Capítulo 2:
La amenaza regresa.
Oscuridad una vez más... aquella oscuridad en la que Kate se envolvía cada vez que dormía. Frío... un frío acompañado de lamentos y dolor. Algo tan malévolo que causaba terror y angustia en el alma de Kate. Inmóvil trataba de ver algo en la oscuridad de aquel vacío... "De nuevo el señor de la oscuridad vendrá" –se oyó decir a una profundo voz que se esparcía por todo el vacío- "El único regresará a sus manos y de nuevo gobernará"
"Quién eres?!" –gritó Kate entre el miedo y el frío "Y vencerlo no podrás. Puesto que él vendrá a acabar con todo" –Seguía diciendo la voz "Muéstrame tu rostros!" –Gritó una vez más Kate con voz temblorosa. El frío le llegaba hasta los huesos y el miedo de estar sola comenzaba a hacerse presente Se oyó un fría respiración en el ambiente y la voz volvió a aparecer "El gran ojo... el gran ojo" Kate miraba a su alrededor asustada y desconcertada ante la extraña oscuridad. "Quién eres?!... quién eres??!!!... habla!!!"
Todo se repetía una vez más cada noche... "Habla!! Quién eres?!" –gritó una vez más sabiendo que no habría una lógica respuesta-
"Ash Nazg Durbatulûk, ash nazg gimbatul, ash nazg thrakalûk agh burzum-ishi krimpatul" –dijo una oscura, fría y profunda voz.
Kate no entendía tales palabras, pero le infundía un gran miedo y por alguna razón detestaba escucharlas. Pronto abrió los ojos para encontrarse en su habitación, sola.
"Cuándo van a parar?" –pensó para si mientras miraba la ventana de su cuarto, que dejaba pasar la tenue luz del nuevo día- "Cada vez duermo menos y temo que sea la falta de sueño la que provoque más pesadillas" –continuó en su mente mientras se levantaba de la cama- "Seis y cuarto" –dijo en voz alta mirando el reloj en la mesa de noche- "Genial!, además de todo estoy levantándome temprano, cosa que no puedo detestar más!" –exclamó partiendo al baño-.
Habían pasado tres días desde la llegada de Kate y todavía no había podido reunirse con el Concilio. Siempre había alguna excusa o percance por el cual nunca llegaba a reunirse con ellos. Ya había recorrido las calles de New York, y no le complacía sentir alrededor aquella fuerza que percibía en sus sueños que, aunque no era tan grande, por alguna razón sabía no se estaba manifestando completamente. Hoy, sin importar que sucediera vería al concilio. Con o sin permiso entraría a los salones de la Gran Orden Blanca y hablaría con ellos. Le dejaría a Dave el trabajo de combatir a pequeños magos negros que atacaban a la ciudad y que extrañamente, siempre evitaban que visitara a los viejos magos.
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"Estoy lista" –dijo Kate mientras bajaba las escaleras del edificio y se encontraba con Dave y Elizabeth- "Ya sabes lo que debes hacer, Dave"
"Si, jefa" –respondió Dave en son de burla- "Todo el occidente será vigilado por el guardián de guardianes!" –exclamó con los puños en la cintura-
"Claro, si deja el Play Station en algún momento; por qué presiento que estamos en peligro todos los que habitamos aquí?" –insinuó Elizabeth con sarcasmo-
"Oye!, sabes que primero está el deber y después la diversión o no jefa?" –continuó Dave burlándose.
"Puedes dejar de decirme jefa? Es increíble, primero embajador de la paz, luego madre teresa y ahora jefa!" –exclamo Kate
"Bueno; quien iba a saber que eras una persona tan polifacética!" –dijo Elizabeth uniéndose a la burla de Dave
"Bueno ya!" –dijo Kate en tonto serio- "Por alguna razón no he podido hablar con el concilio y hoy, sin importar qué, voy a hacerlo. Es hora de visitar a ese grupo de viejos y revisar algunos asuntos"
"Es mejor que te vayas ahora, entre más temprano salgas, habrán menos riesgos de encontrarte con alguien o algo no deseado" –Aconsejó Dave ya más serio- "Tranquila que yo me haré cargo de todo mientras no estés"
Kate sonrió y abrazó a sus dos amigos. Usualmente Dave acompañaba a Kate en sus pocas visitas al Concilio; siempre la ayudaba a no excederse ante los grandes magos. Pero eso no era posible esta vez; alguien tenía que quedarse cuidando todo y ella era lo bastante adulta como para controlar sus emociones. "Adiós" –dijo alejándose de su guardián y su amiga- "Nos vemos en la tarde"
"Chao!" –gritaron ambos amigos al ver a Kate salir del edificio.
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El Concilio de magos de la Orden Blanca se encontraba resguardado en una pequeña dimensión paralela a la tierra; ahí se encontraban todos los magos que buscaban paz y tranquilidad; alejados del bullicio terrestre y las grandes batallas. Esperaban con tranquilidad el final de sus días.
Kate hallaba el lugar extremadamente apacible y hermoso; de no ser porque el Concilio estaba ahí, sería feliz de quedarse a vivir en tal dimensión; pero todavía no era hora de abandonar la tierra y sus habitantes. Nadie podía entrar a ese sitio si no era mago o guardián; y no se aceptaba a ningún humano normal; era en contra de las reglas y estaba totalmente prohibido. Siempre habían dicho que ese lugar se parecía a los tiempos de antaño, tan viejos como la tierra misma. Pero Kate no conocía tales referencias de tan antiguo mundo y consideraba aquellas épocas casi un sueño.
Pronto llegó a la entrada del Concilio y pasó sin ningún problema. A pesar de tener sólo 20 años su poder era demasiado fuerte; los grandes magos decían que ella representaba la fuerza de los últimos magos de épocas medievales; justo antes de que el hombre olvidara su conexión con el mundo. Ella nunca lo creyó, ni lo creería; pensaba que no era más que una maga normal que le habían asignado un cargo tan importante para tratar de cubrir errores pasados del Concilio. Pero eso lo desmentían las mirada de los magos que vivían allí y que ella saludaba alegremente a su paso; todos inclinaban la cabeza saludando respetuosamente; podían ver el gran poder que traía la joven maga.
"Bienvenida, estrella del Oste" –dijo la voz de un joven mago que guardaba la entrada del Concilio al abrir las puertas- "Inesperadas son tus llegadas"
"Inesperadas y pocas, Seth" –respondió Kate entrando a un gran salón blanco, decorado con adornos de plata- "No piensas bajar a la tierra algún día?"
"Mi misión se encuentra aquí, señora" –respondió Seth respetuosamente. "Dios!, parece que entrara a la edad media cuando me hablas así!" –exclamó Kate mirando al joven guardia.
Seth se relajó y se recostó a la gran puerta de madera de roble "Sabes que tenemos que hablar así en este sitio, Kate. Además, lo hallo bastante divertido, estrellita" –dijo con una sonrisa burlona
"Eso!, ríete de mi nombre!" –dijo Kate cruzando la entrada y dejando a Seth atrás- "Lo agregaré a la lista de apodos que me tienen!"
Seth rió levemente. Desde siempre había sido amigo de Kate. Pero a pesar de las bromas que hacía sabía en el fondo que la magia de Kate era muy grande, y por lo tanto debía ser tratada con respeto; pero aún así no podía dejar de jugarle alguna broma a su paso. Después de todo se le veía en esto sitios muy escasamente.
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"No entiendo cómo es posible que ustedes no se den cuenta de lo que está sucediendo!" –exclamó Kate quien estaba de pié mirando desafiantemente a los 7 ancianos sentados alrededor de ella- "No se dan cuenta del peligro?" –indagó tratando de calmarse
"Pero de qué peligro hablas?" –Respondió uno de los 7, ya acostumbrado a las quejas de Kate que nunca aceptaba los mandatos del Concilio- "No hemos sentido fuerza extraña en el mundo, a excepción de lo normal"
"Están bajo un hechizo"- interrumpió una voz que entraba al salón- "Y es necesario que salgan de este recinto para que vean las cosas como son"
"El Concilio nunca abandona su puesto" –respondió una anciana maga que se ponía de pie- "Sabes que tenemos que estar aquí para vigilar todo, Adam del Este"
"Si tan sólo se dieran cuenta de lo que está sucediendo en realidad, hace tiempo hubieran llamado a Kate y a mi; y no viéramos tenido que llegar nosotros a avisarles" –dijo Adam acercándose a Kate.
"Basta de tonterías, guardianes!" –exclamó un tercer mago- "Respeten estos recintos sagrados y no vengan a perturbar nuestra paz y traer asuntos mundanos a discusión!" –Dijo levantándose- "Estrella de Oeste te llaman, Kate; pero la verdad es que hace falta mucho para que madures y dejes a un lado tus tontas niñerías"
Kate sentía la rabia subir por su ser "Niñerías?!!" –exclamó acercándose al mago que había hablado- "Perdone usted, señor 'mago', pero no es tontería la amenaza que ha llegado y me temo que le hemos dado mucho largo a la situación" –dijo Kate apretando los puños para tratar de liberar la presión de alguna manera – "Ambos guardianes la hemos sentido y varios magos de niveles más bajos han muerto a causa de ella, y las ciudades del oeste han comenzado a caer en las sombras"
"Sombras que no percibimos" –dijo el más calmado de todos los miembros del concilio- "mas veo inquietud en tus ojos y no estoy seguro de que todo lo que el concilio vea, sea lo que de verdad suceda"
Kate sonrió por un instante; era la primera vez que El Concilio, o por lo menos alguien parte de él le daba la razón. "Debemos abandonar el recinto y concentrarnos en lo que sucede al exterior" –exclamó el viejo mago saliendo del gran Salón Blanco. Y así fue como el Concilio descubrió la verdadera amenaza. Sea cual sea la fuerza detrás de todo eso, había logrado cegarlos y evitarles ver la realidad. Pero aún no era muy tarde y era el momento para buscar soluciones lo más pronto posible.
"Esta fuerza es muy antigua" –dijo el mago más importante del Concilio- "Tan antigua como la tierra misma y tan poderosa como la magia blanca más fuerte. Viene de tiempos de cuando el hombre vivía en armonía con la naturaleza y conocía a todos los seres que la mantenían en equilibrio; y lamento decir que aunque las razas de seres pobladores de tiempos de antaño se reunieron para acabar con dicho mal; sus raíces, aunque dormidas, han vuelto a renacer"
Kate y Adam miraban atentamente a aquel mago; ninguno de los dos sabía cuantos años tenía, pero parecía conocer mucho sobre la historia del hombre. Algo que Kate se había dado por vencida en aprender y que sabía, era tan antigua como el comienzo de muchas otras cosas.
"Entonces mis percepciones han sido comprobadas" –susurró Kate casi para sí.
"Eso es correcto joven Estrella del Oeste, y me temo que se de qué tiempos proviene" –respondió el mago, que escuchó tales palabras.
"Si es tan antigua como dice, cómo sabe sus inicios?" –preguntó Adam tratando de entender toda la situación.
"He leído historias del viejo mundo; ahora consideradas simples leyendas y cuentos infantiles; pero que en algún tiempo fueron muy ciertas; y aunque no pertenezco a la casa de magos de dicha dinastía; he logrado conocer un poco de la historia de tales épocas" –respondió el sabio mago
"Cuáles épocas, y qué dinastía?" –preguntó Kate asombrada ante tal relato
"Las épocas de antaño y la dinastía conformada por los primeros magos en el mundo y que se extiende hasta hoy" –respondió mirando a Kate al final de su oración, como queriendo dar a entender algo.
"Hablan de épocas de antaño, pero entiendo que son muchas y muy diferentes entres sí" –interrumpió Adam- "De qué época hablamos exactamente?"
El mago guardó silencio y esta vez el turno para hablar fue de una anciana en ropas azules que ya había pensado bastante en el asunto. "Kate, de la forma en que describes tus sueños y la manera en como te rehúsas instintivamente en repetir aquellas palabras en lengua muerta me da solo una idea: Tierra Media"
"Tierra Media?" –interrumpió Kate- "Y dónde se supone que es eso?"
"Se refiere a la Tierra en donde se desarrolló la historia del Señor de Los Anillos?" –preguntó Adam incrédulamente- "Eso sólo es una historia; un cuento escrito hace años"
"Pero así como las viejas historias se vuelven leyenda; un antiguo hombre recolectó datos sobre estos tiempos antiguos y decidió volverlos leyenda en estos libros" –respondió la anciana- "Y me temo que la única forma de vencer a nuestro enemigo es acabándolo en tierra media, ya que el anillo no fue destruido. Al parecer este hombre quiso dar un final feliz a la historia"
"Está usted proponiendo que alguien viaje al pasado y ayude a destruir el anillo?" –insinuó Kate poniéndose de pie- "Y viaje a semejante tiempo para vencer la amenaza?"
"No estoy proponiendo a alguien, ya tengo a la persona perfecta para este trabajo" –dijo la anciana levantándose también.
"En ese caso doy por terminada esta reunión y es mejor que regresemos tanto mi compañero como yo a nuestros trabajos en la tierra y esperemos a que la amenaza sea vencida ¡Buena suerte!" –dijo Kate, todavía no creyendo todo pero aceptándolo y partiendo del lugar
"Un momento!" –dijo un mago que no había hablado en toda la reunión- "No tienes derecho de acabar una reunión del Concilio ni abandonar este lugar antes de que alguno de los miembros de por terminada esta reunión" –mientras decía esto, Kate se detuvo y regresó a su lugar- "Ahora, todos sabemos que hay solo un mago capaz de hacer tal labor; alguien que cuenta con la fuerza suficiente para hacerlo" –Al oír esto, Kate se volteó a mirar a Adam quien escuchaba atentamente a todo lo que se decía- "Alguien con un linaje que viene de los primeros magos en la tierra" –Kate casi sentía pena por Adam, estaba segura de que él podría cumplir con la labor- "Partirá lo más pronto posible dejando a un segundo mago a cargo de Oriente y Occidente, y si todo sale como lo planeado, no pasarán más de 5 minutos para su regreso" –Kate le sonrió a Adam, que ya había entendido todo lo dicho y sabía quien iba a tener que regresar al pasado- "Kate, Estrella del Oeste, esperamos que pronto regreses a la tierra de tus grandes ancestros"
"AHH???!!!" –Exclamó Kate levantándose de un solo golpe de la silla- "Que yo qué? Adam es el que tiene que viajar!"
"No, Kate" –dijo Adam poniéndole una mano en el hombro- "A pesar de ser guardián del Este, mi linaje no es tan antiguo como el tuyo y mi fuerza no resistiría tal regreso"
Kate no podía hablar, estaba completamente atónita y miraba a su alrededor esperando que alguien refutara tal declaración y dijera que ella no era la elegida "Yo no puedo viajar, no soy yo la que debe ir... no... no tengo-
"Tienes toda la fuerza necesaria" –interrumpió la anciana de azul- "Fuiste llamada a hacer grandes cosas y tu magia viene de una dinastía tan antigua como la leyenda misma, Kate"
"Eso es lo que ustedes dicen, pero no lo creo así... quién tiene pruebas de eso ah? Nadie!. Nadie puede decirme que yo soy esa persona!" –exclamó incrédula
"Eres la única maga de la orden blanca que maneja los 4 elementos sin ningún problema y tienes el poder de manejar el tiempo. A duras penas los magos de esta época manejan dos elementos y nadie ha logrado controlar el tiempo en años!" –dijo la anciana- "Además, aunque eres demasiado joven para el gusto de muchos en esta sala; tu fuerza es muy grande y hacían siglos que no se veía algo así" –continuó en un tono más tranquilo- "Llevas una marca en tu muñeca. Una marca que comprueba tu origen y tu destino. Ningún mago nació con tal insignia, escrita en legua antigua, tan pura como los inicios de la magia blanca" –declaró sentándose nuevamente.
Kate guardaba silencio. Nada de esto tenía sentido. En cuatro años que llevaba manejando magia nunca pensó en encontrarse con tales palabras, y aunque no las creía en el fondo sabía que no había otra opción "Yo..." –trataba de crear alguna frase coherente- "Yo no creo... no pued-
"Puedes hacerlo" –dijo Adam colocando una mano en su hombro- "Desde un principio supe que llegarías a hacer grandes cosas" –continuó con una sonrisa- "Y aunque no te creas capaz, sé que encontraras la manera de cumplir con tu tarea"
Kate bajo la mirada y pensó por un instante. Aunque no sabía como saldrían las cosas, tendría que aceptar y partir cuanto antes; lo quisiera o no. "Entonces acepto sus mandatos y partiré mañana al atardecer y con el permiso de los grandes maestros del tiempo, emprenderé mi viaje a Tierra Media"
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"Y eso es todo" –dijo Kate en voz baja y algo triste mientras le informaba a Dave y Elizabeth los resultados de la reunión- "Adam partió a Beijín a arreglar todo para esta tarea"
Elizabeth y Dave estaban tanto asombrados como preocupados. Ante las palabras de Kate no había manera de decir algo más. Un silencio apareció entre los tres y por un momento nadie dijo nada.
"Entonces tenemos que darnos prisa y prepararte para el viaje!" –exclamó Elizabeth de la nada como insertando un poco de ánimo a la tarea- "Bueno, por lo menos ya conoce la historia y sabes lo que va a pasar; con eso podrás prevenir muchos desastres y acabarás más rápido!"
Elizabeth, que se encontraba de pie volteó a mirar a Kate y luego a Dave. Ninguno decía nada "Bueno, por qué nadie dice nada?!" –exclamó alarmada por el silencio de los magos.
"Hay un pequeño inconveniente" –dijo Kate tratando de sonar lo más casual posible- "Eh... yo... resulta que...-
"No has leído los libros, no?" –interrumpió Dave adivinando la respuesta- "Definitivamente el Concilio siempre busca los caminos más enredados; escogen a un mago y resulta ser el único que no leyó El Señor de Los Anillos!" –exclamó irónicamente
"Hey!!!, mientras Elizabeth se leía eso cuentos que ahora resultan ser ciertos; yo tuve que estar leyendo libros de magia para entender lo que me decías en las clases!" –replicó Kate levantándose de la mesa- "No tengo ni idea de cómo voy a hacer esto, pero debo ir preparándome. Ustedes han leído el libro, qué debo esperar de Tierra Media?" –indagó con cierta preocupación al ver las miradas de Dave y Elizabeth.
"Olvídenlo" –dijo Elizabeth mientras abandonaba la sala- "Ella no va a sobrevivir a Tierra Media, hay demasiadas cosas ahí!" -exclamó desde la cocina- "Esas tierras se encuentran en tiempos parecidos a la edad medieval, pero sus habitantes van desde lo más bello hasta lo más horrendo" –dijo sirviéndose un poco de agua.
"Tiene razón, Kate" –dijo Dave recostándose a la silla- "Es demasiado duro el cambio; ni si quiera África podría compararse con eso; hay cosas que fueron olvidadas por una sola razón: Eran demasiado oscuras y maléficas"
"Bueno, gracias por el apoyo!" –exclamó Kate sarcásticamente- "No he encontrado gente más alentadora que ustedes! Y les agradezco enormemente por su confianza en mi" –continuó mirando hacia la cocina- "Sé que no soy la más adecuada para esta tarea. Diablos! Quizás sea la peor para hacer esto y el Concilio haya cometido un gran error; pero ya es muy tarde para que cambien de mago y no tengo otra salida más que ir al pasado, con o sin su ayuda" –terminó Kate con un toque de tristeza en su voz; ella era la más asustada de todos y lo único que intentaba era parecer la más segura de sí misma... pero las palabras de Elizabeth y Dave no ayudaban.
"Tienes razón" –dijo Dave después de un largo silencio- "No creo que estés lista para enfrentar esto, pero haré lo posible por ayudarte a dejar todo listo y prepararte lo mejor que pueda"
"Yo leí el Señor de los Anillos hace tiempo, pero me encantaron los libros y puedo traerlos aquí para que los leas" –dijo Elizabeth más animada
"No hay tiempo de leer libros" –interrumpió Dave, son muy largos y nada más tenemos hasta la tarde de mañana. Kate debe concentrarse en otras cosas más importantes. Debe practicar las artes del manejo del tiempo... no queremos que caiga en una era equivocada"
"Conociéndola, puede llegar a la era de los Dinosaurios!" –exclamó Elizabeth riéndose- "Así que es mejor que practiquen mientras yo recuerdo lo que más pueda sobre la historia"
Kate se levantó de la mesa y sonrió; eso eran los grandes amigos que tenían; siempre dispuestos a ayudarla y acompañarla hasta en los peores momentos. Lo único que iba a lamentar era que no podría llevarlos. Su manejo del tiempo aun tenía muchas fallas y sabía que con solo un milagro llegaría a la Tierra Media; pero había que intentarlo.
"Vamos, Kate" –dijo Dave abriendo la puerta- "Nos espera la azotea, ahí practicaras por la noche"
"Algo me dice que no voy a dormir por ahora" –dijo Kate tomando su báculo y una cadena con un dije igual a la insignia en su muñeca, que tenía guardada en la mesa de noche- "Volvemos ahora".
La noche fue larga y Kate estaba exhausta de tanto entrenar. No era fácil controlar el tiempo; hizo pequeños intentos para viajar a un pasado reciente: minutos antes. Y aunque salían bien; no confiaba que todo fuera así al viajar a la Tierra Media. Además se enteró de algo no muy alentador: Tendría que utilizar demasiada magia para el viaje; tanta que lo más probable sería que llegara muy cansada a Tierra Media y lo peor... su magia se tomaría un receso.
"Receso?" –indagó Kate sentada en un banquito en la azotea; era más de las 4 de la mañana y el sueño no la hacía escuchar bien las cosas- "A qué te refieres con un receso, Dave?"
"A que por un lapso de tiempo indeterminado, tu magia no funcionará ya que se estaría recuperando del viaje; algo así como el recargar la batería de un celular" –respondió Dave mirando el cielo de la madrugada- "No sé cuánto durará; pueden ser días, tal vez semanas o meses. Depende del esfuerzo que hayas hecho; el cual en tu caso será bastante grande, ya que nunca habías hecho algo así"
"Entonces quedaré indefensa sin mi magia y pareceré cualquier mortal común y corriente" –dijo Kate preocupada por la situación- "No tendré manera de comprobar que manejo magia y pensarán que soy una mujer perdida en mitad de Tierra Media"
"No creas" –dijo Dave volviendo la mirada a Kate- "Tu insignia en la muñeca no desaparecerá; será igual y con eso podrás identificarte. Presiento que en esas tierras podrás encontrar la respuesta de su significado"
"Bueno, al menos algo no va a cambiar en esta situación" –dijo Kate levantándose con gran esfuerzo- "Pero debo llevar algo con qué defenderme. Sé que no puedo llevar un arma de fuego; no existen en esa época; pero al menos tendré que manejar una espada"
"Algo que tú no sabes hacer muy bien" –dijo Dave acercándose- "No has utilizado una espada desde hace mucho tiempo; y cuando lo hiciste la abandonaste enseguida; no pudiste con el peso o los movimientos" –continuó riendo un poco recordando aquellos días.
"No tienes que recordarme esos momentos al comienzo de mi aprendizaje" –dijo Kate mirando seriamente a Dave- "Y te agradecería te dejaras de burlar de mí. No puedo ser buena en todo lo que hago, y las espadas no son mi fuerte"
"Tendrás que aprender; pero no tenemos espadas alrededor así que toma" -Al decir esto; Dave tomó un pequeño tubo de metal semejante a una espada y se lo dio a Kate- "En guardia!"
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Eran las 9 de la mañana y Kate había dormido una hora desde que regresó de la azotea. Estaba agotada tanto física como mentalmente. Pero no era hora de descansar y Elizabeth pronto interrumpió el sueño.
"Levántate!, hora de desayunar y de escuchar historias!" –dijo Elizabeth acercándose a Kate y dejando una bandeja con desayuno encima de la cama- "Vamos!" –Dijo sacudiéndola un poco- "Hora de levantarse dormilona"
"Dormilona??" –dijo Kate levantándose con una cara de sueño que hacía rato no mostraba- "He dormido por una hora y estuve despierta toda la madrugada, creo que la falta de sueño va a ser lo peor de todo esto" –dijo Sorbiendo un poco de café
"Lo dudo" –dijo Elizabeth en tono serio- "Es hora de que escuches todo lo que sé sobre Tierra Media"
"Adelante, disculpa si me duermo mientras escucho" –dijo Kate con un pedazo de Pancake en la boca
"No lo creo" –dijo Elizabeth riendo un poco- "Verás, en tierra media hay muchas razas que no existen y que solo conocen los magos hoy en día; o en tu caso, consideran cuentos. Debemos comenzar con los magos" –dijo Elizabeth tomando una tostada del desayuno de Kate- "Está Gandalf"
"Y ese quién es?" –interrumpió Kate
"Ese es el mago blanco, que primero fue gris; tratando de dar a entender que era de menor rango. Era amigo de Frodo, de la comarca que era sobrino de Bilbo, que encontró el anillo porque se lo quitó a Gollum que lo había encontrado hace tiempo" –Elizabeth respiró profundamente como para decir las cosas lo más rápido posible- "El anillo, obviamente es de Sauron, que es el malo, que tenía de aliado a Saruman que era bueno pero se fue al otro bando. Entonces Gandalf le pidió ayuda a Aragonr, un montarás que era hijo de Arathorn que pertenecía al linaje de Isildur que fue el que cortó el anillo del dedo de Sauron" –Kate se encontraba perdida en este instante- "Aragorn era amigo de los Elfos al igual que Gandalf; y juntos junto con Frodo y Merry y Pippin y Sam llegaron a Rivendel donde hablaron con Elrond y otros Elfos y enanos para aclarar el asunto; luego se fueron a Mordor y al monte del destino y supuestamente destruyeron el anillo después de mil inconvenientes" –Elizabeth respiró y terminó su cuento con una pregunta- "Entendiste?"
Kate miraba absorta a Elizabeth sin comprender ni el 10% de lo dicho por ella. Parecía más bien que estuviera rezando una oración larguísima más que contando un cuento. "Quién dijiste que era Frodo?"
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Eran las 3:15 de la tarde y todo estaba muy tranquilo en la azotea del edificio; había una brisa reconfortante que parecía llevarse los sonidos del tráfico. Kate estaba de pie mirando la línea del horizonte, como despidiéndose de la ciudad y de esta Era.
"Recuerda que vas a tener mucho sueño al llegar" –dijo Dave interrumpiendo los pensamientos de la joven maga- "Así que busca un lugar seguro en donde descansar"
Kate miró a sus dos amigos con una sonrisa melancólica en sus labios. Le costaba decir adiós aunque sabía que iba a regresar... o al menos eso creía
"Promete que te vas a cuidar Kate" –dijo Elizabeth abrazando a su amiga- "No vallas a hacer alguna estupidez"
"Cómo cuál?" –preguntó Kate conteniendo las lágrimas
"No sé; dejar que te maten" –dijo Elizabeth dejando correr una lagrima por la mejilla- "Cuídate"
"Lo haré" –respondió Kate volviendo su mirada a Dave- "Algún otro consejo; presiento que me harán falta tus regaños" –dijo con una leve risa
"Que no hagas nada estúpido, tal como dijo Elizabeth" –dijo abrazándola- "Auque aquí pasen 5 minutos sin ti; creo que nos harás falta y espero que el loco de Adam controle la fuerzas oscuras sobre la tierra en ese lapso de tiempo, corremos un gran riesgo con tu partida"
"Confío en él" –dijo Kate arreglándose la ropa. Llevaba puesto un pantalón Baggi color Caqui y una blusa blanca de cortes asimétricos y tela bastante resistente. Un par de botas del mismo color del pantalón y encima llevaba una gabardina beige que le llegaba hasta los pies y cuyos bordes estaban cubiertos por tela que se asemejaba a la piel de un oso pardo. Tenía su mochila organizada por Elizabeth y que confiaba, tendría dentro todo lo necesario. Estaba lista para enfrentar todo lo que trajera Tierra Media... o al menos eso creía- "Bueno, déjenme recordar. Debo buscar a Gandalf en primera instancia. Sino lo encuentro, debo buscar a Aragorn o a Frodo y sus amigos. En últimas debo viajar a Rivendel y esperar a que llegue alguno de ellos y hablar con Elrond"
"Si, confiamos en que no te pierdes; cosa que sería algo de esperarse" –dijo Elizabeth con una sonrisa en su cara- "Tienes todas las descripciones de los que acabaste de nombrar y creo que los podrás reconocer. Si te pierdes sabes que debes tener cuidado con quién hablas no?"
"Sabes que soy maga no?. No creo que me vaya a ir tan mal; aun creo que podré ver las auras de quien esté a mi lado" –dijo mirando a Dave
"Lo dudo, si tu magia descansa, es probable que tus habilidades para ver auras también. Si eso sucede; cuando vuelvas a verlas, sabrás que tu magia está recuperándose" –dijo Dave dando sus últimos consejos- "Ahora debes partir, se está haciendo tarde"
"Bueno, en ese caso; espero volver pronto. Recuerden que si no regreso en 5 minutos o menos es probable que no vuelva esta Era" –dijo Kate con miedo en sus palabras- "Y espero regresar; así que no se alarmen"
"Serán los 5 minutos más largos de mi vida" –dijo Elizabeth dando un último abraza a Kate.
La Estrella del Oeste dio nos pasos atrás y realizó su conjuro... "Báculo que guardas el poder de la Orden Sagrada, revela tu fuerza a esta servidora. Con el permiso de los maestros y elementales del lado blanco del Universo; libero mi magia en el Tiempo!"
Y en ese instante una inmensa fuerza se esparció por el lugar y una luz blanca se hizo presente encegueciendo a todo el que se encontraba allí. Una gran aura color azul claro se vio brillar en el centro de la luz blanca y un suave calor se sintió en el ambiente. Dave y Elizabeth se cubrieron los ojos y cuando la luz desapareció... Kate ya no estaba...
La amenaza regresa.
Oscuridad una vez más... aquella oscuridad en la que Kate se envolvía cada vez que dormía. Frío... un frío acompañado de lamentos y dolor. Algo tan malévolo que causaba terror y angustia en el alma de Kate. Inmóvil trataba de ver algo en la oscuridad de aquel vacío... "De nuevo el señor de la oscuridad vendrá" –se oyó decir a una profundo voz que se esparcía por todo el vacío- "El único regresará a sus manos y de nuevo gobernará"
"Quién eres?!" –gritó Kate entre el miedo y el frío "Y vencerlo no podrás. Puesto que él vendrá a acabar con todo" –Seguía diciendo la voz "Muéstrame tu rostros!" –Gritó una vez más Kate con voz temblorosa. El frío le llegaba hasta los huesos y el miedo de estar sola comenzaba a hacerse presente Se oyó un fría respiración en el ambiente y la voz volvió a aparecer "El gran ojo... el gran ojo" Kate miraba a su alrededor asustada y desconcertada ante la extraña oscuridad. "Quién eres?!... quién eres??!!!... habla!!!"
Todo se repetía una vez más cada noche... "Habla!! Quién eres?!" –gritó una vez más sabiendo que no habría una lógica respuesta-
"Ash Nazg Durbatulûk, ash nazg gimbatul, ash nazg thrakalûk agh burzum-ishi krimpatul" –dijo una oscura, fría y profunda voz.
Kate no entendía tales palabras, pero le infundía un gran miedo y por alguna razón detestaba escucharlas. Pronto abrió los ojos para encontrarse en su habitación, sola.
"Cuándo van a parar?" –pensó para si mientras miraba la ventana de su cuarto, que dejaba pasar la tenue luz del nuevo día- "Cada vez duermo menos y temo que sea la falta de sueño la que provoque más pesadillas" –continuó en su mente mientras se levantaba de la cama- "Seis y cuarto" –dijo en voz alta mirando el reloj en la mesa de noche- "Genial!, además de todo estoy levantándome temprano, cosa que no puedo detestar más!" –exclamó partiendo al baño-.
Habían pasado tres días desde la llegada de Kate y todavía no había podido reunirse con el Concilio. Siempre había alguna excusa o percance por el cual nunca llegaba a reunirse con ellos. Ya había recorrido las calles de New York, y no le complacía sentir alrededor aquella fuerza que percibía en sus sueños que, aunque no era tan grande, por alguna razón sabía no se estaba manifestando completamente. Hoy, sin importar que sucediera vería al concilio. Con o sin permiso entraría a los salones de la Gran Orden Blanca y hablaría con ellos. Le dejaría a Dave el trabajo de combatir a pequeños magos negros que atacaban a la ciudad y que extrañamente, siempre evitaban que visitara a los viejos magos.
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"Estoy lista" –dijo Kate mientras bajaba las escaleras del edificio y se encontraba con Dave y Elizabeth- "Ya sabes lo que debes hacer, Dave"
"Si, jefa" –respondió Dave en son de burla- "Todo el occidente será vigilado por el guardián de guardianes!" –exclamó con los puños en la cintura-
"Claro, si deja el Play Station en algún momento; por qué presiento que estamos en peligro todos los que habitamos aquí?" –insinuó Elizabeth con sarcasmo-
"Oye!, sabes que primero está el deber y después la diversión o no jefa?" –continuó Dave burlándose.
"Puedes dejar de decirme jefa? Es increíble, primero embajador de la paz, luego madre teresa y ahora jefa!" –exclamo Kate
"Bueno; quien iba a saber que eras una persona tan polifacética!" –dijo Elizabeth uniéndose a la burla de Dave
"Bueno ya!" –dijo Kate en tonto serio- "Por alguna razón no he podido hablar con el concilio y hoy, sin importar qué, voy a hacerlo. Es hora de visitar a ese grupo de viejos y revisar algunos asuntos"
"Es mejor que te vayas ahora, entre más temprano salgas, habrán menos riesgos de encontrarte con alguien o algo no deseado" –Aconsejó Dave ya más serio- "Tranquila que yo me haré cargo de todo mientras no estés"
Kate sonrió y abrazó a sus dos amigos. Usualmente Dave acompañaba a Kate en sus pocas visitas al Concilio; siempre la ayudaba a no excederse ante los grandes magos. Pero eso no era posible esta vez; alguien tenía que quedarse cuidando todo y ella era lo bastante adulta como para controlar sus emociones. "Adiós" –dijo alejándose de su guardián y su amiga- "Nos vemos en la tarde"
"Chao!" –gritaron ambos amigos al ver a Kate salir del edificio.
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El Concilio de magos de la Orden Blanca se encontraba resguardado en una pequeña dimensión paralela a la tierra; ahí se encontraban todos los magos que buscaban paz y tranquilidad; alejados del bullicio terrestre y las grandes batallas. Esperaban con tranquilidad el final de sus días.
Kate hallaba el lugar extremadamente apacible y hermoso; de no ser porque el Concilio estaba ahí, sería feliz de quedarse a vivir en tal dimensión; pero todavía no era hora de abandonar la tierra y sus habitantes. Nadie podía entrar a ese sitio si no era mago o guardián; y no se aceptaba a ningún humano normal; era en contra de las reglas y estaba totalmente prohibido. Siempre habían dicho que ese lugar se parecía a los tiempos de antaño, tan viejos como la tierra misma. Pero Kate no conocía tales referencias de tan antiguo mundo y consideraba aquellas épocas casi un sueño.
Pronto llegó a la entrada del Concilio y pasó sin ningún problema. A pesar de tener sólo 20 años su poder era demasiado fuerte; los grandes magos decían que ella representaba la fuerza de los últimos magos de épocas medievales; justo antes de que el hombre olvidara su conexión con el mundo. Ella nunca lo creyó, ni lo creería; pensaba que no era más que una maga normal que le habían asignado un cargo tan importante para tratar de cubrir errores pasados del Concilio. Pero eso lo desmentían las mirada de los magos que vivían allí y que ella saludaba alegremente a su paso; todos inclinaban la cabeza saludando respetuosamente; podían ver el gran poder que traía la joven maga.
"Bienvenida, estrella del Oste" –dijo la voz de un joven mago que guardaba la entrada del Concilio al abrir las puertas- "Inesperadas son tus llegadas"
"Inesperadas y pocas, Seth" –respondió Kate entrando a un gran salón blanco, decorado con adornos de plata- "No piensas bajar a la tierra algún día?"
"Mi misión se encuentra aquí, señora" –respondió Seth respetuosamente. "Dios!, parece que entrara a la edad media cuando me hablas así!" –exclamó Kate mirando al joven guardia.
Seth se relajó y se recostó a la gran puerta de madera de roble "Sabes que tenemos que hablar así en este sitio, Kate. Además, lo hallo bastante divertido, estrellita" –dijo con una sonrisa burlona
"Eso!, ríete de mi nombre!" –dijo Kate cruzando la entrada y dejando a Seth atrás- "Lo agregaré a la lista de apodos que me tienen!"
Seth rió levemente. Desde siempre había sido amigo de Kate. Pero a pesar de las bromas que hacía sabía en el fondo que la magia de Kate era muy grande, y por lo tanto debía ser tratada con respeto; pero aún así no podía dejar de jugarle alguna broma a su paso. Después de todo se le veía en esto sitios muy escasamente.
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"No entiendo cómo es posible que ustedes no se den cuenta de lo que está sucediendo!" –exclamó Kate quien estaba de pié mirando desafiantemente a los 7 ancianos sentados alrededor de ella- "No se dan cuenta del peligro?" –indagó tratando de calmarse
"Pero de qué peligro hablas?" –Respondió uno de los 7, ya acostumbrado a las quejas de Kate que nunca aceptaba los mandatos del Concilio- "No hemos sentido fuerza extraña en el mundo, a excepción de lo normal"
"Están bajo un hechizo"- interrumpió una voz que entraba al salón- "Y es necesario que salgan de este recinto para que vean las cosas como son"
"El Concilio nunca abandona su puesto" –respondió una anciana maga que se ponía de pie- "Sabes que tenemos que estar aquí para vigilar todo, Adam del Este"
"Si tan sólo se dieran cuenta de lo que está sucediendo en realidad, hace tiempo hubieran llamado a Kate y a mi; y no viéramos tenido que llegar nosotros a avisarles" –dijo Adam acercándose a Kate.
"Basta de tonterías, guardianes!" –exclamó un tercer mago- "Respeten estos recintos sagrados y no vengan a perturbar nuestra paz y traer asuntos mundanos a discusión!" –Dijo levantándose- "Estrella de Oeste te llaman, Kate; pero la verdad es que hace falta mucho para que madures y dejes a un lado tus tontas niñerías"
Kate sentía la rabia subir por su ser "Niñerías?!!" –exclamó acercándose al mago que había hablado- "Perdone usted, señor 'mago', pero no es tontería la amenaza que ha llegado y me temo que le hemos dado mucho largo a la situación" –dijo Kate apretando los puños para tratar de liberar la presión de alguna manera – "Ambos guardianes la hemos sentido y varios magos de niveles más bajos han muerto a causa de ella, y las ciudades del oeste han comenzado a caer en las sombras"
"Sombras que no percibimos" –dijo el más calmado de todos los miembros del concilio- "mas veo inquietud en tus ojos y no estoy seguro de que todo lo que el concilio vea, sea lo que de verdad suceda"
Kate sonrió por un instante; era la primera vez que El Concilio, o por lo menos alguien parte de él le daba la razón. "Debemos abandonar el recinto y concentrarnos en lo que sucede al exterior" –exclamó el viejo mago saliendo del gran Salón Blanco. Y así fue como el Concilio descubrió la verdadera amenaza. Sea cual sea la fuerza detrás de todo eso, había logrado cegarlos y evitarles ver la realidad. Pero aún no era muy tarde y era el momento para buscar soluciones lo más pronto posible.
"Esta fuerza es muy antigua" –dijo el mago más importante del Concilio- "Tan antigua como la tierra misma y tan poderosa como la magia blanca más fuerte. Viene de tiempos de cuando el hombre vivía en armonía con la naturaleza y conocía a todos los seres que la mantenían en equilibrio; y lamento decir que aunque las razas de seres pobladores de tiempos de antaño se reunieron para acabar con dicho mal; sus raíces, aunque dormidas, han vuelto a renacer"
Kate y Adam miraban atentamente a aquel mago; ninguno de los dos sabía cuantos años tenía, pero parecía conocer mucho sobre la historia del hombre. Algo que Kate se había dado por vencida en aprender y que sabía, era tan antigua como el comienzo de muchas otras cosas.
"Entonces mis percepciones han sido comprobadas" –susurró Kate casi para sí.
"Eso es correcto joven Estrella del Oeste, y me temo que se de qué tiempos proviene" –respondió el mago, que escuchó tales palabras.
"Si es tan antigua como dice, cómo sabe sus inicios?" –preguntó Adam tratando de entender toda la situación.
"He leído historias del viejo mundo; ahora consideradas simples leyendas y cuentos infantiles; pero que en algún tiempo fueron muy ciertas; y aunque no pertenezco a la casa de magos de dicha dinastía; he logrado conocer un poco de la historia de tales épocas" –respondió el sabio mago
"Cuáles épocas, y qué dinastía?" –preguntó Kate asombrada ante tal relato
"Las épocas de antaño y la dinastía conformada por los primeros magos en el mundo y que se extiende hasta hoy" –respondió mirando a Kate al final de su oración, como queriendo dar a entender algo.
"Hablan de épocas de antaño, pero entiendo que son muchas y muy diferentes entres sí" –interrumpió Adam- "De qué época hablamos exactamente?"
El mago guardó silencio y esta vez el turno para hablar fue de una anciana en ropas azules que ya había pensado bastante en el asunto. "Kate, de la forma en que describes tus sueños y la manera en como te rehúsas instintivamente en repetir aquellas palabras en lengua muerta me da solo una idea: Tierra Media"
"Tierra Media?" –interrumpió Kate- "Y dónde se supone que es eso?"
"Se refiere a la Tierra en donde se desarrolló la historia del Señor de Los Anillos?" –preguntó Adam incrédulamente- "Eso sólo es una historia; un cuento escrito hace años"
"Pero así como las viejas historias se vuelven leyenda; un antiguo hombre recolectó datos sobre estos tiempos antiguos y decidió volverlos leyenda en estos libros" –respondió la anciana- "Y me temo que la única forma de vencer a nuestro enemigo es acabándolo en tierra media, ya que el anillo no fue destruido. Al parecer este hombre quiso dar un final feliz a la historia"
"Está usted proponiendo que alguien viaje al pasado y ayude a destruir el anillo?" –insinuó Kate poniéndose de pie- "Y viaje a semejante tiempo para vencer la amenaza?"
"No estoy proponiendo a alguien, ya tengo a la persona perfecta para este trabajo" –dijo la anciana levantándose también.
"En ese caso doy por terminada esta reunión y es mejor que regresemos tanto mi compañero como yo a nuestros trabajos en la tierra y esperemos a que la amenaza sea vencida ¡Buena suerte!" –dijo Kate, todavía no creyendo todo pero aceptándolo y partiendo del lugar
"Un momento!" –dijo un mago que no había hablado en toda la reunión- "No tienes derecho de acabar una reunión del Concilio ni abandonar este lugar antes de que alguno de los miembros de por terminada esta reunión" –mientras decía esto, Kate se detuvo y regresó a su lugar- "Ahora, todos sabemos que hay solo un mago capaz de hacer tal labor; alguien que cuenta con la fuerza suficiente para hacerlo" –Al oír esto, Kate se volteó a mirar a Adam quien escuchaba atentamente a todo lo que se decía- "Alguien con un linaje que viene de los primeros magos en la tierra" –Kate casi sentía pena por Adam, estaba segura de que él podría cumplir con la labor- "Partirá lo más pronto posible dejando a un segundo mago a cargo de Oriente y Occidente, y si todo sale como lo planeado, no pasarán más de 5 minutos para su regreso" –Kate le sonrió a Adam, que ya había entendido todo lo dicho y sabía quien iba a tener que regresar al pasado- "Kate, Estrella del Oeste, esperamos que pronto regreses a la tierra de tus grandes ancestros"
"AHH???!!!" –Exclamó Kate levantándose de un solo golpe de la silla- "Que yo qué? Adam es el que tiene que viajar!"
"No, Kate" –dijo Adam poniéndole una mano en el hombro- "A pesar de ser guardián del Este, mi linaje no es tan antiguo como el tuyo y mi fuerza no resistiría tal regreso"
Kate no podía hablar, estaba completamente atónita y miraba a su alrededor esperando que alguien refutara tal declaración y dijera que ella no era la elegida "Yo no puedo viajar, no soy yo la que debe ir... no... no tengo-
"Tienes toda la fuerza necesaria" –interrumpió la anciana de azul- "Fuiste llamada a hacer grandes cosas y tu magia viene de una dinastía tan antigua como la leyenda misma, Kate"
"Eso es lo que ustedes dicen, pero no lo creo así... quién tiene pruebas de eso ah? Nadie!. Nadie puede decirme que yo soy esa persona!" –exclamó incrédula
"Eres la única maga de la orden blanca que maneja los 4 elementos sin ningún problema y tienes el poder de manejar el tiempo. A duras penas los magos de esta época manejan dos elementos y nadie ha logrado controlar el tiempo en años!" –dijo la anciana- "Además, aunque eres demasiado joven para el gusto de muchos en esta sala; tu fuerza es muy grande y hacían siglos que no se veía algo así" –continuó en un tono más tranquilo- "Llevas una marca en tu muñeca. Una marca que comprueba tu origen y tu destino. Ningún mago nació con tal insignia, escrita en legua antigua, tan pura como los inicios de la magia blanca" –declaró sentándose nuevamente.
Kate guardaba silencio. Nada de esto tenía sentido. En cuatro años que llevaba manejando magia nunca pensó en encontrarse con tales palabras, y aunque no las creía en el fondo sabía que no había otra opción "Yo..." –trataba de crear alguna frase coherente- "Yo no creo... no pued-
"Puedes hacerlo" –dijo Adam colocando una mano en su hombro- "Desde un principio supe que llegarías a hacer grandes cosas" –continuó con una sonrisa- "Y aunque no te creas capaz, sé que encontraras la manera de cumplir con tu tarea"
Kate bajo la mirada y pensó por un instante. Aunque no sabía como saldrían las cosas, tendría que aceptar y partir cuanto antes; lo quisiera o no. "Entonces acepto sus mandatos y partiré mañana al atardecer y con el permiso de los grandes maestros del tiempo, emprenderé mi viaje a Tierra Media"
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"Y eso es todo" –dijo Kate en voz baja y algo triste mientras le informaba a Dave y Elizabeth los resultados de la reunión- "Adam partió a Beijín a arreglar todo para esta tarea"
Elizabeth y Dave estaban tanto asombrados como preocupados. Ante las palabras de Kate no había manera de decir algo más. Un silencio apareció entre los tres y por un momento nadie dijo nada.
"Entonces tenemos que darnos prisa y prepararte para el viaje!" –exclamó Elizabeth de la nada como insertando un poco de ánimo a la tarea- "Bueno, por lo menos ya conoce la historia y sabes lo que va a pasar; con eso podrás prevenir muchos desastres y acabarás más rápido!"
Elizabeth, que se encontraba de pie volteó a mirar a Kate y luego a Dave. Ninguno decía nada "Bueno, por qué nadie dice nada?!" –exclamó alarmada por el silencio de los magos.
"Hay un pequeño inconveniente" –dijo Kate tratando de sonar lo más casual posible- "Eh... yo... resulta que...-
"No has leído los libros, no?" –interrumpió Dave adivinando la respuesta- "Definitivamente el Concilio siempre busca los caminos más enredados; escogen a un mago y resulta ser el único que no leyó El Señor de Los Anillos!" –exclamó irónicamente
"Hey!!!, mientras Elizabeth se leía eso cuentos que ahora resultan ser ciertos; yo tuve que estar leyendo libros de magia para entender lo que me decías en las clases!" –replicó Kate levantándose de la mesa- "No tengo ni idea de cómo voy a hacer esto, pero debo ir preparándome. Ustedes han leído el libro, qué debo esperar de Tierra Media?" –indagó con cierta preocupación al ver las miradas de Dave y Elizabeth.
"Olvídenlo" –dijo Elizabeth mientras abandonaba la sala- "Ella no va a sobrevivir a Tierra Media, hay demasiadas cosas ahí!" -exclamó desde la cocina- "Esas tierras se encuentran en tiempos parecidos a la edad medieval, pero sus habitantes van desde lo más bello hasta lo más horrendo" –dijo sirviéndose un poco de agua.
"Tiene razón, Kate" –dijo Dave recostándose a la silla- "Es demasiado duro el cambio; ni si quiera África podría compararse con eso; hay cosas que fueron olvidadas por una sola razón: Eran demasiado oscuras y maléficas"
"Bueno, gracias por el apoyo!" –exclamó Kate sarcásticamente- "No he encontrado gente más alentadora que ustedes! Y les agradezco enormemente por su confianza en mi" –continuó mirando hacia la cocina- "Sé que no soy la más adecuada para esta tarea. Diablos! Quizás sea la peor para hacer esto y el Concilio haya cometido un gran error; pero ya es muy tarde para que cambien de mago y no tengo otra salida más que ir al pasado, con o sin su ayuda" –terminó Kate con un toque de tristeza en su voz; ella era la más asustada de todos y lo único que intentaba era parecer la más segura de sí misma... pero las palabras de Elizabeth y Dave no ayudaban.
"Tienes razón" –dijo Dave después de un largo silencio- "No creo que estés lista para enfrentar esto, pero haré lo posible por ayudarte a dejar todo listo y prepararte lo mejor que pueda"
"Yo leí el Señor de los Anillos hace tiempo, pero me encantaron los libros y puedo traerlos aquí para que los leas" –dijo Elizabeth más animada
"No hay tiempo de leer libros" –interrumpió Dave, son muy largos y nada más tenemos hasta la tarde de mañana. Kate debe concentrarse en otras cosas más importantes. Debe practicar las artes del manejo del tiempo... no queremos que caiga en una era equivocada"
"Conociéndola, puede llegar a la era de los Dinosaurios!" –exclamó Elizabeth riéndose- "Así que es mejor que practiquen mientras yo recuerdo lo que más pueda sobre la historia"
Kate se levantó de la mesa y sonrió; eso eran los grandes amigos que tenían; siempre dispuestos a ayudarla y acompañarla hasta en los peores momentos. Lo único que iba a lamentar era que no podría llevarlos. Su manejo del tiempo aun tenía muchas fallas y sabía que con solo un milagro llegaría a la Tierra Media; pero había que intentarlo.
"Vamos, Kate" –dijo Dave abriendo la puerta- "Nos espera la azotea, ahí practicaras por la noche"
"Algo me dice que no voy a dormir por ahora" –dijo Kate tomando su báculo y una cadena con un dije igual a la insignia en su muñeca, que tenía guardada en la mesa de noche- "Volvemos ahora".
La noche fue larga y Kate estaba exhausta de tanto entrenar. No era fácil controlar el tiempo; hizo pequeños intentos para viajar a un pasado reciente: minutos antes. Y aunque salían bien; no confiaba que todo fuera así al viajar a la Tierra Media. Además se enteró de algo no muy alentador: Tendría que utilizar demasiada magia para el viaje; tanta que lo más probable sería que llegara muy cansada a Tierra Media y lo peor... su magia se tomaría un receso.
"Receso?" –indagó Kate sentada en un banquito en la azotea; era más de las 4 de la mañana y el sueño no la hacía escuchar bien las cosas- "A qué te refieres con un receso, Dave?"
"A que por un lapso de tiempo indeterminado, tu magia no funcionará ya que se estaría recuperando del viaje; algo así como el recargar la batería de un celular" –respondió Dave mirando el cielo de la madrugada- "No sé cuánto durará; pueden ser días, tal vez semanas o meses. Depende del esfuerzo que hayas hecho; el cual en tu caso será bastante grande, ya que nunca habías hecho algo así"
"Entonces quedaré indefensa sin mi magia y pareceré cualquier mortal común y corriente" –dijo Kate preocupada por la situación- "No tendré manera de comprobar que manejo magia y pensarán que soy una mujer perdida en mitad de Tierra Media"
"No creas" –dijo Dave volviendo la mirada a Kate- "Tu insignia en la muñeca no desaparecerá; será igual y con eso podrás identificarte. Presiento que en esas tierras podrás encontrar la respuesta de su significado"
"Bueno, al menos algo no va a cambiar en esta situación" –dijo Kate levantándose con gran esfuerzo- "Pero debo llevar algo con qué defenderme. Sé que no puedo llevar un arma de fuego; no existen en esa época; pero al menos tendré que manejar una espada"
"Algo que tú no sabes hacer muy bien" –dijo Dave acercándose- "No has utilizado una espada desde hace mucho tiempo; y cuando lo hiciste la abandonaste enseguida; no pudiste con el peso o los movimientos" –continuó riendo un poco recordando aquellos días.
"No tienes que recordarme esos momentos al comienzo de mi aprendizaje" –dijo Kate mirando seriamente a Dave- "Y te agradecería te dejaras de burlar de mí. No puedo ser buena en todo lo que hago, y las espadas no son mi fuerte"
"Tendrás que aprender; pero no tenemos espadas alrededor así que toma" -Al decir esto; Dave tomó un pequeño tubo de metal semejante a una espada y se lo dio a Kate- "En guardia!"
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Eran las 9 de la mañana y Kate había dormido una hora desde que regresó de la azotea. Estaba agotada tanto física como mentalmente. Pero no era hora de descansar y Elizabeth pronto interrumpió el sueño.
"Levántate!, hora de desayunar y de escuchar historias!" –dijo Elizabeth acercándose a Kate y dejando una bandeja con desayuno encima de la cama- "Vamos!" –Dijo sacudiéndola un poco- "Hora de levantarse dormilona"
"Dormilona??" –dijo Kate levantándose con una cara de sueño que hacía rato no mostraba- "He dormido por una hora y estuve despierta toda la madrugada, creo que la falta de sueño va a ser lo peor de todo esto" –dijo Sorbiendo un poco de café
"Lo dudo" –dijo Elizabeth en tono serio- "Es hora de que escuches todo lo que sé sobre Tierra Media"
"Adelante, disculpa si me duermo mientras escucho" –dijo Kate con un pedazo de Pancake en la boca
"No lo creo" –dijo Elizabeth riendo un poco- "Verás, en tierra media hay muchas razas que no existen y que solo conocen los magos hoy en día; o en tu caso, consideran cuentos. Debemos comenzar con los magos" –dijo Elizabeth tomando una tostada del desayuno de Kate- "Está Gandalf"
"Y ese quién es?" –interrumpió Kate
"Ese es el mago blanco, que primero fue gris; tratando de dar a entender que era de menor rango. Era amigo de Frodo, de la comarca que era sobrino de Bilbo, que encontró el anillo porque se lo quitó a Gollum que lo había encontrado hace tiempo" –Elizabeth respiró profundamente como para decir las cosas lo más rápido posible- "El anillo, obviamente es de Sauron, que es el malo, que tenía de aliado a Saruman que era bueno pero se fue al otro bando. Entonces Gandalf le pidió ayuda a Aragonr, un montarás que era hijo de Arathorn que pertenecía al linaje de Isildur que fue el que cortó el anillo del dedo de Sauron" –Kate se encontraba perdida en este instante- "Aragorn era amigo de los Elfos al igual que Gandalf; y juntos junto con Frodo y Merry y Pippin y Sam llegaron a Rivendel donde hablaron con Elrond y otros Elfos y enanos para aclarar el asunto; luego se fueron a Mordor y al monte del destino y supuestamente destruyeron el anillo después de mil inconvenientes" –Elizabeth respiró y terminó su cuento con una pregunta- "Entendiste?"
Kate miraba absorta a Elizabeth sin comprender ni el 10% de lo dicho por ella. Parecía más bien que estuviera rezando una oración larguísima más que contando un cuento. "Quién dijiste que era Frodo?"
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Eran las 3:15 de la tarde y todo estaba muy tranquilo en la azotea del edificio; había una brisa reconfortante que parecía llevarse los sonidos del tráfico. Kate estaba de pie mirando la línea del horizonte, como despidiéndose de la ciudad y de esta Era.
"Recuerda que vas a tener mucho sueño al llegar" –dijo Dave interrumpiendo los pensamientos de la joven maga- "Así que busca un lugar seguro en donde descansar"
Kate miró a sus dos amigos con una sonrisa melancólica en sus labios. Le costaba decir adiós aunque sabía que iba a regresar... o al menos eso creía
"Promete que te vas a cuidar Kate" –dijo Elizabeth abrazando a su amiga- "No vallas a hacer alguna estupidez"
"Cómo cuál?" –preguntó Kate conteniendo las lágrimas
"No sé; dejar que te maten" –dijo Elizabeth dejando correr una lagrima por la mejilla- "Cuídate"
"Lo haré" –respondió Kate volviendo su mirada a Dave- "Algún otro consejo; presiento que me harán falta tus regaños" –dijo con una leve risa
"Que no hagas nada estúpido, tal como dijo Elizabeth" –dijo abrazándola- "Auque aquí pasen 5 minutos sin ti; creo que nos harás falta y espero que el loco de Adam controle la fuerzas oscuras sobre la tierra en ese lapso de tiempo, corremos un gran riesgo con tu partida"
"Confío en él" –dijo Kate arreglándose la ropa. Llevaba puesto un pantalón Baggi color Caqui y una blusa blanca de cortes asimétricos y tela bastante resistente. Un par de botas del mismo color del pantalón y encima llevaba una gabardina beige que le llegaba hasta los pies y cuyos bordes estaban cubiertos por tela que se asemejaba a la piel de un oso pardo. Tenía su mochila organizada por Elizabeth y que confiaba, tendría dentro todo lo necesario. Estaba lista para enfrentar todo lo que trajera Tierra Media... o al menos eso creía- "Bueno, déjenme recordar. Debo buscar a Gandalf en primera instancia. Sino lo encuentro, debo buscar a Aragorn o a Frodo y sus amigos. En últimas debo viajar a Rivendel y esperar a que llegue alguno de ellos y hablar con Elrond"
"Si, confiamos en que no te pierdes; cosa que sería algo de esperarse" –dijo Elizabeth con una sonrisa en su cara- "Tienes todas las descripciones de los que acabaste de nombrar y creo que los podrás reconocer. Si te pierdes sabes que debes tener cuidado con quién hablas no?"
"Sabes que soy maga no?. No creo que me vaya a ir tan mal; aun creo que podré ver las auras de quien esté a mi lado" –dijo mirando a Dave
"Lo dudo, si tu magia descansa, es probable que tus habilidades para ver auras también. Si eso sucede; cuando vuelvas a verlas, sabrás que tu magia está recuperándose" –dijo Dave dando sus últimos consejos- "Ahora debes partir, se está haciendo tarde"
"Bueno, en ese caso; espero volver pronto. Recuerden que si no regreso en 5 minutos o menos es probable que no vuelva esta Era" –dijo Kate con miedo en sus palabras- "Y espero regresar; así que no se alarmen"
"Serán los 5 minutos más largos de mi vida" –dijo Elizabeth dando un último abraza a Kate.
La Estrella del Oeste dio nos pasos atrás y realizó su conjuro... "Báculo que guardas el poder de la Orden Sagrada, revela tu fuerza a esta servidora. Con el permiso de los maestros y elementales del lado blanco del Universo; libero mi magia en el Tiempo!"
Y en ese instante una inmensa fuerza se esparció por el lugar y una luz blanca se hizo presente encegueciendo a todo el que se encontraba allí. Una gran aura color azul claro se vio brillar en el centro de la luz blanca y un suave calor se sintió en el ambiente. Dave y Elizabeth se cubrieron los ojos y cuando la luz desapareció... Kate ya no estaba...
