Silver Card: Hola a todos! Me disculpo por mi increíble tardanza pero, por
miles de situaciones que no valen la pena ser mencionadas, me he demorado
un poco. De todas formas, con mucho cariño les dejo la continuación de la
historia. Gracias a todos mis reviewers! No saben cuanto me alegra leerlos.
Para todos los que no entiendan porqué mi Fanfic está en la categoría R; es por la sencilla razón de que en un futuro tendrá muchas escenas de batallas y bueno, también escenas románticas (las cuales todavía no sé cómo haré) ^_^; pero que tarde o temprano aparecerán.
No se preocupen, que pronto Kate tendrá su magia (más pronto de lo que creen), y le será de gran ayuda para la comunidad del anillo. (Si... también callará a cierto elfo)
Si tienen alguna otra inquietud o comentario; por favor sigan enviando sus reviews, que con gusto responderé sus preguntas
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Capítulo 9:
Una estrella en Lothlórien
"Debo seguir caminando" –pensaba kate mientras trataba de seguirle el paso a Aragorn, Legolas y Boromir. Los Hobbits, Gimli y ella se encontraban delante de ellos, muy adelante- "No te quedes, Kate"
No habían probado bocado desde que salieron de las minas de Moria; y nadie quería hablar de lo sucedido. Era como si todos se hubiesen puesto de acuerdo en no mencionar a Gandalf por el resto del viaje. La herida recién abierta por su partida, no soportaba conversaciones que lo recordasen. Pero el pesar era aun mayor en el corazón de Kate; no podía evitar sentirse culpable de la muerte de Gandalf. Durante todo el trayecto había estado criticando cada uno de los aspectos de su manejo de la magia; se odiaba por no haber podido salvar al que se había convertido en uno de sus maestros; y ese sentimiento lo único que hacía era agrandar la profunda herida.
Se estaba quedando atrás y ahora las lágrimas volvían a salir de sus ojos. Aún recordaba las palabras de Legolas al abrazarla afuera de las minas de Moria. Añoraba estar en esos brazos de nuevo; por un momento le habían hecho olvidar el dolor y estar en paz. Pero ahora él estaba una vez más lejos de ella; la maga se sentía muy mal: A veces parecía que el elfo quisiera compartir con ella y otras veces simplemente quisiera estar alejado. Kate no podía soportar ese ambiguo comportamiento; por dentro pensaba que lo único que hacía era empeorar su situación. La maga sentía sus piernas arder y la herida en el antebrazo seguía sangrando levemente; ante esto se detuvo sin importarle cuánto se alejara el resto de la compañía; no era capaz de dar un paso más.
"Kate?" –indagó Frodo al darse cuenta que la joven ya no seguía al lado de él. El resto de los hobbits también se habían detenido. La maga no era la única agotada en la compañía- "Por qué te detuviste?"
Kate miró a lo lejos mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos; ya había llorado suficiente ante los ojos de la compañía. De no muy lejos venía Aragorn corriendo para alcanzarlos. Había estado tan dentro de sus pensamientos que se había olvidado por completo que el resto de la compañía lo seguía y había heridos en ella.
"Lo lamento Frodo!" –exclamó al llegar- "Tantas cosas ocurrieron hoy y hubo tanta prisa que olvidé que Sam, Kate y tú estaban heridos; hubieras hablado antes" –dijo acercándose a los medianos- "Boromir, Ven! Los llevaremos en brazos" –continuó mientras Boromir llegaba. Legolas y Gimli estaban ya al lado del resto. Kate miró de reojo al elfo, que estaba callado y pensativo; a pesar de que no había llorado por la partida de Gandalf, sus ojos mostraban aún mucha tristeza. El corazón de Kate sintió un vuelco al ver tal escena; Legolas sufría, pero al igual que ella, lo callaba en su corazón.
Kate siguió noctámbulamente al resto de la compañía. Se sentó debajo de un árbol y cerró sus ojos recordando los últimos momentos de la partida de Gandalf; sentía su corazón palpitar fuertemente pero ya no salían más lágrimas de su rostro. Ahora su mirada estaba fija en Frodo, quien era atendido por Aragorn con mucho cuidado. El pequeño hobbit se veía tan frágil y triste que el corazón de Kate dio un vuelco una vez más; el paisaje de la compañía era desolador. Ni un solo miembro se encontraba bien.
"Veo que el pesar a inundado el corazón de todos" –dijo Boromir en voz baja. Se encontraba de pié al lado de Kate- "Incluso el corazón de nuestra apreciada dama"
Kate levantó la mirada para encontrarse con un Boromir de facciones más bien cansadas "Tienes razón, Boromir. Aún siendo perseguidos por orcos no podemos evitar detenernos y asimilar todo lo que nos ha sucedido"
"Acamparemos esta noche aquí, joven Kate" –dijo sonriendo levemente; tratando de darle ánimos a la joven- "Quizás la noche nos brinde un poco de cosuelo"
"Entonces que la noche traiga paz a nuestros corazones mientras dormimos. Solo los dioses saben cuanto la necesita nuestros corazones" –agregó Kate melancólicamente
Boromir se agachó y tomó el brazo herido de Kate en sus manos; entre tanto ajetreo y preocupación por los hobbits heridos, no se habían fijado en la joven "Veamos Que es lo que te ha sucedido" –dijo mientras observaba la herida- "Es una cortada profunda..."
"Hecha por un arma inmunda" –interrumpió Kate ahora con rabia en su rostro- "Cómo pueden existir tales seres en esta tierra?"
Pero ella sabía la respuesta. Siempre iba a existir el mal para equilibrase con el bien; eso era algo que cualquier mago aprendía como primera lección. Tanto el mal como el bien nunca podían ser erradicados por completo de la tierra; siempre debía haber un equilibrio o no existiría nada.
"Estos seres no se encuentran aquí por azar, joven kate: todo tiene una razón en este mundo" –respondió Boromir interrumpiendo los pensamientos de la maga
"Vaya" –pensó Kate con sorpresa- "Quién iba a pensar que los hombres de esta Era tuvieran conceptos que muchos del silgo XXI no comprenden" –continuó para sí- "Tienes razón, Boromir. Había olvidado ese pequeño detalle entre tanta confusión" –dijo con una sonrisa; la curación ya había acabado.
"Ese era el rostro que quería ver" –dijo el caballero levantándose- "Es mejor enfrentar las adversidades con valor y alegría y no con tristeza"
"Gracias" –respondió la joven levantándose lentamente; sus heridas en las piernas aún presentaban algunos problemas- "Ayudaré con la fogata"
"No creo que sea necesario" –dijo Boromir señalando a Gimli, Pippin y Sam- "Ya está siendo armada"
"En ese caso daré un paseo" –dijo Kate dándose la vuelta. Boromir puso cara seria; no era bueno que la joven maga se alejara tanto- "No os preocupéis. No iré muy lejos" –agregó Kate como si hubiese adivinado lo que pensaba el caballero de Gondor.
"Eso espero" –contestó Boromir sonriendo- "Debes descansar para el día de mañana"
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Todo estaba tranquilo y una inusual paz se encontraba en el ambiente. Todos en la compañía se encontraban descansando cerca al calor de la fogata y Kate se encontraba, no muy lejos, entre árboles de no más de dos metros de altura; descansaba sus sentidos escuchando la suave música de la brisa. Después de aquella pelea contra los orcos, sus sentidos especiales se habían visto fuertemente golpeados por aquellas ondas oscuras y densas emanadas por tales seres; ahora necesitaba conectarse con la tierra y volver a apaciguar sus fuerzas; con fortuna pronto volvería su magia y podría ayudar de verdad.
Pero al estar sola, las imágenes de Gandalf cayendo volvían a aparecer en su mente; una vez más su corazón se hundía en la tristeza de aquella pérdida. Ahora que no había nadie cerca; sus ojos volvían a enrojecerse y sus manos se empuñaban para no tener que temblar. No podía evitar sentirse culpable. Se sentía decepcionada de si misma.
"Deberías regresar, ya es demasiado tarde para estar sola" –dijo una voz detrás de ella.
"Y he de suponer que tu si puedes estar solo en este lugar" –respondió Kate volteando su cabeza levemente para ver a Legolas
"Estoy haciendo la primera guardia; por eso me encuentro solo" –respondió acercándose un poco- "Cuál es tu excusa?" –preguntó cruzando los brazos.
"No puedo estar sola?" –respondió Kate volteándose completamente- "Necesitaba aclarar mi mente" –continuó ahora con una voz más baja. Miraba hacia el piso para esconder su cara. No quería que Legolas viese su rostro.
Pero aquel simple cambio en su tono de voz alertó al elfo de que algo no estaba bien. Casi en el instante cambió su arrogante actitud por una comprensiva y preocupada. Frunció las cejas al ver que Kate no levantaba su mirada- "Qué es lo que te sucede?"
"Nada" –respondió Kate aún mirando al suelo- "Solo necesitaba tiempo para pensar; regresaré en unos momentos al campamento"
Legolas se atrevió a acercarse un poco más- "Mientes" –dijo fríamente- "Qué es lo que sucede"
"Legolas, déjame en paz aunque sea solo esta vez" –respondió la joven volteándose y comenzando a caminar de regreso a la compañía.
"No" –refutó el elfo tomando el brazo de la maga- "No estás bien"
Kate se detuvo y respiró sintiendo un gran dolor en su corazón. Contenía las lágrimas lo más que podía. Luego se volteó y miró directamente a los ojos del elfo, ahora azules oscuros como el profundo océano- "Esto es lo que me pasa!" –dijo con la voz quebrada- "Es esto lo que querías ver?!" –continuó con dolor.
Los ojos de Legolas se abrieron en sorpresa; después de unos segundos respondió con voz llena de consternación "No fue mi intención... yo-
"Tampoco fue mi intención dejar que Gandalf se muriera pero eso no lo pude evitar!" –respondió la joven con rabia
"No eres la única que está sufriendo por su muerte" –dijo Legolas mientras la observaba fijamente.
"No lo entiendes" –susurró Kate para sí; pero el elfo lo escuchó perfectamente
"Tengo que entenderlo pues mi corazón no es de piedra y mi alma no es insensible!" –respondió acercándose.
"Pude hacer algo!" –dijo la joven con lágrimas en el rostro. El corazón del elfo se sintió peor aún.
"Todos pudimos hacer algo; pero todos debemos seguir adelante" –dijo llegando hasta donde la maga.
"No lo entiendes, Legolas. Pude hacer algo! Pude salvarlo y no lo hice! No pude hacerlo!" –exclamó cayendo de rodillas al piso. Ante esto, el alma del príncipe del Bosque Negro se hundió en pesar
"No te lastimes de esa manera" –dijo en voz baja mientras se arrodillaba- "No ha sido tu culpa" "Lo fue" –respondió Kate con voz entrecortada mientras se apoyaba dolorosamente en Legolas- "Fue mi culpa"
"No fue tu culpa" –respondió el elfo callando el dolor de su voz una vez más
"Pude hacer algo Legolas! Pero no fui fuerte! No tuve valor! Qué clase de ser humano soy?!" –dijo con una mezcla de frustración y dolor en su voz.
"No importa lo que pudiste haber hecho" –susurró el elfo abrazando fuertemente a la joven- "Ha pasado y ha llegado a su fin. No había nada que pudieses hacer"
Kate dejó de aferrarse en Legolas para mirarlo a los ojos; no le importaba que una vez más la viese llorar "Una vez más he fallado. No pude salvarlo ni a Gandalf... ni a él" –dijo con una sonrisa llena de melancolía- "Dime Legolas: Alguna vez has perdido dos vidas por la misma causa?" –El elfo calló sin saber qué responder- "Ja... Eso pensaba" –agregó levantándose- "Has vivido miles de años, de eso no hay duda, pero la muerte no había tocado a tu puerta hasta ahora"
Legolas se levantó lentamente; en silencio vio cómo la figura de kate se perdía entre los árboles. No había más nada que pudiera decir para calmar su alma.
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"Crees que esté dormida?" –preguntó Pippin en voz baja a Merry. Ambos hobbits estaban al lado de Kate, que se encontraba aun durmiendo.
"Parece como muerta" –agregó Merry con asombro- "Ni si quiera se nota que respire"
"De todas formas debe levantarse si no se quiere perder del desayuno" –dijo Pippin aún susurrando.
"Creo que ya se perdió del desayuno, Pippin" –dijo Merry como queriendo dar a entender algo. Su compañero guardó silencio mientras sus ojos tenían una mirada llena de arrepentimiento.
"Era el último pedazo de pan que quedaba!" –respondió Pippin adivinando los pensamientos de su hobbit amigo- "Sabes que Aragorn solo nos deja comer tres veces al día!"
"No te preocupes Pippin, igual no tenía mucha hambre" –interrumpió Kate con voz somnolienta. La conversación de los hobbits la había levantado. Abrió un poco el ojo derecho para observar a sus dos compañeros.
Merry, al darse cuenta de lo torpes que eran por despertarla, trató de disculparse "Kate! lo sen-
"Bah" –interrumpió la joven una vez más- "De todas formas tenía que levantarme. Mas bien díganme, amables hobbits: hacia dónde nos dirigimos hoy?"
Merry y Pippin callaron y se miraron el uno al otro por un momento. "Eh..." –vaciló en decir el hobbit Brandigamo- "Será mejor que Trancos te lo explique"
"Si, al fin y al cabo; él fue el de la idea" –agregó Pippin levantándose del piso. Su primo, Merry, lo imitó en el instante y ambos fueron a recoger sus cosas.
"Hobbits..." –susurró Kate incorporándose- "Extraños..."
"Bueno, bueno. Ya se ha levantado la joven dama de la compañía" –dijo Gimli acercándose con un pedazo de pan- "Has dormido como si en tu vida hubieses cerrado los ojos, joven Kate!" –exclamó con una sonrisa. Al parecer la noche había logrado lo que Kate había pedido: Consolar los corazones de la Comunidad.
"Maese Gimli!" –exclamó la joven levantándose, ya con mucha más energía- "Siempre es un placer abrir los ojos y encontrarse con tan alegre enano!"
"Y también ha recuperado su humor!" –agregó el hijo de Glóin entregando la torreja de pan a la maga- "El necesario descanso nos ha dejado con nuevos ánimos. Aquí está la última tajada que pude rescatar de las manos de Pippin y Merry"
Kate sonrió mientras mordía un poco de pan- "Hay que tener cuidado con las provisiones cuando hay hobbits cerca" –dijo en tono burlón
"Cerca o lejos. Los medianos siempre hallarán la manera de alcanzarlas" –agregó Gimli riendo- "Ya estás lista?"
"Realmente no es mucho lo que tengo que recoger" –respondió Kate agachándose a tomar su mochila que, a pesar de estar llena con cosas que le empacó Elizabeth, no le era útil en esta era.
"Bueno, entonces es hora de partir" –dijo Aragorn detrás de Kate. El montaraz había escuchado la última parte de la conversación de Kate con el enano- "La compañía ya está lista"
Kate se volteó mientras apoyaba su mochila en el hombro derecho- "Entonces... qué esperamos?" –dijo con una ligera sonrisa. Boromir había terminado de ayudar a los hobbits con sus pertenencias. Legolas se encontraba mirando a lo lejos; al parecer su guardia había durado toda la noche.- "hacia dónde nos dirigimos?"
Gimli se puso serio y frunció el seño al escuchar aquella pregunta. Sabía muy bien cuáles eran los nuevos planes de la compañía y la verdad era que no estaba completamente de acuerdo con ellos. Pero, él era sólo uno de los miembros, y la decisión había sido tomada por Frodo, el portador del anillo; Por ende, él debía atacarla a como diera lugar.
"Vamos hacia Lothlórien" –respondió Aragorn dándose cuenta de la reacción de Gimli- "No tardaremos mucho en llegar. Antes del atardecer habremos entrado a las puertas de ese lugar"
Kate, quien no había visto la cara de Gimli, volvió a sonreír con la idea de alejarse más de las minas de Durin- "Entonces, partamos ya. Lothlórien nos espera" –dijo dándose la vuelta y avanzando hacia los hobbits- "El nombre suena Élfico. Tiene algo que ver con esa raza?" –preguntó al montaraz dándose la vuelta.
Aragorn sonrió un poco- "Más de lo que te imaginas!" –exclamó mientras se acercaba a Gimli- "Y tú, valioso Gimli, dejad de preocuparte por rumores que tus oídos hayan podido escuchar"
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Ya era de noche y Kate recordaba que Aragorn le había dicho que llegarían a Lothlórien, o Lórien, como Boromir le decía. Aún así, ya la oscuridad había caído una vez más sobre la compañía y todavía no se vislumbraba ciudad alguna. La joven no se sentía cansada físicamente; pero su mente había estado vagando entre tantas cosas que se encontraba realmente agotada. Su mirada pasó del horizonte a Frodo, quién discutía con Gimli sobre cuán lejos se encontraba Lórien. El enano se había agachado a escuchar la tierra; pero ningún ruido se escuchaba a parte del suave viento de la noche. Viento que trajo consigo el delicado ruido de las hojas meciéndose al compás de la brisa. Kate cerró sus ojos deleitándose con el precioso sonido; de pronto, sus sentidos se activaron y sintió una fuerte onda de energía; esta vez totalmente distinta a la emanada por los orcos. Era una gran aura cálida y delicada; fuerte, sin duda alguna; pero suave, armoniosa y pacífica... sublime en todo el sentido de la palabra. Tal experiencia fue un regalo para la mente y el cuerpo de Kate, la maga se deleitaba con la percepción de tan magnífica energía... hasta que fue interrumpida por el inequívoco llamado de Legolas.
"Lothlórien!" –exclamó sin poder esconder su felicidad- "Lothlórien! Hemos llegado al pórtico del Bosque de Oro! Lástima que sea invierno!" –agregó volteándose para hablarles a todos. En aquel instante, la joven vio brillar los hermosos ojos del elfo; algo que le causó una gran alegría interna.
La compañía se detuvo a la entrada del inmenso bosque. Kate, maravillada por la magia de aquel lugar, había dejado de lado las conversaciones de la compañía sobre el origen de dicho bosque, y sus habitantes actuales. Fue el pequeño jalón que le dio Merry, el que la trajo de vuelta a la tierra.
"Parece que hubieras estado soñando!" –exclamó al lograr captar su atención- "En qué pensabas?" –preguntó con gran curiosidad
Kate sonrió levemente "El lo interesante y bello de este lugar..." –respondió como meditando en sus palabras.
Merry rió un poco "Pues, tú, junto con Trancos y Legolas, son los únicos que lo hallan tan fascinante" –aseguró mientras la llevaba de regreso al grupo- "El resto de la compañía tiene dudas de entrar allí"
La joven frunció el ceño; había tenido muchas dudas sobre si debía o no entrar a Moria cuando estaba frente a las puertas de Durin; pero ahora, frente al Lórien, el único deseo que inundaba su ser era el de cruzar las llamadas puertas del Bosque de Oro. "Merry, no hay nada de qué preocuparse" –dijo con gran convicción.
"Si tu lo dices..." –agregó el hobbit con voz llena de duda.
Cuando la joven maga llegó a donde se encontraba el resto de la compañía, Boromir había acabado de decidirse por entrar en Lórien y ahora todos se internaban dentro del bosque. Kate halló sumamente graciosa la nueva actitud de Legolas, que ahora se de desempeñaba como el guía de la compañía
"Parece más bien un guía turístico" –pensó para si con una sonrisa burlona en el rostro- "Le falta la banderita y el silbato para mantenernos a todos unidos" –continuó aguantando una carcajada. La felicidad le estaba volviendo al corazón con los bellos paisajes nocturnos de Lothlórien; caminaba con gran felicidad deteniéndose momentáneamente a admirar alguna planta en especial.
"He aquí el Nimrodel!" –exclamó una vez más el elfo- "Los elfos silvanos lo cantaron muchas veces, y esas canciones se cantan aún en el Norte. Todo es oscuro ahora, y el puente de Nimrodel está roto" –continuó acercándose a la orilla del río – "Me lavare los pies pues dicen que el agua cura la fatiga"
Pronto, toda la compañía seguía a Legolas hacia el río y casi en seguida, la mayoría estaba mojándose los pies en el agua; al menos todos los hobbits estaban disfrutando de la fresca corriente. Kate bajó dudosamente al río; pero casi en seguida se había quitado las botas y había metido los pies en el agua. Todos estaban descansando y la joven disfrutaba de la maravillosa corriente del río. Cerró sus ojos y se dejó llevar por la energía del lugar; otra vez había dejado a un lado las voces de los demás y una ligera sonrisa de complacencia cubría su rostro; aunque tal vez fue demasiada su emoción, ya que sin darse cuenta, se estaba sumergiendo cada vez más. "Kate!" –exclamó Pippin atrayendo la atención de todos- "Cuida-
Pero ya era muy tarde. La joven s encontraba dentro del río y hasta la última hebra de cabello había sido mojada por las aguas del Nimrodel. Sorprendida, en parte por el frío del agua, y en otra por su estupidez y descuido; Kate rápidamente salió del cauce agarrando las dos manos de Pippin, quien no aguantaba la risa junto con el resto de hobbits. No muy lejos; Boromir y Gimli contenían las carcajadas para no hacer sentir peor a la maga. Aragorn, entre sorpresa y risa se acercó rápidamente a Kate.
"Se suponía que debíamos mojarnos los pies, como dijo el maese Elfo, joven Kate" –aseguró aún riéndose- "Si quería bañarse, hubiese bastado con pedirnos permiso, y nos hubiésemos retirado"
Los ojos de Kate podían matar con su mirada a cualquiera que estuviese cerca; pero por fortuna, el montaras no se vio intimidado por estos; más bien generaron más risa en él. La joven se sacudió un poco mientras de reojo veía al susodicho Elfo-guía de turismo, que se mordía los labios sutilmente, para no reír como los demás.
"Por qué no te ríes también?" –dijo Kate mientras se acercaba a Legolas- "Como si no quisieras hacerlo" –continuó secándose el cabello
"Considero que sería de muy mala educación reírme de las desgracias de otros" –dijo con voz seria pero con un gran tono de sarcasmo en ella- "Sería mejor que te secaras; las brisas del Bosque de Oro podrían hacerte daño"
Kate se quedó callada. Qué podía decir de vuelta? Era la primera vez en donde no encontraba la manera de responderle al príncipe del Bosque Negro con algún comentario irónico. Indignada, se dio la vuelta mordiéndose la lengua para no decir alguna estupidez que la hundiera más en su error. Legolas sonrió levemente al ver que la joven se retiraba; el bosque de Lórien parecía traerle suerte esa noche.
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Pero, a pesar de aquel incidente; la compañía continuó adentrándose cada vez más en el bosque de Lothlórien. Kate, mojada y todo, aún no podía evitar sentirse alegre por este trayecto del viaje; Lórien revivía su espíritu y veía danzantes señales de energía por doquier. Casi sin darse cuenta; habían llegado a un punto donde habían bastantes árboles, por lo que el guía Legolas, decidió subirse a uno de ellos para observar la situación. La compañía aún temía que los Orcos los siguieran y, de ser así, entrarían a los dominios de Lórien, estuviese protegido por magia o no; era necesario encontrar refugio lo más pronto posible.
"Ahí va trazan..." –musitó la joven en tono de burla. Aún tenía un poco de frío por la ropa húmeda, pero eso no evitaba que se burlara del elfo- "Cuidado y te caes" –dijo acercándose al árbol. Legolas se había agarrado de una rama alta y ágilmente subió por el tronco en instantes.
"Daro!" –exclamó una voz entre las sombras. Fuerte y penetrante.
"Mier- exclamó Kate asustada por aquel tono de voz; imponente sin lugar a duda. La pobre no tuvo tiempo de terminar la palabra ya que Legolas cayó del árbol en aquel mismo instante, aterrizando torpemente sobre ella.
Entre la confusión y el desastre ocasionado por la caída de Legolas y el alboroto de Kate; la compañía retrocedió unos pasos y se encontró desprotegida ante los desconocidos atacantes. Boromir había comenzado a arrepentirse de haber entrado a Lórien, al igual que Gimli y casi todo el resto de la compañía. Entretanto, Legolas se levantó rápidamente, ofreciendo su mano a Kate que, por el momento, prefirió permanecer callada y guardar un insulto para más tarde; la situación en la que se encontraban no era la mejor de todas.
"Quietos todos!" –susurró el príncipe del Bosque Negro mientras retrocedía- "No os movéis o habléis"
"Como si no nos hubiesen escuchado..." –murmuró Kate como respondiéndole a Legolas.
"Si tan solo no gritaras tan a menudo" –respondió el elfo
De repente; una risa dulce estalló desde arriba de los árboles y luego otra voz clara habló en lengua Élfica. Kate no entendía absolutamente nada de la lengua y al parecer Aragorn y Frodo eran los únicos en captar los detalles de la conversación. Observó cómo Legolas respondía ágilmente al llamado y sentí mucha curiosidad en saber de qué hablaban; la forma en la que el elfo cerca de ella pronunciaba aquel dialecto le parecía maravillosa.
"Mae Govannen" –dijo el desconocido desde arriba. Seguía sin comprender lo que decía pero aún así escuchaba con atención todo lo que conversaban Legolas y él.
Después de algunos momentos, Legolas, al ver que la compañía no entendía nada de lo hablado, regresó con una sutil sonrisa hacia la comunidad "Si, son Elfos" –dijo respondiendo a la pregunta que Merry había hecho segundos antes y que él había logrado escuchar- "Y dicen que respiran tan fuerte en la oscuridad que podrían atravesaros con una flecha en la boca" –Todos callaron ante el comentario y Kate comenzaba a pensar que Lórien no había sido la mejor elección, después de todo- "Pero también dicen que no tengáis miedo . Saben que estamos aquí desde hace rato y supieron que yo era de la familia del norte. Por ese motivo no nos impidieron el paso y ahora me invitan a que suba con Frodo y Kate" –al decir esto, volteó su mirada a la joven, un tanto sorprendida por el llamado. Legolas hallaba un tanto extraño el repentino interés de Lórien en Kate- "Pues tenido noticias de él, Kate y nuestro viaje. A los demás se les pide que esperen un momento, y monten guardia al pie del árbol, hasta que ellos decidan"
Justo en ese momento, una escala de cuerda, de color gris plata, bajó de las sombras. Brillaba en la oscuridad y señalaba el camino hacia lo alto de un árbol cercano. Kate se dirigió lentamente hacia la planta, no sin antes echarle una última mirada a la compañía, no sabía porqué, pero se sentía un tanto nerviosa. No era usual que ella fuese el centro de atención, y mucho menos ahora que quería pasar totalmente desapercibida; pero una vez más recordaba que Lothlórien no era un lugar normal.
"Es alto" –dijo mientras observaba el largo de la escala- "Demasiado alto" –agregó retrocediendo un poco.
"No habías logrado curar tus miedos a las alturas, Kate?" –indagó Frodo detrás de ella- "Pensé que después de Moria no sufrirías más al estar en lo alto.
"Lo mismo pensé yo" –dijo riendo nerviosamente. Su miedo a las alturas había regresado y no le complacía tenerlo de vuelta- "Legolas... No habría una pequeña posibilidad de que ellos bajaran?" –indagó esperanzada Legolas levantó la ceja derecha mientras se acercaba a la joven. "Realmente crees que ellos bajarán cuando, por seguridad, todos tenemos que estar allá arriba?"
"Tal vez..." –dijo Kate no atreviéndose a mirar los inquisitivos ojos del elfo.
"Por favor Kate... sube. Nadie se ha caído jamás de estos árboles" –aseguró mientras colocaba su mano en el hombro derecho de la joven para darle mayor seguridad. Ya Frodo iba a la mitad del trayecto.
"Tu te caíste..." –reflexionó la maga muy infantilmente.
Legolas respiró profundamente antes de contestar "Fue un accidente. Ahora sube o si no los orcos llegarán y nos encontraran a todos discutiendo maneras de elevarte hasta la copa del árbol"
A regañadientes, Kate tomó en sus manos la escalinata. Las manos le temblaban con la sola idea de caerse de semejante altura. Detrás, Legolas estaba vigilando que ella diera los pasos correctos; estaría listo si en algún momento ella llegase a caerse.
"Juro que se las cobraré al Concilio" –pensó para sí mientras subía; por primera vez estaba decidida a no mirar abajo; aún así sentía que Legolas la estaba vigilando; el elfo no había subido todavía y se encontraba esperando a que ella llegase a la cima. Pero antes de que Kate terminara de subir, una mano se extendió gentilmente para ayudarla a terminar de escalar. La maga la tomó rápidamente y casi enseguida se encontró en una plataforma de madera llamada Flet o Talan –como le decían los elfos. Un agujero en el centro permitía el acceso a la plataforma y por ahí pasaba la escala. Kate respiró profundamente y con tranquilidad al llegar a su destino; aunque pronto decidido sentarse en el piso de madera para que la sensación de caer al vacío saliera de su mente.
"Meneg Suilaid" –habló una voz acercándose a ella. Legolas llegaba al Talan en aquellos momentos. La joven abrió sus ojos para encontrarse con un elfo alto de cabellos largos y dorados como los de Legolas. Se veía fuerte y decidido; con un carácter bastante interesante si se podía decir a primera vista. La maga podía ver la seriedad de sus ojos, pero también la amabilidad de su trato; una fuerte onda de energía le había llegado al momento en que este apareció en la escena, y sus sentidos percibieron que aquel elfo, a pesar de no poseer magia, era alguien de suma importancia y gran fuerza interna: Un guerrero sin duda alguna. Definitivamente era alguien que debía conocer.
"Eh..." –vaciló en decir; suponía, por pura lógica, que eso significaba la bienvenida- "Hola?"
El elfo sonrió ampliamente al ver el rostro confundido de Kate. Casi nunca tenían trato con humanos en esos tiempos, pero aquella joven tenía algo muy especial consigo. Sus ojos irradiaban una fuerza muy grande y, aunque confundida y un tanto agobiada por la altura, se encontraba a la vez atenta a todo lo que sucedía a su alrededor. La dama del bosque de Oro había tenido razón al mandarla a llamar; algo, dentro del corazón de aquel elfo, le decía que aquella joven era de mucha importancia para el destino de Tierra Media.
"Bienvenidos" –dijo ahora en lengua común. Hablaba lento y con bastante acento; se notaba que hacía tiempo no hababa tal dialecto- "Pocas veces usamos otra lengua que la nuestra, pues ahora vivimos en el corazón del bosque, y no tenemos tratos voluntarios con otras gentes. Aun los hermanos del Norte están separados de nosotros. Pero algunos de nosotros aún viajan lejos, para recoger noticias, y observar a los enemigos, y ellos hablan las lenguas de otras tierras" –continuó dirigiéndose a Frodo. Luego, regresó a Kate- "Yo soy uno de ellos. Me llamo Haldir. Mis hermanos, Rúmil y Orophin hablan poco vuestra lengua".
"Haldir..." –reflexionó Kate para sí. Ahora analizaba los movimientos de aquel especial Elfo. Había varias diferencias entre él y Legolas; después de todo, venían de reinos distintos. Pero algo que le llamaba la atención de este era la amable y respetuosa actitud que tenía; algo que era muy distinto en el Príncipe del Bosque Negro, cuya actitud arrogante lograba sacar de quicio a la joven maga- "Es mucho más amable" –pensó para sí- "Más centrado tal vez?" –se preguntó a sí misma.
"Tenéis que quedaros aquí esta noche, cuántos son?" –le preguntó Haldir a Legolas mientras de reojo miraba a Kate; se había percatado de las observaciones de la joven. Ella permanecía en el piso escuchando la conversación.
"Nueve" –respondió Legolas aún preocupado por la tranquilidad de Kate; veía que ella no se movía del piso, y al parecer no lo haría en toda la noche- "Yo, cuatro hobbits y tres humanos; uno de ellos, Aragorn, es de Oesternesse, y es amigo de los elfos"
"El nombre de Aragorn, hijo de Arathorn es conocido en Lórien" –dijo Haldir mirando por un momento a Frodo- "Y tiene la protección de la dama. Todo está bien entonces, pero solo me hablaste de ocho"
"Bueno..." –vaciló en decir Legolas
"Se te olvida Gimli" –interrumpió Kate aún sentada en el piso- "Nuestro querido enano hijo de Glóin" –agregó, ahora cayendo en cuenta que ella era solo 'Kate Connors', su nombre no tenía ningún 'hijo de'; y de cierta manera esta diferencia la hacía aún más distinta de los demás.
Legolas ojeó a Kate por un momento con una mirada de no-hables-más-por- favor, y luego regresó a la conversación con Haldir. "El último es, efectivamente, un enano"
"Un enano!" –exclamó Haldir ya no tan sorprendido por las obvias palabras de Legolas- "Eso no es bueno. No hemos tenido tratos con los enanos desde Los Días Oscuros. No se los admite en estas tierras. No puedo permitirle el paso." –ante esto, Kate ya no se sentía tan de buenas con Haldir. Si alguien se metía con alguno de la compañía se estaba metiendo con ella. Gimli era alguien muy importante y también merecía respeto.
"Pero es de la montaña solitaria, de las fieles gentes de Dáin, y amigo de Elrond" –interrumpió Frodo levantándose lentamente, a él tampoco le gustaban mucho los Talan- "Él mismo lo eligió para que nos acompañara, y se ha mostrado valiente y leal"
"Él merece estar aquí al igual que todos nosotros" –dijo Kate levantándose, no tan lentamente como Frodo, pero si lo suficientemente rápido como para marearse- "Debería subir e inclusive hablar con la Dama" –agregó tambaleándose. Ante esto, Legolas no vaciló ni un segundo en tomarla por los brazos para evitarle un buen golpe.
"Siéntate y procura estar así un rato" –le susurró mientras la volvía a poner en el suelo- "Las alturas no son tu fuerte"
"No..." –respondió Kate sentándose en seguida- "En realidad muchas cosas no son mi fuerte"
Haldir observó la escena por unos momentos, pero casi en seguida regresó a pensar en el asunto de Gimli. Un enano no había estado en Lórien desde hacía mucho tiempo; y desde luego no se podía molestar a la Dama en estos momentos. Pero sus compañeros habían hablado tan bien de él que, a pesar de no tenerle absoluta confianza, decidió aceptarlo en los dominios de Galadriel para no ocasionar más problemas.
"Muy bien" –dijo después de pensarlo un rato- "Esto es lo que haremos, aunque no nos complace mucho. Si Aragorn y Legolas lo vigilan, y responden por él, lo dejaremos pasar"
Kate movió la cabeza un poco mientras asimilaba las palabras de Haldir. Después de todo no era un mal tipo, y al parecer no quería causar problemas y estaba protegiendo ese territorio.
"De acuerdo" –respondió al mismo tiempo que Legolas. Ambos se miraron por un momento; con cierta sorpresa en sus ojos por tan extraña casualidad y a la vez con cierta molestia de coincidir en algo.
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Durante la noche, la compañía se resguardo en el alto Talan. La mayoría, en la que incluyo a Haldir y sus hermanos, durmió sin ningún contratiempo durante el tiempo de la Luna; pero los hobbits y Kate tuvieron varias dificultades en conciliar el sueño. Los cuatro medianos no cerraban los ojos sino por pequeños lapsos de tiempo que les servían para descansar; pero el caso de Kate era aún más complicado: simplemente no dormía. Además; los constantes ruidos de pisadas estruendosas en el suelo, provocadas probablemente por elfos que estaban siguiendo a la compañía, no la tranquilizaban de a mucho. Todo esto combinado hacía imposible que cerrara sus ojos. La constante sensación de que podía caerse la mantenía sentada y cabeceando cada vez que se sentía muy cansada.
Varias veces había intentado caminar por el Talan, pero el miedo de despertar a los demás o de... bueno... caerse; le impedían tal acción. Durante la noche conversó un poco con Sam sobre la belleza del paisaje de Lórien; pero en últimas este se había dormido y no le quedó más remedio que el de mirar a su alrededor. Ya se había acostumbrado a la forma de dormir de Legolas que, con sus ojos acuosos podía asustar a cualquiera; pero de vez en cuando le parecía que estaba despierto y sentía que la miraba. Desde luego, aquel pensamiento se iba al instante en que escuchaba algún ruido fuera de lo normal y regresaba a sus preocupaciones.
Haldir hizo guardia gran parte de la noche, pero pocas veces pudo acercarse a Kate. El Talan era tan grande que Haldir, al encontrarse en el otro extremo; pocas veces decía algo a la joven. Sin embargo había estado analizándola durante mucho tiempo y debido a esto, muchos aspectos de ella, aparte del miedo a las alturas, quedaron al descubierto ante los ojos del elfo.
"Alguien de gran importancia para la Tierra Media" –pensó el elfo- "No es una simple humana, no. Hay algo más que pronto averiguaré" –se dijo observando el horizonte- "Y Legolas del Norte se ha visto afectado por ella; el Príncipe del Bosque Negro ha comenzado a tener sentimientos un tanto distintos a los usuales. Creo que este viaje de la Comunidad del Anillo traerá muchas sorpresas para el destino"
Regresó su mirada a la joven; parecía que al fin se había dormido. De todas formas pronto tendrían que levantarse; el amanecer llegaba y era hora de partir.
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"Kate, levántate" –dijo Pippin suavemente tratando de despertar a la joven
"Huh?" –balbuceaba Kate moviéndose un poco; hacía solo 15 minutos que se había dormido
"Haldir ordenó que todos nos levantáramos" –dijo todavía en voz baja- "Debemos partir"
"Yo no quiero..." –murmuró Kate volteándose.
"Kate!" –exclamó Pippin viendo frustrados sus intentos por levantarla
"Qué me caigo!" –exclamó la joven sentándose casi en seguida. Por un momento tuvo una visión de caer desde el alto Talan a tierra- "Peregrin Tuk no grites de esa forma!"
Pippin puso cara arrepentida ante la reprimenda de Kate; sabía que no le gustaba que le gritaran al levantarla, pero esa era la única manera de despertarla. Todos sabían que cuando la joven maga llegaba a dormirse, costaría un gran trabajo levantarla de nuevo. "Lo siento..." –dijo en voz baja
"Siempre lo sientes..." –Dijo Kate levantándose lentamente- "Nunca lo dejas de hacer..."
"Veo que nuestro pequeño Pippin ha logrado levantarte, joven Kate" –dijo Boromir acercándose a la maga- "He dormido como los dioses!" –exclamó recogiendo algunas cosas.
"Bueno, por lo menos alguien durmió" –reflexionó Kate buscando con la vista a Legolas y Haldir. Ninguno de los dos elfos estaban y ahora la compañía se encontraba acompañada por los dos hermanos de Haldir; algo que no ayudaba mucho porque ninguno de los dos hablaban la lengua común. Sólo Aragorn se comunicaba con ellos un poco.
Pronto regresaron Legolas y Haldir al Talan y la compañía emprendió el viaje de regreso a tierra. Una vez más Kate presentó severos problemas con el descenso y Legolas, acostumbrado a esta situación, le ayudó a descender con ayuda de Aragorn. Por otra parte, Haldir todavía encontraba casi increíble el hecho de que alguien le temiera a las alturas; en especial un humano.
Ahora iban caminando hacia el centro del bosque, donde habitaba la Dama Blanca. Kate todavía no entendía de quien se trataba; pero no tardó mucho en averiguarlo. Entre paso y paso, adentrándose cada vez más. Sus sentidos se fueron fusionando más con el ambiente y cada vez más dejaba de prestarle atención a las conversaciones de la compañía con los elfos de Lórien; recorridas varios kilómetros comenzaron a entrar en una parte del bosque con muchos tipos de flores. La maga, maravillada ante esa hermosa imagen, no vaciló en detenerse y tocar algunas de ellas; en esos momentos no le importaba si la compañía se alejaba un poco.
No muy lejos, Legolas observaba a Kate maravillarse con los paisajes de Lórien. Sentía una gran alegría al verla sentirse feliz entre tanta naturaleza; pero además veía que la forma en la que Kate disfrutaba de todo era distinta a la del resto en la compañía. Par bien o mal; la joven parecía una elfa al momento de apreciar las plantas o respirar el suave aroma de las flores. Lo más extraño para él no era eso; había algo más aparte de ese comportamiento que le llamaba la atención. Desde luego tenía características bastante Élficas, pero en el fondo, era aún más misterioso.
Al ver que estaba alejándose del grupo. Kate dejó los grandes árboles y regresó al camino. En aquel momento fue detenida por una extraña fuerza a su alrededor.
"Estrella de Oeste te llaman, Kate Connors" –decía una voz suave y delicada como el susurró del viento- "Y has venido a cumplir una misión muy importante... la Dama espera conocerte" –seguía mientras ella se detenía en seco y miraba a su alrededor- "Lothlórien, el Bosque de Oro te espera..."
Kate abrió los ojos en asombro. Quién era ella? Cómo sabía su nombre dentro de la orden Blanca? Divulgaría su identidad? "No..." –pensó para sí- "Este es un ser blanco... Su intervención es de buena voluntad, al igual que su ayuda" –continuó en su mente.
"Kate!" –gritó Aragorn desde adelante- "No te quedes atrás!"
..."La Estrella ha llegado a Lórien... ya han comenzado las horas del Tiempo Blanco"...
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Silver Card: Bueno; me disculpo una vez más por la demora. Los compromisos del colegio son muy importantes; pero aún así saqué tiempo para continuar con la historia. Espero les haya gustado! Por favor dejen sus reviews!
Para todos los que no entiendan porqué mi Fanfic está en la categoría R; es por la sencilla razón de que en un futuro tendrá muchas escenas de batallas y bueno, también escenas románticas (las cuales todavía no sé cómo haré) ^_^; pero que tarde o temprano aparecerán.
No se preocupen, que pronto Kate tendrá su magia (más pronto de lo que creen), y le será de gran ayuda para la comunidad del anillo. (Si... también callará a cierto elfo)
Si tienen alguna otra inquietud o comentario; por favor sigan enviando sus reviews, que con gusto responderé sus preguntas
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Capítulo 9:
Una estrella en Lothlórien
"Debo seguir caminando" –pensaba kate mientras trataba de seguirle el paso a Aragorn, Legolas y Boromir. Los Hobbits, Gimli y ella se encontraban delante de ellos, muy adelante- "No te quedes, Kate"
No habían probado bocado desde que salieron de las minas de Moria; y nadie quería hablar de lo sucedido. Era como si todos se hubiesen puesto de acuerdo en no mencionar a Gandalf por el resto del viaje. La herida recién abierta por su partida, no soportaba conversaciones que lo recordasen. Pero el pesar era aun mayor en el corazón de Kate; no podía evitar sentirse culpable de la muerte de Gandalf. Durante todo el trayecto había estado criticando cada uno de los aspectos de su manejo de la magia; se odiaba por no haber podido salvar al que se había convertido en uno de sus maestros; y ese sentimiento lo único que hacía era agrandar la profunda herida.
Se estaba quedando atrás y ahora las lágrimas volvían a salir de sus ojos. Aún recordaba las palabras de Legolas al abrazarla afuera de las minas de Moria. Añoraba estar en esos brazos de nuevo; por un momento le habían hecho olvidar el dolor y estar en paz. Pero ahora él estaba una vez más lejos de ella; la maga se sentía muy mal: A veces parecía que el elfo quisiera compartir con ella y otras veces simplemente quisiera estar alejado. Kate no podía soportar ese ambiguo comportamiento; por dentro pensaba que lo único que hacía era empeorar su situación. La maga sentía sus piernas arder y la herida en el antebrazo seguía sangrando levemente; ante esto se detuvo sin importarle cuánto se alejara el resto de la compañía; no era capaz de dar un paso más.
"Kate?" –indagó Frodo al darse cuenta que la joven ya no seguía al lado de él. El resto de los hobbits también se habían detenido. La maga no era la única agotada en la compañía- "Por qué te detuviste?"
Kate miró a lo lejos mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos; ya había llorado suficiente ante los ojos de la compañía. De no muy lejos venía Aragorn corriendo para alcanzarlos. Había estado tan dentro de sus pensamientos que se había olvidado por completo que el resto de la compañía lo seguía y había heridos en ella.
"Lo lamento Frodo!" –exclamó al llegar- "Tantas cosas ocurrieron hoy y hubo tanta prisa que olvidé que Sam, Kate y tú estaban heridos; hubieras hablado antes" –dijo acercándose a los medianos- "Boromir, Ven! Los llevaremos en brazos" –continuó mientras Boromir llegaba. Legolas y Gimli estaban ya al lado del resto. Kate miró de reojo al elfo, que estaba callado y pensativo; a pesar de que no había llorado por la partida de Gandalf, sus ojos mostraban aún mucha tristeza. El corazón de Kate sintió un vuelco al ver tal escena; Legolas sufría, pero al igual que ella, lo callaba en su corazón.
Kate siguió noctámbulamente al resto de la compañía. Se sentó debajo de un árbol y cerró sus ojos recordando los últimos momentos de la partida de Gandalf; sentía su corazón palpitar fuertemente pero ya no salían más lágrimas de su rostro. Ahora su mirada estaba fija en Frodo, quien era atendido por Aragorn con mucho cuidado. El pequeño hobbit se veía tan frágil y triste que el corazón de Kate dio un vuelco una vez más; el paisaje de la compañía era desolador. Ni un solo miembro se encontraba bien.
"Veo que el pesar a inundado el corazón de todos" –dijo Boromir en voz baja. Se encontraba de pié al lado de Kate- "Incluso el corazón de nuestra apreciada dama"
Kate levantó la mirada para encontrarse con un Boromir de facciones más bien cansadas "Tienes razón, Boromir. Aún siendo perseguidos por orcos no podemos evitar detenernos y asimilar todo lo que nos ha sucedido"
"Acamparemos esta noche aquí, joven Kate" –dijo sonriendo levemente; tratando de darle ánimos a la joven- "Quizás la noche nos brinde un poco de cosuelo"
"Entonces que la noche traiga paz a nuestros corazones mientras dormimos. Solo los dioses saben cuanto la necesita nuestros corazones" –agregó Kate melancólicamente
Boromir se agachó y tomó el brazo herido de Kate en sus manos; entre tanto ajetreo y preocupación por los hobbits heridos, no se habían fijado en la joven "Veamos Que es lo que te ha sucedido" –dijo mientras observaba la herida- "Es una cortada profunda..."
"Hecha por un arma inmunda" –interrumpió Kate ahora con rabia en su rostro- "Cómo pueden existir tales seres en esta tierra?"
Pero ella sabía la respuesta. Siempre iba a existir el mal para equilibrase con el bien; eso era algo que cualquier mago aprendía como primera lección. Tanto el mal como el bien nunca podían ser erradicados por completo de la tierra; siempre debía haber un equilibrio o no existiría nada.
"Estos seres no se encuentran aquí por azar, joven kate: todo tiene una razón en este mundo" –respondió Boromir interrumpiendo los pensamientos de la maga
"Vaya" –pensó Kate con sorpresa- "Quién iba a pensar que los hombres de esta Era tuvieran conceptos que muchos del silgo XXI no comprenden" –continuó para sí- "Tienes razón, Boromir. Había olvidado ese pequeño detalle entre tanta confusión" –dijo con una sonrisa; la curación ya había acabado.
"Ese era el rostro que quería ver" –dijo el caballero levantándose- "Es mejor enfrentar las adversidades con valor y alegría y no con tristeza"
"Gracias" –respondió la joven levantándose lentamente; sus heridas en las piernas aún presentaban algunos problemas- "Ayudaré con la fogata"
"No creo que sea necesario" –dijo Boromir señalando a Gimli, Pippin y Sam- "Ya está siendo armada"
"En ese caso daré un paseo" –dijo Kate dándose la vuelta. Boromir puso cara seria; no era bueno que la joven maga se alejara tanto- "No os preocupéis. No iré muy lejos" –agregó Kate como si hubiese adivinado lo que pensaba el caballero de Gondor.
"Eso espero" –contestó Boromir sonriendo- "Debes descansar para el día de mañana"
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Todo estaba tranquilo y una inusual paz se encontraba en el ambiente. Todos en la compañía se encontraban descansando cerca al calor de la fogata y Kate se encontraba, no muy lejos, entre árboles de no más de dos metros de altura; descansaba sus sentidos escuchando la suave música de la brisa. Después de aquella pelea contra los orcos, sus sentidos especiales se habían visto fuertemente golpeados por aquellas ondas oscuras y densas emanadas por tales seres; ahora necesitaba conectarse con la tierra y volver a apaciguar sus fuerzas; con fortuna pronto volvería su magia y podría ayudar de verdad.
Pero al estar sola, las imágenes de Gandalf cayendo volvían a aparecer en su mente; una vez más su corazón se hundía en la tristeza de aquella pérdida. Ahora que no había nadie cerca; sus ojos volvían a enrojecerse y sus manos se empuñaban para no tener que temblar. No podía evitar sentirse culpable. Se sentía decepcionada de si misma.
"Deberías regresar, ya es demasiado tarde para estar sola" –dijo una voz detrás de ella.
"Y he de suponer que tu si puedes estar solo en este lugar" –respondió Kate volteando su cabeza levemente para ver a Legolas
"Estoy haciendo la primera guardia; por eso me encuentro solo" –respondió acercándose un poco- "Cuál es tu excusa?" –preguntó cruzando los brazos.
"No puedo estar sola?" –respondió Kate volteándose completamente- "Necesitaba aclarar mi mente" –continuó ahora con una voz más baja. Miraba hacia el piso para esconder su cara. No quería que Legolas viese su rostro.
Pero aquel simple cambio en su tono de voz alertó al elfo de que algo no estaba bien. Casi en el instante cambió su arrogante actitud por una comprensiva y preocupada. Frunció las cejas al ver que Kate no levantaba su mirada- "Qué es lo que te sucede?"
"Nada" –respondió Kate aún mirando al suelo- "Solo necesitaba tiempo para pensar; regresaré en unos momentos al campamento"
Legolas se atrevió a acercarse un poco más- "Mientes" –dijo fríamente- "Qué es lo que sucede"
"Legolas, déjame en paz aunque sea solo esta vez" –respondió la joven volteándose y comenzando a caminar de regreso a la compañía.
"No" –refutó el elfo tomando el brazo de la maga- "No estás bien"
Kate se detuvo y respiró sintiendo un gran dolor en su corazón. Contenía las lágrimas lo más que podía. Luego se volteó y miró directamente a los ojos del elfo, ahora azules oscuros como el profundo océano- "Esto es lo que me pasa!" –dijo con la voz quebrada- "Es esto lo que querías ver?!" –continuó con dolor.
Los ojos de Legolas se abrieron en sorpresa; después de unos segundos respondió con voz llena de consternación "No fue mi intención... yo-
"Tampoco fue mi intención dejar que Gandalf se muriera pero eso no lo pude evitar!" –respondió la joven con rabia
"No eres la única que está sufriendo por su muerte" –dijo Legolas mientras la observaba fijamente.
"No lo entiendes" –susurró Kate para sí; pero el elfo lo escuchó perfectamente
"Tengo que entenderlo pues mi corazón no es de piedra y mi alma no es insensible!" –respondió acercándose.
"Pude hacer algo!" –dijo la joven con lágrimas en el rostro. El corazón del elfo se sintió peor aún.
"Todos pudimos hacer algo; pero todos debemos seguir adelante" –dijo llegando hasta donde la maga.
"No lo entiendes, Legolas. Pude hacer algo! Pude salvarlo y no lo hice! No pude hacerlo!" –exclamó cayendo de rodillas al piso. Ante esto, el alma del príncipe del Bosque Negro se hundió en pesar
"No te lastimes de esa manera" –dijo en voz baja mientras se arrodillaba- "No ha sido tu culpa" "Lo fue" –respondió Kate con voz entrecortada mientras se apoyaba dolorosamente en Legolas- "Fue mi culpa"
"No fue tu culpa" –respondió el elfo callando el dolor de su voz una vez más
"Pude hacer algo Legolas! Pero no fui fuerte! No tuve valor! Qué clase de ser humano soy?!" –dijo con una mezcla de frustración y dolor en su voz.
"No importa lo que pudiste haber hecho" –susurró el elfo abrazando fuertemente a la joven- "Ha pasado y ha llegado a su fin. No había nada que pudieses hacer"
Kate dejó de aferrarse en Legolas para mirarlo a los ojos; no le importaba que una vez más la viese llorar "Una vez más he fallado. No pude salvarlo ni a Gandalf... ni a él" –dijo con una sonrisa llena de melancolía- "Dime Legolas: Alguna vez has perdido dos vidas por la misma causa?" –El elfo calló sin saber qué responder- "Ja... Eso pensaba" –agregó levantándose- "Has vivido miles de años, de eso no hay duda, pero la muerte no había tocado a tu puerta hasta ahora"
Legolas se levantó lentamente; en silencio vio cómo la figura de kate se perdía entre los árboles. No había más nada que pudiera decir para calmar su alma.
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"Crees que esté dormida?" –preguntó Pippin en voz baja a Merry. Ambos hobbits estaban al lado de Kate, que se encontraba aun durmiendo.
"Parece como muerta" –agregó Merry con asombro- "Ni si quiera se nota que respire"
"De todas formas debe levantarse si no se quiere perder del desayuno" –dijo Pippin aún susurrando.
"Creo que ya se perdió del desayuno, Pippin" –dijo Merry como queriendo dar a entender algo. Su compañero guardó silencio mientras sus ojos tenían una mirada llena de arrepentimiento.
"Era el último pedazo de pan que quedaba!" –respondió Pippin adivinando los pensamientos de su hobbit amigo- "Sabes que Aragorn solo nos deja comer tres veces al día!"
"No te preocupes Pippin, igual no tenía mucha hambre" –interrumpió Kate con voz somnolienta. La conversación de los hobbits la había levantado. Abrió un poco el ojo derecho para observar a sus dos compañeros.
Merry, al darse cuenta de lo torpes que eran por despertarla, trató de disculparse "Kate! lo sen-
"Bah" –interrumpió la joven una vez más- "De todas formas tenía que levantarme. Mas bien díganme, amables hobbits: hacia dónde nos dirigimos hoy?"
Merry y Pippin callaron y se miraron el uno al otro por un momento. "Eh..." –vaciló en decir el hobbit Brandigamo- "Será mejor que Trancos te lo explique"
"Si, al fin y al cabo; él fue el de la idea" –agregó Pippin levantándose del piso. Su primo, Merry, lo imitó en el instante y ambos fueron a recoger sus cosas.
"Hobbits..." –susurró Kate incorporándose- "Extraños..."
"Bueno, bueno. Ya se ha levantado la joven dama de la compañía" –dijo Gimli acercándose con un pedazo de pan- "Has dormido como si en tu vida hubieses cerrado los ojos, joven Kate!" –exclamó con una sonrisa. Al parecer la noche había logrado lo que Kate había pedido: Consolar los corazones de la Comunidad.
"Maese Gimli!" –exclamó la joven levantándose, ya con mucha más energía- "Siempre es un placer abrir los ojos y encontrarse con tan alegre enano!"
"Y también ha recuperado su humor!" –agregó el hijo de Glóin entregando la torreja de pan a la maga- "El necesario descanso nos ha dejado con nuevos ánimos. Aquí está la última tajada que pude rescatar de las manos de Pippin y Merry"
Kate sonrió mientras mordía un poco de pan- "Hay que tener cuidado con las provisiones cuando hay hobbits cerca" –dijo en tono burlón
"Cerca o lejos. Los medianos siempre hallarán la manera de alcanzarlas" –agregó Gimli riendo- "Ya estás lista?"
"Realmente no es mucho lo que tengo que recoger" –respondió Kate agachándose a tomar su mochila que, a pesar de estar llena con cosas que le empacó Elizabeth, no le era útil en esta era.
"Bueno, entonces es hora de partir" –dijo Aragorn detrás de Kate. El montaraz había escuchado la última parte de la conversación de Kate con el enano- "La compañía ya está lista"
Kate se volteó mientras apoyaba su mochila en el hombro derecho- "Entonces... qué esperamos?" –dijo con una ligera sonrisa. Boromir había terminado de ayudar a los hobbits con sus pertenencias. Legolas se encontraba mirando a lo lejos; al parecer su guardia había durado toda la noche.- "hacia dónde nos dirigimos?"
Gimli se puso serio y frunció el seño al escuchar aquella pregunta. Sabía muy bien cuáles eran los nuevos planes de la compañía y la verdad era que no estaba completamente de acuerdo con ellos. Pero, él era sólo uno de los miembros, y la decisión había sido tomada por Frodo, el portador del anillo; Por ende, él debía atacarla a como diera lugar.
"Vamos hacia Lothlórien" –respondió Aragorn dándose cuenta de la reacción de Gimli- "No tardaremos mucho en llegar. Antes del atardecer habremos entrado a las puertas de ese lugar"
Kate, quien no había visto la cara de Gimli, volvió a sonreír con la idea de alejarse más de las minas de Durin- "Entonces, partamos ya. Lothlórien nos espera" –dijo dándose la vuelta y avanzando hacia los hobbits- "El nombre suena Élfico. Tiene algo que ver con esa raza?" –preguntó al montaraz dándose la vuelta.
Aragorn sonrió un poco- "Más de lo que te imaginas!" –exclamó mientras se acercaba a Gimli- "Y tú, valioso Gimli, dejad de preocuparte por rumores que tus oídos hayan podido escuchar"
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Ya era de noche y Kate recordaba que Aragorn le había dicho que llegarían a Lothlórien, o Lórien, como Boromir le decía. Aún así, ya la oscuridad había caído una vez más sobre la compañía y todavía no se vislumbraba ciudad alguna. La joven no se sentía cansada físicamente; pero su mente había estado vagando entre tantas cosas que se encontraba realmente agotada. Su mirada pasó del horizonte a Frodo, quién discutía con Gimli sobre cuán lejos se encontraba Lórien. El enano se había agachado a escuchar la tierra; pero ningún ruido se escuchaba a parte del suave viento de la noche. Viento que trajo consigo el delicado ruido de las hojas meciéndose al compás de la brisa. Kate cerró sus ojos deleitándose con el precioso sonido; de pronto, sus sentidos se activaron y sintió una fuerte onda de energía; esta vez totalmente distinta a la emanada por los orcos. Era una gran aura cálida y delicada; fuerte, sin duda alguna; pero suave, armoniosa y pacífica... sublime en todo el sentido de la palabra. Tal experiencia fue un regalo para la mente y el cuerpo de Kate, la maga se deleitaba con la percepción de tan magnífica energía... hasta que fue interrumpida por el inequívoco llamado de Legolas.
"Lothlórien!" –exclamó sin poder esconder su felicidad- "Lothlórien! Hemos llegado al pórtico del Bosque de Oro! Lástima que sea invierno!" –agregó volteándose para hablarles a todos. En aquel instante, la joven vio brillar los hermosos ojos del elfo; algo que le causó una gran alegría interna.
La compañía se detuvo a la entrada del inmenso bosque. Kate, maravillada por la magia de aquel lugar, había dejado de lado las conversaciones de la compañía sobre el origen de dicho bosque, y sus habitantes actuales. Fue el pequeño jalón que le dio Merry, el que la trajo de vuelta a la tierra.
"Parece que hubieras estado soñando!" –exclamó al lograr captar su atención- "En qué pensabas?" –preguntó con gran curiosidad
Kate sonrió levemente "El lo interesante y bello de este lugar..." –respondió como meditando en sus palabras.
Merry rió un poco "Pues, tú, junto con Trancos y Legolas, son los únicos que lo hallan tan fascinante" –aseguró mientras la llevaba de regreso al grupo- "El resto de la compañía tiene dudas de entrar allí"
La joven frunció el ceño; había tenido muchas dudas sobre si debía o no entrar a Moria cuando estaba frente a las puertas de Durin; pero ahora, frente al Lórien, el único deseo que inundaba su ser era el de cruzar las llamadas puertas del Bosque de Oro. "Merry, no hay nada de qué preocuparse" –dijo con gran convicción.
"Si tu lo dices..." –agregó el hobbit con voz llena de duda.
Cuando la joven maga llegó a donde se encontraba el resto de la compañía, Boromir había acabado de decidirse por entrar en Lórien y ahora todos se internaban dentro del bosque. Kate halló sumamente graciosa la nueva actitud de Legolas, que ahora se de desempeñaba como el guía de la compañía
"Parece más bien un guía turístico" –pensó para si con una sonrisa burlona en el rostro- "Le falta la banderita y el silbato para mantenernos a todos unidos" –continuó aguantando una carcajada. La felicidad le estaba volviendo al corazón con los bellos paisajes nocturnos de Lothlórien; caminaba con gran felicidad deteniéndose momentáneamente a admirar alguna planta en especial.
"He aquí el Nimrodel!" –exclamó una vez más el elfo- "Los elfos silvanos lo cantaron muchas veces, y esas canciones se cantan aún en el Norte. Todo es oscuro ahora, y el puente de Nimrodel está roto" –continuó acercándose a la orilla del río – "Me lavare los pies pues dicen que el agua cura la fatiga"
Pronto, toda la compañía seguía a Legolas hacia el río y casi en seguida, la mayoría estaba mojándose los pies en el agua; al menos todos los hobbits estaban disfrutando de la fresca corriente. Kate bajó dudosamente al río; pero casi en seguida se había quitado las botas y había metido los pies en el agua. Todos estaban descansando y la joven disfrutaba de la maravillosa corriente del río. Cerró sus ojos y se dejó llevar por la energía del lugar; otra vez había dejado a un lado las voces de los demás y una ligera sonrisa de complacencia cubría su rostro; aunque tal vez fue demasiada su emoción, ya que sin darse cuenta, se estaba sumergiendo cada vez más. "Kate!" –exclamó Pippin atrayendo la atención de todos- "Cuida-
Pero ya era muy tarde. La joven s encontraba dentro del río y hasta la última hebra de cabello había sido mojada por las aguas del Nimrodel. Sorprendida, en parte por el frío del agua, y en otra por su estupidez y descuido; Kate rápidamente salió del cauce agarrando las dos manos de Pippin, quien no aguantaba la risa junto con el resto de hobbits. No muy lejos; Boromir y Gimli contenían las carcajadas para no hacer sentir peor a la maga. Aragorn, entre sorpresa y risa se acercó rápidamente a Kate.
"Se suponía que debíamos mojarnos los pies, como dijo el maese Elfo, joven Kate" –aseguró aún riéndose- "Si quería bañarse, hubiese bastado con pedirnos permiso, y nos hubiésemos retirado"
Los ojos de Kate podían matar con su mirada a cualquiera que estuviese cerca; pero por fortuna, el montaras no se vio intimidado por estos; más bien generaron más risa en él. La joven se sacudió un poco mientras de reojo veía al susodicho Elfo-guía de turismo, que se mordía los labios sutilmente, para no reír como los demás.
"Por qué no te ríes también?" –dijo Kate mientras se acercaba a Legolas- "Como si no quisieras hacerlo" –continuó secándose el cabello
"Considero que sería de muy mala educación reírme de las desgracias de otros" –dijo con voz seria pero con un gran tono de sarcasmo en ella- "Sería mejor que te secaras; las brisas del Bosque de Oro podrían hacerte daño"
Kate se quedó callada. Qué podía decir de vuelta? Era la primera vez en donde no encontraba la manera de responderle al príncipe del Bosque Negro con algún comentario irónico. Indignada, se dio la vuelta mordiéndose la lengua para no decir alguna estupidez que la hundiera más en su error. Legolas sonrió levemente al ver que la joven se retiraba; el bosque de Lórien parecía traerle suerte esa noche.
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Pero, a pesar de aquel incidente; la compañía continuó adentrándose cada vez más en el bosque de Lothlórien. Kate, mojada y todo, aún no podía evitar sentirse alegre por este trayecto del viaje; Lórien revivía su espíritu y veía danzantes señales de energía por doquier. Casi sin darse cuenta; habían llegado a un punto donde habían bastantes árboles, por lo que el guía Legolas, decidió subirse a uno de ellos para observar la situación. La compañía aún temía que los Orcos los siguieran y, de ser así, entrarían a los dominios de Lórien, estuviese protegido por magia o no; era necesario encontrar refugio lo más pronto posible.
"Ahí va trazan..." –musitó la joven en tono de burla. Aún tenía un poco de frío por la ropa húmeda, pero eso no evitaba que se burlara del elfo- "Cuidado y te caes" –dijo acercándose al árbol. Legolas se había agarrado de una rama alta y ágilmente subió por el tronco en instantes.
"Daro!" –exclamó una voz entre las sombras. Fuerte y penetrante.
"Mier- exclamó Kate asustada por aquel tono de voz; imponente sin lugar a duda. La pobre no tuvo tiempo de terminar la palabra ya que Legolas cayó del árbol en aquel mismo instante, aterrizando torpemente sobre ella.
Entre la confusión y el desastre ocasionado por la caída de Legolas y el alboroto de Kate; la compañía retrocedió unos pasos y se encontró desprotegida ante los desconocidos atacantes. Boromir había comenzado a arrepentirse de haber entrado a Lórien, al igual que Gimli y casi todo el resto de la compañía. Entretanto, Legolas se levantó rápidamente, ofreciendo su mano a Kate que, por el momento, prefirió permanecer callada y guardar un insulto para más tarde; la situación en la que se encontraban no era la mejor de todas.
"Quietos todos!" –susurró el príncipe del Bosque Negro mientras retrocedía- "No os movéis o habléis"
"Como si no nos hubiesen escuchado..." –murmuró Kate como respondiéndole a Legolas.
"Si tan solo no gritaras tan a menudo" –respondió el elfo
De repente; una risa dulce estalló desde arriba de los árboles y luego otra voz clara habló en lengua Élfica. Kate no entendía absolutamente nada de la lengua y al parecer Aragorn y Frodo eran los únicos en captar los detalles de la conversación. Observó cómo Legolas respondía ágilmente al llamado y sentí mucha curiosidad en saber de qué hablaban; la forma en la que el elfo cerca de ella pronunciaba aquel dialecto le parecía maravillosa.
"Mae Govannen" –dijo el desconocido desde arriba. Seguía sin comprender lo que decía pero aún así escuchaba con atención todo lo que conversaban Legolas y él.
Después de algunos momentos, Legolas, al ver que la compañía no entendía nada de lo hablado, regresó con una sutil sonrisa hacia la comunidad "Si, son Elfos" –dijo respondiendo a la pregunta que Merry había hecho segundos antes y que él había logrado escuchar- "Y dicen que respiran tan fuerte en la oscuridad que podrían atravesaros con una flecha en la boca" –Todos callaron ante el comentario y Kate comenzaba a pensar que Lórien no había sido la mejor elección, después de todo- "Pero también dicen que no tengáis miedo . Saben que estamos aquí desde hace rato y supieron que yo era de la familia del norte. Por ese motivo no nos impidieron el paso y ahora me invitan a que suba con Frodo y Kate" –al decir esto, volteó su mirada a la joven, un tanto sorprendida por el llamado. Legolas hallaba un tanto extraño el repentino interés de Lórien en Kate- "Pues tenido noticias de él, Kate y nuestro viaje. A los demás se les pide que esperen un momento, y monten guardia al pie del árbol, hasta que ellos decidan"
Justo en ese momento, una escala de cuerda, de color gris plata, bajó de las sombras. Brillaba en la oscuridad y señalaba el camino hacia lo alto de un árbol cercano. Kate se dirigió lentamente hacia la planta, no sin antes echarle una última mirada a la compañía, no sabía porqué, pero se sentía un tanto nerviosa. No era usual que ella fuese el centro de atención, y mucho menos ahora que quería pasar totalmente desapercibida; pero una vez más recordaba que Lothlórien no era un lugar normal.
"Es alto" –dijo mientras observaba el largo de la escala- "Demasiado alto" –agregó retrocediendo un poco.
"No habías logrado curar tus miedos a las alturas, Kate?" –indagó Frodo detrás de ella- "Pensé que después de Moria no sufrirías más al estar en lo alto.
"Lo mismo pensé yo" –dijo riendo nerviosamente. Su miedo a las alturas había regresado y no le complacía tenerlo de vuelta- "Legolas... No habría una pequeña posibilidad de que ellos bajaran?" –indagó esperanzada Legolas levantó la ceja derecha mientras se acercaba a la joven. "Realmente crees que ellos bajarán cuando, por seguridad, todos tenemos que estar allá arriba?"
"Tal vez..." –dijo Kate no atreviéndose a mirar los inquisitivos ojos del elfo.
"Por favor Kate... sube. Nadie se ha caído jamás de estos árboles" –aseguró mientras colocaba su mano en el hombro derecho de la joven para darle mayor seguridad. Ya Frodo iba a la mitad del trayecto.
"Tu te caíste..." –reflexionó la maga muy infantilmente.
Legolas respiró profundamente antes de contestar "Fue un accidente. Ahora sube o si no los orcos llegarán y nos encontraran a todos discutiendo maneras de elevarte hasta la copa del árbol"
A regañadientes, Kate tomó en sus manos la escalinata. Las manos le temblaban con la sola idea de caerse de semejante altura. Detrás, Legolas estaba vigilando que ella diera los pasos correctos; estaría listo si en algún momento ella llegase a caerse.
"Juro que se las cobraré al Concilio" –pensó para sí mientras subía; por primera vez estaba decidida a no mirar abajo; aún así sentía que Legolas la estaba vigilando; el elfo no había subido todavía y se encontraba esperando a que ella llegase a la cima. Pero antes de que Kate terminara de subir, una mano se extendió gentilmente para ayudarla a terminar de escalar. La maga la tomó rápidamente y casi enseguida se encontró en una plataforma de madera llamada Flet o Talan –como le decían los elfos. Un agujero en el centro permitía el acceso a la plataforma y por ahí pasaba la escala. Kate respiró profundamente y con tranquilidad al llegar a su destino; aunque pronto decidido sentarse en el piso de madera para que la sensación de caer al vacío saliera de su mente.
"Meneg Suilaid" –habló una voz acercándose a ella. Legolas llegaba al Talan en aquellos momentos. La joven abrió sus ojos para encontrarse con un elfo alto de cabellos largos y dorados como los de Legolas. Se veía fuerte y decidido; con un carácter bastante interesante si se podía decir a primera vista. La maga podía ver la seriedad de sus ojos, pero también la amabilidad de su trato; una fuerte onda de energía le había llegado al momento en que este apareció en la escena, y sus sentidos percibieron que aquel elfo, a pesar de no poseer magia, era alguien de suma importancia y gran fuerza interna: Un guerrero sin duda alguna. Definitivamente era alguien que debía conocer.
"Eh..." –vaciló en decir; suponía, por pura lógica, que eso significaba la bienvenida- "Hola?"
El elfo sonrió ampliamente al ver el rostro confundido de Kate. Casi nunca tenían trato con humanos en esos tiempos, pero aquella joven tenía algo muy especial consigo. Sus ojos irradiaban una fuerza muy grande y, aunque confundida y un tanto agobiada por la altura, se encontraba a la vez atenta a todo lo que sucedía a su alrededor. La dama del bosque de Oro había tenido razón al mandarla a llamar; algo, dentro del corazón de aquel elfo, le decía que aquella joven era de mucha importancia para el destino de Tierra Media.
"Bienvenidos" –dijo ahora en lengua común. Hablaba lento y con bastante acento; se notaba que hacía tiempo no hababa tal dialecto- "Pocas veces usamos otra lengua que la nuestra, pues ahora vivimos en el corazón del bosque, y no tenemos tratos voluntarios con otras gentes. Aun los hermanos del Norte están separados de nosotros. Pero algunos de nosotros aún viajan lejos, para recoger noticias, y observar a los enemigos, y ellos hablan las lenguas de otras tierras" –continuó dirigiéndose a Frodo. Luego, regresó a Kate- "Yo soy uno de ellos. Me llamo Haldir. Mis hermanos, Rúmil y Orophin hablan poco vuestra lengua".
"Haldir..." –reflexionó Kate para sí. Ahora analizaba los movimientos de aquel especial Elfo. Había varias diferencias entre él y Legolas; después de todo, venían de reinos distintos. Pero algo que le llamaba la atención de este era la amable y respetuosa actitud que tenía; algo que era muy distinto en el Príncipe del Bosque Negro, cuya actitud arrogante lograba sacar de quicio a la joven maga- "Es mucho más amable" –pensó para sí- "Más centrado tal vez?" –se preguntó a sí misma.
"Tenéis que quedaros aquí esta noche, cuántos son?" –le preguntó Haldir a Legolas mientras de reojo miraba a Kate; se había percatado de las observaciones de la joven. Ella permanecía en el piso escuchando la conversación.
"Nueve" –respondió Legolas aún preocupado por la tranquilidad de Kate; veía que ella no se movía del piso, y al parecer no lo haría en toda la noche- "Yo, cuatro hobbits y tres humanos; uno de ellos, Aragorn, es de Oesternesse, y es amigo de los elfos"
"El nombre de Aragorn, hijo de Arathorn es conocido en Lórien" –dijo Haldir mirando por un momento a Frodo- "Y tiene la protección de la dama. Todo está bien entonces, pero solo me hablaste de ocho"
"Bueno..." –vaciló en decir Legolas
"Se te olvida Gimli" –interrumpió Kate aún sentada en el piso- "Nuestro querido enano hijo de Glóin" –agregó, ahora cayendo en cuenta que ella era solo 'Kate Connors', su nombre no tenía ningún 'hijo de'; y de cierta manera esta diferencia la hacía aún más distinta de los demás.
Legolas ojeó a Kate por un momento con una mirada de no-hables-más-por- favor, y luego regresó a la conversación con Haldir. "El último es, efectivamente, un enano"
"Un enano!" –exclamó Haldir ya no tan sorprendido por las obvias palabras de Legolas- "Eso no es bueno. No hemos tenido tratos con los enanos desde Los Días Oscuros. No se los admite en estas tierras. No puedo permitirle el paso." –ante esto, Kate ya no se sentía tan de buenas con Haldir. Si alguien se metía con alguno de la compañía se estaba metiendo con ella. Gimli era alguien muy importante y también merecía respeto.
"Pero es de la montaña solitaria, de las fieles gentes de Dáin, y amigo de Elrond" –interrumpió Frodo levantándose lentamente, a él tampoco le gustaban mucho los Talan- "Él mismo lo eligió para que nos acompañara, y se ha mostrado valiente y leal"
"Él merece estar aquí al igual que todos nosotros" –dijo Kate levantándose, no tan lentamente como Frodo, pero si lo suficientemente rápido como para marearse- "Debería subir e inclusive hablar con la Dama" –agregó tambaleándose. Ante esto, Legolas no vaciló ni un segundo en tomarla por los brazos para evitarle un buen golpe.
"Siéntate y procura estar así un rato" –le susurró mientras la volvía a poner en el suelo- "Las alturas no son tu fuerte"
"No..." –respondió Kate sentándose en seguida- "En realidad muchas cosas no son mi fuerte"
Haldir observó la escena por unos momentos, pero casi en seguida regresó a pensar en el asunto de Gimli. Un enano no había estado en Lórien desde hacía mucho tiempo; y desde luego no se podía molestar a la Dama en estos momentos. Pero sus compañeros habían hablado tan bien de él que, a pesar de no tenerle absoluta confianza, decidió aceptarlo en los dominios de Galadriel para no ocasionar más problemas.
"Muy bien" –dijo después de pensarlo un rato- "Esto es lo que haremos, aunque no nos complace mucho. Si Aragorn y Legolas lo vigilan, y responden por él, lo dejaremos pasar"
Kate movió la cabeza un poco mientras asimilaba las palabras de Haldir. Después de todo no era un mal tipo, y al parecer no quería causar problemas y estaba protegiendo ese territorio.
"De acuerdo" –respondió al mismo tiempo que Legolas. Ambos se miraron por un momento; con cierta sorpresa en sus ojos por tan extraña casualidad y a la vez con cierta molestia de coincidir en algo.
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Durante la noche, la compañía se resguardo en el alto Talan. La mayoría, en la que incluyo a Haldir y sus hermanos, durmió sin ningún contratiempo durante el tiempo de la Luna; pero los hobbits y Kate tuvieron varias dificultades en conciliar el sueño. Los cuatro medianos no cerraban los ojos sino por pequeños lapsos de tiempo que les servían para descansar; pero el caso de Kate era aún más complicado: simplemente no dormía. Además; los constantes ruidos de pisadas estruendosas en el suelo, provocadas probablemente por elfos que estaban siguiendo a la compañía, no la tranquilizaban de a mucho. Todo esto combinado hacía imposible que cerrara sus ojos. La constante sensación de que podía caerse la mantenía sentada y cabeceando cada vez que se sentía muy cansada.
Varias veces había intentado caminar por el Talan, pero el miedo de despertar a los demás o de... bueno... caerse; le impedían tal acción. Durante la noche conversó un poco con Sam sobre la belleza del paisaje de Lórien; pero en últimas este se había dormido y no le quedó más remedio que el de mirar a su alrededor. Ya se había acostumbrado a la forma de dormir de Legolas que, con sus ojos acuosos podía asustar a cualquiera; pero de vez en cuando le parecía que estaba despierto y sentía que la miraba. Desde luego, aquel pensamiento se iba al instante en que escuchaba algún ruido fuera de lo normal y regresaba a sus preocupaciones.
Haldir hizo guardia gran parte de la noche, pero pocas veces pudo acercarse a Kate. El Talan era tan grande que Haldir, al encontrarse en el otro extremo; pocas veces decía algo a la joven. Sin embargo había estado analizándola durante mucho tiempo y debido a esto, muchos aspectos de ella, aparte del miedo a las alturas, quedaron al descubierto ante los ojos del elfo.
"Alguien de gran importancia para la Tierra Media" –pensó el elfo- "No es una simple humana, no. Hay algo más que pronto averiguaré" –se dijo observando el horizonte- "Y Legolas del Norte se ha visto afectado por ella; el Príncipe del Bosque Negro ha comenzado a tener sentimientos un tanto distintos a los usuales. Creo que este viaje de la Comunidad del Anillo traerá muchas sorpresas para el destino"
Regresó su mirada a la joven; parecía que al fin se había dormido. De todas formas pronto tendrían que levantarse; el amanecer llegaba y era hora de partir.
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"Kate, levántate" –dijo Pippin suavemente tratando de despertar a la joven
"Huh?" –balbuceaba Kate moviéndose un poco; hacía solo 15 minutos que se había dormido
"Haldir ordenó que todos nos levantáramos" –dijo todavía en voz baja- "Debemos partir"
"Yo no quiero..." –murmuró Kate volteándose.
"Kate!" –exclamó Pippin viendo frustrados sus intentos por levantarla
"Qué me caigo!" –exclamó la joven sentándose casi en seguida. Por un momento tuvo una visión de caer desde el alto Talan a tierra- "Peregrin Tuk no grites de esa forma!"
Pippin puso cara arrepentida ante la reprimenda de Kate; sabía que no le gustaba que le gritaran al levantarla, pero esa era la única manera de despertarla. Todos sabían que cuando la joven maga llegaba a dormirse, costaría un gran trabajo levantarla de nuevo. "Lo siento..." –dijo en voz baja
"Siempre lo sientes..." –Dijo Kate levantándose lentamente- "Nunca lo dejas de hacer..."
"Veo que nuestro pequeño Pippin ha logrado levantarte, joven Kate" –dijo Boromir acercándose a la maga- "He dormido como los dioses!" –exclamó recogiendo algunas cosas.
"Bueno, por lo menos alguien durmió" –reflexionó Kate buscando con la vista a Legolas y Haldir. Ninguno de los dos elfos estaban y ahora la compañía se encontraba acompañada por los dos hermanos de Haldir; algo que no ayudaba mucho porque ninguno de los dos hablaban la lengua común. Sólo Aragorn se comunicaba con ellos un poco.
Pronto regresaron Legolas y Haldir al Talan y la compañía emprendió el viaje de regreso a tierra. Una vez más Kate presentó severos problemas con el descenso y Legolas, acostumbrado a esta situación, le ayudó a descender con ayuda de Aragorn. Por otra parte, Haldir todavía encontraba casi increíble el hecho de que alguien le temiera a las alturas; en especial un humano.
Ahora iban caminando hacia el centro del bosque, donde habitaba la Dama Blanca. Kate todavía no entendía de quien se trataba; pero no tardó mucho en averiguarlo. Entre paso y paso, adentrándose cada vez más. Sus sentidos se fueron fusionando más con el ambiente y cada vez más dejaba de prestarle atención a las conversaciones de la compañía con los elfos de Lórien; recorridas varios kilómetros comenzaron a entrar en una parte del bosque con muchos tipos de flores. La maga, maravillada ante esa hermosa imagen, no vaciló en detenerse y tocar algunas de ellas; en esos momentos no le importaba si la compañía se alejaba un poco.
No muy lejos, Legolas observaba a Kate maravillarse con los paisajes de Lórien. Sentía una gran alegría al verla sentirse feliz entre tanta naturaleza; pero además veía que la forma en la que Kate disfrutaba de todo era distinta a la del resto en la compañía. Par bien o mal; la joven parecía una elfa al momento de apreciar las plantas o respirar el suave aroma de las flores. Lo más extraño para él no era eso; había algo más aparte de ese comportamiento que le llamaba la atención. Desde luego tenía características bastante Élficas, pero en el fondo, era aún más misterioso.
Al ver que estaba alejándose del grupo. Kate dejó los grandes árboles y regresó al camino. En aquel momento fue detenida por una extraña fuerza a su alrededor.
"Estrella de Oeste te llaman, Kate Connors" –decía una voz suave y delicada como el susurró del viento- "Y has venido a cumplir una misión muy importante... la Dama espera conocerte" –seguía mientras ella se detenía en seco y miraba a su alrededor- "Lothlórien, el Bosque de Oro te espera..."
Kate abrió los ojos en asombro. Quién era ella? Cómo sabía su nombre dentro de la orden Blanca? Divulgaría su identidad? "No..." –pensó para sí- "Este es un ser blanco... Su intervención es de buena voluntad, al igual que su ayuda" –continuó en su mente.
"Kate!" –gritó Aragorn desde adelante- "No te quedes atrás!"
..."La Estrella ha llegado a Lórien... ya han comenzado las horas del Tiempo Blanco"...
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Silver Card: Bueno; me disculpo una vez más por la demora. Los compromisos del colegio son muy importantes; pero aún así saqué tiempo para continuar con la historia. Espero les haya gustado! Por favor dejen sus reviews!
