Un estremecimiento recorrió su cuerpo, los orbes dorados se abrieron de par en par, sin pensarlo dos veces se dirigió a toda velocidad hacia las llamas.
Se había ido, desvanecido en el aire.
La falta de respuesta a su llamado
La fria ausencia inexplicable de su conexión lo hicieron ver rojo.
Un aullido desgarrador hizo temblar la tierra y el alma de todo aquel que lo escuchara
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Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi
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Piscinas de oro frio observaban el objeto insignificante que la mano callosa le tendia, tomó nota de cómo al acercarlo mas a él la pequeña esfera se tornaba mas oscura.
El objeto ofensivo lo llamaba con promesas de riquesas y poder. Él no la necesitaba, conseguir poder de una forma tan deshonrosa no tenía mérito.
"Este Sesshomaru no necesita nada de ese objeto." declaró rotundamente, dando la vuelta sin más.
"Si, lo sabemos Sesshomaru-sama, es por eso que queremos obsequearsela, usted no desea la joya y con su poder, nadie se atreveria a intentar robarla". La voz del anciano lo detuvo.
El cansancio en la voz del hombre delataba su desesperación por deshacerse de la baratija, era tal que ofrecercela a un demonio incluso le parecia una buena idea.
"Hn" fue su simple respuesta, si se le puede considerar una.
"Por favor sesshomaru-sama no hemos encontrado a nadie lo suficientemente digno, es casi imposible encontrar a alguien tan puro y desinteresado, ademas de capaz, de hacerse cargo de ella." El hombre mayor rogó.
Interesante, él no se equivocaba, el señor de los demonios es definitivamente digno y capaz, pero es todo lo contrario a la otra parte de la descripción. guardo silencio, mientras pensaba.
Varios minutos habian pasado, se dio cuenta por como el viento llevaba consigo el aroma de la incomodidad del grupo detras de él. Justo cuando el lider iba a decir algo más, Sesshomaru interrumpió.
"Lo llevaré" dijo, notando como las auras de los humanos se encendian.
"Aunque este Sesshomaru no se encargará de ella." declaró, causando confusion en el grupo.
Uno de los tres que no habia dicho nada, dio un paso adelante.
"No es que quiera entrometerme mi lord" la voz esta vez femenina.
"Pero... ¿A quién le dara la joya?"
Sesshomaru resistió el impulso de cortarle la cabeza por atreverse a cuestionarlo, aun asi...
"Conozco a Alguien" respondió antes de girarse hacia la joya y tomarla. Sin darle al grupo tiempo de reaccionar.
El pequeño grupo de tres personas se quedó intranquila, sin saber que hacer, pero decidieron que no era sabio retractarse, lo hecho, hecho estaba.
"Nuestros mas sinceros agradecimientos Sesshomaru-sama, confiamos en que tendra un buen cuidado de ella."
"Debo advertirle." hablo de nuevo el anciano
"Esta joya traera desgracia a cualquiera que la posea, solo una persona con un gran poder espiritual podra contenerla".
Sesshomaru levanto la ceja mentalmente, decirle eso luego de haberle dado el objeto...
"Ese no es un problema." dijo finalmente, sin darle mucho asunto a lo ultimo.
Cuando termino de decirlo, las tres personas compartieron miradas, con el crugir de los árboles como acompañante estos se tomaron de las manos, y sin mas se desvanecieron en el aire.
Sesshomaru se quedó con el aroma a huesos y muerte que desprendía del lugar donde alguna vez estuvieron parados.
