Capitulo III

Entre canciones y licor

Aquel día había sido funesto, al parecer no estaba preparado como creía, para enfrentarse al trabajo nuevamente, las miradas de lástima, lo acompañaron desde la entrada al edificio, con ambas manos en los bolsillos del traje, paso frente al recepcionista haciendo apenas un gesto con su cabeza, al ingresar al ascensor, sentía las miradas del resto de las personas posarse de reojo sobre él, antes de entrar a su oficina ya lo tenían exasperado, por lo que decidió encerrarse ahí en cuanto entró, hundiéndose en los casos que tenía pendientes, aunque bastante avanzados gracias a Miroku, que además de ser un muy buen amigo, era un excelente compañero de trabajo.

Salió de la oficina antes de lo que pensó, ciertamente no se sentía con ánimos de seguir escuchando el cuchicheo tras de él, no los escuchaba, pero podía perfectamente imaginarlos, dejó en automóvil en el estacionamiento del edificio, la verdad quería caminar ya pronto Miroku lo podría recoger, no tenía ánimos de conducir y por lo nefasto de este día probablemente tampoco tendría deseos de regresar mañana, después de todo, estos eran los días en los que estaría de luna de miel.

Al llegar luego de largas horas de vagar por las calles, ese inconfundible aire helado le golpeo el rostro indicándole que en aquel lugar, jamás hubo un hogar, por mas que él deseara, el ventanal principal estaba con las cortinas corridas, encendió solo una lámpara baja sobre una de las mesitas de la sala, mientras caminaba hacía el bar, en busca de una nueva botella de whiski y una copa, saliendo al balcón… se sentó en aquella terraza, ya con la tenue luz anaranjada del atardecer reflejada maravillosamente en el dorado de sus ojos, bebió el contenido de la copa de un solo trago, llenándola de inmediato, pero esta vez la alzó antes de beberla.

Por ti…Kikyo…- dijo- … por ser la segunda mujer que me abandona…

Estaba ahí sentada en el borde del balcón, observando a Inuyasha sumido una vez mas en la angustia de la noche, aunque el oscuro manto que comenzaba a cubrirlos era perfecto, pues pronto el cielo se poblaría de millones de luces haciéndose guiños cómplices, él no lograba verlo, su pesar era demasiado profundo cegando inclusive su esperanza, era un hombre inteligente, lo sabía, pero ya era demasiado dolor y no se sentía capaz de vivir con el.

Sintió nuevamente como el corazón se le despedazaba en el pecho, tal como lo sintió la noche que llego junto a él, estaba sufriendo otra vez de esa manera tan horrible, llenándose la cabeza con ideas desquiciadas, se lo decían las sombras que comenzaban a cercarlo nuevamente esperando que tomara la fatal decisión, Inuyasha miro el borde del balcón, justo en el lugar en le que ella se encontraba, tan fijamente, que por un momento creyó que la estaba viendo, pero luego sus palabras le hablaron de lo que habitaba sus pensamientos.

Sería incluso mas fácil…- dijo en un tono e voz muy calmo -…desde el piso dieciséis, no habría posibilidad de falló.

¡¡¡Oh, Dios!...pensó Kagome, ¿acaso pensaba arrojarse, pero el joven únicamente bajo su cabeza, ocultando su rostro entre su oscuro cabello cayendo por los costados, apoyando sus brazos en sus piernas y sosteniendo la copa entre sus manos.

¿De que te sirvió salvarme?...- pregunto -…si todo lo que quiero es irme contigo…

Kagome no podía creer lo que oía, él se refería a ella, pero que tonto era, ¿Cómo podía pensar en que se podría reunir con ella si acababa con su vida, de este modo, aunque ella siguiera en el paraíso, él jamás podrí llegar hasta ella si se suicidaba, simplemente su alma estaría perdida...

Vació una vez mas la copa y la lanzó para que cayera fuera de la terraza, pensando quizás que así podría descender él, la copa traspaso su cuerpo, pero nada sucedió, solo cuando había emociones humanas de por medio, ella segregaba aquel aroma, se acerco a él y se puso de pie tras su espalda, observando su desgarbada figura, que derrotado se veía tal como se sentía, al verlo salir en la mañana, creyó que la crisis había cedido, pero solo fue la ilusión de alguna horas, pues era al caer la noche, que sus verdaderos sentimientos florecían, lo rodeo con sus brazos, por sobre los hombros, logrando que sus alas fluyeran una vez mas, majestuosas, ayudándose con ellas para cubrirlo, protegerlo y con algo de suerte sanarlo…él solo suspiro al sentir nuevamente las flores de cerezo llenar el aire, era algo que ya no lo sorprendía, cada vez que esa esencia llegaba a sus sentidos, su alma descansaba de la congoja que lo embriagaba, tanto como a su cuerpo el licor.

Durante la noche tenía tiempo suficiente para recorrer el departamento, lo cierto es que el lugar le resultaba carente de vida, al tocar sus muebles y los cuadros en las paredes, únicamente podía percibir frialdad, noto en su inspección que la mayoría de los artículos existentes en el lugar, habían sido escogidos por la mujer con la que había estado a punto de casarse, era una lástima que el Inuyasha que ella conoció hacía años se hubiera involucrado con una mujer tan carente de vida.

Se acerco hasta los obsequios que aún permanecían en la sala y comenzó a acariciarlos, buscando sentir la energía que emanaban, se aproximo a un paquete envuelto en un papel con hermosos motivos matrimoniales, intento mirar dentro, pero descubrió que sus habilidades tenían límites, pero pudo de cualquier modo apreciar el contenido emocional de aquello, era el obsequio de su hermano y su esposa, le alegro ver que a pesar de lo indescifrable e inalcanzable que recordaba que era el hermano mayor de Inuyasha, lo quería muchísimo y ese afecto se lo traspasaba a través de Rin, luego se salto algunos obsequios, que no traían mayor carga emociona, probablemente enviados por invitados que no tenían mayor relación con la pareja en cuestión, luego paso hasta la caja de cinta azul y celeste, por la cual se quedo suspirando Miroku aquella mañana, la acaricio suavemente y una sonrisa se dibujo en sus labios, encontró en ella mucho amor, el contenido de ella había sido puesto ahí con un gran cariño, definitivamente esa pareja sería premiada, mientras pasaba su mano por un costado del obsequio, su aura rozo un enorme paquete que se encontraba junto a este, instintivamente se alejo, al percibir la negra energía que emanaba, se volvió a acercar algo temerosa extendiendo su manos para alcanzarlo y al llegar tuvo la intensión de desistir, pero luego le pidió protección al Padre, sabía bien que la acompañaba y no había nada que pudiera dañarla si ella lo llevaba en el corazón.

Oh, Dios …ayúdame…- solicito mientras ponía finalmente la punta de sus dedos sobre el gran obsequio, enviado por una persona que sentía un fuerte rencor en contra de Inuyasha, abrió enormemente los ojos al comprender la razón -… este fue el hombre que alejo a Kikyo…

Entendió que aquel obsequio, había sido enviado por un hombre que estaba sentimentalmente ligado a la novia de Inuyasha y que él era el responsable de que la mujer hubiera aceptado aquel importante puesto en su compañía en el extranjero.

Sintió un quejido en la habitación y fue a ver, el joven ya llevaba un par de horas dormido, pero al ingresar incorpórea al lugar, noto que él estaba sentado en el borde de la cama, muy despierto, ahora también el insomnio haría lo suyo en el ya maltratado cuerpo del hombre, era algo que no debía de extrañarle, sabía bien que las almas humanas, tenían el poder de mostrar físicamente sus inquietudes.

El hombre se puso de pie, cubierto únicamente por su ropa interior, el calor era bastante extremo, encendió el radio que estaba sobre la mesita de noche y se escuchaba la voz de un locutor que intentaba darles algo de animo a quienes por diversas razones sintonizaban su estación en horas tan altas de la noche, Inuyasha corrió un poco el ventanal, para dejar que algo del aire de la noche se filtrara por ella y de pronto sus pensamientos se perdieron en el lucero mas luminosos de aquel cielo, Kagome se alegro muchísimo al ver que él notaba aquel maravilloso espectáculo, aunque sabía bien que en su corazón, la tristeza permanecía, pero algo había en ese sentimiento que la desconcertaba, si pesar era antiguo, algo que llevaba con él años quizás… y entonces una melodía tan triste como sus ojos dorados, comenzó a sonar en la emisora y un suspiro resignado se escapo de los labios del hombre que se quedo de pie, apoyado en el umbral de aquella ventana escuchando silencioso, como las notas musicales se apoderaban del lugar.

"A veces tu recuerdo, me atrapa por la espalda,

Surge de una canción, de un perfume o sin razón,

Hiriendo sin piedad mi corazón.

A veces tu recuerdo, se esconde en otros labios

Me habla con tu voz y me dice mi amor

Y pretendo que te estoy besando

Y sigues siendo tú, el centro de mi mundo

Y sigues siendo tu, mi dolor mas profundo

Lo que no pudo ser, lo que siempre amaré

A veces tan cruel, tan cruel,

Recordarte otra vez…

A veces tu recuerdo, se sienta aquí a mi lado

Vuelve a mirarme con intensidad y ciegamente vuelvo a confiar

Pero se esfuma si quiero abrazarlo

Y sigues siendo tú, el centro de mi mundo

Y sigues siendo tu, mi dolor mas profundo

Lo que no pudo ser, lo que siempre amaré

A veces tan cruel, tan cruel,

Recordarte otra vez…

Seguía contemplando el más brillante de los luceros de aquella noche, con ambos brazos cruzados sobre su pecho y el cabello algo enmarañado, como ya era su costumbre, u nuevo suspiro se le escapo, junto con el último acorde de la melodía en la radio.

¿Estarás en aquella luz? – pregunto

No … - respondió ella sin ser oída -… estoy aquí…- pasando el dorso de su mano por la mejilla del muchacho de dorados ojos, que solo los cerró, como si pudiera sentir la caricia.

o

Rato mas tarde, él dormía nuevamente, faltaba muy poco para que el día comenzara nuevamente, ella estaba ahí frente a aquel objeto del cual se había intentado ocultar, observando con detención su reflejo en el, un amplio espejo que cubría completamente una de las paredes de aquel cuarto de baño…oh Dios… que distinta se veía, solo tenía de sí, la imagen de aquella niñita en la fotografía, claro que conservaba ciertos detalles, su cabello ondeado, su nariz algo respingada y sus ojos vivaces, pero el resto, había dejado de pertenecerle a una adolescente de trece años, ahora ya era toda una mujer, con rasgos en su rostro mas definidos y perfilados, dejando atrás la redondez, hasta su cuerpo había cambiado, por que aunque tenía en aquel entonces formas femeninas bastante atractivas, ahora ya todo estaba bien inconfundible amoldado.

Esta será tu última noche solo Inuyasha…- se dijo a si misma con una convicción alentadora, sabía que eran las noches los momentos críticos, para el hombre que luego de mucho esfuerzo había logrado dormir un poco mas, su deber era ayudarlo y eso es lo que haría –

Era muy temprano, de hecho el sol aun no llegaba a lo mas alto del cielo y nuevamente la luz entraba en la habitación a montones, el timbre sonaba insistente, con pausas intermedias de espera, se puso de pie y camino hacia la puerta, lo cierto es que no esperaba a Miroku hasta la tarde, pues este le dejo muy en claro que si su amigo, no se hacía cargo de los casos pendientes, debería hacerlo él.

Al llegar a la puerta y abrirla, se encontró, con una chica vestida con un traje violeta, con pabilos, su rostro pálido, adornado por unos rosados labios, que le hacía un gesto de saludo, algo asó como una tímida sonrisa sus cabellos de color azabache, tan azabaches como los de …

Continuara…

Espero que este capítulo les haya gustado, creo que ya les he dicho que este fic es muy especial para mí, la canción que sale es de Marc Anthony, un tema interpretado con mucho dolor y sería bueno que alguien pudiera oírlo… dejen mensajitos por fis

Anyara