Me atacó una dosis de tristeza, no lo pude evitar.

Yami- ¿Quién se murió aquí?

Te estás ganando mi odio…

Rex- Bien hecho Yami, ¡felicidades!

Yami- Pero si hoy no es mi cumpleaños o.o

El punto es que mi perrito se murió :(

Kaiba. ¿Y tanto alboroto por eso?

¡Hey! A mi perro me lo respetas ¬¬ En fin, los dejo continuar.

Entre un mar de recuerdos

By: Guerrera Lunar

Cap. 5: …y a pesar de mis verdaderos sentimientos…

Un pequeño chico de ojos violáceos corría desesperadamente buscando el paradero de algo, o alguien...

Después de media hora al fin logró visualizar un gran edificio, "Hospital Domino". Sin dudarlo dos veces el joven entró, y sin hacerse tardar volteó hacia todos lados, hasta que vio a una enfermera y se dirigió hacia ella.

Yugi- ¡Mi abuelo! ¡En dónde está mi abuelo!

Enfermera- Tranquilo, no sé de qué me estás hablando.

Yugi- Hace una hora una ambulancia vino hacia acá.

Enfermera- Entiendo, espérame unos segundos -fue directo hacia la recepción y de ahí tomó un pequeño cuadernillo y comenzó a hojearlo-, mmm... dime pequeño, ¿eres pariente de Salomón Mutou?

Yugi- ¡Sí! Es mi abuelito.

Enfermera- De acuerdo, tu abuelito se encuentra en el cuarto #22, si haces el favor de estar en la sala de espera, en cuanto los doctores salgan te informarán sobre su estado, ¿de acuerdo?

Yugi- Sí -suspiró-, ya me había asustado mucho, espero que se encuentre bien.

Enfermera- No te preocupes pequeño, estoy segura de que pronto podrás ver a tu abuelo; por mientras, ¿no deseas comer algo?

Yugi- Hee... no gracias, aunque tengo un poco de sed.

Enfermera- ¿Por qué no vas a la sala de espera? En unos minutos te llevaré un vaso de agua.

Yugi- Sí, muchas gracias.

Enfermera- No hay de qué.

Luego de las indicaciones de la enfermera, el pequeño pelos arcoiris se dedicó a esperar alguna noticia de su abuelito, ¿qué horas eran? Todo sucedió tan rápido que ya había anochecido y un rápido vistazo en el reloj del hospital le dio a entender que apenas daban las 8:05 p.m. Como vuela el tiempo…

Era sorprendente, realmente increíble, en medio de una ciudad el jardín de la familia Kaiba en verdad asemejaba perfectamente la clara imagen de un bosque, y a pesar de todas las luces cercanas, se podía apreciar a la perfección el hermoso brillo de las divinas estrellas.

Yami- ¿Tú crees que las estrellas nos guíen en nuestro destino? -dijo el más bajo de los dos, logrando captar toda la atención del de ojos azules, lo suficiente para intercambiar miradas- ¿Tú que piensas?

Kaiba- Hmp... que esas son tonterías, yo no creo en el destino -decía al mismo tiempo que cerraba los ojos y una pequeña sonrisa se formaba en sus labios-. Cada uno es el arquitecto de su propia vida.

Yami- Puede ser Kaiba, ¿pero nunca te has preguntado que son todas esas señales que manda la vida?

Kaiba- No sé de que me estas hablando.

Yami- cambió su vista para fijarla en el manto de la noche, y cerró sus párpados, tratando de percibir el viento que acariciaba sus mechones dorados- Me refiero a todo lo que nos pasa, a cada uno. Como tú sabes yo fui faraón y quedé encerrado en el rompecabezas del milenio...

Kaiba- Sí, y yo fui el malo de la historia en ese entonces, ¿no?

Yami- Jeje, sí, ¿pero que tal si tu hubieras sido encerrado en mi lugar? ¿Qué tal si no hubiéramos renacido en esta época, o si nunca nos hubiéramos conocido?

Kaiba- Ahora que lo mencionas, probablemente hubiera sido muy feliz sin tu presencia.

Yami- Kaiba...

Kaiba- La verdad no sé qué responderte Mutou, esas son preguntas a las que ni siquiera yo podría responder, todo lo que sé es que cada uno debe de formar su propio destino. Debes ser fuerte en la vida para sobrevivir.

Yami- Lo sé, pero...

Kaiba- Mira Mutou, yo no sé cómo hayas vivido tú, fuiste un antiguo faraón con muchos lujos y cuidados, nada te hacia falta; en cambio yo, crecí sólo junto a mi hermano Mokuba, luego de la muerte de nuestros padres el resto de nuestra familia nos abandonó sin compasión en un orfanato, y después llegó Gozaburo -ante la mención de este nombre el castaño hizo una pausa para recuperar el aliento, y de nuevo siguió hablando-. Una vez que logré derrotarlo en la partida de ajedrez, mi hermano y yo fuimos libres, pero ese era sólo el comienzo. Gozaburo me dio su supuesto "entrenamiento", para que algún día heredara el mando de la Corporación Kaiba. La vida nunca fue buena conmigo así que para poder avanzar y proteger a mi única familia, tuve que deshacerme a la idea de las emociones humanas, eso sólo me haría débil y vulnerable...

Yami- Eso no quiere decir que tengas que ser tan frío. El destino tiene un propósito para todos y hay que seguirlo, estoy seguro de que...

Kaiba- Pues parece que su propósito conmigo fue hacerme sufrir. Te seré sincero Mutou, yo ya no confío en ninguna persona, todos los halagos y ovaciones no son más que puras hipocresías; si quieren algo de mí que les cuesta decirlo y dejar sus malditas actuaciones a un lado, ser sincero por una vez no hace daño. Aunque lo que en realidad odio es toda esa cadena de mentiras innecesarias que van creando, sin otro sentido más que conseguir lo que desean, no puedes depender de nadie más que de ti mismo. Y eso, tú debes saberlo muy bien.

Yami- Sí, lo sé, pero el que yo haya sido faraón en el pasado no significa que haya tenido una vida muy placentera. Tú sabes que no podía cometer ni el más mínimo error en el gobierno o todo mi pueblo se vendría en mi contra. Eso era algo que temía, miedo a equivocarme. Desde que fui un niño, raras veces lograba ver a mi papá, ni siquiera podía llamarlo así, tenía que referirme a él como "faraón" -aquella última palabra la dijo entre regañadientes y con una ira profunda-. En cuanto a mi madre, bueno, fueron pocas las veces que pude tener su cariño y todo por las estúpidas reglas de que un príncipe debe ser fuerte. No pude estar con ellos y luego murieron.

Kaiba- Creo que me estás entendiendo, la vida no te la servirán en bandeja de plata.

Yami- ¡Era sólo un niño Kaiba! Y ni aún así nadie siquiera se acercaba a consolarme, creí que Ra me había abandonado. Luego llegué al trono, y, bueno, descontando al ladrón de Bakura, la pelea con los monstruos, la batalla que tuvimos y el hecho de que quedé encerrado por tres milenios sin saber qué rayos le ocurrió a mi hogar… las cosas no fueron tan mal. Al menos ya todo eso cambió.

Kaiba- Los tiempos cambian, mas la gente por lo visto no puede hacer eso.

Yami- Sé que puedo estar siendo entrometido…

Kaiba- No sería la primera vez.

Yami- ¿No crees que podrías ser un poco más amable?

Kaiba- Si soy frío es por culpa de las personas hipócritas, tan hipócritas como lo fue mi padrastro.

Yami- suspiró- Bien… -dirige su vista al cielo que se ha teñido de tonalidades oscuros, y de repente sus ojos logran captar lo que parecen ser luces que caen de la noche-… estrellas fugaces, dicen que si les pides un deseo te lo cumplirán.

Kaiba- No me hagas reír, ¿no me digas que en verdad crees en esos cuentos? -dijo con una sonrisa divertida, sin malicia, sin burla.

Yami- Pues... en algo hay que creer, ¿no?

Kaiba-… -sin darse cuenta las joyas azules de su mirada se posaron en la figura de Yami, este por su parte miraba fascinado las bellísimas constelaciones que irradiaban de luz al tener cerca a aquellas estrellas viajeras.

Yami-… -inmediatamente este sintió la mirada fulminante del ojiazul que estaba fija en él, ¿que tenían esos ojos que los hacían ver tan valiosos? Parecían verdaderas gotas cristalinas del río Nilo- ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? ¿Por qué me miras así? Kaiba, me estás asustando…

9:02 p.m., Hospital Domino…

Yugi ya estaba al borde de morirse del susto, se desesperaba cada minuto que pasaba, su abuelito ya llevaba una hora en aquel cuarto de emergencias y ninguno de los doctores había salido. Desde entonces, sólo veía cómo llegaban y salían las enfermeras con aparatos y medicamentos y todo tipo de cosas médicas.

La puerta se abre revelando a un hombre en bata blanca con no más de 32 años, se acercó hacia él. Hubo unos momentos de silencio, tomó un suspiro y el doctor habló.

Doctor- Usted debe ser Yugi Mutou.

Yugi- Si, ¿cómo se encuentra mi abuelito?

Doctor- suspiró- Iré directo al punto joven Mutou, la situación en la que se encuentra es crítica. Verá, al parecer recibió tres disparos a corta distancia, lo cual profundizó aún más la herida.

Yugi-… -no hubo respuesta por parte del chico.

Doctor- Una de las balas le dio en un costado, otra en la pierna derecha y en cuanto a la última... -hizo una pequeña pausa y nuevamente recobró un poco de aliento- ...bien, esta se le incrustó muy cerca del corazón, hirió uno de los vasos sanguíneos a los que está conectado. Por el momento estamos haciendo todo lo posible por transferirle la sangre que necesite, aunque es muy probable que su organismo rechace este ADN, y si eso sucede...

Yugi- ¿Qué pasará? -dijo haciendo un gran esfuerzo por que su voz no se quebrara enfrente de aquel hombre.

Doctor- Si la sangre nueva no logra adaptarse con la suya morirá irremediablemente. Todo indica que la probabilidad de riesgo es muy alta, ya que también recibió golpes, lo cual le desgarró el esguince del brazo izquierdo y le rompió las costillas; lamento tener que darle las malas noticias joven Mutou, pero estamos haciendo todo lo posible por salvar a nuestro paciente -todas estas palabras, la verdad que había en ellas y la inocencia de aquel muchacho hizo que el doctor sintiera tristeza por la impotencia de no poder hacer algo más, pero así era.

Yugi- Todavía puede recuperarse, ¿verdad? Yo sé que sí puede.

Doctor- Por supuesto que sí, mientras creas en él estoy seguro de que no se dará por vencido -se agachó un poco y acarició los cabellos revueltos del pequeño, y dando la mejor sonrisa que pudo, se dio la vuelta y se dirigió a la habitación en donde reposaba el anciano-. Vamos, si lo deseas puedes ver a tu abuelo ahora, no habrá ningún inconveniente -finalizó el hombre en bata blanca.

Yugi- … -por su parte solamente asintió, y siguió al doctor hasta dentro del silencioso cuarto, donde apenas se podía apreciar un poco el sonido.

Al ir avanzando la pequeña muchedumbre de personas se fue apartando hasta abandonar poco a poco la habitación, dejando a nieto y abuelo solos, junto con el médico.

Doctor- Me retiro, joven Yugi, si nota alguna anomalía en el estado de su abuelo, le ruego, me avise.

Yugi- … -tan sólo asintió, sin más que hacer o decir.

El hombre se retiró de aquel cuarto, el lugar parecía sin vida. A dondequiera que uno mirase no veía más que medicinas, inyecciones, aparatos, todo cuanto fuese necesario para tratar a su paciente. A su abuelo.

POV de Yugi

No, no puede estar tan mal. ¿Eh? ¿El doctor me está diciendo si quiero pasar? ¡Por supuesto que quiero! Entro en el cuarto de emergencias, por el momento mi abuelito estará aquí; camino hacia dentro y hay varias personas alrededor de... ¡mi abuelo! Oh Ra, se ve muy mal. Volteo para ver al doctor, los demás se han ido.

Me da unas cuantas indicaciones.

Lo único que hago es asentirle, ahora no tengo deseos de intercambiar palabras con él. Esto es mi culpa, si no me hubiera retrasado y hubiera llegado antes a la casa esto no habría pasado, snif... abuelo...

Fin del POV de Yugi

Yugi- Snif., abuelito... ¿abuelito me oyes? -trató de reunir valor al preguntar, ver a su abuelo acostado con sueros y varias agujas no era algo que le tranquilizara mucho.

Abuelo- ¿Yugi? ¿E-Eres tú? -los ojos del anciano se abrieron, enfocando la vista hacia su nieto, su voz sonaba muy débil.

Yugi- ¡Abuelito! Abuelito lo siento mucho, esto es mi culpa -agachó la cabeza y dejó escapar unos suaves sollozos de sus labios.

Abuelo- No, Yugi... no llores... ¡cof, cof! -comenzó a toser, lo que preocupó en verdad al muchacho a su lado.

Yugi- ¡¿Estás bien?!

Abuelo- Sí Yugi… escúchame bien, no fue tu culpa... nieto... -la respiración se le dificultaba a cada segundo, y el esfuerzo de hablar lo agotaba aún más.

Yugi- No debí distraerme, lo siento...

Abuelo- Jeje, Yugi, aún eres joven... tienes que vivir tu vida... -una sonrisa se dibujó en el rostro del anciano al ver la preocupación de su nieto-… dime la verdad, ¿cuál es mi situación?

Yugi- Una de las balas te afectó un vaso sanguíneo del corazón y... te hicieron una transfusión de sangre, dicen que el riesgo es alto y eso... podría... no funcionar...

Abuelo- Ya veo...

Yugi-… -simplemente se mantuvo callado.

Abuelo- Yugi.

Yugi- ¿Sí?

Abuelo- Es tarde, deberías regresar a la casa.

Yugi- No, ¡no te dejaré aquí! Yo voy a que...

Doctor- Joven Yugi.

Yugi- ¿Doctor?

Doctor- No quiero ser impertinente, pero debe dejar descansar a su abuelo.

Yugi- Sí, lo sé -dijo en un susurro, bajando la mirada al suelo.

Doctor- Venga, usted podrá hacerle compañía toda la noche si lo desea.

Yugi- ¿De verás? -levantó la cabeza mientras una chispa de esperanza brillaba en sus ojos.

Doctor- Claro, ahora sígame y deje reposar al paciente.

Yugi- asintiendo- Que descanses abuelito.

Abuelo- Gracias Yugi, y no te preocupes por mí, estaré bien.

Una vez fuera del cuarto, como todas las habitaciones estaban ocupadas, el doctor le pidió a Yugi que si gustaba podía quedarse en la sala de espera, a lo cual el muchacho aceptó sin ninguna objeción.

Afuera del hospital, en uno de los árboles cercanos a la habitación donde se encontraba el abuelo de Yugi, dos sombras vigilaban sigilosamente a su presa.

Hombre 1- ¿Con que ese es Salomón Mutou, eh?

Hombre 2- Así es, escúchame bien Max, ese es tu objetivo.

Max- Tranquilo Takeda, yo sé muy bien lo que hago.

Takeda- Más te vale, ¡la vez pasada no lo lograste!- le murmuró quedamente a su compañero.

Max- La vez pasada llegó la policía, así que no me culpes.

" – " – "

Joey- ¡Padre! ¡Sal de donde estés y enfréntame!

Padre- ¿Ahora qué quieres? ¡No ves que estoy ocupado! -decía mientras sostenía una botella de licor en su mano derecha.

Joey- ¡Ja! ¿Ocupado, en qué? ¿En arruinarnos nuestra vida como el maldito desgraciado que ni siquiera mantenerse por sí mismo puede hacer?

Padre- ¡Cómo te atreves!

¡SLAP!

Joey había caído al suelo por el golpe que le propinó su padre, el cual se le vino encima al instante, pero rápidamente el rubio logró esquivarlo y se puso de pie. Arremetió contra él, dándole uno que otro golpe directo en la cara.

Padre- ¡Eres un maldito! -sin dudarlo, su padre reventó la botella sobre la cabeza de su propio hijo.

¡CRASH!

Joey- Mi cabeza... -después de aquello cayó al suelo, sosteniéndose la cabeza con ambas manos. La sangre comenzó a emanar y pequeños hilos rojos se fueron mezclando con su dorada cabellera- Eres un... ¡agh! -no pudo terminar la frase, puesto que su padre le aventó el resto de la botella que aún le quedaba en la mano, haciendo que al impactarse contra el suelo, los pedazos de vidrio lastimarán al muchacho; sino fuera porque defendió su rostro con ambas manos, ahora sus ojos estarían bañados en sangre.

Padre- ¡Eres un malagradecido! ¡Hubiera sido mejor si nunca hubieses nacido!

Joey- En ese caso, ¡por qué rayos ayudaste a parirme! Ni siquiera mereces lo que tienes, ¡eso lo conseguí yo! ¡Yo me maté por todo esto, yo te mantengo!

Padre- ¡CÁLLATE! -una patada al estómago hizo que el cachorro escupiera una cantidad considerable de sangre, acto seguido su padre lo levantó y empujó contra la pared, golpeando lo más fuerte posible la frente de su víctima contra el rígido muro. Luego lo viró para quedar frente a frente- Así que osas desafiarme, ¿eh? Qué te has creído, mírate Joey, ¡mírate! Nunca podrás salirte con la tuya, no eres más que un pobre diablo que me servirá para toda la vida. Nunca serás libre, ¡NUNCA! -lo empujó contra una vitrina de vidrio que contenía varias piezas de porcelana y de material fino, haciendo que al estrellarse los cristales, estos salieran volando, haciendo que más sangre fuese derramada.

Todo su cuerpo estaba lastimado y muy adolorido, se hallaba sobre los vidrios tirados en el piso, ya no tenía fuerzas. Se vio a sí mismo, echado en el suelo, y sintió una gran punzada de dolor; tenía una herida muy profunda en el costado, al parecer uno de los vidrios logró dejarle su huella.

La herida era muy grande y si no se trataba podía volverse peor. Hacía un esfuerzo por mantenerse consciente, toda su cara estaba llena de cortadas y su pierna izquierda no podía moverla, por más que quisiera, esta no le respondía.

Padre- ¿Qué sucede? ¿Eso es todo lo que puedes hacer? Sólo estás en este mundo porque tu madre te parió, ¡no es más que una mujer cualquiera!

Joey- ¡BASTA! A mi madre no la insultas, al menos ella es más valiente que tú, ¡bastardo!

Padre- Con qué te crees muy valiente ¿eh ¡Te crees muy hombre! -el rubio apenas y se sostenía con una mano en el suelo, de su boca chorreaban gotas de sangre, se veía débil. Y sin importarle la condición de su propio hijo, se acercó y le dio una patada justo en la cara.

Joey- ¡AGH!

Padre- Así que te crees mucho, ¡veamos qué tan valiente eres cuando veas a tu hermana!

Joey- Cof, cof… -tosía, escupiendo saliva entremezclada con aquel líquido rojo-… ¡no! Si le pones una mano encima... ¡agh! –de repente fue levantado por el cuello de su camisa.

Padre- ¿Qué? ¡Qué piensas hacer!

Joey- Juro que esto... no se quedará así... ¡vas a pagar por todo lo que nos has hecho!

Padre- Por favor, ¿en verdad crees poder hacer algo?

Joey- Haa... haa... -le estaba costando trabajo respirar, y más en esa posición.

Padre- ¡Qué débil eres! -lo levantó un poco más, sosteniéndolo de los cabellos y haciendo a Joey lanzar un grito de dolor. Con un puñetazo lo hizo caer nuevamente al suelo, esta vez, boca abajo.

Joey- Haa... haa… me las voy a cobrar, ya verás... -decía a intervalos, cada vez perdía más y más fuerzas, y en consecuencia, debido a aquellos golpes, mucha de su sangre se estaba derramando.

Inmediatamente su padre se abalanzó sobre él. Desesperado, el cachorro intentó quitárselo de encima, pero el hombre agarró su brazo derecho y lo puso en su espalda, tratando de doblárselo.

Joey- ¡Suéltame!

Padre- ¡Así aprenderás! -y de un tirón, el hueso del brazo tronó, y sí, en efecto, lo había doblado. Se paró de su espalda y observó cómo el rubio se retorcía del dolor- Pero descuida, que esto aún no termina... -una sonrisa malévola se formó en el rostro del padre.

Joey- ¡Te detesto!

Padre- Qué triste, me partiría el corazón... ¡si lo tuviera! Jajaja, y ahora que lo pienso, tu hermana ya tuvo mucho por hoy. Es tu turno.

Joey- ¡Maldito!

Padre- Deberías agradecer que soy piadoso con ella. Pero descuida, esto es sólo el comienzo, aún falta más...

Continuará…

Lamento mucho haberme retrasado, pero es que tenía mucho que hacer...

Yugi- ¿Cómo...?

¡No te incumbe Yugi!

Nakano Ryu: No hay problema, mira que a mi también se me había pasado uno de tus fics, ¡pero ya estoy de vuelta!

Rex- Ya sabes nuestra situación y te pedimos disculpas por no haber actualizado antes

Lo sé, Bakura tiene mala suerte con los abogados XD Lástima por Ryou, pero descuida, la historia sigue :)

Yami- Te odio.

¿Qué lindo el niño, no?

¡Unámonos para matar al padre de Joey! Qué bueno que te guste el fic, me alegro de oír eso, en especial porque me apoyas bastante.

Kaiba- Yo aún no comprendo cómo puede gustarle a alguien, ¿eh?

Me agradabas más antes.

Rex- Descuida no eres ninguna molestia, de verás, al contrario, nos da mucho gusto que sigas la historia.

El lemon se acerca, será el primero que haga pero espero hacer mi mejor esfuerzo. Cuídate mucho, espero platicar contigo por el msn pronto. Au revoir mon amie!

Muchas gracias a todos los que se toman la molestia de leer. Lamento la espera, me cortaron el teléfono, no había Internet y los del cyber son unos careros.

Rex- Se aceptan donaciones :o

¡Seto, ayúdame!

Kaiba- Olvídalo.

En fin, ay mi pobre perro. Ya es hora de despedirnos, ¡saludos!

Guerrera lunar & Rex.

P.D. Lo recuerdo, Sowy pasó al otro mundo en un momento así, qué cosas. Seguimos re-editando :)