Disclaimer Nada, absolutamente nada es mío… Los personajes pertenecen a JK Rowling, a Scholastic y a WB Studios. La historia fue escrita por Sam Starbuck, quien amablemente me dejo traducir su fanfiction. Para leer la versión en inglés pueden ir a:

Capítulo 2

Había pasado una semana antes de que Harry tuviera una oportunidad de acercarse a la Librería Sandust, pero no podía alejarse de Tía Petunia, ella quería llevar a Dudley a la peluquería y Harry tenía que esperar sentado todo el tiempo que durara el corte de cabello de su primo. Observaba anhelante la tienda del otro lado de la calle, a la polvorienta ventana de la librería, y al brillante perro negro que estaba comiendo helado de los dedos de un par de niños. Lunático salió de la tienda y se sentó en los escalones, tratando de broncearse en el sol de media tarde, vio a Harry y se estiró para tocar a Canuto, señalando y saludándolo. Harry lo saludo cuidadosamente, tratando de no llamar la atención de su tía.

Canuto se levantó y corrió a través de la calle, saltando de felicididad, se detuvo en el último minuto antes de poner sus patas contra la ventana, cuando vio a Tía Petunia. Mostró sus dientes y gruñó. Harry sonrió ampliamente y le hizo un gesto para que se callara. Canuto se alejo cabizbajo con la cola entre las piernas hacia Lunático, quien le rasco detrás de las orejas e hizo una mueca de desilusión.

Harry vió como la gente iba y venía de hablar con Lunático y acariciar a Canuto. Los niños fueron y vinieron y Lunático de vez en cuando seguía a un cliente adentro y lo ayudaba a encontrar los libros que buscaban.

Detrás de él, Dudley se lamentaba en la silla que no se quería cortar el pelo, que no se quedaría quieto, que le iban a cortar su orejas y su cabeza y aunque a Harry no le parecía nada lógico, su nariz. Pero del otro lado del cristal, en la otra calle, Lunático le hacía muecas y Canuto hacía morisquetas tontas.

Harry decidió que tenía que ir otra vez a la librería. Y sólo había una manera para hacerlo.

Tenía que hablar con el Sr. Black, el dueño de la tienda.

Decidió hacerlo ese mismo día, pero tres días después todavía no había tenido oportunidad. Tenía que hacerlo cuando Tía Petunia no estuviera viendo y cuando Duldley no lo siguiera y cuando el Sr. Black estuviera en su casa.

Por eso, Harry observó y esperó e inventó sus excusas, y finalmente, un día después de la escuela, tuvo su oportunidad. Tía Petunia estaba tomando el te con una de sus amigas, y Dudley estaba arriba jugando videojuegos. Harry escuchó la motocicleta al final de la calle y luego la oyó detenerse, inclusive pensó que podía escuchar los suaves ruidos del garaje que se abría.

Rápidamente se puso su abrigo y guardó el libro en el bolsillo nuevamente, saliendo sigilosamente por la puerta trasera. Bordeó la casa y caminó hasta el final de la calle. Miró entre las ramas de un arbusto y vio al Sr. Black debajo de su motocicleta, como si estuviera reparando algo.

Miró a su alrededor y tomó una decisión. Corrió a toda velocidad por la calle y se escondió detrás de la puerta abierta del garaje. El Sr. Black, escuchando sus pisadas, salió debajo su motocicleta y se apoyo sobre sus codos. Harry corrió dentro del garaje.

Cuando el Sr. Black lo vio, parpadeó y se puso pálido.

"Hola" le dijo Harry rápidamente. "¿Usted es el dueño de la librería?"

El Sr. Black continuaba mirándolo con la boca abierta.

"Yo soy… Yo soy un amigo de Lunático y de Canuto, y ellos me dieron este libro…" Harry le mostró el libro. "… Me gusto mucho, pero acá dice que hay muchos más de esta colección, y yo quería saber si devolvía este, tal vez Canuto me dejaría llevarme otro… pero no puedo ir a la librería, ¿sabe? Porque mi tía no me deja… y ella dice que usted es el dueño…"

Harry se detuvo. La mirada del Sr. Black, estaba poniéndolo nervioso.

"Lo… Lo siento…"

"No, no, no… Espérame un momento" dijo el Sr. Black. Se levantó con gracia y se alejo, sin sacar los ojos de encima de Harry, hasta que estuvo parado junto a un fregadero. Se volteó lentamente y comenzó a lavarse las manos para sacarse la grasa de los dedos. Cuando termino, volteó nuevamente, Harry estaba temblando de los nervios.

"No tengas miedo" dijo el hombre suavemente. Caminó hacia Harry y se arrodilló frente a él.

"Yo soy el dueño de la librería" Miró y libro y le pregunto. "¿Lo leíste todo?"

"Es excelente" respondió Harry. El Sr. Black lo miró fijamente y Harry se pregunto si había dicho algo malo. "Canuto dijo que podía tenerlo," agregó.

"Canuto no habla"

"Si, habla. Te apuesto lo que quieras a que habla, porque Lunático es un mago" continuó Harry. El Sr. Black sonrió.

"Mi nombre es Sirius Black" dijo. "Como la estrella. Puedes decirme Sirius"

"Es un nombre gracioso"

"Supongo…" dijo Sirius y girando el libro en sus manos. "Deberías quedártelo, Harry. Canuto te lo regaló. Yo te dare uno la próxima vez, si tu quieres."

"No puedo de todas formas" dijo Harry con tristeza. "Tía Petunia casi lo encuentre. Si lo agarra, se volverá loca y le traería problemas a Lunático y a Canuto"

"Ah, entiendo" dijo Sirius con gravedad. Algo en su mirada le recordaba a Harry, Canuto. "Bueno, en ese caso, lo cuidaré por ti."

"Así que… ¿Lunático trabaja para ti?" preguntó Harry mientras Sirius guardaba el libro en uno de sus bolsillos.

"De alguna manera. Yo soy el dueño de la tienda, y el la administra, para que yo no tenga que hacerlo."

"¿Sos un mago también?"

"No, soy un perro que habla."

Harry frunció el ceño y Sirius sonrió.

"Hablando de ser un mago…"

"Sirius!"

Ambos levantaron la mirada y Harry sonrió.

"Lunático!" dijo contento, pero el hombre de cabello castaño parado en la entrada, estaba mirando intensamente a Sirius.

"¿En qué se supone que estabas pensando?" preguntó enojado.

"El chico quería devolver el libro," respondió Sirius.

"¿Dónde esta Canuto?" preguntó Harry buscando al enorme perro negro.

"Canuto esta en la perrera," respondió Lunático. Sirius sonrió ampliamente.

"Harry piensa que El Sobrino del Mago es excelente y quiere el próximo libro de la serie," dijo desordenando todo el pelo de Harry. Su mano era lo suficientemente grande como para cubrir toda la cabeza de Harry.

"Harry, sería mejor que volvieras a la casa de tus tíos antes de que te encentren" La desilusión de Harry se debió de notar porque Lunático suspiro.

"No quiero traerte problemas. No estoy enojado contigo, Harry. Estoy molesto con Sirius. Vete, y te prometo que conseguiré tu libro. ¿Esta bien?"

Harry, sin entender lo que estaba pasando, asintió y corrió hacia su casa, casi tropezándose con un bote de basura. Mientras corria, escuchó a Lunático decile a Sirius. "Conseguiste contenerte, ¿No?"

"Tenia que"

"No podes hablarle así acerca de la magia. Tiene solo ocho años"

Y creyó que escucho a Sirius responder. "Bueno, se va a enterar tarde o temprano y cree que sos un mago, Remus."

Después escuchó el auto de Tío Vernon y decidió no perder más tiempo. Si llegaba tarde, habría que responder muchas preguntas y todo se descubriría.

"No puedes darle ese, Lunático, es un niño".

"Sirius, este libro fue escrito para niños. Tu solo estas molesto porque le estoy dando tu copia"

"Bueno, pero es mío!"

"Va a devolvértelo, no te preocupes."

"Es un niño. Seguro que lo mancha con algo"

"Eres el dueño de una librería. No es como si esta fuera la única copia del libro que existe. ¿No quieres que tu ahijado lo lea?

"Si, pero…"

"Listo, entonces…"

"Quería leerselo. Lo estaba guardando para entonces."

"Cuando tenga once lo puedes visitar en Hogwarts y leerle todo lo que quieras."

"Pero ya va a ser muy grande."

"Ya casi es muy grande, ahora"

"Odio a los Dursleys"

"Los Dursleys lo protegen"

"Están haciendo un trabajo excelente. Viste que usa la ropa vieja de El Gordito, ¿no?"

"Su nombre es Dudley"

"No me importa"

"Estamos algo petulantes esta tarde, ¿no?"

"No esta bien."

"Escúchame, ya es lo suficientemente peligroso. Sé que Moody te gritó una vez. Si nos encuentran mandándole cosas…"

"¿Qué? ¿Qué es lo que exactamente van a hacernos? Me gustaría saberlo. No pueden encerranos por querer quidarlo. No es un crimen, ¿sabes?"

"Dumbledore tiene amigos en el Ministerio. Arturo Weasley puede hacernos la vida muy complicada"

"¿Arturo Weasley? Debes estar bromeando. Ese hombre no puede matar ni una mosca, menos puede causarle problemas a otras personas."

"Bueno Sirius, tu tienes menos cosas que ocultar que yo, ¿no?"

"Dumbledore no haría eso. No lo haría, ¿no?"

"El punto es que estamos poniendo en peligro a Harry también. Si abandona a los Dursleys, será muy difícil protegerlo."

"Esta bien, esta bien, esta bien. No le diré nada. Pero si viene a hablar conmigo, no lo voy a echar de mi garaje."

Harry esperó pacientemente el resto de la semana, pensando cómo haría Lunático para darle el libro. No tuvo otra oportunidad para caminar calle abajo y hablar con el Sr. Black, con Sirius, aunque estuvo mirando la casa. Las únicas personas que visitaban a Sirius eran Lunático y un anciano con pata de palo y un sombrero que tapaba la mitad de su cara.

Estaba sentado en el patio trasero, escondiéndose de Dudley, cuando llegó el libro. Estaba sentado detrás de un rosal, estudiando Historia, cuando un paquete literamente cayó sobre sus rodillas.

Miró hacia arriba. Una lechuza pequeña estaba sentada arriba de él, ululando.

Rompió la emboltura y otro libro de tapas amarillas, un libro viejo y una extraña hoja de papel color ocre, cayeron.

Querido Harry,

¡No le digas a nadie!

Cuando termines con los libros, devuélveselos a Sirius.

Lunático

PS: Si quieres escribirnos, escribe en este papel y dáselo a la lechuza. Esta entrenada para llevar mis cartas.

Había una marca de una pata con tinta.

Harry sacó contento un lapiz de su cartuchera y escribió una nota de agradecimiento y una promesa de no contarle a nadie. La lechuza acepto la carta, le pellizcó un dedo y se alejó volando.

Harry volteó los libros sonriendo. Uno nuevo libro de C.S. Lewis, El León, La Bruja y El Ropero, además de uno llamado Camioneros, por un hombre llamado Pratchett.

Le tomo a Harry tres noches y dos períodos de almuerzo en la escuela para terminar el segundo libro a cerca de Narnia y no era tan interesante como el anterior. Terminó Camioneros, casi tan rápido como El Sobrino del Mago y como no sabía cuando podría devolverlos, lo leyó nuevamente.

Sirius pasó casi todo el Sábado con la puerta del garaje abierta, pretendiendo trabajar con su motocicleta, pero Harry estaba atrapado adentro ayudando a Tía Petunia a limpiar y no pudo salir.

El Lunes, sin embargo, algo increíble paso.

Justo antes del almuerzo, Harry miró a través de la ventana en su clase de matemáticas y vio una mancha negra; Canuto estaba sentado en el parque de la escuela, con la lengua afuera y con las orejas estiradas hacia la clase. El mundo de Harry se iluminó. Canuto tenía que estar ahí para verlo. Canuto vino desde la Librería Sandust para verlo a él, Harry Potter.

Parecía que pasaba una eternidad hasta que la campara sonara; Harry puso sus cosas en su mochila y corrió hacia fuera abrazando a Canuto. El perro gimoteó de felicidad. Harry se sentó en el pasto, sacó un aplastado sándwich de jamón de su bolsillo, ofreciéndole la mitad a Canuto, que la acepto con tracia antes de devorarla entera.

"Ví a Lunático otra vez. Me dió dos libros nuevos. ¿Tu los elegiste?" preguntó Harry. Canuto, con la boca llena de jamón, gimoteó. "Eso pensaba. Conocí a Sirius también. Él dijo que no podías hablar, pero yo estoy seguro de que sí. Puedes hablar cuando estas conmigo, sabes. Nunca le contaría a nadie."

Harry esperó que Canuto le dijiera una broma o algo, pero el perro estaba mirando algo atrás suyo.

Ah.

Dudley y sus amigos.

"Miren, el pequeño Harry tiene un nuevo mejor amigo," dijo Dudley deteniéndose a poner sus manos en su cintura. "Mejor asegúrate de que no te contagie las pulgas, Harry."

"Cállate Dudley," respondió Harry, Canuto gruñó suavemente.

"Ooooh, ¿Qué es lo que vas a hacer? ¿Decirle al estúpido perro callejero que me ataque?"

"No es estúpido" respondió Harry. "Es el perro más inteligente, como los de las películas"

"A mí me parece tonto," dijo uno de los chicos.

Canuto se levantó lentamente. Parado, era tan alto como Dudley. Mostró sus dientes y comenzó a gruñir.

"Toma, enorme perro tonto," dijo Dudley tirándole una pelota de papel. Canuto no movió ningún músculo, ni siquiera siguió al papel con los ojos. En cambio, saltó sobre Dudley, lo agarro del pantaloon, rompiéndolo en dos antes de empujarlo al suelo.

"Te voy a acusar! Gritó Dudley y se alejó corriendo, los otros chicos, ya se habían ido. Canuto bufó y se acercó a Harry.

"Deberías irte," dijo Harry. "Te vas a meter en problemas"

Canuto gimió, y empujó a Harry con su cabeza.

"Vete, ve con Lunático antes de que aparezca un maestro" dijo Harry. "Vete, Canuto."

El enorme perro negro, se quejó pero volteó y se fue sin ganas.

Harry miró a la escuela nuevamente, y empezó a pensar una mentira acerca de un perro callejero que andaba por el patio.

"Esto es el fin"

Remus lo miró desde atrás del mostrador de la Librería Sandust. Era tarde, una hora en la cual había poco trabajo; las únicas personas en la tienda eran los hermanos Baker, de cinco y dos años respectivamente, cuya madres estaba en el local de al lado comprando zapatos.

"No lo creo," dijo. "Estaba seguro que el sol duraría por otros billones de años antes del fin del mundo. Y tu sabes que el universo puede continuar un poco más después de eso inclusive."

"¿Sabés dónde estaba durante el almuerzo, Lunático?"

"Sí, trayéndonos problemas," respondió Remus anotando algo. "Yo que estaba seguro que estabas en el Callejón Diagon, lamentándote por horas. Escúchame, podríamos traer a Pratchett si tu quieres, para que firme libros el día doce, pero es luna llena y tendrías que arreglarte tu sólo y sé que odias eso."

"Fui a la escuela. Esperé que saliera. Iba a pasar el almuerzo compartiendo su sandwich y me iban a rascar detrás de las orejas," se quejó Sirius.

"También ibas a recoger los libros. Veo que te distrajiste."

"El Gordito no deja al pobre chico solo cuando esta sentado en el césped sin molestar a nadie. Es increíble. Y ¿Viste como se ve en esas viejas ropas? Ahora se entiende porque no tiene ningún amigo."

Remus levantó la Mirada. "¿Dudley lo molesta en la escuela?"

"Hoy no," dijo Sirius conteniendo una risa. "Rompí sus pantalones."

"¿Rompiste..?"

"Bueno. Los destrocé. Supongo que eso le enseñara. No me molestaría escucharlo cantar agudos, si entiendes lo que digo…"

Remus se saco los anteojos y los guardó con cuidado. "Sirius, entender lo que dices no es difícil. Digamos que no entiendes mucho de sutileza. ¿Atacaste a Dudley Dursley?"

"Estaba molestando a Harry!"

"Estamos en tantos problemas," murmuró Remus.

"No, te digo quién esta en problemas. Petunia Dursley esta en problemas. Vernon Dursley esta en problemas. Dudley Dursleys, estará ahogado en problemas en cuanto encuentre una manada de perros salvajes para que lo descuarticen. ¿Nosotros? Nosotros no estamos en problemas. Vamos a entrar en la casa y…"

"Sirius"

Sirius se calmó, cuando Remus le señalo a dos pequeños en la esquina mirándolo fijamente.

"Esta vez lo juro," continuó Sirius en voz baja. "Es lo suficientemente grande como para que esto empiece a afectarlo. No voy a soportarlo. Soy el padrino. Tengo derecho de asegurarme de que el chico sea feliz."

"Creo que tenemos que agradecer que no este muerto," murmuró Remus suavemnte. "Tiene que quedarse con su familia. Dumbledore lo dijo."

"Yo soy su familia!"

"No eres su sangre."

"Tu eres su sangre!"

Remus levantó una de sus cejas. "Soy un primo segundo de la madre de James, expulsado de la familia. Hay una diferencia."

"James y Lily estarían furiosos si supieran…"

"…pero no saben, Sirius, porque James y Lily están muertos," estalló Remus. Se escuchó un ruido detrás de ellos y Sirius giró rápidamente.

"Harry," dijeron al unísono.

Harry Potter estaba parado junto a uno de los estantes, aprentando su mochila con sus manos, mirándolos con los ojos excesivamente abiertos.

"¿Cuánto tiempo hace que estas ahí?" preguntó Sirius.

"¿Dónde esta tu tía?" dijo Remus, cortando a Sirius.

"Nosotros… Ella quería comprar… Dudley…. Nuevos pantalones" dijo Harry con los ojos muy abiertos, mirando fijamente a Sirius. "Yo…"

Dejó caer su mochila y Sirius vio que estaba sosteniendo los libros que le habían enviado.

"Vine a devolver los libros," dijo en voz muy baja. Sirius estiró su mano para aceptarlos y Harry retrocedió.

"Estabn hablando de mis papás," susurró.

Sirius miró a Remus, que apoyó su lapicera y se masajeó la frente. Finalmente, suspiró.

"Sí Harry," respondió.

"Conocían a mis papas," dijo Harry.

"Sí," continuó Remus. Sirius parecía atontado.

"Tu dijiste que eras mi padrino," continuó Harry, como si estuviera procesando la información. Sirius tragó saliva.

"¿Te acuerdas de tus padres, Harry?" preguntó Remus gentilmente. Harry negó con la cabeza.

"Tengo una foto de ellos en mi armario…" dijo, sus ojos nunca dejaron la cara de Sirius.

"¿En tu habitación?"

"En el lugar donde duermo," agregó Harry. Remus vió como Sirius cerraba los puños.

En ese momento, se escucho un grito desde la tienda de al lado, Tía Petunia lo estaba llamando y Harry agarró su mochila y salió corriendo, dejando caer los libros donde estaba parado. Lo vieron salir.

"¿Escuchaste eso, Lunático?" preguntó Sirius con voz entre cortada.

"Bueno," Remus cerró su anotador y lo tiro sobre el mostrador. "Es lo mismo ser colgado por una oveja que por un cordero, mi papá solía decir."

"¿Qué rayos…"

"Creo que tenemos que hacerles una visita a los Dursleys, mañana a la tarde."

Sirius lo miró. Había algo extraño en los ojos de Remus, algo que nunca había visto antes. Una mezcla de compasión y rabia que era exactamente lo mismo que él estaba sintiendo.

"En dos días me estoy llendo para la India," continuó Remus. "Aparentemente hay una secta en las provincias del noreste que adoran las ratas. Esa clase de cosas suenan muy atractivas para Peter, ¿sabes? Y creo que puede haber ido por ahí. Pero creo que vale la pena mencionarle a los Durslesys a Lunático y a Canuto antes de irme," dijo Remus. "Vas a permanecer callado y lucir amenazador, y dejarme hablar a mí."

"¿Puedo amenazarlos? ¿Fisicamente?"

"Si te portas bien puede que te deje tirarle las orejas a Dudley."


Opiniones?