Disclaimer: Nada, absolutamente nada es mío… Los personajes pertenecen a JK Rowling, a Scholastic y a WB Studios. La historia fue escrita por Sam Starbuck, quien amablemente me dejo traducir su fanfiction. Para leer la versión en inglés pueden ir a:

http/ www. Livejournal. Com / users/ samstoryteller

Capítulo 6

En la mañana, Harry se asomó en el cuarto de Remus y Sirius, y esperó a que sus ojos se acostumbraran a la tenue luz. Sirius estaba acurrucado en su cama, como siempre, pero Remus estaba sentado, con un libro sobre su falda, pilas de fotos y papeles a su alrededor. Levantó la vista y se acercó un dedo a sus labios, haciéndole señas a Harry para que se acercara.

"Buen día Harry," dijo suavemente con voz rasposa. Harry, apretando a Rana – que le había sido devuelto durante la noche, probablemente por Sirius – caminó hacia delante. Lunático lo levantó y lo sentó sobre su regaso, así Harry podía ver lo que estaba haciendo.

Estaba pegando fotografías en un álbum, fotografías mágicas. Harry nunca se cansaba de ver las fotos moverse.

"Esto es para ti," dijo Remus, señalando la pila de fotografías. "Pensé que tenía todas estas fotos y quería que las vieras, Sirius me compró una caja también."

"¿Quiénes son?" preguntó Harry.

"Bueno, ese soy yo," Remus señalo a un pequeño niño que estaba parado sosteniendo una enorme cantidad de libros en lo que parecía ser una librería. "Y esos son Arthur y Molly Weasley cuando tenían mi edad."

Harry le podría haber dicho eso; la pareja estaba rodeada de niños colorados con sweater tejidos de lana.

"Y esto..." Remus pasó la página. "es Hogwarts, donde tu papá y tu mamá, y Sirius y yo fuimos a la escuela. Es a dónde vas a ir vos en unos años."

Harry miro el castillo asombrado, con todas las banderas y las torres a la distancia. Remus pasó a otra página y Harry contuvo la respiración. Su padre y su madre – los reconoció por una vieja y gastada foto que tenía – lo saludaron mientras sostenían un bebé que debería ser él, ocho años atrás.

"Esos son James y Lily, tu mamá y tu papá," dijo Remus innecesariamente. "Tienes aproximadamente tres meses aca..." sonrió cuando el Harry de la foto hacía gárgaras y James lo miraba asombrado. La sonrisa se transformó en una tos momentaria, y Harry notó la piel rosada y nueva en sus manos, donde las marcas de dientes habían estado la noche anterior.

"¿Vas a estar bien?" preguntó. Remus asintió, tocándose la garganta antes de hablar.

"Voy a estar bien, Harry. Mirá, acá esta tu papá..." señaló lo que parecía una foto del cielo: después de unos segundos, Harry vio pasar una escoba, y a un joven que se parecía a él, con unas túnicas brillantes rojas y doradas, sentado en ella. "Excelente jugador de Quidditch, eso era."

"Fred y George me contaron del Quidditch," dijo Harry. "Dijeron que era increíble. La Sra. Weasley no nos va a dejar volar hasta que Ron y yo tengamos nueve."

"Y tiene razón," estuvo de acuerdo Remus.

"¿Podemos ir a ver un partido de Quidditch alguna vez?" preguntó Harry. Remus miró a las fotos un rato antes de responder.

"Tal vez cuando empieces la escuela," dijo finalmente.

"¿La gente no me quiere?" preguntó Harry.

"¿Por qué dices eso?"

"Nunca puedo ir a ningún lado. Ron puede ir a Diagon Alley, y a los juegos de Quidditch, y eso," dijo Harry. Remus desordenó su ya despeinado cabello.

"Harry, hay cosas que no te puedo explicar ahora," replico Remus. "Bueno... no es mi trabajo. Sirius puede decirte..."

Se escuchó una especie de gruñido de la otra cama. "¿Qué?" preguntó Sirius.

"Volvé a dormir, enorme tonto," Remus dijo amigablemente. Se escuchó otro gruñido y las sábanas se movieron un poco.

"Queríamos asegurarnos de que estuvieras contento," continuó. Harry volvió su mirada hacia él. "Hay razones por las cuales no podes ir a esos lugares, Harry. Pero no es mi lugar explicarte por qué. Sirius y yo tenemos que responderle a otras personas por tu seguridad."

Harry volteó las hojas del álbum que tenía Remus. "Eso es tonto."

"Parece¿no?"

"¿Quién es ese?" preguntó Harry señalando otra foto. Remus se inclinó hacia delante, y miró por encima de su hombro. Un niño de cabellos oscuros levantó la vista de una serie de pergaminos, se sacó el pelo de los ojos y sonrió encantadoramente. Remus sonrió.

"Ese es Sirius," dijo, haciéndole cosquillas a Harry debajo de las costillas. El niño rió, y saltó de su regazo, corriendo hacia Sirius y saltando sobre sus frazadas. Sirius gritó.

"Rana dice que te levantes!" gritó Harry. Remus observaba mientras Sirius realizaba el ritual de todas las mañanas de controlar los impulsos de estrangular a Harry.

Era muy dulce, realmente.

&&&&&

Desayunaron, por supuesto, luego de que Sirius estuviera de mal humor y de que Sirius y Lunático hablaran en bajito y serio con "voces de adulto" – Lunático decía que no dejaría cicatriz, y Sirius respondía algo molesto que no le gustaba, y Harry a todo esto, entendía que Sirius decía que Lunático iba a enfermarse otra vez. Lunático decía que estaba enfermo desde ya muchos años y que todavía no había muerto, pero después de eso, no dijo nada por el resto del desayuno. Eso parecía haber terminado la discusión, y el resto de la semana pasó sin problemas, excepto por la excitación de Harry por la visita de Ron y de Ginny el sábado.

Llegaron por flú cuando Lunático estaba poniendo el cartel de "abierto" en la puerta de la librería Sandust. Harry quería que Ron lo visitara en la librería – Ron quería ver como los Muggles hacían sus compras – pero los adultos insistieron en que Ginny tenía que venir también.

"¿A dónde quieren in?" preguntó Harry, sentado en las escaleras con Ron, Ginny y Canuto. Ginny le estaba haciendo caricias a Canuto, rascándole el pelo de manera equivocada, pero él solamente le tocaba la mano con la nariz, haciéndola reir.

"¿Ir a una tienda de bromas?" preguntó Ron. Harry negó con la cabeza. "¿Qué tal un negocio de escobas'?"

"Tenemos un local que repara cosas de electricidad," dijo Harry dudoso. "O podemos ir a la tienda de mascotas. Ginny, te quedas acá. Canuto¿vienes?"

El enorme perro negro se levantó y empujó a Ginny adentro. Escucharon a Lunático decir algo en voz baja y a Ginny responder. Entonces salió Canuto, y Harry guió al grupo por la calle.

Ron estaba asombrado porque todos conocían a Harry y a Canuto – especialmente porque más personas recordaban el nombre de Canuto que el de Harry. Estaba impresionado por el negocio de electrónica, especialmente por los televisores; la tienda de mascotas no lo impacto mucho, no tenías los mismos animales que la tienda en el cajellón Diagon. Se rió mucho en el local de fotografías dónde ninguna de las fotos se movían; y se detenía a ver cada vez que un automóvil pasaba.

"Ginny, te compramos un helado," dijo Harry, mientras entraban nuevamente a la librería Sandust.

"Eso fue amable de tu parte, Harry," dijo Lunático. Estaba leyendo un periódico detrás del mostrador; Harry podía decir por las imágenes que se movían que era el Profeta. "Tu papá está en las noticias Ron, dale mis felicitaciones por agarrar al rebelde Teléfono Parlanchín. ¿Qué va a hacer con él?"

"No sé," respondió Ron, dándole un sorbo al helado de Ginny antes de dárselo. "Probablemente desarmarlo. A Papá el encanta desarmar las cosas muggles."

"Si, recuerdo el incidente con el transistor de radio," murmuró Lunático.

"Las quemaduras no dejaron marcas," dijo Ron orgulloso. "No sé como lo hacen los Muggles."

"Lo hacemos bien," dijo Harry.

Ron, Ginny, Lunático y Canuto lo miraron. Él les devolvió la mirada curioso.

"No eres un Muggle, Harry," dijo Ron. "Eres un Mago. Como nosotros."

"¿Lo soy?" le preguntó Harry a Lunático.

"Ya te lo había dicho, Harry," respondió Lunático. "¿No me crees?"

"Bueno, no vivimos como el Sr. Y la Sra. Weasley viven. Ella cocina con magia," dijo Harry.

"De todos modos somos magos," respondió Lunático.

"Esta bien," dijo Harry tratando de no seguir con el punto. Lunático lo miró por sobre el periódico mientras Harry llevaba a Ron al cuarto de atrás.

"Son buenísimas estas cosas de los muggles," dijo Ron, mientras tocaba la pava eléctrica con la que Lunático había hecho té. "Papá tiene que venir un día. Le podrías mostrar los elékicos."

"Electrodomésticos," lo corrigió Harry. "Me encantaría ver su Calle Principal."

"¿Qué¿El Callejón Diagon? No es tan impresionante"

"¿En serio?"

"No, es genial," dijo Ron sonriéndo mientras se comía el vaso del helado. "No entiendo por qué no podes ir."

"Yo tampoco."

"No, quiero decir, hay flú y todo. Podemos ir y volver, nadie se daría cuenta."

Harry miró la chimenea en el fondo de la habitación. "No puedo ir a ningún lugar sin Canuto o Lunático," dijo.

"¿Por qué? No creo que Canuto haga mucho, aparte de ladrarle a otro perro," respondió Ron. "Fred y George van al Callejón Diagon todo el tiempo."

"Ellos son grandes."

Ron resopló. "Son tan alto como ellos ya."

Harry lo pensó. Nadie se iba a dar cuenta si él y Ron se iban por cinco minutos; podía escuchar a Lunático hablar con un cliente y a Ginny sentada en la escalera compartiendo su helado con Canuto.

"Podrías ver Flourish y Blotts y volver," dijo Ron. "Sé exactamente como se hace."

"Y otros magos," dijo Harry.

"Podes ver una hechizera."

"Y podría comprar una rana de chocolate."

Ron espero pacientemente. Finalmente, Harry fue hasta la chimenea, agarró el frasco con los polvos flú.

"Vos primero," dijo dándole el frasco. Ron tiró un manojo de polvos en el fuego y se paró dentro.

"Callejón Diagon!" dijo y le sonrió a Harry mientras desaparecía.

"Callejón Dia – Canu!" dijo en pánico, mientras Canuto empujaba la puerta.

El mundo giraba, y Harry por lo menos recordó pegar los codos al cuerpo, pero sabía que algo había ido mal; cuando salió del otro lado se encontró con una tienda sucia, húmeda y aparentemente vacía.

Miró a su alrededor, confundido, y se levantó del piso. Esto no podía ser el Callejón Diagon ¿no?

Escuchó un ruido y se dio vuelta; alguien estaba abriendo la puerta y haciendo sonar una vieja campana. Un pequeño y viejo hombre apareció detrás del mostrador a la izquierda de Harry y caminó hacia el frente del negocio sin ni siquiera mirar en la dirección de Harry.

"Sra. Malfoy, es un placer, un placer," gimoteó, haciendo una reverencia.

La mujer alta que entró tenía un largo cabello rubio casi blanco, y estaba vestida de negro y verde; llevaba un pequeño saco de cuero y estaba seguida por…

Harry se escondió cerca del mostrador y miraba asombrado. Era una cosa pequeña… verde, con enormes orejas como las de un murciélago y ojos saltones, tambaleándose detrás de una enorme pila de paquetes y bolsas. Parecía estar usando una bolsa en la cabeza y una funda de almohada. Harry nunca había visto algo así.

Era conciente de que la pareja estaba hablando, pero todo lo que podía hacer era mirar a la cosa verde. Ésta miraba a la mujer rubia -- ¿Sra. Malfoy? – sin pestañar. Harry solo volvió en sí cuando escuchó el ruido de unas monedas sobre el vidrio, y vio el dinero cambiar de manos. Ella agradeció al vendedor, agregó algo al saco de cuero y se volteó, saliendo con gracia como de una serpiente.

Había un hombre parado en la entrada, con la mano extendida, abriendo la puerta. Harry vió una cara flaca, pelo largo negro y largos blancos dedos.

"Narcisa," dijo el hombre de la puerta, fríamente.

"Severus," replico ella. "Encantador encontrarte aca. No pensé que tenías permitido venir al Callejón Knockturn."

El hombre se irguió. "Voy a donde me plazca," respondió enojado.

"¿Todavía enseñas en Hogwarts, Severus?" preguntó con un dejo de malicia en su voz. "Estoy sorprendida de que te pagan lo suficiente para hacer algún tipo de compra."

Harry miraba mientras el hombre se hacía a un costado señalando elegantemente la calle. "Te estabas llendo, creo," dijo.

Narcisa Malfoy salió, y el hombre llamado Severus la miraba irse. Después de un minuto, entró en la húmeda tienda y la puerta se cerró nuevamente.

"No requiero de asistencia," le dijo al vendedor. Harry miraba mientras sus manos se movían confiadas sobre los frascos que estaban en la mesa, tomando medidas de eso y de aquello, poniéndolas cuidadosamente dentro de pequeños envases de vidrio que sacaba de sus bolsillos. No se dio cuenta de que el hombre se estaba acercando, y acercando hasta que…

Suspiró asustado y dio un paso hacia atrás cuando la capa del hombre casi toca su brazo. El hombre se volteó, levantando sus cejas sorprendido.

"¿Qué tenemos acá?" dijo con voz baja.

"Estoy perdido," respondió rápidamente Harry.

"Eso es obvio," replico el hombre. "¿Te escapaste, no¿Sabes lo que les pasa a los chicos que son desobedientes con su padres en el Callejón Knockturn?"

Harry tragó saliva. El hombre se agachó para estar frente a él.

"Se los comen," dijo suavemente. "O los convierten en ratones. O tal vez los hechizan para que se encojan hasta que…" movió sus manos expresivamente, "… simplemente desaparecen."

Harry deseaba desesperadamente estar con Lunático, o con Canuto, o incluso con su rana.

"Así que, pequeño perdido ratón¿Qué hacemos contigo?" se preguntaba el hombre. Tiró un par de plateadas monedas en el mostrador y guardó los frascos en su bolsillo. Tomó a Harry de un brazo y lo sacó de la tienda, caminando tan rápido que las cortas piernas de Harry a piernas lo seguían.

"¿Quiénes son tus padres" preguntó mientras caminaban por sucias calles llenas de gente.

"Están muertos," respondió Harry.

"¿Con quién viniste al Callejón Knockturn?"

"Estaba tratando de ir al Callejón Diagon – mi amigo está ahí…" dijo Harry, intentando controlar las ganas de llorar. El hombre, frustrado con su paso lento, se detuvo y lo levantó impaciente.

"Por que me molesto," murmuró, mientras llevaba a Harry a una calle grande y mucho más linda.

"¿Dónde estamos?" preguntó Harry asombrado. El hombre lo miró nuevamente, sorprendido.

"Callejón Diagon. ¿Dónde más¿Nunca viniste antes?" inquirió.

"No," dijo Harry. "No tengo permiso."

"No tenes permiso... entonces ¿qué estas haciendo acá?"

"Me escapé," dijo Harry miserablemente. El hombre se detuvo en un verja, afuera de lo que parecía un pub, lo paró en ella, examinándolo críticamente.

"Me caes mejor por eso," dijo francamente. "¿Quién cuida de ti?"

"Lunático más que nada," dijo Harry pensativo. "Y Sirius."

El hombre se quedó estático.

"¿Sirius Black?" preguntó. Harry se preguntaba que había hecho mal. "¿Cuál es tu nombre, niño?"

"H-harry Potter" replicó Harry nervioso. Los ojos del hombre se clavaron en los suyos.

"Así que sos vos," dijo suavemente, sonriendo de manera algo maliciosa. "Debería haberlo sabido."

Harry estaba por preguntar a qué se refería con eso, pero el hombre lo levantó otra vez, llevándolo adentro.

"Necesito tu flú," le dijo al cantinero, quien abrió para hacerle una pregunta. "No estoy interesado en tener una conversación al respecto, necesito usar su chimenea," repitió.

"HARRY!" gritó alguien. Harry vió a Sirius entre la multitud. Se acercó sin aliento y el también se quedó estático.

Harry podía sentir la tensión en el cuerpo del hombre pálido.

"Snape," dijo Sirius en voz baja, y Harry se asustó por todo el odio que contenía la palabra. "Dámelo."

"Con gusto te lo devuelvo," replicó el hombre, bajando a Harry. Harry corrió hacia Sirius, quien se agachó para abrazarlo.

"Harry, pensé que habías desaparecido para siempre," dijo Sirius abrazando a Harry fuertemente. Harry vió por sobre su hombro a Lunático que se acercaba. "Nunca, nunca vuelvas a hacerme algo así."

"Lo lamento," susurró Harry, pero Sirius seguía hablando, asegurándose que Harry estaba bien, que no estaba herido y que nadie había puesta una mano sobre él o que los dioses se apiadaran mataría a quienes…

"Nadie me lastimo. El señor alto me trajo de vuelta," dijo Harry mientras que Lunático los alcanzaba sin aire.

"Encontré a Ron," dijo sin aliento. "Lo mandé de regreso a la Madriguera."

"Voy a molerlo a golpes," gruñó Sirius. "A él y a cualquiera que te haya hecho daño."

"El hombre alto me salvó," dijo Harry girándo para señalar…

Pero el hombre alto ya se había ido. Harry vió la puerta del frente del pub cerrarse.

"Salgamos de acá," continuó Lunático. "Ahora."

Sirius asintió y levantó a Harry. "Agárrate fuerte," susurró, y Harry se aferró a su cuello mientras entraba en la chimenea. Harry se encontró de vuelta en la habitación del fondo de la librería Sandust; con un ruido fuerte, Lunático apareció junto a ellos. Se acercó a al chimenea y se arrodilló frente al fuego, llamando a Molly. Sirius llevó a Harry fuera de la tienda y lo sentó en uno de los sillones de cuero.

"¿Estás bien Harry?" preguntó. Harry asintió. "¿Nadie te hizo daño?"

"No, te lo dije," dijo Harry, algo petultante. "El hombre alto me encontró en la tienda y él me llevó al bar."

"El hombre alto. ¿Snape?"

"La señora lo llamó Severus."

"¿Señora?"

"Tenía una cosa verde!" dijo Harry. "Tenía orejas grandes y ojos grandes y estaba usando una bolsa!"

Sirius pestaño.

"¿Estas seguro que estas bien, Harry?" preguntó.

"Y cuando la señora se fue y el hombre alto me encontró y me dijo que si no iba con él alguien me iba a convertir en ratón," continuó Harry sin aliento. "Y me preguntó quién era y se enojó y me llevó adentro y después vos y Lunático me encontraron", terminó Harry. Sirius se rascó la cabeza pensativo.

"Severus te encontró. ¿Dónde?"

Harry frunció la cara. "Callejón Knoker," dijo.

"¿Callejón Knockturn?"

"Tal vez"

"¿Severus Snape te encontró en el Callejón Knockturn?" demandó saber Sirius.

"No quería ir ahí!" dijo Harry, llorando. Sirius lo miró un segundo confuso antes de abrazarlo. Harry sintiéndose tonto lloriqueó en el hombro de Sirius, escuchando a las tranquilas palabras de que estaba todo bien, que no estaba enojado con Harry, Harry estaba cansado, él lo entendía.

"Yo quería ver como era el Callejón Diagon," murmuró Harry, después de un rato. Sirius se sentó, limpiando las lágrimas de las mejillas de Harry con su pulgar. "Ron dijo que era lo mejor y yo quería verla."

Lunático salió de la habitación, parecía cansado, su cara tenía una tonalidad de gris.

"Hablé con Molly," dijo sentándose en otro sillón. "Ella dice que Ron y Ginny están en casa sanos y salvos, aunque por lo que parecía Ron sólo esta a salvo del mundo en general, pero no del enojo de su madre."

"No es su culpa," protestó Harry. Lunático se reclinó, cerrando los ojos.

"No," dijo en suavemente. "Es mía."

"Nuestra," lo corrigió Sirius. Remus negó con la cabeza.

"Mi idea, Sirius, mi responsabilidad, vos estabas ocupado con Ginny," dijo. "No tengo energías para discutir ahora, así que si puedo tener mi ataque al corazón en paz…"

Sirius sonrió, y Harry arriesgó una húmeda sonrisa. "¿Estás bien, Lunático?" preguntó Sirius.

"Estoy bien. ¿Cómo esta Harry?"

"Yo también estoy bien," acotó Harry. "Ya se lo dije."

"¿Adivina quién trajo a Harry de regreso al Caldero Chorreante?" preguntó Sirius, la sonrisa desapareciendo de su cara. "Severus el maldito Snape."

Remus abrió los ojos. "¿Severus¿Cómo...?"

"Harry terminó en el Callejón Knockturn. Dice que Snape lo encontró y lo trajo de vuelta."

"¿Dando vueltas por el Callejón Knockturn, no? Recuérdame sorprenderme," murmuró Remus. "¿Qué te dijo, Harry?"

Harry miró a uno y a otro. "Me preguntó quién era y me cuidó y eso. Dijo que los niños en el Callejón Knockturn son convertidos en ratones."

"Demente," anunció Sirius. "Absolutamente desquiciado, ese."

"Encontró a Harry," respondió Remus. "Y nos lo trajo de vuelta."

"Probablemente lo quería vender al mejor postor," gruñó por lo bajo Sirius.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Notas de la Traductora:

Sé que pasaron siglos desde la última actualización, pero sepan que voy a seguir traduciendo. El problema es que decidió eliminar mi traducción de Draco Dormiens porque no estaba escrito por mi, estuve taaan enojada que casi dejo todos los fics a medio hacer. Yo pedí autorización para traducirlos y los autores me las dieron, en todos los capítulos digo que no soy la autora original que solamente los traduzco... Sigh. Pero no, alguien no entendió y decidió eliminar mi traducción. Espero que no ocurra lo mismo con Stealing Harry. Pero nunca se sabe... Voy a estar subiendo los capítulos al Livejournal (ver homepage) si les interesa y quieren molestarme ahí.

Gracias a blackspirit, the angel of the dreams, Ginger, javi-fernandez, Claudia, amynaoko, Hermionegranger91, K-Katherine Black, Amazona Verde y Askarsha por sus reviews. Mil perdones y espero que sigan leyendo el fic.

Manden todos los howlers que quieran! Los merezco! O sean amables, como les parezca.

Besos, Asphodel