Silver Card: Para todos aquellos lectores que aún continúan con esta
historia; aquí les presente mi 6 capítulo de "Encuentra el destino". Aquí
comenzamos a ver las verdaderas pruebas tanto físicas como mentales a las
que nuestra maga se ve enfrentada.
Espero este capítulo sea de su agrado y dejen sus reviews más adelante, con sus opiniones para saber si debo mejorar algún aspecto de la historia o si les gusta como va. Muchos saludos a todos; en especial a: Bichito, Candy Bloom, Alexia, Kagome Black y Relley Chan (Gracias por sus reviews! sigan enviando sus opiniones!!! =).
Sin más preámbulos; aquí esta:
Capítulo 6:
Entre la compañía y la espada
Después de la silenciosa partida, sin cantos Élficos o hermosas voces despidiéndose, partieron hacia lo incierto. La verdad es que Kate no tenía ni idea sobre el camino a escoger, y por eso se ubicó casi a lo último de la fila, para seguir a los demás guiados por Gandalf. La compañía iba ligera en armamento ya que querían pasar desapercibidos; era por eso que Kate no llevaba ningún arma a excepción de un puñal que llevaba en su bota derecha; aunque ella más que nadie sabía que si llegase a suceder algo, el puñal no sería de mucha ayuda.
Pero el camino fue más difícil de lo esperado. La tierra era seca, rocosa y desigual; causando un enorme trabajo el caminar por esas zonas. A pesar del ligero equipaje; con el pasar de las horas Kate comenzaba a sentirse un poco cansada; no sabía dónde estaba, ni mucho menos cuándo encontrarían otro tipo de tierra más amable al caminar, y más suave y plana. Sabía que sólo era el comienzo, pero nunca había tenido necesidad de caminar tanto, y algo del decía que eso iba a ser uno de los aspectos más comunes en este viaje.
"Qué estado físico tan deplorable, Kate" –pensó mientras caminaba a pasos pesados- "Ahora la idea de haber entrado a un gimnasio no suena tan mal no?" –pensó con ironía.
El resto del trayecto, la joven maga disfrutó de breves conversaciones con los hobbits y Gimli. Y aunque al principio rieron y trataron de solidarizarse con el otro por las molestias causadas por el viaje; pronto las voces cesaron y un silencio tácito inundó a la compañía. Ya no se hablaba y cada uno esta inmerso en sus propios pensamientos. La mente de Kate divagaba entre la incomodidad de la caminata y las armas que traían cada uno de los miembros. No la hacía sentir muy bien verse menos armada que los mismos hobbits, y no podía ocultar la rabia que le daba ver a Legolas caminar por aquellas escabrosas tierras como si estuviera flotando. El sudor y el desarreglo del cabello de Kate mostraban claramente el cansancio que traía... Pero aquel Elfo no daba muestra de agotamiento, algo increíble para la maga.
Pero la noche llegó y pronto el cansancio se hizo visible no sólo en la cara de Kate, sino en la de otros miembros de la compañía, claro está, exceptuando a Legolas, Aragorn y Gandalf. Este iba a ser el descanso más largo desde la partida, ya que en el día solo se detenían por unos cuantos minutos a comer. La noche ya había llegado y todavía no se habían encontrado con algún enemigo... El ambiente de la compañía volvía a tornarse un poco más relajado gracias a la protección de la oscuridad.
"Te aseguro que no, Pippin" –susurró Merry al oído de su amigo- "Estoy seguro de que debe tener alguno"
"Yo no creo, debería preguntarle" –respondió en el mismo tono bajo, procurando que nadie escuchara la conversación- "Tal vez no haya nadie y esté el camino libre"
"Yo de ti, me quedaría con la boca callada. Qué tal que su prometido la esté esperando en su tierra?" –dijo Merry una vez más
Pippin guardó silencio y miró a Kate que se encontraba del otro lado del fuego hablando con Frodo y Sam. El pequeño hobbit le parecía que Kate era una joven muy amable y sobre todo amigable. Los humanos poco interactuaban con unos hobbits de la Comarca; pero ella los trataba como adultos y eso era algo muy especial. "Tal vez tengas razón" –dijo con decepción en su voz- "Será mejor dejar las cosas así"
Kate, Sam y Frodo disfrutaban de una pequeña conversación sobre algunos cuentos del tío Bilbo. La maga los encontraba de suma importancia para aprender mejor la situación de Tierra Media; y entre líneas, siempre lograba captar información que los hobbits no llegaban a comprender y en su cabeza iba armando un detallado mapa con la historia de Sauron y la magia oscura en aquel lugar; necesitaba conocer al enemigo lo mejor que pudiese.
"Kate, necesito que vengas un momento" –dijo la voz de Aragorn detrás de ella.
Kate volteó la mirada al montaraz, sin entender el motivo de la llamada "Voy?" –dijo levantándose de la fresca hierba del sitio donde se encontraban. De todas formas los hobbits estaban comenzando a tener sueño y pronto se acostarían. La maga caminó hacia donde se encontraba Aragorn, en un pequeño claro alejado del fuego, pero iluminado con la luz de las estrellas; que para Kate, era lo único que no había variado desde la salida de Rivendel.
"Sucede algo?" –preguntó llegando al sitio- "Ya iba a dormirme, para qué me necesitas?"
El descendiente de Arathorn se volteó para ver a la maga. En su cara se podía ver claramente que no tenía ni una pizca de sueño o cansancio. Y al parecer era el único de la conversación que recordaba una promesa hecha el día pasado. "Cómo es posible que te olvides tan rápido de lo que prometiste?" –preguntó un tono de burla en su voz
Kate levantó la ceja sin lograr entender lo que decía "Y eso es..."
Aragorn pasó su mano lentamente por la frente; era imposible que alguien se olvidara de algo que había hablado el día anterior "Tal vez sea el tipo de vida de la gente del futuro" –pensó para si; luego tomó una espada que estaba en la hierba y se la entregó a Kate "Primera lección: No subestimes al enemigo"
La joven miró la espada por un momento; asimilando la tan obvia situación. Segundos después recordó claramente que ella se había comprometido en aprender a pelear y defenderse "Cómo te olvidaste de algo tan simple ah?" –pensó mientras ojeaba la espada. Era realmente pesada; nada parecida a la que 'manejó' en el siglo XXI. Ella siempre había pensado que las espadas eran livianas y por eso los actores de televisión las manejaban tan fácilmente "Pareces de primaria Kate! Eso era utilería!" –pensó de nuevo regañándose una vez más. Esta espada era real, muy real...El arma, además de pesada, era grande y larga; no tan fácil de manejar.
"lista?..."
"Nada fácil de manejar" –seguía pensando la joven
"Kate..."
"Espero no torcerme la muñeca otra vez" –divagaba mientras levantaba la espada- "Bueno, después de todo Dave no es-
"Kate!"
La joven maga salió de sus pensamientos para enfocar la mirada un tanto exasperada de Aragorn. El montaraz había estado tratando de llamar su atención desde que tomó el arma y se podía ver un poco de desesperación y asombro en su mirada. "Lista?" –dijo una vez más para dar comienzo a la lección.
"Creo" –vaciló Kate mientras ponía todos sus sentidos atendiendo a la clase.
Y en verdad no fue nada sencillo ni para la maga ni para el montaraz. Con el paso del tiempo, Kate no llegaba a comprender todas las explicaciones que Aragón le daba y para colmo, la espada no se la llevaba bien con ella, o ella con la espada. La joven se quejaba del peso del arma y lo grande de su tamaño; no podía manejarla y en varias ocasiones, al intentar guardarla a un lado, se rasguñaba un poco la pierna; esto hizo que Aragorn le cambiara la espada por una que no tuviera casi filo; así por lo menos no se haría daño.
"Creo que esta joven va a ser más un peligro para nosotros que para los orcos" –pensó Aragorn sarcásticamente mientras observaba a Kate simulando un ataque a Orcos- "Por los Valar! Esto no va a ser nada sencillo!" –exclamó para si mientras se ponía la mano en la frente.
Esa noche Kate no descansó; lo cual, para ella era algo sumamente cruel. Todos dormitaban felizmente bajo un pequeño fuego, mientras ella tenía que practicar con una estúpida espada pesada. Ahora además de la caminata mortal del día, tendría que soportar las prácticas de en la noche y los continuos calambres musculares en los brazos.
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Y así pasaron los días en donde la compañía aprendió a conocerse y entablar ocasionales conversaciones para romper el silencio, algo que casi siempre acompañaba a la Comunidad. Entre trayectos de piedra dura y nubes oscuras, las palabras eran pocas y cada uno pensaba en lo suyo. Era muy difícil para Kate; casi no dormía en las noches por practicar con la espada y en el día lo único que hacía era caminar y caminar cada vez más. Ya los hobbits comenzaban a preguntarse cuándo cambiarían de paisaje y en varias ocasiones, Frodo le había confesado a Kate que parecía no llegar a ninguna parte y entre el agotamiento físico y la falta de sueño, Kate comenzaba a pensar lo mismo.
Algunas veces, la maga frenaba en seco y dejaba que la compañía avanzase un poco delante de ella; luego cerraba los ojos momentáneamente para tratar de percibir algún aura o energía manifestarse a su alrededor, pero nada de eso sucedía; pensaba que la culpa era de las practicas con la espada que la dejaban tan cansada, o tal vez el hecho de que a penas se detenía y los demás avanzaban un poco, alguno la llamaba para que no se quedara atrás.
Pero a pesar de todo, a diferencia del día, la compañía gozaba de buenos momentos por las noches; y la joven se hubiese sentido prácticamente bien de no haber sido porque Legolas se encontraba allí. Cada vez que hablaba o daba su opinión sobre el viaje, el Elfo encontraba alguna manera de probar lo contrario o simplemente refutar su opinión, y cuando no lo hacía la miraba con ojos de desconfianza y misterio. Esto hacía sentir a Kate demasiado incómoda, pero tal sensación no la reprimía de responderle a Legolas con comentarios más sarcásticos e irónicos, haciendo que el Elfo muchas veces callara... Aunque en otras ella era la que tenía que guardar silencio.
Gracias a esto, todos sabían que Kate y Legolas no eran muy amigos que digamos, y en ocasiones Gimli podría ser más amable con el Elfo que ella. Hasta el mismo Gandalf hallaba la relación entre el Elfo y la joven muy interesante; pocas veces se veían tales situaciones entre mujeres y Elfos, ya que usualmente las féminas los hallaban muy amigables y amables.
"Música?" –repitió Kate entre risas. Se encontraban en los límites de la región de Acebeda y ahora estaban descansando cerca de un hueco profundo donde habían podido hacer fuego para, por primera vez desde su partida, cocinar un buen desayuno-almuerzo- "Quieres saber que música se oye en mi tierra?" –indagó una vez más mientras ayudaba a Sam con la comida.
"Si" –dijo Merry con alegría mientras comía una pequeñísima ración de setas que había guardado con recelo- "Supongo que deben tener algún baile tradicional en tu pueblo no?"
Kate hallaba un poco difícil responder aquella pregunta. La mayoría de la compañía estaba reunida alrededor del fuego, entre ellos Gimli, Boromir, Gandalf y los hobbits; por primera vez la maga deseó haber estado practicando con la espada para no tener que responder aquella pregunta "Bueno..." -dijo regresando su mirada a Gandalf, que se encontraba un tanto expectante a la respuesta- "Son bailes bastante distintos a los de los hobbits, enanos o Elfos; inclusive a los de los hombres de Gondor o Rohan" –dijo mientras probaba un poco del guisado.
"Qué tan diferentes, joven Kate?" –preguntó Gimli con un repentino interés en la conversación.
Kate se mordió el labio inferior levemente, buscando una respuesta. Dentro de sí pensaba en que no sería malo hablar sobre lo que ella bailaba en su Era; además ella tenía herencia latina (cosa que ni existía en la Tierra Media), y entonces podría hablar de bailes más tradicionales que no involucrasen ritmos tan contemporáneos como el Trance. "La salsa es un baile muy común entre nosotros" –dijo esperando que en Tierra Media no existiese nada parecido.
"Salsa?" –indagó Frodo sin comprender mucho a Kate- "He de suponer que no se trata de la que usamos en la comida"
Kate sonrió levemente ante el comentario; al menos no existía nada parecido en ese lugar, pero ahora tendría que explicar el concepto del baile "Estás en lo correcto, Frodo. No tiene relación alguna con la comida ni vegetales o frutas. Este es un nombre que se le fue dado hace mucho tiempo y de cuyo origen no recuerdo. Lo único que os puedo decir es que esta danza se disfruta mucho cuando se baila como es".
"Has bailado alguna vez la 'salsa', joven Kate?" –Preguntó Gimli con curiosidad- "Tal vez podrías enseñarnos tu danza a los presentes".
Kate volvió a morderse el labio inferior "La verdad es que no soy muy buena en la danza; me conformo con admirar a aquellos que la practican y escuchar su música"
"Deberías intentar algún día los bailes de Gondor, Kate" –dijo Boromir entrando a la conversación- "Son de los más bellos en los pueblos del hombre y bastante animados cuando se desea"
Kate rió un poco al imaginarse los bailes de los hombres en Tierra Media; lo que en esta Era se consideraba animado, en el siglo XXI era obsoleto e histórico; pero aun así, algún día le gustaría practicarlo.
"De eso estoy segura, Boromir" –dijo con una sonrisa- "Pero es mejor que ahora pensemos en la comida y no la danza. El almuerzo está listo y espero que en un futuro podamos continuar una reunión con un buen baile"
"Tienes toda la razón" –dijo Pippin acercándose a la olla, oliendo el suave aroma del guisado preparado por Kate y Sam- "Huele exquisito; la verdad es que la cocina de San Gamyi y Kate Connors es muy buena!" –exclamó tomando un pequeño plato y sirviéndose una porción.
Todos comieron, animados todavía con el tema de los bailes y las canciones; algo que Kate sabía de antemano, era muy importante en Tierra Media. Aragorn y Legolas que habían estado explorando un poco alrededor ahora estaban con ellos comiendo mientras escuchaban los relatos sobre bailes de hobbits y enanos. Todos elogiaron la cocina de Kate y hasta Legolas hizo un pequeño comentario agradeciendo la cena; cosa que, quisiese o no, alegró a la maga.
Pero después del almuerzo, Kate tuvo que retomar la espada. Ahora no era solo ella sino los hobbits a quienes Boromir enseñaba muy cerca del sitio donde se encontraban Aragorn y ella. La maga sentía una gran vergüenza al ver que hasta los hobbits manejaban aquella arma mejor que ella con tan solo unas pocas lecciones. Regresó la mirada a Aragorn que estaba sentado en una roca cerca de ella. Se veía que el montaraz se rompía la cabeza pensando en un método más simple para que Kate entendiese el manejo de la espada. La maga se sentía un niña de cinco años que no entendía el lenguaje de los adultos y a la que tenían que hablarle lentamente y con paciencia; algo que Aragorn comenzaba a necesitar.
"Creo que es mejor que dejemos por hoy la espada" –dijo al fin levantándose de la roca- "Has entrenado bastante y deberías tomar un día de descanso. Mañana retomaremos el curso con nuevas energías y mejor preparados" –continuó tomando la espada de las manos de Kate.
La maga bajó la mirada... Esto era lo peor. Al menos antes, el heredero de Isildur hacía el esfuerzo por continuar; pero ahora ni si quiera él quería seguir con la tarea de profesor; ¿de verdad era así de mala? "Supongo que tienes razón" –murmuró Kate subiendo la mirada y luego partiendo del lugar; ahora necesitaba estar sola para tratar de pensar en cómo mejorar y poder meditar por un tiempo.
Aragorn se dio cuenta de lo que sentía Kate al ver aquellos ojos cafés con una tristeza y frustración en lo profundo de ellos. Sintió remordimiento por haber terminado la clase de esa manera; pero ya no sabía con qué continuar, y la verdad era que su mente ahora vagaba en otras ideas y preocupaciones que no le permitían seguir enseñándole. "No vayas muy lejos" –dijo viéndola partir
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Kate se recostó sobre una piedra liza e inclinada a ver las estrellas. Las cosas para ella no estaban bien; hasta ahora no había hecho nada remarcable dentro de la compañía y temía que continuara con ese papel durante mucho tiempo. Se encontraba cansada pero sin poder dormir. No era solo el hecho de que en verdad era pésima con el manejo de la espada y la defensa personal. También estaba la falta de aquellas cosas a las que se había acostumbrado y que tenía tanto en New York como en el Congo. No había cama o ducha; adiós al cambio de ropa constante y la música de la radio. A pesar de que se encontraban con algún riachuelo de vez en cuando, en donde ella aprovechaba y se daba un chapuzón, descubrió que la ducha, el jabón y champú eran algo más importante que cuatro pares de medias.
Comenzaba a pensar una vez más que Legolas tenía razón. La verdad era que no le gustaba estar sucia y usar la misma ropa todo el tiempo ya que no se atrevía a usar la falda caqui. La mayoría del tiempo guardaba su abrigo pero no podía evitar que su ropa se manchase, a veces más que las de los demás... Pero aquello no podía evitarlo. Detestaba verse así y ni siquiera quería imaginar como se veía físicamente; podría estar más despeinada y sucia que cualquier otro. Qué pensaría Legolas cada vez que la viera así?
"Por qué te importa lo que él piense, Kate?" –se preguntó a sí misma mientras miraba las estrellas- "El no es nadie para opinar sobre tu vida y es demasiado insignificante como para prestarle atención!" –se dijo para sí con un toque de rabia; cada vez que estaba sola no podía evitar dejar que Legolas vagara por su mente. A pesar de todo, seguía siendo un personaje muy enigmático para ella.
"Aragorn desea que regreses a donde estamos reunidos, ya está comenzando a oscurecer para que esté tan alejada" –interrumpió el susodicho Elfo que había llegado al sitio sin hacer ruido alguno.
Kate regresó la mirada melancólica a Legolas; estaba de pié junto a ella y miraba al horizonte- "Iré en seguida" –dijo poniéndose de pié con la mirada baja. Legolas podía darse cuenta claramente del estado de ánimo de la maga.
"Permiso" –dijo volteándose para ir a donde los demás
"Legolas..." –dijo Kate sin pensar en lo que hacía. El elfo volvió su mirada a la maga- "Qué sucede?"- preguntó Kate.
"A qué te refieres" –dijo con los ojos llenos de prevención.
"Por qué esta actitud conmigo? veo claramente que con los demás eres muy amable" –preguntó sin mirarlo a los ojos
"Eso mismo debiera decir yo, ya que tal actitud es la misma que tienes al hablar conmigo" –respondió Legolas secamente.
Kate levantó su ceja derecha- "Pues, a diferencia tuya, yo tengo motivos" –respondió con voz firme
El Elfo oscureció la mirada ante el comentario; sabía claramente a lo que Kate se refería "No soy yo el que tengo problemas con una simple espada"
Ante estas palabras, Kate dejó cualquier sentimiento melancólico atrás y cualquier disposición a tener una conversación amable; algo que obviamente, nunca podría tener con Legolas "Y uno piensa que todos los Elfos son gente amable y comprensiva; pero supongo que siempre te encuentras con alguno intolerante y arrogante"
"Arrogante?" –Repitió Legolas- "Por qué he de ser cortés con alguien tan débil e ignorante como tú. Ni siquiera entiendo como pudiste partir con nosotros de Rivendel" –exclamó.
Esto era el colmo!. Ahora no solo la llamaba niñita sino ignorante; como que los insultos del Elfo trataban de hacerla quedar mal en edad y en conocimiento.
"No tienes idea de quién soy para tratarme de esa manera!" –respondió Kate con mirada desafiante- "No tienes derecho de tratarme así, ni a mi ni a ningún otro ser benigno en esta vida; eres un elfo insensato que al encontrarse con alguien distinto a él, lo humilla completamente"
"Pero si tú actúas de igual forma conmigo! No haces nada por la compañía ni por el portador del anillo. No sabes defenderte ni defender a nadie más! Tarde o temprano acabaras herida o muerta! "
"Que crees orejitas? que porque no me he tirado a tus pies a decirte cuán bello y valiente eres, como lo hacen las cortesanas de tu reino; ya no merezco tu respeto o tu educación?!" –Exclamó con rabia en los ojos- "Puedo ser una simple mujer ante tus ojos; pero para mi, las palabras de los orcos serían más amables que las tuyas!"
Legolas se acercó a la maga quedando a tan solo unos centímetros de su cara. Su mirada era desafiante y profunda; agitada como el mar en plena tormenta y peligrosa como una espada en combate "Nunca compares a un Elfo con un orco" –dijo en voz baja y amenazadora- "Nunca te atrevas a compararme con uno de ellos"
Kate no se movió ni un centímetro hacia atrás; ni bajó la mirada para evitar la suya; lo seguía enfrentando con la misma fuerza del principio, ahora más grande y altiva "Primero te ganarás mi respeto antes de que llegues a escucharme compararte con los de tu raza" –respondió en igual tono amenazante- "No creas que con tu mirada arrogante vas pisotearme como a cualquier insecto"
Legolas se mordió la lengua para no continuar. Aquella mujer no iba a rebajarse ni permitir que nadie lo hiciera por ella; pero aún podía hacer algo más "Qué clase de fina mujer crees ser, si ni siquiera hablas con respeto y sabiduría en tu voz"
Esto era el tope para Kate; el estúpido Elfo ya había hablado suficiente. Hasta los del Concilio Blanco la consideraban más madura de lo que él pensaba, y eso era algo bastante increíble. "Estúpido" –dijo con una voz llena de frialdad y desprecio.
"Ignorante" –continuó Legolas acercándose a ella con una mirada tan fría como la del principio
"Imbécil" –continuó Kate sin moverse un milímetro...
"Niñita" –dijo Legolas más cerca. Kate podía sentir la respiración del elfo, agitada por la rabia, sobre su rostro...
"... Orc-
"Legolas, Kate...Qué está sucediendo aquí? no os pedí que regresaran al campamento?" interrumpió Aragorn llegando al lugar. Justo en ese instante Legolas retrocedió, separándose y volviendo la mirada a Aragorn. Había estado tan metido en la pelea con Kate, que ni si quiera sus sentido Élficos detectaron la llegada del montaraz.
Kate contuvo el resto de sus palabras y apretó los puños para liberar la tensión. Luego miró a Aragorn tratando de ocultar su frustración y enfado. "Lo siento, solo estaba conversando con Legolas; pero ya me retiro a descansar" –respondió mientras salía del lugar- "Aragorn, os deseo buenas noches y un sueño tranquilo"
Aragorn volteó su mirada de Kate a Legolas. Podía verse claramente que lo que ellos dos habían tenido era algo más que una amable 'conversación', hasta hacía unos segundos la tensión en el ambiente podía cortarse con una tijera. "Qué ha pasado?" –indagó mirando al enfadado Elfo en frente de él.
"Absolutamente nada" –respondió Legolas partiendo también del lugar, dejando al montaraz solo.
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Después de todo lo sucedido, fue para Kate algo realmente sorprendente que haya podido dormir sin haber soñado con el arrogante Elfo peleando una vez más con ella. Cuando se levantó era aun temprano y los hobbits seguían durmiendo. Se volteó quedando boca arriba y comenzó a pesar en lo sucedido ayer. No sólo su 'conversación' con Legolas fue algo importante el día pasado; ya que justo al regresar al campamento, un bandada de cuervos negros había pasado sobre ellos; obligándolos a apagar el fuego y esconderse. Kate sabía que Saruman los estaba vigilando y le frustraba no poder sentir la energía a su alrededor para poder prevenir esos ataques... Pero tendría que acostumbrarse a la falta de magia.
Al levantarse del todo, habló con Gandalf por un momento y este le explicó la situación. La ruta previamente considerada hacia Mordor ahora se hallaba custodiada y vigilada por los servidores de Sauron y Saruman, y sería sumamente riesgoso pasar por aquellos lugares; ahora quedaban solo dos opciones posibles: Caradhras o Moria. Según lo que logró entender Kate, Las Minas de Moria no eran sitio seguro y Caradhras, aunque frío y despiadado, como lo describía Boromir, era una opción más favorable que las minas de los enanos. Fue entonces que decidieron ir al monte frío de Caradhras... Kate tendría que preparar su abrigo para ser usado por un rato.
Pero el viaje a Caradhras no fue sencillo, y mucho menos el ascenso. La nieve comenzaba a acumularse en el piso y caía en grandes cantidades. Al principio todo había comenzado con una simple nevada que alegró a los hobbits un poco... Pero Kate sabía que esa nevada traía algo más; no podía detectar energía alguna pero todavía recordaba su ascenso por el monte Klimanjaro en África; todo nevado guarda sus secretos, y esos pueden ser sumamente peligrosos cuando llegan a ser manejados por las fuerzas del mal. Los hobbits ahora seguían a los más grandes doblando el cuerpo penosamente; la nieve subía y ya comenzaban a tener problemas al caminar. Frodo sentía sus pies completamente helados y hasta Gimli, el fuerte enano, comenzaba a padecer por las inclemencias del clima. Kate trataba de mirar a lo lejos pero no veía más allá de Legolas, que ahora se encontraba liderando el grupo con Aragorn. Le sorprendía a la maga enormemente ver cómo el Elfo caminada sobre la nieve sin ni siquiera dejar huella; la nevada y el frío no lo afectaban y podía ver a través de la espesa nieve sin problema alguno.
"Por qué no fui Elfo en vez de maga?" –pensó Kate mientras observaba a Legolas, iba marchando sin ningún esfuerzo y en su cara no había signos de cansancio. Ahora Boromir y Aragorn se habían prestado a cargar a los hobbits porque se estaban hundiendo en la nieve. Kate sentía el frío dentro de sus huesos; los dientes no le dejaban de rechinar y tenía los labios azules y la cara pálida. El abrigo ahora estaba húmedo por la nieve y la ventisca no le dejaba abrir los ojos completamente. Le temblaban todas sus extremidades y a duras penas podía moverse. Detrás de ella, Gimli la seguía muy de cerca diciéndole que no dejara de moverse... El estarse quieto no sería nada conveniente con semejante frío.
Kate trataba de mantener sus pensamientos cálidos y recordaba una y otra vez los hermosos paisajes de la sabana africana "el trigo movido por el suave viento del medio día" –decía en un susurro- "El calor del sol cuando no dejaba sombra" –repetía como un mantra tratando de buscar calor- "Por qué regresé de África? pude haberme quedado en las tierras tibias".
Y sin darse cuenta, todos se detuvieron sin ni si quiera ponerse de acuerdo; al parecer Kate no era la única que sufría por el frío. Pero había algo en el ambiente; un ruido fuera de lo normal... Un lamento que venía con el viento, que no solo traía aquel ruido, sin rocas cayendo de lo alto. Todos se apresuraron a protegerse bajo una cueva en el camino; pero la nieve caía sobre ellos y la fuerte ventisca hacía difícil el salir del camino. Cuando se pudieron proteger de aquella avalancha, Boromir fue el primero en hablar.
"No podremos avanzar más esta noche" –dijo limpiándose la nieve alrededor- "Llamen ha esto viento, si así lo desean, pero hay voces siniestras en el aire y estas rocas iban dirigidas hacia nosotros"
"Yo lo llamaré viento" –dijo Aragorn seriamente- "Pero esto no quita que hayas dicho la verdad; hay muchas cosas malignas en este mundo, que no tiene simpatía por los que andan en dos patas; sin embargo no son cómplices de Sauron. Algunas en este mundo existen mucho antes que él.
Kate observaba el paisaje con temor y asombro; la compañía discutía si quedarse o partir de inmediato de regreso. Pero el tiempo era demasiado pesado y el cansancio era obvio. La maga se sentía exhausta y débil; fue entonces cuando decidió sentarse y esperar a que decidieran algo; después de todo, su labor era ayudar a destruir el anillo, pero no tenía ni idea de dónde se encontraban o qué rumbo tomar; así que se sentó a descansar por un momento.
Podía escuchar las voces de Gimli y Boromir hablando sobre el temible Caradhras, y las pequeñas voces de los hobbits preguntando a dónde irían. Gandalf discutía las posibles rutas con Aragorn y Legolas, mientras ella temblaba de frío y se abrazaba las rodillas para conseguir un poco de calor. Todos discutían y no llegaban a acuerdo alguno... Y el frío no cesaba. Kate no sentía sus pies o los dedos de las manos; le desesperaba no poder crear un poco de fuego con su magia y tener que estar pasando tanto frío. Subió la mirada y vio al pobre Frodo con ojos llenos de preocupación; al parecer la decisión sobre cuál camino tomar recaía sobre él... Pero el frío no la dejaba pensar; era un frío tan implacable que Kate comenzaba a sentir dolor.
Pero no se movía... Ahora sentía un gran sueño y pensó en cerrar sus ojos por un momento; no sería mala idea descansar mientras los demás decidían qué hacer; con suerte regresarían a las bajas llanuras donde el sol calienta el cuerpo y el alma. Sus ojos se cerraban mientras veía a Legolas hablando sobre el uso de la magia de Gandalf...
...El sol de la tarde se ponía entre los pastos verdes y amarillos de la llanura... El suave calor de la tarde se mezclaba con la fresca noche africana. Kate se encontraba de pié mirando el atardecer de aquel día; ya había terminado de vacunar a la pequeña población a las afueras del Congo y, a pesar de ser una zona de peligro, ahora se sentía una gran paz...
...Apenas cerraba los ojos podía percibir los colores de la energía que la rodeaba; siempre fluían y se fundían auras con otras. La joven maga dejaba que su mente vagara entre los cálidos tonos de la energía del atardecer y los matices verdes y azulosos de los árboles. Este era su momento favorito del día. New York era una ciudad tan agitada que pocas veces se podía admirar un atardecer; pero África parecía detenerse en el tiempo y reinar en el mundo salvaje y virgen...
"Ya no hay frío" –pensó Kate mientras recordaba aquellos atardeceres eternos de la sabana- "Solo hay paz y calidez" –seguía en su mente sintiéndose de nuevo en el África- "Ya no hay frío"
"...Kate" –se escuchaba una voz detrás de ella. La maga se volteó para encontrarse con un niño con no más de 4 años sonriéndole ampliamente.
"Hola pequeñín!" –dijo Kate con emoción mientras se agachaba a saludarlo
"Kate!" –repetía el pequeño alegremente.
"Si... Kate!" –decía la maga que seguía riendo
"Kate!!!"... ahora la voz no era de un niño... Era más adulta y la escena del África desaparecía Lentamente.
"Necesitamos algo con qué calentarla" –se escuchaba decir a una voz de hombre. Kate volvía a sentir aquel infernal frío, y el dolor en las extremidades volvió a aparecer.
"Kate!!! Despierta!!!" –decía la voz con gran preocupación. La maga trató de moverse un poco, pero le dolían los dedos en las manos y no podía abrir la boca
"Abre los ojos!" –seguía diciendo la voz que ahora le daba pequeñas palmadas en la mejilla; Kate comenzó a sentir que alguien la cargaba y llevaba a un sitio donde hacía menos frío.
"Debes despertarte!" –La joven sentía cómo la abrazaban y le sobaban los brazos para darle calor; la cubrieron entonces con ropas secas y lentamente fue abriendo los ojos.
"Regresa al mundo de los vivos" –dijo la voz en un suave susurro mientras ella abría un poco sus ojos. Kate se encontró abrazada a alguien con ropas en tonos verdes oscuros y caquis; la fragancia de su ropa era como el olor del mismo bosque... Estando allí se sentía muy bien; con una extraña sensación de seguridad y paz. Lentamente subió la mirada tratando de ver quién estaba con ella, y fue entonces cuando se encontró con unos profundos ojos azules que la observaban con preocupación.
La joven maga abrió los ojos en sorpresa pero su cansancio no le permitía hacer nada más. Fue entonces cuando Legolas se dio cuenta de que estaba consciente y había visto que él era el que la había rescatado de las garras de una muerte fría y oscura. El elfo pronto levantó su mirada para decirles a todos los demás que Kate estaba bien. La maga no podía creer que Legolas fuera el que la hubiese rescatado; pero su mente estaba tan agotada que prefirió descansar, esta vez cerca al fuego de leña frente a ella.
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"Caradhras el cruel" –decía Gimli mientras sonreía- "Por un momento pensamos que te habíamos perdido, joven Kate"
"Pues aquí estoy, con menos frío por su puesto" –dijo Kate con una leve sonrisa, bebiendo un poco de agua tibia.
"Será mejor que nos marchemos ya" –interrumpió Aragorn mientras recogía las pocas cosas que la compañía tenía en el suelo- "Nos esperan las Minas de Moria"
Ante estas palabras, Gimli se levantó con gran emoción "Volveremos a la gran tierra de Moria, donde están el señor Balín y sus servidores, estoy seguro de que a ese enano le encantará conocerte, joven Kate" – dijo apagando el fuego.
Kate sonrió "Y será un placer para mí; nunca he estado en una mina" –continuó mientras ella empacaba sus cosas
"No has estado en una mina?" –preguntó Gimli como asombrado
"Maese Gimli" –interrumpió Frodo, que se encontraba al lado de Kate- "Debe entender que no todo el mundo vive en minas, o trabaja en ellas; mucho menos los hombres"
"En eso tienes razón pequeño hobbit; pero aún así estoy seguro de que la joven Kate se sentirá muy bien con la hospitalidad de Moria" –agregó Gimli
"De eso estoy segura" –dijo Kate mientras que a su vez pensaba que Moria no era un nombre muy cálido para una ciudad como la que describía el enano
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El regreso montaña abajo fue mucho más fácil. Al parecer, Caradhras se había conformado con impedir el avance de la compañía, y ahora les dejaba el camino libre de regreso. Mientras más caminaban, Kate veía cómo la espesa capa de nieve en el piso se hacía más delgada y el frío disminuía notablemente; al punto en que pudo sentirse de nuevo cálida por dentro. El ánimo de la compañía mejoró notablemente durante el descenso y, a pesar de haber hecho un viaje en balde a lo alto del Caradhras, todos estaban felices de haber salido de él.
Pero la compañía estaba cansada y muy adolorida por el viaje, o al menos la mayoría se sentía así. Entonces decidieron quedarse en lo alto de una pequeña loma donde había un grupo de árboles retorcidos y un círculo incompleto de piedras. Al parecer, ese sería el mejor sitio para descansar y prepararse para la larga jornada hacia Moria. Una vez más, La Comunidad del anillo parecía estar muy lejos de llegar a destruir El único...
Silver Card: Bueno??? les gustó??? Espero que si... R+R pls.
Espero este capítulo sea de su agrado y dejen sus reviews más adelante, con sus opiniones para saber si debo mejorar algún aspecto de la historia o si les gusta como va. Muchos saludos a todos; en especial a: Bichito, Candy Bloom, Alexia, Kagome Black y Relley Chan (Gracias por sus reviews! sigan enviando sus opiniones!!! =).
Sin más preámbulos; aquí esta:
Capítulo 6:
Entre la compañía y la espada
Después de la silenciosa partida, sin cantos Élficos o hermosas voces despidiéndose, partieron hacia lo incierto. La verdad es que Kate no tenía ni idea sobre el camino a escoger, y por eso se ubicó casi a lo último de la fila, para seguir a los demás guiados por Gandalf. La compañía iba ligera en armamento ya que querían pasar desapercibidos; era por eso que Kate no llevaba ningún arma a excepción de un puñal que llevaba en su bota derecha; aunque ella más que nadie sabía que si llegase a suceder algo, el puñal no sería de mucha ayuda.
Pero el camino fue más difícil de lo esperado. La tierra era seca, rocosa y desigual; causando un enorme trabajo el caminar por esas zonas. A pesar del ligero equipaje; con el pasar de las horas Kate comenzaba a sentirse un poco cansada; no sabía dónde estaba, ni mucho menos cuándo encontrarían otro tipo de tierra más amable al caminar, y más suave y plana. Sabía que sólo era el comienzo, pero nunca había tenido necesidad de caminar tanto, y algo del decía que eso iba a ser uno de los aspectos más comunes en este viaje.
"Qué estado físico tan deplorable, Kate" –pensó mientras caminaba a pasos pesados- "Ahora la idea de haber entrado a un gimnasio no suena tan mal no?" –pensó con ironía.
El resto del trayecto, la joven maga disfrutó de breves conversaciones con los hobbits y Gimli. Y aunque al principio rieron y trataron de solidarizarse con el otro por las molestias causadas por el viaje; pronto las voces cesaron y un silencio tácito inundó a la compañía. Ya no se hablaba y cada uno esta inmerso en sus propios pensamientos. La mente de Kate divagaba entre la incomodidad de la caminata y las armas que traían cada uno de los miembros. No la hacía sentir muy bien verse menos armada que los mismos hobbits, y no podía ocultar la rabia que le daba ver a Legolas caminar por aquellas escabrosas tierras como si estuviera flotando. El sudor y el desarreglo del cabello de Kate mostraban claramente el cansancio que traía... Pero aquel Elfo no daba muestra de agotamiento, algo increíble para la maga.
Pero la noche llegó y pronto el cansancio se hizo visible no sólo en la cara de Kate, sino en la de otros miembros de la compañía, claro está, exceptuando a Legolas, Aragorn y Gandalf. Este iba a ser el descanso más largo desde la partida, ya que en el día solo se detenían por unos cuantos minutos a comer. La noche ya había llegado y todavía no se habían encontrado con algún enemigo... El ambiente de la compañía volvía a tornarse un poco más relajado gracias a la protección de la oscuridad.
"Te aseguro que no, Pippin" –susurró Merry al oído de su amigo- "Estoy seguro de que debe tener alguno"
"Yo no creo, debería preguntarle" –respondió en el mismo tono bajo, procurando que nadie escuchara la conversación- "Tal vez no haya nadie y esté el camino libre"
"Yo de ti, me quedaría con la boca callada. Qué tal que su prometido la esté esperando en su tierra?" –dijo Merry una vez más
Pippin guardó silencio y miró a Kate que se encontraba del otro lado del fuego hablando con Frodo y Sam. El pequeño hobbit le parecía que Kate era una joven muy amable y sobre todo amigable. Los humanos poco interactuaban con unos hobbits de la Comarca; pero ella los trataba como adultos y eso era algo muy especial. "Tal vez tengas razón" –dijo con decepción en su voz- "Será mejor dejar las cosas así"
Kate, Sam y Frodo disfrutaban de una pequeña conversación sobre algunos cuentos del tío Bilbo. La maga los encontraba de suma importancia para aprender mejor la situación de Tierra Media; y entre líneas, siempre lograba captar información que los hobbits no llegaban a comprender y en su cabeza iba armando un detallado mapa con la historia de Sauron y la magia oscura en aquel lugar; necesitaba conocer al enemigo lo mejor que pudiese.
"Kate, necesito que vengas un momento" –dijo la voz de Aragorn detrás de ella.
Kate volteó la mirada al montaraz, sin entender el motivo de la llamada "Voy?" –dijo levantándose de la fresca hierba del sitio donde se encontraban. De todas formas los hobbits estaban comenzando a tener sueño y pronto se acostarían. La maga caminó hacia donde se encontraba Aragorn, en un pequeño claro alejado del fuego, pero iluminado con la luz de las estrellas; que para Kate, era lo único que no había variado desde la salida de Rivendel.
"Sucede algo?" –preguntó llegando al sitio- "Ya iba a dormirme, para qué me necesitas?"
El descendiente de Arathorn se volteó para ver a la maga. En su cara se podía ver claramente que no tenía ni una pizca de sueño o cansancio. Y al parecer era el único de la conversación que recordaba una promesa hecha el día pasado. "Cómo es posible que te olvides tan rápido de lo que prometiste?" –preguntó un tono de burla en su voz
Kate levantó la ceja sin lograr entender lo que decía "Y eso es..."
Aragorn pasó su mano lentamente por la frente; era imposible que alguien se olvidara de algo que había hablado el día anterior "Tal vez sea el tipo de vida de la gente del futuro" –pensó para si; luego tomó una espada que estaba en la hierba y se la entregó a Kate "Primera lección: No subestimes al enemigo"
La joven miró la espada por un momento; asimilando la tan obvia situación. Segundos después recordó claramente que ella se había comprometido en aprender a pelear y defenderse "Cómo te olvidaste de algo tan simple ah?" –pensó mientras ojeaba la espada. Era realmente pesada; nada parecida a la que 'manejó' en el siglo XXI. Ella siempre había pensado que las espadas eran livianas y por eso los actores de televisión las manejaban tan fácilmente "Pareces de primaria Kate! Eso era utilería!" –pensó de nuevo regañándose una vez más. Esta espada era real, muy real...El arma, además de pesada, era grande y larga; no tan fácil de manejar.
"lista?..."
"Nada fácil de manejar" –seguía pensando la joven
"Kate..."
"Espero no torcerme la muñeca otra vez" –divagaba mientras levantaba la espada- "Bueno, después de todo Dave no es-
"Kate!"
La joven maga salió de sus pensamientos para enfocar la mirada un tanto exasperada de Aragorn. El montaraz había estado tratando de llamar su atención desde que tomó el arma y se podía ver un poco de desesperación y asombro en su mirada. "Lista?" –dijo una vez más para dar comienzo a la lección.
"Creo" –vaciló Kate mientras ponía todos sus sentidos atendiendo a la clase.
Y en verdad no fue nada sencillo ni para la maga ni para el montaraz. Con el paso del tiempo, Kate no llegaba a comprender todas las explicaciones que Aragón le daba y para colmo, la espada no se la llevaba bien con ella, o ella con la espada. La joven se quejaba del peso del arma y lo grande de su tamaño; no podía manejarla y en varias ocasiones, al intentar guardarla a un lado, se rasguñaba un poco la pierna; esto hizo que Aragorn le cambiara la espada por una que no tuviera casi filo; así por lo menos no se haría daño.
"Creo que esta joven va a ser más un peligro para nosotros que para los orcos" –pensó Aragorn sarcásticamente mientras observaba a Kate simulando un ataque a Orcos- "Por los Valar! Esto no va a ser nada sencillo!" –exclamó para si mientras se ponía la mano en la frente.
Esa noche Kate no descansó; lo cual, para ella era algo sumamente cruel. Todos dormitaban felizmente bajo un pequeño fuego, mientras ella tenía que practicar con una estúpida espada pesada. Ahora además de la caminata mortal del día, tendría que soportar las prácticas de en la noche y los continuos calambres musculares en los brazos.
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Y así pasaron los días en donde la compañía aprendió a conocerse y entablar ocasionales conversaciones para romper el silencio, algo que casi siempre acompañaba a la Comunidad. Entre trayectos de piedra dura y nubes oscuras, las palabras eran pocas y cada uno pensaba en lo suyo. Era muy difícil para Kate; casi no dormía en las noches por practicar con la espada y en el día lo único que hacía era caminar y caminar cada vez más. Ya los hobbits comenzaban a preguntarse cuándo cambiarían de paisaje y en varias ocasiones, Frodo le había confesado a Kate que parecía no llegar a ninguna parte y entre el agotamiento físico y la falta de sueño, Kate comenzaba a pensar lo mismo.
Algunas veces, la maga frenaba en seco y dejaba que la compañía avanzase un poco delante de ella; luego cerraba los ojos momentáneamente para tratar de percibir algún aura o energía manifestarse a su alrededor, pero nada de eso sucedía; pensaba que la culpa era de las practicas con la espada que la dejaban tan cansada, o tal vez el hecho de que a penas se detenía y los demás avanzaban un poco, alguno la llamaba para que no se quedara atrás.
Pero a pesar de todo, a diferencia del día, la compañía gozaba de buenos momentos por las noches; y la joven se hubiese sentido prácticamente bien de no haber sido porque Legolas se encontraba allí. Cada vez que hablaba o daba su opinión sobre el viaje, el Elfo encontraba alguna manera de probar lo contrario o simplemente refutar su opinión, y cuando no lo hacía la miraba con ojos de desconfianza y misterio. Esto hacía sentir a Kate demasiado incómoda, pero tal sensación no la reprimía de responderle a Legolas con comentarios más sarcásticos e irónicos, haciendo que el Elfo muchas veces callara... Aunque en otras ella era la que tenía que guardar silencio.
Gracias a esto, todos sabían que Kate y Legolas no eran muy amigos que digamos, y en ocasiones Gimli podría ser más amable con el Elfo que ella. Hasta el mismo Gandalf hallaba la relación entre el Elfo y la joven muy interesante; pocas veces se veían tales situaciones entre mujeres y Elfos, ya que usualmente las féminas los hallaban muy amigables y amables.
"Música?" –repitió Kate entre risas. Se encontraban en los límites de la región de Acebeda y ahora estaban descansando cerca de un hueco profundo donde habían podido hacer fuego para, por primera vez desde su partida, cocinar un buen desayuno-almuerzo- "Quieres saber que música se oye en mi tierra?" –indagó una vez más mientras ayudaba a Sam con la comida.
"Si" –dijo Merry con alegría mientras comía una pequeñísima ración de setas que había guardado con recelo- "Supongo que deben tener algún baile tradicional en tu pueblo no?"
Kate hallaba un poco difícil responder aquella pregunta. La mayoría de la compañía estaba reunida alrededor del fuego, entre ellos Gimli, Boromir, Gandalf y los hobbits; por primera vez la maga deseó haber estado practicando con la espada para no tener que responder aquella pregunta "Bueno..." -dijo regresando su mirada a Gandalf, que se encontraba un tanto expectante a la respuesta- "Son bailes bastante distintos a los de los hobbits, enanos o Elfos; inclusive a los de los hombres de Gondor o Rohan" –dijo mientras probaba un poco del guisado.
"Qué tan diferentes, joven Kate?" –preguntó Gimli con un repentino interés en la conversación.
Kate se mordió el labio inferior levemente, buscando una respuesta. Dentro de sí pensaba en que no sería malo hablar sobre lo que ella bailaba en su Era; además ella tenía herencia latina (cosa que ni existía en la Tierra Media), y entonces podría hablar de bailes más tradicionales que no involucrasen ritmos tan contemporáneos como el Trance. "La salsa es un baile muy común entre nosotros" –dijo esperando que en Tierra Media no existiese nada parecido.
"Salsa?" –indagó Frodo sin comprender mucho a Kate- "He de suponer que no se trata de la que usamos en la comida"
Kate sonrió levemente ante el comentario; al menos no existía nada parecido en ese lugar, pero ahora tendría que explicar el concepto del baile "Estás en lo correcto, Frodo. No tiene relación alguna con la comida ni vegetales o frutas. Este es un nombre que se le fue dado hace mucho tiempo y de cuyo origen no recuerdo. Lo único que os puedo decir es que esta danza se disfruta mucho cuando se baila como es".
"Has bailado alguna vez la 'salsa', joven Kate?" –Preguntó Gimli con curiosidad- "Tal vez podrías enseñarnos tu danza a los presentes".
Kate volvió a morderse el labio inferior "La verdad es que no soy muy buena en la danza; me conformo con admirar a aquellos que la practican y escuchar su música"
"Deberías intentar algún día los bailes de Gondor, Kate" –dijo Boromir entrando a la conversación- "Son de los más bellos en los pueblos del hombre y bastante animados cuando se desea"
Kate rió un poco al imaginarse los bailes de los hombres en Tierra Media; lo que en esta Era se consideraba animado, en el siglo XXI era obsoleto e histórico; pero aun así, algún día le gustaría practicarlo.
"De eso estoy segura, Boromir" –dijo con una sonrisa- "Pero es mejor que ahora pensemos en la comida y no la danza. El almuerzo está listo y espero que en un futuro podamos continuar una reunión con un buen baile"
"Tienes toda la razón" –dijo Pippin acercándose a la olla, oliendo el suave aroma del guisado preparado por Kate y Sam- "Huele exquisito; la verdad es que la cocina de San Gamyi y Kate Connors es muy buena!" –exclamó tomando un pequeño plato y sirviéndose una porción.
Todos comieron, animados todavía con el tema de los bailes y las canciones; algo que Kate sabía de antemano, era muy importante en Tierra Media. Aragorn y Legolas que habían estado explorando un poco alrededor ahora estaban con ellos comiendo mientras escuchaban los relatos sobre bailes de hobbits y enanos. Todos elogiaron la cocina de Kate y hasta Legolas hizo un pequeño comentario agradeciendo la cena; cosa que, quisiese o no, alegró a la maga.
Pero después del almuerzo, Kate tuvo que retomar la espada. Ahora no era solo ella sino los hobbits a quienes Boromir enseñaba muy cerca del sitio donde se encontraban Aragorn y ella. La maga sentía una gran vergüenza al ver que hasta los hobbits manejaban aquella arma mejor que ella con tan solo unas pocas lecciones. Regresó la mirada a Aragorn que estaba sentado en una roca cerca de ella. Se veía que el montaraz se rompía la cabeza pensando en un método más simple para que Kate entendiese el manejo de la espada. La maga se sentía un niña de cinco años que no entendía el lenguaje de los adultos y a la que tenían que hablarle lentamente y con paciencia; algo que Aragorn comenzaba a necesitar.
"Creo que es mejor que dejemos por hoy la espada" –dijo al fin levantándose de la roca- "Has entrenado bastante y deberías tomar un día de descanso. Mañana retomaremos el curso con nuevas energías y mejor preparados" –continuó tomando la espada de las manos de Kate.
La maga bajó la mirada... Esto era lo peor. Al menos antes, el heredero de Isildur hacía el esfuerzo por continuar; pero ahora ni si quiera él quería seguir con la tarea de profesor; ¿de verdad era así de mala? "Supongo que tienes razón" –murmuró Kate subiendo la mirada y luego partiendo del lugar; ahora necesitaba estar sola para tratar de pensar en cómo mejorar y poder meditar por un tiempo.
Aragorn se dio cuenta de lo que sentía Kate al ver aquellos ojos cafés con una tristeza y frustración en lo profundo de ellos. Sintió remordimiento por haber terminado la clase de esa manera; pero ya no sabía con qué continuar, y la verdad era que su mente ahora vagaba en otras ideas y preocupaciones que no le permitían seguir enseñándole. "No vayas muy lejos" –dijo viéndola partir
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Kate se recostó sobre una piedra liza e inclinada a ver las estrellas. Las cosas para ella no estaban bien; hasta ahora no había hecho nada remarcable dentro de la compañía y temía que continuara con ese papel durante mucho tiempo. Se encontraba cansada pero sin poder dormir. No era solo el hecho de que en verdad era pésima con el manejo de la espada y la defensa personal. También estaba la falta de aquellas cosas a las que se había acostumbrado y que tenía tanto en New York como en el Congo. No había cama o ducha; adiós al cambio de ropa constante y la música de la radio. A pesar de que se encontraban con algún riachuelo de vez en cuando, en donde ella aprovechaba y se daba un chapuzón, descubrió que la ducha, el jabón y champú eran algo más importante que cuatro pares de medias.
Comenzaba a pensar una vez más que Legolas tenía razón. La verdad era que no le gustaba estar sucia y usar la misma ropa todo el tiempo ya que no se atrevía a usar la falda caqui. La mayoría del tiempo guardaba su abrigo pero no podía evitar que su ropa se manchase, a veces más que las de los demás... Pero aquello no podía evitarlo. Detestaba verse así y ni siquiera quería imaginar como se veía físicamente; podría estar más despeinada y sucia que cualquier otro. Qué pensaría Legolas cada vez que la viera así?
"Por qué te importa lo que él piense, Kate?" –se preguntó a sí misma mientras miraba las estrellas- "El no es nadie para opinar sobre tu vida y es demasiado insignificante como para prestarle atención!" –se dijo para sí con un toque de rabia; cada vez que estaba sola no podía evitar dejar que Legolas vagara por su mente. A pesar de todo, seguía siendo un personaje muy enigmático para ella.
"Aragorn desea que regreses a donde estamos reunidos, ya está comenzando a oscurecer para que esté tan alejada" –interrumpió el susodicho Elfo que había llegado al sitio sin hacer ruido alguno.
Kate regresó la mirada melancólica a Legolas; estaba de pié junto a ella y miraba al horizonte- "Iré en seguida" –dijo poniéndose de pié con la mirada baja. Legolas podía darse cuenta claramente del estado de ánimo de la maga.
"Permiso" –dijo volteándose para ir a donde los demás
"Legolas..." –dijo Kate sin pensar en lo que hacía. El elfo volvió su mirada a la maga- "Qué sucede?"- preguntó Kate.
"A qué te refieres" –dijo con los ojos llenos de prevención.
"Por qué esta actitud conmigo? veo claramente que con los demás eres muy amable" –preguntó sin mirarlo a los ojos
"Eso mismo debiera decir yo, ya que tal actitud es la misma que tienes al hablar conmigo" –respondió Legolas secamente.
Kate levantó su ceja derecha- "Pues, a diferencia tuya, yo tengo motivos" –respondió con voz firme
El Elfo oscureció la mirada ante el comentario; sabía claramente a lo que Kate se refería "No soy yo el que tengo problemas con una simple espada"
Ante estas palabras, Kate dejó cualquier sentimiento melancólico atrás y cualquier disposición a tener una conversación amable; algo que obviamente, nunca podría tener con Legolas "Y uno piensa que todos los Elfos son gente amable y comprensiva; pero supongo que siempre te encuentras con alguno intolerante y arrogante"
"Arrogante?" –Repitió Legolas- "Por qué he de ser cortés con alguien tan débil e ignorante como tú. Ni siquiera entiendo como pudiste partir con nosotros de Rivendel" –exclamó.
Esto era el colmo!. Ahora no solo la llamaba niñita sino ignorante; como que los insultos del Elfo trataban de hacerla quedar mal en edad y en conocimiento.
"No tienes idea de quién soy para tratarme de esa manera!" –respondió Kate con mirada desafiante- "No tienes derecho de tratarme así, ni a mi ni a ningún otro ser benigno en esta vida; eres un elfo insensato que al encontrarse con alguien distinto a él, lo humilla completamente"
"Pero si tú actúas de igual forma conmigo! No haces nada por la compañía ni por el portador del anillo. No sabes defenderte ni defender a nadie más! Tarde o temprano acabaras herida o muerta! "
"Que crees orejitas? que porque no me he tirado a tus pies a decirte cuán bello y valiente eres, como lo hacen las cortesanas de tu reino; ya no merezco tu respeto o tu educación?!" –Exclamó con rabia en los ojos- "Puedo ser una simple mujer ante tus ojos; pero para mi, las palabras de los orcos serían más amables que las tuyas!"
Legolas se acercó a la maga quedando a tan solo unos centímetros de su cara. Su mirada era desafiante y profunda; agitada como el mar en plena tormenta y peligrosa como una espada en combate "Nunca compares a un Elfo con un orco" –dijo en voz baja y amenazadora- "Nunca te atrevas a compararme con uno de ellos"
Kate no se movió ni un centímetro hacia atrás; ni bajó la mirada para evitar la suya; lo seguía enfrentando con la misma fuerza del principio, ahora más grande y altiva "Primero te ganarás mi respeto antes de que llegues a escucharme compararte con los de tu raza" –respondió en igual tono amenazante- "No creas que con tu mirada arrogante vas pisotearme como a cualquier insecto"
Legolas se mordió la lengua para no continuar. Aquella mujer no iba a rebajarse ni permitir que nadie lo hiciera por ella; pero aún podía hacer algo más "Qué clase de fina mujer crees ser, si ni siquiera hablas con respeto y sabiduría en tu voz"
Esto era el tope para Kate; el estúpido Elfo ya había hablado suficiente. Hasta los del Concilio Blanco la consideraban más madura de lo que él pensaba, y eso era algo bastante increíble. "Estúpido" –dijo con una voz llena de frialdad y desprecio.
"Ignorante" –continuó Legolas acercándose a ella con una mirada tan fría como la del principio
"Imbécil" –continuó Kate sin moverse un milímetro...
"Niñita" –dijo Legolas más cerca. Kate podía sentir la respiración del elfo, agitada por la rabia, sobre su rostro...
"... Orc-
"Legolas, Kate...Qué está sucediendo aquí? no os pedí que regresaran al campamento?" interrumpió Aragorn llegando al lugar. Justo en ese instante Legolas retrocedió, separándose y volviendo la mirada a Aragorn. Había estado tan metido en la pelea con Kate, que ni si quiera sus sentido Élficos detectaron la llegada del montaraz.
Kate contuvo el resto de sus palabras y apretó los puños para liberar la tensión. Luego miró a Aragorn tratando de ocultar su frustración y enfado. "Lo siento, solo estaba conversando con Legolas; pero ya me retiro a descansar" –respondió mientras salía del lugar- "Aragorn, os deseo buenas noches y un sueño tranquilo"
Aragorn volteó su mirada de Kate a Legolas. Podía verse claramente que lo que ellos dos habían tenido era algo más que una amable 'conversación', hasta hacía unos segundos la tensión en el ambiente podía cortarse con una tijera. "Qué ha pasado?" –indagó mirando al enfadado Elfo en frente de él.
"Absolutamente nada" –respondió Legolas partiendo también del lugar, dejando al montaraz solo.
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Después de todo lo sucedido, fue para Kate algo realmente sorprendente que haya podido dormir sin haber soñado con el arrogante Elfo peleando una vez más con ella. Cuando se levantó era aun temprano y los hobbits seguían durmiendo. Se volteó quedando boca arriba y comenzó a pesar en lo sucedido ayer. No sólo su 'conversación' con Legolas fue algo importante el día pasado; ya que justo al regresar al campamento, un bandada de cuervos negros había pasado sobre ellos; obligándolos a apagar el fuego y esconderse. Kate sabía que Saruman los estaba vigilando y le frustraba no poder sentir la energía a su alrededor para poder prevenir esos ataques... Pero tendría que acostumbrarse a la falta de magia.
Al levantarse del todo, habló con Gandalf por un momento y este le explicó la situación. La ruta previamente considerada hacia Mordor ahora se hallaba custodiada y vigilada por los servidores de Sauron y Saruman, y sería sumamente riesgoso pasar por aquellos lugares; ahora quedaban solo dos opciones posibles: Caradhras o Moria. Según lo que logró entender Kate, Las Minas de Moria no eran sitio seguro y Caradhras, aunque frío y despiadado, como lo describía Boromir, era una opción más favorable que las minas de los enanos. Fue entonces que decidieron ir al monte frío de Caradhras... Kate tendría que preparar su abrigo para ser usado por un rato.
Pero el viaje a Caradhras no fue sencillo, y mucho menos el ascenso. La nieve comenzaba a acumularse en el piso y caía en grandes cantidades. Al principio todo había comenzado con una simple nevada que alegró a los hobbits un poco... Pero Kate sabía que esa nevada traía algo más; no podía detectar energía alguna pero todavía recordaba su ascenso por el monte Klimanjaro en África; todo nevado guarda sus secretos, y esos pueden ser sumamente peligrosos cuando llegan a ser manejados por las fuerzas del mal. Los hobbits ahora seguían a los más grandes doblando el cuerpo penosamente; la nieve subía y ya comenzaban a tener problemas al caminar. Frodo sentía sus pies completamente helados y hasta Gimli, el fuerte enano, comenzaba a padecer por las inclemencias del clima. Kate trataba de mirar a lo lejos pero no veía más allá de Legolas, que ahora se encontraba liderando el grupo con Aragorn. Le sorprendía a la maga enormemente ver cómo el Elfo caminada sobre la nieve sin ni siquiera dejar huella; la nevada y el frío no lo afectaban y podía ver a través de la espesa nieve sin problema alguno.
"Por qué no fui Elfo en vez de maga?" –pensó Kate mientras observaba a Legolas, iba marchando sin ningún esfuerzo y en su cara no había signos de cansancio. Ahora Boromir y Aragorn se habían prestado a cargar a los hobbits porque se estaban hundiendo en la nieve. Kate sentía el frío dentro de sus huesos; los dientes no le dejaban de rechinar y tenía los labios azules y la cara pálida. El abrigo ahora estaba húmedo por la nieve y la ventisca no le dejaba abrir los ojos completamente. Le temblaban todas sus extremidades y a duras penas podía moverse. Detrás de ella, Gimli la seguía muy de cerca diciéndole que no dejara de moverse... El estarse quieto no sería nada conveniente con semejante frío.
Kate trataba de mantener sus pensamientos cálidos y recordaba una y otra vez los hermosos paisajes de la sabana africana "el trigo movido por el suave viento del medio día" –decía en un susurro- "El calor del sol cuando no dejaba sombra" –repetía como un mantra tratando de buscar calor- "Por qué regresé de África? pude haberme quedado en las tierras tibias".
Y sin darse cuenta, todos se detuvieron sin ni si quiera ponerse de acuerdo; al parecer Kate no era la única que sufría por el frío. Pero había algo en el ambiente; un ruido fuera de lo normal... Un lamento que venía con el viento, que no solo traía aquel ruido, sin rocas cayendo de lo alto. Todos se apresuraron a protegerse bajo una cueva en el camino; pero la nieve caía sobre ellos y la fuerte ventisca hacía difícil el salir del camino. Cuando se pudieron proteger de aquella avalancha, Boromir fue el primero en hablar.
"No podremos avanzar más esta noche" –dijo limpiándose la nieve alrededor- "Llamen ha esto viento, si así lo desean, pero hay voces siniestras en el aire y estas rocas iban dirigidas hacia nosotros"
"Yo lo llamaré viento" –dijo Aragorn seriamente- "Pero esto no quita que hayas dicho la verdad; hay muchas cosas malignas en este mundo, que no tiene simpatía por los que andan en dos patas; sin embargo no son cómplices de Sauron. Algunas en este mundo existen mucho antes que él.
Kate observaba el paisaje con temor y asombro; la compañía discutía si quedarse o partir de inmediato de regreso. Pero el tiempo era demasiado pesado y el cansancio era obvio. La maga se sentía exhausta y débil; fue entonces cuando decidió sentarse y esperar a que decidieran algo; después de todo, su labor era ayudar a destruir el anillo, pero no tenía ni idea de dónde se encontraban o qué rumbo tomar; así que se sentó a descansar por un momento.
Podía escuchar las voces de Gimli y Boromir hablando sobre el temible Caradhras, y las pequeñas voces de los hobbits preguntando a dónde irían. Gandalf discutía las posibles rutas con Aragorn y Legolas, mientras ella temblaba de frío y se abrazaba las rodillas para conseguir un poco de calor. Todos discutían y no llegaban a acuerdo alguno... Y el frío no cesaba. Kate no sentía sus pies o los dedos de las manos; le desesperaba no poder crear un poco de fuego con su magia y tener que estar pasando tanto frío. Subió la mirada y vio al pobre Frodo con ojos llenos de preocupación; al parecer la decisión sobre cuál camino tomar recaía sobre él... Pero el frío no la dejaba pensar; era un frío tan implacable que Kate comenzaba a sentir dolor.
Pero no se movía... Ahora sentía un gran sueño y pensó en cerrar sus ojos por un momento; no sería mala idea descansar mientras los demás decidían qué hacer; con suerte regresarían a las bajas llanuras donde el sol calienta el cuerpo y el alma. Sus ojos se cerraban mientras veía a Legolas hablando sobre el uso de la magia de Gandalf...
...El sol de la tarde se ponía entre los pastos verdes y amarillos de la llanura... El suave calor de la tarde se mezclaba con la fresca noche africana. Kate se encontraba de pié mirando el atardecer de aquel día; ya había terminado de vacunar a la pequeña población a las afueras del Congo y, a pesar de ser una zona de peligro, ahora se sentía una gran paz...
...Apenas cerraba los ojos podía percibir los colores de la energía que la rodeaba; siempre fluían y se fundían auras con otras. La joven maga dejaba que su mente vagara entre los cálidos tonos de la energía del atardecer y los matices verdes y azulosos de los árboles. Este era su momento favorito del día. New York era una ciudad tan agitada que pocas veces se podía admirar un atardecer; pero África parecía detenerse en el tiempo y reinar en el mundo salvaje y virgen...
"Ya no hay frío" –pensó Kate mientras recordaba aquellos atardeceres eternos de la sabana- "Solo hay paz y calidez" –seguía en su mente sintiéndose de nuevo en el África- "Ya no hay frío"
"...Kate" –se escuchaba una voz detrás de ella. La maga se volteó para encontrarse con un niño con no más de 4 años sonriéndole ampliamente.
"Hola pequeñín!" –dijo Kate con emoción mientras se agachaba a saludarlo
"Kate!" –repetía el pequeño alegremente.
"Si... Kate!" –decía la maga que seguía riendo
"Kate!!!"... ahora la voz no era de un niño... Era más adulta y la escena del África desaparecía Lentamente.
"Necesitamos algo con qué calentarla" –se escuchaba decir a una voz de hombre. Kate volvía a sentir aquel infernal frío, y el dolor en las extremidades volvió a aparecer.
"Kate!!! Despierta!!!" –decía la voz con gran preocupación. La maga trató de moverse un poco, pero le dolían los dedos en las manos y no podía abrir la boca
"Abre los ojos!" –seguía diciendo la voz que ahora le daba pequeñas palmadas en la mejilla; Kate comenzó a sentir que alguien la cargaba y llevaba a un sitio donde hacía menos frío.
"Debes despertarte!" –La joven sentía cómo la abrazaban y le sobaban los brazos para darle calor; la cubrieron entonces con ropas secas y lentamente fue abriendo los ojos.
"Regresa al mundo de los vivos" –dijo la voz en un suave susurro mientras ella abría un poco sus ojos. Kate se encontró abrazada a alguien con ropas en tonos verdes oscuros y caquis; la fragancia de su ropa era como el olor del mismo bosque... Estando allí se sentía muy bien; con una extraña sensación de seguridad y paz. Lentamente subió la mirada tratando de ver quién estaba con ella, y fue entonces cuando se encontró con unos profundos ojos azules que la observaban con preocupación.
La joven maga abrió los ojos en sorpresa pero su cansancio no le permitía hacer nada más. Fue entonces cuando Legolas se dio cuenta de que estaba consciente y había visto que él era el que la había rescatado de las garras de una muerte fría y oscura. El elfo pronto levantó su mirada para decirles a todos los demás que Kate estaba bien. La maga no podía creer que Legolas fuera el que la hubiese rescatado; pero su mente estaba tan agotada que prefirió descansar, esta vez cerca al fuego de leña frente a ella.
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"Caradhras el cruel" –decía Gimli mientras sonreía- "Por un momento pensamos que te habíamos perdido, joven Kate"
"Pues aquí estoy, con menos frío por su puesto" –dijo Kate con una leve sonrisa, bebiendo un poco de agua tibia.
"Será mejor que nos marchemos ya" –interrumpió Aragorn mientras recogía las pocas cosas que la compañía tenía en el suelo- "Nos esperan las Minas de Moria"
Ante estas palabras, Gimli se levantó con gran emoción "Volveremos a la gran tierra de Moria, donde están el señor Balín y sus servidores, estoy seguro de que a ese enano le encantará conocerte, joven Kate" – dijo apagando el fuego.
Kate sonrió "Y será un placer para mí; nunca he estado en una mina" –continuó mientras ella empacaba sus cosas
"No has estado en una mina?" –preguntó Gimli como asombrado
"Maese Gimli" –interrumpió Frodo, que se encontraba al lado de Kate- "Debe entender que no todo el mundo vive en minas, o trabaja en ellas; mucho menos los hombres"
"En eso tienes razón pequeño hobbit; pero aún así estoy seguro de que la joven Kate se sentirá muy bien con la hospitalidad de Moria" –agregó Gimli
"De eso estoy segura" –dijo Kate mientras que a su vez pensaba que Moria no era un nombre muy cálido para una ciudad como la que describía el enano
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El regreso montaña abajo fue mucho más fácil. Al parecer, Caradhras se había conformado con impedir el avance de la compañía, y ahora les dejaba el camino libre de regreso. Mientras más caminaban, Kate veía cómo la espesa capa de nieve en el piso se hacía más delgada y el frío disminuía notablemente; al punto en que pudo sentirse de nuevo cálida por dentro. El ánimo de la compañía mejoró notablemente durante el descenso y, a pesar de haber hecho un viaje en balde a lo alto del Caradhras, todos estaban felices de haber salido de él.
Pero la compañía estaba cansada y muy adolorida por el viaje, o al menos la mayoría se sentía así. Entonces decidieron quedarse en lo alto de una pequeña loma donde había un grupo de árboles retorcidos y un círculo incompleto de piedras. Al parecer, ese sería el mejor sitio para descansar y prepararse para la larga jornada hacia Moria. Una vez más, La Comunidad del anillo parecía estar muy lejos de llegar a destruir El único...
Silver Card: Bueno??? les gustó??? Espero que si... R+R pls.
