14 de Agosto de 2005


Disclaimer:
Este fic es mío, pero los personajes empleados en él son propiedad de las Clamp, de su manga Card Captor Sakura.

Este fic se sitúa en un mundo paralelo (por así llamarlo). Las Cards y sus guardianes aparecerán. Shaoran y Sakura no se conocen. Eriol tampoco conoce a Sakura. Bueno, ya irán descubriendo los detalles a medida que lean el fic.

Este fic no es acto para gente inmadura, de sensibilidad excesiva o poco tolerante a las escenas de violencia o subidas de tono, por los futuros caps que vendrán, gracias.

- "Conversaciones"

"Pensamientos"

Sueños o recuerdos

Cambios de escenario


Una Flor En La Oscuridad

Capítulo 16: Cuenta atrás

By: Kalyna (Kassy99)


4º Día – 23:49 p.m.

Luces de neón.

Verdes.

Rojas.

Azules.

Amarillas.

Blancas.

De todos los colores.

Eso es lo primero que te impresiona de la ciudad cuando la ves por primera vez. Una noche oscura como esta, una noche donde la luna te da la espalda para mostrarte su cara oscura, donde solo te puedes valer gracias a las luces humanas: luces de carteles de muchos y diferentes locales inundando las calles, faros de automóviles circulando por el asfalto, las luces de las farolas que iluminan el camino de esas personas sin destino… Luces de todos los colores, que hacen que las luces de las luciérnagas parezcan simples destellos.

Puedes ver a toda clase de personas en las calles: Mujeres vestidas con sus ropas más escandalosas, jóvenes con la pinta de ser la peor escoria de la sociedad, borrachos vestidos con sus trajes recién salidos de sus estresantes horarios de trabajo, niños vestidos de adultos, adultos vestidos de niños. También ves a gente más 'normal', con ropas más discretas que pasan desapercibidas por todos, o quizá es tan llamativo que no vayan vestidos como los demás que esa es la razón porque las llamemos 'normales', porque aparentan lo que realmente quieren esconder cuando los demás visten como realmente se sienten, como realmente quieren ser. Por ello ¿quién es normal y quién no?

Una pareja discutía en la calle, la cara contrita de él por la furia demostraba lo iracundo que estaba, las voces de ella demostraban lo igual de enfadada que estaba también. Un grupo de jóvenes pasó por su lado riendo por un chisme que oyeron en su instituto sobre alguna chica tal vez, quizá sobre un compañero de clase, continuaron calle abajo y en el siguiente edificio giraron a su izquierda desapareciendo dentro de un karaoke. Un grupo de hombres trajeados caminaban zigzagueando con una botella en la mano y cantando una canción de su época de juventud, una época a la que no podrán volver. Las luces de los coches parecían tan veloces que más que un punto de luz acercándose, parecían como cometas al pasar por tu lado.

Un par de chicos que cruzaban un puente sobre la carretera vieron acercarse un gran coche negro alargado y miraron como pasaba por debajo de ellos y salía por el otro lado del puente. Siguieron el coche con un brillo de admiración en sus ojos.

- "¿Has visto ese pedazo de carro!"- Exclamó uno.

- "¿Quién crees que estará dentro¿Tal vez un famoso?"- Los dos jóvenes empezaron a especular posibilidades mientras que el vehículo desaparecía en una esquina.

Dentro del vehículo había dos personas, el conductor en la parte delantera y una mujer en la parte trasera. Un cristal oscuro separaba a estas dos personas. Un fino vidrio sin importancia que a su vez separaba dos mundos distintos. El chofer, que conducía con pericia y seguridad, se dirigía a su destino con toda seguridad, no así la mujer de atrás. No. Ella temblaba con solo pensar en esa noche, con solo pensar en lo que le deparaba esa incierta noche.

El pelo recogido sobre la cabeza en un elegante peinado que dejaba unos mechones de la nuca fuera, realzando la suavidad de la espalda y el cuello. Un broche de esmeraldas sujetaba semejante tocado, no era ostentoso pero no se libraba del toque de 'dinero' que desprendía su brillo. El vestido de la mujer, largo y blanco, de una sedosidad envidiable a la piel humana. La intencionalidad del color del vestido era clara. Blanco como es, reflejaba la pureza, la delicadeza y la bondad. Quería que toda ella reflejara eso, que reflejara un alma pura e intacta.

Un suave calzado envolvía los pies de la mujer, dejaba mostrar los dedos pequeños y graciosos, el tacón corto y acabado en punta. La banda que cubría el pie estaba decorada por diminutas estrellas, estrellas de un cristal precioso, tan precioso como podía serlo el diamante.

El cuello estaba rodeado por una gargantilla plateada, pero no hecha por este material. El collar era un círculo inacabado rígido, por la parte de delante pendía un colgante en forma de lágrima mientras que por la parte de atrás, por donde el círculo se abría, salía una cadena plateada por cada pico hasta unirse por detrás en la espalda uniéndose en un dragón enmarcado por un círculo, el dragón era verde, tallado perfectamente sobre el jade.

Todo en esa noche debía de ser perfecto, o al menos, eso era lo que había oído decirle a Meiling antes de mandarla partir en esa espaciosa limusina a ella sola, sin más compañía que sus meros pensamientos, los cuales no eran nada alentadores. Había preguntado e incluso rogado que le dijeran a donde iba esa noche, había preguntado que era lo que le esperaba después de que bajara de ese coche, cuando llegara al lugar de destino, cuando por fin se encontrara cara a cara con esa incertidumbre.

¿Dónde iría?

Lo desconocía

¿Quién le esperaba?

No quería pensarlo

¿Qué sucedería?

Se negaba a imaginarlo

No sabía que le deparaba el futuro, pero un inquietante escalofrío le recorría la espalda como señal de que su cuerpo se anticipaba a lo que pasara luego. Era como si su mente lo negara pero su cuerpo lo implorara, lo reclamara y es que esa sensación de anhelo no se lo pudieron arrebatar esos cuatro días, esos días y sus noches. Había conocido hombres expertos en la materia, había oído hablar de esa clase de seres, los había analizado, escudriñado como si fueran un objeto de laboratorio, pero jamás se había encontrado con un experto en la materia, con alguien que haría temblar incluso al mismo Casanova. Era como si ese hombre le hubiera leído sus fantasías, las ansias de su cuerpo, sus más perturbadores anhelos. Pero no era tonta, se daba cuenta de que las ansias no habían sido suyas, sino cosechadas por él, había sido meticuloso en su plan, la había incitado con su propio deseo, había hecho que anhelara lo mismo que él, que ansiara lo mismo que él, hasta convertir ese ansia y ese anhelo en suyo propio, sin saber distinguir si lo que realmente quería era porque ella lo quería o porque él se había metido en su mente y su piel hasta desearlo, hasta desear lo ofrecido por él.

No, no solo era inteligente sino listo, tan endemoniadamente astuto como para hacerla perder la cabeza solamente por él. Era más embaucador que la serpiente del Edén, la serpiente que fue la perdición de Eva. Era embaucador, encantador cuando quería, sabía qué decir, cuándo decirlo y como decirlo. No, no era ni listo ni inteligente, era astuto, ladino, zalamero. Era la palabra tentación personificada y ella no podía evitar caer en ella.

Sus manos se apretaban a un costado de su cuerpo, sentía ganas de estrujar algo entre sus dedos pero no quería arrugar ese precioso vestido, por no decir caro. No veía el color, no sabía realmente como era, pero si sentía la tela, su suavidad, la forma en como se ajustaba a su cuerpo, los lugares en donde estaba cortado, haciéndola sentir más desnuda de lo que realmente estaba, cada parte de su cuerpo que estaba descubierta sentía el ínfimo soplido del aire que la acariciaba y la hacía estremecerse. Debía de mantenerse cuerda, debía de ser más fría que nadie. Debía de ganar esta batalla, sin embargo estaba resuelta, en el fondo de su corazón, a declarase vencida para poder apaciguar el tormento de su corazón, el tormento que asolaba su alma.

Cuatro noches atrás empezó todo esto…

Tras cuatro noches la cordura la abandonó…

Y hoy, tras esas cuatro noches, su destino quedaría sellado de manera irrevocable.


- "Tan hermosa… tan bella… mi muñeca, mi tesoro, mi ángel"

Todo era muy brillante, casi como si fuera blanco, pero sin llegar a serlo, era más bien algo sin color, un color que brillaba. Era como si todo a su alrededor fuera intensa luz, pero aún así… aún así veía a la persona que tenía delante, a la persona que la cogía en brazos y la mecía, veía su sonrisa, sus finos labios curvados, las finas arruguitas que formaban esa sonrisa, podía ver sus ojos, cálidos y acogedores, podía notar el calor de su abrazo, podía oír el latido de su corazón.

- "Tú eres mi vida, tú serás mi más hermosa flor, mi flor de primavera"

Pudo ver las flores revolotear alrededor de su rostro, pudo notar la brisa de la tarde arrastrar los pétalos hacia su mano, estirada para alcanzarlos. Pudo percibir como el aire se incrementaba hasta convertirse en viento, un viento que llegó a convertirse en un huracán y entonces, ya no estaba en el regazo de ese ángel, ya no estaba en la calidez de ese regazo, ya no podía ver la luz de su sonrisa, ya no podía oír los latidos firmes de su corazón.

Ahora solo podía ver oscuridad, solo podía sentir unos brazos temblorosos apretándola contra su pecho.

- "¿Donde está!"- Fue el grito que oyó la niña, sintió estremecerse su cuerpo. Oía los pasos de los hombres entrando en el cuarto y encaminándose por todo el lugar.

- "No se mueva señorita"- Oyó ese susurro a través de su cabello. El susurro tembloroso de una mujer.

- "Dinos donde está"- Un hombre alzó la mano levantando algo que sujetaba entre sus dedos, la niña no pudo ver bien que era, pero era algo que brillaba bajo la luz de la luna. Unos minutos antes estaba alegremente jugando con las doncellas del cuarto cuando repentinamente se fueron las luces, lo siguiente que notaron fueron unos ruidos estridentes de la planta baja, pasos agitados, gente chillando y por último la entrada de esos hombres matando a los guardias de ese cuarto. Las doncellas gritaron asustadas y desesperadas. En el suelo delante de ellas había dos cuerpos sin vida, desangrándose. Ella pudo ver como la sangre salía del cuerpo de los hombres a cada disparo que daban. Rápidamente la doncella la cogió y hundió su rostro en su pecho para que no pudiera ver esa monstruosidad. Ahora las doncellas estaban arrodilladas delante de los hombres, ella aún en brazos de la mujer. Aún en brazos de la mujer que siempre estuvo a su lado, desde el día de su nacimiento, la mujer a la que siempre llamó mamá.

- "No sé de quién habla"- Dijo aterrorizada la mujer que estaba siendo apuntada con el arma.

- "No sean estúpidas, morirán si no hablan"- Pudo notar el temblor de la mujer que la abrazaba, como si su alma dependiera de ello y levantó la cabeza, la mujer la miró y ella le sonrió, como siempre sonreía, como había aprendido desde pequeña, a sonreír siempre para que los demás no se preocuparan, para que los demás no tuvieran que percatarse de su miedo o de su dolor.

- "Vamos, no tenemos toda la noche"- Dijo otro hombre. Al notar el silencio de las mujeres cogió a una de los pelos y la arrastró hasta dejarla delante de todas. La tiró al suelo- "Arrodíllate"- La mujer se levantó como pudo. La expresión de su cara denotaba pánico y la hacía parecer más mayor de lo que en realidad era. El hombre puso su pistola en la parte trasera de la cabeza y apretó con firmeza- "¿Dónde está el chico de los Fénix?"

- "No... l... lo... s... sé"- Tartamudeó entre sollozos.

- "Respuesta equivocada"- Un sonido hueco invadió el cuarto y pudo ver como una bala atravesaba el cráneo de la mujer haciendo salpicar sangre. El cuerpo cayó sin vida. No lo pudo evitar, la mujer estaba vuelta hacia ella, con los ojos abiertos, vacíos de vida, miró a ese rostro, a esos ojos... abiertos, mirándola.

- "No mire, señorita"- Volvió a protegerla la mujer.

- "¿Ahora nos dirán lo que queremos saber?"- Las mujeres estaban muertas de miedo pero un alboroto fuera de la habitación interrumpió la ejecución. El hombre mandó a uno de los hombres salir del cuarto. Al poco rato volvió agitado.

- "Jefe, son los Serpientes y los Tigres"

- "¿Y qué quieren?"- Dijo irritado el hombre.

- "Al parecer han cogido al chico"- Esas palabras surgieron efecto en el hombre, que salió corriendo del lugar inmediatamente, dejando atrás su última sentencia.

- "Matadlas"- Los hombres de la sala cogieron sus armas y les quitaron el seguro. Cada uno se fue acercando a las dos mujeres que quedaban.

- "Señorita, corra"- Susurró la mujer, la niña la miró interrogativa- "Corra con todas sus fuerzas y no se pare. No se pare y no mire atrás ¿Ha comprendido?"- La niña asintió dubitativa. Los hombres estaban delante de ellas. La mujer se separó de la pequeña y se puso de pie, al igual que hizo la niña. La pequeña no pudo recordar como pasó, pero acabó huyendo de allí, con toda la fuerza que podía correr sus piernas. Lo último que oyó fue a la doncella gritar.

- "¡Corre, corre y no te detengas!"- Y un fuerte ruido silenció los gritos. Los gritos de las mujeres que quedaban en el cuarto.

La niña se paró en seco cuando dejó de oír ruido y se dio media vuelta. Lentamente, sin saber, sin ser consciente realmente de lo que hacía se acercó a la puerta por la que había salido disparada, para ver como un hombre se acercaba al cuerpo de una de las mujeres del suelo y le daba la vuelta con su pie.

La niña pudo ver en el suelo el pelo desmarañado negro de una de las doncellas, largo y hermoso como la noche, sus ojos se posaron en el hombre que le dio la vuelta, ahora sus labios eran rojos, teñidos con su propia sangre. La niña pudo ver el enorme charco se empezaba a formar en el suelo, un charco de un líquido rojo e intenso a la vez que oscuro.

Por casualidad o tal vez por instinto la cabeza de la doncella se levantó y sus ojos viraron hacia la niña de la puerta, que respiraba con dificultad, tal vez por la impresión de lo que veía, quizá por la carrera que había hecho para salir del lugar. Su mirada se angustió y lo último que la niña pudo ver fue el terror reflejado en sus ojos, terror y miedo por la vida de la pequeña, en vez de la suya que ya expiraba. Oyó un último disparo que le sesgó la vida definitivamente.

La pequeña observó esa mancha oscura en el suelo y los ojos de la mujer mirándola con miedo. Sus piernas empezaron a temblar y sin percatarse un hombre había notado su presencia.

- "¡La cría!"- La pequeña se sobresaltó y sin pensarlo, por simple instinto, salió corriendo en dirección a las escaleras.

La niña lloraba. Lloraba y corría. Se sintió aturdida, perdida y sobre todo aterrada. Llegó al principio de las escaleras, miró a su espalda y no vio a nadie. Repentinamente alguien la cogió de la muñeca, se giró para ver quién era, aterrada, y lo que se encontró fue con el rostro de otra persona, un rostro borroso. Retrocedió para zafarse de la mano de esa persona y por un paso mal dado, resbaló en el primer escalón y su cuerpo empezó a caer hacia atrás. Pudo ver a esa persona intentar cogerla de la mano nuevamente, pero ya era demasiado tarde, la oscuridad ya la había envuelto en su capa. Cayó al vacío y allí unas telas blancas, colgadas de un lado a otro, interminables, amortiguaron su caída.

Pisó suelo y allí miró a su alrededor, quedó quieta ante el silencioso lugar hasta que percibió movimiento de un lado a otro. Estaba alertada por lo desconocido que le era el lugar. Giró su cuerpo de un lado a otro, 60º, 90º, 180º, pero no vio nada. Percibió pasar algo por su lado en esa maraña de telas blancas y lo persiguió. Apartó de su camino cada tela que se interponía, sin darse cuenta de que esas telas se iban enredando en sus brazos en forma de telas de araña.

Se paró en el momento en que esas telas se hicieron lo bastante molestas como para seguir avanzando. Miró a su alrededor y notó como algo se acercaba por su espalda. No lo podía ver pero lo sentía. Dio media vuelta y vio a una persona encapuchada delante de ella. Intentó acercar su mano pero las telas de araña se lo impidieron, levantando sus brazos, estirándose a los lados hasta quedar levantados sobre su cabeza. Miró a sus manos inmóviles y vio como la sangre empezaba a escurrirse hacia ella. Aún podía ver ese color rojo tan intenso y oscuro, aún podía recordar el color de esa sustancia vital para el funcionamiento del cuerpo, aún podía oler ese perfume metálico con sabor a muerte. Miró hacia delante y vio como se acercaba. Vio como ese ser levantaba una mano dejando ver nada más que huesos.

Su voz no podía salir de la prisión que era su garganta. Sus cuerdas vocales parecían ateridas. Vio como en su mano había algo brillante. Llamó a Tomoyo, a Kerberos, a su hermano, a su padre y nadie vino en su ayuda. Desesperada, con la bilis en la garganta del asco que le producía el olor a sangre llamó a una última persona. Ese grito provocó el alzamiento del esquelético brazo. Antes de que ese brazo bajara sobre su cuerpo pudo ver dentro de la capucha, pudo ver el color esmeralda de una mirada, la profundidad de un lago oscurecido por un sentimiento estremecedor. Eso fue lo último que vio antes de sentir como un objeto la traspasaba el corazón.

Abrió los ojos sobresaltada. Su cuerpo temblaba aunque estaba envuelta debajo de las mantas de una suave y acogedora cama. Lo primero que percibió fue la falta de un aroma al cual se había habituado en las últimas semanas, lo segundo que notó fue la calidez de una mano entrelazada con la suya y sin necesidad de palabras supo de quien se trataba. Su voz fue lo que definitivamente la alejó del temor de esa terrorífica pesadilla.

- "¿Qué soñaste?"- Sakura soltó un respiro cuando la tranquilizadora voz de Tomoyo llegó a sus oídos.

- "Algo que es mejor no contar"- Dijo aún notando la sensación de dolor en el pecho, el olor a sangre, la mirada verde tras la oscura capucha.

- "Esto no es buen presagio"- Oyó la vocecita sobre su cabeza- "¿Cuántas pesadillas has tenido desde que llegamos a Hong Kong, Sakurita?"- Preguntó la miniatura de león que estaba sentado sobre la almohada.

- "Esta es solamente la tercera Kero"- Dijo sin darle mayor importancia.

- "Sakurita, ya te dije una vez que eras especial, que tenías un don para la magia, aunque en estos tiempos ya no se crea tanto en ella. Si tu sueñas, no solo se quedan en meros sueños, si tú tienes pesadillas no son simples mensajes de tu subconsciente. Eres especial y por ello tus sueños son especiales"- La joven sabía que Kerberos tenía razón, pero hacía muchos años que no tenía esa clase de sueños, de alguna manera los había podido esquivar. Sin embargo, ahora… era como si esos sueños escondieran algo, y la verdad era que realmente escondían algo.

- "¿Pueden ser presagios del futuro, Kero?"- Preguntó Tomoyo.

- "O mensajes del pasado"- Dijo el guardián pensativo.

- "Si son mensajes, no son muy agradables que se diga"- Se burló Sakura sin humor en su voz.

- "Podríamos intentar…"- Antes de que el guardián pudiera decir algo Tomoyo le calló.

- "No, eso no debe hacerse"- Tomoyo le miró con mirada recriminatoria.

- "Pero…"- Tomoyo le lanzó un mirada feroz y Kero hizo un puchero.

- "Debemos evitar todo lo posible el contacto con la magia, puede que seamos modernos, que hayamos olvidado la magia, pero aún hay gente que cree en ella y que además la practica. Sería peligroso lo que nos pides Kero"- El guardián sabía que no podría en contra de Tomoyo, así que no insistió.

- "No te enfades con Kero, él solo quiere ayudar"- Dijo Sakura con voz cansada- "Por cierto… ¿Qué hacéis los dos aquí?"- Preguntó al pensar lo extraño de su presencia en su cuarto.

- "Cuidarte"- Dijeron los dos a la vez lo que provocó unas risillas entre los tres. Tomoyo dejó de reír inmediatamente cuando se acordó de una pregunta que quería hacerle. No se cortó la lengua, lo cual podía llegar a ser letal para alguien que no conocía bien a Tomoyo.

- "¿Qué hacía ese Eriol Hiragizawa saliendo de tu cuarto?"- Sakura se sorprendió ante la pregunta e inconscientemente se sonrojó. Tomoyo lo percibió, no lo vio pues estaba oscuro y no se había molestado en encender la luz, pero percibió un ligero nerviosismo en su amiga- "¿Pasó algo¿Qué te hizo?"- Preguntó sentándose en la cama.

- "Nada, nada…"- Lo dijo, no muy segura. Sí que había pasado algo y aunque hubiera sido algo inocente (eso pensaba Sakura) seguro que Tomoyo elevaría un grito al cielo, lo mejor y más adecuado sería abstenerse de dar detalles- "Me ayudó a instalarme"- Tomoyo la miró recelosa y no se calló sus sospechas.

- "Mientes"- Sakura se levantó de la cama y se agarró a las mantas.

- "No es cierto"- Dijo con demasiada rapidez. Kero se arrinconó para mirar como Tomoyo sacaba información de Sakura.

- "¿Hizo algo indebido?"- Sakura cayó y se pensó la pregunta. Indebido, realmente indebido no era…

- "No"- La media de tiempo de tardanza de contestaciones de Sakura se la conocía y ciertamente cuando Sakura mentía, o respondía inmediatamente o tardaba excesivamente.

- "¿Te tocó?"- La pregunta podría ser normal si no fuera por el tono empleado.

- "¡Tomoyo¡Como puede haberme traído sin tocarme!"- Dijo con fingida indignación.

- "¿Caricia¿abrazo?"- No notó nada delator en su expresión corporal hasta que preguntó…- "¿Beso?"- Un ligero movimiento, algo casi imperceptible para otras personas pero no para Tomoyo, hizo que empezara a hervir. Se disponía a salir de la cama hasta que Sakura se abalanzó sobre ella y la detuvo.

- "No hagas nada drástico"- Dijo desasosegada, azorada por el mero pensamiento de lo que pudiera hacer su prima.

- "Ese degenerado pervertido. ¡Yo lo mato¿Quién se ha creído seduciendo a todas las que ve¡Si se cree que caeremos rendidas a sus pies lo va a lamentar!"- Sakura la soltó y Tomoyo cayó hacia delante sobre el colchón. Parpadeó un par de veces y una sonrisa traviesa apareció en los labios de Sakura.

- "¿'Caeremos rendidas'?"- Tomoyo se irguió sentada sobre la cama y se giró a mirarla con todo su pelo enmarañado. Pudo casi ver esa sonrisa en los labios de su prima y se maldijo por su mala utilización de las palabras.

- "Es una forma de hablar"- Se justificó como si fuera una niña.

- "Ya"- Fue la respuesta de Sakura- "¿Te ha besado?"

- "Estaría muerto si me hubiera besado"- Dijo con llamas en los ojos.

- "Pues que sepas que lo hace bastante bien, deberías probarlo"- Tomoyo la miró con incredulidad. ¿Sakura diciéndole que saltara sobre los brazos de ese… ese…¿Acaso estaba loca¿Acaso la tomaba por loca a ella? No, definitivamente no estaba tan loca como para hacer caso de ese comentario.

- "Te burlas de mi"- Dijo Tomoyo irritada ante el comentario de su prima. Tomoyo percibió una sonrisilla en los labios de Sakura y la miró recriminatoriamente- "Antes muerta"- Fue su respuesta exasperada.

Sakura rió sin ambages y Tomoyo frunció el ceño. Había ciertas veces que no soportaba el sentido de humor de Sakura. En las antiguas relaciones de Sakura, con esos 'mentecatos' como los llamaba Tomoyo, se descubría que estos estaban con la joven invidente para acercarse a Tomoyo. El pensamiento de los jóvenes era muy simplista, si te gusta una mujer y su amiga no ve… ¿por qué no aprovecharse de la situación? Finalmente, por torpeza y cansancio, Tomoyo acababa saliendo con ellos, para después dejarlos como a la basura que eran.

No era que a Tomoyo no le interesara salir con hombres, cualquier mujer joven, sana y heterosexual como ella, le apetecía estar de vez en cuando en compañía masculina, y saber que no le era indiferente a la población masculina era un aliciente para aprovecharse de eso. A diferencia de Sakura, Tomoyo no era tan pura y casta. No podía decirse que aún permanecía como la trajeron al mundo, en pocas palabras, intacta. Había perdido la virginidad a la edad de 17 años, al finalizar sus estudios en el instituto y lo hizo como una manera de cerrar su ciclo de adolescente para empezar su nuevo ciclo como adulta. No fue la experiencia más maravillosa del mundo, pero al menos no fue lo horrible que podía haber llegado a ser. Después había tenido otros roces con relaciones más cortas, casi inexistentes, pero tampoco había hecho una carrera de eso, es decir, que no había estado con muchísimos hombres. Para lo que podía recordar, había salido en los últimos tres años con cinco hombres, bueno, más que salir, con los que había tenido relaciones más íntimas que un beso, un abrazo o un roce.

Todas esas relaciones acabaron rápidamente por el mero hecho, de que no podían soportar quedar en segundo plano con respecto a Sakura. Siempre acaban la relación insinuando un supuesto entendimiento entre las dos primas, era realmente irritante ver que los hombres eran más quejitas que las mujeres, solo porque en su vida hubiera algo que fuera más prioritario, no implicaba que tuvieran que dejar la relación. No, ellos lloriqueaban argumentando que no les quería lo suficiente como para dejar de lado a su prima. ¿Y qué querían¿Qué dejara a su prima ciega a manos de Dios¿Siendo ella su único familiar vivo? Bueno, su único familiar que permanecía a su lado, puesto que vivo era una palabra ambigua dado su caso.

Tomoyo dejó escapar un suspiro. Al final de todas esas relaciones acababa con un comentario de la lengua viperina de Sakura. No es que fuera mala, era una arpía. No podía evitarlo, cuando se trataba de las relaciones de Tomoyo se burlaba despiadadamente, aunque solamente fuera por el mero hecho de hacer aparentar que la mala era ella y nadie más, aunque con eso no hiciera que la odiara sino que la apreciara más todavía, por hacer aligerar la carga de Tomoyo. Así era como acababan sus relaciones, ella no era la responsable de las rupturas, la responsable era Sakura.

Ah, que dulce mentira.

- "Vamos, por lo que he percibido es un hombre que se le ve preparado para lo que sea. Seguro que no le importa enseñarte de su extensa sabiduría"- Sakura se volvió a echar en la cama de lado- "Y cuando terminéis puedo encontrarle todos los defectos y convertirlo en un títere pusilánime"- Tomoyo sonrió ante lo poco probable de la imagen. ¿Eriol un títere pusilánime? Antes se helaría el mundo a llegar a esa situación.

- "Veo que estás recobrada de cualquier otra situación. Ahora si no te importa podrías dejar a los hombres de lado y pasar a temas más importantes"- Sakura cambió la sonrisa de su cara a una expresión sombría.

- "Deberíais de tener cuidado con el clan de los Piratas"- Dijo Kero uniéndose nuevamente a la conversación- "El chantaje no es algo que soporten muchos, pequeñas"- Tomoyo asintió de manera imperceptible y Sakura levantó la cabeza, para luego apoyarse en sus manos.

- "No harán nada, saben que no les conviene que esa información escape a otros clanes, además descubrimos que el Chevalier ha estado con los clanes de Japón y que además ha estado vendiendo sus productos mientras están con sus problemas territoriales. Debemos sacar en conclusión que saben que le buscamos y que además quieren que sepamos que su negocio continua con grandes beneficios y grandes benefactores"- Tomoyo se apoyó en el cabecero de la cama y reflexionó sobre el tema.

- "Dejan pistas pudiendo mantenerse en el anonimato, lo cual es peligroso para nosotras. Controlan ellos y no nosotras"- Kero asintió mientras volaba delante de Tomoyo con sus patas cruzadas.

- "Pero aún no saben quienes sois, no creo que puedan llegar a esa conclusión en estos momentos y si bien son lo bastante poderosos como para esconderse sin que nadie note su presencia, es difícil que su droga pase inadvertida por mucho tiempo"- Dijo en voz alta Kero- "Ellos pueden esconderse pero no por mucho tiempo, si quieren vender deben dejarse ver"- Sakura cerró los ojos y Tomoyo la miró cautelosa. Todo este asunto era desastroso, el lugar no era el adecuado, el momento no era oportuno y Sakura no estaba preparada, jamás estaría preparada para esto.

- "Faith nos encubrirá y nos ayudará por lo que hicimos, la hemos encubierto con una buen tapadera. Nos proporcionará la información que le pidamos mientras piense que es necesario. Mantendrá el secreto porque quiere saber quienes somos y por qué hacemos esto"- Dijo Tomoyo con voz apagada- "En la bolsa tengo el ordenador y todo lo imprescindible para poder comunicarnos con Saiko, además me ha dado una base de datos sobre todo lo que tenía de los clanes y algunos códigos de interés"

- "De momento contactarás con Saiko y le preguntarás si ya ha dispuesto de todo lo que le pedimos"- Tomoyo se irguió y se inclinó hacia Sakura.

- "Aun debemos de investigar a los otros tres a parte de Evangeline"

- "Evangeline está muerta, Luzbel también murió, Astrea desapareció y Night es casi un mito entre nuestro mundo"- Tomoyo la miró intrigada, el mundo de Sakura y sus plantas le eran prácticamente desconocidos.

- "Cuéntanos más cosas de ellos"- Dijo Kero reflexivo.

- "Luzbel, era un hombre, se cree que de arraigados antepasados, por lo que me dijo Evangeline era un hombre de occidente, me aseguró que residía en Europa aunque no sabe en que zona. Se le oyó hablar en Grecia, Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda, Austria o Italia. Nadie sabía como contactaba o se enteraba de las enfermedades que necesitaban de su curación, pero ahí estaba cuando más se le necesitaba"- Kero fue afirmando ante todo lo que decía, asimilando cada palabra.

- "¿Cómo murió?"- Preguntó Tomoyo.

- "Le mataron, o eso me dijo Evangeline, jamás entró en detalles, simplemente me dijo que murió en extrañas circunstancias"- Sakura paró para pensar en algo pero lo descartó inmediatamente- "Después tenemos a Astrea, a la que denominaron por ese nombre por su aura divina. Evangeline me dijo que conoció una vez a la mujer. Me contó que esa mujer hacía milagros donde otros fracasaban y debo decir que es a la primera que descartaría en mi lista para supuestos sospechosos"- Tomoyo y Kero la miraron intrigados.

- "¿Por qué?"- Dijo Kero sentándose delante de Sakura.

- "Por el hecho de que jamás en su vida ha realizado un veneno"- Los dos la miraron incrédulos- "Conoce todos los venenos, los estudió desde pequeña, pero jamás ha creado uno. Evangeline me contó que se hizo conocedora de las plantas porque su familia murió por una epidemia, al no tener dinero los dejaron morir y más tarde ella se convirtió en curandera, pero solo para personas necesitadas, nunca ha sacado provecho de sus conocimientos"- Tomoyo y Kero no confiaron tanto en que existiera una persona así, cada persona tenía su precio, aunque podría haber excepciones, muy pocas y raras excepciones, pero las había- "Evangeline amplió sus conocimientos sobre otras plantas gracias a ella"- Sakura paró durante un minuto y después cerró los ojos, aún recordaba la suave voz de Evangeline, su dulce sonido, tan tranquilizador, esa voz que sabía apaciguarla y la que la enseñó a tener paciencia, su maestra. Evangeline… ella fue quien le dio la solución a su problema.

- "Es una tortura, es doloroso, pero ante todo es un sentimiento imborrable"- Su voz se entremezclaba con el ruido de las hojas secas al ser aplastadas- "No intentes olvidar lo que sientes, simplemente se inteligente y no dejes llevarte por ellos. El dolor, la pena, el amor, el odio, todos los sentimientos pueden llevarte a la perdición, no debes suprimirlos, solo encauzarlos. Se más inteligente que nadie, si te provocan, rabia de ira, consume todo el fuego de la ira en tu interior, pero jamás lo muestres ante tu enemigo, no es cuestión de reprimir ni de perder el dominio de uno mismo, sino de control. En esta vida todo es control. Controla tus emociones y tu cuerpo y podrás controlar las emociones de los demás y así al menos sabrás que tu destino no ha quedado al azar, sino que has participado en su encauzamiento"-

Evangeline siempre había creído en el destino, pero también pensaba que el destino no quedaba siempre al azar, que había situaciones que tú misma podías cambiar y podías controlar.

- "Astrea no puede haber sido"- Reafirmó su opinión con voz serena.

- "¿Y que sabes de Night?"- Preguntó Tomoyo mientras memorizaba todos los datos aportados para después informarle a Saiko de lo que tendría que encontrar.

- "No gran cosa. Decían que era un hombre maduro que no hacía nada más que venderse al mejor postor, pero nadie puede confirmar realmente que exista pues las pocas personas que dicen haber contratado a ese hombre murieron más tarde"- Eso hizo girar las cabeza de los dos a su lado- "Más tarde se especuló que solo aceptaba grandes sumas de dinero por sus trabajos porque se consideraba el mejor. Esto lo sé porque al parecer hubo un encuentro entre Night y Luzbel. Luzbel propagó información de él y así es como nos enteramos de su posible existencia, igualmente lo inventó"- Dijo esto último encogiéndose de hombros.

- "¿Por qué el sobrenombre de Night?"- Preguntó Kero.

- "Por la simple razón de que nos es tan desconocido como la oscuridad de la noche, no se sabe de su apariencia, de su edad ni de sus intenciones. Puedo decir que le llamaron Night, el Ladrón porque pagarle era prácticamente aceptar un robo. Solo sé de 3 personas que realmente hallan requerido sus servicios, todas ella muertas ahora"- A Tomoyo le asombró la tranquilidad con que la joven decía todo eso.

- "¿Algo más a destacar?"- Preguntó Kero nuevamente flotando de un lado a otro, cavilando en especulaciones.

- "Sí, cabe la posibilidad de que Night esté muerto"- Tomoyo hizo una mueca, sin duda esto no era bueno para la búsqueda.

- "¿Estamos de acuerdo con que si esto es cierto lo único que nos deja es Astrea a la que descartas por ser una curadora y no una asesina?"- Todos hicieron una mueca.

- "Siempre nos queda rezar"- Dijo Kero con tono de humor.

- "O desenterrar muertos"- Murmuró Tomoyo.

Ninguno de los tres volvió a decir nada en toda la noche, durmieron los tres juntos y al día siguiente los encontraron los tres juntos. Tomoyo se despertó primero y dejó a Kero con Sakura, nadie pensaría que el guardián fuera otra cosa que un peluche que utilizaría Sakura para dormir. Tomoyo volvió a su cuarto y se dio una ducha, se cambió de ropas, todas ellas compradas recientemente, y se marchó del cuarto a la cocina, necesitaba un buen café para empezar la mañana.

Y empezó la mañana, pero con muy mal pie. Fue encontrarse con él y quedar destruida todas sus esperanzas de una mañana tranquila.

- "Buenos días, Wei"- Saludó en chino al joven mayordomo. El hombre sonrió y se acercó a ella.

- "Buenos días, señorita"- Tomoyo se sentó en una silla detrás de la mesa de la cocina- "Si desea el desayuno ahora íbamos a subírselo a usted y a la señorita Sakura"- Dijo Wei señalando las bandejas encima del mostrador.

- "No se preocupe, yo comeré aquí bajo, no estoy acostumbrada a comer en la cama si no es por necesidad"- Dicho esto la puerta de la cocina se abrió y dejó pasar a, como siempre, un bien vestido Eriol.

- "Buenos días Wei"- Saludó al hombre. Pasó su mirada a Tomoyo y sonrió- "Tomoyo, es un placer verte esta mañana"- La joven entrecerró los ojos y se produjo un cambio en su posición, cambió de una manera amistosa a otra hostil.

- "Yo no podría decir lo mismo"- Cogió el café que le sirvió Wei silenciosamente e ignoró al hombre cuando este chasqueó su lengua y se sentó enfrente de ella.

- "Lástima que de buena mañana ya estés a la defensiva"- Dijo mientras una mueca guasona se mostraba en sus labios.

- "No estoy a la defensiva"- Dijo mientras miraba nuevamente a Wei y le decía si podía traerle el periódico, lo cual no pasó desapercibido para los dos hombres. Wei miró a Eriol y seguidamente se marchó en busca del periódico. Todo esto bajo la mirada de Tomoyo, quien mostró una sonrisa ante la confusión del mayordomo.

- "¿Pues si no estás a la defensiva¿Cómo llamarías la actitud que tomas?"- Dijo apoyando los codos en la mesa.

- "Estar alerta y ser precavida"- Dijo mientras tomaba un sorbo de café- "Nunca viene mal teniendo en cuenta los malos bichos que una se puede encontrar de buena mañana"- Wei volvió a aparecer con el periódico en las manos y se lo tendió a Tomoyo. Los tres quedaron callados repentinamente y así permanecieron varios minutos. Llegada ya a la mitad del diario Tomoyo alzó la cabeza y les hizo una pregunta silenciosa con la mirada.

- "¿Alguna noticia interesante esta mañana?"- Preguntó Eriol con su legendaria sonrisa.

- "Robos, atracos, accidentes, sucesos culturales y políticos, pero yo de todos destacaría este"- Dijo dando la vuelta al periódico y tendiéndoselo al hombre. Eriol lo tomó y leyó el titular- "Interesante¿no?. 'Funcionario público encontrado muerto'"- Eriol se sorprendió levemente e interiormente, sin dar muestras de ningún cambio de expresión.

- "¿Por qué te llama la atención?"- Preguntó para realmente confirmar que la joven entendía lo que decía la noticia.

- "Uno esperaría con ese titular el hallazgo de un cadáver tras un asesinato, cuando habla de un suicidio"- Tomó otro sorbo de café y estiró los brazos hacia atrás- "Dice que un hombre que disfrutaba de un buen trabajo, soltero, sin compromiso y sin ninguna clase de problemas decide suicidarse mediante una sobredosis de cualquier sustancia hallada en su cuerpo. ¿Qué hombre, con esa clase de vida decide suicidarse?"- Eriol leyó la noticia y dobló el periódico al terminar, dejándolo sobre la mesa.

- "Puede que realmente no fuera feliz con la vida que llevaba"- Dijo con los antebrazos apoyados sobre la superficie plana de la mesa.

- "O puede que halla algo más detrás de todo esto"- Dijo esto en un murmullo, reflexionando para sí misma. Eriol la miró intrigado y cuando vio que la joven se levantaba de su silla él también hizo lo propio.

- "Antes de que partas dejando desolado mi corazón…"- Tomoyo le lanzó una mirada furibunda y Eriol sonrió ante la reacción- "Me gustaría saber cuando has aprendido a leer en chino"- Tomoyo se irguió en toda su estatura, que era un par de centímetros más baja que Sakura y unos buenos centímetros más baja que Eriol y le mostró una sonrisa resplandeciente.

- "¿Acaso eso importa?"- Le devolvió su pregunta con otra.

- "El tiempo realmente no, pero la causa de que no lo hallas mencionado antes, sí"- Tomoyo pareció reflexionarlo lentamente pero finalmente decidió contestar.

- "Más que preguntar cuando aprendí deberías preguntar cuando fue que empecé a recordarlo"- Hizo una pausa meditando algo más y luego volvió a hablar- "Sakura y yo conocemos vuestro idioma desde niñas pero no lo hemos llegado a practicar desde hace… unos… 10 años… Sí, 10 años más o menos. Yo al menos me acuerdo de lo que significan ciertas palabras, pero no llego a saber como se pronuncian y no llego a hablar vuestro idioma, Sakura supongo que estará en unas circunstancias similares, además hemos estado estudiando vuestro idioma desde que llegamos"- Eriol alzó las cejas ante este dato. No eran tontas esas dos jóvenes y eso era preocupante. Se adaptaban a las circunstancias con asombrosa facilidad- "Dadnos tiempo y en breve os entenderos a las mil maravillas"- Se dio media vuelta y se marchó.

Todo lo que dijo era cierto, desde pequeñas les habían enseñado, aparte de su lengua natal, el chino, el inglés, el francés, el italiano, un ruso rudimentario, algo de alemán y poco más, necesitaban comunicarse bien sin necesidad de un intérprete. ¿La razón? Nunca podías confiar en las terceras personas, siempre había cierto riesgo de traición cuando se empleaba a un intérprete y ese riesgo era algo que no podías permitirte.

Shaoran, Eriol y Meiling por su lado también habían sido educados en el conocimiento de varios idiomas. Ellos comprendían el japonés, pero al parecer entre ellos, sin realmente saber los conocimientos que poseían los otros decidieron emplear el inglés como idioma de comunicación entre ellos.

Eriol quedó muy pensativo, si realmente Tomoyo y Sakura tuvieron esa clase de educación, su familia debía de ser adinerada, de clase alta, pero en la información recabada sobre ellas no se menciona que su familia descendiera de las grandes esferas o que hubiera adquirido cierta fortuna para permitirse esa educación para sus hijas. Eriol se preguntó que más cosas podían ocultar esas dos mujeres. Y repentinamente, salido de la nada Eriol se dio cuenta de algo importante, debían controlar mejor a esas dos mujeres, porque eran más listas de lo que aparentaban y sus conocimientos se salían de lo que una persona de clase media trabajadora se suponía que poseía.

Saliendo de su abstracción al oír la taza de té delante de él sobre la mesa, miró a Wei a la cara y entonces recordó algo importante.

- "¿Salió ya?"- Preguntó mientras cogía la taza de té.

- "Sí, despertó nada más amanecer y partió media hora después"- Eriol miró el reloj de su muñeca y dejó la taza nuevamente sobre el platillo.

- "Entonces ya deben haber comenzado"

Iba a ser un día largo para Eriol. Era de temperamento despreocupado en apariencia, pero en realidad Eriol se tomaba las cosas muy en serio. Su madre solía decirle que ese rasgo era de su difunto abuelo, un hombre orgulloso, arraigado en las antiguas costumbres. Era arcaico en todo el sentido de la palabra, era un hombre al que la palabra 'caballero' le quedaba en justa medida.

Su abuelo, de raíces japonesas, había nacido y sido criado en occidente, con las leyes y creencias occidentales. Hombre cristiano, de buen hablar, de carácter generalmente afable, descendiente de una familia japonesa muy arraigada a las costumbres, murió como en vida vivió, con orgullo y luchando.

Eriol siempre había sabido la verdad, su abuelo murió del disgusto, a causa de su existencia, no es que Eriol fuera un mal nieto o que hubiera nacido con algún defecto de salud por el cual tuvieran que estar preocupándose. No, la causa era nada más que su mera existencia. Su abuelo murió de un ataque cardíaco una fría noche de invierno cuando supo el destino que le depararía a su único nieto.

Su abuelo se casó con su abuela, una mujer británica preciosa de pelo rubio y ojos azules, por amor. No un amor apasionado como los que se leen en las novelas, sino un amor tranquilo, un amor que te hacía sentir en paz, que te daba sosiego al alma, un amor tierno pero firme y fuerte, y sobre todo, duradero.

Se casaron porque se prodigaban un gran afecto y un gran respeto, su amor era calificable de entrañable, cuando los veías siempre aparecía la imagen de la típica pareja mayor que siempre tenía una sonrisa en sus labios y que bebían té con pastas. De ese dulce amor nació la única hija que tuvieron, después de tres abortos y ya en avanzada edad la pareja tuvo a su hija, Hope, su esperanza. Al ser la única hija que pudieron tener, arroparon entre sábanas de seda y mantas de algodón, la cuidaron, al mimaron y la protegieron, pero no pudieran prevenirla del mal que en el futuro la acecharía.

Un día, 24 años atrás, su madre hizo un viaje con su abuelo, por aquel entonces ella tenía 21 años, todavía inocente para el mundo que la rodeaba. Desprevenida, el destino la atacó y la mostró el amor, no un amor como el de sus padres, que no era un mal amor, era un amor intenso, un amor como el que vivió la madre de Eriol. Fue corto, fue apasionado y sobre todo fue su perdición. Solo duró unos meses, los suficientes para perder su inocencia y engendrar a Eriol. Sus abuelos jamás recriminaron la conducta de su hija, respetaron su decisión de criar a la nueva criatura y amaron al hijo que ella tuvo. Sin embargo todo tornó en catástrofe el día en que un hombre de traje, entró con su maletín en mano, sacó unos papeles y reclamó la custodia del niño. Por aquel entonces él solo había alcanzado lo tierna edad de tres años, su abuelo murió luchando para que no le arrebataran ese nieto hasta el día que este cumplió los cinco años de edad, ese día su corazón se paró, ya perdió su vida con orgullo y jamás sabría que también había perdido esa batalla. Su abuela murió meses después, de una profunda tristeza, era incapaz de vivir sin su esposo y aunque no voluntariamente se quitara la vida, su alma ya había escogido descansar eternamente junto con su esposo. Encontraron a su abuela sobre la cama que su abuelo murió, parecía dormir profundamente en un dulce sueño, pues la sonrisa en sus labios así lo hacía ver.

Con la muerte de los ancianos el destino siguió su curso. El único consuelo del inglés había sido que al menos su abuelo había muerto como debía morir: por una causa que amaba, luchando con todas sus fuerzas y muriendo con todo el orgullo que su pecho henchido podía encerrar. No se lamentaba de la muerte de su abuela, pues siempre supo que los dos morirían juntos, pues ese era su destino.

Su madre…

Su madre vivía en Londres, en una preciosa casa, con su marido y sus hijos. La vida seguía y su madre no quedó atrás. Después de la muerte de sus padres accedió a ceder la custodia a cambio de dinero. Vendió a su hijo, de una forma legal y moralmente aceptable visto socialmente. No odiaba a su madre, era más, no sentía nada por ella, era solamente eso, su madre, la mujer que le trajo a este mundo y poco más importaba.

Ahora su destino pendía nuevamente en manos de personas que le eran ajenas, nuevamente debía de resignarse a quedarse a un lado y mirar como manipulaban a su alrededor, sin duda ese sería uno de los días más largos de su vida, otro recuerdo que añadir a la larga lista que ya había empezado.

Eriol caminó cansinamente por las escaleras y se marchó a su cuarto¿qué más podía hacer? Aún tenía que vigilar a esas dos japonesas, buscar cierta reliquia, descubrir por qué Dominic había vuelto y esta vez a raptar a Meiling, sin duda tenía muchas cosas en las que ocupar su tiempo.


2º Día – 8:00 a.m.

Allí estaba nuevamente, después de años sin tener que pisar ese lugar volvía a él por culpa de…

Sí, tres mujeres. En realidad, si se ponía a contar bien, embarcaba a otras tres mujeres.

Primero y el desencadenante de todo era esa maldita estúpida de Lara. Eso lo descubrió inmediatamente esa mañana cuando antes de pasar a la sala en la que estaba ahora su tía le disipó ciertas dudas que podía explicarle ella antes de enfrentarse a la gran señora de la casa. Fue insensato por parte de Lara, pero eso lo aclararía más tarde.

La segunda mujer, Sakura. Si no se hubiera cruzado en su destino jamás tendría que haber vuelto a ese lugar, era infantil admitirlo, pero de que la japonesa fue uno de los desencadenantes, había que admitirlo. Había sido una profunda distracción desde que la conoció.

La tercera era su difunta prima Mai Fan y en consecuencia englobaba a la cuarta, su prima Meiling. Si no fuera por ese asunto de Dominic y toda la tontería de la detención no tendrían pruebas sólidas con las que acusarle de negligencia hacia el clan, pero eso era algo inevitable, como lo es que el pasado siempre llama a tu puerta de la forma más inesperada posible.

La quinta y quizá la más importante, la mala voluntad de su tía, a la cual le debía un gran favor a todo ese incondicional apoyo para que le destituyeran, jamás pudo soportar verle a él al mando del clan y ahora que veía la oportunidad de desfavorecerle, no iba a quedarse atrás.

Por último, tenía que admitir que si su madre no quisiera realmente verle no habría accedido a toda esta patraña. Sin duda su madre quería algo de él y como siempre nunca sabría el que hasta que llegara el momento. A diferencia de su padre, a su madre jamás supo leerle el pensamiento, podía adivinar las acciones de sus intenciones, pero jamás esas intenciones. Podía saber que movería la mano derecha, pero para qué y a favor o en contra de qué, eso le era totalmente desconocido. Misteriosa, era ideal para el cargo que asumía.

Su padre, líder del clan, era la figura del portentoso dragón, el símbolo del clan, y su madre como esposa suya, adoptaba el papel de su sombra. Cuando su padre era traicionero y adquiría sus objetivos su esposa también lo hacía pero de una manera muchísimo más sutil y con unas intenciones que aunque en general eran a favor del clan, podían llegar a ser perturbadoras.

Y ahí estaba nuevamente, en ese cuarto de color beige, con sus muebles de madera, de la mejor madera, todas reliquias familiares. Y delante de él, la señora que imponía su voluntad en esa casa, con su vestido azul con un estampado de vivos colores, su estilo clásico y su larga melena oscura peinada con gracia y estilo, siempre con una flor blanca prendida, muestra de que aún llevaba luto por su esposo, después de ocho años, seguía respetando la memoria de ese hombre. Firme como ninguna otra mujer que Shaoran hubiera conocido, se mantuvo erguida, callada y solemne, sus ojos mirando directamente a los suyos. Y como siempre en su vida, tuvo que ceder ante su madre y dar el primer paso.

- "Hoy he venido a discutir sobre la carta que me fue entregada ayer, Mu Qin"- El tono era distante y comedido, cada palabra estaba preparada antes de ser dicha.

- "¿Qué dudas son esas que nos regalas con tu presencia en este morada?"- Dijo la mujer con el mismo tono, una mirada penetrante y crítica sesgaba cada movimiento y palabra en meticuloso análisis.

- "¿Cumpliréis lo dicho en esta carta?"- Dijo mientras a su vez sacaba la carta de su chaqueta y la depositaba en la mesa que los separaba. Solo un leve vistazo fue malgastado para ver esa carta. Su mirada taladraba el interior de Li para ver el más mínimo síntoma de flaqueza.

- "¿Lo dudáis?"- Shaoran podía haberse indignado ante ese reto pero simplemente calló y se adaptó al desafío lanzado.

- "Meramente quiero confirmar ese deseo que tenéis de destituirme de mi puesto. Soy el heredero legal de mi padre, no tenéis posibilidad de destituirme por otra persona a no ser que se de el caso de mi fallecimiento, lo cual me lo tomaría a mal"- La mujer no movió ni un músculo, ni siquiera parpadeó. Le miró a esos insondables ojos y contestó.

- "Se puede prescindir de un líder que no está capacitado"- Shaoran tembló interiormente, pero no lo demostró, él podía tener tanto aplomo como esa mujer, al fin y al cabo no eran madre e hijo por nada.

- "Me gustaría discutir esa 'incapacidad' que decís que poseo"- La mujer hizo un gesto con la mano y una criada que estaba en una esquina apartada de la sala apareció con la tetera para servir más té a la dama. No era poco habitual que hubiera siempre una criada en la casa de la 'Viuda', después de todo, los criados eran fieles y no había problemas de murmuraciones. No, si querían seguir trabajando en esa casa y en el mundo de los vivos. Cogió la taza, despidió a la criada de vuelta a su rincón y tomó un leve sorbo de té, lo degustó tranquilamente, su textura, su sabor, todo lo que le era posible paladear. Dejó la taza nuevamente sobre el platito, encima de la mesa y se dignó a contestarle.

- "Mezclas lo personal con lo profesional"- La mujer calló y el silencio los envolvió. El joven cabía esperar esas tácticas de su madre pues solo quería saber el límite de sus capacidades, más expresamente en este caso, la paciencia- "Es de dominio público de tu relación con Lara Fox, la joven ha estado cierto tiempo fuera del país, por las pasarelas de Europa. Es de dominio público de tu nueva relación con la… 'invitada' que tienes bajo tu techo. Es de dominio público la búsqueda de la reliquia. Es de dominio público el escándalo que nos envolvió la muerte de tu prima y mi sobrina Mai Fan y ahora la implicación de Meiling, en este nuevo escándalo. Cabe destacar tu presencia en la zona occidental implicado en lo que se ha llamado 'una lucha de poder entre occidente y oriente'. Esto separado no tiene mucha importancia, pero entremezclados y además con la intervención de la joven Fox exigiéndonos que hagamos algo con tu persona es algo que no podemos tolerar. Podíamos haber pasado por alto tus indiscreciones pero no el hecho de que nos viniesen a reclamar por ellas, como si fueras un mocoso de colegio"- Shaoran analizó los cargos e inmediatamente supo sacar una conclusión. Lo que significaba todo eso era el hecho de haberse vistos a soportar la queja de una persona. Podían tolerar a un líder como Shaoran, con sus formas poco sutiles de abordar los temas, pero no podían aceptar el hecho de que otra persona dentro del clan (y el clan Ge Ma era un clan ligado al clan Dragón, lo cual le incluía en términos de 'dentro del clan') mostrara en voz alta sus dudas o quejas, porque eso significaba dos cosas: se dudaba de la capacidad del líder y tal era su incapacidad que no se tenía miedo a decirlo en voz alta y segundo, no se podía mantener unida a la 'familia' si había ciertas dudas entre los miembros de dicha 'familia', lo cual podía llegar a ser un problema.

- "No es base sólida para destituirme"- Se reafirmó Shaoran en su postura- "Pudo haber algo poco convencional en mis métodos para tratar ciertos asuntos, pero el clan jamás ha sido afectado y su nombre jamás ha sido manchado"

- "Hasta ahora"- Dijo la dama irguiéndose más, si eso era físicamente posible- "Has convertido el clan en la comidilla de todos los clanes. Se critica tu forma de manejar lo personal, lo cual me hace dudar de tus capacidades de control sobre todo lo demás. ¿Si no puedes controlar a las mujeres con las que te asocias como te crees capaz de controlar todo un clan?"- No había levantado la voz ni un solo decibelio. Había hablado implantando la duda en su mirar, en su tono, más severo. No, esa mujer no perdía nunca el control, desde que era un mero niño de pantalones cortos nunca la había visto perder el control, exceptuando una vez, una sola vez y ese mero descuido casi le costó la muerte a su madre - "Se te juzgará por los hechos, hasta entonces espera la decisión de los Siete Ancianos y después acátala con honor y dignidad. No ensucies más el nombre del clan, es lo mínimo que puedes hacer"

Shaoran estaba más que acostumbrado de las críticas de su madre. Durante los 3 años que tuvo que vivir bajo la sombra de su madre tuvo que aguantar las recriminaciones que se le hacía por su comportamiento. Su madre siempre tenía un comentario para ese comportamiento inmaduro y despreocupado que había adquirido, pero sin embargo jamás hizo nada para solucionarlo. Algunas veces dudaba de que su engaño llegara a convencer a su madre, era una mujer perceptiva por naturaleza y el hecho de que no hubiera movido ni un solo dedo por cambiar su conducta era más que sospechoso, era inquietante. Siempre estuvo alerta, a la expectativa de que su madre, de repente, quisiera hacer algo para su perjuicio. Jamás supo confiar en ella, jamás pudo confiar en ella, en esa mujer que era la esposa de su padre. Era más que su madre, era más que la mujer de su difunto progenitor, era la dama que aguantaba el peso del clan, pues solo una mujer con su entereza podría soportar todos los escándalos que su familia la obligó a arrastrar el día que ante todos los dioses juró serle fiel y leal a ese que estaba bien enterrado bajo tierra. Ante todo era una mujer poderosa y eso era lo que inquietaba a Li.

- "Hazle saber a los Siete Ancianos que destituirme en este momento cuando en breve se celebrará la reunión del Pacto sería contraproducente. Debo añadir también que la búsqueda de la reliquia está siendo realizada por mi y que yo, como uno de los descendiente directos del Fundador, soy la única persona que tiene legítimo derecho a reclamar esa reliquia"- Shaoran empleó el mismo timbre de voz, sin un cambio. No apartó la mirada en ningún momento- "Y lo más importante, los reclamos de la hija de un líder, que no está implicada en las acciones del clan, no tiene potestad en este asunto"- Desafió a su madre en esa última frase, quería comprobar si tenía valor a negarle lo que sabía que era verdad.

- "Pero su opinión se tiene en cuenta no como hija del líder de un clan, sino como posible candidata a ser tu esposa, futura señora del clan"- Shaoran no pudo contenerse y mostró el fuego de la rabia en sus ojos, pero solamente meras chispas, todo el fuego quedaba escondido y dominado dentro de lo que era capaz. Siempre supo el riesgo de acostarse con la hija de un líder, pero jamás creyó que esta mujer en particular se hiciera tan taimada como para intentar anhelar de él algo que no fuera un buen revolcón en la cama. Siempre era claro con las mujeres pero esta se había tomado demasiadas libertades solo por el hecho de que ignoraba más que a las demás sus deslices públicos en cuanto a mentiras y manipulaciones. Sabía que era una mentirosa y que había hecho creer a los demás lo que más le convenía, pero siempre había sido claro y preciso con ella, ahora veía que debía haber hecho caso a su prima Meiling cuando esta le dijo que se cuidara con Lara.

- "No es mi prometida y mucho menos mi futura esposa"- Dijo entre dientes.

- "Cuando soluciones eso hablaremos nuevamente, hasta ese momento tienes seis días para intentar solucionar tu otro problema, si es que aún te consideras capacitado para el puesto de líder"- Su madre calló y con la mirada le indicó que ella había terminado.

- "En ningún momento dejaré de ser el líder de este clan"- Afirmó fríamente el joven.

- "Puedes darle mis respetos a la joven Fox. También deseo que mantengas a tu prima bajo control y…"- Shaoran ya estaba de pie delante del sillón con la mirada puesta sobre el rostro de la mujer que le engendró- "Dile a Eriol que esté preparado"- Shaoran miró a la mujer y este pudo percibir algo en ella, como siempre que percibía que planeaba algo. Sabía que todo lo que estaba sucediendo iba en contra de lo que ella realmente deseaba, pero no podía comprender porque ahora daba la apariencia de apoyar a los Ancianos y admitir la necesidad de aceptar el ultimátum de la carta.

- "Mu Qin"- Hizo una ligera reverencia doblándose un par de grados, los justos para ofrecer un frío y distante respeto.

- "Er zi"- La mujer movió imperceptiblemente la cabeza devolviendo el saludo. Shaoran fue a abrir la puerta cuando de repente oyó nuevamente la voz de su madre- "El día antes de que vengas a saber la decisión de los Ancianos quiero que me traigas a tu invitada"- Shaoran no respondió, pues su madre no se lo pidió, sino que se lo ordenó. El joven partió de esa sala y de esa casa que solo le traía recuerdos que hacia tiempo había escondido en una caja en el interior de su alma. Unos recuerdos que siempre le hacia asociar la casa con una palabra.

Perdición.

Cuando llegó a la puerta principal pudo percibir una mirada a su espalda pero la ignoró y salió después de que la puerta le fuera abierta por uno de los fieles criados de su madre. Salió al gran porche y bajó los escalones que había delante de él. Ya abajo sacó las llaves de su bolsillo y entró en el coche. Metió la llave en el contacto y arrancó, saliendo disparado como si el mañana no existiera.

Abrió la guantera que tenía a su lado izquierdo y de allí sacó su móvil y sus gafas de sol. Antes de entrar a la casa de su madre había dejado allí esos objetos por no tener que verse interrumpido por una llamada indeseada. Sabía que en cualquier momento podía recibir una llamada contándole cualquier clase de información, pues siempre estaban activos, nunca había un momento de paz. Se paró bajo la atenta luz de un semáforo y comprobó las llamadas que pudiera tener en el buzón e voz. Accedió a la opción de buzón de voz y se puso el teléfono al oído.

- "Tiene 4 mensajes"- Un pitido dio paso a la voz de una persona indicando el día y la hora de la llamada.

- "Li Da Ge. Tenemos datos fiables sobre el objeto que debemos discutir. A ser posible cuanto antes. Tenemos indicios de que estuvo en nuestro poder hace cerca de cincuenta años"- Hubo una pausa de reflexión, como si meditara las palabras que debía emplear- "El objeto desapareció de las manos de…"- Las pausas que hacía Qin Ge eran tan anormales que Shaoran no pudo evitar fruncir el entrecejo- "… La última vez que vieron el libro fue en manos de su difunto abuelo"- Shaoran miró a una persona que cruzaba por delante de su coche, fulminándolo con la mirada- "En los registros de la familia no se dicen más cosas pero su abuelo dio por desaparecido el objeto"- Shaoran se quedó mirando adelante mientras seguía con el teléfono al oído- "No quedaron registros de nada más"- Lo que en otras palabras significaba que no se inició ninguna clase de búsqueda por parte del clan. Lo cual no sería tan sorprendente si no fuera porque ese objeto en concreto era sumamente importante- "He descubierto cierto rastro, pero preferiría discutirlo con usted más tarde. A no más tardar dentro de lo que queda esta semana"- Y tal como llamó colgó. Sin saludo ni despedida. Sonó la voz de la máquina de la falsa telefonista, dio a conocer el día y la hora de la llamada y dio paso al siguiente mensaje.

- "¡Xiaolang!"- La estridente y exasperada voz de su prima sonó por el auricular- "Mañana mismo me sacas de aquí como muy tarde o te juro por el cadáver de tu padre que te reúnes con él"- Y un sonoro colgazo fue seguido de esa advertencia. Shaoran se preguntó que fue lo que la retuvo a llamar tan tarde, según su experiencia y dado su estado de ánimo, la noche pasada ya debería haber llamado, seguramente no tuvo oportunidad de encontrar un teléfono, pero algo le decía que su prima estuvo ocupada cavilando sobre ciertas flores que le habían sido enviadas. Se volvió a escuchar la voz impersonal y mecánica del contestador. Tuvo que controlar su ira mientras conducía pues esa era la última persona que, en aquellos momentos, deseaba escuchar.

- "Hola, Xiaolang, cariño. Supongo que en estos momentos debes estar muy ocupado, por eso no te voy a entretener mucho. He llamado a tu casa pero el inútil de Wei solo supo decirme que habías salido a atender unos asuntos que necesitaban tu atención. Como no sabía donde localizarte te he llamado al móvil, deberías pensar seriamente en darle una jubilación¿cuántos años debe tener ya? Deberías librarte de ese viejo, solo te causará problemas a la largo"

Toda esa cháchara sin sentido le estaba crispando los nervios, siempre había sido una mujer tan superficial, no entendía como había acabado con ella. Ah, sí, el sexo, debería haberla reemplazado hace tiempo, pero el sexo con ella le nubló la vista y además todo ese tiempo sin verla mientras ella andaba en algún lugar de Europa. En fin, ahora tenía que cargar con sus errores. El mensaje continuaba.

- "Te llamaba para decirte, por si no lo sabes ya, que tu madre ya sabe de tu mal comportamiento hacia mi, lo cual es intolerable. Puedo permitir que tengas tus deslices, todo hombre lo tiene de vez en cuando, pero no que tus deslices se vayan contigo a dormir a tu casa¿qué pensarían todos si descubriesen que antes de incluso estar casados estás liándote con otra¿Qué clase de imagen darías ante los demás clanes?"- El retintín de su voz empezó a despertar dentro de Shaoran un deseo contenido de destrozar algo- "Por eso decidí, por el bien de los dos que tu madre debía de tomar parte de todo y solucionar tu impertinente comportamiento. Solo espero que sepas que por tu bien no me vuelvas a desilusionar. No quisiera tomar otra vez esta clase de medidas. Por cierto, ya va siendo hora que hablemos de nuestros planes de futuro, si esperamos mucho, la gente empezará a hacer preguntas incómodas. ¡Imagínate¡Pondrían mi nombre en entre dicho!"

Lo cual no debería sorprenderla pues prácticamente vivía como si fuera una prostituta de lujo, no sabía cuantos habían sido, pero antes de él hubo otros tantos con los que no tuvo reparos en poner en entre dicho su nombre. El único que no sabía nada era su padre, que más que no saber, intentaba no hacer caso de sus devaneos, prefería seguir pensando en su hija como en una mujer virtuosa, de comportamiento inocente, en su momento no se planteó quitarle las vendas a Adam pero ahora…

- "Debemos hacer ya los planes de nuestro matrimonio, aunque primero deberías de ofrecerme un anillo. Sería ideal que hiciéramos una fiesta de compromiso y me entregarás allí el anillo. Bueno, no te preocupes que yo ya estoy planeándolo, que sé que no tienes tiempo. Un beso, cariño. Ciao"- Alargó la 'o' empalagosamente. Shaoran hervía de furia cuando al siguiente semáforo en rojo sonó el mensaje restante, que sorprendentemente era de Eriol.

- "Xiaolang, esta mañana te has ido muy temprano. Ayer por la noche se te olvidó decir que trajes debían dar las criadas a la señora Hong, así que les he dicho que cojan dos de ellos, los que te regaló T.J., el tercero no sabía si debía dárselo o no, así que lo dejé. Como me he anticipado a tus órdenes le he explicado a la señora Hong que querías que los arreglara como siempre, aunque no le gusta mucho que le diga como se hacen las cosas, creo que no se fía de mí. Por otro lado, esos arácnidos están nuevamente en nuestro jardín, alguno de los jardineros me han dicho esta mañana que han visto a algunas de ellas merodeando por la zona, estamos ocupándonos de ello. Uno de tus sobrinos, no me acuerdo como se llama, pero sino me equivoco fue el quinto al nacer. Al parecer debe estar aburrido porque le ha dado por meterse en nuestros asuntos y estorbar. Vuelve cuando puedas y habla con él o a este paso hablará con Wei para cambiar el menú de la comida y quizá hasta el de la cena. Por lo demás todo anda en orden, mirando de vez en cuando las flores del jardín o haciendo alguna que otra cosa dado que estoy en esta especie de vacaciones. Que pases un buen día"- Y colgó dejando ese tono sarcástico en el aire.

Eriol había sido cauteloso en su mensaje, como siempre que dejaba algo dicho en su buzón de voz. Al igual que Shaoran no confiaba en los teléfonos móviles ya que siempre se podían interceptar su señal y que decir de los mensajes, que se podían recuperar inmediatamente sin la más mínima dificultad. Siempre que podían lo evitaban, pero al parecer, esa mañana Eriol tenía prisa en resolverlo todo. No estaba sorprendido, pues su futuro tanto como el suyo propio estaban en juego y el apoyo de su señora madre era crucial, no era indispensable, pero tenerla de su lado sería un gran punto a su favor, pese a lo que odiaba tener que recurrir a terceras personas.

Su madre era un ser imprevisible y del todo indomable. Su padre se casó con ella por deber, por respeto a su padre y sobre todas las cosas, por poder. La familia de la que ahora era Ieran Li, era una de las familias más antiguas y prestigiosas de China, era incluso más antigua que la familia de Mei Hei Li, su tía, o como se llamaba antes de casarse, Mei Hei Tse. La familia de Ieran Li era una de las más antiguas de la historia y no se podía decir con certeza en que momento de la historia fue creada, solo se podía decir que en tradición y antigüedad estaba a la par que la familia Li. La unión de la familia Li y Shu no fue por el mero hecho de uniones dinásticas, sino una unión que hacía siglos que se venía buscando. El predecesor de todos los clanes, el gran líder, el hombre al que denominaban el Fundador fue un hombre marcado por su posición dentro de su familia, un hombre que se negó siempre a las costumbres y que a finales de su vida siguió viviendo como más le complacía. El destino impuesto por su familia le obligaba a contraer matrimonio con una de las hijas de la familia Shu, pero cuya unión jamás se llegó a alcanzar. Siglos más tarde, tras destruir las desavenencias creadas por ese rechazo se llegó a un convenio. El enlace que uniría definitivamente a esas dos familias obteniendo un poder mayor del que ya tenían por separado.

El matrimonio de Ieran Li fue conveniente para la familia, hasta que llegó el primer nacimiento. Al ser la primera una niña, todos se llevaron una gran decepción, pero el desastre no ocurrió hasta la cuarta hembra. Todos dieron por sentado que esa mujer no podría concebir otra cosa que no fueran débiles criaturas, como lo eran esas niñas, indignas para ser las herederas del clan. Su marido ya por entonces tenía amantes, pero el hecho de no concebir niños fue el propulsor para que esos escarceos insignificantes se tornaran en escándalos, secretos, pero conocidos por todos, era un secreto a voces que ese hombre no amaba a su mujer y el respeto que sentía por ella lo perdió cuando ya no le sirvió para lo único que debía servir, darle un heredero.

Si años atrás, cuando Shaoran aún no había nacido, hubieran pedido una descripción de su madre, todos hubieran coincidido en la misma definición: 'Era una buena mujer'. En su juventud aún desconocía lo que era la mezquindad del mundo, criada en un ambiente formal y distante no pudo explorar el mundo y descubrir la auténtica verdad que se escondían tras esos formalismos, la auténtica oscuridad del ser humano hasta que se casó con su esposo.

Al final, esa 'buena mujer' dejó de existir poco tiempo después de desposarse, convirtiéndose en una mujer fría, insensible y tan calculadora como su esposo. Pero, en cambio, a diferencia de su esposo, las intenciones de la dama siempre fueron indefinidas, podía actuar por el bien del clan como en su contra, podía acabar en situación trágica como en el más feliz de los finales, todo le era indiferente o al menos eso parecía. Nada importaba, solo sus metas, las cuales eran desconocidas para todos. Era un ser muy ambiguo, muy meticuloso y que cada acción realizada no era por caridad, no sentía compasión pues le fue robada a edad muy joven.

Su madre fue la aprendiz de su esposo, ella aprendió todo lo que pudo de su marido porque pronto aprendió la lección más importante del mundo de los clanes. No se sobrevive si no se es mezquino y cruel, pero sobre todas las cosas, si no se es egoísta, uno tiene que mirar por su propio futuro, por su propio bienestar, sino… no se llega a sobrevivir en este mundo.

Esa era su madre y esa era la única persona a la que podía recurrir, sin saber si finalmente llegaría a ser realmente una ayuda o por el contrario un obstáculo más que quitar del camino. Había tirado los dados, ahora solo cabía esperar el resultado. Siempre estaba el riesgo de ser traicionado por tu propia madre, pero era un riesgo al que tenía que exponerse.

El mensaje de Eriol era claro y conciso. La señora Hong o como llamaban así a su ciudad, acababa de recibir la visita de dos invitados del país nipón, más exactamente de Tokio, Japón. Era extraño pues de los tres que debían de llegar solo habían llegado dos. Los habían recibido según sus instrucciones. Así que debía de estar tranquilo por esa parte.

Los arácnidos estaban husmeando en su jardín… Así que Kaito Ruikawa, líder del clan Escorpión, estaba investigando por su zona… eso era bastante común, las normas de restricción por zonas jamás se respetaban, pero nunca se hacía de manera tan abierta como para percatarse de esa intromisión. La conclusión que podía sacar era que Kaito estaba cerca de la pista de la reliquia desaparecida ya que la última vez vista fue en manos de su difunto abuelo.

Y el quinto hijo de su hermana… O lo que quería decir más exactamente, Wu Pao… estaba haciendo de las suyas en el clan… El menú de la comida… eso solo podía significar que se estaba metiendo en los negocios de Shaoran, los cuales últimamente había dejado algo desatendidos. Tenía que encargarse de ese punto rápidamente, no podía dejar que sus clientes se fueran a manos de su primo.

Todo lo demás seguía en calma, Eriol seguía cuidando de sus invitadas y aún así había estado al pendiente de cualquier urgencia que hubiera surgido esa mañana.

Shaoran dejó el móvil en el asiento del copiloto y metió la cuarta después de girar en una esquina. Esa mañana su ánimo andaba tenso y no quería perder ni un minuto más de lo indispensable. Tenía mucho que hacer y tenía menos de seis días para conseguirlo contando siete días con el de ayer cuando le notificaron mediante la carta que trajo su tía. Le quedaban apenas seis días, pero… ¿acaso no consiguió Dios crear el mundo en seis días?

Él, a partir de ese día y teniendo de plazo cinco días más hasta su juicio, conseguiría solventarlo todo en menos incluso del plazo otorgado. A partir de esa mañana y los siguientes tres días que tenía por delante se ocuparía de todo lo necesario para que vieran su capacidad como líder, y al cuarto día del plazo concedido, esa misma noche obtendría su premio, el premio que tanto anhelaba su cuerpo.

El premio más dulce de todos le esperaba, y esta vez no habría la menor duda, lo conseguiría a cualquier precio, aunque tuviera que vender su alma al diablo por segunda vez.


2º Día – 11:48 a.m.

En media hora, a más tardar, servirían la comida y la mañana había sido sumamente aburrida y sin ningún avance. Sin nada más que hacer que estar encerradas dentro de la casa, no hicieron otra cosa sino rememorar datos, cifras y toda clase de información disponible, pero no hallaron nada que pudiera darlas una pista de lo que realmente estaban buscando. Tomoyo estaba ahora frente al ordenador, había conseguido introducirlo en la casa inadvertidamente al centrarse toda la atención en Sakura, ella sí que sabía dramatizar cuando era necesario, solo tenía que mencionar su ceguera y nadie era incapaz de ignorarla. Con su sistema para desviar señales junto con varios servidores falsos y cuentas diversas dentro de cada servidor nadie podría adivinar nunca desde que lugar estaba comunicándose.

Había despertado esa mañana con la seguridad de que Sakura la necesitaría, no sabía porqué, no sabía de donde le procedía ese sentimiento o por qué se formó en su interior, solo lo supo, como aquella noche en que Sakura tuvo el accidente que la dejaría sumida en la profunda oscuridad.

No hubo ruidos, no había nada sospechoso que la alarmara, ella dormía plácidamente cuando algo la despertó, un presentimiento de algo nefasto. Salió de la cama descalza, sin más protección que su piel desnuda. Iba a abrir la puerta cuando cambió de idea, se dirigió a la chimenea de su cuarto y presionando una piedra de la pared abrió una puerta secreta hacia un pasadizo. Entró y en la pared de la derecha palpó hasta alcanzar la linterna que guardaba allí en caso de emergencia. Iluminó el pasillo con la linterna mientras no oída nada excepto el sonido de sus pasos.

Repentinamente un estruendo reverberó por las paredes del pasillo y Tomoyo se agachó, como reflejo ante el sonido tronador que recorría todo el pasillo. Al ser consciente repentinamente de cual era el sonido, corrió hacia delante, como si su vida dependiera de ello, giró a derecha e izquierda, bajó unas escaleras. Corría sin rumbo aparente, pero por el camino que el destino la marcaba. Sin saber como llegó hasta el final del trayecto, delante de ella había una pared y sin pensarlo una sola vez pulsó la llave que abría esa puerta, lo que vio ante ella fue algo que jamás olvidaría.

Se quedó inmóvil, con la respiración atascada en su garganta. Su mano, temblorosa, se alzó hacia el frente como buscando un punto de apoyo donde asirse. Sus pies se movieron involuntariamente y la joven avanzó mirando a sus pies como estos se empapaban con un líquido que ahora era frío pero que antes debía haber sido cálido. No pudo ver como llegaba a la puerta, pero conocía tan bien la casa que no le era necesario mirar hacia delante. Observó cuerpos deformados por perforaciones y hendiduras profundas. Vio caras, algunas conocidas, otras en cambio no significaban nada para ella excepto rostros sin vida. Algo, no sabía qué, se abalanzó desde su derecha, Tomoyo cayó al suelo con un peso sobre su cuerpo. Miró hacia el suelo y vio más cerca esa extraña tinta roja, su cabello estaba esparcido sobre ese color tan vivo, tiñéndoselo. Al sentir que lo que estaba sobre ella era cálido y se movía giró la cabeza, para ver como un hombre la observaba tras una mirada perdida. Su alma ya estaba abandonando su cuerpo, sin embargo su cuerpo aún no quería dejar ese mundo.

- "Pequ… ño… án… gel… ¿Has v… ni… do po… mi al…ma?"- Tomoyo vio como la vida se escapó en su último suspiro. Su cabeza quedó apoyada sobre su espalda. Seguía oyendo ruidos estruendosos procedentes del exterior del cuarto, pasos apresurados que iban de un lado a otro, pero su cuerpo no podía moverse. Notaba el cuerpo de la otra persona sobre ella cada vez más frío. No supo cuanto tiempo estuvo allí, entre esos cuerpos, hasta que decidió salir. Se arrastró bajo esa pesada carga y sorteó todo lo demás que había en el suelo. Llegó hasta la puerta con la respiración agitada y tomando una bocanada de aire giró el pomo. Salió a uno de los pasillos que daban al recibidor, caminó hasta allí, alerta ante cualquier sonido que viniera por delante o por detrás, lo cual era difícil con todo ese ruido macabro de fondo que recorría la casa. Llegó hasta el punto donde el arco del techo unía el recibidor con el pasillo. Miró a su derecha, hacia arriba, a las escaleras que daban a la primera planta y vio una pequeña cortina blanca correr hacia la escalera, en lo alto se paró.

Tomoyo se alejó del arco para ver quien estaba arriba.

La persona de las escaleras giró rápidamente la cabeza y volvió a mirar hacia delante.

Tomoyo vio las rasgos faciales de Sakura, una sonrisa de alivio estaba apunto de formarse en sus labios cuando una sombra apareció de la nada y cogió a Sakura del brazo. Su amiga se giró bruscamente dando un paso en falso hacia atrás, cayendo al vacío. Quien la agarró no la sujetó lo suficiente como para evitar la caída. Sakura rodó escaleras abajo hasta caer sobre el frío suelo de la planta baja.

Tomoyo corrió a su lado y se agachó par verla. Estaba con la cara vuelta a un lado y el cabello tapando su rostro. Miró hacia arriba pero ya no había nadie en lo alto de las escaleras. Volvió a fijar su mirada sobre Sakura, asustada sin saber que poder hacer. Notó como su amiga movía ligeramente la cabeza, oyó su gemido de dolor. Se acercó hasta poner su cabeza sobre la suya, mirándola, sin poder tocarla a riesgo de hacerla más daño. Sakura abrió los ojos lentamente para observar el rostro de Tomoyo. Esa noche vio como finalmente la oscuridad se había llevado todo lo que quedaba de su amiga.

- "¿Tomoyo?"- Sakura parpadeó un par de veces- "Tomoyo… ¿Por qué estás apagando la luz?"- Lo que no se esperaba la joven Daidouji era que la luz se apagaría para siempre en los ojos de Sakura.

Esa noche se había despertado con un mal presentimiento y no la había fallado. Ahora volvía a sentir ese temor en su pecho. Tecleaba mientras rememoraba ese día tan horrendo.

- "¿Cómo está mi madre?"- Esa noche su madre se salvó gracias a un milagro. Y gracias a otro, su madre pudo recuperar la consciencia tras estar en un estado de coma irreversible.

- "Yo cuido de ella"- Fue la respuesta de Saiko. Una de las pocas personas que no estaba en ninguno de los archivos de de la familia pues sus servicios siempre habían sido puntuales, en casos extremos de necesidad, ahora Saiko era su único enlace con el mundo exterior.

- "¿Está todo listo?"- No quería correr más riesgos, en cuanto tuviera tiempo lo prepararía todo.

- "Sí, ahora te pasaré un listado de donde puedes encontrarlo todo"- Le pasó varias páginas de Internet sobre moda, coches y libros. Tomoyo fue mirando cada página y apuntando en un papel todo lo que necesitaba- "Tomoyo"- Al ver parpadear una pestaña de la barra de tareas Tomoyo se fijó en lo que estaba escribiendo Saiko- "Los zorros y las flores llegaron ya. El ave llegará en una semana, como muy tarde"- Tomoyo asimiló la información y asintió para sí misma- "Ya han muerto 7 personas en extrañas circunstancias, está siendo investigado por la policía y ha llamado la atención del Sandaime de los aves"- Tomoyo no se esperaba eso. No era posible que se percataran de ello tan pronto- "Tomoyo… Díselo pronto a Sakura, no presiento nada bueno de esto"

Si Saiko también estaba alarmada es que el asunto era más grave de lo que realmente imaginaba. Le había quitado importancia porque se veía capaz de proteger a Sakura, de protegerla de todo aquello que la rodeaba, de todo aquello que amenazaba con herirla, pero se vio sobrepasada, excedida por algo que no pudo controlar, a la propia Sakura. Podía ser el ser más inocente e ingenuo de todos, pero la realidad era que esa imagen que ella proyectaba ante el mundo era solo una fachada, había vivido en un ilusión de paz, pero ahora, más que nunca pudo percibir como la niña que conoció en su día, esa niña que escondía tan bien sus sentimientos tras el velo de una sonrisa, renacía en su interior, porque clamaba por algo, clamaba por justicia, por un: 'Ojo por ojo, diente por diente y sangre por sangre'. Últimamente solo podía recordar ese día en el hospital, esa vez en la que vio como sus palabras resonaron frías en ese cuarto pálido. Esas palabras dichas por ella. Ahora veía una cosa clara, debía haber obligado a Sakura a enfrentarse a su destino y no dejar que se evadiera de él con su ceguera.

Después de un año habituándose a su carencia de vista, a su sentido ausente, aletargado momentáneamente, conoció a alguien, a una mujer. Tomoyo a pesar de haber estado juntas toda una vida aún no sabía como había conocido a Evangeline, donde se encontró con ella, donde se veía con ella cada vez que salían. Jamás se lo dijo Sakura, jamás se lo preguntó a Sakura, ninguna mencionaba nada que no fuera alegre, divertido o ameno, vivían una farsa, las dos eran unas hipócritas que no querían ver la verdad de su situación. El dinero no les faltó, su madre fue declarada muerta tras haber permanecido casi cinco minutos sin respiración, pero milagrosamente su corazón o su cerebro reaccionaron justo cuando lo daban todo por perdido. Sonomi permaneció en coma, no le dieron esperanzas a Tomoyo, ya era un milagro que siguiera convida. Los médicos pronosticaron una lesión cerebral por haber estado tanto tiempo muerta, decían que si existía la posibilidad de que despertara, lo haría con una grave lesión cerebral. Tomoyo no esperaba otra cosa, pero tras haber decretado su muerte médica aprovechó la circunstancia para dar a su madre una muerte digna. Sonomi Daidouji murió esa noche, su hija Tomoyo murió en el incendió de su mansión, Sakura Kinomoto también murió esa noche junto con las criadas de la parte alta, donde hallaron sus cadáveres calcinados.

Su nueva vida comenzó ese día. Se reescribió una nueva historia, ahora la historia volvía a cambiar por un hombre. Todo se venía abajo por un hombre.

Tomoyo vio una luz parpadear en la pantalla y rápidamente desconectó el ordenador, quitó la pequeña antena y lo guardó todo.

Cuando Eriol entró al cuarto no vio a Tomoyo por ninguna parte, revisó todo el cuarto y percibió el movimiento de las cortinas al mecerse por el viento, se acercó hacia el balcón y apartó la tela con una mano. Fuera, con lo mirada posada en el infinito, vio la atrayente figura de Tomoyo. No era la primera mujer que le hervía la sangre de esa manera, pero era la primera mujer con la que aún no había apagado esa llama de deseo inmediatamente después de encenderse.

- "Eres un perro guardián muy obediente"- Esas palabras hicieron fruncir el ceño a Eriol. No tenía por habitual que le llamaran 'perro guardián', aunque eso era lo que hacía en estos momentos.

- "¿Qué esperabas después de vuestra repentina desaparición?"- Se acercó por detrás a la mujer y se paró a tres pasos de ella.

- "Más vigilancia, más seguridad, pero no que tú personalmente vinieras a cuidarnos"- Tomoyo se dio la vuelta y apoyó los codos sobre la baranda del balcón- "¿Li solo tiene que chasquear los dedos y tú le obedeces como un perrito faldero?"- La provocación fue clara y directa. Eriol apretó las manos hasta formar unos puños y aguantó el golpe- "Dime Hiragizawa¿le lames también los pies para que te de una palmada en la cabeza¿Saltas cuando te dice que te va dar un premio?"- Eriol transformó su mirada azul en dos oscuros pozos de aguas turbulentas. Tomoyo se irguió y siguió con su ataque- "Dime Hiragizawa¿te dejas utilizar cuando y como a él le place?"- Eriol no se contuvo más y la agarró por encima de los codos y la empujó contra la baranda, haciendo que su espalda se apretara contra ella. Tomoyo miró hacia atrás y hacia la altura de la caída, era solo una planta pero la caída no iba a ser menos dolorosa.

- "No sabes nada de mi"- Tomoyo se volvió para mirarle- "No sabes nada"- Dijo zarandeándola- "Así que no juzgues sin saber, porque te puede costar la vida"- La soltó de un empujón y se dio media vuelta para marcharse. Tomoyo en cambio le paró con una pregunta.

- "Lo sé, pero… ¿Qué es lo que te une a él para obedecerle¿Lealtad? Lo más probable, pero… ¿Basada en qué?"- Eriol siguió su camino sin mirarla si quiera.

Tomoyo sabía que era una estupidez provocarle, pero no podía tolerar que siguiera afectándola de esa manera estar cerca de él, tenía que romper ese vínculo, esas sensaciones que le provocaba en su interior siempre que estaba cerca de él. Debía hacer que él no se acercara a ella porque no creía que ella pudiera alejarse de él, siendo él tan insistente en sus devaneos y coqueteos. Además estaba ese beso con Sakura. Sabía que la mejor manera era provocándole deliberadamente, pero ahora… ahora sentía sincera curiosidad por la pregunta que ella misma había hecho. ¿Por qué esa lealtad¿Qué les unía?

¿Con qué lazo les había atado el destino?


2º Día – 15:08 p.m.

Después de la comida y tras estar pensándolo una y otra vez, Sakura se quedó sentada en el salón de visitas. Estaba tan cansada del aire asfixiante de su cuarto que no podía concentrarse. El olor, el aroma, la frialdad de su propio cuerpo. No podía estar en ese lugar donde anhelaba tanto poder tumbarse y percibir el aroma del cuerpo de Shaoran, un aroma fuerte y picante, con el olor masculino de su cuerpo, un aroma que le llegaba hasta el paladar, que le hacía desear esos besos. Se estaba volviendo loca de anhelo y por eso decidió cambiar de ambientes, debía de alejarse de todo cuarto que tuviera una cama.

Estaba sentada en el sofá y permanecía quieta, reflexiva. Estaba meditando, excavando en sus recuerdos. Chevalier, ese hombre era astuto y sabía que le estaban siguiendo, aunque dudaba de que fuera ella quien le seguía. Sabía que había estado en Japón, vendiendo mercancía. Sabía que debía de estar ahora mismo en otra parte del mundo, debía de dejar conocer el producto antes de venderlo a conciencia. Pocas personas tenía acceso a él, los muertos habían sido jóvenes, pero los había de todas las edades, seguramente lo habían vendido cerca de lugares donde hubiera chavales, para probar la calidad de la droga, que era tan buena que te mandaba directamente al cielo, literalmente hablando.

Sabía que Evangeline no podía estar haciendo la droga, ni aunque estuviera viva lo haría. Astrea era otra que podía descartar, pero simplemente la dejó en la última de los sospechosos. Luzbel podía ser el candidato adecuado, conocía su identidad, sabía quien había sido en vida, le había conocido personalmente, pero no se lo dijo a Tomoyo. Era un hombre ya mayor que trabajaba a sueldo, que no tenía remordimientos pero tenía sus principios, eran extravagantes, pero principios al fin. Lo que sabía de él: El hombre era mayor, de voz sumamente grave, ronca. Era una persona de buena educación y era inglés, siempre tomaba su té puntualmente. ¿Su familia? Poco sabía de ella, aunque sabía que la tenía. ¿Su edad exacta? No podía imaginársela. ¿Su nombre? Eso sí lo sabía. Su nombre real era Benedict y su apellido Strathmore. El señor Benedict Strathmore. Fingió su muerte por el bien de alguien allegado. Sakura se encontró con él una sola vez en toda su vida y hace poco además. Sacó algunos datos, pero todo lo demás lo adivinó a base de utilizar sus cards.

Y ahora volvería a utilizarlas, no tenía más opciones si quería avanzar. Sacó el libro de la bolsa y lo abrió con la llave que colgaba de su cuello, palpó el libro y sacó las cards. Lentamente, concentrándose en lo que quería saber las barajó. Una a una las colocó encima de la mesa, boca a bajo, dejando las cartas restantes en su mano. Formuló su pregunta.

- "¿Quién se esconde tras la elaboración de Tánatos?"- Una especie de brisa inundó el cuarto y cuatro cartas dieron media vuelta. Sakura pasó su palma por encima sin rozar apenas las cartas y se paró en la primera que estaba vuelta.

- "'The Shadow'"- Dijo Kero que estaba a su lado. Había presenciado todo desde el principio y como guardián de las cards estaba junto a su ama para ayudarla en cualquier duda que le surgiera- "Las sombras le envuelven, es un misterio, le rodea un aura de tinieblas"- Sakura llevó su mano a la baraja y dio la vuelta a una carta que colocó transversalmente sobre la carta Shadow- "'The Return', una sombra conocida del pasado"- Eso no le gustó a Kero. Era mala señal. Sakura continuó y su mano se detuvo nuevamente.

- "'The Maze'"- Sacó otra carta y la colocó como la anterior- "'The Shield' eso quiere decir que esta muy bien escondido"- Sakura continuó y su mano se detuvo sobre otra carta, 'The Move'. La siguiente que sacó fue 'The Silent'.

- "Se desplaza sin que nadie se percate"- La última carta en que se paró y la última carta a la que dio la vuelta fueron: 'The Libra' y 'The Sword'- "Una lucha y un juicio. Verás la verdad a través de una lucha, pero una lucha entre contendientes dignos, porque a diferencia de 'The Fight' que representa la lucha, una batalla concreta, Sword te muestra una guerra. Sakura esto no es bueno. Parece ser alguien peligroso el que anda detrás de todo"

- "Aún nos queda la última carta Kero"- La carta central, la que marcaría todo. Sakura posó su mano sobre la card y antes de poder darle la vuelta percibió la presencia de alguien acercándose. Rápidamente hizo que las cards volvieran a su mano. Con la última card a desvelar en último lugar. Las metió en el libro y lo guardó en su bolsa. Kero se metió con las cards en la bolsa justo cuando la puerta se abrió.

- "Buenas tardes"- La voz de Eriol le llegó claramente desde la puerta de la sala.

- "Buenas tardes. ¿Querías algo?"- Sakura sonrió como si no hubiera estando haciendo magia antes de que entrara Eriol.

- "Ven a dar un paseo conmigo, debemos hablar y me apetece andar un rato"- Sakura se lo pensó un rato pero accedió inmediatamente. Debía de aparentar tranquilidad y normalidad. Eriol apoyó su mano en su brazo y los dos salieron por la puerta. Kero salió dando vueltas desde la bolsa y con los ojos en espiral, agitó la cabeza y se puso de pie con las patitas en sus caderitas, sacó el libro haciéndolo flotar y lo abrió, se subió y dio media vuelta a la última carta. Ante el guardián se alzo la carta 'The Light'

- "La luz, lo que en este caso puede representar la verdad. Pero al ser Libra la carta de la verdad esto debe significar…"- Kero abrió sus ojitos con miedo. Cuando la card 'The Light' aparecía en esta clase de contextos, no implicaba solo la verdad respecto a la pregunta formulada, sino a toda la verdad de las personas implicadas- "Por fin la verdad saldrá a la luz, entonces Sakura sabrá que…"- Kero colocó la carta en medio de las demás y cerró el libro. Debían de proteger a Sakura más que nunca.


3er Día – 09:33 a.m.

La casa fue interrumpida por el alboroto de la llegada de alguien. Entró en la estancia como si de una tromba se tratara, como si de un torbellino fuera, arrasándolo todo a su paso. Aún por las heridas o los cortes, la vitalidad de Meiling era imperturbable. Siempre había sido una persona fuerte, que sabía que tenía que seguir hacia delante pasara lo que pasara, era una superviviente y no se amedrentaba ante nada.

Y con toda esa fuerza que destilaba entró directamente al despacho de Shaoran, sin llamar, sin detenerse ante posibles reprimendas. Dentro del austero cuarto encontró a su primo con Eriol, uno enfrente del otro mirándose fijamente.

- "¡Quiero saber que está pasando y quiero saberlo ya!"- Eriol se giró levemente saludándola con un asentimiento de cabeza. Shaoran desvió la mirada de la persona con la que hablaba, se apoyó en el respaldo y la miró fijamente.

- "Si no especificas más…"- Fueron las palabras de Eriol. Meiling le atravesó con la mirada y el joven sonrió.

- "Que hubiera estado en el hospital no implica que no me haya enterado de que algo raro está pasando"- Atravesó a Eriol con las dagas que lanzaba su mirada. Volvió la mirada a su primo y esperó silenciosa la respuesta. Shaoran siguió callado y fue entonces que la joven, con el temperamento fogoso que la caracterizaba, se hartara y saliera del despacho- "¡Me enteraré de todo¡Que no te quepa duda!"- Y como entró, salió en tromba. Shaoran no dijo nada y Eriol simplemente se encogió de hombros.

- "Ya sabes que lo hará"- Fue su único comentario.

Meiling subió las escaleras con toda la energía que había tenido que acumular postrada en ese hospital y entró en su cuarto. Allí vio, nada más entrar, como una maceta de flores brillaba en la simpleza de la decoración de la habitación. Cuando había salido, la maceta estaba delante de la ventana, sin vida ya, o al menos eso pensaba Meiling, pero ahora florecía un pequeño capullo, un recuerdo de una pequeña vida. Se acercó a la flor y tocó sus pétalos con sumo cuidado, como si al mero roce fueran a marchitarse.

Petunia…

La flor favorita de su hermana. Su hermana… vivió por ella, cuando estaba viva y cuando murió… siguió viviendo en lugar de ella. La odió por abandonarla, la odió por morir, la odió por permitir que la dejaran sola ante los lobos que eran su familia, para dejarla en las garras de su madre. La odió por enseñar a quererla para después abandonarla.

Fue la primera que la traicionó.

Siempre la odiaba porque siempre la recordaba. Su nombre solo hacía que su furia llameara dentro de ella, era tan contradictorio lo que sentía que no pudo sino dejarse llevar por sus enrevesados sentimientos. Miró a su alrededor y vio sobre la mesilla de noche la pulsera. Se acercó a ese recuerdo de su pasado y lo abrió, simplemente para ver que lo que le había atado a su hermana ya no estaba allí. Miró nuevamente a la flor cuando de repente oyó un ruido, se dio media vuelta y vio a Sakura entrar en la habitación.

- "¿Has decidido volver?"- Meiling vio como se acercaba a la ventana con un vaso de agua en sus manos.

- "Nunca me marché, solo me fui a dar una vuelta"- Contestó la joven mientras esparcía el agua en la tierra de la maceta. Por la familiaridad con que andaba en su cuarto supo quien había estado cuidando de la flor.

- "De varios días"- Su tono era mordaz pero sus ojos estaban clavados en las manos de Sakura, vio como la joven acercaba los dedos con delicadeza tocando la planta con reverencia, como si fuera un ser puro y delicado.

- "¿Qué tal ha sido tu estancia en el hospital?"- Meiling la miró al rostro y vio una sonrisa cálida mientras mecía a la planta con sus dedos.

- "Aceptable"- Notó como si la planta reaccionara ante el tacto de la joven japonesa, como si buscara su fuerza, su vitalidad- "¿Cómo lo haces?"- Fue la espontánea pregunta de Meiling mientras se acercaba a ella.

- "Una planta es como un ser humano. Es un ser vivo, un ser que siente y por ello hay que darles amor, como a los seres humanos. Una persona se marchita como se marchita una flor"- Sakura notó la presencia de Meiling y alzó las manos, se encontró con el hombro de la joven y con las manos fue palpando hasta encontrar la mano de la joven- "Deja libre tus emociones, no te las guardes en el corazón"- Cogió su mano y la acercó a la planta- "Mientras tu corazón siga en ese torbellino de sentimientos, no florecerá ninguna planta"- Meiling intentó apartar la mano pero Sakura no la dejó- "Deja que sienta todo lo que tú sientes, aunque sea dolor, aunque sea odio, pero no la dejes marchitar como se marchita tu alma. Cada vez que escondes algo en tu corazón lo único que consigues es que algo en ti muera"- Meiling la miró desconcertada, había tanta sabiduría en sus palabras. Palabras de una persona que sabe de lo que habla, que sabe por experiencia de lo que está hablando, no meras palabras vanas que se dicen por decir, sino palabras sabias de una persona conocedora.

- "Yo no siento dolor alguno, ni pena ni tristeza"- Dijo en un tono llano, carente de emociones.

- "Pero sí sientes, sientes rabia, sientes rencor, pero sobre todo sientes un gran resentimiento, hacia ti misma y hacia alguien más"- Meiling entrecerró los ojos incapaz de rebatir esa acusación.

- "¿Tú que sabes?"- Apartó la mano bruscamente y miró a Sakura con ojos llameantes de furia- "No sabes nada de mi pasado, ni del pasado de la gente que vive en esta casa"- Sakura ignoró la pulla que le lanzó Meiling, olvidó esas palabras que buscaban solamente herirla.

- "Tal vez puedas engañar a los demás, tal vez puedas engañarte a ti misma, pero yo veo cosas que otras personas no ven. Leo en tu voz rencor, noto en tu forma de comportarte cierto distanciamiento, noto tu reticencia ante las cosas, siempre das un paso atrás antes de darlo hacia delante. Veo algo que nadie ve"- "También puedo leer tu alma con la magia, puedo percibir los sentimientos que desprende tu corazón, esos profundos sentimientos que nadie puede ver excepto uno mismo, e incluso siendo así se niega a aceptarlos"- Añadió esto último para sí misma.

- "Lo que dices no tiene sentido para mi"

- "No pienses, no recuerdes, solo siente… No estabas sola, tu amor jamás fue despreciado. No puedes culpar a nadie de querer seguir con su vida, de seguir con su destino"- Meiling miró al suelo y a sus manos. Recordó algo que había olvidado. Un sonrisa, una voz suave, un abrazo cálido. Recordaba a su hermana como un ser débil por dejarse llevar por el amor, por dejarse manipular, pero su hermana fue valiente al arriesgarse, no fue su culpa que el hombre no fuera el adecuado, que su hermana sufriera, que finalmente muriera. Su hermana pudo marcharse pero jamás la abandonó, jamás la dejó desamparada, se ocupó de ella hasta el último momento. No podía seguir culpándola, ya había terminado todo, ya nada volvería al pasado y ya el futuro estaba asegurado. Sufrió, peor, también amó, perdió, pero también ganó, sintió el amargo sabor de la traición, pero no fue nada más que una ilusión creada por la dureza de su entorno.

- "Ya todo ha terminado"- Dijo sintiendo que una parte de su corazón se aligeraba.

- "Respira tranquila y mira hacia delante recordando con una sonrisa el pasado, no te quedes anclada en algo que no puedes cambiar. Somos humanos, estamos vivos y debemos seguir mirando hacia delante y dejar que el pasado no se enturbie por sentimientos confusos"- Meiling sabía que su hermana jamás la había engañado, siempre iba con la verdad por delante, sabía ser fría, controlada, pero con ella era diferente, con ella siempre fue sincera, siempre estuvo a su lado y ahora, todavía, seguía bajo su ala protectora. Estaba allí, con su primo Shaoran, en su casa, gracias a ella.

Meiling sabía que su madre estaba furiosa, que su padre estaba decepcionado e iracundo, la gente de la casa murmuraba y miraba a Meiling como a un bicho raro. Susurraban y murmuraban, unos la miraron con pena, otros con una sonrisita, como si supieran algo que los demás no podían saber. Por entonces tenía siete años, pero no era tonta ni tampoco estúpida, la enseñaron a aprender a leer entre líneas. Allí de pie oyó llegar a su primo, meramente dos años mayor que ella, estaba con ese chico inglés de pelo oscuro azulado. Los dos se acercaron y su primo se paró delante de ella.

- "Mai Fan se ha ido"- Meiling no tenía porque entender el sentido de esa frase, pero algo en su interior lo comprendió.

- "Mentira"- Lo sabía pero aún así no podía aceptarlo.

- "Te quedarás en esta casa y siempre estarás a mi lado. Tu hermana te regaló a mi"- Meiling abrió súbitamente los ojos y le miró con toda la pena que guardaba.

- "Mientes, mi hermana jamás haría eso. Ella me quiere, seguro que vuelve a por mi"- Shaoran soltó aire por la nariz, sin creer en lo ingenua que podía ser esa niña.

- "A partir de ahora responderás ante mi y solo actuarás cuando yo te lo diga"- Los tres vieron como de la sala donde discutían su padre, su madre, su tío y su tía se abría una puerta. Su tío salió el primero y miró con desdén a la pequeña criatura.

- "Espero que aprendas de los errores de la estúpida de tu hermana. No toleraremos más gente inadecuada para este clan"- El padre de Shaoran se acercó a la niña y la miró fijamente a los ojos- "Aprenderás lo que significa este clan, lo que es ser parte de este clan. Tu hermana ya no es de esta familia y por su desfachatez pronto se reunirá con los fantasmas de nuestros antepasados"- Meiling notó la frialdad de ese hombre, vio que nadie decía nada en su contra, vio que nadie defendía a su hermana, ni sus propios padres.

- "Es un… ser repugnante. ¡Es cruel¡Mi hermana no morirá¡Mi hermana volverá y entonces tendrá su merecido, les dará su merecido a todos!"- Una criada se llevó las manos a la boca, asombrada por la locura de la criatura- "¡Entonces lo verán¡Entonces este clan se irá al infierno por…!"- No pudo terminar su frase porque su madre se había acercado a ella alzando la mano y estampándola contra su cara dejando una marca roja. Meiling se tocó la mejilla y miró a su madre mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.

- "Insensata, no blasfemes contra el clan, deberías estar agradecida de seguir aquí, entre sus paredes, su seguridad, su poder. ¡Eres como tu hermana! Una desagradecida. Sois unas estúpidas, no sé como pudieron salir de mí dos seres tan patéticos como vosotras. Anda y espera a tu hermana, volverá, pero muerta por la insensatez que cometió. Sois una desgracia. ¡Cómo pudo hacerme esto a mí¡Tantos años de dedicación por ella para que ahora me los pague así¡Solo sois dos desagradecidas!"- Meiling vio a su madre con ojos vidriosos y el corazón destrozado. Solo era una niña, no tenía más de siete años y la única persona que realmente la quería la había abandonado.

Salió corriendo de allí sin rumbo fijo, se perdió entre las funestas calles de Hong Kong. Ese día murió una niña para que diera paso a una mujer, una mujer con el alma cerrada entre barrotes de plomo.

Fue eso lo que provocó todo. Ahora recordaba con claridad. Las palabras de esos a los que llamaban adultos responsables.

Su tío.

Su madre.

Para alivio de Meiling uno de los dos ya yacía bajo tierra. Su hermana fue enterrada con dignidad, ese fue su único consuelo. Fue cremada y sus cenizas se pusieron en una lápida con su nombre, en ella los únicos nombres de su familia inscritos fueron los de Meiling, Wei, Shaoran y Eriol.

Y todo ello fue dispuesto por Wei a órdenes de Shaoran. Solo tenía nueve años pero ya era todo un líder y un buen líder cuida de los suyos.

- "Polvo somos y en polvo nos convertiremos"- Meiling giró la cabeza para ver en la puerta a Eriol.

- "Dejemos en paz a los muertos ¿no?"- Eriol, como siempre, tenía puesta esa impecable sonrisa.

- "Ni yo lo hubiera dicho mejor"- Eriol se acercó a las dos jóvenes y cogió a Sakura del codo.

- "Tu prima me manda, quiere salir de compras y no quiere dejarte sola en esta casa llena de lobos"- Sakura asintió y se alejó de la planta. Eriol se despidió de Meiling con un movimiento de cabeza. La joven se giró pero antes de que la pareja pudiera salir formuló una pregunta a la japonesa.

- "¿Cómo has hecho brotar un capullo en dos días con dos semillas?"- Sakura se paró mientras Eriol abría la puerta.

- "Meramente fue la magia…"- Salió aún con la mano de Eriol en su codo- "… de la naturaleza"- La puerta se cerró tras ella y se fue caminando por el pasillo bajo la guía de Eriol.

- "A veces me pregunto quién eres realmente"- Dijo Eriol con una sonrisa juguetona.

- "Y yo a veces me pregunto cuáles son tus intenciones"- Dijo Sakura recelosa.

- "¿No está claro? Divertirme"- Eriol consiguió que una de la comisuras de sus labios se elevara.

- "¿Por qué siempre te diviertes a costa de los demás?"- Sakura siempre decía lo que pensaba, creía que una persona incurría a menos complicaciones si decía lo que se pensaba, claro, que había excepciones en determinadas situaciones.

- "Viviendo la vida que yo la vivo, uno siempre busca algo de diversión para que aligere los problemas de cada día"- Lo dijo con su tono siempre ligero y gracioso, pero había algo que hacia ver que estaba diciendo la verdad- "Si no hay más alegría en la vida que la que uno se proporciona¿quién soy yo para no aprovecharla?"- Su tono podía ser descuidado, restándole importancia al asunto, pero eso no significaba que realmente fuera así. Sakura aún recordaba la conversación que tuvieron ayer, cuando paseaban por el jardín.

- "Has venido aquí por algo ¿verdad?"- Dijo Sakura al cabo de lo que parecía una eternidad. La joven esperó a que él fuera el que diera el paso, pero siguieron caminando tranquilamente. Finalmente la curiosidad la superó y le preguntó directamente sobre lo que quería hablarle.

- "Touché. Quería discutir cierto asunto contigo, no quería que después entráramos en alguna disputa que no nos convendría a ninguno de los dos"- Sakura asintió y siguió caminando- "Lo de ayer fue un…"- Eriol levantó la mano e hizo un giro de muñeca en el aire, que claramente no pudo ver Sakura.

- "No hace falta que intentes definir lo de ayer. Solamente fue un momento de consuelo. Yo estaba en un extraño estado de ánimo, tú estabas allí y me ofreciste un poco de calor humano"- Eriol la miró atentamente- "No querías entrar en malentendidos, como tampoco quiero yo, para mi fue solo un consuelo, como cuando te tienden un pañuelo cuando lloras"- Eriol alzó las cejas, si no fuera porque tenía el orgullo muy hinchado, podría haberle dolido.

- "Ya que tanto para ti y como para mi no trascendió a nada más importante, quisiera que no se lo mencionaras a 'tu ya sabes quien'"- Dijo con otro movimiento de muñeca. Sakura pudo percibir esos movimientos y se imaginó la exageración de estos y no pudo evitar una leve sonrisa.

- "No se lo iba a decir antes y no se lo voy a decir ahora. Además… ¿le tengo que avisar de todo lo que haga¿Es mi perrito guardián acaso?"- Una esquina de sus labios se alzó en un amago de risa.

- "Entonces todo bien"- Fue esa frase la que volvió la cara de Sakura una sombra oscura cuando se paró. Eriol se detuvo junto a ella y se giró para mirarla.

- "Solo una advertencia Hiragizawa"- Mal sonaba la cosa cuando le llamaban por el apellido- "Puedes parecer todo lo mujeriego que quieras, puedes flirtear con quien te plazca, pero como Tomoyo derrame una sola lágrima por ti…"- Hubo un par de segundos de silencio, cargando de tensión el ambiente antes de soltar la bomba- "… disfruta los minutos de vida que te queden, pues entonces tu vida habrá llegado a su fin"- Eriol sonrió mientras Sakura abría su bastón que colgaba del cinturón de sus pantalones. La joven se marchó sola pero se detuvo a diez pasos de él- "Solo los estúpidos sonríen ante la muerte"- No supo si fue la frase o tal vez el tono con lo que lo dijo, pero a Eriol le dio la sensación de que su sangre se había helado unos segundos en ese instante. Podía tener cara y sonrisa de ángel, pero en ese preciso momento sintió que sobre su cabeza pendía la guadaña de la muerte.

Los dos caminaron escaleras abajo justo en el momento que Wei salía de la cocina. Miró a los dos jóvenes y le hizo una señal a Eriol para que se acercara.

- "Perdóname un instante, ahora vuelvo"- Eriol se acercó a Wei y Sakura se mantuvo quieta y tranquila, rumiando todavía lo que las cards le habían dicho.

Tendría que encontrar a Luzbel y era una tarea ardua y muy complicada, la cual no podría hacerse sin alarmar a Tomoyo. Sola no tenía la capacidad de encontrarlo y con Tomoyo solo corría el riesgo de entrar en más complicaciones. No sería fácil. Debía encontrar un medio para hallarlo. Desde que dejaron el clan de los Piratas se había sentido sobrecogido por el giro de los acontecimientos. Chevalier era astuto y no tenía vida, era un fantasma. Solo se había dejado ver porque sabía que le estaban siguiendo, estaba jugando con ellas, dándoles a entender que podían buscarle pero no le encontrarían si él no quería.

Eriol terminó sus diligencias con Wei y volvió junto a Sakura.

- "¿Todo bien?"- Preguntó Sakura a la vez que Eriol apoyaba la mano de la joven sobre su brazo.

- "Sí, algunos asuntos de negocios y un mensaje de Xiaolang avisando que tendrá que quedarse en su despacho hasta tarde. Ya sabes… negocios y todo eso"- Eriol poseía el don de quitarle importancia a todo, pero Sakura no pudo desviar de sus pensamientos a Shaoran después de que mencionara su nombre.

La joven había estado sumida en sus problemas, pero ante la mención de ese nombre un cosquilleo le subió por la espalda y la boca se le secó. Y todo esto se debí a…

… la abstinencia.

Pura y dura abstinencia de Shaoran. Mantenerlo alejado de ella había sido lo peor que le podía haber sucedido. Se sentía como alguien que vagaba por el desierto sin agua y deseaba fervientemente una mera gota de ese líquido para saciar su sed. Shaoran había sido astuto, se había metido bajo su piel para meterse en su corazón y había dejado allí su veneno, un veneno adictivo que solo la hacía sentir ansias de más. Necesitaba más de él, más de sus caricias, de sus besos, más de él, incluso más que mero contacto físico, quería tocar su corazón como él había tocado el suyo. Necesitaba algo más que el que mero contacto físico, pero tanta era su desesperación que con un solo beso en esos instantes se hubiera muerto complacida y saciada.

Llegaron fuera donde Tomoyo los esperaba al lado del vehículo. La joven de cabello oscuro se había recogido el pelo en una coleta alta y con un traje de dos piezas de pantalón y chaleco de lino. El chaleco era de cuello de uve abrochado con botones. La joven tomó a Sakura y la ayudó a subir al coche. Eriol vio como Tomoyo subía tras su prima, demorando su mirada en la parte posterior de su cuerpo cuando se agachó para ayudar a Sakura a meterse y después subir ella. Notó como cierto calor aumentaba dentro de su cuerpo y la boca se le hacía agua de tan solo pensar en probar ese manjar. Se centró nuevamente y se metió en la parte delantera del coche.

- "¿Dónde vamos?"- Preguntó mirando por el espejo retrovisor a las dos jóvenes que tenía detrás.

- "Me han informado de una zona donde puedo encontrar Cds antiguos"- Eriol levantó una ceja a modo de pregunta- "Me la recomendaron cuando estuvimos fuera"- Se oyó un 'ah' por parte de Eriol pero no hizo más comentarios. Tomoyo le dijo el lugar a donde tenía que ir y el joven arrancó el coche llevándolas a esa zona de la ciudad.

Ciertamente esa zona era una de las partes más antiguas de la ciudad, tanto, que incluso podías encontrar casas casi históricas dadas el tiempo que llevaban en pie. Eriol condujo tranquilamente sin ni siquiera preguntarles ni rellenando ese silencio con preguntas banales. Sakura permanecía callada y pensativa y su prima, Tomoyo, miraba por la ventanilla del coche expectativa, no sabía que era lo que esperaba, pero parecía inquieta desde que volvieron, las dos parecían un poco más cambiadas que antes. Eriol puso la mano sobre la radio y buscó un canal de música. Una canción empezó a sonar por la radio.

Oh, I can't take another heartache

Though you say you're my friend

I'm at my wits end

You say your love is bonafide

But that don't coincide

With the things that you're doing

When I ask you to be nice

Oh, No puedo soportar otro dolor en el corazón

Aunque dices ser mi amigo

Estoy volviéndome loca

Dices que tu amor es sincero

Pero eso no coincide

Con las cosas que haces

Cuando te pido que seas amable

Y ese pensamiento le llevó al beso que compartió con Sakura días atrás. Sí, sin duda fue el mayor error de toda su vida, pero no podía dejar de pensar en ese rostro tan necesitado de calor, de un contacto, de algo cálido, esa chica que siempre parecía ser la alegría personificada, inocencia pura, un soplo fresco de aire, de un momento a otro parecía haberse sumido en la oscuridad, en algo que no pudo reconocer.

You say you gotta be

Cruel to be kind, in the right measure

Cruel to be kind, it's a very good sign

Cruel to be kind, means that I love you

Baby, you gotta be cruel to be kind

Dices que tienes que ser

Cruel para ser amable, en la justa medida

Cruel para ser amable, es una buena señal

Cruel para ser amable, significa que te quiero

Nena, tienes que ser cruel para ser amable

Eriol volvió a mirar al espejo retrovisor y vio que las dos japonesas estaban sumidas en sus pensamientos lo cual no debía de ser buena señal.

Well, I do my best to understand dear

But you still mystify, and I wanna know why

I pick myself up off the ground

And have you knock me back down

Again and again

And when I ask you to explain

Bueno, hago lo que puedo para entender, cariño

Pero tú sigues perplejo, y yo quiero saber por qué

Me levanto del suelo

Y tú me vuelves a tirar

Una y otra vez

Y cuando te pido que te expliques

Miró hacia delante y puso atención en la canción nuevamente. No es que fuera una canción de su estilo pero la letra no pudo hacerle más gracia y por extraño que pareciera le recordaba a Shaoran en alguna manera especial. ¿Por qué? Seguramente por es estribillo de la canción.

You say you gotta be

Cruel to be kind, in the right measure

Cruel to be kind, it's a very good sign

Cruel to be kind, means that I love you

Baby, you gotta be cruel to be kind

Dices que tienes que ser

Cruel para ser amable, en la justa medida

Cruel para ser amable, es una buena señal

Cruel para ser amable, significa que te quiero

Nena, tienes que ser cruel para ser amable

- "¡Ja! Cruel para ser amable, el compositor de esa canción debió de haberse dado un golpe en la cabeza al escribir semejante canción. Era imposible que alguien fuera cruel para luego ser amable, era una contracción. Imposible que existiera un ser así"- Sakura se enfurruñó más a cada palabra de la canción, era imposible que le pasara inadvertida la ironía de esa letra. No es que ella viviera una situación similar, no podía ser que Shaoran fuera de esa clase de personas -"¿Cruel para ser amable¡Por favor!"- Era algo retorcido de una persona pensar de esa manera. El amor debía de ser más sencillo y el comportamiento humano… bueno, siempre había confusiones, malentendidos, cosas de ese estilo, pero… ¿ser intencionadamente cruel para dar a entender todo lo contrario? Había que tener un concepto del amor un tanto, muy, enrevesado.

Well, I do my best to understand dear

But you still mystify, and I wanna know why

I pick myself up off the ground

And have you knock me back down

Again and again

And when I ask you to explain

Bueno, hago lo que puedo para entender, cariño

Pero tú sigues perplejo, y yo quiero saber por qué

Me levanto del suelo

Y tú me vuelves a tirar

Una y otra vez

Y cuando te pido que te expliques

You say you gotta be

Cruel to be kind, in the right measure

Cruel to be kind, it's a very good sign

Cruel to be kind, means that I love you

Baby, you gotta be cruel to be kind

Dices que tienes que ser

Cruel para ser amable, en la justa medida

Cruel para ser amable, es una buena señal

Cruel para ser amable, significa que te quiero

Nena, tienes que ser cruel para ser amable

Tomoyo no andaba lejos en sus pensamientos. Y el objeto de esos pensamientos iban dirigidos a la espalda de su 'niñera'. En el caso de Eriol, el no era cruel, el simplemente era retorcido, lo planeaba todo deliberadamente, sondeaba el terreno con sus estúpidos juegos y luego tentaba a la suerte con un as escondido bajo la manga. Era un hombre insufriblemente calculador y al que no le gustaba conseguir la caza sino jugar con ella antes de conseguirla. Era el clásico hombre que disfrutaba con el deporte de la caza, era concienzudo y detallista y no dejaba que nada quedara al vuelo. Necesitaba el control de todo para poder hacer que la presa cayera en su trampa sin saber como llegó hasta allí.

- "¡Hombres!"- Pensaron las dos mujeres al unísono. Eriol estornudó y volvió a mirar al espejo retrovisor.

Al cabo de quince minutos llegaron al barrio y después de cinco minutos llegaron a la tienda. Eriol se bajó del coche y les abrió la puerta a las dos mujeres, como un perfecto caballero. Sakura y Tomoyo bajaron y se dirigieron a la tienda, siempre Sakura guiada de Tomoyo.

El edificio era antiguo, con la pintura desgastada y oscurecida por los años. El barrio no era de los más limpios y además estaban esas sombras que oscurecían las calles del barrio. La gente se paró al ver el lujoso coche y a las dos jóvenes bajarse del automóvil. Sakura, que iba apoyada en el brazo de Tomoyo, percibió el ambiente místico del lugar, había algo que rodeaba a ese edifico, esas personas y ese barrio que la hacia pensar en la palabra 'magia'. No podía ver el lugar, pero si podía sentirlo en su piel y oler la fragancia del lugar. Podía sentir una especie de neblina y podía oler el incienso.

Tomoyo abrió la puerta la cual tintineó por las campanillas que había encima de la puerta. Las dos mujeres entraron con Eriol detrás de ellas. La tienda era igual que el edificio, antigua. Tomoyo entrecerró la mirada y vio como el polvo estaba acumulándose en un objeto a su lado. Era un dragón, pero el color era apenas visible tras esa capa de polvo. Se fue acercando al mostrador percatándose de libros, vasijas, objetos de decoración y demás cosas que decoraban la tienda. Llegaron al mostrador y Tomoyo miró a su alrededor, no había nadie. Miró a Eriol y este le señaló la mesa, donde había un timbre, como los que podías ver en los hoteles de las viejas películas en blanco y negro. Tomoyo apretó una vez y después otra vez.

No pasaron ni treinta segundos cuando apareció una mujer caminando con un bastón. La señora salió tras una cortina de cuentas, situada en la parte izquierda del mostrador. La señora iba a juego con la tienda, parecía igual de vieja. Sus arrugas eran incontables, su ropa, al típico estilo chino, estaba un poco descolorida y sus zapatos negros eran casi grises. Tenía el pelo gris recogido en un moño.

- "¿Les puedo servir de ayuda?"- Eriol miró a la mujer con una ceja levantada. Esa mujer podía estar en un museo como la mujer más prehistórica viva de la tierra.

- "Buscaba este CD"- Tomoyo sacó un papel y se lo tendió a la señora. La mujer sacó unas gafas, miró a las dos jóvenes y a Eriol, volvió a mirar a las dos jóvenes y su mirada se quedó parada en el rostro de Sakura. Miró el papel y se marchó nuevamente dentro.

- "Que ser más extravagante"- Dijo Eriol con una sonrisita diabólica. Tomoyo le miró con los ojos entrecerrados y volvió a mirar hacia delante. La señora salió nuevamente con un CD en la mano.

- "Este es el último que nos queda señorita. En realidad el CD es relativamente nuevo, pero la música que hay dentro es la que busca, si no queda complacida siempre puede volver a traerlo y cambiárselo por otro"- La sonrisa de la anciana era bondadosa y sus ojos eran cálidos- "La señorita tiene unos ojos muy bonitos"- Dijo mirando a Sakura- "Su madre era una mujer bella"- Eriol frunció levemente las cejas.

- "¿Se conocían de antes?"- Tomoyo se irguió y se preparó para contestar cuando la anciana miró hacia Eriol y le sonrió.

- "Fue solamente un comentario, jovencito. Una mujer de sus rasgos, de una hermosura tan apacible, debió de ser heredado de su madre. Un hombre no suele tener esos rasgos faciales"- Eriol no hizo ningún comentario, pero se quedó con una extraña sensación que le hacia sentir la mujer- "Bueno, veamos cuanto cuesta"- Cogió el CD y miró el precio. Tomoyo pagó y la señora sacó un montón de papeles, escribió el precio y lo selló- "Tome, disfruten de su compra y cuídense jovencitas, hay muchos locos sueltos ahí fuera. Este mundo de ahora…"- Y la anciana se marchó hablando consigo misma.

Ya fuera, Eriol las metió en el coche y salieron de ese barrio.

- "Que anciana más extraña"- Dijo Eriol con el rostro sin su habitual sonrisa.

- "Tengo hambre"- Comentó Sakura mientras se tocaba la tripa. Tomoyo sonrió a su prima y se dirigió a Eriol.

- "Leí en una guía sobre un restaurante muy bueno aquí cerca, vayamos a probar su comida"- Tomoyo le dio la dirección a Eriol y este marchó hacia el restaurante.

El lugar tenía un aire antiguo, como todo el barrio, con el humo del incienso volando por el ambiente. Las camareras eran educadas y de una belleza clásica: de pelo negro liso y rasgos suaves. Se veía que las habían contratado muy conscientes de sus apariencias, pensando en sus rasgos.

Los tres entraron, les dieron la bienvenida, Eriol les indicó que iban a ser tres personas y una de las camareras les llevó a una mesa apartada, en una esquina donde la luz estaba más baja que el resto del restaurante, dándole un aire misterioso. Eriol vio que el local estaba decorado con muebles de madera, biombos, plantas de bambú y con pinturas de paisajes al estilo clásico pintadas sobre las paredes.

La camarera se marchó y volvió con el menú, para volver a marcharse y dejar que escogieran los platos. Eriol miró por encima los platos y su atención se centró en el local. Estaba bastante desierto, pero el negocio seguía a flote tras muchos años abierto (se podía ver por la antigüedad de los muebles y la decoración), lo cual significaba que les iba bastante bien. Eriol oía como Sakura y Tomoyo discutían los platos y dejó de asombrarle el hecho de que entendieran el chino como si fuera su idioma natural. Cuando la camarera llegó pidieron una comida muy variada.

Uno a uno fueron llegando los platos. Tomoyo le indicó a Sakura donde estaba cada cosa y cada cubierto guiándola con las manos y dejó que comiera sola. Las dos jóvenes comieron silenciosamente. Sakura era muy diestra para recordar donde estaba cada cosa y lo cogía con cierta naturalidad. Cuando terminaron de comer las primas Tomonoki fueron al lavabo a lavarse y refrescarse un poco.

Eriol vio el momento en que las dos mujeres salieron del baño, pasaron junto a la barra y se pararon un instante. La camarera les tendió un plato y las dos se quedaron paradas un momento. Cuando se dieron media vuelta y se dirigieron hacia él, vio que tenían un plato de galletas de la suerte en sus manos. Dejaron el plato sobre la mesa y Eriol las miró.

- "¿De qué estabais hablando con la camarera?"- Tomoyo movió la cabeza hacia él y sonrió.

- "Nos dio la bandeja y dijo que escogiéramos nuestra fortuna"- Tomoyo demostró su rollo de papel y Sakura el suyo.

- "Escoge uno tú también"- Dijo Sakura animada.

- "No dejo las cosas al destino"- Sakura se desilusionó e hizo un puchero. Tomoyo sonrió con complacencia- "¿Y esa sonrisa?"- Tomoyo se echó a reír para desconsuelo de Sakura.

- "Habíamos apostado si cogerías o no la galleta"- Dijo Sakura con fastidio.

- "Y al parecer a ganado Tomoyo"- Dijo Eriol con una sonrisa petulante. Levantó la mano y pidió la cuenta. Pagó y ayudó a Sakura a levantarse. Esta vez fue el inglés quien se ofreció como guía de Sakura. Tomoyo caminaba detrás de ellos. Las camareras sostenían las puertas mientras salían y les despedían.

- "Que la fortuna las sonría"- Tomoyo hizo un gesto de cabeza mientras se llevaba la mano al bolsillo para introducir algo dentro. Eriol abrió la puerta del coche para las dos mujeres. Sakura entró y Tomoyo fue tras ella. Hiragizawa dio una vuelta hasta el asiento delantero, abrió la puerta, se sentó detrás del volante y arrancó.

- "¿Algún lugar más que deseéis visitar?"

- "No, no necesitamos ir a ninguna parte más, hemos conseguido lo que queríamos"- Eriol miró por el espejo retrovisor y vio que Tomoyo le sostenía la mirada a través del cristal.

Sin duda, habían conseguido lo que querían. Ahora ya no habría más problemas.


VOCABULARIO

Mu Qin- Madre. Se suele emplear de modo respetuoso, indicando distancia, no es un apelativo afectuoso al que referirse a una madre.

Er zi- Hijo. Al emplearse de madre a hijo en nuestro caso, también indica distanciamiento y respeto.

… Abrió la guantera que tenía a su lado izquierdo …- En Hong Kong al haber sido colonia inglesa, conducen por el mismo lado que ellos, por la derecha, así que la guantera del coche está situada a la izquierda.

Li Da Ge- Jefe Li. La traducción literal sería, 'Hermano mayor Li', pero en estos ambientes se utiliza para indicar 'jefe'.

Wu Pao- Wu es la pronunciación en chino del número cinco.

Metió la cuarta- ¡Clases de conducción! Repasemos: Un coche tiene 5 marchas más la marcha atrás, he oído de que alguno tenía una sexta marcha, aunque no he visto todavía ningún coche que me confirme ese dato. En España para los que no lo sepan, dentro de ciudad, solo se puede conducir con un máximo de 50 km/h, si Shaoran nos pone la cuarta eso significa que el hombre ha incumplido la ley (todo esto basándome en leyes de conducción españolas). El jovencito podría estar conduciéndonos de entre 60 km/h hasta los 80 km/h, a partir de esta última velocidad, más o menos, se cambiaría a la quinta marcha, así que imaginaos a que velocidad podría estar yendo el jovencito.

Sandaime Termino japonés que significa 3ª generación.

La canción 'Cruel to be kind' es de la película '10 razones para odiarte' ('10 things I hate about you'), una de las pelis que más gracia me hace.


N. de la A.
: Siento muchísiiiiiiiiiiiiiiimo la demora. Entre las clases y entre que en todo el mes de Julio he estado incomunicada (hablando de comunicación por ordenador), me ha demorado mucho este capítulo, que por cierto es de 2 partes. La segunda parte ya va escrita por la mitad y espero tenerla terminada en breve para ofreceros el lemon que tendría que haber estado en este cap.

Solo puedo decir disculpas y como ya me han indicado en el Tag Board de mi página, un autor se debe a sus lectores, de verdad siento la tardanza y espero que disfrutéis de este cap.

Reclamaciones a mi cuenta de correo de siempre y podéis visitar mi pag. Que espero actualizar, si es que aún me queda tiempo.

Zai Jian

Kaslyna (Kassy99)