Silver Card: Hola a todos los lectores de este fanfic. Debo decirles que
este es el capítulo más largo que he escrito de esta historia, ya que
presenta a todos los miembros de la comunidad del amillo y la manera en
como comienzan a interactuar con Kate. También resuelve algunas dudas que
hayan podido quedar en lo capítulos anteriores y marca el inicio de la
verdadera aventura de nuestra joven maga del siglo XXI.
Aunque hasta ahora recordé este detalle, creo que debo decirlo. El señor de los anillos no me pertenece al igual que todos los personajes de esta historia; a excepción, claro está, de Kate Connors.
Quiero darles mis más profundos agradecimientos a Bichito, mi fiel lectora; Dernix y Candy Bloom; por haber dejado tan alentadores reviews y animarme a seguir escribiendo. Gracias una vez más... y los dejo con la historia.
Capítulo 4:
Conociendo a la Comunidad
La mañana del 24 de Octubre fue más agitada de lo normal; Kate, quien había estado hablando con Gandalf y Elrond reanudo su caminata por Rivendel, al principio con los hobbits, Merry y Pippin; mas tarde se les unió Sam; pero pasado el medio día los tres hobbits se habían desaparecido y dejaron a Kate sola deambulando por el hermoso lugar.
"Deben haber ido a comer" –dijo Kate en voz baja- "Estos hobbits tiene como 6 comidas en el día; estoy segura que ya deben estar almorzando"
Ocasionalmente Kate veía a varios Elfos caminando cerca de donde se encontraban. Llevaban ropas claras y eran altos y esbeltos. Traían consigo un aire de seriedad pero mucha serenidad y armonía. La joven maga estaba deleitada con aquellos seres tan hermosos y perfectos. Sentía una gran paz al observarlos y a la vez una gran lástima ya que no podía ver la energía que desprendían a su paso. Algunos se detenían a intercambiar algunas palabras con ella; aunque Kate podía ver que no se daban cuenta de sus poderes ya que eran Elfos comunes, y esto la hacía sentir bastante bien ya que no estaba nada acostumbrada a que la trataran con tanto respeto.
Mientras caminaba un poco más llegó a la entrada de una habitación muy parecida a la suya. La curiosidad le entró y decidió asomarse a ver quien se encontraba adentro y gran fue su sorpresa al encontrar a Gandalf conversando con un pequeño hobbit recostado en la cama.
"Oh!, pero si es nuestra joven amiga!" –exclamó Gandalf con una sonrisa. Al finalizar la reunión que habían tenido más temprano Kate, Elrond y él habían acordado en no decir nada sobre la identidad de la maga; esta quedaría como un secreto que sólo se le informaría a Aragorn en su debido tiempo. Kate pasaría por una mujer que venía de tierras altas y lejanas; criada por una familia alejada de las grandes ciudades y países de Tierra Media- "Veo que has recorrido bastante por todo Rivendel"
Kate no respondió. Se había quedado observando al hobbit que estaba en la cama y tanto él como ella se miraban a los ojos preguntándose quien era el otro. Pronto Kate reconoció al mediano y se alegró mucho al ver que estaba mucho mejor. El pálido azul en el color de su piel había sido reemplazado por un tono rosa en las mejillas del hobbit. Sus ojos eran más vivos que antes y se veía mucho más fuerte.
"Frodo!" –exclamó con alegría- "No sabes cuánto gusto me da verte más saludable"
Frodo todavía la observaba sin poder decir una palabra. No entendía porqué ella sabía su nombre pero también sentía un aire familiar en la mirada de Kate. No tardó mucho antes de que recordara haberla visto entre los árboles antes de desmayarse a orillas del Vado.
"Tu... estabas en el Vado?" –dijo aun no muy convencido de su pregunta.
"Si" –respondió Kate acercándose a la cama- "Te vi justo antes de que te desmayaras; estabas con la dama Arwen y tu condición no era la mejor"
Frodo sintió una extraña alegría al oír hablar a Kate; no sabía porqué, pero ella parecía ser alguien muy especial para él; alguien que podría ayudarlo en esta ardua tarea...
"Pienso que ambos van a tener que hablar de algunas cosas" –interrumpió Gandalf- "Kate, él es Frodo hijo de Drogo; portador del anillo"
"Es un honor conocer a tan importante hobbit" –dijo Kate inclinando la cabeza; ya comenzaba a sentir el cuello adolorido de tanto inclinarla- "Vaya que extraño los antiguos saludos de mano" –pensó para sí.
"Debo hacerle una visita a Elrond antes del banquete de esta noche" –dijo Gandalf levantándose de la silla- "Los dejo"
"Banquete?" –preguntó Kate con sorpresa- "Cuál es el motivo?"
"La llegada de un hobbit muy especial y el inicio de una misión muy importante. Qué mejor motivo que ese?" –dijo Gandalf con una sonrisa- "Aunque ahora tendremos otro motivo más para celebrar entre tantas dificultades. Creo que sabes a qué me refiero, Kate"
Kate sonrió levemente. Sabía que el segundo motivo era su llegada, aunque de antemano presentía que casi nadie conocería ese motivo; a excepción de unos cuantos. Pero aun así, nadie había hecho un banquete en su honor; aunque pocos supieran la razón.
"Ahora, si me disculpan; debo atender unos asuntos" –dijo Gandalf retirándose de la habitación y dejando a la joven y al hobbit para que pudieran conversar.
Al principio pocas palabras fueron dichas, y tanto Kate como Frodo se mantenían muy reservados en cuanto a relatar algo de su vida. Pero las cosas lentamente cambiaron al punto en que ambos reían en grandes carcajadas hablando acerca de los otros hobbits o la misma Comarca. Frodo descubrió que Kate era muy amigable y cariñosa; se sentía a gusto hablando con ella y pronto olvidó el dolor y el pesar de días tan amargos. Kate veía en Frodo el hermano pequeño que nunca tuvo; sentía un gran aprecio por aquel hobbit y también un profundo respeto hacia la misión que recaía en él.
No pasó demasiado tiempo cuando llegaron Merry, Pippin y Sam a la habitación; y Kate observaba deleitada la alegría de los 4 amigos al verse todos juntos otra vez. Pronto todos los cinco se encontraban riendo y disfrutando de chistes y graciosos comentarios sobre sus vidas. Kate olvidó el cansancio y el sueño; se concentraba en escuchar los relatos de los hobbits que la mantenían muy entretenida.
Pero la tarde cayó y pronto cada uno fue dejando a Frodo solo para que descansase y también para prepararse para el gran banquete. Kate fue la última en abandonar la habitación.
"Ha sido una gran alegría y honor conocer a tan amable y particular hobbit" –dijo con una sonrisa en su rostro.
"Debo decir que este ha sido uno de los momentos más felices y tranquilos que he tenido en este largo viaje; nunca pensé que los humanos fueran como usted" –respondió mirándola con aquellos tiernos ojos azules que brillaban de alegría- "Espero verla de nuevo en el banquete"
"Sin duda ahí estaré Frodo, y podremos conversar y reír mucho más" –agregó Kate acercándose a la puerta- "Para ser tan pequeño conoces demasiado, y eso es un don que muy pocos tienen" –dijo antes de partir.
Se sentía feliz de estar ahí. Conversar con los hobbits fue una gran idea; con eso aprendió mucho sobre ellos y los lugares de Tierra Media; leyendas que, aunque cuentos infantiles para los medianos, Kate presentía eran ciertas. Tan perdida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuándo llegó a un pequeño pasillo alumbrado por una luz muy tenue y escasa.
A pesar de ser un poco más oscuro que el resto de pasillos en Rivendel; Kate no sentía miedo alguno a ese lugar. Toda la vida la oscuridad le había hecho poca gracia y no se sentía a gusto en lugares poco iluminados; pero aquel sitio era tranquilo y relajante. Más adelante había un pequeño balcón del cual se podía observar el oscuro cielo de la noche, bañado por cientos de estrellas que, junto con la Luna, llenaban de una maravillosa luz blanca aquel lugar. Kate decidió olvidar los comentarios de los hobbits en ese momento y concentrarse en escuchar la suave brisa que tocaba su cara y movía su largo cabello castaño. Cerrando sus ojos le pareció sentir un vestigio de la gran energía del lugar y no pudo evitar sentirse contenta con aquella ligera y frágil manifestación de su magia. Pero al abrir los ojos descubrió algo... no estaba sola.
En el siguiente balcón se encontraba otra persona. No lograba identificarla bien ya que la poca luz hacía poco exactas las facciones de su cara. Aunque no tardó mucho en darse cuenta que era un Elfo. Uno de los Elfos más bellos que había visto en aquel lugar. Sus ojos brillaban cuando la suave luz de las estrellas los tocaba y su cabello tan claro como la luz emitida por las velas del lugar se movía lentamente con la brisa nocturna. Pudo ver que al igual que ella, aquel Elfo estaba buscando un poco de tranquilidad en aquel lugar; parecía concentrado en sus propios pensamientos y había una mirada seria pero armoniosa en su cara.
La joven maga no podía evitar sentirse maravillada ante aquella imagen. Era como si entrase a un sueño en donde se encontrara con seres casi angelicales. No podía quitar su mirada de aquel Elfo y tampoco podía dejar de admirar su obvia belleza; delicada pero masculina a la vez.
Pero no pasó mucho antes de que el Elfo se diera cuenta de que era observado y rápidamente volteó a mirar hacia el balcón de Kate. Sus ojos se encontraron momentáneamente y le pareció a Kate que aquel segundo había durado una eternidad y que esos ojos habían llegado a ver su alma en tan corto instante... pero bajó la mirada tratando de ocultar su rostro y de repente se sintió como una joven estudiante que había sido sorprendida mirando al joven que le gusta. Tal fue la vergüenza que decidió retirarse del lugar, sin percatarse que aquel Elfo la seguía mirando; tratando de descubrir quién era.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
La reunión comenzó con una gran cena en la que Kate observó a nuevos personajes nunca antes visto. Elrond la había ubicado muy cerca de donde él se encontraba, así que pudo conversar un poco con Arwen y Gandalf. Estaba en la mesa de invitados especiales y desde allí pudo observar a nuevos huéspedes, que como ella, habían venido al Concilio.
Maravillada observaba a varios Enanos que se hicieron presentes en la comida. Al parecer habían llegado temprano en la mañana con varios representantes de otras razas y sólo hasta ahora habían podido conocer a Rivendel. Sin poder ocultar su sorpresa vio cómo los pequeños hombres compartían con algunos Elfos; aunque siempre manteniendo una distancia relativa. Después de tantas conversaciones con los hobbits, la joven maga había logrado comprender que Elfos y Enanos no se llevaban bien; pero aun así, ahora los veía conversando un poco y disfrutando de la cena.
Kate también vio a nuevos hombres que habían llegado a Rivendel. Entre ellos se encontraba uno llamado Boromir que al parecer venía de Gondor, uno de los reinos mencionados por los hobbits. Aunque no habían sido presentados aun; Gandalf lo había mencionado en la conversación y al parecer la importancia de este hombre en el concilio era grande. Según lo entendido por Kate; Gondor no tenía rey, sino un Senescal que era el padre de Boromir. Pero lo que sin duda impactó a la joven fue el enterarse de que Aragorn pertenecía al antiguo linaje de reyes de Gondor; y tal como se lo explicó Arwen en una corta pero interesante conversación al inicio del banquete, tarde o temprano, Aragorn debería retomar las riendas de Gondor y convertirse en Rey; aunque por alguna razón Kate pensaba que esto no era del agrado de Boromir.
La cena terminó y todos los invitados pasaron a una gran sala conocida como la sala del fuego. Según lo poco que había logrado explicarle Gandalf a Kate, esta era una habitación muy importante en la casa de Elrond, ya que aquí venían casi todos los Elfos de Rivendel y cualquier invitado a meditar y descansar bajo las brillantes llamas de un fuego que nunca se apagaba. A pesar del gentío y las voces que hablaban de temas variados, Kate encontraba una inusual paz en aquel lugar y veía el fuego que había en el centro de la sala mientras escuchaba los dulces cantos de varios Elfos que animaban la reunión con canciones que hablaban de la historia de su pueblo y de la Tierra Media. Casi no escuchaba las letras ya que no entendía nada; pero de alguna manera, los sentimientos de aquellas tonadas llegaban al corazón de Kate y podía identificar cuando eran alegres o tristes.
La animada reunión estaba llegando a su fin y varios de los invitados partían a sus habitaciones para descansar, ya que en la mañana siguiente se oficiaría El Concilio de Elrond. Kate no podía evitar recordar el concilio Blanco de su Era y rogaba a los dioses que esto no fuera nada parecido. Ahora quedaban pocos en el lugar y había más silencio. Gandalf se había retirado, al igual que Elrond y Arwen. Aragorn, que había dejado de lado aquellas ropas gastadas y ahora vestía una túnica de tela oscura y suave probablemente fabricada por los Elfos, se encontraba hablando con un hobbit de edad que Kate no lograba reconocer. Habían unos cuantos Elfos hablando en Sindarín a lo lejos y Kate vio a Frodo sentado en una silla cabizbajo, al parecer dormido después de celebrar tanto.
Ahora ella se encontraba de pie mirando el asombroso fuego en el centro de la sala. Cerró sus ojos lentamente para despejar su cabeza y concentrarse en el calor emitido por el brillante elemento de matices amarillos y naranjas. Vestía la misma ropa que se había puesto para el viaje a Tierra Media, pero ahora estaba lavada y como nueva; los Elfos se habían encargado de limpiar hasta la última mancha y tenía un suave olor a lavanda.
"Solo necesito fuerza" –pensó Kate mientras meditaba sobre todo lo que estaba sucediendo- "Fuerza para no fallar... para no caer... para no dejarme tentar" –decía para si mientras se dejaba bañar por el calor del fuego- "Fuerza para olvidar... perdonar... sanar" –continuaba ahora sintiendo un leve pesar en su corazón- "Para poder regresar... es lo único que pido para mi" –concluyó tratando de calmar el repentino desasosiego en su ser. Todavía no estaba ni remotamente segura de que podría cumplir esa misión.
Sus ojos se abrieron lentamente solo para encontrar a un Elfo que desde el otro extremo de la habitación la miraba intensamente. Era el mismo Elfo que estaba en aquel balcón antes de comenzar el banquete; pero extrañamente, Kate no sintió vergüenza o sorpresa al verlo de pie en ese lugar. No sintió temor o pena... se sintió tranquila... en paz. Esta vez no bajo la mirada, no volteó la cara. Mantuvo sus ojos posados en el rostro de aquel ser y él, a su vez, no quitaba los suyos. No había tensión ni hostilidad; los dos estaban ahí, mirándose como si se conocieran de años y no se sorprendieran al verse.
Un inusual sentimiento de calor apareció nuevamente en el corazón de Kate. Era como si reviviera una antigua sensación olvidada por los años y dejada guardada en un baúl. Una leve sonrisa cruzo por sus labios pero pronto se desvaneció al ver que el Elfo quitó su mirada de la suya y lentamente abandonaba la habitación. Kate sintió un repentino pesar en su corazón ante tal acto. Por qué se fue sin decir una palabra; sin mostrar alguna expresión en su rostro? Por qué no sonrió como ella? Por qué abandonó el recinto sin si quiera decir adiós?...
"Pero qué estás diciendo, Kate" –se reprendió levemente la maga- "Ni lo conoces y probablemente no lo volverás a ver más nunca... entonces por qué diablos te vas a sentir así ah?" –se dijo endureciendo el rostro y juntando las cejas un poco. Cualquiera se daría cuenta que estaba hablando consigo misma- "Viniste aquí a cumplir una misión, no a socializar. Y menos con un Elfo que tarde o temprano se va a ir a las costas y no volverás a ver"
"Por qué esa cara?" –interrumpió una voz detrás de Kate- "Eres la primera joven que veo conversa consigo misma de esa manera"
"Genial; ahora también soy un libro abierto para Aragorn" –pensó Kate volteándose para ver al montaraz detrás de ella- "Digamos que yo y yo misma necesitábamos discutir ciertos asuntos" –dijo con una sonrisa en el rostros; ya no quería darle más importancia al desconocido Elfo.
"Eres una persona muy interesante para ser tan joven, Kate" –dijo acercándose a la maga- "Eres más de lo que aparentas"
"Tu crees? A veces quisiera ser solo lo que aparento..." –dijo Kate en voz baja- "Pero me temo que poco puedo hacer al respecto" –dijo tratando de sonar más animada.
Aragorn guardó silencio por un momento. Intentado comprender cada una de las palabras de Kate. Después de un instante habló. "Gandalf me dijo lo que sabía sobre ti y los verdaderos motivos por los cuales has venido a esta Era. Siento mucho no haberte tratado con más respeto cuando llegaste; pero para alguien como yo; la confianza es algo que no se gana a primera vista"
"No tienes por qué disculparte, Aragorn" –dijo Kate manteniendo la mirada cálida y tranquila- "No puedo estar más agradecida por el buen trato que me han dado. Han sido más hospitalarios que en mi propia Era, y debo ser yo la que debe agradecer y mostrar el profundo respeto que siento por todos los que he podido conocer hasta ahora. En especial alguien como tu"
Aragorn sonrió ante las palabras de Kate "Me parece que has escuchado muchas cosas desde que llegaste a Rivendel, y aunque algunas son ciertas otras es mejor que pasen desapercibidas"
"Tarde o temprano todo lo oculto saldrá a la luz y los deberes que se han querido evitar tendrán que encararse" –dijo Kate mientras avanzaba hacia la puerta- "Créeme, deberán encararse. Te habla la voz experiencia en ese particular aspecto" –dijo abandonando el salón
"Me gustará mucho que estés en el Concilio, joven maga. Espero que puedas ayudar a Tierra Media en estos momentos de oscuridad. Eres un aliado invaluable" –dijo Aragorn en voz baja abandonado la Sala de Fuego.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
,,,Aquellos ojos azules... profundos como el mar... serenos como la suave brisa la miraban a lo lejos... Aquel rostro fino y blanco brillaba con luz propia... Kate se sentía apartada de todo y todos... solo podía estar con aquel ser...
"Hora de levantarse, Kate" –dijo una dulce voz sacando a Kate del pacífico sueño en el que estaba. Ya había pasado un tiempo desde que había dejado de soñar aquella pesadilla oscura que tenía repetidas veces cuando estaba en el siglo XXI. El sueño esta vez fue con aquel rostro Élfico tan perfecto y masculino. No quería despertar pero las constantes llamadas para levantarse tarde o temprano surtieron efecto- "Kate... no falta mucho para el Concilio... la mañana comienza muy a prisa"
"Huh?" –murmullo la joven maga levantándose lentamente de la cama- "Que la mañana qué?" -preguntó sin entender nada.
"La mañana pasa deprisa y el Concilio pronto va a comenzar. Debes alistarte" –dijo Arwen tratando de hacer que Kate se levantara.
"Concilio..." –murmuro Kate intentado recordar de qué hablaba Arwen. Todavía le costaba trabajo recordar las cosas del día anterior; al parecer su memoria también había sido afectada por el viaje- "Concilio!" –exclamó levantándose de la cama- "Dios mió! Qué horas son? Voy a llegar tarde!"
"Calma, Kate" –dijo Arwen mientras se sentaba en una silla cercana. La hija de Elrond se encontraba calmada y armoniosa como siempre. Ella no participaría en el concilio pero sabía que Kate no podía faltar así que había decidió ir a levantarla. Lo que nunca pensó fue que la joven maga fuera tan amante del sueño y costara tanto trabajo despertarla- "Falta todavía un poco para que comience el Concilio y, aunque te has levantado un poco tarde, tendrás tiempo suficiente para llegar"
Kate tomó sus ropas rápidamente y fue detrás de un biombo de tela color crema con pequeños apliques en plata con forma de flores y se cambió en menos de 2 minutos. Arwen miraba con una sonrisa a Kate, mientras esta corría por toda la habitación tomando las botas y el abrigo beige mientras decía oraciones incoherentes que incluían palabras sobre el Concilio, Gandalf, el haber dormido demasiado y un sin fin de temas que solo Kate podía nombrar.
"Diablos! Qué clase de maga decente se queda dormida ante algo tan importante?!" –exclamaba Kate poniéndose las botas- "Todavía no entiendo como me dieron semejante responsabilidad. Ni si quiera puedo levantarme temprano... es más... detesto levantarme temprano!"
Arwen no podía contener la risa. Kate podía pensar muy adultamente en ciertos momentos. Pero ahora se había olvidado de formalidades y palabras respetuosas. Ahora era solo ella; una joven alocada que corría buscando un cepillo para peinarse. Undómiel se levantó de la silla y tomó el cepillo que Kate estaba buscando desesperadamente.
"Siéntate y tranquilízate por un momento, Kate" –dijo señalando una silla cercana- "La prisa solo trae más cansancio y fatiga. Ahora necesitas estar tranquila y centrada"
Kate paró de correr por la habitación y se sentó en aquella silla, dejando que Arwen peinara su cabello. La hija de Elrond era sumamente delicada y trataba el cabello de Kate con mucha delicadeza. La joven maga sintió como entraba en ella una tranquilidad inmediata y casi en seguida se calmó y permitió que sus pies regresaran a tierra y se concentrara para la gran reunión próxima a celebrarse. Sentía las suaves manos de Arwen trabajando delicadamente sobre su cabello, haciendo pequeñas trenzas y peinándolo hasta dejarlo lizo como el de los mismos Elfos, con unas pequeñas ondulaciones en las puntas.
"Gracias" –dijo Kate con una sonrisa mientras bajaba su cabeza- "Lamento que hayas tenido que presenciar una muestra de mi inusual comportamiento; pero a veces no puedo evitarlo, y más cuando estoy recién levantada"
"No tienes porqué apenarte de nada" –respondió Arwen con una sonrisa- "Después de todo lo sucedido en tu corta vida, tienes derecho a sentirte desubicada de vez en cuando; ahora sería mejor si te apresuraras a reunirte con los demás. El concilio va a comenzar en cualquier momento"
Kate miró alegremente a Arwen y no pudo evitar darle un abrazo. La Elfa respondió a la muestra de cariño abrazando también a la recién llegada y diciendo una corta frase en Sindarín que Kate no pudo comprender. La maga hubiese deseado preguntarle su significado pero las campanas que anunciaban el inicio del Concilio comenzaban a sonar y tenía que partir a la reunión lo más antes posible,
"Debo irme" –dijo yendo hacia la puerta
"Que la gracia y sabiduría te acompañen y te ayuden resolver esta situación" –dijo Arwen mientras Kate abandonaba la habitación.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
El tan esperado Concilio había comenzado. Kate fue ubicada al lado de Frodo y desde allí, en el último puesto cerca de Elrond y Gandalf observó como llegaban cada uno de los representantes de los pueblos de Tierra Media. Los primeros fueron los Enanos, que ya había visto en el banquete. También llegaron algunos hombres, aunque realmente pocos; estaban Boromir y Aragorn cuyo puesto estaba ubicado del otro extremo del semi-círculo creado alrededor de Elrond. Frodo y su tío, Bilbo Bolson estaban cerca de ella; fue entonces cuando Kate se dio cuenta de que aquel viejo hobbit con el que hablaba Aragorn la noche anterior, estaba relacionado con Frodo y era el tío del que él tanto hablaba.
Pero los pensamientos de Kate fueron interrumpidos con la llegada de los Elfos que participarían en el Concilio. Según lo que sabía venían de varias tierras en diferentes lugares de Tierra Media y habían acudido al llamado de Elrond. Venía vestidos con ropas claras y capas Élficas de color grisáceo. Todos eran altos y elegantes; con una gracia innata y un porte respetuoso. La maga observaba deleitada a cada uno de ellos cuando su mirada cayó sobre uno de los últimos; de los más altos pero también de los más jóvenes... fue ahí cuando su memoria trajo imágenes de la noche anterior y recordó quién era aquel ser... Los ojos de Kate se abrieron en sorpresa y maravilla; ese Elfo era el mismo que vio en el balcón y en La Sala de Fuego... ahora estaba ahí en el concilio.
El Elfo volteó su cara hacia Kate, sintiendo que alguien lo observaba y una vez más se encontró con la joven que había visto el día anterior mientras meditaba en el balcón, y en la fiesta en la noche. Una vez más veía a tan extraña joven vestida con ropas inusuales cerca de él. No podía evitar sentir curiosidad al verla... y había algo más dentro de él que no dejaba que quitara su mirada de ella. Pero no era momento para mirar a nadie, y mucho menos una joven humana; había venido al Concilio en nombre de su pueblo, de su padre, y apoyaría cualquier decisión que se tomara en este.
Kate observaba a el Elfo desde su silla perdiéndose cada vez más en aquella imagen; sólo las palabras de Elrond pudieron sacarla de sus pensamientos.
"Amigos de antaño, nos hemos han sido convocados hoy para vencer a la amenaza de Mordor" –dijo seriamente captando así la atención de todos- "Hemos de comenzar el Concilio"
Durante varias horas, distintos personajes expusieron sus conocimientos sobre la creación del anillo y su posterior descubrimiento. Gandalf el gris habló un largo tiempo sobre el origen de la fuerza de Sauron y el verdadero propósito del anillo; mencionando la historia creada alrededor de este y la caía de los antiguos reyes por la codicia y ansias de poder provocadas por el anillo. Habló sobre la última alianza de Elfos y Hombres en contra de Sauron y ahí intervino un poco Elrond, quien había combatido junto con los antiguos dirigentes del hombre en la última gran batalla para acabar con el señor oscuro. Kate se encontraba totalmente inmersa en la historia; al punto de olvidar a los que se encontraban a su alrededor, incluyendo al misterioso Elfo. Solo prestaba atención a aquel que continuara con el relato, resolviendo así todas sus dudas y aprendiendo todo lo que le fuera posible sobre Tierra Media y su historia.
La maravilla, el asombro, el temor y la angustia se apoderaban de Kate al escuchar los relatos sobre el gran poder malévolo del anillo y sus grandes consecuencias tanto en aquel que se dejara tentar como para los que lo rodeaban. Con los relatos de Bilbo conoció la leyenda de Gollum y el terrible poder que tenía el anillo sobre él. Los ojos de la maga mostraban cada una de sus emociones: a veces de tristeza y compasión, otras de miedo y preocupación, y algunas de sorpresa y desconcierto. De vez en cuando, Frodo volteaba su mirada para verla y se encontraba con una joven que estaba sumergida en la historia del anillo y que probablemente era la que escuchaba con más atención y entendía, sin duda alguna, el grave peligro al que se enfrentaban. Aragorn miraba de reojo a Kate, para asegurarse de que todo estuviera bien y ella comprendiera lo dicho; pero no hubo duda de ello cada vez que miraba a sus ojos. Le asombraba la manera en la que esa joven podía cambiar de ánimo con cada palabra; viendo en ella algunas veces miedo... temor y angustia, y otras, valor.. coraje y determinación. Le parecía increíble ver todas esas emociones reflejadas en aquellos ojos cafés tan expresivos y cambiantes.
Pero el día pasaba y cada vez la jornada se hacía más pesada. Eran demasiadas las historias por contar y muy largas; pero eran necesarias para el completo entendimiento de todos los que se encontraban en aquel lugar y de suma importancia para tomar una decisión correcta. Todos estaban comenzando a cansarse a excepción de Kate que todavía escuchaba con atención los relatos; pero en cierto punto también comenzaba a impacientarse. Fue entonces cuando Elrond llamó a Frodo y le ordenó mostrase el anillo; al hacer esto, todos sin duda alguna quedaron sorprendidos ante la diminuta joya en el centro de el Concilio. Frodo tomó asiento y todos callaron por un momento.
Pero el anillo era tan simple que no parecía ser dañino; y los presentes no estaban seguros de que era el mismo mencionado en los relatos comentados durante toda la jornada. Fue cuando uno de los Elfos mayores manifestó sus dudas sobre la procedencia del anillo, que Gandalf decidió hablar y comprobar su originalidad.
"Este anillo que veis ante vosotros es redondo y sin piedra alguna, a diferencia de los 7 anillos de los enanos y los 9 de los hombre y hasta los mismos 3 de los Elfos" –luego continuó levantándose de su asiento- "Además, al atreverse a poner esta cosa en el fuego, se puede ver claramente una inscripción aparentemente borrada por el tiempo" –y diciendo esto, Gandalf se acercó al centro del círculo y guardó silencio por un momento; luego respiró profundamente y dijo: "Ash Nazg Durbatulûk, ash nazg gimbatul, ash nazg thrakalûk agh burzum-ishi krimpatul ".
Al mencionar estas palabras una oscuridad repentina llegó al lugar de la reunión y todos guardaron un silencio terrorífico. Los enanos bajaron la cabeza y los Elfos se taparon los oídos tratando de evitar escuchar aquellas palabras. Kate, sin darse cuenta que hacía lo mismo que ellos, también protegió sus oídos para no escuchar, recordando que eran las mismas palabras de lengua malévola que había escuchado en sus pesadillas y que no quería escuchar. Sentía terror al oírlas y sin darse cuenta había comenzado a temblar de frío; el miedo se apoderó de ella.
"Para!" –gritó apenas Gandalf acabó de pronunciar la última palabra- "Por favor gandalf, no digas más!... no... no las pronuncies!... ni siquiera las pienses!" –exclamó levantándose de su silla; el aire le faltaba y respiraba muy agitadamente- "Os ruego..." –dijo con la mirada triste, cansada y baja.
Todos voltearon a mirar a Kate, que hasta ahora había hablado por primera vez. No pensaron que fuera a decir algo como eso; se sentían fastidiados con aquellas palabras, pero Kate parecía extremadamente afectada por el idioma. Aquel Elfo que había visto la noche anterior la miraba son un rostro lleno de sorpresa y confusión. No entendía cómo un humano podía verse tan afectado por el lenguaje de Mordor; después de todo ellos no tenían la sensibilidad de los Elfos; pero al parecer esta joven era un tanto especial, y eso era algo que le llamaba mucho la atención sobre ella.
Aragorn y Gandalf se mostraron sumamente preocupados ante la reacción de Kate al oír las palabras dichas por el mago gris y hasta el mismo hechicero se arrepentía de haberlas dicho; vio como al hacerlo la energía de Kate, apenas recuperándose un poco, volvía a ser disminuida en el instante, causándole un gran dolor.
Kate se sentó nuevamente, un poco asombrada de si misma por haber hecho eso; tenía planeado no decir ni una palabra en el Concilio, pero al parecer no pudo retener aquel impulso que atrajo las miradas de todos y la hizo sentir apenada al haberlo hecho; pero estaba tan perturbada por aquellas palabras que poco le importó en el momento.
"Siento mucho haber dicho esto, Joven Kate" –dijo Gandalf con una mirada de compasión en su rostro- "Creo que no debí haber llegado a utilizar este recurso para probar la verdadera identidad del anillo"
"Soy yo la que debo pedir disculpas por mi manera de actuar" –dijo kate respirando mejor que antes- "Fue muy imprudente haber interrumpido con tan inoportuno favor y os aseguro no volverá a suceder" –terminó bajando la mirada y ocultando sus ojos débiles y cansados de las miradas de los demás.
"Nunca nadie se a atrevido a pronunciar estas palabras aquí, en Imladris" –dijo Elrond apoyando la causa de Kate- "Y espero no volver a escucharlas"
"Así será" –dijo Gandalf tomando asiento de nuevo y mirando de reojo a Kate, asegurándose de que estaría bien. Lo reconfortó la mirada de la joven que le sonrió levemente asegurándole que se encontraba en buen estado.
Después de eso hubo un corto silencio interrumpido por uno de los hombres en el Concilio.
"Este es un regalo para los enemigos de Mordor!" –exclamó Boromir levantándose de la silla- "Podríamos usarlo en su contra. Gondor ha estado defendiendo estas tierras desde hace tiempo y un arma como esta sería una ayuda superior a todas nuestra esperanzas"
Kate levantó la mirada ante el tono en la voz de Boromir. Había algo en él que no le gustaba a la joven maga y no deseaba saber qué era. Mientras Boromir continuaba pidiendo el permiso para usar el anillo, los otros presentes también comenzaban a tener pensamientos como los de la joven maga y miraban de extraña manera a Boromir.
"No has escuchado todo lo que se ha hablado aquí, Boromir?" –dijo Aragorn interrumpiéndolo- "El anillo obedece a uno solo, el señor de la oscuridad, Sauron. No debe ser usado por ninguno de los que están aquí y debe ser destruido"
"Y qué sabe un montaraz de algo tan importante como el anillo? Ustedes no pelean como nosotros por mantener la paz en estas tierras"
"El no es cualquier montaraz" –exclamó uno de los Elfos. Para sorpresa de Kate que miraba atenta la discusión, era el mismo que había estado en sus sueños; pero ahora tenía una mirada seria y profunda.. casi amenazadora- "Él es Aragorn hijo de Arathorn, le debes tu respeto"
"Aragorn! Este es el heredero de Isildur!"- exclamó Boromir
"Y heredero del trono de Gondor" –continuó Legolas desafiante
"Havo dad, Legolas" –dijo Aragorn calmando al elfo. Kate estaba maravillada ante la forma en la que aquel ser defendió el honor de Aragorn; parecían ser muy amigos.
"Gondor no tiene rey y no lo necesita" –dijo Boromir mirando a Aragorn con cierta rabia y orgullo en su voz.
"Sin embargo Aragorn tiene razón" –dijo Gandalf intentando calmar los ánimos de Boromir- "El anillo debe ser destruido"
Otra vez apareció aquel usual silencio después de que Gandalf hablaba. Kate, ahora recuperada del todo miraba a su alrededor tratando de asimilar todo lo dicho.
"Entonces qué esperamos?" –dijo uno de los enanos de Nombre Gimli, hijo de Glóin. Y al hacer fue directo con su hacha a atacar el anillo.
Pero nada sucedió y por el contrario, Gimli fue empujado por una increíble fuerza hacia atrás y su hacha se hizo mil pedazos; mientras el anillo seguía intacto. Un sentimiento de confusión y desconcierto entró en las mentes de todos; dejando que otra vez el silencio apareciera en el Concilio.
Fue Elrond el que interrumpió el silencio esta vez "Gimli hijo de Glóin; el anillo no puede ser destruido por ninguna arma que poseamos. Solo hay una forma de hacerlo"
Ante estas palabras Kate guardó su aliento esperando oír la única forma que serviría para destruir aquella amenaza; recordando claramente las palabras de Elizabeth... deberían viajar a la montaña del destino.
"El anillo debe ser derretido con el fuego de la montaña del Destino" –dijo Elrond en tono grave- "Debe ser llevado al centro de Mordor y ser destruido; puesto que no puede esconderse del enemigo ni guardarse en Rivendel. La pregunta es: Quién lo llevará?"
Kate guardó silencio; estaba expectante y ansiosa por escuchar decir a Frodo que él sería el portador del anillo. Sabía que aquel hobbit sería perfecto para la tarea; después de tanto conversar con él, había logrado desarrollar una gran confianza y amistad con el mediano.
"Uno simplemente no entra a Mordor; sus puertas están vigiladas por más Orcos; ahí hay un mal que nunca duerme y el gran ojo siempre vigila y solo hay fuego, cenizas y polvo y cada bocanada de aire que tomas está envenenado" –interrumpió Boromir en tono grave y amenazador- "Ni si quiera con 10.000 hombres podríamos hacerlo!" –exclamó exaltado.
Kate miraba incrédula lo que estaba sucediendo; justo entonces Legolas se levantó una vez más de su silla. La joven maga podía ver el descontento por las palabras de Boromir en los ojos del Elfo; aquellos ojos que en la noche anterior brillaban con la luz de las estrellas.
"No has oído nada de lo que se ha dicho?!" –exclamó desafiante- "El anillo debe ser destruido!"
Casi al instante de haber dicho esto, Gimli el señor enano se levantó de su silla impulsado por un gran coraje "Y supongo que crees ser el más adecuado para hacer eso no?" –preguntó con sarcasmo y rabia en su voz.
"Y si fallamos?" –indagó Boromir sin prestar atención a lo dicho por Gimli- "Si el anillo llega a manos de Sauron, entonces qué pasara?"
Kate presentía que las cosas no se iban a poner mejor...
"Prefiero morir antes de ver tal anillo en las manos de un Elfo!" –exclamó Gimli mirando a Legolas directo a los ojos.
Y fue ahí cuando todo llegó al tope. Los Elfos se levantaron de sus sillas al igual que los enanos; apunto de atacarse los unos a los otros. Legolas y Gimli discutían sin parar, mientras que Boromir y Aragorn hablaban en voz alta. Todos se habían levantado y todos hablaban a la vez. Kate miraba desesperada a todo el mundo; no podía creer que hasta en Tierra Media se vieran tales situaciones. Nadie escuchaba a nadie y lo que era peor... no se encontraba solución alguna a tan temible mal.
"Yo lo llevaré" –dijo una pequeña y débil voz- "Yo lo haré"
Kate volteó su mirada para encontrar al pequeño Frodo de pie ofreciendo ser el portador del anillo. De repente todos guardaron silencio al oír tal propuesta y los ojos de la joven maga se llenaron de felicidad y compasión al escuchar tan simples pero grandes palabras.
"Lo llevaré a Mordor, pero..." –el mediano vaciló en hablar ante la repentina atención de todos- "No conozco el camino"
Gandalf sonrió ampliamente y miró al joven hobbit "Te ayudaré con esta tarea mientras tu seas el que la cumplas, Frodo Bolson"
De repente todos sonrieron y los ánimos se calmaron trayendo de nuevo la tan necesitada paz.
"Si con mi vida o muerte te puedo proteger, lo haré" –dijo Aragorn acercándose al hobbit y agachándose ante él- "Tienes mi espada"
Y de repente Kate vio cómo los representantes de cada raza de Tierra Media se acercaron a Frodo. Con gran alegría vio cómo Legolas ofreció su arco y Gimli su hacha. También se acercó Boromir; que aunque dudoso, al final se ofreció a acompañar al hobbit.
Kate observaba la escena con gran emoción. Estaba presenciando el comienzo de una alianza muy importante; pero pronto recordó que todo aquel involucrado con Frodo se involucraría con el anillo y estaría en gran peligro, y ella no sabía como acabarían las cosas. Pronto se dio cuenta de que la estaban observando Gandalf y Elrond; quienes, podía verse, esperaban a que ella dijera algo sobre su participación. La joven maga levantó la mirada confusa y preocupada; ya no había vuelta atrás; era ahora que debía decidirse y aunque el miedo se encontraba invadiendo todo su cuerpo, sabía que debía aceptar... tendría que partir con la compañía; formar parte de la comunidad.
"Frodo Bolson, con todo mi ser defenderé tu causa y de ser necesario, moriré por ella" –dijo arrodillándose ante el hobbit.
Todos miraron a la joven; algunos con escepticismo como Boromir; otros con alegría como Gandalf, Elrond y Aragorn y otros con gran asombro, como Legolas y Gimli.
Después de la inesperada y a la vez deseada participación de Kate, Elrond habló proclamando: "Serán la Co-
"Un momento!" –gritó una voz interrumpiendo al Medio Elfo- "Si mi maestro va, yo iré con el" –dijo Sam Gamgy saliendo detrás de unos arbustos.
Casi en el instantes aparecieron Merry y Pippin escondidos detrás de una columna exclamando con mucho entusiasmo que ellos también acompañarían a Frodo. Kate miró con alegría a los cuatro hobbits que parecían más hermanos que amigos; no podía evitar recordar a Elizabeth y Dave que estaban esperándola de regreso; y la tristeza invadió su corazón una vez más al recordarlos, aunque pronto fue olvidada al escuchar las palabras de Elrond.
"Serán diez compañeros y juntos formarán La Comunidad del Anillo" –dijo Elrond mirando a los miembros de la última alianza entre las razas de Tierra Media para vencer el mal; claro está, agregando a una joven maga del siglo XXI que todavía no creía todo lo que le estaba sucediendo en su corta vida.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Silver Card: Bueno... espero que este capítulo haya sido de su agrado y lo hayan disfrutado tanto como yo al escribirlo (aunque debo decir que ya ha comenzado la parte difícil para mí, ya que debo ligar la historia de Kate con la del libro). De ante mano pido disculpas si los diálogos de los personajes del Señor de los Anillos no son completamente fieles al libro o la película. Estoy tratando de hacerlos lo más parecidos posibles.... Hasta un próximo capítulo!!
Aunque hasta ahora recordé este detalle, creo que debo decirlo. El señor de los anillos no me pertenece al igual que todos los personajes de esta historia; a excepción, claro está, de Kate Connors.
Quiero darles mis más profundos agradecimientos a Bichito, mi fiel lectora; Dernix y Candy Bloom; por haber dejado tan alentadores reviews y animarme a seguir escribiendo. Gracias una vez más... y los dejo con la historia.
Capítulo 4:
Conociendo a la Comunidad
La mañana del 24 de Octubre fue más agitada de lo normal; Kate, quien había estado hablando con Gandalf y Elrond reanudo su caminata por Rivendel, al principio con los hobbits, Merry y Pippin; mas tarde se les unió Sam; pero pasado el medio día los tres hobbits se habían desaparecido y dejaron a Kate sola deambulando por el hermoso lugar.
"Deben haber ido a comer" –dijo Kate en voz baja- "Estos hobbits tiene como 6 comidas en el día; estoy segura que ya deben estar almorzando"
Ocasionalmente Kate veía a varios Elfos caminando cerca de donde se encontraban. Llevaban ropas claras y eran altos y esbeltos. Traían consigo un aire de seriedad pero mucha serenidad y armonía. La joven maga estaba deleitada con aquellos seres tan hermosos y perfectos. Sentía una gran paz al observarlos y a la vez una gran lástima ya que no podía ver la energía que desprendían a su paso. Algunos se detenían a intercambiar algunas palabras con ella; aunque Kate podía ver que no se daban cuenta de sus poderes ya que eran Elfos comunes, y esto la hacía sentir bastante bien ya que no estaba nada acostumbrada a que la trataran con tanto respeto.
Mientras caminaba un poco más llegó a la entrada de una habitación muy parecida a la suya. La curiosidad le entró y decidió asomarse a ver quien se encontraba adentro y gran fue su sorpresa al encontrar a Gandalf conversando con un pequeño hobbit recostado en la cama.
"Oh!, pero si es nuestra joven amiga!" –exclamó Gandalf con una sonrisa. Al finalizar la reunión que habían tenido más temprano Kate, Elrond y él habían acordado en no decir nada sobre la identidad de la maga; esta quedaría como un secreto que sólo se le informaría a Aragorn en su debido tiempo. Kate pasaría por una mujer que venía de tierras altas y lejanas; criada por una familia alejada de las grandes ciudades y países de Tierra Media- "Veo que has recorrido bastante por todo Rivendel"
Kate no respondió. Se había quedado observando al hobbit que estaba en la cama y tanto él como ella se miraban a los ojos preguntándose quien era el otro. Pronto Kate reconoció al mediano y se alegró mucho al ver que estaba mucho mejor. El pálido azul en el color de su piel había sido reemplazado por un tono rosa en las mejillas del hobbit. Sus ojos eran más vivos que antes y se veía mucho más fuerte.
"Frodo!" –exclamó con alegría- "No sabes cuánto gusto me da verte más saludable"
Frodo todavía la observaba sin poder decir una palabra. No entendía porqué ella sabía su nombre pero también sentía un aire familiar en la mirada de Kate. No tardó mucho antes de que recordara haberla visto entre los árboles antes de desmayarse a orillas del Vado.
"Tu... estabas en el Vado?" –dijo aun no muy convencido de su pregunta.
"Si" –respondió Kate acercándose a la cama- "Te vi justo antes de que te desmayaras; estabas con la dama Arwen y tu condición no era la mejor"
Frodo sintió una extraña alegría al oír hablar a Kate; no sabía porqué, pero ella parecía ser alguien muy especial para él; alguien que podría ayudarlo en esta ardua tarea...
"Pienso que ambos van a tener que hablar de algunas cosas" –interrumpió Gandalf- "Kate, él es Frodo hijo de Drogo; portador del anillo"
"Es un honor conocer a tan importante hobbit" –dijo Kate inclinando la cabeza; ya comenzaba a sentir el cuello adolorido de tanto inclinarla- "Vaya que extraño los antiguos saludos de mano" –pensó para sí.
"Debo hacerle una visita a Elrond antes del banquete de esta noche" –dijo Gandalf levantándose de la silla- "Los dejo"
"Banquete?" –preguntó Kate con sorpresa- "Cuál es el motivo?"
"La llegada de un hobbit muy especial y el inicio de una misión muy importante. Qué mejor motivo que ese?" –dijo Gandalf con una sonrisa- "Aunque ahora tendremos otro motivo más para celebrar entre tantas dificultades. Creo que sabes a qué me refiero, Kate"
Kate sonrió levemente. Sabía que el segundo motivo era su llegada, aunque de antemano presentía que casi nadie conocería ese motivo; a excepción de unos cuantos. Pero aun así, nadie había hecho un banquete en su honor; aunque pocos supieran la razón.
"Ahora, si me disculpan; debo atender unos asuntos" –dijo Gandalf retirándose de la habitación y dejando a la joven y al hobbit para que pudieran conversar.
Al principio pocas palabras fueron dichas, y tanto Kate como Frodo se mantenían muy reservados en cuanto a relatar algo de su vida. Pero las cosas lentamente cambiaron al punto en que ambos reían en grandes carcajadas hablando acerca de los otros hobbits o la misma Comarca. Frodo descubrió que Kate era muy amigable y cariñosa; se sentía a gusto hablando con ella y pronto olvidó el dolor y el pesar de días tan amargos. Kate veía en Frodo el hermano pequeño que nunca tuvo; sentía un gran aprecio por aquel hobbit y también un profundo respeto hacia la misión que recaía en él.
No pasó demasiado tiempo cuando llegaron Merry, Pippin y Sam a la habitación; y Kate observaba deleitada la alegría de los 4 amigos al verse todos juntos otra vez. Pronto todos los cinco se encontraban riendo y disfrutando de chistes y graciosos comentarios sobre sus vidas. Kate olvidó el cansancio y el sueño; se concentraba en escuchar los relatos de los hobbits que la mantenían muy entretenida.
Pero la tarde cayó y pronto cada uno fue dejando a Frodo solo para que descansase y también para prepararse para el gran banquete. Kate fue la última en abandonar la habitación.
"Ha sido una gran alegría y honor conocer a tan amable y particular hobbit" –dijo con una sonrisa en su rostro.
"Debo decir que este ha sido uno de los momentos más felices y tranquilos que he tenido en este largo viaje; nunca pensé que los humanos fueran como usted" –respondió mirándola con aquellos tiernos ojos azules que brillaban de alegría- "Espero verla de nuevo en el banquete"
"Sin duda ahí estaré Frodo, y podremos conversar y reír mucho más" –agregó Kate acercándose a la puerta- "Para ser tan pequeño conoces demasiado, y eso es un don que muy pocos tienen" –dijo antes de partir.
Se sentía feliz de estar ahí. Conversar con los hobbits fue una gran idea; con eso aprendió mucho sobre ellos y los lugares de Tierra Media; leyendas que, aunque cuentos infantiles para los medianos, Kate presentía eran ciertas. Tan perdida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuándo llegó a un pequeño pasillo alumbrado por una luz muy tenue y escasa.
A pesar de ser un poco más oscuro que el resto de pasillos en Rivendel; Kate no sentía miedo alguno a ese lugar. Toda la vida la oscuridad le había hecho poca gracia y no se sentía a gusto en lugares poco iluminados; pero aquel sitio era tranquilo y relajante. Más adelante había un pequeño balcón del cual se podía observar el oscuro cielo de la noche, bañado por cientos de estrellas que, junto con la Luna, llenaban de una maravillosa luz blanca aquel lugar. Kate decidió olvidar los comentarios de los hobbits en ese momento y concentrarse en escuchar la suave brisa que tocaba su cara y movía su largo cabello castaño. Cerrando sus ojos le pareció sentir un vestigio de la gran energía del lugar y no pudo evitar sentirse contenta con aquella ligera y frágil manifestación de su magia. Pero al abrir los ojos descubrió algo... no estaba sola.
En el siguiente balcón se encontraba otra persona. No lograba identificarla bien ya que la poca luz hacía poco exactas las facciones de su cara. Aunque no tardó mucho en darse cuenta que era un Elfo. Uno de los Elfos más bellos que había visto en aquel lugar. Sus ojos brillaban cuando la suave luz de las estrellas los tocaba y su cabello tan claro como la luz emitida por las velas del lugar se movía lentamente con la brisa nocturna. Pudo ver que al igual que ella, aquel Elfo estaba buscando un poco de tranquilidad en aquel lugar; parecía concentrado en sus propios pensamientos y había una mirada seria pero armoniosa en su cara.
La joven maga no podía evitar sentirse maravillada ante aquella imagen. Era como si entrase a un sueño en donde se encontrara con seres casi angelicales. No podía quitar su mirada de aquel Elfo y tampoco podía dejar de admirar su obvia belleza; delicada pero masculina a la vez.
Pero no pasó mucho antes de que el Elfo se diera cuenta de que era observado y rápidamente volteó a mirar hacia el balcón de Kate. Sus ojos se encontraron momentáneamente y le pareció a Kate que aquel segundo había durado una eternidad y que esos ojos habían llegado a ver su alma en tan corto instante... pero bajó la mirada tratando de ocultar su rostro y de repente se sintió como una joven estudiante que había sido sorprendida mirando al joven que le gusta. Tal fue la vergüenza que decidió retirarse del lugar, sin percatarse que aquel Elfo la seguía mirando; tratando de descubrir quién era.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
La reunión comenzó con una gran cena en la que Kate observó a nuevos personajes nunca antes visto. Elrond la había ubicado muy cerca de donde él se encontraba, así que pudo conversar un poco con Arwen y Gandalf. Estaba en la mesa de invitados especiales y desde allí pudo observar a nuevos huéspedes, que como ella, habían venido al Concilio.
Maravillada observaba a varios Enanos que se hicieron presentes en la comida. Al parecer habían llegado temprano en la mañana con varios representantes de otras razas y sólo hasta ahora habían podido conocer a Rivendel. Sin poder ocultar su sorpresa vio cómo los pequeños hombres compartían con algunos Elfos; aunque siempre manteniendo una distancia relativa. Después de tantas conversaciones con los hobbits, la joven maga había logrado comprender que Elfos y Enanos no se llevaban bien; pero aun así, ahora los veía conversando un poco y disfrutando de la cena.
Kate también vio a nuevos hombres que habían llegado a Rivendel. Entre ellos se encontraba uno llamado Boromir que al parecer venía de Gondor, uno de los reinos mencionados por los hobbits. Aunque no habían sido presentados aun; Gandalf lo había mencionado en la conversación y al parecer la importancia de este hombre en el concilio era grande. Según lo entendido por Kate; Gondor no tenía rey, sino un Senescal que era el padre de Boromir. Pero lo que sin duda impactó a la joven fue el enterarse de que Aragorn pertenecía al antiguo linaje de reyes de Gondor; y tal como se lo explicó Arwen en una corta pero interesante conversación al inicio del banquete, tarde o temprano, Aragorn debería retomar las riendas de Gondor y convertirse en Rey; aunque por alguna razón Kate pensaba que esto no era del agrado de Boromir.
La cena terminó y todos los invitados pasaron a una gran sala conocida como la sala del fuego. Según lo poco que había logrado explicarle Gandalf a Kate, esta era una habitación muy importante en la casa de Elrond, ya que aquí venían casi todos los Elfos de Rivendel y cualquier invitado a meditar y descansar bajo las brillantes llamas de un fuego que nunca se apagaba. A pesar del gentío y las voces que hablaban de temas variados, Kate encontraba una inusual paz en aquel lugar y veía el fuego que había en el centro de la sala mientras escuchaba los dulces cantos de varios Elfos que animaban la reunión con canciones que hablaban de la historia de su pueblo y de la Tierra Media. Casi no escuchaba las letras ya que no entendía nada; pero de alguna manera, los sentimientos de aquellas tonadas llegaban al corazón de Kate y podía identificar cuando eran alegres o tristes.
La animada reunión estaba llegando a su fin y varios de los invitados partían a sus habitaciones para descansar, ya que en la mañana siguiente se oficiaría El Concilio de Elrond. Kate no podía evitar recordar el concilio Blanco de su Era y rogaba a los dioses que esto no fuera nada parecido. Ahora quedaban pocos en el lugar y había más silencio. Gandalf se había retirado, al igual que Elrond y Arwen. Aragorn, que había dejado de lado aquellas ropas gastadas y ahora vestía una túnica de tela oscura y suave probablemente fabricada por los Elfos, se encontraba hablando con un hobbit de edad que Kate no lograba reconocer. Habían unos cuantos Elfos hablando en Sindarín a lo lejos y Kate vio a Frodo sentado en una silla cabizbajo, al parecer dormido después de celebrar tanto.
Ahora ella se encontraba de pie mirando el asombroso fuego en el centro de la sala. Cerró sus ojos lentamente para despejar su cabeza y concentrarse en el calor emitido por el brillante elemento de matices amarillos y naranjas. Vestía la misma ropa que se había puesto para el viaje a Tierra Media, pero ahora estaba lavada y como nueva; los Elfos se habían encargado de limpiar hasta la última mancha y tenía un suave olor a lavanda.
"Solo necesito fuerza" –pensó Kate mientras meditaba sobre todo lo que estaba sucediendo- "Fuerza para no fallar... para no caer... para no dejarme tentar" –decía para si mientras se dejaba bañar por el calor del fuego- "Fuerza para olvidar... perdonar... sanar" –continuaba ahora sintiendo un leve pesar en su corazón- "Para poder regresar... es lo único que pido para mi" –concluyó tratando de calmar el repentino desasosiego en su ser. Todavía no estaba ni remotamente segura de que podría cumplir esa misión.
Sus ojos se abrieron lentamente solo para encontrar a un Elfo que desde el otro extremo de la habitación la miraba intensamente. Era el mismo Elfo que estaba en aquel balcón antes de comenzar el banquete; pero extrañamente, Kate no sintió vergüenza o sorpresa al verlo de pie en ese lugar. No sintió temor o pena... se sintió tranquila... en paz. Esta vez no bajo la mirada, no volteó la cara. Mantuvo sus ojos posados en el rostro de aquel ser y él, a su vez, no quitaba los suyos. No había tensión ni hostilidad; los dos estaban ahí, mirándose como si se conocieran de años y no se sorprendieran al verse.
Un inusual sentimiento de calor apareció nuevamente en el corazón de Kate. Era como si reviviera una antigua sensación olvidada por los años y dejada guardada en un baúl. Una leve sonrisa cruzo por sus labios pero pronto se desvaneció al ver que el Elfo quitó su mirada de la suya y lentamente abandonaba la habitación. Kate sintió un repentino pesar en su corazón ante tal acto. Por qué se fue sin decir una palabra; sin mostrar alguna expresión en su rostro? Por qué no sonrió como ella? Por qué abandonó el recinto sin si quiera decir adiós?...
"Pero qué estás diciendo, Kate" –se reprendió levemente la maga- "Ni lo conoces y probablemente no lo volverás a ver más nunca... entonces por qué diablos te vas a sentir así ah?" –se dijo endureciendo el rostro y juntando las cejas un poco. Cualquiera se daría cuenta que estaba hablando consigo misma- "Viniste aquí a cumplir una misión, no a socializar. Y menos con un Elfo que tarde o temprano se va a ir a las costas y no volverás a ver"
"Por qué esa cara?" –interrumpió una voz detrás de Kate- "Eres la primera joven que veo conversa consigo misma de esa manera"
"Genial; ahora también soy un libro abierto para Aragorn" –pensó Kate volteándose para ver al montaraz detrás de ella- "Digamos que yo y yo misma necesitábamos discutir ciertos asuntos" –dijo con una sonrisa en el rostros; ya no quería darle más importancia al desconocido Elfo.
"Eres una persona muy interesante para ser tan joven, Kate" –dijo acercándose a la maga- "Eres más de lo que aparentas"
"Tu crees? A veces quisiera ser solo lo que aparento..." –dijo Kate en voz baja- "Pero me temo que poco puedo hacer al respecto" –dijo tratando de sonar más animada.
Aragorn guardó silencio por un momento. Intentado comprender cada una de las palabras de Kate. Después de un instante habló. "Gandalf me dijo lo que sabía sobre ti y los verdaderos motivos por los cuales has venido a esta Era. Siento mucho no haberte tratado con más respeto cuando llegaste; pero para alguien como yo; la confianza es algo que no se gana a primera vista"
"No tienes por qué disculparte, Aragorn" –dijo Kate manteniendo la mirada cálida y tranquila- "No puedo estar más agradecida por el buen trato que me han dado. Han sido más hospitalarios que en mi propia Era, y debo ser yo la que debe agradecer y mostrar el profundo respeto que siento por todos los que he podido conocer hasta ahora. En especial alguien como tu"
Aragorn sonrió ante las palabras de Kate "Me parece que has escuchado muchas cosas desde que llegaste a Rivendel, y aunque algunas son ciertas otras es mejor que pasen desapercibidas"
"Tarde o temprano todo lo oculto saldrá a la luz y los deberes que se han querido evitar tendrán que encararse" –dijo Kate mientras avanzaba hacia la puerta- "Créeme, deberán encararse. Te habla la voz experiencia en ese particular aspecto" –dijo abandonando el salón
"Me gustará mucho que estés en el Concilio, joven maga. Espero que puedas ayudar a Tierra Media en estos momentos de oscuridad. Eres un aliado invaluable" –dijo Aragorn en voz baja abandonado la Sala de Fuego.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
,,,Aquellos ojos azules... profundos como el mar... serenos como la suave brisa la miraban a lo lejos... Aquel rostro fino y blanco brillaba con luz propia... Kate se sentía apartada de todo y todos... solo podía estar con aquel ser...
"Hora de levantarse, Kate" –dijo una dulce voz sacando a Kate del pacífico sueño en el que estaba. Ya había pasado un tiempo desde que había dejado de soñar aquella pesadilla oscura que tenía repetidas veces cuando estaba en el siglo XXI. El sueño esta vez fue con aquel rostro Élfico tan perfecto y masculino. No quería despertar pero las constantes llamadas para levantarse tarde o temprano surtieron efecto- "Kate... no falta mucho para el Concilio... la mañana comienza muy a prisa"
"Huh?" –murmullo la joven maga levantándose lentamente de la cama- "Que la mañana qué?" -preguntó sin entender nada.
"La mañana pasa deprisa y el Concilio pronto va a comenzar. Debes alistarte" –dijo Arwen tratando de hacer que Kate se levantara.
"Concilio..." –murmuro Kate intentado recordar de qué hablaba Arwen. Todavía le costaba trabajo recordar las cosas del día anterior; al parecer su memoria también había sido afectada por el viaje- "Concilio!" –exclamó levantándose de la cama- "Dios mió! Qué horas son? Voy a llegar tarde!"
"Calma, Kate" –dijo Arwen mientras se sentaba en una silla cercana. La hija de Elrond se encontraba calmada y armoniosa como siempre. Ella no participaría en el concilio pero sabía que Kate no podía faltar así que había decidió ir a levantarla. Lo que nunca pensó fue que la joven maga fuera tan amante del sueño y costara tanto trabajo despertarla- "Falta todavía un poco para que comience el Concilio y, aunque te has levantado un poco tarde, tendrás tiempo suficiente para llegar"
Kate tomó sus ropas rápidamente y fue detrás de un biombo de tela color crema con pequeños apliques en plata con forma de flores y se cambió en menos de 2 minutos. Arwen miraba con una sonrisa a Kate, mientras esta corría por toda la habitación tomando las botas y el abrigo beige mientras decía oraciones incoherentes que incluían palabras sobre el Concilio, Gandalf, el haber dormido demasiado y un sin fin de temas que solo Kate podía nombrar.
"Diablos! Qué clase de maga decente se queda dormida ante algo tan importante?!" –exclamaba Kate poniéndose las botas- "Todavía no entiendo como me dieron semejante responsabilidad. Ni si quiera puedo levantarme temprano... es más... detesto levantarme temprano!"
Arwen no podía contener la risa. Kate podía pensar muy adultamente en ciertos momentos. Pero ahora se había olvidado de formalidades y palabras respetuosas. Ahora era solo ella; una joven alocada que corría buscando un cepillo para peinarse. Undómiel se levantó de la silla y tomó el cepillo que Kate estaba buscando desesperadamente.
"Siéntate y tranquilízate por un momento, Kate" –dijo señalando una silla cercana- "La prisa solo trae más cansancio y fatiga. Ahora necesitas estar tranquila y centrada"
Kate paró de correr por la habitación y se sentó en aquella silla, dejando que Arwen peinara su cabello. La hija de Elrond era sumamente delicada y trataba el cabello de Kate con mucha delicadeza. La joven maga sintió como entraba en ella una tranquilidad inmediata y casi en seguida se calmó y permitió que sus pies regresaran a tierra y se concentrara para la gran reunión próxima a celebrarse. Sentía las suaves manos de Arwen trabajando delicadamente sobre su cabello, haciendo pequeñas trenzas y peinándolo hasta dejarlo lizo como el de los mismos Elfos, con unas pequeñas ondulaciones en las puntas.
"Gracias" –dijo Kate con una sonrisa mientras bajaba su cabeza- "Lamento que hayas tenido que presenciar una muestra de mi inusual comportamiento; pero a veces no puedo evitarlo, y más cuando estoy recién levantada"
"No tienes porqué apenarte de nada" –respondió Arwen con una sonrisa- "Después de todo lo sucedido en tu corta vida, tienes derecho a sentirte desubicada de vez en cuando; ahora sería mejor si te apresuraras a reunirte con los demás. El concilio va a comenzar en cualquier momento"
Kate miró alegremente a Arwen y no pudo evitar darle un abrazo. La Elfa respondió a la muestra de cariño abrazando también a la recién llegada y diciendo una corta frase en Sindarín que Kate no pudo comprender. La maga hubiese deseado preguntarle su significado pero las campanas que anunciaban el inicio del Concilio comenzaban a sonar y tenía que partir a la reunión lo más antes posible,
"Debo irme" –dijo yendo hacia la puerta
"Que la gracia y sabiduría te acompañen y te ayuden resolver esta situación" –dijo Arwen mientras Kate abandonaba la habitación.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
El tan esperado Concilio había comenzado. Kate fue ubicada al lado de Frodo y desde allí, en el último puesto cerca de Elrond y Gandalf observó como llegaban cada uno de los representantes de los pueblos de Tierra Media. Los primeros fueron los Enanos, que ya había visto en el banquete. También llegaron algunos hombres, aunque realmente pocos; estaban Boromir y Aragorn cuyo puesto estaba ubicado del otro extremo del semi-círculo creado alrededor de Elrond. Frodo y su tío, Bilbo Bolson estaban cerca de ella; fue entonces cuando Kate se dio cuenta de que aquel viejo hobbit con el que hablaba Aragorn la noche anterior, estaba relacionado con Frodo y era el tío del que él tanto hablaba.
Pero los pensamientos de Kate fueron interrumpidos con la llegada de los Elfos que participarían en el Concilio. Según lo que sabía venían de varias tierras en diferentes lugares de Tierra Media y habían acudido al llamado de Elrond. Venía vestidos con ropas claras y capas Élficas de color grisáceo. Todos eran altos y elegantes; con una gracia innata y un porte respetuoso. La maga observaba deleitada a cada uno de ellos cuando su mirada cayó sobre uno de los últimos; de los más altos pero también de los más jóvenes... fue ahí cuando su memoria trajo imágenes de la noche anterior y recordó quién era aquel ser... Los ojos de Kate se abrieron en sorpresa y maravilla; ese Elfo era el mismo que vio en el balcón y en La Sala de Fuego... ahora estaba ahí en el concilio.
El Elfo volteó su cara hacia Kate, sintiendo que alguien lo observaba y una vez más se encontró con la joven que había visto el día anterior mientras meditaba en el balcón, y en la fiesta en la noche. Una vez más veía a tan extraña joven vestida con ropas inusuales cerca de él. No podía evitar sentir curiosidad al verla... y había algo más dentro de él que no dejaba que quitara su mirada de ella. Pero no era momento para mirar a nadie, y mucho menos una joven humana; había venido al Concilio en nombre de su pueblo, de su padre, y apoyaría cualquier decisión que se tomara en este.
Kate observaba a el Elfo desde su silla perdiéndose cada vez más en aquella imagen; sólo las palabras de Elrond pudieron sacarla de sus pensamientos.
"Amigos de antaño, nos hemos han sido convocados hoy para vencer a la amenaza de Mordor" –dijo seriamente captando así la atención de todos- "Hemos de comenzar el Concilio"
Durante varias horas, distintos personajes expusieron sus conocimientos sobre la creación del anillo y su posterior descubrimiento. Gandalf el gris habló un largo tiempo sobre el origen de la fuerza de Sauron y el verdadero propósito del anillo; mencionando la historia creada alrededor de este y la caía de los antiguos reyes por la codicia y ansias de poder provocadas por el anillo. Habló sobre la última alianza de Elfos y Hombres en contra de Sauron y ahí intervino un poco Elrond, quien había combatido junto con los antiguos dirigentes del hombre en la última gran batalla para acabar con el señor oscuro. Kate se encontraba totalmente inmersa en la historia; al punto de olvidar a los que se encontraban a su alrededor, incluyendo al misterioso Elfo. Solo prestaba atención a aquel que continuara con el relato, resolviendo así todas sus dudas y aprendiendo todo lo que le fuera posible sobre Tierra Media y su historia.
La maravilla, el asombro, el temor y la angustia se apoderaban de Kate al escuchar los relatos sobre el gran poder malévolo del anillo y sus grandes consecuencias tanto en aquel que se dejara tentar como para los que lo rodeaban. Con los relatos de Bilbo conoció la leyenda de Gollum y el terrible poder que tenía el anillo sobre él. Los ojos de la maga mostraban cada una de sus emociones: a veces de tristeza y compasión, otras de miedo y preocupación, y algunas de sorpresa y desconcierto. De vez en cuando, Frodo volteaba su mirada para verla y se encontraba con una joven que estaba sumergida en la historia del anillo y que probablemente era la que escuchaba con más atención y entendía, sin duda alguna, el grave peligro al que se enfrentaban. Aragorn miraba de reojo a Kate, para asegurarse de que todo estuviera bien y ella comprendiera lo dicho; pero no hubo duda de ello cada vez que miraba a sus ojos. Le asombraba la manera en la que esa joven podía cambiar de ánimo con cada palabra; viendo en ella algunas veces miedo... temor y angustia, y otras, valor.. coraje y determinación. Le parecía increíble ver todas esas emociones reflejadas en aquellos ojos cafés tan expresivos y cambiantes.
Pero el día pasaba y cada vez la jornada se hacía más pesada. Eran demasiadas las historias por contar y muy largas; pero eran necesarias para el completo entendimiento de todos los que se encontraban en aquel lugar y de suma importancia para tomar una decisión correcta. Todos estaban comenzando a cansarse a excepción de Kate que todavía escuchaba con atención los relatos; pero en cierto punto también comenzaba a impacientarse. Fue entonces cuando Elrond llamó a Frodo y le ordenó mostrase el anillo; al hacer esto, todos sin duda alguna quedaron sorprendidos ante la diminuta joya en el centro de el Concilio. Frodo tomó asiento y todos callaron por un momento.
Pero el anillo era tan simple que no parecía ser dañino; y los presentes no estaban seguros de que era el mismo mencionado en los relatos comentados durante toda la jornada. Fue cuando uno de los Elfos mayores manifestó sus dudas sobre la procedencia del anillo, que Gandalf decidió hablar y comprobar su originalidad.
"Este anillo que veis ante vosotros es redondo y sin piedra alguna, a diferencia de los 7 anillos de los enanos y los 9 de los hombre y hasta los mismos 3 de los Elfos" –luego continuó levantándose de su asiento- "Además, al atreverse a poner esta cosa en el fuego, se puede ver claramente una inscripción aparentemente borrada por el tiempo" –y diciendo esto, Gandalf se acercó al centro del círculo y guardó silencio por un momento; luego respiró profundamente y dijo: "Ash Nazg Durbatulûk, ash nazg gimbatul, ash nazg thrakalûk agh burzum-ishi krimpatul ".
Al mencionar estas palabras una oscuridad repentina llegó al lugar de la reunión y todos guardaron un silencio terrorífico. Los enanos bajaron la cabeza y los Elfos se taparon los oídos tratando de evitar escuchar aquellas palabras. Kate, sin darse cuenta que hacía lo mismo que ellos, también protegió sus oídos para no escuchar, recordando que eran las mismas palabras de lengua malévola que había escuchado en sus pesadillas y que no quería escuchar. Sentía terror al oírlas y sin darse cuenta había comenzado a temblar de frío; el miedo se apoderó de ella.
"Para!" –gritó apenas Gandalf acabó de pronunciar la última palabra- "Por favor gandalf, no digas más!... no... no las pronuncies!... ni siquiera las pienses!" –exclamó levantándose de su silla; el aire le faltaba y respiraba muy agitadamente- "Os ruego..." –dijo con la mirada triste, cansada y baja.
Todos voltearon a mirar a Kate, que hasta ahora había hablado por primera vez. No pensaron que fuera a decir algo como eso; se sentían fastidiados con aquellas palabras, pero Kate parecía extremadamente afectada por el idioma. Aquel Elfo que había visto la noche anterior la miraba son un rostro lleno de sorpresa y confusión. No entendía cómo un humano podía verse tan afectado por el lenguaje de Mordor; después de todo ellos no tenían la sensibilidad de los Elfos; pero al parecer esta joven era un tanto especial, y eso era algo que le llamaba mucho la atención sobre ella.
Aragorn y Gandalf se mostraron sumamente preocupados ante la reacción de Kate al oír las palabras dichas por el mago gris y hasta el mismo hechicero se arrepentía de haberlas dicho; vio como al hacerlo la energía de Kate, apenas recuperándose un poco, volvía a ser disminuida en el instante, causándole un gran dolor.
Kate se sentó nuevamente, un poco asombrada de si misma por haber hecho eso; tenía planeado no decir ni una palabra en el Concilio, pero al parecer no pudo retener aquel impulso que atrajo las miradas de todos y la hizo sentir apenada al haberlo hecho; pero estaba tan perturbada por aquellas palabras que poco le importó en el momento.
"Siento mucho haber dicho esto, Joven Kate" –dijo Gandalf con una mirada de compasión en su rostro- "Creo que no debí haber llegado a utilizar este recurso para probar la verdadera identidad del anillo"
"Soy yo la que debo pedir disculpas por mi manera de actuar" –dijo kate respirando mejor que antes- "Fue muy imprudente haber interrumpido con tan inoportuno favor y os aseguro no volverá a suceder" –terminó bajando la mirada y ocultando sus ojos débiles y cansados de las miradas de los demás.
"Nunca nadie se a atrevido a pronunciar estas palabras aquí, en Imladris" –dijo Elrond apoyando la causa de Kate- "Y espero no volver a escucharlas"
"Así será" –dijo Gandalf tomando asiento de nuevo y mirando de reojo a Kate, asegurándose de que estaría bien. Lo reconfortó la mirada de la joven que le sonrió levemente asegurándole que se encontraba en buen estado.
Después de eso hubo un corto silencio interrumpido por uno de los hombres en el Concilio.
"Este es un regalo para los enemigos de Mordor!" –exclamó Boromir levantándose de la silla- "Podríamos usarlo en su contra. Gondor ha estado defendiendo estas tierras desde hace tiempo y un arma como esta sería una ayuda superior a todas nuestra esperanzas"
Kate levantó la mirada ante el tono en la voz de Boromir. Había algo en él que no le gustaba a la joven maga y no deseaba saber qué era. Mientras Boromir continuaba pidiendo el permiso para usar el anillo, los otros presentes también comenzaban a tener pensamientos como los de la joven maga y miraban de extraña manera a Boromir.
"No has escuchado todo lo que se ha hablado aquí, Boromir?" –dijo Aragorn interrumpiéndolo- "El anillo obedece a uno solo, el señor de la oscuridad, Sauron. No debe ser usado por ninguno de los que están aquí y debe ser destruido"
"Y qué sabe un montaraz de algo tan importante como el anillo? Ustedes no pelean como nosotros por mantener la paz en estas tierras"
"El no es cualquier montaraz" –exclamó uno de los Elfos. Para sorpresa de Kate que miraba atenta la discusión, era el mismo que había estado en sus sueños; pero ahora tenía una mirada seria y profunda.. casi amenazadora- "Él es Aragorn hijo de Arathorn, le debes tu respeto"
"Aragorn! Este es el heredero de Isildur!"- exclamó Boromir
"Y heredero del trono de Gondor" –continuó Legolas desafiante
"Havo dad, Legolas" –dijo Aragorn calmando al elfo. Kate estaba maravillada ante la forma en la que aquel ser defendió el honor de Aragorn; parecían ser muy amigos.
"Gondor no tiene rey y no lo necesita" –dijo Boromir mirando a Aragorn con cierta rabia y orgullo en su voz.
"Sin embargo Aragorn tiene razón" –dijo Gandalf intentando calmar los ánimos de Boromir- "El anillo debe ser destruido"
Otra vez apareció aquel usual silencio después de que Gandalf hablaba. Kate, ahora recuperada del todo miraba a su alrededor tratando de asimilar todo lo dicho.
"Entonces qué esperamos?" –dijo uno de los enanos de Nombre Gimli, hijo de Glóin. Y al hacer fue directo con su hacha a atacar el anillo.
Pero nada sucedió y por el contrario, Gimli fue empujado por una increíble fuerza hacia atrás y su hacha se hizo mil pedazos; mientras el anillo seguía intacto. Un sentimiento de confusión y desconcierto entró en las mentes de todos; dejando que otra vez el silencio apareciera en el Concilio.
Fue Elrond el que interrumpió el silencio esta vez "Gimli hijo de Glóin; el anillo no puede ser destruido por ninguna arma que poseamos. Solo hay una forma de hacerlo"
Ante estas palabras Kate guardó su aliento esperando oír la única forma que serviría para destruir aquella amenaza; recordando claramente las palabras de Elizabeth... deberían viajar a la montaña del destino.
"El anillo debe ser derretido con el fuego de la montaña del Destino" –dijo Elrond en tono grave- "Debe ser llevado al centro de Mordor y ser destruido; puesto que no puede esconderse del enemigo ni guardarse en Rivendel. La pregunta es: Quién lo llevará?"
Kate guardó silencio; estaba expectante y ansiosa por escuchar decir a Frodo que él sería el portador del anillo. Sabía que aquel hobbit sería perfecto para la tarea; después de tanto conversar con él, había logrado desarrollar una gran confianza y amistad con el mediano.
"Uno simplemente no entra a Mordor; sus puertas están vigiladas por más Orcos; ahí hay un mal que nunca duerme y el gran ojo siempre vigila y solo hay fuego, cenizas y polvo y cada bocanada de aire que tomas está envenenado" –interrumpió Boromir en tono grave y amenazador- "Ni si quiera con 10.000 hombres podríamos hacerlo!" –exclamó exaltado.
Kate miraba incrédula lo que estaba sucediendo; justo entonces Legolas se levantó una vez más de su silla. La joven maga podía ver el descontento por las palabras de Boromir en los ojos del Elfo; aquellos ojos que en la noche anterior brillaban con la luz de las estrellas.
"No has oído nada de lo que se ha dicho?!" –exclamó desafiante- "El anillo debe ser destruido!"
Casi al instante de haber dicho esto, Gimli el señor enano se levantó de su silla impulsado por un gran coraje "Y supongo que crees ser el más adecuado para hacer eso no?" –preguntó con sarcasmo y rabia en su voz.
"Y si fallamos?" –indagó Boromir sin prestar atención a lo dicho por Gimli- "Si el anillo llega a manos de Sauron, entonces qué pasara?"
Kate presentía que las cosas no se iban a poner mejor...
"Prefiero morir antes de ver tal anillo en las manos de un Elfo!" –exclamó Gimli mirando a Legolas directo a los ojos.
Y fue ahí cuando todo llegó al tope. Los Elfos se levantaron de sus sillas al igual que los enanos; apunto de atacarse los unos a los otros. Legolas y Gimli discutían sin parar, mientras que Boromir y Aragorn hablaban en voz alta. Todos se habían levantado y todos hablaban a la vez. Kate miraba desesperada a todo el mundo; no podía creer que hasta en Tierra Media se vieran tales situaciones. Nadie escuchaba a nadie y lo que era peor... no se encontraba solución alguna a tan temible mal.
"Yo lo llevaré" –dijo una pequeña y débil voz- "Yo lo haré"
Kate volteó su mirada para encontrar al pequeño Frodo de pie ofreciendo ser el portador del anillo. De repente todos guardaron silencio al oír tal propuesta y los ojos de la joven maga se llenaron de felicidad y compasión al escuchar tan simples pero grandes palabras.
"Lo llevaré a Mordor, pero..." –el mediano vaciló en hablar ante la repentina atención de todos- "No conozco el camino"
Gandalf sonrió ampliamente y miró al joven hobbit "Te ayudaré con esta tarea mientras tu seas el que la cumplas, Frodo Bolson"
De repente todos sonrieron y los ánimos se calmaron trayendo de nuevo la tan necesitada paz.
"Si con mi vida o muerte te puedo proteger, lo haré" –dijo Aragorn acercándose al hobbit y agachándose ante él- "Tienes mi espada"
Y de repente Kate vio cómo los representantes de cada raza de Tierra Media se acercaron a Frodo. Con gran alegría vio cómo Legolas ofreció su arco y Gimli su hacha. También se acercó Boromir; que aunque dudoso, al final se ofreció a acompañar al hobbit.
Kate observaba la escena con gran emoción. Estaba presenciando el comienzo de una alianza muy importante; pero pronto recordó que todo aquel involucrado con Frodo se involucraría con el anillo y estaría en gran peligro, y ella no sabía como acabarían las cosas. Pronto se dio cuenta de que la estaban observando Gandalf y Elrond; quienes, podía verse, esperaban a que ella dijera algo sobre su participación. La joven maga levantó la mirada confusa y preocupada; ya no había vuelta atrás; era ahora que debía decidirse y aunque el miedo se encontraba invadiendo todo su cuerpo, sabía que debía aceptar... tendría que partir con la compañía; formar parte de la comunidad.
"Frodo Bolson, con todo mi ser defenderé tu causa y de ser necesario, moriré por ella" –dijo arrodillándose ante el hobbit.
Todos miraron a la joven; algunos con escepticismo como Boromir; otros con alegría como Gandalf, Elrond y Aragorn y otros con gran asombro, como Legolas y Gimli.
Después de la inesperada y a la vez deseada participación de Kate, Elrond habló proclamando: "Serán la Co-
"Un momento!" –gritó una voz interrumpiendo al Medio Elfo- "Si mi maestro va, yo iré con el" –dijo Sam Gamgy saliendo detrás de unos arbustos.
Casi en el instantes aparecieron Merry y Pippin escondidos detrás de una columna exclamando con mucho entusiasmo que ellos también acompañarían a Frodo. Kate miró con alegría a los cuatro hobbits que parecían más hermanos que amigos; no podía evitar recordar a Elizabeth y Dave que estaban esperándola de regreso; y la tristeza invadió su corazón una vez más al recordarlos, aunque pronto fue olvidada al escuchar las palabras de Elrond.
"Serán diez compañeros y juntos formarán La Comunidad del Anillo" –dijo Elrond mirando a los miembros de la última alianza entre las razas de Tierra Media para vencer el mal; claro está, agregando a una joven maga del siglo XXI que todavía no creía todo lo que le estaba sucediendo en su corta vida.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Silver Card: Bueno... espero que este capítulo haya sido de su agrado y lo hayan disfrutado tanto como yo al escribirlo (aunque debo decir que ya ha comenzado la parte difícil para mí, ya que debo ligar la historia de Kate con la del libro). De ante mano pido disculpas si los diálogos de los personajes del Señor de los Anillos no son completamente fieles al libro o la película. Estoy tratando de hacerlos lo más parecidos posibles.... Hasta un próximo capítulo!!
