Lamento la… (¿para qué molestarme si ya saben lo que sigue?)…
Ahí lo tienen, el final –Luna hace una pequeña reverencia.
Entre un mar de recuerdos
By: Guerrera lunar
Cap. 7: …y sólo sé, que hay dos palabras en mi mano: "Te Amo."
Seto- Toma tus cosas –respondió cortantemente.
Yami- ¿Pasa algo? -interrogó con temor.
Seto- Quieren vernos en Egipto.
Yami- ¿Quiénes?
Seto- Los que tienen a Mokuba. Parece que hoy las llamadas son de mala suerte –concluyó, saliendo ambos de la habitación.
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El antiguo ladrón de tumbas miró hacia el cielo, luego a su hikari, que le observaba algo preocupado. Y finalmente volvió a mirar al cielo.
Bakura- Mmm…
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Padre- Vuelve a desafiarme, pues… -incitó con voz venenosa, alzando al rubio por el cuello de su camisa.
Joey- Eres un… bastardo…
Padre- ¿Eso crees? –sonrió de forma descarada- Veremos qué tan valeroso es mi hijo, Joseph Wheeler.
Metió su mano en el bolsillo del pantalón, sacando un brillo reluciente; sí, era la conclusión, era la idea de plasmar la guerra en arma. Navaja. Espada pequeña de bolsillo.
Sí, eso era, la navaja.
Cortó un retazo del costazo izquierdo en la ropa, rasgando levemente la piel hinchada y roja por los vidrios. Joey ahogó un gimoteo.
Giró en un movimiento rápido su navaja y la mandó a su objetivo.
Joey- … -y Joey sólo abrió sus ojos, con espanto.
¡CRASH!
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Aeropuerto de Domino, despegue, avión 5-Y con destino a El Cairo, Egipto…
Yami- Sí, ahora mismo estamos despegando -espero la respuesta del otro lado de la línea, estaba usando el celular del CEO-. Lo sé, pero aún sin todas mis memorias, puedo… el tiempo ha pasado y no he olvidado mi antiguo hogar. No soy estúpido, sé lo que hago y por qué lo hago, ¿acaso no confías en mí? ¡Cómo te atreves! ¡Eres un…! -de pronto cambió su expresión a una más seria de lo habitual- Jamás haría algo así, ¿me oyes? JAMÁS… -cortó la llamada de golpe, enojado.
Seto- ¿Con quién hablabas? –preguntó sin desviar sus ojos de la ventanilla a su izquierda, recargando su mentón en una de sus palmas.
Yami- Con un imbécil, es todo.
El castaño frunció el entrecejo a la poca información pero no objetó en absoluto.
Yami- Llegaremos en 4 horas, hay que descansar.
Tienda Kame, 2:45 a.m., Ciudad Domino…
Yugi- Bakura, Ryou, Malik, Marik… ¿qué hacen aquí a estas horas?
Bakura- A venir e irnos.
Yugi- ¿Qué? –parpadeó confundido.
Sin dar tiempo, ambos yamis salieron de la tienda, dejando a sus contrapartes con el pequeño tricolor. Sabían que Yugi estaba despierto y triste, sabían que necesitaba apoyo, sabían que algo tan riesgoso merecía un refugio para sus hikaris y también, sabían, que alguien estaba jugando con un poder más grande de su comprensión. Ahora, en esos instantes.
Y necesitaban detenerlo.
Bakura- ¿Lo sientes?
Marik- Sí, el cielo ha comenzado a nublarse.
Bakura- Apresurémonos. Algo así, sólo causará muchas pérdidas.
El egipcio se detuvo, entonces, el peliblanco volteó a verle desconcertado. Abrió su boca para decir algo, sin embargo, la volvió a cerrar; dudó por momentos y luego, al fin, habló.
Marik- ¿Y si en vez de él, nosotros quedamos presos en su historia?
Bakura- Pues que lo hagamos dignamente –refutó con seriedad, para continuar con su camino mientras él otro trataba de alcanzarle.
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Mokuba- ¿Por qué hacen esto?
Hao- Venganza Mokuba, se llama venganza –respondió un joven de cabello castaño.
Max- Se dirigen hacia acá –le secundó un pelinegro.
Se encontraban caminando entre los cambiantes mares de arena tan típicos de Egipto. El líder, Hao, le colocó una venda a los ojos al pequeño Mokuba, y después partieron hacia un destino desconocido para el secuestrado.
Iban a pie y el niño podía sentir cada vez más fuertes las ventiscas de arena, luego percibió que el sol se había opacado un poco, tal vez habían entrado a algún edificio o algo así. Las vendas brillaron, lo que era señal de que debía haber unas cuantas antorchas prendadas en las paredes. El calor se hacía cada vez más sofocante.
Takeda- Bienvenido Mokuba Kaiba, bienvenido a las entrañas del pasado –comentó un pelirrojo, riendo con soltura después de sus palabras.
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Serenity- Joey, ¡no!
Primero fue el sonido de algo rompiéndose, después, un ruido sordo, de algo cayendo al suelo.
Pequeñas estrellitas brillando, dispersas en el piso, se encontraban junto a un cuerpo. De pronto, sus destellos parecían bañarse de un líquido rojo que expedía aquella persona.
Serenity- Oh, Dios…
Joey- Serenity… -no aguantó su propio peso así que se dejo caer hacia atrás, quedando recargado en la pared hasta resbalarse y quedar sentado. No volvió a despertar.
La pelirroja, asustada, tomó el teléfono y llamó a la policía. Mientras era atendida no quitaba la vista de su hermano que estaba desmayado, y de su padre, que debido al jarrón de cristal que le había reventado en la cabeza, no paraba la misma de sangrar.
Pronto, varias sirenas se escucharon a las afueras de la casa. Tanto de patrullas como de ambulancias.
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Bakura- Así que, ¿tu hermana no se enojará si tomamos su avión privado? –preguntó el albino, recordando lo irritable que podía ser la Ishtar.
Marik- No creo. Y es hermana de Malik, no mía. Además ya sabes como es, siempre dice que "todo sea por el bien del faraón"; bien, esto es por su bien –aclaró con cinismo, recargándose en su respaldo.
Bakura- Supongo. ¿Ya sabes qué hacer, cierto?
Marik- Bakura, no soy estúpido.
El peliblanco le miró con reproche pero se limitó tan sólo a eso, a mirarle. Después tomó su sortija y jugueteó un poco con sus puntas, pensando.
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Tienda Kame, 5:45 a.m., Ciudad Domino…
Yugi- ¿Quieres decir que Yami…?
Ryou- Oh, Ra, no. No sería capaz de eso. Bakura me lo dijo, si así fuera, no se habría marchado en su búsqueda –acotaba.
Malik- Ojala lleguen a tiempo.
Los tres observaron el reloj de pared de la sala. Se quedaron callados, respetando el silencio y luego suspiraron. Sería un largo viaje.
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El Cairo, Egipto, 7:45 a.m., en algún punto del desierto…
Yami- ¿Cómo sabes que es por aquí?
Kaiba- Sólo lo sé.
El tricolor seguía al más alto de cerca. Seto Kaiba decía que creía saber por dónde se encontraba el antiguo palacio de hacía unos 3000 años; se detuvieron en medio de la nada, entonces, el castaño se agachó y comenzó a esparcir la arena a los lados.
Unos grilletes surgieron, haló de ellos y dos compuertas de madera se abrieron, era un túnel subterráneo. Anduvieron entre las penumbras durante una hora, y al final del túnel, una luz relucía la magnificencia del arcaico palacio, como si apenas estuviese en sus años de gloria.
Era hermoso. Columnas de mármol blanco adornando las escalerillas de entrada, un par de perros egipcios a los lados de esta. Vestían en su cuello cadenas de oro con exquisitas joyas.
Yami- Vaya, es bellísimo…
El interior lo era aún más. Jeroglíficos grabados en las paredes de tinte dorado, pasillos estrechos y largos, blancos y finos. Antorchas relucientes a toda la extensión, un gran número de cámaras gigantescas, casi del tamaño del recibidor y la tienda de cartas del abuelo juntas.
Finalmente, llegaron a una sala central. En frente, arriba de tres escalones, un trono de oro recubierto de piedras preciosas. Y alguien sentado en él.
Kaiba- Dónde está… -el ojiazul mantenía sus ojos serios y fríos.
El hombre rió, chasqueó los dedos y como por arte de magia una lluvia de chacales negros y transparentes, descendió del techo de palacio.
Hao- ¡Conozcan al ejército en forma de bestia del Dios Anubis!
De repente, se vieron inundados por esas cosas, el CEO gruñó al ver que el castaño, huía corriendo hacia otro pasillo.
Un aura azul rodeó al antiguo sacerdote, estaba furioso. Nadie, absolutamente NADIE, juega con un Kaiba.
Por otro lado, algo muy raro ocurría en el avión de los egipcios…
Bakura- ¡Marik! ¡Controla la estúpida cosa esa rara!
Marik- ¡No lo llames así, y no sé lo que le pasa!
Algo se retorcía entre las manos del moreno, un resplandor intenso los cegó a ambos y después, un rayo dorado salió volando a través de la ventana del jet.
Bakura- Esto no es bueno –agregó asomándose por la ventana rota, viendo al relámpago dar giros y volteretas hacia algún lugar en específico.
Alzó su mano, y el amatistas juró que sus ojos brillaban como nunca, como si hubiese recuperado algo que había perdido. Pero que en el fondo, aunque lo negase, lo necesitaba. Un relámpago dorado se posó en las manos morenas, el fulgor alejó a las bestias un poco, y así como vino, la luz desapareció. Mostrando una especie de cetro diminuto, con un ojo en medio.
Kaiba- Yami, ve por Mokuba, yo me encargo de ellos –iba a replicar, no obstante, la mirada fría e indiferente no le dejó ninguna opción.
Asintió y salió corriendo por el pasillo. El sacerdote sonrió de lado, en son de burla.
Los cánidos gruñeron y se lanzaron en ataque. De un cetrazo los apartaba, arrojaba bolas de energía y expedía relámpagos; pero se recuperaban muy rápido y cada vez el número parecía aumentar.
Le vio entrar en una habitación, se dirigió hacia ella y azotó la puerta. Dentro, tres hombres mantenían sujeto a Mokuba. El que había estado persiguiendo se volvió hacia él con presunción.
Hao- Bienvenido, Faraón –calló su sonrisa y se puso serio, cerró los ojos y empezó a susurrar-. "Abrid la Memoria de los Tiempos, abrid los recuerdos oscuros del pasado, te lo imploro, oh, Dios Anubis, permitid a tu fiel siervo cumplir con su misión. Revelad aquello oculto, revelad la verdad, decidle que el hijo de los dioses lo es de los demonios, abrid los ojos y resucitad la antigua oscuridad…"
El dueño del rompecabezas no entendió el por qué de esas palabras. Aún así, cogió una espada cerca de ahí y apuntó a su enemigo.
Kaiba- ¡AGHH!
El cetro cayó con un leve tintineo, se sujetó la cabeza y quedó de rodillas. El dolor era insoportable…
"Su nombre es Seth."
"¡Yo te condecoró con el título de Alto Sacerdote!"
"Soy el Faraón Yami."
"Señor Seth, señor Seth…"
"¡Felicidades!"
Kaiba- ¡¿Qué demonios?! Aght…
"La Corte requiere de su presencia."
"Seth ¿me estás escuchando?"
"Sí, eres mi sacerdote, aún así…"
Kaiba- ¿Qué es esto? ¡Salgan de mi cabeza!
"Mañana será la elección del Alto Sacerdote."
"Su nombre será Seth."
"¿Seth? Seth, ¿te encuentras bien, hijo?"
"Lo siento."
"Debes aprender a pelear."
"...te amo…"
Kaiba- … -mordía sus labios para no gritar, al instante, sintió como era derrumbado al suelo, y el peso sobre sí, aumentaba. Su piel comenzaba a arder y ya no coordinaba sus pensamientos, ni los rugidos, ni los ataques de los sirvientes del Dios Chacal.
Seth- ¡No! ¡Alto, deténganse! ¡Mokuba!
Mokuba- Ayúdame Seth, ¡no dejes que me alejen de ti!
Seth- ¡BASTA!
Su mente recreaba una y otra vez la imagen de su hermanito siendo llevado por un grupo de hombres, lejos de él.
Seth- ¡¿Por qué?!
¿?- Pero...
Seth- Yo confíe en ti, te entregué mi vida… ¡cómo pudiste hacerme esto!
Aquella persona trató de decir algo, su corazón se oprimió al reconocer al dueño de sus gritos.
Kaiba- Yami… -sin querer, las lágrimas mojaron libremente sus mejillas, dejando en sus ojos un matiz rojo que se intensificaba más y más.
Yami- No es lo que piensas… ¡Seth!
Seth- Calla, tú permitiste que se lo llevaran, es tu culpa, ¡voy a matarte con esta espada y vengaré la muerte de mi hermano!
Yami- Es una trampa, ¡yo no lo maté! ¡Ellos…!
La imagen pasó rápidamente por su cabeza, el cuerpo de tres personas destazadas, Mokuba en el suelo, muerto. Y Yami con una espada ensangrentada en manos…
Ensangrentada…
Kaiba- No… -sus ojos se nublaron y pronto, la ira ofuscó sus sentidos. Seto Kaiba era implacable con la traición.
Entraba al cuarto, azotaba la puerta. Yami, Mokuba, sangre… todo se recreaba una y otra vez.
"Hermano, eres el Alto Sacerdote, lo lograste ¡jajaja! ¡Felicidades!"
"No me importa lo que piensen los demás."
"Despierta Seth, despierta hijo, despierta."
"El Faraón ha mandado a llamarle."
"Yo no lo maté."
"Hermano, eres el Alto Sacerdote, lo lograste ¡jajaja! ¡Felicidades!"
"Yo no lo maté."
"Hermano, eres el Alto Sacerdote, lo lograste ¡jajaja! ¡Felicidades!"
"Yo no lo maté."
"Hermano, eres el Alto Sacerdote, lo lograste ¡jajaja! ¡Felicidades!"
¡HAAAAAA!
Una descomunal luz iluminó todo el lugar, arrojando a los chacales. Con furia agitó su cetro una y otra vez, despidiendo formidables rayos que cortaban en pedazos a los cuadrúpedos; mató uno por uno, cegado por la ira, dejando el lugar lleno de piezas de carne con sangre, huesos y piel, que se desvanecieron ante el contacto del viento en forma de cenizas.
Caminó con prisa por el pasillo angosto, sujetando con fuerza su artículo del milenio.
Mientras tanto, los tres hombres se abalanzaron sobre Yami, con espadas cada uno. El primero en morir fue el pelirrojo, sacó su espada del cuerpo de éste y sin darse cuenta, el pelinegro le hizo una herida en el brazo izquierdo.
Se tomó el hombre dejando caer su brazo, suspendido. Sujetó con fuerza su espada y entonces, el de cabellos negros empezó a darle de tajadas. Tiró al tricolor al suelo y con rapidez, este dio una vuelta, dejando a la espada enterrarse contra el suelo de mármol.
Se incorporó, sin embargo, fue sujetado por el líder, y el otro aprovechó para encajarle la hoja filosa en un costado. Al retirarla, el dueño del rompecabezas dio un codazo al castaño, sacándole el aire, se liberó y cortó la cabeza del otro hombre.
El cuerpo cayó con un estrépito, la cabeza rodó a los suelos. Se volteó hacia el último que quedaba, jadeando.
Hao- Tus recuerdos no deben tardar en llegar, ¡pero yo con gusto te ayudaré! –estiró la mano al frente y un choque invisible dio contra su enemigo.
Yami- ¡Agh! ¡Qué me estás haciendo!
De la misma forma que Kaiba, Mutou se vio inundado de reminiscencias, tanto de felices, tanto de crueles.
Hao- ¡Muere!
Aprovechando que Yami se sostenía la cabeza, arremetió en su contra. Empero, el tricolor dio un paso atrás, evadiendo su espada, entreabrió los ojos y con dificultad blandió su arma.
Pero en el último segundo, el castaño asió a alguien más para eludir el ataque. Entonces, a pesar del dolor físico y emocional, abrió los rubíes con espanto al sentir que su espada había sido encajada. Y no sólo en una, sino en dos personas.
Con las manos temblando, y la mitad de su ser luchando por no perder el conocimiento ante los recuerdos pasados y amargos, y la otra mitad retirando la hoja, se dio cuenta que el castaño había muerto.
Pero eso significaba que si él había sido atravesado por su espada y había muerto, lo más probable era que la primera persona…
Yami- No, ¡no! ¡MOKUBA!
La hoja de metal rebotó en el suelo, haciendo eco. Y con el mismo brillo del sol que hacía relucir el arma, las costosas paredes de oro reflejaban una sombra que se agachaba y sostenía en su regazo a una más pequeña.
Le quitó la venda de los ojos.
Kaiba- ¡Maldito! –la puerta fue azotada y el ojiazul parecía una fiera, mirando con odio al "asesino del antes y el ahora"- Fuiste tú… ¡todo esto fue tu idea! Pero no, ahora seré lo suficientemente inteligente…
Elevó su cetro, vislumbrando con un destello de locura al Faraón.
Marik- ¡Detente! –el rubio se aferró al castaño, tirándolo al suelo.
Kaiba- ¡Suéltame! ¡Ejército de Anubis!
La gran jauría llenaba casi por completo el salón. Bakura y Marik parecían angustiados, y Yami, parecía estar a punto de colapsarse.
Y lo hizo.
Lo último que vio fue a Seto reír maníacamente.
Yami- Seto…
" – " Flash Back " – "
Yami- Sí, ahora mismo estamos despegando -espero la respuesta del otro lado de la línea, estaba usando el celular del CEO.
Bakura- ¿Estás consciente de que no recuerdas las cosas con claridad?
Yami- Lo sé, pero aún sin todas mis memorias, puedo…
Bakura- Han pasado 3000 años, Yami, yo apenas y recuerdo el camino de regreso. ¡Qué rayos vas a saber tú! –replicó con voz angustiada, pero rápidamente recuperó la compostura.
Yami- El tiempo ha pasado y no he olvidado mi antiguo hogar. No soy estúpido, sé lo que hago y por qué lo hago, ¿acaso no confías en mí?
Bakura- Oh, no me hagas responderte, ¿quieres? Además… -su tono se volvió frío y distante-… tú lo mataste en el pasado, ¿qué me asegura que no lo harás de nuevo? Yo sé que lo sabes…
Yami- ¡Cómo te atreves! Eres un…! -de pronto cambió su expresión a una más seria de lo habitual- Jamás haría algo así, ¿me oyes? JAMÁS… -cortó la llamada de golpe, enojado.
" – " Fin Flash Back " – "
Marik-Bakura- ¡Hechizo de Thot!
Un millón de ibis aparecieron de la nada, aves y cánidos colisionaron unos contra otros. Avanzaron hasta Seto y Bakura se encargó de darle un puñetazo que lo lanzó al suelo.
Bakura- Tú… bastardo… ibas a matarnos por una idiotez tuya… -siseó entrecortadamente.
El ojiazul iba a replicar pero las fuerzas le faltaron, los chacales desaparecieron y él, perdió la noción del tiempo.
Tienda Kame, 2:45 p.m., Ciudad Domino…
Ryou- Bakura, Ishizu no dejó de perseguirme durante las pasadas cinco horas.
Bakura- Ah…
Ryou- Creo que no le caigo bien, me pregunto por qué.
Bakura- Ehh…
De repente, la puerta de entrada se abrió de golpe.
Ishizu- ¡BAKURA! ¡Dónde estaban ustedes, yamis del demonio! –voltea a ver Ryou, quien le mira nerviosamente, y sin más, le sonríe- Oh, Ryou, perdona las molestias, pero… en realidad quería hablar con Bakura y pensé que lo escondías.
En uno de los sillones de la sala se encontraba recostado Yami, quien al oír todo el alboroto, despertó.
Yugi- Hola, Yami. Bienvenido a casa.
Yami- Yugi, ¿dónde está Seto? –musitó con voz débil, pero su tono había sido de preocupación.
Kaiba- Aquí –respondió saliendo de la cocina junto con el par de Ishtars.
Malik- Hermana.
Marik- Oh, eh… hola Ishizu, no espera verte por aquí, de verás que no esperaba.
Ishizu- ¡Se puede saber quién rayos les dio permiso de usar mi avión privado!
Marik- Ah, eso, es que… ¡maldito Bakura, a dónde vas, no puedes dejarme solo! –le reclamó al verlo escaparse hacia la cocina.
Omitiendo la conversación, el amatistas decidió preguntar qué había pasado.
Kaiba- Lo sé -parecía haber leído sus pensamientos-, Bakura me lo dijo todo, y no te preocupes. Ya le devolví el cetro a Marik.
Yami- ¿Y Mokuba?
Yugi- Está siendo atendido en el hospital, ya todo está bien Yami.
Yami- Seto, yo… lo que hice estuvo mal. No sólo sufriste tú, sino que Seth…
Kaiba- Shh… -se sentó en el sillón y Yami lo imitó. Con la fría mirada marca Kaiba, les indicó a los demás que simplemente se esfumaran de ahí, lo cual hicieron rápidamente-… eso no importa. Porque perdido en un inmenso desierto, nos envolvió la tormenta.
Yami- Seto…
Seto- Y aún a crueles rayos y relámpagos, no supe apreciar lo que tenía conmigo. No hasta que me vi atrapado de la oscuridad, de "tu oscuridad", y a pesar de mis sentimientos la confusión seguía en mí, Yami. Estuve a punto de matar lo que tanto amé por mucho tiempo y vidas.
Yami- Eso quiere decir, ¿qué seguiste las señales?
Seto- No, ellas vinieron a mí y me condujeron hasta ti.
Yami- Pensé que no creías en eso.
Seto- Hay un lenguaje que se habla sin palabras y con el corazón, es el Lenguaje Universal. Y yo sólo sé –una sonrisa curveó sus labios al decir las siguientes palabras, una sonrisa cálida y amorosa-, que hay dos palabras en mi mano: "Te Amo."
Yami- ¿Cuál es ese lenguaje, Seto?
Seto- su sonrisa se hizo más pronunciada- El Amor.
El Faraón miro a todos sus amigos asomarse tras el marco de la cocina.
Yami- Yo también te amo, Seto.
Le dio un beso rápido y lo abrazó con fuerza, el castaño correspondió el gesto; y así, sin que Seto mirara, les guiñó un ojo a sus camaradas. Yugi y Malik se sonrieron, Ryou le observó de reojo y le mandó una ligera sonrisa fugaz para seguir hablando con Ishizu, mientras Bakura se escondía tras su hikari. Marik también le sonreía al momento que vaciaba el refrigerador de Yugi, entonces, el dueño del rompecabezas, y ahora oficialmente, del corazón de Seto Kaiba, se prometió a sí mismo comentarle a su aibou sobre la idea de ponerle un seguro a aquel aparato.
No sea que un día se mueran de hambre por culpa del egipcio.
Pero Bakura de alguna forma tropezó en el suelo, causando el suficiente ruido para atraer la atención del castaño. Y sin tener tiempo ninguno de ocultarse, Seto les contempló con rabia y cinismo, dirigiéndose hacia la cocina donde todos corrieron al lado opuesto de la puerta, la cual, fue azotada, cerrándose.
En ese momento, Joey y Serenity entraron saludando a Yami, y al escuchar tal alboroto fueron hacia donde se oía el ruido. Necesitaban platicarles algunas cosas a sus amigos… si es que cierta persona no los destrozaba antes…
Yami- Mmm, tal vez también sea buena idea decirle a Yugi sobre poner puertas de metal, creo que Seto tiene algo contra las puertas.
Y con un suspiro, se encaminó a la cocina también. Después de todo, los amigos no se podían comprar de nuevo en algún lugar.
El fin.
Oh, vaya, creo que me tardé mucho para publicar el final.
Rex- Lo que pasa es que Luna ya lo tenía pero se le borró, ¿por qué no me sorprende?
Glaring Ryu: Pues sí, ¡tenías que tener tiempo Ryu! XD ¿Tú crees que sí estuvo bien? ¿Más? Uy Ryu, es que ya no hay más. Como ves este es el final, y yo entiendo, ¿cómo dejar al pobre de Bakura ahí? Es mejor verlo amenazar y golpear gente. ¿Shaka? ¡Dónde! Ojala que te haya gustado el final, traté de hacer mi mejor esfuerzo. Y ya ves, ¿por qué Seto odiará tanto las puertas? Habrá que preguntarle algún día. Ryu cuídate mucho, come frutas y verduras, trabaja ¡y no te enfermes! Ya sé que es la enésima vez que te lo digo pero me preocupas; muchas gracias por tu review y por todo tu apoyo, ¡te quiero mucho amiga!
Yami Demon: Hola, estoy bien, gracias por preguntar. ¿Te encanta? Eso me alegra, aunque por ser uno de los primeros siento que no le exploté todo el potencial como debía. Jajaja, no te angusties, mejor sí, mira cuánto tarde XD Oh, ¿árboles para derribar así como Seto necesita puertas? Rex también te saluda, y descuida, Yami ya recibió tus saludos –Luna mira a Yami que la mira nervioso-. Gracias por el comentario, y como ves este ya es el final, aunque ¿te digo algo? Hay muy pocos fics de S x YY, y es una lástima porque es mi pareja favorita; en fin, cuídate mucho mujer, espero que hayas disfrutado el final, ¡y suerte en tu búsqueda!
¡Muchas gracias a todos los que me apoyaron y se tomaron la molestia de leer!
Rex- Y ya sin más, nos despedimos :)
Esperamos que hayan disfrutado esta historia a lo largo de todo su trayecto.
Rex- Ya es muy tarde y Luna mañana tiene a clases, así que ya debe irse.
Nos veremos en otra, y de nuevo, ¡gracias!
Guerrera lunar & Rex.
P.D. Wow, jeje, qué emoción volver a revivir viejas memorias. ¡Re-edición finalizada!
