CAPITULO 22
Tal y como Dumbledore le contesto en la carta a Kimeran, el líder de la Orden de la Luz, quedaron en reunirse en Hogwarts. Los miembros más representativos de la Orden del Fénix estaban en el despacho del director. A Harry y a Laura no les dejaron acudir por si se presentaba algún imprevisto con el desconocido.
A las 12 de la noche, llego puntual Kimeran acompañado de dos personas más. Los tres iban vestidos completamente de blanco, con una larga capa del mismo color y una capucha que les tapaba completamente la cara. La única diferencia entre la vestimenta de los tres, era el medallón de plata que llevaba Kimeran.
-Buenas noches – saludo Kimeran
-Buenas noches – saludo cortes pero desconfiadamente Dumbledore – Les presento a Severus Snape, Sirius Black y Remus Lupin, miembros de la Orden del Fénix.
-Un placer – la voz de Kimeran era grave y profunda. De alguien sabio – Ellos son Lenadar y Dhalia.
Amos inclinaron la cabeza y permanecieron detrás de su líder. Callados.
-Que nombres son esos? – pregunto Sirius
-En nuestra Orden, no se conocen por sus verdaderos nombres – explico Kimeran – Sus verdaderos nombres solo los se yo.
-Porque no os quitáis la capucha? – dijo Dumbledore – Me gusta mirar a los ojos de la persona con quien hablo.
-Me temo que eso no podrá ser – dijo Kimeran – No podemos revelar nuestra identidad. Si quiere, solo yo, pero ellos no.
Se alzo la capucha dejando al descubierto su rostro. Era un hombre de unos 60 años. Tenia el pelo blanco, largo por los hombros y recogido en una pequeña coleta. Tenia las facciones marcadas, grandes ojos grises, casi blancos. Pese a estar delgado y algo demacrado como lo estaba, inspiraba respeto. Se sabia que era alguien muy poderoso. En ciertos aspectos, se parecía a Albus Dumbledore.
-Ahora mejor – respondió Albus después de examinarlo – Y ahora vamos a lo que nos interesa. Me gustaría que explicaras mejor el motivo por el que quieres que nos unamos.
-Es muy sencillo. Los miembros de nuestra orden nacen en este mundo, tanto en el mágico como en el muggle. En total, solo somos 40 miembros, elegidos desde antes de su nacimiento por sus poderes – explico – Si el mundo mágico y muggle cae, nuestra orden ira desapareciendo poco a poco hasta extinguirse, y eso no pienso permitirlo.
-Es comprensible – murmuro el director – Que ganamos nosotros con todo esto?
-Acaso no nos ha visto luchar? – sonrió – Somos letales, y eso es lo que a ustedes les hace falta, además, cuantos más aliados mejor, no cree?
-Demasiado bueno para ser verdad – dijo Albus – Y que ganáis vosotros?
-Le parece poco evitar que nuestra orden desaparezca? – preguntó incrédulo – Solo una cosa, no aceptamos ordenes de nadie, actuamos libremente y a nuestra manera.
-Cómo sabemos que no nos traicionaran? – pregunto Snape mordaz
-No tienen mas remedio que confiar en nosotros, señor Snape – era una voz femenina, suave – Confíe en nosotros al igual que la gente confía en usted después de lo que fue.
Golpe bajo. Sí. Pero también verdad. Muchos confiaban en el aun sabiendo que fue un Mortifago.
-Dhalia – le regaño Kimeran
-Señor – se disculpo la joven inclinando la cabeza.
-No puedo negar que tiene razón – dijo Kimeran – Pueden confiar en nosotros, pues mucho de los miembros de la Orden, tienen a sus familias en constante peligro por los ataques de Voldemort y sus seguidores.
-Esta bien – dijo Albus – Sé que habéis estado luchando contra los Mortifagos, habéis averiguado algo?
-Dhalia? – la llamo invitándola a hablar
La joven asintió con la cabeza y dio unos pasos hasta situarse a la misma altura que su líder. Miro un momento a las personas que estaban allí, y se puso a hablar, con la misma tranquilidad del momento anterior.
-Voldemort ha estado buscando aliados que se unan a el en esta guerra – empezó
-Eso lo sabíamos – la interrumpió Sirius
-Le rogaría que no me interrumpiera, señor Black – siseo la joven – Gigantes, vampiros, licántropos – miro a Remus – Pero no son suficiente. Desde que ha resurgido, ha estado buscando aliados mas poderos que los anteriormente nombrados, y los ha encontrado: la Orden de la Oscuridad.
-La cosa va de ordenes – le susurro Remus a Sirius
-Ese es otro motivo que nos ha impulsado a unirnos a vosotros – continuo explicando la joven – Una de nuestras misiones, y motivo por el cual fue fundada nuestra Orden, es el de luchar contra la Orden de la Oscuridad, y sus miembros, mas comúnmente conocidos como los Cuervos.
-Pero la Orden esa, ya se ha unido a Voldemort? – pregunto Albus
-No estamos muy seguros, pero las informaciones que tenemos, apuntan a eso – respondió la joven – Una cosa si quiero advertirles, tened mucho cuidado – su voz se torno preocupada – Todo el dolor provocado por Voldemort, no es nada comparado con el que puede provocar la Orden de la Oscuridad.
Intercambiaron un poco mas de información acerca de Voldemort y sus próximos pasos, y al rato, Kimeran y sus dos seguidores abandonaron el despacho, dejando a Albus, Severus, Remus y Sirius recapacitando sobre las palabras que Kimeran y la joven Dhalia habían dicho.
Arabella Figg, más conocida como Bella, se encontraba en la Mansión Black, junto a los padres de Sirius. Estaba en su cuarto terminando de vestirse. Hacia poco que se había levantado.
-Buenos días querida – sonrió cariñosamente Lucy Black cuando Bella bajo a desayunar.
-Buenos días – sonrió sentándose a su lado
-Ha llegado el correo, hay algo para ti – dijo sirviéndole el desayuno – Debe ser de Harry o Laura, pues esta el sello de los Potter.
Bella cogió la carta y la abrió. Efectivamente, era la letra de Harry.
Hola tía!!
¿Cómo va todo por allí? Tu y los abuelos estáis bien? Por aquí todo va bien, pero no te escribo para contarte lo que pasa por aquí.
Tía, necesito que vengas a Hogwarts, tengo algo muy importante que decirte. No puedo decirte de que va, y menos por carta, pero te pido que no le digas a nadie que vienes. Bueno, si eso le dices a Carol que venga, que desde que se fue de aquí de Hogwarts (ya sabes, cuando vino a sustituir a Poppy), no sabemos nada de ella. Eso sí, no le digas nada a los abuelos, sobretodo a la abuela, ya sabes como es y no quiero preocuparla sin razón.
Te espero el sábado a las 11 de la mañana en la Casa de los Gritos.
Saludos.
Harry James Potter
-Que cuentan los niños? – pregunto la señora Black
-Nada interesante – sonrió intento ocultar su preocupación por la carta – Agobiados con las clases.
-Normal – sonrió – Que piensas hacer hoy?
-He quedado con Carol para ir a mirar una casa
-Una casa para que?
-No quiero seguir molestando aquí, tía.
-de eso nada. Tu no molestas cariño – sonrió con cariño – Eres la novia de mi hijo, y por lo tanto, eres parte de la familia.
-Pero...
-Pero nada – sonrió zanjando el tema.
-Te pasa algo? – pregunto Harry a su hermana después de salir de la ultima clase especial, pues ya no iban a continuar con ellas.
-No se, siento como si fuera a pasar algo – murmuro la joven preocupada – No has notado demasiado tranquilos a los Slytherin últimamente?
-No me he dado cuenta – admitió – Pero ahora que lo dices, sí. Deberías estar contenta.
-Lo sé, pero me huelo algo. Están preparando algo gordo, muy gordo. Lo noto.
-No te preocupes – sonrió – Yo me voy a dormir, estoy agotado.
-Buenas noches – sonrió – Por cierto, le escribiste a Bella?
-Si, vendrá al sábado a las 11
-Perfecto, mañana es jueves, eso nos deja dos días para planearlo todo. Carol también vendrá, no?
-Si – sonrió antes de desaparecer por las escaleras que dirigen al cuarto de los chicos.
Laura se quedo un rato mas en la sala común, pensando en sus cosas. La verdad esque desde hacia unos días, los Slytherin no la molestaban, es mas, la ignoraban por completo, como si no existiera. Eso era motivo para alegrarse, pero algo olía mal, muy mal. Estaba tan cansada que se quedo dormida en el sofá. Hacia tiempo que no dormía tan bien y no descansaba como era debido. Le hacia falta ese descanso, pero si supiera lo que iba a pasar en unas horas...
-Buenas noches, Godric – saludo Harry - Me habías llamado?
-Si, hoy no habrá entrenamiento – empezó – De hecho, ya no habrá mas entrenamiento.
-Y eso? – pregunto extrañado
-Creo que estas lo suficientemente entrenado, el resto es cosa tuya – explico
-Es lo mismo que me ha dicho Dumbledore – dijo Harry
-Mira Harry, te he enseñado todo lo que se, al igual que los maestros que tienes – dijo – No podemos hacer mas, el resto, lo tienes que hacer tu.
-De verdad crees que estoy preparado? – pregunto no muy seguro
-Vamos Harry, tienes un poder impresionante, inimaginable – sonrió orgulloso – Dominas mejor que nadie la magia sin varita, eres todo un especialista en lucha cuerpo a cuerpo, y te manejas realmente fenomenal con la espada y las dagas. No puedo enseñarte más.
-Si tú lo dices... – dijo ruborizado de tantos halagos.
-Pero podrás venir a verme cuando quieras – sonrió – Una cosa antes de que te vayas, quiero que traigas a tu hermana mañana o pasado. Tengo ganas de conocer a mi otra heredera.
-De acuerdo, estará encantada de conocerte – sonrió
-Una cosa, es tan guapa como dicen los rumores? Dicen que las mujeres Potter son bellísimas.
-LO es – sonrió
-Laura, despierta
Alguien la zarandeaba y la llamaba, pero estaba tan a gusto durmiendo que no tenia ganas de despertarse y tener que levantarse para ir a clases. Lo único que hizo, fue darle la espalda a quien la llamaba y continuo durmiendo.
-Levántate! – agrito Ginny Weasley, pero al ver que no sacaba nada con eso, saco la varita y conjuro un chorro de agua fría
-Ya voy profesor Snape – se levanto Laura de golpe, con el pelo todo revuelto y mojado
-Ya era hora – refunfuño divertida la pelirroja
-Que pasa? Porque me has despertando tan pronto? Aun faltan... – miro su reloj - ¡¡FALTAN 20 MINUTOS PARA LAS CLASES!!
Se levanto corriendo y subió a su cuarto, donde se ducho tan rápido como pudo, se puso la falta, los zapatos, cogió la mochila y bajo corriendo las escaleras abrochándose la camisa. Todos los que pasaban, se quedaban mirándola sorprendidos. Miro el reloj y vio que un le quedaban unos minutos para desayunar.
Nada mas entrar por el comedor, las luces se apagaron y empezó a sonar una música. De pronto, fueron apareciendo luces de colores, que se alternaban según el ritmo de la música. Era una música sensual, y a la vez atrevida. Laura se quedo plantada en la puerta, mirando con los ojos desorbitados todo el espectáculo. No estaba quieta por la sorpresa, sino porque no podía moverse.
Siento, que corre por mis venas Mi alma se acelera Mi cuerpo pide más.
Eres, esclavo de mis sueños De noches de deseo, que no puedo parar
Te atrapare, te conquistaré, amor moriré
La joven Griffindor empezó a moverse, muy a contra voluntad, con movimientos sensuales. Todos dejaron lo que estaban haciendo y centraron toda su atención al espectáculo que estaba dando la joven. Laura quería parar. Joder, y tanto que quería parar. De pronto, recordando el presentimiento que tuvo la noche anterior, miro a la mesa de los Slytherin y vio a Anna Dawson junto a Oliver y los demás, riéndose a carcajadas y llorando de la risa. No parecían sorprendidos ni nada, y en esos momentos, no tuvo ninguna duda de que eso era obra suya.
Besa mi piel No temas mas por nada, siénteme Quiero, que vengas para darme, tu calor
Me quemo en tus caricias, de pasión
Anna sabia que Laura odiaba ser el centro de atención, odiaba destacar mas que los demás, dar la nota. Le rogó con la mirada a Fleur o Harry para que pararan eso, pero no pudieron hacer nada. Encima, con las prisas, se le olvido la varita en el cuarto. Quería parar de bailar de esa forma, estaba provocando a todo el mundo! Pero ni sus manos ni sus piernas respondían a sus pensamientos. Era como si alguien le estuviera obligando. Laura abrió los ojos con terror cuando empezó a desabrocharse la camina son movimientos provocativos, que provoco la marea de silbidos y gritos del sector masculino pidiendo que se quitara mas ropa. Estaba claro que Laura no quería.
Veo, que he roto la locura Te llega mi amargura Si se que tu no estas, OH no
Quiero, que bailes a mi lado Sentir desesperados, la noche entre los dos
Te atrapare, te conquistare, amor moriré
La joven estaba en sujetador, y poco a poco fue desabrochándose la falda. El comedor aun estaba a oscuras, iluminado con la luz que solo iluminaba a Laura, y de las luces de colores que iban y venían. No podía ver muy bien, pero sabia que todos se habían reunido alrededor de ella.
Besa mi piel
No temas mas por nada, siénteme Quiero, que vengas para darme, tu calor Me quemo en tus caricias, de pasión
Besa mi piel No temas mas por nada, siénteme Quiero, que vengas para darme, tu calor Me quemo en tus caricias, de pasión
Se bajo la falda hasta la cadera y empezó a mover el trasero para deleite del publico masculino. Se le veía la parte de arriba de la prenda intima. Era de color negro, con encaje, al igual que el sujetador, que hacían un buen contraste con su piel clara. Sin duda alguna, era un conjunto provocativo.
Déjame llevarte, y conmigo descubrir Mis caricias mas prohibidas que guardo para ti
Puedo demostrarte que te dejes seducir Que por ti daría todo lo que tu puedas sentir
Se acabo de quitar la falta y la lanzo al aire, y todos empezaron a pelearse por cogerla. Para terror de Laura, ya solo llevaba ropa interior, encima, estaba en medio del comedor lleno de gente, bailando sensual y provocativamente al son de la música, al mismo tiempo que se desnudaba. Era un streaptease en toda regla, y según lo que iba a hacer ahora, la bromita de Anna Dawson aun no había terminado. Laura se giro de espaldas a su publico y empezó a desabrocharse el sujetador...
-¡¡BASTA!! – grito Dumbledore furioso, levantándose de la silla, al mismo tiempo que la música paraba, y Laura por fin tenia el control de su cuerpo
Remus Lupin se quito la capa y se fue corriendo hacia Laura, tapándola enseguida. Estaba roja de la vergüenza. Nunca la habían humillado tanto, y se la llevo de allí antes de que se le ocurriera hacer alguna tontería. Laura miro a Anna, quien se secaba las lagrimas de la risa, y le lanzo una mirada de puro odio, murmurando:
-Me las pagaras, Dawson – pensó Laura antes de salir del comedor acompañada de Remus y de los murmullos de los alumnos
Por el camino, Remus no comento nada. Suponía que Laura no querría ver a nadie por el momento, así que se la llevo a su habitación. El no tenia clase hasta tercera hora. Grave error.
-Estas bien? – le pregunto Remus al cabo de un rato de estar en la habitación
Laura estaba sentada en un pequeño sofá que había delante de la chimenea, tapa aun con la capa de Remus. Temblaba incontrolablemente, pero no de frío, sino de rabia, de ira.
-CÓMO VOY A ESTAR BIEN SI ME ACABO DE DESNUDAR DELANTE DE TODO EL MALDITO COMEDOR LLENO DE UNA MANADA DE ESTUPIDOS ADOLESCENTES SALIDOS??????? – grito a pleno pulmón, haciendo que todo estallara a su alrededor: los cristales, las copas, todo.
Un fuerte viento, parecido a un huracán saqueo el lugar, y Laura fue rodeada por llamas rojas, que parecían no quemarla.
-Tranquilízate! – grito Remus cogiendose a la chimenea para que el viento no se lo llevara.
No podía acercarse a ella porque se quemaba con esa aura de fuego que la rodeaba. Lo mejor seria que se desahogara, que descargara toda su rabia, después, ya hablarían con mas tranquilidad, y arreglarían los destrozos del cuarto, aunque viendo como estaba todo, dudaba de que hubiera arreglo. El mismo tuvo que salir del cuarto para no terminar herido.
-Cómo esta? – pregunto Harry cuando Remus salió
-Descontrolada. Lo esta destrozando todo
-Pues habrá que calmarla – dijo Sirius yendo hacia la puerta
-Yo de tu no entraría Pad – lo advirtió el licántropo – En estos momentos nadie puede calmarla.
-¡Ay Moony! No tienes tacto con las mujeres – sonrió
Sintiéndose superior al resto, entro en el cuarto de su amigo. Severus Snape sonrió imaginándose que Black no saldría vivo de allí. Los temblores no solo afectaban al cuarto de Lupin, sino que afectaban a todo el castillo, no se podía sentir que todo se movía, pero si que había una gran magia descontrolada. En medio del cuarto estaba Laura en ropa interior, con los ojos blancos, rodeada del fuego. Parecía realmente poderosa, pero no parecía que estuviera muy consciente de lo que hacia, estaba como en un trance.
-Laura! – grito acercándose – vamos preciosa, tranquilízate!
Pero pronto se dio cuenta que Remus tenia razón, había sido muy mala idea entrar en el cuarto. Vio a cámara lenta como un cristal con la punta muy afilada se dirigía hacia él, y si no se hubiera agachado, se le hubiera clavado en toda la garganta, pero se clavo en la puerta.
Aviso mas que suficiente para salir corriendo del cuarto. Fuera, se había concentrado una masa considerable de gente. La mayoría, alumnos, aunque también había profesores.
-Tenias razón, Moony – dijo Sirius respirando entrecortadamente – No ha sido buena idea entrar ahí
-Temo que se haga daño – dijo Remus preocupado
-Ahora, a esperar que pase la tormenta – dijo Albus sentándose en la puerta
Pasaron cinco minutos y nada. Aun se escuchaba el ruido de la madera rompiéndose, los cristales. Diez minutos. Todo continuaba igual. Al final, viendo que iba para rato, los profesores enviaron a sus alumnos a clase. Al cabo de media hora, todo el ruido ceso.
Abrieron poco a poco la puerta, con Remus a la cabeza, y un asustado Sirius protegiéndose detrás de el.
-Cobarde – murmuro enfadado el licántropo
-Es tu ahijada, no la mía – sonrió Sirius
-Y su hubiera sido Harry? – pregunto Remus
-Hubieras entrado tu primero – sonrió – Deberías estar orgulloso Rem, eres el más valiente.
Laura continuaba plantada en medio de la sala, con el aura de fuego rodeándola, pero no había rastro del viento, que había dejado atrás un verdadero caos. Se acercaron poco a poco a ella, temerosos de que tuviera otro ataque como ese. En esos momentos, la joven pareció salir del trance en el que se encontraba y miro a la puerta. Sus ojos volvían a ser azules. Tenia cortes no muy profundos por todo el cuerpo.
Laura los miro desconcertada, como si no supiera que hubiera pasado, y al momento, cayo desmayada en el suelo. No les dio tiempo a cogerla. Remus se acerco corriendo a ella y cogiendola en brazos, la llevo a su cuarto ( de Rem). Llamaron a Poppy para que la curara.
-Tenemos que dejarla descansar – sugirió Albus – Debe estar agotada, ha utilizado mucha magia hoy.
Al cabo de unas horas, Laura se despertó. Conociéndola, y sabiendo lo fuerte que era, se esperaban cualquier reacción por su parte, pero no la que tuvo. Se encerró en el cuarto y dijo que no quería salir. Por mucho que golpearan la puerta, que lanzaran cientos de hechizos, y que le gritaran que saliera, ella se negaba.
-Vamos Laura, deja de comportarte como una cría – dijo Remus detrás de la puerta – No es para tanto!
-¡Oh, claro! Como tu no te has desnudado delante de todo el maldito comedor lleno de...
-Ya lo sé, lleno de una manada de estúpidos adolescentes salidos – repitió Remus cansado – Llevas las ultimas dos horas repitiendo lo mismo.
-venga Laura, sal – dijo Albus
-Que no! – grito
-¡¡Cabezota como su padre tenia que ser! – gruño el licántropo – LO siento James, pero es así.
-No puedes estar todo el tiempo ahí escondida – razono Sirius – Además, tienes que ir a clases, no puedes perder...
-¡Me importan una mierda las clases! – grito Laura – No pienso salir de aquí... NUNCA
-¡¡OH vamos! – dijo exasperado Albus Dumbledore. Pocas eran las veces que el anciano perdía la paciencia, y definitivamente, esa era una de ellas – Laura Lilianne Potter Evans, sal de una maldita vez de ese cuarto, o sino...
-O sino que? – lo reto Laura con burla – Me va a castigas? Mira que miedo
-Laura, te estas pasando – se enfado Remus
-¡¡Maldita sea!! Esque no me entendéis? Me han humillado, seguro que ahora se están burlando e mi.
-Y si sigues ahí encerrada lo harán mas – dijo Dumbledore – Tienes que afrontar las cosas. Sal ahí fuera, y planta cara.
-No, antes preferiría enfrontarme a Voldemort cara a cara – dijo Laura tozuda
-Laura, no te pases, a todos nos han humillado alguna vez – dijo Sirius
-Claro, como a vosotros no os han... – empezó Laura
-Desnudado delante de todo el maldito comedor lleno de una manada de estúpidos adolescentes salidos – continuaron a coro Sirius, Remus y el profesor Dumbledore
-Me alegra que me comprendáis – dijo Laura – Bueeeeeno, esta bien, vosotros ganáis. Pero saldré con una condición
-¡Ay madre! – murmuro Remus temiéndose lo peor
-Quiero que me cambiéis de colegio, y de nombre – dijo muy segura
-¿¿Estas loca?? – gritaron todos
-No, humillada
-Muy bien – dijo un enfadado Remus acabando de perder la poca paciencia que le quedaba – Si no quieres salir, tampoco vas a comer
-¡Oh Remus! No puedes hacerme esto – se quejo laura
-Despídete de los pasteles, de las golosinas, de los helados, de todo.
-No crees que te has pasado? – murmuro Sirius, pues sabia como le gustaba comer a la joven Potter
-Un poco, pero creo que es la forma para que salga – murmuro
Enseguida, escucharon como se abría la puerta del cuarto, y salía Laura con la cabeza gacha y varios mechones tapándole la cara. Llevaba puestos unos vaqueros y un jersey de cuello alto de color rojo. Iba descalza. Se sentó en un sillón apartado de todos.
-Veo que has recapacitado – sonrió complacido Remus
-Me mantengo en lo de cambiarme de colegio y de nombre – dijo – He salido porque tenia hambre, además, no pienso salir de tu despacho.
-No empecemos
-Nunca me había sentido tan humillada – lloro – Como creéis que podré mirar a todos mis compañeros?
-Laura, pasa de ellos – le aconsejo Sirius
-Es muy fácil decirlo – se seco las lagrimas con la manga del jersey
-Anda, come algo – dijo Remus haciendo aparecer una bandeja de comida llena de dulces y fruta.
-Sé quien ha sido – dijo laura dándole un bocado a un trozo de pastel – Ha sido Anna Dawson
-Tienes pruebas de ello? – le pregunto el director
-No, pero estoy segura de que ha sido ella – dijo y enseguida apareció una sonrisa diabólica en sus labios – Además, nadie se mete con una Potter y sale impune
-Me das miedo – dijo Remus
-Tranquilo padrino, si tu no has tenido nada que ver en esto, no tienes porque temer – sonrió
Risas y burlas, burlas y risas. Esa fue la rutina que tuvo que soportar Laura durante los siguientes días. Por fin, tuvo algo en lo que pensar, y olvidarse aunque fuera un poco de todo lo que le había pasado. Bella y Carol fueron a Hogwarts ese sábado.
-Crees que todo saldrá bien? – le pregunto Harry a Laura en un susurro, mientras bajaban por los pasadizos hasta la Casa de los Gritos, donde habían quedado.
-Confía en mi – sonrió – Carol! Bella!
La joven nada mas verla, corría a abrazarlas. Hacia mucho tiempo que no se habían visto. Harry la imito.
-Cómo estáis? – pregunto Bella
-Muy bien! – sonrió Harry, pero Laura se puso seria
-Sé lo que paso, cariño – dijo Carol abrazándola – Remus me lo contó.
-OS importaría no hablar de eso? – dijo Laura mosqueada – Estoy intentando olvidarlo, pasar de todo, y lo menos que quiero ahora es volver a recordarlo.
-Lo siento cariño – dijo Carol
-Bueno Harry, me tienes del todo intrigada – dijo Bella – Para que querías que viniera?
-Aquí no, será mejor que vayamos a otro sitio – dijo muy serio
Harry y Laura fueron hacia la puerta, y sus dos madrinas los imitaron. Los dos jóvenes iban delante, lanzándose miradas cómplices con sonrisas.
-Profesora Carol – grito alguien
-Hola Fleur, que gusto verte – sonrió abrazando a la francesa
-Laura, nosotros nos vamos – dijo Harry llevándose a Bella
-Todo esto es muy raro – dijo Carol – Que estáis tramando?
-No es nada, madrina – sonrió Laura – Es solo que Sirius va a pedirle matrimonio a Bella – susurro – Y no sabes que Remus a ti también – pensó
-Enserio? Que bien!! – sonrió contenta – Eso Bella no se lo espera
-Y tu tampoco te esperas lo que va a pasar – pensó la joven Potter
Pasamos a Bella y Harry
-Dónde vamos? – pregunto Bella
-Acaso no confías en mi, madrina? – dijo Harry haciendo un puchero
-Tu padre ponía la misma cara – sonrió melancólica y con cariño
-Tranquila, todo saldra bien – sonrio Harry
-Pipi en el pote!! – grito Peeves lanzando burbujas de agua con barro
Harry cogio a Bella del brazo y la encerro en un cuarto. La mujer se quedo sorprendida y plantada en mitad de un cuarto a oscuras. Se metio la mano al bolsillo para sacar la varita, pero no la encontro. Se asusto cuando noto que no estaba sola en el cuarto.
-Buen trabajo Peeves – dijo Harry jugando con la varita de Bella
Bueno, ahora la primera parte ya estaba hecha, y quedaba la otra, aunque eso ya era trabajo de Laura. Se guardo la varita de Bella en el bolsillo y silbando se fue a buscar a Cho. Tendría que esperar a saber los resultados.
-Quien esta ahí? – pregunto Bella asustada
-Bella?
-Sirius? Que demonios haces aquí? – pregunto la morena
-Yo... este... – balbuceo
-Sirius, que pasa? – pregunto Bella – Tu nunca tartamudeas
Y para su sorpresa, Sirius la cogio de las manos y se arrodillo enfrente de ella. Bella se quedo sorprendida, y se le humedecieron los ojos cuando vio que Siirus sacaba una pequeña cajita y la abria enfrente de ella. Era un precioso anillo de oro blanco, rodeado con pequeños diamantes. Sencillo, pero hermoso.
-Este anillo lo tengo guardado desde hace casi 14 años – empezo Sirius emocionado – El dia de tu cumpleaños iba a pedirte matrimonio, pero las circunstancias que no quiero recordar ahora, me lo impidieron.
Bella no pudo aguantarlo y rompio a llorar emocionado. Habia soñado toda la vida con ese momento, el momento en el que Sirius le pediria matrimonio. Sirius podia ser muy bruto a veces, pero en el fondo era un romántico emperdernido.
-Bella, quieres casarte conmigo? – dijo Sirius aun arrodillado, luchando por retener esas lagrimillas que amenazaban con salir de sus ojos
-Si quiero
Llorando, se lanzo a los brazos de su futuro esposo. Cuando se separaron, Sirius levanto la mano y le seco las lagrimas, acariciando la suave piel de su rostro.
-En todos estos años no he dejado de amarte ni un solo instante – le susurro Sirius
-Te amo
Y se besaron, culminando el acto de petición de mano. Ahora sabian como se sentian James y Lily el dia que el primero le pidio matrimonio. Lamentaban no tener una camara para grabar ese momento para recordarlo mas adelante, tal y como lo hicieron James y Lily, pero lo que no sabian, era que alguien estaba grabando todo ese momento.
En unos pasillos mas abajo
-Tu amiga Fleur sigue estando tan alocada como siempre – sonrio Carol tras despedirse de la francesa
-Esa nunca cambiara – rio Laura – Sabes quien es Viktor Krum?
-No es ese famoso jugador de Quidditch?
-El mismo, pues resulta que estudia aquí, y bueno, no lo se a ciencia cierta, pero un pajarito, que resulta ser una serpiente rubia, me ha comentado que al famosillo jugador, le gusta mi amiguita la francesita
-Parecer una periodista del cotilleo – rio Carol – Cuando piensas dejar eso de los chismes y los rumores sobre amores y desamores?
-Oh vamos! Sin eso, la vida no seria divertida! – rio
-Donde vamos? – pregunto Carol
-No se, pense que querrias ver a Remus – sonrio picaramente Laura
Carol tan solo bajo la cabeza sonrojada y Laura empezo a reirse a carcajadas. Habia que ver los años que habian pasado, y todo lo que paso con Remus, pero cada vez que le hablaban de el, aun seguia sonrojándose como si fuera una chiquilla.
-Rem? – llamo Laura la puerta – Tio Rem, estas ahí? – pero nadie contestaba – Parece que no esta. Entremos
-No creo que sea lo mejor – se nego Carol
-Ph vamos! No me digas que no tienes instinto merodeador? – sonrio la joven abriendo la puerta
El despacho del profesor de Defensa estaba vacio. laura entro como si de su propia despacho se tratara. La joven miraba de reojo a su madrina, quien inspeccionaba el despacho. Era el momento de irse.
-Bueno, yo creo que me voy – dijo Laura caminando deprisa hacia la puerta. Carol estaba llegando al escritorio de Remus y pronto lo veria
-A donde vas? – le pregunto
-Bueno, he quedado con Rogger Davies, de Ravenclaw – dijo la joven saliendo y cerrando la puerta
Carol se quedo plantada en mitad del despacho, sola. Se acerco al escritorio y se sento. Encima de la mesa habian montones de pergaminos, libros, plumas, tinteros, pero de todo eso, algo destaco. Era una pequeña caja cuandrada, no mediria mas de 3 centimetros. Picándole la curiosidad, la abrio. Era un anillo, de diamantes.
-Te gusta? – dijo una voz detrás de ella – Porque no te lo pruebas?
-Menudo susto, Remus! – se quejo – De donde has salido?
-Eso no importa, dime, te gusta el anillo?
-Si, es muy bonito
-Quedatelo
-Remus yo...
-Quedatelo, pero quiero algo a cambio
-El que?
-Que te cases conmigo
Carol casi se cae de la silla de la sorpresa. Habia escuchado mal o Remus le habia pedido que se casara con ella? No lo podia creer.
-Estas seguro de lo que me acabas de pedir?
-Nunca he estado mas seguro de algo – Remus acabo de acortar la distancia que lo separaba y le cogio la mano derecha – Carol, te amo. No sabes lo que he sufrido todos estos años sin ti, y ahora que te tengo aquí, no quiero dejarte ir, no quiero volver a sufrir mas.
-Fue idea tuya que nos separaramos – replico dolida
-Lo se, y no sabes cuanto me he arrepentido de eso – a este paso, Remus estaba al borde del llanto – Carol, nunca he dejado de amarte.
-Ni yo – sonrio y le beso – Y sobre lo de casarnos, acepto.
-No sabes lo feliz que me haces – sonrio Remus llenándole la cara de besos
-Bueno, algun dia tenia que llegar esa felicidad, no? –
-TENEMOS BODA! TENEMOS BODA!
Laura y Fleur bailaban y gritaban felices. Estaban en una aula vacia viendo por una pequeña esfera lo que estaba ocurriendo en ambos lugar, tanto con Remus y Carol, como con Sirius y Bella. Todo habia salido como habian planeado.
-Creo que sera mejor dejar que los tortolitos tengan su momento de intimidad – dijo Harry
-Nooooooo!!! – dizo pucheros Laura – Yo quiero verlo!!
-Laura, quien se supone que es la mayor aquí? – le regaño – Se supone que eres tu.
-No te pongas asi!! – puso cara de perrito abandonado – Que tal si se lo decimos a la abuela?
-No creo que sea buena idea – dijo Harry – Sabes que no tardaria ni 2 minutos en estar aquí. ademas, creo que deberíamos dejar que lo hicieran ellos, al fin y al cabo, es su boda.
-Lo se, pero esque tengo ilusion de hacerlo yo – se la veia emocionada como una niña, dando saltos y palmitas.
-No se para que me pides opinión, si vas a hacer lo que te de la gana – se dio por vencido
Después de varias horas, Sirius y Bella salieron del cuarto. Iban super acaremelados, cogidos de la mano y sin dejar de besarse. Habian pasado mucho rato planeando la boda. Sirius le conto que todo aquello fue un plan de los Potter. Harry habia contibuido, pero fue Laura la que lo planeo todo.
-Creo que no somos los unicos que estamos felices – sonrio Remus de la mano de Carol al ver a sus amigos
-Todo bien? – pregunto Sirius
El licantropo sonrio feliz y Carol y Bella se abrazaron felicitándose y enseñadose el anillo. Como suponian que los chicos ya sabrían la noticia, fueron al despacho de Dumbledore a darle la noticia. Pero les esperaba una sorpresa.
-Ay mis niños!!
Nada mas entrar por la puerta del despacho del director, la señora Black salio a recibirlos con un abrazo. Lloraba de la felicidad. El señor Black tambien se encontraba alli, al igual que Harry y Laura.
-No sabes la alegria que me da que hayais decidido casaros – dijo la señora Black llanando de besos a Sirius y Bella, al igual que a Remus y Carol
-Mama, para! – dijo Sirius – Si, nos casamos y veniamos a daros la noticia, pero creo que alguien se nos ha adelantado – miro a Laura y Harry, los cualos sonrieron descaradamente
-Bueno, hemos estado hablando sobre los detalles de la boda – empezo Bella – Y hemos decidido casarnos el mismo dia.
-¡¡Que bonito, boda doble!! – sonrio entusiasmada Laura
-Si al profesor Dumbledore no le importa, nos gustaria casarnos aquí en Hogwarts – pidio Remus
-Ademas de que sea el que haga la ceremonia – termino Sirius
-Sera un placer – sonrio el director
-Bueno, habra que ir haciendo los preparativos, verdad abu? – dijo Laura – Cuanto tiempo tenemos? Dos, tres meses?
-Dos dias – dijo Carol
-Dos dias??? Grito – Pero eso es muy poco tiempo, bueno, da igual todo estara listo. Tenia pensado algo, creo que os encantara.
-Laura, no vayas tan deprisa – sonrio Remus parándole los pies
-Y quienes seran los padrinos? – pregunto Dumbledore
-Eso esta clarísimo – sonrio Sirius – Seran Harry y Laura
Los dos chicos, se quedaron sorprendidos. No se lo esperaban. Harry sonrio y los abrazo, al igual que Laura, solo que ella lloraba. Estuvieron un rato hablando sobre algunos detalles, y luego se fueron cada uno a su cuarto. Bella y Carol fueron con los padres de Sirius, pero el dia de antes de la boda volverían para quedarse.
Esa misma noche, Harry llevo a Laura a la camara de Griffindor para conocer a Godric. Uno de los fundadores de Hogwarts, quedo encantado con la joven, al igual que la chica. Antes de despedirse, les dio un regalo para los novios.
-Quiero que se lo deis a vuestros padrinos – dijo Godric dándoles un sobre – No lo abrais, es un hechizo, y teneis que decirlo vosotros dos el mismo dia de la boda a las doce del mediodia.
-Pero que es? – pregunto Laura cogiendo con desconfianza el sobre
-Es un regalo – sonrio Godric – Se que os hara felices a todos, pero escuchad y entented esto muy claro: solo sera por doce horas, pasado ese tiempo, el regalo desaparecera, asi que aprovechadlo bien.
Los siguientes dias, fueron una autentica locura. Dumbledore anuncio en la cena que los profesores Black y Lupin se casaban con sus respectivas parejas. Los alumnos de los cursos superiores, empezando por quiento, asistirían a la ceremonia y posteriormente al banquete. Todos tendrían que ir vestidos de gala.
Todo el mundo queria ayudar en los preparativos, encabezados por Laura y Fleur, con ayuda de Cho, Hermione, Ginny y algunas chicas mas. La abuela Black tambien ayudaba de vez en cuando. El castillo estaba quedando realmente precioso. Todo el mundo estaba ansioso de que llegara el dia.
Y por fin llego ese dia...
-Fleur, pasame el vestido, llego tarde!! – grito Laura en su cuarto
-Pero si aun falta mucho para la ceremonia – dijo la francesa
-Ya lo se, pero aun tengo que ir a ayudar a Bella y Carol, y mirar a los novios – dijo la joven Potter
-Estas preciosa – sonrio Ginny viendo a Laura ya vestida.
-Gracias – sonrio – Bueno, daros prisa – les dio un beso a cada una y se fue – Os espero bajo.
Cogio el sobre que le dio Godric y bajo deprisa las escaleras, cosa que era un poco complicada debido a los tacones que llevaba. En la sala comun, pudo ver como muchos ya estaban vestidos, y los mas pequeños los miraban con envidia. Antes de ir con los novias, decidio ir con Godric.
-Godric, estas ahí? – pregunto la joven entrando a la camara.
-Muy bella – sonrio el mago – A que debo tu honorable visita?
-es por esto – le enseño el sobre – Son casi las doce.
-Faltan solo dos minutos – anuncio – Abrelo y recita lo que hay.
Laura abrio el sobre y empezo a recitar varias veces lo que ponia. No estaba escrito en lengua comun, era un idioma antiguo, pero que no tenia ningun problema en comprenderlo, pues era un don que tenia dada su condicion de miembro de la Orden de la Luz (na: ups! Se me ha escapao ese detalle, jaja)
Cuando lo recito por sexta vez, una luz cegadora envadio todo el lugar impidiendo la vision de lo que ocurria. Cuando la luz desparecio, no habian dos personas solo en la sala, habian cuatro.
-Papa? Mama? – pregunto Laura con lagrimas en los ojos
Tal y como Dumbledore le contesto en la carta a Kimeran, el líder de la Orden de la Luz, quedaron en reunirse en Hogwarts. Los miembros más representativos de la Orden del Fénix estaban en el despacho del director. A Harry y a Laura no les dejaron acudir por si se presentaba algún imprevisto con el desconocido.
A las 12 de la noche, llego puntual Kimeran acompañado de dos personas más. Los tres iban vestidos completamente de blanco, con una larga capa del mismo color y una capucha que les tapaba completamente la cara. La única diferencia entre la vestimenta de los tres, era el medallón de plata que llevaba Kimeran.
-Buenas noches – saludo Kimeran
-Buenas noches – saludo cortes pero desconfiadamente Dumbledore – Les presento a Severus Snape, Sirius Black y Remus Lupin, miembros de la Orden del Fénix.
-Un placer – la voz de Kimeran era grave y profunda. De alguien sabio – Ellos son Lenadar y Dhalia.
Amos inclinaron la cabeza y permanecieron detrás de su líder. Callados.
-Que nombres son esos? – pregunto Sirius
-En nuestra Orden, no se conocen por sus verdaderos nombres – explico Kimeran – Sus verdaderos nombres solo los se yo.
-Porque no os quitáis la capucha? – dijo Dumbledore – Me gusta mirar a los ojos de la persona con quien hablo.
-Me temo que eso no podrá ser – dijo Kimeran – No podemos revelar nuestra identidad. Si quiere, solo yo, pero ellos no.
Se alzo la capucha dejando al descubierto su rostro. Era un hombre de unos 60 años. Tenia el pelo blanco, largo por los hombros y recogido en una pequeña coleta. Tenia las facciones marcadas, grandes ojos grises, casi blancos. Pese a estar delgado y algo demacrado como lo estaba, inspiraba respeto. Se sabia que era alguien muy poderoso. En ciertos aspectos, se parecía a Albus Dumbledore.
-Ahora mejor – respondió Albus después de examinarlo – Y ahora vamos a lo que nos interesa. Me gustaría que explicaras mejor el motivo por el que quieres que nos unamos.
-Es muy sencillo. Los miembros de nuestra orden nacen en este mundo, tanto en el mágico como en el muggle. En total, solo somos 40 miembros, elegidos desde antes de su nacimiento por sus poderes – explico – Si el mundo mágico y muggle cae, nuestra orden ira desapareciendo poco a poco hasta extinguirse, y eso no pienso permitirlo.
-Es comprensible – murmuro el director – Que ganamos nosotros con todo esto?
-Acaso no nos ha visto luchar? – sonrió – Somos letales, y eso es lo que a ustedes les hace falta, además, cuantos más aliados mejor, no cree?
-Demasiado bueno para ser verdad – dijo Albus – Y que ganáis vosotros?
-Le parece poco evitar que nuestra orden desaparezca? – preguntó incrédulo – Solo una cosa, no aceptamos ordenes de nadie, actuamos libremente y a nuestra manera.
-Cómo sabemos que no nos traicionaran? – pregunto Snape mordaz
-No tienen mas remedio que confiar en nosotros, señor Snape – era una voz femenina, suave – Confíe en nosotros al igual que la gente confía en usted después de lo que fue.
Golpe bajo. Sí. Pero también verdad. Muchos confiaban en el aun sabiendo que fue un Mortifago.
-Dhalia – le regaño Kimeran
-Señor – se disculpo la joven inclinando la cabeza.
-No puedo negar que tiene razón – dijo Kimeran – Pueden confiar en nosotros, pues mucho de los miembros de la Orden, tienen a sus familias en constante peligro por los ataques de Voldemort y sus seguidores.
-Esta bien – dijo Albus – Sé que habéis estado luchando contra los Mortifagos, habéis averiguado algo?
-Dhalia? – la llamo invitándola a hablar
La joven asintió con la cabeza y dio unos pasos hasta situarse a la misma altura que su líder. Miro un momento a las personas que estaban allí, y se puso a hablar, con la misma tranquilidad del momento anterior.
-Voldemort ha estado buscando aliados que se unan a el en esta guerra – empezó
-Eso lo sabíamos – la interrumpió Sirius
-Le rogaría que no me interrumpiera, señor Black – siseo la joven – Gigantes, vampiros, licántropos – miro a Remus – Pero no son suficiente. Desde que ha resurgido, ha estado buscando aliados mas poderos que los anteriormente nombrados, y los ha encontrado: la Orden de la Oscuridad.
-La cosa va de ordenes – le susurro Remus a Sirius
-Ese es otro motivo que nos ha impulsado a unirnos a vosotros – continuo explicando la joven – Una de nuestras misiones, y motivo por el cual fue fundada nuestra Orden, es el de luchar contra la Orden de la Oscuridad, y sus miembros, mas comúnmente conocidos como los Cuervos.
-Pero la Orden esa, ya se ha unido a Voldemort? – pregunto Albus
-No estamos muy seguros, pero las informaciones que tenemos, apuntan a eso – respondió la joven – Una cosa si quiero advertirles, tened mucho cuidado – su voz se torno preocupada – Todo el dolor provocado por Voldemort, no es nada comparado con el que puede provocar la Orden de la Oscuridad.
Intercambiaron un poco mas de información acerca de Voldemort y sus próximos pasos, y al rato, Kimeran y sus dos seguidores abandonaron el despacho, dejando a Albus, Severus, Remus y Sirius recapacitando sobre las palabras que Kimeran y la joven Dhalia habían dicho.
Arabella Figg, más conocida como Bella, se encontraba en la Mansión Black, junto a los padres de Sirius. Estaba en su cuarto terminando de vestirse. Hacia poco que se había levantado.
-Buenos días querida – sonrió cariñosamente Lucy Black cuando Bella bajo a desayunar.
-Buenos días – sonrió sentándose a su lado
-Ha llegado el correo, hay algo para ti – dijo sirviéndole el desayuno – Debe ser de Harry o Laura, pues esta el sello de los Potter.
Bella cogió la carta y la abrió. Efectivamente, era la letra de Harry.
Hola tía!!
¿Cómo va todo por allí? Tu y los abuelos estáis bien? Por aquí todo va bien, pero no te escribo para contarte lo que pasa por aquí.
Tía, necesito que vengas a Hogwarts, tengo algo muy importante que decirte. No puedo decirte de que va, y menos por carta, pero te pido que no le digas a nadie que vienes. Bueno, si eso le dices a Carol que venga, que desde que se fue de aquí de Hogwarts (ya sabes, cuando vino a sustituir a Poppy), no sabemos nada de ella. Eso sí, no le digas nada a los abuelos, sobretodo a la abuela, ya sabes como es y no quiero preocuparla sin razón.
Te espero el sábado a las 11 de la mañana en la Casa de los Gritos.
Saludos.
Harry James Potter
-Que cuentan los niños? – pregunto la señora Black
-Nada interesante – sonrió intento ocultar su preocupación por la carta – Agobiados con las clases.
-Normal – sonrió – Que piensas hacer hoy?
-He quedado con Carol para ir a mirar una casa
-Una casa para que?
-No quiero seguir molestando aquí, tía.
-de eso nada. Tu no molestas cariño – sonrió con cariño – Eres la novia de mi hijo, y por lo tanto, eres parte de la familia.
-Pero...
-Pero nada – sonrió zanjando el tema.
-Te pasa algo? – pregunto Harry a su hermana después de salir de la ultima clase especial, pues ya no iban a continuar con ellas.
-No se, siento como si fuera a pasar algo – murmuro la joven preocupada – No has notado demasiado tranquilos a los Slytherin últimamente?
-No me he dado cuenta – admitió – Pero ahora que lo dices, sí. Deberías estar contenta.
-Lo sé, pero me huelo algo. Están preparando algo gordo, muy gordo. Lo noto.
-No te preocupes – sonrió – Yo me voy a dormir, estoy agotado.
-Buenas noches – sonrió – Por cierto, le escribiste a Bella?
-Si, vendrá al sábado a las 11
-Perfecto, mañana es jueves, eso nos deja dos días para planearlo todo. Carol también vendrá, no?
-Si – sonrió antes de desaparecer por las escaleras que dirigen al cuarto de los chicos.
Laura se quedo un rato mas en la sala común, pensando en sus cosas. La verdad esque desde hacia unos días, los Slytherin no la molestaban, es mas, la ignoraban por completo, como si no existiera. Eso era motivo para alegrarse, pero algo olía mal, muy mal. Estaba tan cansada que se quedo dormida en el sofá. Hacia tiempo que no dormía tan bien y no descansaba como era debido. Le hacia falta ese descanso, pero si supiera lo que iba a pasar en unas horas...
-Buenas noches, Godric – saludo Harry - Me habías llamado?
-Si, hoy no habrá entrenamiento – empezó – De hecho, ya no habrá mas entrenamiento.
-Y eso? – pregunto extrañado
-Creo que estas lo suficientemente entrenado, el resto es cosa tuya – explico
-Es lo mismo que me ha dicho Dumbledore – dijo Harry
-Mira Harry, te he enseñado todo lo que se, al igual que los maestros que tienes – dijo – No podemos hacer mas, el resto, lo tienes que hacer tu.
-De verdad crees que estoy preparado? – pregunto no muy seguro
-Vamos Harry, tienes un poder impresionante, inimaginable – sonrió orgulloso – Dominas mejor que nadie la magia sin varita, eres todo un especialista en lucha cuerpo a cuerpo, y te manejas realmente fenomenal con la espada y las dagas. No puedo enseñarte más.
-Si tú lo dices... – dijo ruborizado de tantos halagos.
-Pero podrás venir a verme cuando quieras – sonrió – Una cosa antes de que te vayas, quiero que traigas a tu hermana mañana o pasado. Tengo ganas de conocer a mi otra heredera.
-De acuerdo, estará encantada de conocerte – sonrió
-Una cosa, es tan guapa como dicen los rumores? Dicen que las mujeres Potter son bellísimas.
-LO es – sonrió
-Laura, despierta
Alguien la zarandeaba y la llamaba, pero estaba tan a gusto durmiendo que no tenia ganas de despertarse y tener que levantarse para ir a clases. Lo único que hizo, fue darle la espalda a quien la llamaba y continuo durmiendo.
-Levántate! – agrito Ginny Weasley, pero al ver que no sacaba nada con eso, saco la varita y conjuro un chorro de agua fría
-Ya voy profesor Snape – se levanto Laura de golpe, con el pelo todo revuelto y mojado
-Ya era hora – refunfuño divertida la pelirroja
-Que pasa? Porque me has despertando tan pronto? Aun faltan... – miro su reloj - ¡¡FALTAN 20 MINUTOS PARA LAS CLASES!!
Se levanto corriendo y subió a su cuarto, donde se ducho tan rápido como pudo, se puso la falta, los zapatos, cogió la mochila y bajo corriendo las escaleras abrochándose la camisa. Todos los que pasaban, se quedaban mirándola sorprendidos. Miro el reloj y vio que un le quedaban unos minutos para desayunar.
Nada mas entrar por el comedor, las luces se apagaron y empezó a sonar una música. De pronto, fueron apareciendo luces de colores, que se alternaban según el ritmo de la música. Era una música sensual, y a la vez atrevida. Laura se quedo plantada en la puerta, mirando con los ojos desorbitados todo el espectáculo. No estaba quieta por la sorpresa, sino porque no podía moverse.
Siento, que corre por mis venas Mi alma se acelera Mi cuerpo pide más.
Eres, esclavo de mis sueños De noches de deseo, que no puedo parar
Te atrapare, te conquistaré, amor moriré
La joven Griffindor empezó a moverse, muy a contra voluntad, con movimientos sensuales. Todos dejaron lo que estaban haciendo y centraron toda su atención al espectáculo que estaba dando la joven. Laura quería parar. Joder, y tanto que quería parar. De pronto, recordando el presentimiento que tuvo la noche anterior, miro a la mesa de los Slytherin y vio a Anna Dawson junto a Oliver y los demás, riéndose a carcajadas y llorando de la risa. No parecían sorprendidos ni nada, y en esos momentos, no tuvo ninguna duda de que eso era obra suya.
Besa mi piel No temas mas por nada, siénteme Quiero, que vengas para darme, tu calor
Me quemo en tus caricias, de pasión
Anna sabia que Laura odiaba ser el centro de atención, odiaba destacar mas que los demás, dar la nota. Le rogó con la mirada a Fleur o Harry para que pararan eso, pero no pudieron hacer nada. Encima, con las prisas, se le olvido la varita en el cuarto. Quería parar de bailar de esa forma, estaba provocando a todo el mundo! Pero ni sus manos ni sus piernas respondían a sus pensamientos. Era como si alguien le estuviera obligando. Laura abrió los ojos con terror cuando empezó a desabrocharse la camina son movimientos provocativos, que provoco la marea de silbidos y gritos del sector masculino pidiendo que se quitara mas ropa. Estaba claro que Laura no quería.
Veo, que he roto la locura Te llega mi amargura Si se que tu no estas, OH no
Quiero, que bailes a mi lado Sentir desesperados, la noche entre los dos
Te atrapare, te conquistare, amor moriré
La joven estaba en sujetador, y poco a poco fue desabrochándose la falda. El comedor aun estaba a oscuras, iluminado con la luz que solo iluminaba a Laura, y de las luces de colores que iban y venían. No podía ver muy bien, pero sabia que todos se habían reunido alrededor de ella.
Besa mi piel
No temas mas por nada, siénteme Quiero, que vengas para darme, tu calor Me quemo en tus caricias, de pasión
Besa mi piel No temas mas por nada, siénteme Quiero, que vengas para darme, tu calor Me quemo en tus caricias, de pasión
Se bajo la falda hasta la cadera y empezó a mover el trasero para deleite del publico masculino. Se le veía la parte de arriba de la prenda intima. Era de color negro, con encaje, al igual que el sujetador, que hacían un buen contraste con su piel clara. Sin duda alguna, era un conjunto provocativo.
Déjame llevarte, y conmigo descubrir Mis caricias mas prohibidas que guardo para ti
Puedo demostrarte que te dejes seducir Que por ti daría todo lo que tu puedas sentir
Se acabo de quitar la falta y la lanzo al aire, y todos empezaron a pelearse por cogerla. Para terror de Laura, ya solo llevaba ropa interior, encima, estaba en medio del comedor lleno de gente, bailando sensual y provocativamente al son de la música, al mismo tiempo que se desnudaba. Era un streaptease en toda regla, y según lo que iba a hacer ahora, la bromita de Anna Dawson aun no había terminado. Laura se giro de espaldas a su publico y empezó a desabrocharse el sujetador...
-¡¡BASTA!! – grito Dumbledore furioso, levantándose de la silla, al mismo tiempo que la música paraba, y Laura por fin tenia el control de su cuerpo
Remus Lupin se quito la capa y se fue corriendo hacia Laura, tapándola enseguida. Estaba roja de la vergüenza. Nunca la habían humillado tanto, y se la llevo de allí antes de que se le ocurriera hacer alguna tontería. Laura miro a Anna, quien se secaba las lagrimas de la risa, y le lanzo una mirada de puro odio, murmurando:
-Me las pagaras, Dawson – pensó Laura antes de salir del comedor acompañada de Remus y de los murmullos de los alumnos
Por el camino, Remus no comento nada. Suponía que Laura no querría ver a nadie por el momento, así que se la llevo a su habitación. El no tenia clase hasta tercera hora. Grave error.
-Estas bien? – le pregunto Remus al cabo de un rato de estar en la habitación
Laura estaba sentada en un pequeño sofá que había delante de la chimenea, tapa aun con la capa de Remus. Temblaba incontrolablemente, pero no de frío, sino de rabia, de ira.
-CÓMO VOY A ESTAR BIEN SI ME ACABO DE DESNUDAR DELANTE DE TODO EL MALDITO COMEDOR LLENO DE UNA MANADA DE ESTUPIDOS ADOLESCENTES SALIDOS??????? – grito a pleno pulmón, haciendo que todo estallara a su alrededor: los cristales, las copas, todo.
Un fuerte viento, parecido a un huracán saqueo el lugar, y Laura fue rodeada por llamas rojas, que parecían no quemarla.
-Tranquilízate! – grito Remus cogiendose a la chimenea para que el viento no se lo llevara.
No podía acercarse a ella porque se quemaba con esa aura de fuego que la rodeaba. Lo mejor seria que se desahogara, que descargara toda su rabia, después, ya hablarían con mas tranquilidad, y arreglarían los destrozos del cuarto, aunque viendo como estaba todo, dudaba de que hubiera arreglo. El mismo tuvo que salir del cuarto para no terminar herido.
-Cómo esta? – pregunto Harry cuando Remus salió
-Descontrolada. Lo esta destrozando todo
-Pues habrá que calmarla – dijo Sirius yendo hacia la puerta
-Yo de tu no entraría Pad – lo advirtió el licántropo – En estos momentos nadie puede calmarla.
-¡Ay Moony! No tienes tacto con las mujeres – sonrió
Sintiéndose superior al resto, entro en el cuarto de su amigo. Severus Snape sonrió imaginándose que Black no saldría vivo de allí. Los temblores no solo afectaban al cuarto de Lupin, sino que afectaban a todo el castillo, no se podía sentir que todo se movía, pero si que había una gran magia descontrolada. En medio del cuarto estaba Laura en ropa interior, con los ojos blancos, rodeada del fuego. Parecía realmente poderosa, pero no parecía que estuviera muy consciente de lo que hacia, estaba como en un trance.
-Laura! – grito acercándose – vamos preciosa, tranquilízate!
Pero pronto se dio cuenta que Remus tenia razón, había sido muy mala idea entrar en el cuarto. Vio a cámara lenta como un cristal con la punta muy afilada se dirigía hacia él, y si no se hubiera agachado, se le hubiera clavado en toda la garganta, pero se clavo en la puerta.
Aviso mas que suficiente para salir corriendo del cuarto. Fuera, se había concentrado una masa considerable de gente. La mayoría, alumnos, aunque también había profesores.
-Tenias razón, Moony – dijo Sirius respirando entrecortadamente – No ha sido buena idea entrar ahí
-Temo que se haga daño – dijo Remus preocupado
-Ahora, a esperar que pase la tormenta – dijo Albus sentándose en la puerta
Pasaron cinco minutos y nada. Aun se escuchaba el ruido de la madera rompiéndose, los cristales. Diez minutos. Todo continuaba igual. Al final, viendo que iba para rato, los profesores enviaron a sus alumnos a clase. Al cabo de media hora, todo el ruido ceso.
Abrieron poco a poco la puerta, con Remus a la cabeza, y un asustado Sirius protegiéndose detrás de el.
-Cobarde – murmuro enfadado el licántropo
-Es tu ahijada, no la mía – sonrió Sirius
-Y su hubiera sido Harry? – pregunto Remus
-Hubieras entrado tu primero – sonrió – Deberías estar orgulloso Rem, eres el más valiente.
Laura continuaba plantada en medio de la sala, con el aura de fuego rodeándola, pero no había rastro del viento, que había dejado atrás un verdadero caos. Se acercaron poco a poco a ella, temerosos de que tuviera otro ataque como ese. En esos momentos, la joven pareció salir del trance en el que se encontraba y miro a la puerta. Sus ojos volvían a ser azules. Tenia cortes no muy profundos por todo el cuerpo.
Laura los miro desconcertada, como si no supiera que hubiera pasado, y al momento, cayo desmayada en el suelo. No les dio tiempo a cogerla. Remus se acerco corriendo a ella y cogiendola en brazos, la llevo a su cuarto ( de Rem). Llamaron a Poppy para que la curara.
-Tenemos que dejarla descansar – sugirió Albus – Debe estar agotada, ha utilizado mucha magia hoy.
Al cabo de unas horas, Laura se despertó. Conociéndola, y sabiendo lo fuerte que era, se esperaban cualquier reacción por su parte, pero no la que tuvo. Se encerró en el cuarto y dijo que no quería salir. Por mucho que golpearan la puerta, que lanzaran cientos de hechizos, y que le gritaran que saliera, ella se negaba.
-Vamos Laura, deja de comportarte como una cría – dijo Remus detrás de la puerta – No es para tanto!
-¡Oh, claro! Como tu no te has desnudado delante de todo el maldito comedor lleno de...
-Ya lo sé, lleno de una manada de estúpidos adolescentes salidos – repitió Remus cansado – Llevas las ultimas dos horas repitiendo lo mismo.
-venga Laura, sal – dijo Albus
-Que no! – grito
-¡¡Cabezota como su padre tenia que ser! – gruño el licántropo – LO siento James, pero es así.
-No puedes estar todo el tiempo ahí escondida – razono Sirius – Además, tienes que ir a clases, no puedes perder...
-¡Me importan una mierda las clases! – grito Laura – No pienso salir de aquí... NUNCA
-¡¡OH vamos! – dijo exasperado Albus Dumbledore. Pocas eran las veces que el anciano perdía la paciencia, y definitivamente, esa era una de ellas – Laura Lilianne Potter Evans, sal de una maldita vez de ese cuarto, o sino...
-O sino que? – lo reto Laura con burla – Me va a castigas? Mira que miedo
-Laura, te estas pasando – se enfado Remus
-¡¡Maldita sea!! Esque no me entendéis? Me han humillado, seguro que ahora se están burlando e mi.
-Y si sigues ahí encerrada lo harán mas – dijo Dumbledore – Tienes que afrontar las cosas. Sal ahí fuera, y planta cara.
-No, antes preferiría enfrontarme a Voldemort cara a cara – dijo Laura tozuda
-Laura, no te pases, a todos nos han humillado alguna vez – dijo Sirius
-Claro, como a vosotros no os han... – empezó Laura
-Desnudado delante de todo el maldito comedor lleno de una manada de estúpidos adolescentes salidos – continuaron a coro Sirius, Remus y el profesor Dumbledore
-Me alegra que me comprendáis – dijo Laura – Bueeeeeno, esta bien, vosotros ganáis. Pero saldré con una condición
-¡Ay madre! – murmuro Remus temiéndose lo peor
-Quiero que me cambiéis de colegio, y de nombre – dijo muy segura
-¿¿Estas loca?? – gritaron todos
-No, humillada
-Muy bien – dijo un enfadado Remus acabando de perder la poca paciencia que le quedaba – Si no quieres salir, tampoco vas a comer
-¡Oh Remus! No puedes hacerme esto – se quejo laura
-Despídete de los pasteles, de las golosinas, de los helados, de todo.
-No crees que te has pasado? – murmuro Sirius, pues sabia como le gustaba comer a la joven Potter
-Un poco, pero creo que es la forma para que salga – murmuro
Enseguida, escucharon como se abría la puerta del cuarto, y salía Laura con la cabeza gacha y varios mechones tapándole la cara. Llevaba puestos unos vaqueros y un jersey de cuello alto de color rojo. Iba descalza. Se sentó en un sillón apartado de todos.
-Veo que has recapacitado – sonrió complacido Remus
-Me mantengo en lo de cambiarme de colegio y de nombre – dijo – He salido porque tenia hambre, además, no pienso salir de tu despacho.
-No empecemos
-Nunca me había sentido tan humillada – lloro – Como creéis que podré mirar a todos mis compañeros?
-Laura, pasa de ellos – le aconsejo Sirius
-Es muy fácil decirlo – se seco las lagrimas con la manga del jersey
-Anda, come algo – dijo Remus haciendo aparecer una bandeja de comida llena de dulces y fruta.
-Sé quien ha sido – dijo laura dándole un bocado a un trozo de pastel – Ha sido Anna Dawson
-Tienes pruebas de ello? – le pregunto el director
-No, pero estoy segura de que ha sido ella – dijo y enseguida apareció una sonrisa diabólica en sus labios – Además, nadie se mete con una Potter y sale impune
-Me das miedo – dijo Remus
-Tranquilo padrino, si tu no has tenido nada que ver en esto, no tienes porque temer – sonrió
Risas y burlas, burlas y risas. Esa fue la rutina que tuvo que soportar Laura durante los siguientes días. Por fin, tuvo algo en lo que pensar, y olvidarse aunque fuera un poco de todo lo que le había pasado. Bella y Carol fueron a Hogwarts ese sábado.
-Crees que todo saldrá bien? – le pregunto Harry a Laura en un susurro, mientras bajaban por los pasadizos hasta la Casa de los Gritos, donde habían quedado.
-Confía en mi – sonrió – Carol! Bella!
La joven nada mas verla, corría a abrazarlas. Hacia mucho tiempo que no se habían visto. Harry la imito.
-Cómo estáis? – pregunto Bella
-Muy bien! – sonrió Harry, pero Laura se puso seria
-Sé lo que paso, cariño – dijo Carol abrazándola – Remus me lo contó.
-OS importaría no hablar de eso? – dijo Laura mosqueada – Estoy intentando olvidarlo, pasar de todo, y lo menos que quiero ahora es volver a recordarlo.
-Lo siento cariño – dijo Carol
-Bueno Harry, me tienes del todo intrigada – dijo Bella – Para que querías que viniera?
-Aquí no, será mejor que vayamos a otro sitio – dijo muy serio
Harry y Laura fueron hacia la puerta, y sus dos madrinas los imitaron. Los dos jóvenes iban delante, lanzándose miradas cómplices con sonrisas.
-Profesora Carol – grito alguien
-Hola Fleur, que gusto verte – sonrió abrazando a la francesa
-Laura, nosotros nos vamos – dijo Harry llevándose a Bella
-Todo esto es muy raro – dijo Carol – Que estáis tramando?
-No es nada, madrina – sonrió Laura – Es solo que Sirius va a pedirle matrimonio a Bella – susurro – Y no sabes que Remus a ti también – pensó
-Enserio? Que bien!! – sonrió contenta – Eso Bella no se lo espera
-Y tu tampoco te esperas lo que va a pasar – pensó la joven Potter
Pasamos a Bella y Harry
-Dónde vamos? – pregunto Bella
-Acaso no confías en mi, madrina? – dijo Harry haciendo un puchero
-Tu padre ponía la misma cara – sonrió melancólica y con cariño
-Tranquila, todo saldra bien – sonrio Harry
-Pipi en el pote!! – grito Peeves lanzando burbujas de agua con barro
Harry cogio a Bella del brazo y la encerro en un cuarto. La mujer se quedo sorprendida y plantada en mitad de un cuarto a oscuras. Se metio la mano al bolsillo para sacar la varita, pero no la encontro. Se asusto cuando noto que no estaba sola en el cuarto.
-Buen trabajo Peeves – dijo Harry jugando con la varita de Bella
Bueno, ahora la primera parte ya estaba hecha, y quedaba la otra, aunque eso ya era trabajo de Laura. Se guardo la varita de Bella en el bolsillo y silbando se fue a buscar a Cho. Tendría que esperar a saber los resultados.
-Quien esta ahí? – pregunto Bella asustada
-Bella?
-Sirius? Que demonios haces aquí? – pregunto la morena
-Yo... este... – balbuceo
-Sirius, que pasa? – pregunto Bella – Tu nunca tartamudeas
Y para su sorpresa, Sirius la cogio de las manos y se arrodillo enfrente de ella. Bella se quedo sorprendida, y se le humedecieron los ojos cuando vio que Siirus sacaba una pequeña cajita y la abria enfrente de ella. Era un precioso anillo de oro blanco, rodeado con pequeños diamantes. Sencillo, pero hermoso.
-Este anillo lo tengo guardado desde hace casi 14 años – empezo Sirius emocionado – El dia de tu cumpleaños iba a pedirte matrimonio, pero las circunstancias que no quiero recordar ahora, me lo impidieron.
Bella no pudo aguantarlo y rompio a llorar emocionado. Habia soñado toda la vida con ese momento, el momento en el que Sirius le pediria matrimonio. Sirius podia ser muy bruto a veces, pero en el fondo era un romántico emperdernido.
-Bella, quieres casarte conmigo? – dijo Sirius aun arrodillado, luchando por retener esas lagrimillas que amenazaban con salir de sus ojos
-Si quiero
Llorando, se lanzo a los brazos de su futuro esposo. Cuando se separaron, Sirius levanto la mano y le seco las lagrimas, acariciando la suave piel de su rostro.
-En todos estos años no he dejado de amarte ni un solo instante – le susurro Sirius
-Te amo
Y se besaron, culminando el acto de petición de mano. Ahora sabian como se sentian James y Lily el dia que el primero le pidio matrimonio. Lamentaban no tener una camara para grabar ese momento para recordarlo mas adelante, tal y como lo hicieron James y Lily, pero lo que no sabian, era que alguien estaba grabando todo ese momento.
En unos pasillos mas abajo
-Tu amiga Fleur sigue estando tan alocada como siempre – sonrio Carol tras despedirse de la francesa
-Esa nunca cambiara – rio Laura – Sabes quien es Viktor Krum?
-No es ese famoso jugador de Quidditch?
-El mismo, pues resulta que estudia aquí, y bueno, no lo se a ciencia cierta, pero un pajarito, que resulta ser una serpiente rubia, me ha comentado que al famosillo jugador, le gusta mi amiguita la francesita
-Parecer una periodista del cotilleo – rio Carol – Cuando piensas dejar eso de los chismes y los rumores sobre amores y desamores?
-Oh vamos! Sin eso, la vida no seria divertida! – rio
-Donde vamos? – pregunto Carol
-No se, pense que querrias ver a Remus – sonrio picaramente Laura
Carol tan solo bajo la cabeza sonrojada y Laura empezo a reirse a carcajadas. Habia que ver los años que habian pasado, y todo lo que paso con Remus, pero cada vez que le hablaban de el, aun seguia sonrojándose como si fuera una chiquilla.
-Rem? – llamo Laura la puerta – Tio Rem, estas ahí? – pero nadie contestaba – Parece que no esta. Entremos
-No creo que sea lo mejor – se nego Carol
-Ph vamos! No me digas que no tienes instinto merodeador? – sonrio la joven abriendo la puerta
El despacho del profesor de Defensa estaba vacio. laura entro como si de su propia despacho se tratara. La joven miraba de reojo a su madrina, quien inspeccionaba el despacho. Era el momento de irse.
-Bueno, yo creo que me voy – dijo Laura caminando deprisa hacia la puerta. Carol estaba llegando al escritorio de Remus y pronto lo veria
-A donde vas? – le pregunto
-Bueno, he quedado con Rogger Davies, de Ravenclaw – dijo la joven saliendo y cerrando la puerta
Carol se quedo plantada en mitad del despacho, sola. Se acerco al escritorio y se sento. Encima de la mesa habian montones de pergaminos, libros, plumas, tinteros, pero de todo eso, algo destaco. Era una pequeña caja cuandrada, no mediria mas de 3 centimetros. Picándole la curiosidad, la abrio. Era un anillo, de diamantes.
-Te gusta? – dijo una voz detrás de ella – Porque no te lo pruebas?
-Menudo susto, Remus! – se quejo – De donde has salido?
-Eso no importa, dime, te gusta el anillo?
-Si, es muy bonito
-Quedatelo
-Remus yo...
-Quedatelo, pero quiero algo a cambio
-El que?
-Que te cases conmigo
Carol casi se cae de la silla de la sorpresa. Habia escuchado mal o Remus le habia pedido que se casara con ella? No lo podia creer.
-Estas seguro de lo que me acabas de pedir?
-Nunca he estado mas seguro de algo – Remus acabo de acortar la distancia que lo separaba y le cogio la mano derecha – Carol, te amo. No sabes lo que he sufrido todos estos años sin ti, y ahora que te tengo aquí, no quiero dejarte ir, no quiero volver a sufrir mas.
-Fue idea tuya que nos separaramos – replico dolida
-Lo se, y no sabes cuanto me he arrepentido de eso – a este paso, Remus estaba al borde del llanto – Carol, nunca he dejado de amarte.
-Ni yo – sonrio y le beso – Y sobre lo de casarnos, acepto.
-No sabes lo feliz que me haces – sonrio Remus llenándole la cara de besos
-Bueno, algun dia tenia que llegar esa felicidad, no? –
-TENEMOS BODA! TENEMOS BODA!
Laura y Fleur bailaban y gritaban felices. Estaban en una aula vacia viendo por una pequeña esfera lo que estaba ocurriendo en ambos lugar, tanto con Remus y Carol, como con Sirius y Bella. Todo habia salido como habian planeado.
-Creo que sera mejor dejar que los tortolitos tengan su momento de intimidad – dijo Harry
-Nooooooo!!! – dizo pucheros Laura – Yo quiero verlo!!
-Laura, quien se supone que es la mayor aquí? – le regaño – Se supone que eres tu.
-No te pongas asi!! – puso cara de perrito abandonado – Que tal si se lo decimos a la abuela?
-No creo que sea buena idea – dijo Harry – Sabes que no tardaria ni 2 minutos en estar aquí. ademas, creo que deberíamos dejar que lo hicieran ellos, al fin y al cabo, es su boda.
-Lo se, pero esque tengo ilusion de hacerlo yo – se la veia emocionada como una niña, dando saltos y palmitas.
-No se para que me pides opinión, si vas a hacer lo que te de la gana – se dio por vencido
Después de varias horas, Sirius y Bella salieron del cuarto. Iban super acaremelados, cogidos de la mano y sin dejar de besarse. Habian pasado mucho rato planeando la boda. Sirius le conto que todo aquello fue un plan de los Potter. Harry habia contibuido, pero fue Laura la que lo planeo todo.
-Creo que no somos los unicos que estamos felices – sonrio Remus de la mano de Carol al ver a sus amigos
-Todo bien? – pregunto Sirius
El licantropo sonrio feliz y Carol y Bella se abrazaron felicitándose y enseñadose el anillo. Como suponian que los chicos ya sabrían la noticia, fueron al despacho de Dumbledore a darle la noticia. Pero les esperaba una sorpresa.
-Ay mis niños!!
Nada mas entrar por la puerta del despacho del director, la señora Black salio a recibirlos con un abrazo. Lloraba de la felicidad. El señor Black tambien se encontraba alli, al igual que Harry y Laura.
-No sabes la alegria que me da que hayais decidido casaros – dijo la señora Black llanando de besos a Sirius y Bella, al igual que a Remus y Carol
-Mama, para! – dijo Sirius – Si, nos casamos y veniamos a daros la noticia, pero creo que alguien se nos ha adelantado – miro a Laura y Harry, los cualos sonrieron descaradamente
-Bueno, hemos estado hablando sobre los detalles de la boda – empezo Bella – Y hemos decidido casarnos el mismo dia.
-¡¡Que bonito, boda doble!! – sonrio entusiasmada Laura
-Si al profesor Dumbledore no le importa, nos gustaria casarnos aquí en Hogwarts – pidio Remus
-Ademas de que sea el que haga la ceremonia – termino Sirius
-Sera un placer – sonrio el director
-Bueno, habra que ir haciendo los preparativos, verdad abu? – dijo Laura – Cuanto tiempo tenemos? Dos, tres meses?
-Dos dias – dijo Carol
-Dos dias??? Grito – Pero eso es muy poco tiempo, bueno, da igual todo estara listo. Tenia pensado algo, creo que os encantara.
-Laura, no vayas tan deprisa – sonrio Remus parándole los pies
-Y quienes seran los padrinos? – pregunto Dumbledore
-Eso esta clarísimo – sonrio Sirius – Seran Harry y Laura
Los dos chicos, se quedaron sorprendidos. No se lo esperaban. Harry sonrio y los abrazo, al igual que Laura, solo que ella lloraba. Estuvieron un rato hablando sobre algunos detalles, y luego se fueron cada uno a su cuarto. Bella y Carol fueron con los padres de Sirius, pero el dia de antes de la boda volverían para quedarse.
Esa misma noche, Harry llevo a Laura a la camara de Griffindor para conocer a Godric. Uno de los fundadores de Hogwarts, quedo encantado con la joven, al igual que la chica. Antes de despedirse, les dio un regalo para los novios.
-Quiero que se lo deis a vuestros padrinos – dijo Godric dándoles un sobre – No lo abrais, es un hechizo, y teneis que decirlo vosotros dos el mismo dia de la boda a las doce del mediodia.
-Pero que es? – pregunto Laura cogiendo con desconfianza el sobre
-Es un regalo – sonrio Godric – Se que os hara felices a todos, pero escuchad y entented esto muy claro: solo sera por doce horas, pasado ese tiempo, el regalo desaparecera, asi que aprovechadlo bien.
Los siguientes dias, fueron una autentica locura. Dumbledore anuncio en la cena que los profesores Black y Lupin se casaban con sus respectivas parejas. Los alumnos de los cursos superiores, empezando por quiento, asistirían a la ceremonia y posteriormente al banquete. Todos tendrían que ir vestidos de gala.
Todo el mundo queria ayudar en los preparativos, encabezados por Laura y Fleur, con ayuda de Cho, Hermione, Ginny y algunas chicas mas. La abuela Black tambien ayudaba de vez en cuando. El castillo estaba quedando realmente precioso. Todo el mundo estaba ansioso de que llegara el dia.
Y por fin llego ese dia...
-Fleur, pasame el vestido, llego tarde!! – grito Laura en su cuarto
-Pero si aun falta mucho para la ceremonia – dijo la francesa
-Ya lo se, pero aun tengo que ir a ayudar a Bella y Carol, y mirar a los novios – dijo la joven Potter
-Estas preciosa – sonrio Ginny viendo a Laura ya vestida.
-Gracias – sonrio – Bueno, daros prisa – les dio un beso a cada una y se fue – Os espero bajo.
Cogio el sobre que le dio Godric y bajo deprisa las escaleras, cosa que era un poco complicada debido a los tacones que llevaba. En la sala comun, pudo ver como muchos ya estaban vestidos, y los mas pequeños los miraban con envidia. Antes de ir con los novias, decidio ir con Godric.
-Godric, estas ahí? – pregunto la joven entrando a la camara.
-Muy bella – sonrio el mago – A que debo tu honorable visita?
-es por esto – le enseño el sobre – Son casi las doce.
-Faltan solo dos minutos – anuncio – Abrelo y recita lo que hay.
Laura abrio el sobre y empezo a recitar varias veces lo que ponia. No estaba escrito en lengua comun, era un idioma antiguo, pero que no tenia ningun problema en comprenderlo, pues era un don que tenia dada su condicion de miembro de la Orden de la Luz (na: ups! Se me ha escapao ese detalle, jaja)
Cuando lo recito por sexta vez, una luz cegadora envadio todo el lugar impidiendo la vision de lo que ocurria. Cuando la luz desparecio, no habian dos personas solo en la sala, habian cuatro.
-Papa? Mama? – pregunto Laura con lagrimas en los ojos
