Disclaimer: Nada, absolutamente nada es mío… Los personajes pertenecen a JK Rowling, a Scholastic y a WB Studios. La historia fue escrita por Sam Starbuck, quien amablemente me dejo traducir su fanfiction. Para leer la versión en inglés pueden ir a: http:oojahs . snoo . org / stealingharry / stealingharry . htm
Capítulo 3
Remus había visto la casa de los Dursleys muchas veces; en los días después de la caída de Voldemor, casi toda la Orden, en cierto punto, había guardado la casa. Cuando fue evidente que Harry estaría seguro ahí y Sirius compró una casa cercana, Remus pasó horas parado en la ventana de Sirius, mirando hacia la calle. Imagino que Sirius hacía lo mismo cuando él no estaba.
Aunque, nunca había entrado al lugar. Se preguntaba si, hoy, finalmente entraría.
Sirius estaba parado justo detrás de él, con los brazos cruzados. Remus tenía que admitir que si no sabías cuán idiota podía ser Sirius, lo más probable es que le tuvieras miedo.
Bueno. Estaba todo en manos de Remus Lupin, la voz de la razón, como siempre.
Golpeó la puerta. Se escucharon unas pisadas y Harry abrió, casi sin aliento. Al verlos abrió los ojos de gran manera.
"Bueno. ¿Quién es?" se escuchó una voz desde adentro.
"Nos gustaría hablar con tu tío, Harry," dijo Remus. Harry asintió y se volteó.
"TIO VERNON!" llamó. Se escuchó a alguien levantarse y las pesadas pisadas de Vernon Dursley . Harry se apartó del camino, temeroso, mientras el obeso y colorado tío se acercaba a la puerta.
"Ustedes," dijo cerrando los ojos. "Black," añadió hablándole a Sirius por sobre el hombro de Remus. Sirius, fiel a su promesa no dijo nada.
"Sr. Dursle, mi nombre es Remus Lupin," dijo Remus afablemente. "Veo que ya conoce a Sirius. ¿Podemos entrar?"
Dursley se apartó de la entrada, y ellos penetraron en la casa. Estaba perfectamente limpia, pero olía… erh, mal. Remus pudo escuchar el olfateo de Sirius, detrás suyo, y supo que sy amigo estaba pensando lo mismo.
"Querríamos tener unas palabras con usted respecto de Harry," continuó Remus. "Estoy seguro que sabe que Sirius es el padrino de Harry, y como sabemos que…"
"¿Vos? ¿El loco de la motocicleta?" preguntó Vernon. Sirius refunfuño. Remus, atontado por la estupidez de con ingenio le dijo.
"Seguramente sabe que James y Lily nombraron a Sirius en su testamento. Nosotros sabes que Harry necesita protección y es por eso que esta con su familia de sangre…"
"JA! Protección de gente como Black! Y el resto de… de los fenómenos esos, amigos de sus padres!"
"Sr. Dursley, por favor, deje de usar esa palabra," pidió Remus, tratando de ser paciente.
"Y vos! Supongo que eres uno de ellos también," dijo Vernon, mirando a Remus. "Un basura como la hermana de mi esposa y su bueno para nada…"
"Si dices eso respecto de James otra vez, yo personalmente voy a enterrar tu nariz en tu cara," gruñó Remus.
"Me gustaría ver como lo intentas!" se mofó Vernon. Remus apretó sus dientes.
"Tu hijo esta molestando a Harry. Queremos que se detenga."
"Dudley no hace nada de eso."
"Nosotros lo vimos."
"Él esta alimentado, vestido y tiene un techo sobre su cabeza, que es más de lo que vos o ese padrino alguna vez hicieron por él," gritó Vernon, su cara tomando un color cada vez más rojo. "Nunca vimos un centavo para ayudarnos con los gastos tampoco. El chico rompe cosas, desordena el lugar…"
"Tiene ocho años!" Remus esperó una reacción de Sirius, pero aparentemente se estaba controlado. "Tu hijo le tiras piedras a las ancianas."
"Patrañas y mentiras!" aulló Vernon.
"Sirius, creo que pueder amenazarlos ahora," dijo Remus. No hubo respuesta y se volteó a ver detrás de si.
Sirius estaba parado en la entrada, con una mano soteniendo la mano de Harry y con la otra una mochila vieja. La mochila de Harry. Harry apretaba una pequeña rana de peluche en una de sus manos.
"Vos lo tenías en un armario," dijo Sirius suavemente. "Sin luces, excepto por una linterna que él tuvo que robarse. Lo encerrabas cuando estabas cansado de verlo. Tu hijo rompió más juguetes de los que logró guardar. Lo atormenta todo el tiempo. Del mismo modo que creo que tú haces."
Sirius, levantó a Harry, y le dio la mochila a Remus.
"Tienes suerte de que no te mate," le dijo amenazador. Vernon Dursley estaba tan shockeado que lo único que hacia era abrir y cerrar la boca. "Tienes suerte de que no llame a los Auores…"
"…policías…" toció Remus.
"Y hacerte arrestar por un tremendo…."
"Sirius," lo interrumpió Remus. "Vámonos. Ahora."
Sirius le gruñó a Petunia, que había entrado cuando Vernon comenzó a gritar y estaba parada entre él y la puerta. Se corrió a un costado. Harry, con sus manos fuertemente agarradas alrededor del cuello de Sirius, temblaba.
Cuando estaban afuera, moviéndose rápidamente por la calle, Sirius pensaba furioso, Remus estaba absolutamente callado, Harry apretaba el cuello de Sirius, y la rana estaba aplastada entre su mano y los hombros de Sirius.
La puerta de la pequeña casa de Sirius fue abierta de un golpe y Harry fue apoyado sobre la mesa de la cocina, sus piernas colgaban. Remus apoyo la mochila cuidadosamente sobre la mesa.
"Todo lo que tiene entra en una mochila…" murmuró Sirius.
"¿Su ropa también?"
"No iba a tocar esa ropa," respondió Sirius indignado. "No va a necesitarla. La compraremos su propia ropa."
"Dumbledore va a matarnos," dijo Remus lentamente.
"No me importa."
Remus miró a Harry. "¿De verdad te encerraban en un armario?"
Harry aterrado, asintió despacio. Tenía ambos brazos cruzados sobre el suave muñeco y temblaba.
"No hay nada que hacer entoces…" musitó Remus.
"Por supuesto que no!" gritó Sirius. Remus vio a Harry temblar violentamente. "¿Te diste cuenta? Hablaste con ese horroroso Muggle!"
"Sirius, lo estas asustando."
"Bueno, estoy enojado!"
"Y él tiene ocho! Calláte o te voy a callar yo!" refunfuñó Remus. Sirius, soprendido por sus palabras, se detuvo en medio de una frase y miró a Harry que los miraba atentamente.
"Tengo ocho y medio," dijo en voz muy suave. Hubo un momento de silencio.
Sirius tiró su cabeza hacia atrás y comenzó a reírse. Se movió hacia la mesa, limpiándose las lágrimas y abrazó a Harry con fuerza. Remus se sentó, apoyando su cabeza sobre sus manos, exhausto.
"Bueno, ¿Qué piensas de eso Harry?" preguntó Sirius, una vez bajo control. "¿Qué piensas de vivir con tu padrino Sirius?
"¿Puedo tener libros?" preguntó Harry con timidez. Se escucho un sonido de risa en la dirección de Remus.
"Absolutamente," prometió Sirius. "Podriamos ir a la librería ahora mismo…"
Remus levantó su cabeza. "Creo que deberíamos," dijo aceptando. "No creo que Harry se tenga que quedar acá. Es muy cerca de la casa de los Dursleys. Es peligroso," agregó significativamente. Sirius asintió.
"¿Tu departamento?"
"Es un poco pequeño," suspiró Remus. "Pero creo que será más seguro."
Harry no podia soltar la rana, y tampoco podia dejar de temblar; hasta que se sentó en una de las enormes sillas de la Librería Sandust.
"Creo que voy a posponer el viaje a la India," dijo Remus pensativo, mientras que Sirius después de localizar su copia personal de Excabadores, se la daba a Harry. El niño se puso la rana bajo un brazo, levanto sus rodillas para apoyar el libro en ellas y comenzar a leer. "Si vamos a quemarnos con agua caliente, más vale que los dos estemos aqu
"Se pensaría que vos sos su padrino."
"James era mi amigo también," dijo Remus reprochándolo.
Sirius cruzó sus brazos mientras miraba a Harry. "Si quieres ir, puedes irte, pero preferiría que te quedaras."
"Entonces me quedo. De todas formas no sabes donde están las cosas en mi departamento," dijo Remus sonriendo ligeramente. "Hay solo una cama y el sillón, lo lamento."
"Le damos el sillón a Harry, él lo puede compartir con Canuto," propuso Sirius.
"Vos perdes pelo."
"Estoy cambiando el pelaje de verano."
"Hace doce años que estas cambiando el pelaje, entonces," respondió Remus, consciente de estar evitando el problema. "Entonces…"
"Entonces…"
"¿Querés mandarle la lechuza a Dumbledore o lo hago yo?"
Sirius suspiró. "Yo la mando. Cuida al muchacho."
"Dudo que haga otra cosa por los próximos años," murmuró Remus cuando partió Sirius. Vio que los ojos de Harry se levantaron del libro y volvieron a bajar. Después de un momento, hizo lo mismo.
"Harry," dijo Remus despacio, "¿Todavía estas asustado?"
"No," respondió Harry, apretando su rana. Remus se sentó junto a él.
"Querías venir con Sirius, ¿no?" le preguntó suavemente. Harry asintió. "¿Puedo ver tu rana?"
Harry se la entregó, y Remus observó el viejo y sucio peluche. Era de esos baratos que se consiguen en las ferias. Estaba algo roto y perdía relleno de uno de sus pies. Pensó unos minutos minutos antes de decir sus próximas palabras.
"Sirius me dijo que piensas que soy un mago."
"¿No lo eres?" preguntó Harry. "Tu perro es mágico."
"Harry, ¿Qué clase de magia crees que tengo?"
"Puedes hacer perros inteligentes, puedes desaparecer cosas y cambiar cosas en otras coas y todo eso," respondió rápidamente Harry. "Y sabes cosas de la gente."
"Harry… existen dos mundos diferentes, ¿sabes? Existe el mundo donde viven tus tíos y tu primo. Les decimos Muggles," dijo Remus cuidadosamente. "Y también existe otro mundo del que tu, Sirius y yo somos parte. Se llama el Mundo Mágico."
"¿También yo?" preguntó Harry.
"Sí, Harry, tu también," dijo Remus. "Eres un mago. Como nosotros." Saco su varita de uno de los bolsillos del saco y apuntó a la rana. "¿Quieres ver algo de magia, Harry?"
Harry asintió contento.
"Scourgify," dijo Remus, y la vieja rana verde brillo mientras una serie de burbujas la limpiaban. "Reparo," continuó, y los ojos de Harry se abrieron cuando la rotura se cosía sola y los parches se reparaban. Remus la observo, seguro de que no había más nada que reparar y se la devolvió a Harry.
"¿Eres de Narnia?" preguntó Harry asombrado.
"No, Harry, soy de Yorkshire," sonrió Remus ampliamente. "Escuchame, ¿sabes que no puedes decirle a nadie acerca de esta magia? Acerca de ningún tipo de magia."
"No voy a contra!" respondió rápido Harry.
"¿Lo juras?"
"Lo juro!"
"Buen muchacho," dijo mientras la puerta se abría y Sirius entraba a la sala.
"Ya la envié," dijo. "Hola, Harry, veo que Lunático arreglo tu rana."
Harry acarició la cabeza de la rana. "¿Eres un mago, también?"
"Sip," respondió Sirius mientras Remus se enderesaba. "Como vos, y tu… y tu mamá y papá," terminó después de dudar por un instante.
"Y Canuto," dijo Harry. Los dos adultos intercambiaron una mirada.
"Harry…" dijo Sirius.
"Ahora no, Sirius," murmuró Remus. Sirius le dio una mirada de rebeldía pero desistió. "Creo que tenemos que conseguirle a Harry algo para comer, y mostrarle el departamento. Lo quiero alimentando y descansado para cuado llegue Dumbledore."
"Tenemos que comprarle ropa, también," murmuró Sirius.
"Después de que este ubicado nos ocupamos de eso. Ven Harry, puedes traer el libro…" Remus levantó la mochila por segunda vez y vio como una de las correas se rompía.
"Te digo algo," le dijo en voz baja a Sirius, "Después de que pongamos cómodos Harry, volemos y masacramos a los Dursleys. ¿De acuerdo?"
"Yo quería hacerlo la primera ronda," respondió Sirius sonriendo.
No era muy larga la caminata al departamento de Remus, desde la librería, llegaron al mismo tiempo que un alto sujeto colorado llegaba de la dirección contraria.
"Llamé a Arturo con los polvos Floo," dijo Sirius tímidamente, cuando Remus lo miró enojado. "Creí que él sabría que hacer."
"Hola muchachos!" Arturo Weasley llamó, apurándose mientras Remus abría la puerta. "Oh, cielos, están en problemas!" dijo animadamente. "Secuestrando y rompiendo…"
"Esperábamos que estuvieras de nuestro lado," interrumpió Sirius.
"¿Y éste es Harry? Algo tímido, ¿no?" dijo Arturo agachándose y golpeando a Harry suavemente en el hombro. Harry, detrás de su rana, sonrió. "Justo de la misma edad que mi Ron, creo. ¿Ocho, ocho y medio?"
"Y medio," dijo Harry tímidamente.
"Harry, este es el Sr. Weasley, un amigo nuestro," dijo Remus, mientras entraban. Los tres adultos y el niño de ocho años y medio llenaron la pequeña sala de estar y Remus entró a la cocina. "Sólo un momento, voy a traer te…¿Quieres galletitas, Harry?"
"Si, gracias," dijo Harry mientras Sirius lo ayudaba a sentarse en el estropeado y muy usado sillón. Arturo se sentó en una silla crujiente y Sirius se apoyó sobre la mesa.
"Ahora, quiero toda la historia, antes que los Aurores y el Ministerio lo sepan," Arturo dijo, inclinándose hacia delante. "¿Dijiste algo respecto de abuso, no Sirius?"
"Su primo lo intimidaba todo el tiempo," respondió Sirius. "Deberías ver el tamaño de ese chico."
"Se come todo el desayuno que preparo," se quejó Harry.
"¿Preparas el desayuno?" preguntó Arturo.
"Tía Petunia me obliga."
"Y duerme," dijo Sirius lentamente, " en un armario. Donde lo encierran cuando creen que tiene que ser castigado."
Arturo los miro sorprendido.
"Dudley tiene dos habitaciones," murmuró Harry.
"¿Por qué clase de cosas te encierran, Harry?"
"Mi pelo," dijo Harry, despeinándolo. "Se levanta mucho. Y una vez…" miró a Sirius, quien asintió. "Una vez dije que estaba hablando con un animal. Sólo que verdaderamente me estaba hablando," dijo melancólico.
Arturo apoyó su barbilla en una de sus manos.
"Creo que puedo levantar un cargo por abusos infantiles si trabajo con los muggles, pero preferiría no traerlos en esto. ¿Van a quejarse los Dursleys?"
"Voy a matarlos," dijo Sirius calmado, "Si se quejan."
"Bueno, bueno," trató de calmarlo Arturo. Remus entro, trayendo una pava y tres tazas, contra todas las leyes de la física, en una mano y un plato con galletas en la otra.
"No estan terriblemente frescas… Me estaba llendo y no pude hacer las compras…" dijo disculpándose. Harry miró las galletitas con hambre, algo sorprendido cuando Remus le dio una entera para él solo. La comió con cuidado, sin tirar ninguna miga y tomando el te lo más silencioso posible, mientras los adultos hablaban con las miradas y haciendo ruidos con la garganta. Finalmente, Remus levantó las cosas que quedaban, y le preguntó a Harry si no le molestaba ayudarlo a limpiar. Harry se levantó del sillón obediente y lo siguió a la cocina, dejando su rana atrás.
"Estan complicados," dijo después de que Harry se fue. "¿Sabes que por la razón por la que estaba con los Dursleys era un hechizo de protección?"
Sirius lo miró atontando. "Claro que lo sabía. Sólo que no estaba seguro de que vos lo sabias."
"Esto implica que ahora no esta protegido."
"Me tiene a mí. Lo tiene a Remus. No somos los mejores magos del mundo, pero vamos a arreglárnosla."
"Hay muchos Mortífagos a los que les encantaría encontrarlo, lo sabes," dijo Arturo serio.
"Nadie sabe que esta aquí. Voy a vender mi casa y conseguir un lugar nuevo… Tal vez en Hogsmeade…"
"Sabes que no te van a permitir tener al chico cerca de otros magos."
"No entiendo por que no."
"Es famoso, Sirius. Nunca va a tener un momento de paz."
Sirius se masajeó la cabeza. "Bueno, vivió con Muggles todo este tiempo, un par de años más no harán daño. Después podrá ir a Hogwarts. Estará seguro allí."
"Si es que muestra magia," respondió Arturo.
"Es el hijo de James! ¿Cómo no podría ser mago?"
Se escuchó el ruido de que algo se rompió en la cocina.
"¿Todo bien Remus?" preguntó Sirisu.
"Todo bien," respondió Remus. "Sólo una taza rota."
"Bueno, sabes que el pobre de Neville Longbottom no mostró ninguna habilidad mágica," dijo Arturo. "Hay rumores de que puede ser un squib."
"Sirius! Arturo! Vengan a ver esto!" se escucho la voz de Remus. Los otros dos corrieron a la puerta.
Harry estaba sentado sobre la mesada, concentrado en una pila de pedazos de loza. Cuidadosamente levantó los pedazos y fue formando una taza nueva, que se sellaba automáticamente después de ser armada. Harry sonrió orgulloso.
"Creo que eso responde a tu pregunta," dijo Sirius en voz baja.
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