podía creer que en ese mundo hubiera tanto ser ambicioso y corrupto, tan vil y traicionero. Había caído en una contradicción, porque aún menos podía entender, qué hacía ella enredada con un líder de clan, a saber cual, y ayudando a otro líder de clan, todo por ese maldito y despreciable ser que le había arruinado la vida.

Sakura se quedó con las piernas cruzadas y las manos entrelazadas sobre su pecho, pensando en que todo jamás habría podido suceder si ella no hubiera sido tan estúpida de haber ido en ayuda de una persona herida y presuntamente peligrosa. Ahora entendía porque Tomoyo estaba siempre detrás de ella, tan pendiente de su bienestar. ¿Cómo podía ser tan condenadamente tonta? A veces se preguntaba si podía dejar de ser tan ilusa, después de haber visto lo que había visto y oído lo que había oído en esa vida, podía decir que estaba curada de ingenuidad, pero aquella noche… no supo porqué, pero debía ayudarle y… maldita sea… fue la mayor estupidez que pudo hacer en toda su vida. No solo la secuestró más tarde sino que ahora la reclamaba como suya, como si se tratara de un objeto nuevo que acababa de adquirir, era exasperante, se le subían los colores de furia. Era un petulante engreído y para colmo ella había caído como una tonta, una estúpida, una… ¿Cómo podía decirse que era una mujer inteligente del siglo XXI cuando caía como una imbécil al mínimo roce de sus manos o al solo olor de su aroma? Había trastocado toda su vida, la había sumergido en un mundo que no quería volver a pisar y la había convertido en su 'querida', en su 'fulana' de turno.

- "Maldita sea…"

Tomoyo la miró contrariada, últimamente su amiga estaba de un extraño humor. La joven pudo ver que a cada momento su entrecejo se hundía más y más en la oscuridad, como si se debatiera por algo crucial, pero se abstuvo de preguntarle el motivo, era evidente que lo que la intranquilizaba era un asunto personal y muy íntimo, sino ya se lo habría preguntado. Por eso ella también se encontraba algo enfurruñada, le molestaba el hecho de que ya no le contara las cosas tan abiertamente como antes, algo la molestaba y quería contárselo, pero lo que más la enfurecía era el hecho de que sabía perfectamente porqué estaba así, no había que ser muy aguda para darse cuenta que la cosa rondaba por cierto hombre chino de pelo castaño y ojos profundos, del color de las hojas en otoño. Tomoyo suspiró desalentada, sabía que la cosa acabaría en desgracia, solo esperaba que antes de que surgiera esa desgracia pudiera estar ahí para evitarla. Una cosa que había aprendido cuando era niña era a estar cerca de sus amigos, pero más cerca aún de sus enemigos para anticiparse de cualquier desaventurado encuentro.

Sakura no podía consigo misma, ya no podía odiar a ese libidinoso hombre sino que se odiaba a sí misma por no encontrar fuerzas para resistirse a él. ¿Cuánto había estado con él? ¿Tres semanas? Apenas ese tiempo y ya había hecho que en su mente no pensara en otra cosa que no fuera él.

- "Maldito libidinoso desgraciado…"

Otra vez le volvía a echar la culpa a él cuando era ella la que no podía dominarse. Porque era tan débil como para no aceptar sus propias debilidades y defectos. Había caído en desgracia como una tonta, se encontraba jugando al ajedrez con un maestro en su propio campo y con sus propias fichas mientras ella era una novata, menos que una novata, pues su relación con los hombres no había sobrepasado a los besos castos y este hombre ya había pasado esa línea con creces.

En toda su vida solo había tenido cuatro relaciones con hombres, todas muy cortas y todas muy inocentes, en realidad debía de contar tres pues una de ellas solo fue una mera estratagema que tuvo un impertinente para acercarse a Tomoyo. ¿Cuándo se daría cuenta la gente que era ciega, no estúpida? No había que ser un lince para ver que el muy patán le ofrecía más atenciones a Tomoyo que a ella misma. Aún así sonrió al recuerdo de esa relación, como le hubiera gustado ver la cara que puso este al soltarle todo lo que opinaba de él y después cerrarle la puerta en sus narices.

Sakura contuvo la risa y tosió un poco, Tomoyo la observó con curiosidad mientras levantaba una ceja. Sakura siguió con sus pensamientos, encauzándolos de nuevo al tema que la estaba perturbando, Shaoran Li. De acuerdo que era una chica inexperta, pero no era una mojigata y además en esos tiempos sabía lo que debía saber sobre una relación, de acuerdo que jamás se había planteado llegar a ciertos niveles en sus anteriores relaciones pero en esta, si es que la podía llamar relación, había saltado directamente a la piscina, sin flotador y sin nada. Apenas se conocían y él ya pensaba no en saltar sobre ella sino a estar entre sus piernas. Sakura se sonrojó y tosió levemente. Tomoyo la volvió a mirar y esta vez vio que sus mejillas tenían cierto color rosado.

- "¿Estás bien Sakura?"- Preguntó Tomoyo con cierta preocupación.

- "Sí, no es nada"- Tomoyo afirmó con la cabeza mientras giraba su cabeza hacia la pantalla del ordenador.

Sakura se mordió el labio inferior y empezó a insultarse mentalmente, ¿desde cuándo pensaba como una de esas frescas? Estar con ese libidinoso la empezaba a afectar y ante este pensamiento volvió a insultarse. Ella y solo ella era culpable de sus actos y sus pensamientos, aunque la verdad es que era mucho más fácil culpar a ese libertino.

Sakura pensó en el hecho de que él la deseara, era algo novedoso, jamás ningún otro hombre le había declarado que sentía pasión por ella y aún recordaba ese primer beso, que decir que ese fue el primer beso que la dieron, el verdadero primer beso, los demás la habían besado pero de una forma que no la hacían sentir escalofríos, sin duda alguna Shaoran puede decirse que fue el primero en besarla de verdad, como un hombre besa a una mujer que desea, eso no se lo quitaría nadie. Su primer beso fue el que Shaoran le robó esa noche.

Pero… En cambio… que esos sentimientos se lo inspiraran un hombre el cual en esos momentos tenía una amante, corrección, una novia a su lado y que había tenido con anterioridad otras muchas más no era nada alentador. ¿Qué le había atraído de ella? ¿Su físico? No podía decirlo con certeza pues desde hacía ocho años que no se miraba en un espejo. Aún recordaba la cena con esa descarada lagarta, ¡cómo olvidarlo! La mujerzuela la había dejado por los suelos, ¡cómo si acaso supiera algo de ella! Pero en cierta manera sentía envidia de ella, conocía mejor a Shaoran y había estado con él, sabía como era, no como ella que lo desconocía todo sobre él. Si solo sabía su nombre, que era un ser posesivo, libidinoso y… otros muchos calificativos, pero además de eso, no sabía ni su apellido. Sakura separó sus brazos e inclinó su cuerpo hacia delante, poyando su barbilla sobre su mano mientras el codo reposaba sobre la mesa.

- "Sakura…"- La joven de ojos verdes volvió al mundo real- "Es Saiko"- Sakura acercó su silla a la de Tomoyo y pasó sus dedos por el tablero braille que había en el teclado, leyendo lo que decía la abogada.

- "¿Varios muertos?"- Tomoyo leía junto a Sakura lo que Saiko les estaba escribiendo- "¿Por causa natural?"

- "No puede ser por causa natural teniendo solo veintitantos años, es físicamente imposible que una persona joven, de buena salud y sin alguna enfermedad aparente muera por 'causa natural'"- Las dos siguieron calladas- "Fíjate por donde… aquí tenemos una pista fiable, cierto caballero occidental ha sido visto rondando los clanes de Japón"- Sakura se separó del teclado.

- "¿Japón? Al parecer si que se mueve este hombre. Pregúntale a Saiko si sabe algo más de ese caballero, su físico… su nombre…"- Tomoyo tecleó lo que Sakura le pidió y la contestación llegó inmediatamente.

- "Por lo que la han dicho es un caballero bien parecido, rubio, de ojos azules y con una lesión en el brazo. Saiko dice que le ha llamado la atención porque ha ido a visitar a la mayoría de los clanes exceptuando…"

- "El clan Fénix"- completó Sakura con un ceño.

- "Es evidente que es nuestro caballero"

- "Pero no tan evidente la razón que se halla dejado mostrar"- A Sakura le inquietaba ese hecho, tras días de exhaustiva búsqueda de ese hombre no habían encontrado nada de él y ahora de repente y salido de la nada aparecía y nada más ni menos que en Japón.

- "Quizá piense que anda seguro"- Dijo Tomoyo sin mucha convicción.

- "Lo dudo"- Sakura quedó callada y pensativa, que el hombre se presentara así sin más era muy sospechoso.

- "Saiko nos recuerda que debemos tener cuidado y también dice que recordemos que este año se celebra la reunión para la renovación del Pacto"- Sakura quedó callada.

- "¿Sabe donde y cuándo se celebrará?"

- "De momento sigue siendo una incógnita, solo puede asegurarnos que va a ser en Hong Kong por petición de uno de los clanes, para que no suceda un altercado como el de la última vez"- Dijo Tomoyo mientras le transmitía lo que Saiko les decía.

- "Dale las gracias y dile que un día de estos me tiene que decir de donde saca toda esa información"- Tomoyo miró a Sakura y curvó sus labios en un pequeña sonrisa.

- "Sakura… trabaja para mi madre"- Dijo como si con eso explicase todo.

- "La tía Sonomi, como no"- Y Tomoyo y Sakura recordaron la frase que siempre decía.

- "'La perfección es la base para todo'"- Con esa frase la madre de Tomoyo quería dar a entender que si en algo alcanzabas la perfección no había nada que impidiera el plan mejor trazado o encontrar la mejor información. Si no se alcanzaba la perfección no se podía conseguir lo mejor de lo mejor.

- "Y como no, Saiko es la mejor en su trabajo"

- "¿Cuidar de nosotras?"- Dijo con una sonrisa.

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Solo quedaban cinco minutos más para que acabase el combate. Los dos hombres seguían persistiendo en su combate en contra de Meiling, insistían una y otra vez intentando desbancar a Meiling y matarla antes de que el tiempo se acabara y que la posibilidad de que uno de ellos acabara muerto recayera sobre sus cabezas. Durante el tiempo que habían dispuesto para matarla no habían logrado nada más que hacerle un par de rasguños. Meiling que con toda la fuerza del mundo se había resistido había soportado las embestidas con entereza, sin flaquear en ningún momento, pero era agotador combatir ella sola contra dos hombres, aunque fuera una entendida en artes marciales y en combates con armas no estaba acostumbrada a esta clase de lucha con espada, el único que era entendido e incluso un maestro en estas lides era su primo pues se entrenaba todos los días o al menos eso intentaba, en cambio ella dejó de practicar algunas clase de lucha como la que necesitaba el empleo de espada cuando pasaba por la edad de la adolescencia. Después de cumplir los 16 años dejó de entrenarse con tanta frecuencia como antes e hizo lo que mejor se le daba, salir a la calle y vagabundear por ellas durante horas, o días.

A la muerte de su hermana nadie se preocupó por ella. El día que su hermana desapareció Meiling había estado escuchando la conversación que había tenido su tío con sus más leales subordinados y sus propios padres. Al oír de los labios de su tío que no merecía la pena salir en ayuda de una traidora la pequeña había encolerizado, armó un escándalo en la casa, su madre indignada la había abofeteado y finalmente la pequeña había decidido salir por sí misma y rescatarla. Había pasado días caminando por las calles de Hong Kong, sin más protección que la que ella misma podía tener. Sin dinero, sin medios con que encontrar a su hermana, sin comida, ni agua llegó a las calles más desoladas y peligrosas de Hong Kong. Agotada y cansada se había dejado caer sobre el suelo, sobre el mugriento suelo, negrecido por la suciedad, viscoso de la basura que tiraban al suelo, de la humedad de la lluvia que parecía no abandonar del todo ese lugar. Meiling estaba sucia, hambrienta y muy triste, pero sobre todo estaba dolida y furiosa.

- "Sal de aquí cría, este es mi rincón"- Un hombre con una gabardina marrón ennegrecida y harapienta, con remiendos y agujeros se acercó a la niña y le miró amenazadoramente. Meiling levantó la cabeza para mirar al señor pero ignoró la advertencia del hombre. El señor se sentó a su lado y sacó un cigarrillo- "¿Te has escapado de casa?"- Le preguntó el hombre. El señor tenía la cabeza mirando al cielo. Tenía la cara ocultada por una barba negra encanecida, los dedos manchados y las uñas oscuras, con la suciedad bajo ellas.

- "No es asunto suyo viejo"- Dijo la niña formándose un ceño en su cara.

- "Pero mira que tenemos aquí, una cría maleducada e insolente que se atreve a responderme después de ocupar mi lugar"- El hombre apagó el cigarro y se lo volvió a guardar pues no había terminado con él- "Mira pequeña, este es mi territorio y nadie se queda aquí vivo después de responderme de esa manera, me da lo mismo que seas una niña"- Meiling le miró y su ceño desapareció, el hombre miró a los ojos de la niña y pudo ver algo en ellos antinatural en una persona como ella, en una niña que apenas conocía la vida.

- "No tengo miedo"- El hombre vio un alma desolada en esa niña, la miró mejor y vio que estaba sucia, pero llevaba un vestido de una calidad excelente. ¿Qué hacía una niña de una casa bien en un lugar así? Más exactamente la pregunta era ¿qué había inducido a la niña a dejar un lugar que era muchísimo mejor que el lugar en el que estaba ahora?

- "Así que no me tienes miedo…"- Dijo el hombre con una sonrisa torcida por el comentario de la niña, ni el más osado de los vagabundos de ese lugar se había atrevido a decirle eso.

- "No. Le tengo miedo…"- El hombre dejó de sonreír- "Lo que no le tengo miedo es a morir"- El hombre no supo porqué, pero por primera vez se sintió mal, sintió algo que le conmovía por dentro.

- "Pequeña, qué bobadas estás diciendo"- Dejó escapar una risita tonta como para suavizar el ambiente tan negro que rodeaba a la niña.

- "Quiero morir"- Los ojos de la niña empezaron a empañarse y las lágrimas cayeron por sus ojos después de días, después de tantos días.

- "¿Cómo puedes desear morir su apenas acabas de nacer?"- El hombre apoyó su mano sobre la cabeza de la niña e hizo que se apoyara en su pecho. La pequeña agarró la tela con fuerza y dejó a su llanto libre- "¿Cómo puedes desear morir?"- Se dijo esto último para sí mismo. Aún podía recordar su vida antes de acabar en las calles. Él antes tenía un nombre, una casa, una familia, ahora ya no era nadie, como una niña tan pequeña podía decir esas cosas. Meiling quedó dormida sobre el desconocido y cuando despertó se encontró sobre un colchón y con unas mantas que la tapaban. Se sentó de golpe sobre la improvisada cama y miró a su alrededor, en ese preciso instante oyó un ruido de un rincón y vio en él un hombre sentado y leyendo un periódico.

- "¿Dónde estoy?"- Preguntó la niña con voz arisca.

- "Mirad lo que nos regala esta mañana. Por fin a despertado la princesita"- El hombre no dejó de leer el periódico.

- "No sé lo que quiera de mi pero le aseguro que cuando mi her…"- Meiling se calló de inmediato y bajó la mirada. El hombre dobló el periódico y lo dejó sobre una mesa raída y vieja.

- "No sé que te ha inducido a andar por estas callejuelas pequeña, pero será mejor que vuelvas a la calidez de tu hogar, seguro que tu familia te echa de menos"- Dijo el hombre. Se levantó hacia la improvisada cocina, que constaba de una trípode de metal que sostenía una cacerola y donde había un pequeño fuego debajo.

- "Yo no tengo hogar a donde ir y toda mi familia ha muerto"- Dijo la pequeña con tristeza.

- "Pues por tus ropas diría que al menos vives con comodidad"- El vagabundo cogió el cigarrillo a medio acabar y lo encendió.

- "La casa en donde vivo no hay más que malas personas. Mis padres, mi tío… la única familia que tenía era mi hermana y me abandonó"- Dijo con pesar.

- "Entonces no puedes decir que tu familia a muerto, tus padres viven, tienes a tu tío y tu hermana no está muerta, solo se ha ido. Dramatizas demasiado princesita"- El hombre vio como el agua hervía y echó la pasta dentro del agua.

- "Mi hermana se marchó con un hombre que solo la utiliza, ahora debe estar muerta"- Al hombre le asombraba con que facilidad hablaba esa pequeña de la muerte, con tanta ligereza- "Mis padres jamás me han criado, mi madre solo me tuvo y después se olvidaron de mi. Mi tío solo se preocupa de sus negocios y si su familia no le conviene en sus asuntos, no temblaría si tuviera que matarlos"- El viejo de lo asombrado que estaba no se percató de que el cigarrillo estaba acercándose peligrosamente a su final. Se quemó y tiró lo que quedaba al suelo, soltando un improperio por el camino.

- "¡Mierda!"- El hombre miró a la niña que le miraba con una ceja levantada.

- "Fumar le matará"- Dijo con parsimoniosa tranquilidad.

- "Antes de morir por el tabaco moriré en estas asquerosas calles"- Dijo enfadado por el comentario de la niña. Ya había oído esa frase miles de veces en el pasado- "No puedo decir que tu familia sea un encanto pero tampoco es para desear morir"- Dijo mirando su comida. Cuando ya estuvo lista la pasta sacó la cacerola del fuego y puso una sartén.

- "Quiero morir, quiero morir y decirle a mi hermana cuanto la odio"- El hombre levantó levemente la cabeza y vio como la pequeña apretaba los puños- "Deseo que sepa que l odio por lo que me ha hecho, deseo que sepa que la odio… la odio"- El hombre solo suspiró- "Me abandonó por otra persona y ha dejado que la mataran, lo sé. Estoy segura de que ahora está muerta, eso es lo que dijo mi tío y él nunca se equivoca. Me abandonó por otra persona y ahora me deja sola en este mundo. Es una mala persona, me ha dejado totalmente sola. La odio"- El hombre supo que las palabras que la niña empleaba eran de furia y dolor, el resentimiento que dejaba la muerte, el dolor de no haber podido despedirse de alguien antes de que partiera hacia el otro lado que separaba este mundo del otro.

- "Pues odia, grita y llora, deja que tu alma se libere de toda esa carga que llevas soportando"- Las palabras del hombre desataron el torbellino de emociones que guardaba la pequeña. Lloró y lloró durante días y noches, no dejó de gritar y culpar al fantasma de su hermana hasta pasados varios días. Exhausta descansó y cuando volvió a despertar el hombre le ofreció una copiosa taza de tallarines, la pequeña comió y repitió plato. Después le miró con la cara sonrojada.

- "Gracias…"- El hombre asintió- "… por todo"- El hombre no dijo nada. A la mañana siguiente la pequeña había desaparecido, el hombre vio que en la pequeña cama las mantas estaban dobladas y pensó que la pequeña habría vuelto a su casa, sin embargo la pequeña no había vuelto a casa sino que había marchado por las calles de Hong Kong, después de varios meses de haber sobrevivido a las duras calles de Hong Kong paró delante de las puertas de la casa de su tío. Ahora su espíritu era más fuerte y su determinación más dura que antes, tenía un objetivo que alcanzar. Hacer pagar a todos el dolor que su hermana había sufrido.

Meiling luchaba contra esos dos hombres con un ceño en sus cejas. Si había sobrevivido a las duras calles siendo solo una niña de 7 años ahora no se amedrentaría por un par de estúpidos que creían que por ser mujer iba a ser menos que ellos. La joven paró un golpe de una de las espadas y con un giro rompió la hoja de esta, el hombre retrocedió por la fuerza con una expresión anonadada, el otro embistió inmediatamente después que este la hubiera atacado y Meiling también había parado el golpe, levantó la pierna y lanzó una patada a la tripa de este segundo atacante. El hombre cayó al suelo y la espada escapó de su mano hacia un lado.

- "Ya es la hora"- Dijo Eriol al ver que el tiempo y se acababa. Shaoran miró con fijeza a su prima y supo inmediatamente que esa noche era especialmente peligrosa. Conocía a su prima muy bien y desde que eran pequeños se habían llevado relativamente bien. Cuando ella se escapó él no hizo nada para impedirlo, si quería escapar, no lo iba a impedir, era la opción de ella si quería o no quedarse y luchar o marcharse y huir. Sabía que había hecho una promesa pero si él veía que Meiling era tan débil como para escapar no se molestaría en hacer nada. Para cuando la muchacha hubo vuelto él ya estaba encerrado en una de las alas de la mansión, pero se encargó de cumplir con su promesa aunque no lo pudiera hacer personalmente.

- "Pronto Meiling, muy pronto verás como se cumplen tus deseos"- Aún podía recordar el día que había salido de su encierro. Había visto en la mirada de su prima una mirada de cautela, sin duda pensaba que si su padre era ese mísero ser que dejó morir a su hermana él no podía discernir mucho de aquel monstruo. Primo y prima mantuvieron distancias, los dos tuvieron la cautela de mantenerse alejados, pero el fortuito destino quiso que los dos acabaran entendiéndose, que cada uno acabara entendiendo por lo que el otro cargaba. Meiling cargaba por el peso de una muerte, Shaoran cargaba el peso de sus antepasados en sus hombros y también de los errores de su padre junto con sus buenos criterios.

El verdadero legado que su padre le cedió fue la reputación del gran líder del clan Dragón. El ser más despreciable que uno pudiera haber conocido jamás, un ser que arruinó la vida de cinco niños. Un ser que jamás jugó con las cartas que el destino le repartió, sino que jugó con cartas de su propia baraja y finalmente alcanzó lo que quiso, ser inmortal…

Un ser inmortal en el recuerdo de todos, por su despreciable forma de ser. Cinco niños unidos por un solo hombre, por el hombre que arruinó sus vidas: Un frío gobernante con sed de grandeza, un guerrero impulsivo con sed de venganza, un jugador con sed de diversión, un repudiado con sed venganza y un fantasma que buscaba pagar cuentas pendientes.

La mano del destino jamás fue tan bien manipulada como había sido con la mano del odio.

Los dos hombres acorralaron a Meiling que en todo momento se dispuso en forma defensiva, no atacó en ningún momento, se mantuvo templada y calmada, como si estuviera esperando algo que jamás llegaría. La joven los miró con repulsión, en esos momentos no podía nada más que sentir lástima por ellos, por la simpleza de sus actos y por ello la predisposición a ser derrotados con mayor facilidad, pues de las mentes simples solo salen ideas sencillas, ideas equivocadas. Verse obligados a recurrir a esa táctica era de lo más repugnante, era lo más bajo que podía haber llegado a caer un hombre. Los miraba y no supo seguir mirándoles a la cara sin tener ganas de destrozarla. Se irguió en toda su altura, aun pese a no ser una mujer alta, tampoco excesivamente bajita, y levantó la cabeza, solemne. Bajó el brazo y dejó que la espada cayera sostenida sobre su mano a un lado de su cuerpo. Los hombres pensaron que la joven había abierto los ojos y había visto la superioridad de su fuerza, la fortaleza superior de los hombres sobre las mujeres. Meiling se preparó a que los dos la atacaran y sin escrúpulo alguno lo hicieron.

El ser humano es un ser egoísta por naturaleza, es un ser que aunque pretenda convertirse en algo mejor jamás podrá llegar a serlo. Si le hicieran decidir entre su vida y la vida de otra persona solo tendrá dos opciones a las cuales optar, morir o dejar que el otro muriera, y fuera cual fuese la respuesta sería siempre un acto egoísta. Un ser egoísta hasta la muerte. La razón a esta explicación es muy simple: Si eliges vivir es porque para ti tu vida es más importante que la de otra persona, y si eliges morir es por el simple hecho de que la existencia de esa otra persona es tan importante para ti que no soportarías el dolor de perderla. En el primer caso eliges escapar de la muerte, en el segundo eliges escapar al dolor, siempre optando de manera egoísta para escapar de tus temores. Siempre pensando de una manera egoísta, solo en tu persona, solo en ti misma.

Meiling vio como los dos hombres levantaban los brazos y corrían hacia ella dispuesta a descuartizarla por el hecho de querer sobrevivir. Sin embargo, todo el espectáculo llegó a su final, en un solo segundo dos vidas fueron sesgadas. Dos disparos fueron efectuados a la orden de un solo hombre. Un solo hombre decidió sobre la vida de dos personas, como Dios juega con los humanos. Dos cuerpos cayeron sobre el suelo y no hubo más sonido que ese, dos ruidos ensordecedores que cortaron el aire y casi las respiraciones de todos. Los apostantes se quedaron con la mirada fija en la arena donde los cuerpos ya no se movían, los disparos habían sido limpios y exactos, directos a la cabeza, donde no cabía duda de que la muerte sería inmediata e indolora, algo que esos dos muertos debían agradecer desde el otro lado.

Meiling vio a los dos hombres tumbados frente a ella, su última exhalación fue para matarla y ahora estaban muertos. La muchacha caminó hacia ellos y desde arriba miró hacia abajo, vio un orificio en la cabeza de cada uno y el rostro de la muerte grabada en sus facciones. La mujer dio una patada sobre la tierra y levantó la cabeza hacia el palco. Dominic estaba de pie mirando a la mujer que estaba abajo. Los espectadores empezaron a moverse y solo uno se atrevió a preguntar eso que rondaba por la cabeza de todos.

- "¿Por qué esos dos hombres?"- Dijo alguien entre la multitud sentada. Dominic que miraba a Meiling giró la cabeza hacia un lado y después dio media vuelta. Se paró antes de salir, al lado de su silla y apoyó su mano sobre ella.

- "Subestimar al adversario es síntoma de debilidad"- Fueron sus últimas palabras antes de dar por terminada esta segunda prueba o juego. Los apostantes se levantaron detrás de él y todos salieron. Dos personas quedaron detrás, quietos, mirando abajo.

En la arena habían saltado varias personas y habían atrapado a los tres jugadores que quedaban. Meiling los miró hostil y se resistió durante un momento pero finalmente recobró la calma y decidió seguirles mansamente. Antes de salir de esa reconstrucción romana levantó la cabeza y se encontró con un par de ojos. Volvió la cabeza al frente rápidamente para ver hacia donde iba y ante ella observó como la oscuridad volvía a ceñirse sobre ella. A la joven la tiraron sobre el frío suelo de piedra y la pusieron los grilletes en muñecas y tobillos.

- "¿Dónde me lleváis?"- Dijo al ver que la llevaban por otra dirección diferente a la de los otros dos hombres que habían sobrevivido.

- "Está será la última oportunidad de suplicar por tu vida"- Dijo uno de sus carceleros- "No lo estropees esta vez"- Meiling caminó empujada por esos dos hombres hacia, por lo que el hombre había dicho, su 'última oportunidad de suplicar por su vida'.

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En otra parte de la ciudad podía oírse los ruidos de buena cristalería romperse, un jarrón de gran antigüedad hacerse añicos, almohadas y telas rasgándose. En ese mismo lugar una planta abajo había un hombre trabajando, o al menos eso era lo que el caballero intentaba. Desde que había llegado había oído gritos y objetos restallar contra paredes y suelo. Al principio cuando vio la expresión de su hija la volver a casa quiso saber que era lo que había sucedido pero más tarde decidió que sería menos peligroso para su vida estar en su despacho haciendo el trabajo que le había sido mandado.

Con una taza de café sobre la mesa estaba ojeando diversos papeles cuando un leve golpe en la puerta le hizo levantar la cabeza sobre los papeles, aunque la verdad era que no había podido concentrarse con todo ese alboroto que tenía sobre su cabeza.

- "Pase"- Dijo dejando escapar un suspiro. Una doncella ya entrada en edad, pelo plateado y de pose augusta entró en el cuarto.

- "Señor, siento molestarle"- Dijo con tono severo.

- "No pasa nada, de todas maneras no he podido concentrarme"- El hombre hizo seña de que pasara y cerrara la puerta detrás de ella. La mujer llegó hasta la mesa, delante de él y con mirada regia quedó callada esperando la orden de su señor- "Cuénteme que le trae aquí señora Williams"- Dijo el hombre a su ama de llaves.

- "Debo quejarme señor Fox"- La mujer levantó la ceja al oír otro golpe desde la planta de arriba- "Tal vez a usted no le moleste la pérdida de grandes y valiosas obras de esta familia, señor, pero debe pedirle, es más, le exijo que haga que la señorita deje de tirar todas esos valiosos objetos"- Adam Fox dejó escapar un suspiro y se llevó una mano a la frente, con los dedos se frotó la frente ligeramente arrugada. El humor de su hija había sido tormentoso cuando esta llegó de vuelta al hogar pero era incapaz de hacer frente a esos cambios de humor de su hija. Desde que ella había nacido la que se ocupada de calmarla y tranquilizarla había sido su esposa, después de su muerte el se había quedado al cargo de la niña, pero simplemente ignoró cualquier asunto que concernía a la pequeña, si en algún momento la niña le molestaba solo tenía que conseguirle algo que deseara y así la mantenía tranquila y contenta. Ahora sabía que no todo podía comprarse, la tranquilidad de esa casa, por ejemplo, era algo muy delicado pues la tranquilidad de la casa dependía de la tranquilidad del estado de humor de la señorita.

- "Seguramente en un par de horas se le pasará"- Dijo el hombre no muy convencido.

- "Eso dijo hace tres horas, ya es de noche y algunos en esta casa necesitamos descansar, señor. Trabajo en esta mansión desde que la madre de su difunta esposa era una adolescente y jamás, jamás hemos tenido que soportar estos desplantes. Las doncellas no pueden entrar en el cuarto de la señorita por miedo a recibir un golpe y no podemos esperar a que la señorita se decida a parar para seguir con nuestras obligaciones. Somos criados no esclavos, señor"- El hombre era tolerante con las opiniones de la señora Williams, que tras años era la única persona del servicio que no les había abandonado o que había sido despedida. Su sinceridad era apreciada aunque le molestaba que una mera criada le enseñara lecciones de educación o moralidad.

- "Dígales a las doncellas que se retiren a descansar, que se ocupen mañana del destrozo que hay causado Lara"- Dijo el hombre resignado.

- "Y otra cosa señor, estamos para limpiar la suciedad de la casa, no a reparar destrozos"- El hombre le miró ceñudo pero no dijo nada.

- "Lo tendré en cuenta señora Williams, si no necesita nada más…"- La ama de casa se retiró y el hombre dejó escapar un respiro cuando esta cerró la puerta. Adam Fox oyó un grito de arriba y miró al techo- "Que hubieras hecho tú en esta situación querida…"

Arriba, en la habitación que era el centro de todo el caos en esa casa, una joven estaba en el centro de una habitación de color pastel. En el suelo había trozos de tela, pedazos de jarrones, un cuadro tirado en el suelo, un espejo de un tocador hecho añicos y algunos objetos tirados por toda la habitación. Lara, que aún vestía la ropa que había llevado esa tarde cuando fue de visita a la mansión Li, tenía el cabello alborotado y en su mano tenía una copa de vino que del movimiento había derramado algunas gotas sobre la cara alfombra, seguramente serían unas manchas muy difíciles de sacar más tarde.

- "¡Como se ha atrevido!"- Repetía por enésima vez esa noche- "¡¿Quién se ha creído que es?!"- Se dirigió hacia el tocador destrozado y cogió la botella que había allí, se sirvió otra copa y bebió- "¡A mi nadie me hace esto, ni mucho menos tú!"- La joven caminó hacia el otro lado de la habitación y se tiró sobre la cama, derramando algo de mino sobre las sábanas.

La joven caminaba decidida hacia despacho de Li, Eriol no era nadie para decirle si debía ir o no a ver a Shaoran y Victoria tampoco era quien para decirle lo que debía o no hace. Si ella quería ir a ver a Shaoran Li a su despacho lo haría, era su novio y nadie impediría que le viera.

La mujer llegó al despacho y abrió la puerta del cuarto sin antes darse a presentar o sin ni siquiera tocar la puerta, solo abrió la puerta y entró al cuarto sin más ni más. Lo que encontró dentro fue lo que buscaba, al joven sobre el sillón. Había algo dibujado en su rostro, una expresión que no había visto antes pero no le dio importancia. Cerró la puerta detrás de ella con delicadeza.

- "Hola, Shaoran"- Al sonido de su voz el hombre se puso ceñudo. Levantó su mirada que hasta entonces miraba a la nada.

- "Lara te he dicho muchas veces que no me llames por mi nombre de pila"- El hombre no se molestó en darle mucha más atención- "Y no vuelvas a entrar sin llamar antes, ahora vete"- El hombre dio por zanjada la discusión pero Lara entró al despacho hasta quedar delante del escritorio. Shaoran miró a la mujer levantando una ceja- "¿No me has oído?"- Lara posó un dedo sobre el borde del escritorio y fe recorriéndolo con el dedo a medida que seguía caminando hasta bordear el mueble y quedar al otro lado. Shaoran giró la silla y quedó frente a ella. Lara le miró con sonrisa sinuosa.

- "Pero eso no es lo que realmente quieres"- Dijo acercándose a él. Quedó delante de él y se paso el cabello hacia un lado. Su mano derecha fue hacia su rostro mientras que su pierna derecha se elevaba, su rodilla se deslizó sobre el muslo del hombre y apoyó su peso delicadamente sobre el cuerpo de él, haciendo que sus pechos se apretaran tentadores sobre el pecho del hombre. Hizo que se recostara hacia atrás y le besó en la boca. Fue un beso provocativo, un beso sensual para empezar con la tentación. Lara intentó profundizar el beso pero vio que no obtenía respuesta de él. Abrió los ojos y vio que los ojos de él estaban aún abiertos y que no había ninguna llama de calor en ellos, ni calor de deseo ni siquiera calor humano, solo un frío, un frío desolador.

- "Si solo has venido para esto será mejor que te vayas"- La joven no cedió y le empezó a abrir la ropa. Primero se deshizo de la camisa y luego siguió con los pantalones, como vio que no surtía el efecto deseado decidió optar por otra táctica y ahora la que empezó a desvestirse fue ella. Desabrochó un par de botones y cogió la mano de Shaoran, sin embargo este se deshizo de su insistencia quitándose de la garra que era su mano y empujándola lejos de él. La joven se tambaleó y le miró con airada furia.

- "¡Como te atreves!"- Le miró con furia y él la ignoró.

- "Márchate, en estos momentos no estoy de humor para tus estúpidos juegos"- Lara se acercó de nuevo a él y antes de poder soltarle un bofetón él se levantó y le paró la mano- "Piénsalo bien antes de volver a intentar hacer algo semejante"- La mirada de Li era dura y carente de sentimientos, sintió un temblor que le recorría el cuerpo pero no se dejó intimidar, se soltó la muñeca y se dio media vuelta, cuando fue a abrir la puerta se dio media vuelta y se hizo con un jarrón de la habitación y lo tiró hacia el hombre. Shaoran lo esquivó sin problemas, ese jarrón más lo que vino después, una lámpara, algunos libros y todo lo que se encontraba la mujer.

- "¡Maldito!"- Siguió tirándole objetos hasta quedarse sin armamento, finalmente llegó el turno de Shaoran, vio en él una mirada oscura, de ocultas intenciones, la mujer retrocedió y corrió hacia la puerta y antes de abrirla él la agarró y la tiró al suelo. Lara agarró algunos libros del suelo y se los empezó a tirar para evitar que se acercara a ella, un gesto inútil. Shaoran se acercó a ella y se dispuso a agarrarla y a hacerla a saber qué cuando la puerta se abrió y dos personas se presentaron sobre ella.

Lara se revolvió sobre la cama con un ceño en su cara. Nadie, nadie la rechazaba y más tarda la trataba como a una mujer cualquiera, no, a Lara Fox ningún hombre le hacía nada semejante. Lo que Shaoran le había hecho era intolerable, era algo que no dejaría pasar así por las buenas. Podía dejarle pasar algún desplante con otra mujercilla como la sirvientita del otro día, pero no le podía tolerar que la tratara de esa manera, ningún hombre se atrevía a rechazarla y salía impune.

La joven se incorporó sobre la cama y se estiró para coger el móvil que había dejado sobre el mueble de noche. Buscó un número de teléfono y lo marcó, se llevó el móvil al oído y esperó a oír los tonos.

Uno.

Dos.

Tres.

Alguien descolgó al otro lado de la línea y Lara sonrió.

- "Soy Lara Fox y tengo que decirle algo muy importante que debe saber"- No, ningún hombre despreciaba a Lara, ella era la única que podía decir cuando acababa una relación y los planes que tenía para Shaoran Li no acabarían, no, para él tenía un futuro más importante.

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En una sala estaban todos los apostantes, los que derrochaban su dinero en unos juegos mucho más cruentos que los que practicaban en la antigüedad. Cada uno de ellos se encontraba separado de los demás, en ese lugar el anonimato era esencial pues si alguien supiera que alguno de ellos está implicado en esa clase de demenciales juegos podía ser un arma importante para su destrucción.

- "Que amable por parte de Dominic, darnos un descanso entre juego y juego, sin duda debe ser agotador perder tanto dinero"- Shaoran estaba callado, pero en esta ocasión no era un silencia normal- "Deberías disimular un poco, si alguien te está mirando la discreción no es algo que debas dejar al margen"- Eriol también había notado la mirada de esa persona. Shaoran no era persona de disimulos, prefería enfrentarse a lo que fuera cara a cara, aun pese a perder algo muy importante. El hombre que les observaba tampoco lo hacia con gran disimilo, era bien evidente la curiosidad que despertaba sobre él esos dos hombres. Entre los tres había surgido una especie de conexión que hacía que apareciera una especie de comunicación carente de palabras, solo un acuerdo tácito con unas reglas que habían acordado de mutuo acuerdo.

- "¿Ya está todo listo?"- Preguntó Shaoran desde el silencio en el que se había sumergido.

- "Sí, como decía tu padre 'cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa'"- Shaoran se puso ceñudo a la mención de su padre.

- "Me harías el favor de no mencionar a ese condenado cada vez que puedas"- Dijo el hombre con un tono no muy alegre.

- "Pues siento disculparme pero me temo que no puedo hacerte el favor"- Dijo Eriol con bastante humor.

- "Entonces deberías recordar en la posición que te puso mi padre"- Era un recurso que Shaoran no solía tocar pero en algunos momentos debía recordarle a Eriol algunas cosas.

- "Pensaba que no hablabas del pasado"- Dijo Eriol en un tono sin animosidad.

- "Y no hablo del pasado, solo te recuerdo en la posición en la que te encuentras ahora, gracias a mi padre, no deberías de mencionar tan a la ligera a ese hombre"- El silencio abatió a Eriol por primera vez en mucho tiempo. El pasado era un tema muy delicado para esos jóvenes que habían sufrido tanto por tan poco o por algo que para ellos era tan insignificante- "¿Media hora?"

- "Sí"- Contestó Eriol con un tono que no era característico en él. Un fantasma se cernía sobre sus cabezas, un fantasma que aparentemente no quería desaparecer pues esta no iba ser la última vez en la que se vieran envueltos en asuntos pendientes del pasado.

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Meiling llegó a un cuarto, la sentaron delante de una mesa y se marcharon. La joven miró a su alrededor pero no vio nada, la habitación carecía de muebles excepto la mesa delante de ella, junto a una silla y la silla en la que ella misma estaba sentada. No tardó mucho para confirmar lo que ya sabía. Detrás de ella se volvió a abrir la puerta y por ella entró el hombre al que más odiaba, en realidad era el segundo hombre al que más odiaba, el primero ya había muerto.

- "Que pena que no te hubieras desangrado"- Comentó la china con una sonrisa de satisfacción. El hombre la golpeó en la cara por el comentario.

- "Cállate desgraciada sino quieres que te mate antes de lo debido"- Meiling levantó la cabeza con dignidad y le miró con ojos de animal salvaje, el cual está dispuesto a saltar sobre su presa en cualquier instante.

- "Callaré el día en que muera"- La mirada era penetrante y feroz.

- "No te preocupes por eso, morirás pronto"- El hombre se sentó en la mesa delante de ella.

- "No antes que tú"- El hombre la soltó otro sonoro bofetón, Meiling agitó l cabeza para liberarse del aturdimiento del golpe y le volvió a mirar de frente.

- "Aún no puedes morir, pero eso no significa que no pueda torturarte, eso no me lo han prohibido"- Ese comentario despertó el interés de Meiling.

- "¿Prohibido?"- El hombre se dio cuenta de se desliz pero no dijo nada- "¿Todo esto es porque alguien te lo ha mandado?"- La pregunta de la mujer hizo que él se callara pero se encogió de hombros y le quitó importancia.

- "Ya que morirás esta noche te contestaré. Sí, esto ha sido un encargo de un hombre. Le fallé en un trabajo pero en este no le fallaré. No sé que planea pero es algo realmente gordo y muy sutil. No se que trama con matarte a ti cuando no vales nada. Su objetivo debería ser tu primo pero por alguna razón te ha preferido a ti"- Meiling se mostró pensativa y sus cejas se unieron mostrando su aturdimiento.

- "¿Desde cuando tienes jefe? Antes trabajabas para ti mismo"- Dijo la chica sin entender lo que estaba sucediendo, ¿le habían mandado que la mataran? ¿a ella? ¿por qué?

- "Creo que sabrás que estos jueguecitos son muy difíciles de organizar y fue más difícil después de lo sucedido con Mai Fan, tuve que acceder a ciertas demandas a cambio de algo de ayuda"- Se llevó la mano a la barbilla- "Y no me ha ido anda mal"

- "Que asco me das, eres tan débil que no puedes ni continuar con tu propio negocio sin ayuda. Patético"- El hombre sacó una navaja de un bolsillo y la abrió. La acercó al cuello de la china y apretó con fuerza sin hacerla una herida grave pero si un rasguño del cual salía sangre.

- "Tu hermana no tenía la boca tan sucia. Tendremos que hacer algo con eso"- El hombre se apoderó de los labios de Meiling y la besó con fuerza. La joven se resistió pero el cuchillo en su garganta le recordaba que no debía apresurar su muerte, debía de seguir viva y no provocarle, aunque tuviera que soportar sus malditos labios sobre los suyos. El hombre se separó y rió con una sonora carcajada.

- "No ha sido tan malo"- Meiling le miró con un profundo odio y un asco que le daban ganas de vomitar. Tenía que recordar purgar todo su cuerpo cuando saliera de allí, tanto exteriormente como interiormente, aunque tuviera que tragarse una botella de lejía para conseguirlo.

- "Preferiría estar en el infierno a que me volvieras a tocar"

- "Yo pienso que no. Tu hermana lo disfrutó mucho cuando la tomé. Tan frágil era la pobre que cuando terminé con ella y no podía ni andar"- Meiling apretó los dientes- "Pero en poco tiempo se recuperó para lo juegos, era magnífica, jamás hubo otra como tu hermana. Sus súplicas y sus gritos, como gocé cada vez que me decía que no cuando su cuerpo temblaba por más"- Meiling no lo pudo soportar y se levantó pero fue derrumbada inmediatamente sin dificultad. Con el cuerpo boca abajo y detrás de ella estaba inmovilizada.

- "Maldito cabrón, te mataré, te mataré aunque me cueste la vida en ello"- El hombre sonrió y bajó el cuchillo hasta la espalda de Meiling.

- "Me gustaría saber si serías igual de deliciosa que tu hermana, siempre he tenido esa curiosidad"- El hombre puso el filo debajo de la goma de sus pantalones y empezó a cortarlos.

- "Tócame y juró que será lo último que hagan tus sucias manos"

- "Nos saliste una fierecilla" - El hombre no se dejó amedrentar por el comentario.

- "Disfrutaré cuando te vea en el suelo suplicando que te perdone la vida"- El hombre no había cortado una gran parte cuando alguien llamó a la puerta.

- "Has tenido suerte"- El hombre se retiró de encima de ella y la levantó asiéndola de un brazo- "Ya es hora de que te prepares para el último juego.

Los dos hombres que habían estado custodiando la puerta entraron y cogieron a Meiling, la mujer se fue con ellos sin presentar resistencia. La próxima vez las tornas cambiarían y él sería el que estuviera por debajo de ella.

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Los asistentes al juego se hallaban en una sala cubierta con una multitud de pantallas delante de ellos. Poco tiempo después de estar en esa sala de espera los habían llevado a la sala en la que estaban ahora. Dominic no se hizo esperar demasiado y en breve apareció, con una extraña sonrisa de placer en sus labios.

- "Siento la espera, como veo algunos de ustedes han decidido retirarse del juego. No les entretendré más, este último juego es el definitivo y el que marcará al ganador o ganadores de la noche"- Se dio la vuelta y las pantallas delante de él se encendieron- "Este último juego es el llamado 'Supervivencia' y es mi favorito"- En tres de las pantallas pareció una celda con un jugador en cada una- "Aquí están nuestros jugadores"- En las demás pantallas aparecieron imágenes de plantas, como las que hay en un bosque- "Y este es el terreno de juego. En esta prueba nuestros jugadores serán unas presas a las que soltaremos en medio del bosque. Habrá un cazador por presa y unos perros de caza junto con ellos. En esta prueba solo podrá sobrevivir uno, si el que ha sobrevivido era el que habían escogido habrán ganado mucho dinero esta noche, sino lo habrán perdido"- Dominic apretó un botón de un pequeño mando que tenía en el bolsillo y las puertas de las celdas se abrieron- "Se me olvidaba, los bosques son peligrosos nunca sabes lo que te puedes encontrar en ellos ¿verdad?"

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Desde su jaula Meiling vio como la puerta se abría. Sin dudarlo mucho salió corriendo, como antes uno de sus carceleros le aconsejó.

- "Chica, yo de ti saldría corriendo cuando abrieran las rejas"

No dudó y salió con todas sus fuerzas, lo cual era mucho porque en su pierna el peso de una bola metálica impedía que corriera demasiado. Cuando hubo contado diez oyó unos ladridos detrás de ella, en esos momentos supo lo que era sentirse en una caza y no ser el cazador. Corrió a la máxima velocidad que sus pies le permitían, descalza y con las extremidades doloridas y cansadas corría como le era posible. Oía a alguien gritar detrás de ella no ha mucha distancia de separación. Tan distraída estaba con los sonidos a sus espaldas que no se percataba de los rasguños que le causaban las ramas de los árboles. Entre la espesura de las hojas y la oscuridad de la noche no estaba segura por donde corría, ni siquiera sabía si el hecho mismo de correr era algo útil, pues aunque corriera… ¿Qué haría después? ¿Encontraría una salida? ¿Ayuda de alguien? ¿Qué era lo que le deparaba si seguía corriendo? Su mente pensaba acelerada, en todo y a la vez en nada, pensaba en opciones y opciones que podían presentársele y a l vez no pensaba en nada, en nada que no fuera el objetivo, su objetivo. Sus ojos miraban a su alrededor en busca de algo, no sabía el que pero debía de hacer algo más que huir, que escapar.

Meiling se detuvo en seco en medio de la carrera y se dio la vuelta. No, esta vez no escaparía de la realidad, esta vez se enfrentaría a él. Al fantasma que la había estado persiguiendo hasta ahora. Su hermana había sido un tonta e ilusa que se había dejado cegar por un amor que jamás había conocido, su hermana la había dejado para buscar algo mejor, la había abandonado y había huido, pero ella no era su hermana, Mai Fan podía haber escapado de su tío en busca de algo mejor pero ella no era su hermana y jamás lo sería.

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Las personas de la sala miraban con atención los monitores, cada pantalla seguía los pasos de cada uno de los tres jugadores. La atención se había cernido sobre la mujer, ya que esta se había detenido y se había dado la vuelta. La joven se volvía a dar media vuelta y giró tras un árbol el cual las cámaras no podían enfocar, la cámara dio paso a otra cámara y esta enfocó el tronco del árbol, sin rastro de la joven japonesa. Dominic se acercó a la pantalla e inmediatamente sacó de su bolsillo un teléfono, se lo llevó al oído tras apretar un par de botones. Se marchó hacia un rincón del cuarto y allí empezó  tener una alborotada discusión con la persona al otro lado de la línea. Shaoran y Eriol miraron las pantallas sin mucho interés. Su atención se posó sobre el hombre que discutía con su teléfono.

- "¿Se puede saber que ha pasado?"- Los demás seguían sumidos en la cacería de los otros dos hombres- "No puede haber desaparecido así sin más"- Dominic hizo varios gestos con la mano y se dio la vuelta colgando a la persona con la que hablaba. En su rostro se marcaba una arruga que hacia que su máscara de apacible tranquilidad se convirtiera en una expresión de moribunda frustración.

- "Y yo que creía que sería el que causara tal conmoción. Odio que me quiten protagonismo"- Shaoran miró a Eriol y no dijo nada, al parecer su prima se cuidaba bastante bien sola y no era de extrañar porque la joven era una mujer muy fuerte, después de todo un ser humano aprender de los errores, tanto de los suyos propios como los de los demás.

Shaoran miró a su alrededor y vio que en la sala solo había cuatro guardias y Dominic, dos guardias por salidas que el cuarto tenía. De nuevo sintió la extraña sensación de ser observado y dirigió su mirada hacia la persona que se sentaba unos metros delante de él, no tenía en reparo en mirarle, de forma descarada y sin tapujo alguno de sentirse descubierto, era evidente que la confianza de la máscara le daba cierta seguridad pues no creía posible que alguien fuera tan abierto cuando observaba a alguien y más en esas clases de situaciones.

Todo lo que pudiera parecer interesante o alarmante fue borrado de todas las personas que habitaban la casa. La sorpresa les trajo tal conmoción que la alarma se extendió por todas partes. Eriol y Shaoran se levantaron de sus asientos y se dirigieron hacia los hombres de las puertas. Camuflados por los demás les fue sencillo primero librarse de uno y después del otro. Les quitaron las armas y miraron el cargador.

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Meiling se encontraba subida en un rama de un árbol, desde ahí se situó de tal manera que las cámaras que la seguían no captaran imagen alguna de su cuerpo. Allí arriba siguió su camino de rama en rama, sin dejar que la descubrieran. La verdad era que hacer eso era realmente fácil, lo difícil en esta situación era que los perros dejaran de seguirle el rastro. Aunque estuviera algo impedida por el peso de la bola en su pierna, evitar a los perros era tarea más difícil que escalar el tronco del árbol o que ir de rama en rama. La mujer se detuvo en un momento de agotamiento y cuando se dispuso a continuar un ruido procedente de sus espaldas la desconcentró y casi la tiró al suelo, inmediatamente después de que oyera el sonido el árbol tembló ligeramente. Meiling no pudo sujetarse a la rama y cayó al suelo. Por unos instantes se encontró aturdida pero después de despejarse un poco miró hacia atrás y vio algo de humo en el cielo.

- "¿Pero que pretenden? ¿Matarme o rescatarme?"- La mujer se puso de pie y volvió a la carrera, esta vez tenía otro plan.

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La explosión conmocionó a todos en el local, a todos excepto a dos personas. Eriol y Shaoran se hicieron con las armas de los guardias de la puerta y esperaron  la llegada de los demás.

Dominic vio todo esto con una cara de asombro que no era común en él. Sin dudarlo emprendió su retirada tras accionar un pasaje secreto tras una pared. Quizá le tomaran por un estúpido pero no lo era, claro que no. Ahora su única salida era a través del bosque pues la entrada principal iba ser asediada entre el gentío que saldría corriendo y la puerta trasera no le llevaría muy lejos pues fuera no había más que un terreno inhóspito, en cambio el bosque en el que organizaba sus juegos no le era tan desconocido. No arriesgaría el pellejo por nada del mundo, ya le explicaría más tarde a Chevalier todo lo sucedido. El hombre caminó por los pasillos mientras evitaba a sus subalternos, era deber de todo buen líder seguir con sus hombres hasta el final, pero Dominic no era esa clase de hombre y mucho menos era un líder, simplemente había vuelto a reconstruir su imperio de juegos para poder volver a vivir cómodamente y sin ningún tipo de preocupaciones. Todo eso no lo iba a perder por una mujer y su maldito clan.

Desde que el misterioso hombre de ojos azules le había encargado esa misión sabía que algo saldría mal. Había escuchado del nuevo líder de la poderosa organización del clan dragón, era imposible que pasara inadvertido cuando todos los asuntos que concernían a la ciudad de Hong Kong estaba bajo el dominio de Shaoran Li. Y tampoco era desconocido para nadie el apoyo de dos personas allegadas a él, su prima Meiling Li y su mano derecha Eriol Hiragizawa, de quién no se sabía su vinculación con el clan, solo que era el encargado de que todo velara si en algún caso el mismo líder no podía encargarse personalmente.

- "No, ni hablar, yo no arriesgo el pellejo por una mujercilla"- Dominic se pegó a una pared de un pasillo y se fue acercando a un estandarte colgado en la pared, apartó la tela y desapareció detrás de ella.

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Meiling esperó con calma la llegada del hombre que iba cargado con una escopeta de caza, en su cinto llevaba una pistola y balas de repuesto, a su lado olfateaban tres perros, oscuros como la noche y con ojos de carniceros. La joven espero acuclillada sobre una rama y cuando pensó que el hombre estaba en el lugar adecuado, se sujetó con fuerza con las manos en la rama y dejó caer su peso de atrás hacia delante. El hombre cuando vio aparecer a Meiling delante de él ya fue demasiado tarde pues la bola de la pierna de la chica se había estampado contra su estómago y le había tirado hacia detrás. Los perros ladraron cundo percibieron la llegada de Meiling y fueron al ataque. La joven que por la fuerza de la bola cayó al suelo y no se percató de su situación hasta que los ladridos de los perros estuvieron casi sobre ella. La joven corrió inmediatamente a por la escopeta del hombre y sin ningún remordimiento descargó el arma sobre los animales.

Dos perros cayeron sobre el suelo con lástimas y lamentos, el que quedaba huyó despavorido con el rabo entre las piernas. Meiling se levantó como pudo del suelo y miró al hombre a su lado, por la fuerza del golpe y por donde le había golpeado, Meiling apostaba que le habría roto un par de costillas, al menos o eso esperaba. Se acercó al hombre para cogerle la pistola del cinto pero este la agarró de la muñeca y con la otra mano le propinó un golpe.

- "No tan deprisa"- El hombre se quejaba de sus heridas pero no se lamentó de ellas. El hombre se levantó como pudo y se llevó la mano a la cintura, pero antes de que pudiera sacar el arma Meiling le dio una patada con la pierna que no tenía encadenada, el hombre la miró rabioso y Meiling tumbada en el suelo le apuntó con el arma. El hombre la miró con un brillo de ira en los ojos sin embargo a Meiling eso le trajo sin cuidado. Con cuidado se fue levantando, siempre apuntando al hombre delante de ella. A un descuido de ella el hombre se abalanzó sobre ella para arrebatarle el arma y los dos cayeron al suelo, en el forcejeo el arma salió disparada hacia un lado, fuera del alcance de los dos y ahora estaban entablando una lucha cuerpo a cuerpo lo cual era una gran desventaja para Meiling estando ella debajo, teniendo que soportar el cuerpo de ese tipo sobre ella.

Meiling intentó deshacerse del hombre o l menos que dejara de apretarle con su peso, que era considerable comparado con lo que ella pesaba. Intentó llevarle hacia un lado pero no pudo. El hombre tenía casi toda la situación controlada, hasta el punto de que logró llevar sus manos al cuello de la joven. El hombre apretó con fuerza y a Meiling empezó a faltarle el aire, sus manos estaban sobre las manos del hombre intentando apartarlas de su cuello pero no pudo, de repente vio algo y sus manos fueron cayendo lentamente, el hombre pensó que l mujer empezaba a quedarse sin oxígeno y por ello iba quedándose sin fuerzas. Lo siguiente que supieron los dos es que un ruido de disparo resonó entre los recovecos del bosque y que el hombre había aflojado su garra sobre la garganta de ella. Sus ojos se abrieron como platos y se miró abajo, donde una mancha roja empezaba a extenderse en su pecho. Meiling tenía los brazos en alto apretando con sus dos manos una pistola.

Meiling tosió un poco y respiró con rapidez intentando hacer llegar a sus pulmones el aire que antes le querían arrebatar. Con un poco de fuerza empujó al hombre que tenía encima y este cayó sobre el suelo. El hombre estaba desangrándose pero a Meiling no le podía importar menos.

- "Me llevo esto prestado"- Dijo Meiling con la pistola en la mano, se acercó al hombre y cogió algunas balas de su cinto- "Y esto también"- Por su camino hacia el interior del bosque cogió la escopeta. El hombre estuvo agonizando sobre el suelo cuando Meiling hubo desaparecido de su vista, la joven no supo de cual sería su final, pero no había que tener mucha imaginación teniendo un balazo en su pecho.

No estaba muy segura por donde andaba pero al menos estaba segura que estaba yendo al sentido contrario por el camino que antes había seguido. Con la bola en su pierna le costaba seguir andando y paró pensativa, se miró la escopeta en la mano y la cadena de la bola y se encogió de hombros. ¡Qué demonios! No podía perder nada por intentarlo. Buscó un lugar donde sentarse y extender su pierna. Miró la recámara y vio que no tenía balas, metió dos balas de las que había cogido y apuntó con la mira hacia la cadena de la pierna. Cerró los ojos, contuvo la respiración y los volvió a abrir, mientras rezaba con que esta vez su puntería no le fallara.

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Shaoran y Eriol se quedaron dentro del cuarto mientras esperaban la llegad de más hombres, cerraron las puertas y miraron el interior del cuarto, dentro no quedaba nadie a excepción de una persona, los dos miraron al sujeto delante de ellos y le apuntaron con las armas.

- "¿Por qué no se ha ido?"- Le preguntó Eriol con una sonrisa- "No le aconsejo que se quede en esta situación, podría morir"- La persona delante de ellos se llevó la mano a la capucha y se la bajó, se quitó la capa y después se quitó la máscara. Delante de ellos estaba un hombre de inmaculado vestir, pose regia y una expresión en su rostro de seriedad pero con un brillo en sus ojos indescriptible, no se sabía si era de diversión o la de un loco.

- "Le conozco"- Dijo Shaoran con el entrecejo fruncido. El hombre hizo una reverencia de cortesía. Eriol no estaba seguro pero también creí saber quien era. Ya que el caballero se había atrevido a mostrarles su identidad, ellos no serían menos. No supieron leer la reacción del hombre y tampoco les importó mucho.

- "Es un placer volver a verle señor Li"- Shaoran no estaba equivocado, sabía quien era pero saber que hacia ese hombre en ese lugar sería el primer asunto que descubriría después de salir de ese lugar con Meiling con él- "Supongo que no me equivoco cuando supongo que la señorita en los juegos era su prima, me resultaba familiar pero no podía asegurar que fuera realmente ella"- El hombre verdaderamente cortés.

- "No sabía que estaba en la ciudad, pensaba que no llegaría hasta al reunión del Pacto"- Eriol que se había alejado de ellos miró la pantalla y localizó a Meiling.

- "Tuve que adelantar mi llegada por unos asuntos muy importantes que exigían de mi atención"- Shaoran conservaba su cautela en todo instante- "Antes de llegar aquí oí de la desaparición de su prima pero jamás supuse que la encontraría aquí"- Shaoran caminó hasta pasar al hombre y se acercó a Eriol- "Me permite satisfacer mi curiosidad cuando le pregunto ¿cómo ha podido meter explosivos si nos han registrado minuciosamente"- Eriol le señaló las pantallas y se dio media vuelta con una sonrisa.

- "Eso ha sido obra mía. La verdad es que he tenido que sacrificar mis mejores botones"- El hombre le miró la chaqueta y vio que no tenía ni un solo botón en ella.

- "Un truco ingenioso"- Concedió al inglés.

- "El registro que hacen es fácil de pasar pues solo buscan armas o comunicadores, nunca buscarían explosivos"- Shaoran se abrió la chaqueta y se guardó un pistola atrás, la otra la llevó en mano. Se acercó a dos hombres en el suelo y les quitó algo que le pasó a Eriol.

- "Serás mis ojos Eriol"- Le dijo antes de abandonar el cuarto por una de las puertas. Eriol quedó mirando las pantallas.

- "Un hombre de palabras escuetas"- Dijo el hombre acercándose a su lado.

- "Créame, mejor pocas palabras que ninguna"- Shaoran caminó por los pasillos hasta llegar a las celdas por donde habían salido Meiling y los otros tres hombres. A partir de allí Eriol condujo a Shaoran por el bosque.

- "Aparentemente solo tendrá que enfrentarse con dos cazadores y nuestro valiente anfitrión"- Eriol miró hacia donde el hombre miraba y en efecto, el anfitrión escapaba como un rata escapa del peligro.

- "Xiaolang, la rata abandona la ratonera"- Dijo Eriol.

- "¿Dónde está Meiling?"- Preguntó mientras seguía caminando según indicaciones de Eriol.

- "Él está más cerca que tú y diría que hay posibilidades de que se encuentren. Es como si Meiling pudiera olerle"- Dijo este último comentario con jocosidad.

- "¿Está desarmada?"

- "Yo diría que está cualquier cosa menos desarmada"- Dijo sonriendo. La verdad es que más tarde le preguntaría a la joven como consiguió las armas- "Es más, apostaría que hubiera podido escapar sin nuestra ayuda"- No recibió contestación del otro lado.

- "Yo no lo creo"- Dijo el hombre al lado de Eriol- "Podría haber llegado hasta donde está ahora pero no creo que hubiera podido salir de este castillo sin evitar la resistencia de los guardias por el camino"- Eriol vio su mirada seria y entonces no pudo evitar preguntarlo.

- "¿Qué hace usted aquí?"- El hombre no movió su cabeza y ni se molestó en mirarle para responderle.

- "Algo me llevó hasta aquí, me interesaba hablar con alguien en común que tenemos el seor Dominic y yo"- Dijo con seriedad.

- "¿Amigo?"- Tanteó Eriol seguro de la respuesta que recibiría.

- "No"- Fue la sencilla respuesta del hombre. Eriol le miró con una sonrisa.

- "Al parecer Xiaolang no es el único de palabras escuetas"- Se dijo Eriol para sí mismo. Eriol miró a las pantallas y vio como Meiling estaba no muy lejos de Dominic- "Xiaolang, no cabe duda que Meiling huele a rata a metros de distancia, le tiene a menos de diez metros"- Informó al joven- "Y tú debes estar a unos 200 metros, en unos minutos deberías llegar"- Shaoran no dijo nada.

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Meiling no sabía porque pero un presentimiento le arrobaba en el pecho. Era un presentimiento de anticipación, la sensación que tienes de pecho encogido cuando sabes que algo se acerca, una sensación de que algo inevitable ocurrirá, ansiedad y un sentimiento de anticipación que te embarga el corazón. Guiada por ese sentimiento caminaba, era como si la arrastrara hacia algo que deseaba encontrar pero no estaba segura de que era eso que deseaba encontrar o si realmente deseaba encontrarlo. En su interior oía que debía seguir hasta el final, que debía acabar lo que había comenzado pero… ¿era realmente eso lo que buscaba desde un principio? ¿Con esto acabaría con todo? ¿Acabaría con el remordimiento de haber abandonado a su hermana? ¿De no haber sido suficiente para que se quedara a su lado? ¿Con todo esto podría hacer que el dolor de sentirse culpable se marchara? ¿Su hermana descansaría en paz al menos si ella acababa con la vida de ese miserable? ¿Acabando con ese hombre su conciencia descansaría pensando que así el espíritu de su hermana descansaría en paz? Se engañaba a sí misma, siempre se había engañado a sí misma, se había mentido a sí misma.

¿Venganza? ¿Era eso realmente lo que buscaba? ¿Venganza por la muerte de su hermana? ¿Vengarse por aquellos que la abandonaron y que la manipularon hasta su muerte? O lo que realmente buscaba era redención a cambio de la vida de aquellos a los que culpaba, el perdón de su hermana por no haberle dado el amor que ella necesitaba, por no haber podido apoyarla cuando lo necesitaba, por no haber podido evitar que se marchara, por no haber podido haber cuidado a su hermana como ella la había cuidado a ella. La había fallado, la había fallado de una manera imperdonable. Era demasiado tarde, muy tarde y ahora estaba decidida, vengaría a su hermana, aunque le costase la vida, tal vez eso no le devolviera a su hermana para poder tener una segunda oportunidad pero ahora solo deseaba una cosa, ella pudo haber fallado a su hermana pero jamás perdonaría a los que la traicionaron y la dieron la espalda, eso sí que no lo olvidaría, jamás, ni aunque envejeciera, aunque eso la comiera por dentro, no podía perdonar y no perdonaría. El ser humano es un ser egoísta pero sobre todas las cosas era un ser que no olvidaba y rencoroso.

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Una habitación brillante.

Una habitación tan brillante que no puede ver nada de la luz que entra por el ventanal.

Todo a su alrededor era blanco y brillante.

Se acerca al ventanal y ve como una larga tela blanca flota vaporosa delante, la alcanza con su mano pero se le escapa de entre los dedos en el último instante.

Se acerca más y más hacia la tela, la aparta de su camino para salir al exterior donde como un golpe, la luz del sol la ciega. Se protege de la luz con la mano y entreve algo, una figura entre la luz.

- "Sakura"- La niña intenta acercarse a esa figura, extiende su brazo para alcanzarla pero no llega hasta esa figura.

Al no poder alcanzar con la mano decide dar un paso hacia delante y la oscuridad la sume en un solo parpadeo. Está parada en un lugar conocido, pero todas sus dudas se disipan cuando oye gritos seguidos de disparos, se gira y súbitamente el pánico la invade, sin perder tiempo sale corriendo y llega hasta lo alto de las escaleras, se queda quieta al oír a alguien a sus espaldas, algo la aferra el brazo y la da media vuelta. Lo siguiente que ve es el suelo, todo está empezando a nublarse hasta quedar en completa oscuridad.

La tranquilidad del lugar es embriagante, la calma que la da es reconfortante y su mente no tarda en adaptarse a esa oscuridad, la acepta hasta que vuelve a notar que algo aferra su mano, se siente temeroso de mirar quien la coge para llevarla de ahí y se gira lentamente, cuando finalmente se da la vuelta ve que quien la sujeta se esconde tras una capa, la mano esta arropada por la tela y decide apartarla un poco. Levanta la mano y quita la tela de encima para ver los huesos de una mano. Aterrada intenta zafarse de esa mano y ante los movimientos quien la sujeta pierde la capucha y lo que alcanzan a ver sus ojos hace escapar un grito de pavor de su garganta.

- "¡Ah!"- Sakura despierta de su sueño y empieza a respirar velozmente.

- "Sakurita"- Kero llega volando a su lado. Sakura está empapada en sudor, sus sábanas se encuentran húmedas y la joven está descubierta pues de los violentos movimientos ha tirado la ropa de cama al suelo- "¿Estás bien? Has estado hablando en sueños Sakurita"- Sakura sintió como el pequeño guardián se apostaba a su lado.

- "No ha sido nada Kero, solo un pesadilla"- Dijo con una sonrisa poco reconfortante.

- "Pero ha debido ser una pesadilla muy grave como para que hayas reaccionado así. Mírate, estás sudando y… Sakurita estás temblando"- Sakura notó que realmente estaba temblando.

- "No te preocupes Kero, no es nada. Ya se me pasa ¿ves?"- Kero la miró con un mirada no muy convencida, pero no rebatió la defensa de la chica-"Por favor no le menciones nada a Tomoyo"- El pequeño guardián quedó callado muy pensativo- "Por favor…"- La súplica de la chica surtió efecto en el animalito y el pequeño no tuvo valor para negarle ese favor.

- "De acuerdo"- Dijo con sus dudas.

- "Gracias"- Sakura cogió las sábanas de la cama y se volvió a cubrir con ellas- "Kero…"- El peluche se quedó a su lado.

- "¿Si?"- Preguntó el peluche.

- "Nada, solo quería asegurarme que seguías ahí"- Dijo la joven algo calmada al oír la vocecita del animal.

- "Sakura, yo siempre estaré aquí para ti"- La joven sonrió como cuando una niña sonríe al saber algo bueno.

- "Hay que dormir, mañana será un día muy largo"

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Dominic se encontró delante de él a la persona que menos querría encontrarse en estos momentos.

- "Deberías estar muerta"- Dijo con los dientes apretados.

- "Siento decepcionarte, mmm… Espera… No, no lo siento"- Dijo la mujer con la escopeta en la mano.

- "No es difícil matar a una perra habiendo matado ya a una"- Dijo Dominic sacando un pistola que había tenido escondida todo este tiempo.

- "¿Eso crees tú?"- El hombre sintió un extraño escalofrío al oír como Meiling cargaba la escopeta.

- "No lo creo. Lo sé"- El hombre la apuntó con la pistola sin temblar, con un nudo en la garganta pero sin mostrar temor, a fin de cuentas… la hermana menor no podía dar más problemas que la mayor.

- "¿Sabes el tamaño del agujero que deja esto?"- Preguntó Meiling con una sonrisa sin gracia en sus labios- "Entonces comprobémoslo"- Los dos se miraron a los ojos, esperando a que alguno de los dos diera seña de dar un paso en falso y así poder meterle un balazo. Meiling no supo que fue pero vio aparecer un extraño brillo en los ojos de Dominic. Para cuando supo que era lo que le había cambiado el ánimo tuvo que darse la vuelta y disparar a bocajarro, el ruido de las ramas secas al partirse le advirtió de la presencia de un maleante detrás de ella, le disparó con certeza y este se derrumbó al suelo, sin embargo antes de que pudiera ocuparse del hombre que había ocupado sus mejores pesadillas, este había descargado una bala para ella, que la dio en un muslo de la pierna derecha. Meiling cayó al suelo doblando la pierna herida por el dolor.

- "Como decía… matar a un perra no es tan difícil"- El hombre se fue acercando a la china. Cuando se encontró delante de ella la quitó la escopeta y la lanzó lejos entre los árboles. Se arrodilló delante de ella y la giró para que le mirara la cara. La cogió de la barbilla, le levantó la cabeza y apretó los dedos, evitando que esta moviera la cabeza. Meiling le miró amenazante- "¿Sabes una cosa? Cuando le dije a tu hermana que sentía deseos de saber como sabías me suplicó por tu vida. Fue patético"- El hombre desechó su cabeza como a basura y se levantó del suelo- "Qué ironía, morirás como murió la inútil de tu hermana"

- "Me temo que esta vez no"- Dominic se dio media vuelta y Meiling movió la cabeza hacia un lado mirando la figura de su primo llegar desde un recóndito lugar del bosque.

- "Li"- Farfulló Dominic bajo su respiración.

- "Será mejor que dejes el arma"- Shaoran le apuntaba con ojos fríos y sonrisa inexistente. Dominic tiró el arma hacia un lado- "Ahora aléjate de Meiling"- El hombre fue desplazándose lateralmente a la vez que lo hacía Shaoran, uno alejándose y el otro acercándose.

- "Supongo que el que organizó todo esto fuiste tú. Jamás pensé que vendrías a rescatarla, es más apostaba a que la dejarías tirada como hizo tu padre con Mai Fan"- Dijo con carente diversión.

- "Como no iba a venir si me invitan, no podía rechazar semejante invitación"- Dijo Shaoran sin un ápice de reírse ante lo que debería ser un sarcasmo.

- "¿Invitación? ¿Cómo…? ¡Oh, mierda! ¡Ese maldito…!"- Shaoran no entendió su reacción. Meiling en cambio no prestó atención a nada excepto a intentar hacer el esfuerzo de levantarse.

- "No necesitaba tu ayuda"- Meiling se mantuvo de pie pero apenas estaba recta. Se arrancó un manga y con ella se apretó la herida del pierna.

- "Ya lo veo"- Fue lo único que comentó Shaoran.

- "Márchate, este es un asunto solo entre él y yo"- El ruido de una radio advirtió a Shaoran de algo e inmediatamente se giró hacia un lado sin decir nada. Disparó un par de veces y entre los matorrales cayó un cuerpo. Mientras Shaoran se ocupaba del último cazador Dominic intentó escapar pero Meiling sacó la pistola que le había quitado al cazador y apuntó a Dominic- "No tan deprisa, cabrón"- El hombre parecía no escucharla hasta que ella amartilló la pistola. Se detuvo con los brazos en alto- "Date la vuelta y mírame a la cara"- El hombre se dio la vuelta y le miró resignado- "Arrodíllate"- Ordenó con vehemencia.

- "Haz algo Li, me va a matar"- Dijo el hombre como si con él pudiera razonar.

- "Eso espero"- Shaoran bajó su arma y de un bolsillo de su chaqueta sacó algo metálico que brilló a la luz de la luna. Shaoran cogió una mano de Meiling y abrió su puño, depositó en su palma el objeto y después cerró el puño con fuerza- "Una sola oportunidad. Tómala o déjala"- Shaoran se apartó de allí y se marchó pasando al lado del hombre, sin tan siquiera mirarle. Meiling tocó el objeto y lo sintió con cada poro de su piel y también la palabra grabada en él. Meiling bajó el arma y sacó el cargador de la pistola, lentamente y una a una sacó cada una de las balas, haciéndolas caer al suelo. Dominic la miró sorprendido. Finalmente el cargador quedó vacío, también sacó la bala que quedó en la recámara y finalmente cogió el objeto que tenía en la mano y lo puso en el cargador. Era una bala, una bala plateada con una palabra inscrita en ella. Cargó el arma con un golpe seco de su palma y echó atrás el seguro para meter la bala en la recámara. Apartó la vista del objeto y miró al hombre que ahora sonreía.

- "¿Estás loca? ¿Por qué has hecho eso?"- Meiling volvió a levantar el arma sujetándola con las dos manos. No temblaba, no tenía dudas, avanzaba con paso seguro y decidido, por fin acabaría con todo esto.

- "¿Una última palabra?"- El hombre vio que Meiling se acercaba, la joven acortaba la distancia entre los dos mientras seguía apuntándole, siguió avanzando hasta que su arma paró y tocó la frente del hombre, tenía la piel pegada al cañón de la pistola. Estaba en el lugar preciso, justo en el lugar preciso, entre ceja y ceja.

- "Yo no tuve la culpa de la muerte de Mai Fan, si tu tío hubiera acudido a su ayuda ahora estaría viva, lo sabes Meiling, yo no soy el culpable"- La joven cerró los ojos con cierto pesar. ¿Matarle le traería paz de conciencia? ¿Haría que fuera más tranquila su vida? ¿Hallaría paz para el recuerdo que tenía de su hermana? Sabía que no, era inútil seguir huyendo. No podía matarle solo para liberarse, solo como una excusa por no hallar perdón para sí misma. La joven bajó el arma y le pasó de largo, pero se detuvo ante las palabras que el pronunció- "Tu hermana era una estúpida y una cualquiera, ella jamás pudo matarme y sabía que tú tampoco lo harías"- Meiling irguió la cabeza y los hombros, entrecerró la mirada y se quedó quieta, a sus espaldas oyó levantarse a ese mal nacido. No podía matarle para buscar su propio perdón pero…

- "Estoy harta de repetirlo"- Meiling se dio la vuelta con rapidez y levantó el arma- "Yo no soy mi hermana"- Le miró solo un milisegundo a los ojos y disparó. La bala fue directa al blanco localizado con los ojos y atravesó la piel, entró por ella hasta alojarse en la cabeza del hombre. La última de expresión que tuvo el hombre en su rostro no fue de alegría. Cayó pesadamente sobre sus rodillas hasta que finalmente por su propio peso cayó hacia delante. Tal vez no podía matarle para hallar redención, pero sí le podía matar por provocar su ira y cuando Meiling se enfadaba solo seguía a los impulsos de su corazón y en ese momento le gritaba que le matara de una vez por todas.

Todo había acabado, extrañamente, ya no sentía el dolor de la pierna, miró el arma en su mano y la tiró, ya había cumplido con su deber, había acabado con el hombre que había comenzado todo esa desgracia. Meiling caminó hacia Shaoran, que no esperaba muy lejos de ella. Se detuvo frente a él y caminó a su lado en silencio, ninguno de los dos dijo nada. Solo se oía a Eriol indicarles el camino de vuelta.

No dijeron nada por todo el camino, ni cuando ella derramó lágrimas en silencio. Se la oía gemir e intentar contener el llanto, Shaoran no la consoló, pero cuando llegaron hasta la celda dijo unas palabras.

- "Mai Fan no volverá, ahora todos los implicados yacen muertos. No debes llorar su muerte, ella murió sabiendo lo que le deparaba al salir del clan. Ella murió haciendo cumplir sus deseos. Si quieres llorar que no sea por ella. Me hizo jurar que te cuidaría si ella faltaba, eso era lo único que la ataba, sabes que tu felicidad fue siempre su mayor objetivo, no hagas que su fin halla sido en vano. Si quieres llorar que no sea por ella, solo la harías infeliz"- Shaoran continuó andando dicho esto y Meiling le siguió se secó las lágrimas y marchó detrás de él. Cuando al fin hubieron llegado al cuarto Eriol les esperaba.

- "La poli ya ha llegado"- Dijo Eriol en vez de saludar.

- "Y ya está aquí"- Dijo una voz en una de las puertas de la sala, todos se giraron al ver a la policía entrar- "Últimamente te tengo muy visto Li"- Dijo la mujer acercándose a ellos con un grupo de policías detrás de ellas.

- "No será porque yo lo quiera detective"- La mujer vio a Meiling e inmediatamente mandó a uno de los policías a por un auxiliar.

- "Esta vez no te escapas Li. La comisaría os espera"- Se acercó a ellos pero estos ya avanzaban hacia ella.

- "No hace falta que nos espose ni que lean nuestros derechos detective"- Dijo Eriol afable- "Vamos con plena conciencia de la situación y haremos todo lo que esté en nuestras manos para ayudarla. Apoyar a l justicia es deber de todo ciudadano"- La mujer le miró con una media sonrisa ante la elocuencia de Eriol.

- "Claro. Es el deber de todo ciudadano"- Meiling fue subida a una camilla y los tres hombres fueron escoltados hacia los coches policiales. Pronto la prensa también llegó a la escena y finalmente comenzó el show de esa noche- "Y yo que pensaba que hoy iba a ser una noche tranquila"

N. de la A.: FELIZ NAVIDAD!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Para aquellos q me han echado de menos, este es mi regalo de Navidad. Desde el viernes he estado escribiendo (no todos los días, debo confesar). Todo un mérito tenerlo para navidades. La sorpresa es q por estas fechas esperen algún q otro regalito más ;). Bueno, debo agradecerles a todos ustedes por su constante apoyo y solo decir que para aquellos q me han amenazado… no tengo palabras, simplemente XD.

Sakkuri!!!! No he podido esperar a saber tu opinión, debía de ponerlo o morir en el intento, solo espero q halla sido positiva, sino la hemos liado XD.

Powermoon… La que he visto poner reviews en todos mis fics este último mes (creo) Mujer de dios… no sé q decirte pero hay gente que lleva leyendo mis fics como un más de un año y saben q me demoro (por no decir q cada vez me demoro más T_T) Yo también sigo un par de fics fielmente, como los de KayJuli, la autora a quien le traduzco los fics y q decir q la autora lleva como tres meses perdía XD y Mikki-chan… con ella simplemente ya no me exaspero, aprendí a esperar, por no decir q estoy tan ocupada q casi ni me acuerdo de q espero su fic XD.

A los demás les deseo una Feliz Navidad y q este año les traigan los mejores deseos a todos.

Como al parecer hay muchas personas q no entendieron lo q sucedió entre Li y Foxy en el despacho he puesto aquí una escena q lo explica todo, espero q la gente entienda lo q sucedió ahora XD. Aps!!! Se que prometí una escena S+S pero el asunto de Meiling se me alargó y no podía cortarlo, como dije hasta que no acabe el año pueden llevarse cualquier sorpresa XD.

Y… Aprobé el teórico de conducir, ya llevo 3 clases prácticas y la desilusión q me llevé al enterarme q no podía atropellar a personillas por la calle T_T. Siempre se me olvida poner la primera después de frenar, freno q da pena XD y para colmo cambiando marchas desde una pendiente ascendente dejé el coche calado, pfff lo maté XD, solo momentáneamente, por suerte XD.

PARA VER LOS AVANCES DE MIS FICS MIRAD MI BIO. Ya me canso de repetirme :P

Para cualquier cosa podéis comunicaros conmigo en eternal_phoenix_light@yahoo.es

MERRY CHRISTMAS TO ALL

Zai Jian