Hola a todos! Ya estoy aki otra vez, y no he tardao tanto, eh? ;-) gracias a todos x los reviews, q aunq han sido pocos, han sido mu wenos, gracias a otra vez a Marth Mt; Ginger, Erol haruka, Isabella Riddle, sara fenix black.

Espero que este cap tamb les guste, spero q si, ajajja. Spero sus reviews, saben q me animan muxo! Besos a todos!

Capitulo 2

-Harry, mi madre nos llama para cenar!

-Enseguida bajo, Ron.

En realidad, no tenia ningunas ganas de bajar como tampoco tenia apetito, pero sabía de sobra que si no bajaba, no lo dejarían tranquilo. Desde la muerte de Sirius hacia poco, estaban todavía mas (si es que era posible) pendientes de el. No se pasaban el tiempo preguntándole como estaba, al menos en ese sentido lo dejaban tranquilo, pero estaban pendientes de cualquier cosa.

Le sacaron de casa de sus tíos hacia tan solo dos días. Había pasado allí tres semanas horribles. Y hacia solo unos cuatro días que había recibido la carta de Sirius. Al principio, no quería abrirla, simplemente cuando la lechuza se la entrego y reconoció la letra de su difunto padrino, la tiro al cubo de la basura, en compañía del resto de cartas de sus amigos, intactas, sin abrir. No quería tener nada que le recordara a Sirius, eso le hacia todavía mas daño. Pero al final, pudo mas la curiosidad y acabo leyéndola, y ahora no podía dejar de leerla, estaba enganchado.

Estuvo tentado de contarles a sus amigos sobre ella, pero decidió callar. La carta era demasiado personal, iba dirigida solo a el, y quería guardarlo para el solo, era algo que no quería compartir con nadie. Para que no le pillaran, leía cuando sus amigos no estaban o de noche, cuando todos dormían.

Guardo la carta, la escondió y bajo a comer. En los dos días que llevaba en Grimmauld Place, era una costumbre ver a varios miembros de la Orden del Fénix. Se sentó en uno de los pocos sitios que quedaba vacío, entre el profesor Lupin y Tonks. Callado, empezó a comer un poco, sin poder quitarse de la cabeza lo que Sirius le estaba contando a través de la carta. De todo, había algo que se le había quedado muy grabado. Nicole Malfoy. Esa mujer era todo un misterio para el. ¿Aun viviría? ¿Por qué nunca había oído hablar de ella? ¿Qué seria de su vida? ¿Qué paso entre ella y Snape? ¿Y entre ella y Sirius? Necesitaba saberlo.

Levantarse de la mesa sin haber probado bocado, seria llamar la atención, y lo menos que necesitaba era a gente detrás de el. Por lo menos, ahora lo dejaban solo, entendían que quería estar solo por lo de la muerte de Sirius y eso. Comió un poco, y espero a que todos terminaran, y subió rápidamente al cuarto que antes era de su padrino. Cerró la puerta del cuarto y volvió a sacar la carta, empezó a leer por donde se había quedado…

Pase tres días mas en cama, días en los que mis amigos no se separaron de mi. No se si sabrás como se siente amar y no ser correspondido, Harry, pero es una dolorosa sensación que no se la deseo a nadie. A nadie. Nicole venia a verme todos los días, y se sentaba a mi lado, en mi cama, contándome todo lo que pasaba en el colegio. Yo me limitaba a escucharla.

Quería odiarla. Odiarla por no quererme a mí y preferir al grasiento, pero no podía. Al verla allí a mi lado, sonriendo, no pude odiarla, al contrario, la quería todavía mas. En esos días, no me dijo nada de Snape, ni siquiera lo nombro.

Con los días, intente ser el mismo de antes, con mis bromas, mis risas y mis burlas, y nadie noto que algo había cambiado en mí y como me sentía por dentro: destrozado. Ante todo, era un Black y para nosotros, el orgullo es lo primero. Nadie sabría nunca (excepto mis amigos, que ya lo sabían) que una chica prefirió antes a Snape que a mi. Lo que no pude evitar, fue alejarme un poco de Nicole, pero no quería perder la amistad que tenía con ella.

Pronto llego San Valentín, y por esos días, Nicole y todas las chicas, estaban de lo más emocionadas. Era el primer Día de los Enamorados de tus padres juntos y tu padre quería que todo saliera perfecto. Había preparado concienzudamente una cena intima, con velas, rosas y a la luz de la luna. Supongo que te sonara de algo la Sala de los Menesteres. Tenias que habernos visto a Remus y a mi riéndonos a pierna suelta, viendo a tu padre enfrente del espejo, arreglándose el pelo, tarea imposible, como ya sabrás. Que recuerdos aquellos.

En una escapada días antes, acompañe a tu padre a comprarle el regalo a tu madre y yo aproveche para comprarle algo a Nicole. Era la primera vez que tanto James como yo íbamos a comprarle un regalo a una chica, y si te soy sincero, no teníamos ni idea de que regalarles. James le compro a Lily un precioso conjunto de pendientes, cadenita con colgante y pulsera. A tu madre le gustaban muchos las joyas, aunque rara vez se ponía. Dile a Remus, que te de lo que guarda de ella, dile que te lo dije yo.

Mi regalo para Nicole no era tan bonito como el que compro tu padre, pero sabia que a Nicole le gustaría. Le encantaban los ositos de peluches, asiq ye le compre un osito, que tenia una rosa en las patitas. Le compre una fina cadenita con un colgante en forma de corazon, donde en la parte de detrás estaba grabado: Te quiero. S. se lo colgue en el cuello al osito.

-Harry, estas ahí?

Se sobresalto al escuchar la voz del profesor Lupin llamandolo. Le contesto con un si, y por si las moscas se le ocurria entrar, guardo la carta, justo en el mismo momento en que el licantropo abria la puerta. Se quedo mirandolo fijamente, y después sonrio cansadamente. Entro en el cuarto y cerro la puerta tras de si. Se sento en la cama, al lado de Harry.

-No te aburres aquí encerrado? – pregunto como quien no quiere la cosa – Tus amigos se lo estan pasando en grande abajo, han venido los gemelos.

-Estoy bien, de veras – respondio, forzando una sonrisa

-Te he notado un poco nervioso, ¿ocurre algo?

-No profesor, enserio, estoy bien, es solo que no tengo muchas ganas de salir

-Entiendo – murmuro sin creerselo del todo. Tras un incomodo silencio, Remus volvio a hablar – Mira harry, estoy preocupado por ti, y quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que quieras. Se que no puedo llenar el vacio de Sirius pero…

-Gracias, profesor – sonrio – Significa mucho para mi

-Me prometes que cualquier cosa que te pase o si necesitas hablar, me llamaras?

-Lo prometo – sonrio agradecido

Remus sonrio y tras darle unas palmaditas en el hombro, se levanto para irse, pero algo le llamo la atención. De debajo de la almohada de la cama de Harry, sobresalia un sobre, con el escudo de la familia Black

-La carta de Sirius – murmuro

Harry lo miro aterrado. Le habia descubierto. En una acto de proteccion, amago la carta, pero ya era demasiado tarde.

-Tranquilo, ya sabia de ella – sonrio – Sirius me comento que queria escribirte una carta, pero no sabia que lo habia hecho. Solo por curiosidad, ¿te ha contado algo sobre Nicole?

-Si, todo lo que me cuenta es sobre ella – respondio. No valia la pena esconder nada, pero no queria que nadie mas lo supiera – Profesor yo…

-Tranquilo, no dire nada a nadie. Entiendo que quieras guardarlo para ti – sonrio – En verdad Sirius te queria mucho, eras como un hijo para el.

-Lo se, me lo ha dicho – sonrio – Profesor, ¿Que ha sido de…?

-Nicole? – rio – Por donde vas? ¿Hasta donde te ha contado?

-Hasta San Valentin, el primero de mis padres juntos.

-Recuerdo ese dia – sonrio con melancolia – Bueno, si Sirius te escribio la carta, no voy a ser yo quien revele lo que hay en ella. Se que a el le hubiera gustado decirtelo el mismo, no le quitemos el deseo.

-Profesor, Sirius me dijo que usted tenia algo de mi madre.

-¿De tu madre? ¡¡Ah si! Lo que le regalo tu padre ese mismo Dia de los Enamorados. Sabia que te haria mucha ilusion tener algo de ella, asi que pensaba regalartelo para tu cumplaños.

-Gracias – sonrio feliz

-Bueno, te dejo continuar leyendo, hare lo que pueda para que nadie te moleste.

Y con una sonrisa, el profesor salio del cuarto, cerrando la puerta. Harry se quedo mirando la puerta, perdido en sus pensamientos, y volvio a coger la carta…

Para mi, San Valencin era un dia donde recibia muchas cartas, todas ellas igual de cursis, de chicas tontas del colegio. Después de recibir casi 60 cartas en tercero, todos los años apostabamos para ver quien de todos (si tu padre, Remus o yo) recibia mas. No hace falta decir que "casi" siempre ganaba yo. Menos una vez, que gano tu padre, pero fue trampa. Una niña de primero (nosotros estabamos en quinto), se obsesiono con el, y le mando casi 50 cartas ella solo, y juntando con las demas que recibio, nos gano. Tu padre estaba acojonado, aunque lo negase cientos de veces, esa loca lo perseguia por todos los sitios y a la minima oportunidad que se le presentaba, se abalanzaba sobre el.

Pues ese año, no hubo apuesta. James estaba demasiado ocupado calmando sus nervios para la cena con tu madre, Remus estaba un poco susceptible, la Luna Llena estaba muy cerca, y yo… Bueno, yo estaba demasiado ocupado esperando impaciente para ver la reaacion de Nicole cuando viera el oso de peluche con la cadenita que le habia comprado.

Estabamos en la Sala comun, cuando una gran lechuza picoteo la ventana, cuando le abrieron, se poso elegantemente en el regazo de Nicole, quien miraba a todo el mundo sorprendido. Con las manos temblorosas abrio el paquete. Ahogo una exclamación de alegria cuando vio al osito. No pude evitar sonreir como un idiota al saber que era por algo mio por lo que ella habia sonreido.

Esa noche, me quede jugando al ajedrez con Remus en la Sala Comun, esperando a James y Lily que estaban en su "cena intima", y a Nicole, que tambien habia salido. Yo sabia donde y con quien estaba. Aprete fuerte los puños, estaba furioso imaginandomelos. Al rato, Remus subio a acostarse. La cercania de la Luna Llena estaba haciendo mella en el, y se le veia muy cansado. Senti pena por el, y un orgullo tremendo al verlo salir adelante cada mes.

A eso de las 12 de la noche, llego Nicole, radiante. No me vio sentado en el sofa.

-Pareces contenta – dije

-¡¡Menudo susto! – exclamo entre risas – No sabia que estabas aquí

Sin dejar de sonreir, se sento a mi lado, y apoyo la cabeza en mi hombro. Estuvimos un rato asi, callados, en sielncio oyendo el crespitar de las llamas del fuego. Yo era incapaz de decir nada y romper la magia del momento. Me sentia en el cielo, y ella era mi angel. Hay que ver que ridiculos y cursis somos cuando estamos enamorados.

-No tienes nada que contarme? – me atrevi a preguntar

Sabia que con esa pregunta, habia roto el magico momento, pero los celos me carcomian y podian conmigo. Sabia que haciendo esa pregunta, me atrevia a perder su amistad, pero mis celos eran superiores. Necesitaba escuchar de su boca que estaba saliendo con Snape, para asi poder echarle la culpa de todo y yo no sentirme tan mal. Era mejor pensar que ella habia jugado conmigo, que saber que habia preferido a otro antes que a mi.

-Contarte? No, porque? – intentó parecer sorprendida por la pregunta, pero noté como se ponia nerviosa

-Somo amigos, no? – pregunte y ella asintio sin comprender muy bien porque se lo preguntaba – Confias en mi, no?

-Sirius, estas raro ¿Qué te pasa?

-¡A mi? ¡Nada! – sonrei forzado – Solo por curiosidad, ¿con quien has estado esta noche?

La sonrisa de borro de su cara, pero solo fue un momento, luego volvio a sonreir

-¿Por qué tanta curiosidad? – esbozo una sonrisa nerviosa

-Solo me preocupo por ti – sonrio poniendo mimano encima de la suya – Eres mi amiga y me doleria mucho enterarme por los demas que estas con alguien. Me gustaria enterarme por ti.

-No es facil, Sirius – estaba seria – Significas mucho para mi, eres como un hermano y se que te enfadarias. No me gustaria perderte. Te quiero mucho.

Y yo lo sabia. Sabia que Nicole me queria mucho, pero no de la misma forma en que yo la queria a ella. Yo para ella era un gran amigo, alguien a quien acudir si habian problemas, pero no con quien compartir besos, abrazos y el resto de la vida.

-Solo dimelo – insisti calmado, dandole animos – Si no lo haces, entendere que no soy lo bastante bueno para merecer tu confianza ni tu amistad

-¡¡No digas eso! – exclamo angustiada - ¿No me has escuchado? Te quiero mucho! Te conozco y se que te enfadaras cuando te lo diga. Te voy a perder de todas formas, asi que prefiero hacerlo contandotelo, no quiero que pienses que no te tengo confianza.

Sabia que era vil obligandole a decirmelo, pero necesitaba quitarme esa rabia que sentia, necesitaba desahogarme.

-Estoy saliendo con Severus Snape

Ahí estaba lo que necesitaba escuchar. Pero eso no me hacia sentir mejor, al contrario, me dejo mas hecho polvo, no tuve fuerzas ni para gritarle. Nicole me miraba sorprendida, esperando de mi parte una reaccion violenta, no ese silencio.

-Ya lo sabia – murmure y ella abrio los ojos como platos. Antes de que hablara, lo hice yo – Os vi la noche en la que regresaste de las vacaciones de Navidad.

-¿Por qué no me dijiste nada? – no era una pregunta, era mas bien un reproche

-Esperaba que me lo dijeras tu

-Por eso estabas tan distante últimamente

-¿Qué querias que hiciera? Estaba enfadado!

-¿Quién mas lo sabe?

-Remus y James, nadie mas. Ttengo que reconocer que sois muy discretos.

-No podemos arriesgarnos a que nos pillen – murmuro – A Lucius no le parece bien que salga con nadie, me lo ha dejado bien claro. Dice que cuando sea mayor de edad , me comprometera con algun mago sangre pura y respetable

-Y de su bando – murmure – Snape es todo eso.

-A Lucius no le gusta Severus. Reconoce que es un gran mago y todo, pero con no confia plenamente en el, dice que es demasiado blandengue y debil. Dice que no es digno para una Malfoy – hizo una mueca de desagrado

-Yo tampoco confio en el – dije serio – Nicole, piensatelo bien, Snape es una serpiente, y no es de fiar. Jugara contigo como un vil Slytherin que es.

-El no es asi! Me quiere! – exclamo indignada, y saco la cadenita que le habia regalado – Eso lo demuestra, me lo ha regalado!

-Que? – pregunte estupefacto. Eso habia sido una patada en el estomago. Nicole se pensaba que eso se lo habia regalado Snape, y el muy cabron, al verla tan emocionada, no lo nego. Lo que no sabia, era que se lo habia regalado yo.

-El no es bueno para ti – dije y eso no hizo mas que enfadarla

-Pareces mi hermano, diciendime quien y quien no es bueno para mi – siseo con veneno – No teneis derecho para meteros en mi vida.

-Solo intentamos protegerte!

-No necesito que nadie me proteja, puedo hacerlo perfectamente solita, y si no…

-¡¡Oh claro! Si no, estara mister Quejicus, no? – exclame sarcastico – No voy a perderte y a discutir contigo por culpa de una sucia y vil serpiente, pero te juro, que no voy a permitir que esa "relacion" salga adelante.

-No te atrevas, Black – mi apellido salido de su boca, sono como el mas grande los insultos – No se que tanto te crees que eres ni tampoco que tanto le insultas. Puede que Severus no sea perfecto, de hecho, esta lejos de serlo, y yo lo quiero asi, pero oyeme bien, Black, tu tampoco eres perfecto, y dejame que te diga que eres tu el que se esta comportando como una sucia y vil serpiente. Alejate de mi y de Severus, porque si ocurre algo, vas a lamentar haberte cruzado en mi camino.

Y ya me estaba lamentando. Habia temido tanto perderla, que sin quererlo, la maldita vena Slytherin de mi familia, salio a la relucir. La conversación se me salio de las manos. Todas las cosas que me dijo Nicole, calaron muy hondo en mi. Me sente furioso en el sofa, pasandome desesperadamente las manos por el pelo. Nicole ya habia subido hecha una furia a su cuarto, ni siquiera nos habiamos dado cuenta de que James y Lily ya habian regresado, y de que esataban parados en la entrada de la Sala Comun. Habian visto toda o casi toda la discusión.

-Sirius…

-Ahora no, James

Subi enfadao a mi cuarto. Me tire en la cama, cerrando de un tiron el dosel, y poniendo un hechizo silenciador. Me pase horas y horas despotricando en contra de Snape y Nicole. Las lagrimas brotaban sin poder hacer nada para evitarlo. Los odie, los odie a los dos. Nicole no era mas que una niña mimada que siempre conseguia lo que queria, sin importarle los demas. Tipico malfoy. Si en un principio pense que era diferente a su familia, que era buena, ahora tenia la certeza de que era igual de vil que ellos. Al fin y al cabo, las serpientes se juntan con serpientes. Venenosas todas ellas. Y tracioneras.