CAPÍTULO 5
Shinobu despertó lentamente, sintiéndose cansada como nunca. Con la cabeza pesada y el cuerpo débil. Su vista nebulosa tardó unos momentos en esclarecerse. Y cuando lo hizo, reconoció el techo de su recámara en la finca Mariposa.
―Estoy… en casa― murmuró para sí misma.
Las lágrimas de felicidad no se hicieron esperar. Energizada por sentimientos de regocijo y esperanza, Shinobu bajó de la cama y con toda la gracia de un cervatillo recién nacido caminó hacia la puerta con la intención de llamar a quien estuviera presente en la casa.
―¿Hola?― preguntó al vacío del pasillo, una vez que abrió la puerta de su recámara.
El sonido de alguien corriendo no se hicieron esperar. Al final del pasillo, donde comenzaban las escaleras, apareció Aoi, quiene al ver a Shinobu corrió incluso con más fuerza gritando su nombre.
―¡Aoi! ¿De verdad eres tú?―
―S-sí, soy yo, maestra. ¿Se encuentra bien? Estuvo dormida casi dos semanas―
Pero Shinobu no respondió la pregunta de Aoi. Se limitó a saltarle encima abrazándola con sus limitadas fuerzas.
―¡Aoi, Aoi! ¡Qué felicidad verte! ¡Te amo!―
―¿¡CÓMO?!― preguntó Aoi, no pudiendo creer las palabras de Shinobu.
―¡Te amo! ¡Eres como una hermana menor para mi! ¡Te amo mucho Aoi! ―
Aoi no podía creer lo que estaba escuchando. Pensó que nunca tendría oportunidad de escuchar esas palabras fuera de sus sueños. Conmovida, siguió el ejemplo de Shinobu y se echó a llorar mientras la abrazaba y le repetía cuanto la amaba.
No supieron en que momento aparecieron las trillizas y Kanao, pero cuando lo hicieron Shinobu las unió a su concierto de llanto y confesiones.
Después de un rato Shinobu logró calmarse. Aoi y Kanao la ayudaron a volver a su cama.
―¿Por qué me siento tan débil?― preguntó Shinobu.
―Fue por su enfrentamiento con un demonio de hace dos semanas. ¿No recuerda nada?―
Shinobu se rascó la cabeza intentando recordar. Los recuerdos de su "encuentro" con Doma, así como los recuerdos de su vida de casada con Tanjiro aún estaban frescos en su mente, confundiendo su sentido de realidad.
―Creo… recuerdo que Kanao y yo acudimos a un llamado de auxilio…―
―Es correcto― respondió Kanao ―Nos enfrentamos a un demonio que liberaba gas alucinógeno. Logramos acorralarlo, pero creó una enorme y densa nube de gas para protegerse… Usted entró en la nube para acabar con él…―
Shinobu razonó la explicación de Kanao.
―Entiendo…― musitó Shinobu, comenzando a entender y recordar lo que había pasado.
Recordaba el enfrentamiento con el demonio. Lo mucho que había alardeado como pronto se convertiría en una Luna Superior. Recordaba la nube de miasma verde y como se aventuró en su interior para matar u obligar al demonio a salir.
―Debí respirar del veneno. O quizás lo absorbí a través de la piel al entrar a la nube de gas―
―Eso debió ser. Los otros cazadores despertaron del coma inducido por la técnica de sangre a los pocos días. Pero usted estuvo dormida dos semanas― comentó Kanao.
―Todas las víctimas del demonio dijeron haber tenido pesadillas horribles. Fueron forzados a revivir sus peores recuerdos o enfrentaron sus peores temores― añadió Aoi.
―Sí… yo… me ocurrió algo similar― dijo Shinobu, tallándose la sien con ambas manos.
―Gracias a todas. Perdón por haberlas preocupado―
―No diga eso, maestra. Ya despertó y se encuentra bien. Eso es lo único que importa―
Shinobu sonrió conmovida. Asintió con la cabeza.
―Gracias a todas. Perdónenme, pero ¿Podrían dejarme a solas con Aoi? Hay ciertas cosas de las que debo hablar―
Kanao y las niñas obedecieron sin cuestionar la petición de Shinobu. Viendo que se trataba de algo muy serio. Aoi se acercó una silla para sentarse junto a la cama de Shinobu.
―Aoi… ¿Dónde está mi rayo de Sol?―
―… ¿Su qué?― preguntó Aoi, que no tenía la menor idea de a qué se refería Shinobu.
Shinobu se sonrojó al darse cuenta de la pregunta que había formulado. Cosa que no pasó desapercibida por Aoi, quien se confundió aún más.
―M-me refiero a… A Tanjiro… ¿Dónde está Tanjiro?―
―Ah, pues… Vivo, espero. No se ha presentado en unos diez días― dijo Aoi, dando la mejor respuesta que podía ofrecer. Y controlando sus ganas de preguntar por qué Shinobu se había referido a él como "Rayo de Sol".
―Ya veo…― musitó Shinobu en tono triste.
Al parecer no habían tenido noticias de él en muchos días. Lo cual solo podían ser malas noticias para ella. Después de todo, ¿Qué esposo no se molestaría en visitar a su amada esposa encamada en más de una semana?
―Perdona, pero mi mente es aún un desastre. Podrías decirme… ¿Cuál es mi relación con él?―
Ahora era Aoi la que se estaba sonrojando.
―¿S-su relación?― balbuceó la enfermera, quien no quería malinterpretar la pregunta de su maestra.
Shinobu se puso todavía más roja y comenzó a jugar con sus dedos, en una clara señal de vergüenza y nervios.
―Estamos… ¿Estamos casados?―
Shinobu se preocupó un poco al ver que a Aoi casi se le salen los ojos de sus cuencas. Además de ponerse más roja que una manzana.
―¿N-n-no?― respondió, al borde de quedar estupefacta.
―¿No?―
Aoi hizo un esfuerzo por generar diálogos coherentes.
―Es decir. Que yo sepa no, no están casados. Pero… ¿Tal vez se casaron en secreto?―
―Entiendo― dijo Shinobu, dolida incluso a pesar de haber recibido la respuesta que esperaba.
―¿Shinobu?―
―Crees que… ¿Podrías enviar una carta con un cuervo y… pedirle que venga verme lo antes posible?―
Aoi se dio cuenta de que aquello era algo de extrema importancia para Shinobu.
―Lo haré de inmediato. Descuide, estoy segura de que no tardará en venir― dijo la enfermera, poniéndose de pie.
―Gracias, y Aoi, todo lo que dije es cierto. En verdad las amo a todas como mis hermanas. Disculpa que tardara tanto en decírselos―
Aoi sonrió conmovida y negó con la cabeza.
―No tienes nada de que disculparte. Iré hacer la carta, luego te traeré algo de comer. Debes estar muriéndote de hambre―
Shinobu le sonrió.
―Sí, por favor―
Aunque en efecto Shinobu había despertado muerta de hambre, no pudo comer mucho. Cuando el sistema digestivo ha estado inactivo por tanto tiempo, necesita reanudar labores progresivamente. Afortunadamente, el veneno del demonio no parecía haber afectado otras partes de su fisiología además de su cerebro. Por lo que fuera de su desnutrición, no había otros daños físicos de los que preocuparse.
Tanjiro y su equipo respondieron la carta el día siguiente, diciendo que llegarían a la finca en dos días. Lo cual en cierto modo alegró a Shinobu, ya que le daría tiempo de recuperarse y esclarecer su mente. Separar sus recuerdos reales de las alucinaciones inducidas por la técnica de sangre, fue más difícil de lo que esperaba.
Y fue al recordar su último encuentro con el cazador que Shinobu se puso muy nerviosa. Tanjiro y ella habían ido al bosque en busca de hierbas medicinales, como ya era su costumbre. Pero esa vez, antes de volver a la casa, Tanjiro había decidido confesarse con Shinobu. Ella lo había rechazado.
Shinobu quería arrancarse el cabello de rabia y vergüenza por hacer semejante estupidez. Al menos no cometió ninguna barbaridad como en el recuerdo falso de Doma. Shinobu no había humillado a Tanjiro. Lo había rechazado del modo más suave y gentil posible. Él lo había aceptado e incluso le había prometido que seguirían siendo amigos.
Shinobu sabía lo que tenía que hacer. Algo bueno saldría de su horrible experiencia. No se permitiría cometer los mismos errores. No volvería nunca más alejar ni lastimar a sus seres amados. Y comenzaría arreglando las cosas con el hombre que definitivamente se convertiría en el padre de sus hijos.
Faltaban pocas horas para el ocaso cuando Tanjiro entró corriendo a la finca. Preguntó a Aoi por la ubicación de Shinob, le entregó la caja de Nezuko y corrió a ver a la Pilar.
Tanjiro entró a la habitación como si la casa estuviera en llamas y él fuese a rescatar a Shinobu del fuego.
Shinobu que estaba en su cama, quedó muda al verlo. Tan pronto como comprendió que por fin se había reunido con el hombre de sus sueños, Shinobu no tuvo más remedio que echarse a llorar.
Preocupado, Tanjiro se acercó a la cama.
―Shinobu… ¿Qué te sucede? ¿Te sientes mal? ¿Quieres que llame a Ai?―
Shinobu lo sujetó con fuerza de las mangas de su ahora.
―No, está bien. Justo ahora, tú eres todo lo que necesito―
―¿Yo?― respondió el chico, sonrojándose.
Shinobu sonrió. Lo tomó por el rostro con ambas manos y sin decir nada más, estampó sus labios con los de él en un apasionado beso.
Tanjiro no supo como reaccionar. Quedó completamente atónito, dejando a Shinobu besarlo con desesperación. Parecía ser alguien muerta de sed y la boca de Tanjiro un manantial de agua dulce.
Para cuando Shinobu lo rodeó por el cuello con ambos brazos, Tanjiro finalmente reaccionó. Respondió al beso lo mejor que pudo y sujetó a la cazadora por la cintura con ambas manos.
Finalmente la falta de aire los obligó a cortar el beso. Pero Shinobu no dejó libre el cuello de Tanjiro. Quería estar cara a cara para lo que quería decir.
―Cásate conmigo― exclamó la Pilar Insecto.
A Tanjiro casi le da un paro cardiaco.
―¡¿QUÉ DICES?!―
―Cásate conmigo Tanjiro Kamado. Conviérteme en tu esposa, por favor―
Tanjiro nunca había estado tan feliz en toda su vida. El problema, es que también estaba más confundido que nunca.
―P—p-pero Shinobu, tu dijiste que…―
―¡No importa lo que haya dicho! ¡Fueron puras estupideces y mentiras! Olvida lo que dije… Fui cobarde y estúpida… Pero ya no…―
―Shinobu― musitó Tanjiro, a quien le dolía físicamente ver a Shinobu tan angustiada.
―Tanjiro, yo te amo. Me siento feliz con el simple hecho de estar contigo y estoy harta de fingir que no es así. Por favor… por favor, si fue cierto lo que dijiste en el bosque… Déjame ser la señora Kamado. Casémonos y tengamos muchos niños―
Tanjiro no tenía idea de en qué momento ni cómo llegó a esa situación. No tenía idea de dónde ocurrió el cambio. Pero no importaba. Lo único que importaba, era que ahora tenía entre sus brazos a la mujer de sus sueños, pidiéndole ser su esposa y la madre de sus hijos. Tanjiro no se consideraba muy inteligente. Pero no era ningún tonto, así que no desaprovecharía tan divina oportunidad.
Le sonrió a la doncella frente a él y pego su frente con la de ella, mirándola a los ojos.
―Me harás el hombre más feliz del mundo si te conviertes en mi esposa―
Shinobu sonrió.
―Y tú a mí la mujer más feliz del mundo―
Cerraron los ojos y volvieron a besarse.
Inosuke y Zenitsu llegaron unos minutos después de Tanjiro. Viendo que habían estado corriendo, Aoi les ofreció agua y unos cuantos refrigerios. Luego que se pusieran al día sobre los eventos ocurridos desde su última visita unos con otros, Aoi decidió ir a revisar como estaban Shinobu y Tanjiro, en caso de que les hiciera falta algo.
Aoi regresó mucho antes de lo esperado con un fuerte rubor decorando sus mejillas.
―¿Qué pasó?― preguntó Zenitsu.
―Como les decía, su experiencia cercana a la muerte hizo a Shinobu darse cuenta de sus sentimientos por Tanjiro. Y pues al parecer él le ha correspondido―
Las niñas gritaron emocionadas. Kanao y Zenitsu aplaudieron de la emoción por las buenas noticias. Inosuke no supo como reaccionar. Zenitus estaba a punto de empezar a hacer bromas sobre como ahora Aoi y el resto de chicas tendría que llamar a Tanjiro señor o algo así, pero a sus agudos oídos comenzaron a llegar sonidos que lo hicieron ponerse incluso más rojo que Aoi.
―¿Qué te pasa?― preguntó la enfermera al notar el cambio de semblante del rubio.
―Es que… creo que decidieron hacer algo más que confesarse sus sentimientos. Creo que decidieron casarse de una vez―
Aoi se puso pálida.
―¿¡P-puedes escucharlos?!― preguntó, atónica.
Zenitsu se tapó los oídos antes de responder ―Con demasiada claridad― respondió lleno de vergüenza y más de un poco de envidia.
―Eso… ¿Es bueno, no?― dijo Kanao, intentando relajar la situación.
―S-sí, bien por ellos―
―No comprendo― dijo Inosuke, quien era el único en no entender la situación ―¿Cómo es eso que se están casando? ¿Qué no necesitan un sacerdote para eso?―
Antes de que Aoi o Zenitsu pudieran regañarlo por su ignorancia, todos en la habitación comenzaron a escuchar gritos que venían del segundo piso.
―¡Oh Tanjiro! ¡Tanjiro, te amo! ¡Ah!―
―¡Shinobu, te amo! ¡Ah, Shinobu, eres increíble!―
Las niñas se cubrieron sus bocas con ambas manos. Aoi puso cara de "Tierra trágame". Zenitsu resistió las ganas de golpear su cabeza contra la mesa. Kanao se puso roja de pies a cabeza.
―Eso no suena a que se estén casando. Suena a que están haciendo un bebé― dijo Inosuke, el único cuya sanidad mental parecía estar a salvo.
―¡De acuerdo! ¡Levante la mano quién quiere ir a cenar afuera!― gritó Aoi, con demasiado volumen, para cubrir los gritos de placer de su maestra.
―¡YO QUIERO!― gritaron Zenitsu y Kanao, quienes querían alejarse lo antes posible a donde no pudieran escuchar lo que estaba pasando entre Shinobu y Tanjiro.
―¡Está bien, vámonos entonces!― dijo Aoi poniéndose de pie. Los demás la siguieron.
El grupo se apresuró a ir a ponerse sus zapatos para ir a cenar afuera. Pero antes de que pudieran evacuar la casa, apareció Nezuko para acompañarlos.
Si pudiera hablar les habría dicho algo como "¡Están mal de la cabeza si creen que me voy a quedar aquí a escuchar como mi hermano y mi cuñada hacen el amor!".
La pareja por su parte no pudo celebrar por demasiado tiempo su recién formada relación. Shinobu aún estaba muy lejos de recuperarse de sus dos semanas en coma, y Tanjiro estaba cansado de haber viajado los últimos dos días para regresar a la finca.
Aún así, ninguno de los dos podía estar más felices de lo que estaban.
Tanjiro no podía creer que tenía entre sus brazos a la mujer más hermosa, inteligente y formidable del mundo. O el hecho de que ella era ahora SU mujer. Pero ahí estaba. Recostada encima suyo, con la cabeza en su pecho, vestida como vino al mundo.
En medio de la inconmensurable alegría de Shinobu, le hacía gracia saber que la realidad superaba infinitamente a la ficción. Hacer el amor con Tanjiro en la visión causada por la técnica de sangre demoniaca nunca se habría sentido tan bien.
Y pensar que fue gracias a un demonio que ahora Shinobu se sentía más feliz que nunca. Que pudo darse cuenta de los terribles errores que estaba cometiendo y de cómo estuvo a punto de arruinar su vida. Una vida llena de bendiciones.
No todo era perfecto. Doma y Muzan y muchos otros demonios aún asechaban ahí afuera. Y aunque ella y Tanjiro fuesen cazadores muy fuertes, no hay garantías en la vida. Además que Shinobu todavía tenía demasiadas cosas que confesar y por las que disculparse con sus seres queridos.
Pero al menos ahora, Shinobu podría dormir tranquila, sabiendo que el día en que recibiera el abrazo de la dulce muerte, se marcharía sin arrepentimientos ni secretos oscuros en el alma.
―Tanjiro―
―¿Sí, Shinobu?― respondió Tanjiro, somnoliento.
Shinobu sonrió y lo besó en la mejilla.
―Puede esperar a mañana―
Tanjiro le correspondió con un beso en la frente. Estaba por quedarse dormido.
―Te amo tanto― musitó él.
―Y yo a ti. Eres la luz de mi vida. Mi rayo de Sol―
―Si yo soy tu rayo de Sol, ¿Tú serás mi rayo de Luna?―
―¡Me encanta!― respondió felizmente Shinobu, para luego robarle un beso a su prometido.
Siguieron hablando por un rato, de todo y de nada. Sobre lo mucho que se amaban. Sobre sus miedos. Sus sueños. Sobre cuántos hijos querían tener.
Lo que sea que el mañana les arrojara, lo enfrentarían juntos. Con valentía y amor.
Shinobu se fue a dormir acobijada por la seguridad de saber que tenía una gran vida. Y que una gran vida incluso mejor le esperaba.
Fin.
Y eso es todo damas y caballeros.
Espero que disfrutaran esta historia.
Lo dejo hasta aquí porque que hueva tener que reescribir/arreglar el final del manga. Pero digamos que en esta línea narrativa, todo salió bien, Tanjiro, Shinobu y el resto del elenco vivieron felices para siempre. Excepto Iguro que murió de cáncer de próstata.
Si les gustó los invitó a leer mi otra historia Tanshino, "Maite Zaitut". Sobre todo si se quedaron con ganas de más suculencia entre Tanjiro y Shinobu.
