Silver Card: Aiya a todos los que siguen leyendo mi fanfic! Primero, debo
disculparme una vez más por mis demoras, pero he tenido una cantidad
increíble de trabajo y por ende, me he demorado un poco más de lo usual al
escribir este capítulo. Además, esta parte de la historia la he escrito de
a pedacitos, y pido una segunda disculpa si del todo no les gusta ya que,
con tantas interrupciones que he tenido, puede que la calidad del escrito
no sea la mejor (aunque les aseguro que puse mi empeño como en todos los
capítulos anteriores).
Dejando ese tema a un lado, quisiera tomarme un momento para agradecerle a todos los que me han dejado reviews en los últimos capítulos; se que he sido muy vaga en mis agradecimientos, pero eso en ningún momento disminuye lo feliz que estoy a leer sus maravillosos comentarios.
Isabelle Black: Te aseguro que todos tus reviews me han llegado y estoy extremadamente contenta por ellos. Te agradezco por todo y te comento que efectivamente Kate va a recuperar su magia de una forma un tanto inesperada, pero que al igual que todo, esto lleva un proceso por sentado. Muchos saludos!
Bichito: Mi fiel reviewer! Gracias por tu constante apoyo! y... tus opiniones no es que me gusten... me encantan!
Candy Bloom: Gracias, gracias, gracias! Siempre eres super expresiva al momento de dejar tus comentarios y te agradezco por tus alentadores reviews y tu gran paciencia.
Erusel: Dios mío! Has sido de gran ayuda a leer lo que llevo. Gracias por todo!
Luz: No es necesario expresar con palabras lo agradecida que estoy por tu confianza y apoyo durante todo este tiempo. Amigas como tu pocas! al igual que reviews (en la página y de frente jaja)
A Zalajnthaz Ariadne Uth Matar, Alexia, cyan, aredhel calafalas, Kagome Black y todos mis otros reviewers les agradezco una vez más por tomarse ese valioso tiempo y dejarme sus comentarios!
Sin más demoras....
Capítulo 10:
Una insignia y un corazón
"Maldito enanos, qué testarudos son!" –exclamó Legolas al ver que Gimli no accedía a vendarse los ojos.
"Gimli no es ningún testarudo!" –reprochó Kate ante la exclamación de Legolas. Era injusto que fuese el único en la compañía vendado. Ahora habían llegado al Naith de Lórien, más conocido como el enclave; y Haldir, junto con sus hermanos habían dispuesto que el hijo de Glóin usara una venda- "Merece ser tratados como a el resto. Hay que ser democráticos en el asunto. Todos por igual"
"Democráticos? Ha qué te refieres; es un enano y ellos no son permitidos aquí!" –respondió Legolas exasperándose un poco; todos en la compañía los miraban detenidamente. Hasta el mismo Haldir hallaba la discusión interesante; pocas veces se veía a un elfo discutir con un humano, menos con una mujer. Ahora las voces de todos comenzaban a alzarse y cada quién quería hablar.
"Si Gimli no entra; entonces yo no paso" –declaró Kate con las manos en la cintura- "Cómo es posible que no sean más civilizados!"
Legolas tenía fuego en los ojos "Debes resp-
"Un momento!" –Interrumpió Aragorn al ver que Haldir comenzaba a impacientarse- "Si he de continuar guiando a esta compañía, haréis lo que yo ordene. Es duro para Gimli que lo ponga así aparte. Todos iremos vendados, aún Legolas. Será lo mejor, aunque el viaje parezca lento y aburrido"
"Ves!" –dijo Kate con una sonrisa en el rostro- "Democracia elfo, democracia. Todos por igual"
Gimli sonrió contento. La idea de Legolas andando vendado por Lórien le agradaba de sobre manera. Por otro lado, el elfo del Bosque Negro no estaba muy a gusto con la decisión.
"Soy un Elfo y un hermano aquí" –dijo mirando a Kate desafiantemente- "No tengo por qué caminar vendado"
"Y ahora gritemos: Malditos elfos qué testarudos son!" –exclamó Aragorn riéndose- "Todos iremos vendados. Ven Haldir y cubre nuestros ojos"
El elfo, que había estado viendo la extraña discusión de la compañía, se preguntaba por dentro cómo era posible que ese grupo de gente conviviera con tantas discusiones; ya bastaba con que estuvieran un elfo y un enano en el mismo lugar; pero una mujer como Kate dentro del grupo, causaba bastantes alborotos; sobre todo en cuanto a las decisiones que se debían tomar. Todo esto se hacía aún más extraño al ver la forma en la que actuaba Legolas; un elfo rara vez se exasperaba, pero en el caso de él, parecía usual estando cerca de la joven humana.
"Entonces traeré las vendas" –dijo alcanzando varios pedazos de tela finamente cortados, los cuales serían utilizados para cubrir los ojos de los miembros de la compañía. Cuando llegó al último miembro, que era Kate, le dijo en voz baja- "Nos es necesario que tus ojos vayan cubiertos por El Naith de Lórien. La Dama deseaba que tú en especial contemplaras los bellos paisajes del Bosque de Oro"
Kate sonrió levemente; sin lugar a dudas Haldir era muy amable y la Dama Blanca aún más al concederle tal permiso; pero ella tenía que serle fiel a sus promesas.
"De todo corazón siento rechazar tu oferta, noble Haldir" –respondió en un susurro casi incomprensible- "Pero si no le soy fiel a mis promesas, entonces qué clase de persona sería?"
"Se hará lo que desees" –contestó el elfo cubriendo los ojos de la joven. No muy Lejos; Legolas escuchaba la conversación de los dos... una leve sonrisa de complacencia cubrió su rostro.
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La Compañía marchaba lentamente hacia la morada de la Dama Blanca. En el trayecto, Haldir contó algunas historias sobre Lórien y su gente; esto ayudo enormemente durante la travesía, ya que por lo menos, los oídos de la compañía lograban distraerse con los relatos. El elfo de Lórien hablaba con mucha propiedad y conocía muy bien las leyendas de su pueblo; en ocasiones intercambiaba algunas palabras con Legolas y junto con Orophin y Rúmil se complementaban entre relatos y compartían anécdotas. En un principio Kate escuchaba atenta a lo que decían los Elfos; pero después de algún tiempo su mente volvió a divagar entre las distintas energías de Lórien; sus sentidos comenzaban a deleitarse una vez más con las sutiles fuerzas mágicas que las rodeaban. Pronto se olvidó del resto.
A medida que avanzaban, la maga notaba grandes cambios a su alrededor. Aunque no veía con sus ojos físicos; su percepción de la magia iba mejorando cada vez más. Además, cada vez que se adentraban, las corrientes de energía aumentaban también. La estadía en Lórien le ayudaría, sin duda alguna, a recuperar sus poderes. Al haber entrad al Naith de Lothlórien, todos en la comunidad habían sentido como si pisaran tierras de tiempos más antiguos que la Tierra Media; todo a su alrededor era fascinante.
Ya había pasado la tarde y la suave brisa de la noche próxima a llegar invadía el lugar. Kate sentía ganas de bailar debido a la emoción que el Bosque de Oro producía en ella; sentía como si su corazón hubiese abierto una puerta hacia un enlace antes desconocido hacia ella... un enlace con la magia del mundo Élfico... la magia de la tierra misma. Por otra parte, los hobbits no se sentían tan a gusto después de llevar los ojos vendados por tanto tiempo; ya querían observar lo que los rodeaba; más aún Sam que, por estar al lado de Kate a veces escuchaba comentarios que se le escapaban a la maga sobre lo que ella estaba sintiendo en esos momentos. El hobbit se preguntaba cómo era que ella podía emocionarse con algo que no veía, pero su desesperación por no ver nada pronto lo hizo olvidarse del tema.
"Cuándo vamos a llegar" –murmuró Sam para sí.
"No has de preocuparte, querido Sam" –respondió Kate, quien alcanzó a escuchar sus palabras- "Pues grande será la recompensa en la llegada"
El pequeño hobbit sonrió ante las alentadoras palabras de la joven. En ese momento, un ruido semejante al producido por una tropa de elfos interrumpió la tranquilidad del atardecer. Kate escuchó algunas pocas palabras en Silvano que intercambiaron los recién llegados con Haldir. Lugo de alguna espera este les informó la situación rápidamente.
"Los guardianes de Lórien se dirigen a las fronteras" –dijo seriamente. Su tono de voz, aunque seguro, se notaba preocupado ante las noticias- "La amenaza de Mordor está alcanzando al Lórien y es tiempo de defenderos" –aseguró ahora más relajado- "Pero también han traído un mensaje del Señor y la Dama de los Galadrim. Marchareis todos libremente; aún el enano Gimli. Parece que la Dama sabe quién es y qué es cada miembro de la compañía. Quizá han llegado nuevos mensajes de Rivendel!" –exclamó acercándose a Gimli y quitándole el vendaje. El enano era el primero de la compañía en admirar el bello paisaje. Casi inmediatamente, el resto de los presentes habían comenzado a descubrirse los ojos.
Lo que sucedió después fue indescriptible. Toda la compañía quedó sin palabras al ver los árboles de la región Naith y las hermosas tonalidades de verde en el lugar. Kate había logrado imaginarse una descripción en base a sus percepciones; pero ahora que podía observar todo con claridad, todas las sensaciones y emociones que había sentido en un principio parecieron crecer enormemente. Se encontraban en un claro, cerca de unas lomas con la hierba tan verde como en los días de antaño; árboles de troncos blancos y desnudos se alzaban a sus cabeza alcanzando alturas inimaginables. Sin hojas pero aún imponentes, los grandes Mallorn, revestidos de oro pálido reinaban en el bosque.
La belleza incomparable del lugar era aún más destacada en las construcciones Élficas, de las cuales sobresalía un hermoso y alto Talan, blanco resplandeciente. Cientos de florecillas amarillas cubrían el piso como una alfombra en donde se reflejaban los últimos rayos de Sol.
"Mirad!" –exclamó Haldir apreciando el paisaje- "Hemos llegado a Cerin Amroth. Este es el corazón del antiguo reino"
Los hobbits, ahora mucho más felices por poder ver lo que los rodeaban, veían encantados la hermosa construcción. Mientras, Aragorn sentía como si regresara al tiempo de sus ancestros, donde el mal no había aparecido sobre la tierra y los grandes reyes de antaño convivían en paz con todos los moradores de tierra media. Boromir miraba fascinado, tanto o más que los hobbits, al bello Talan sobre su cabeza; pero desde lejos, Kate podía apreciar una extraña preocupación en él; no podía describirla con certeza, pero desde la llegada a Lórien, el semblante del Caballero de Gondor había cambiado ligeramente.
La joven maga posó su mirada en Legolas. Los ojos azules del elfo brillaban con emoción al observar el paisaje; y a diferencia del resto de la compañía, su alegría no era producida por el impacto del bosque de Lórien ya que no era la primera vez que se rodeaba de tan hermosos árboles y plantas. Su alegría venía de un sentimiento mucho más profundo y puro que el de los demás; el joven elfo deL Bosque Negro se había reencontrado con su origen más exacto; había regresado a la tierra de los Elfos Silvanos; se sentía en casa después de tanto tiempo.
Los ojos de Kate brillaron también de alegría al verlo tan radiante. Era el único de la compañía que no hablaba sobre lo que veía porque su alma aun se estaba enlazando con el Bosque de Oro. Sentimientos tan nobles como esos pocas veces habían sido vistos por la joven; y ahora que se encontraba tan cerca de él, deseaba sentir esa alegría interna.
Pero lo que Kate no veía en su emoción era la mirada analítica de Haldir. Desde lejos, el elfo contemplaba las reacciones de la joven y sabía que tal emoción no se daba en un humano normal al entrar a Lórien. Pocos habían pisado el suelo del Bosque de Oro y se habían sentido tan completos. Sus dudas sobre la verdadera identidad de la Joven mujer aumentaban; ahora más que nunca. No pasaría mucho tiempo antes de que descubriera la verdad; o al menos alguien en Lórien lo sabría: La Dama de los Glamring pronto vería a la Compañía y con esta, lograría conocer a Kate Connors.
Legolas volteó súbitamente; entre tanta maravilla se había olvidado por completo de quienes lo rodeaban; pero ahora la fuerte sensación de ser observado por alguien lo había vuelto a traer a la realidad. Sus ojos azules, profundos como el mar, se encontraron con las expresivas y siempre cambiantes órbitas cafés de Kate. Por un instante ambos compartieron la armonía de Lórien... por un instante que pareció una eternidad...
"Es hora de seguir" –interrumpió Haldir mientras miraba más allá del horizonte- "Debemos llegar pronto a nuestro destino en el centro de este bosque. Sigamos" –agregó mientras de reojo miraba a Kate y Legolas regresar a tierra después de haberse desconectado de la realidad por un instante. El resto de la compañía había estado tan metida en sus asuntos que nadie se fijó en la reacción que tuvieron el elfo y la joven. Sólo el perceptivo Haldir, desde no muy lejos, vio la felicidad en aquellos dos seres.
"Aquí está el corazón del mundo Élfico" –dijo Aragorn con gran felicidad y renovación en su voz- "Y aquí mi corazón vivirá para siempre, a menos que encontremos una luz más allá de los caminos oscuros que todos hemos de recorrer" –agregó dejando a un lado una pequeña flor amarilla que había tomado. Kate veía una profunda alegría en sus ojos; extrañamente acompañada por una inusual melancolía, quizá provocada por recuerdos vivos que se hacían presentes en el corazón del montaraz.
La compañía siguió entonces caminando por los parajes de Lórien. Todos, sin excepción, caminaban con ánimos renovados por la preciosa vista y los pequeños hobbits admiraban cada detalle que aparecía entre los árboles y abetos del lugar; algunas veces Kate era partícipe de estas conversaciones, pero la mayoría del tiempo se concentraba en percibir y alimentarse de las energías del lugar. A medida que caía el día y llegaba la maravillosa noche; el paisaje de Lothlórien no desmejoraba; por el contrario parecía embellecerse aún más. Al llegar los rayos de la perfecta Luna ya habían llegado a un nuevo claro y los Elfos guías descubrieron los hermosos faroles de plata que guardaban. El nuevo lugar permitía ver el cielo lleno de hermosas estrellas que formaban cientos de constelaciones, reinando implacablemente en medio del azul oscuro de la infinidad. Salpicando con sus tenues luces plateadas, iluminaban el claro y permitían ver la hierba verde que llenaba como una alfombra todo el piso del bosque.
Kate contuvo su respiración al ver los gigantescos Mallron que rodeaban una cercana colina. Los imponentes árboles se erguían alcanzando alturas increíbles y dejando que sus hojas en continuo movimiento mostraran cientos de puntos iluminados por luces plateadas, doradas y verdes. El espectáculo era maravilloso y dejó sin palabras a la maga que jamás en su vida imaginó ver algo así. Boromir, ahora cerca de ella, contemplaba con casi la misma fascinación la imagen frente a él; de seguro había escuchado muchas historias sobre Lórien, pero jamás pensó que el Bosque de Oro fuera así: tan magno, imponente y bello como ningún otro lugar en Tierra Media.
Aragorn y Gimli miraban complacidos el lugar. El montaraz, menos inquieto que el enano, disfrutaba la armonía del ambiente y sentía como si regresase de nuevo al tiempo de sus ancestros. Gimli, más sorprendido que su compañero, se mostraba sin palabras ante el impactante lugar; ahora su mente comenzaba a imaginarse a la Dama Blanca, guía de todos los habitantes de Lórien: De seguro sería tan bella como ese lugar.
"Más precioso que el Mithril o cualquier otro metal precioso en esta tierra, es Lórien; más perfecto que el cielo lleno de estrellas" –dijo después de asimilar sus sentimientos.
"Alégrate querido Gimli" –agregó Aragorn sin quitar la vista del paisaje- "Pocos han sido los que han visto este lugar, y pocos los afortunados que han visitado a la Dama"
El enano sonrió complacientemente; lugares como estos dejaban las diferencias entre razas de lado y unían a todos en un solo pueblo. Esto era lo más importante y la clave segura para vencer al enemigo.
Legolas había apartado su mirada de los Mallron y sus bellas hojas para posar sus ojos en Kate. Desde que había pisado el suelo de Lórien lo único que había hecho era mirarla; su rostro, su cuerpo, su risa le atraía ahora de una manera que jamás habría cruzado por su mente. No entendía que era lo que le pasaba pero ella había logrado que su mente no dejara de pensarla. El elfo ahora libraba una batalla interna; una batalla provocada por los sentimientos opuestos que se mezclaban dentro de él: Los deseos de protegerla y tenerla cerca de él se oponían y apartaban la idea de jamás involucrarse con una mujer humana.
"Pero qué estás pensando?" –se cuestionó para sí- "Eres un elfo de la nobleza y ella es una humana. Por qué estas perdiendo la cordura por algo tan simple. Ella jamás podrá pertenecerte y tu jamás la podrás mirar con otros ojos más que los de la amistad; no desperdicies tu tiempo" –se dijo mientras apartaba los ojos de la figura de Kate. Todavía no comprendía por qué su corazón se sentía triste al acatar las órdenes de su razón.
"Bienvenidos a Caras Galadon!" –exclamó Haldir con gran alegría; siempre tenía que estar patrullando y pocas veces estaba cerca de la morada de la Dama Blanca- "He aquí la morada de los Galadrim, donde viven el señor Celeborn y la Dama Galadriel"
Al oír esto, el corazón de Kate se llenó de alegría y cierta impaciencia; lo que no sabía era que tendría que esperar un poco; ese paisaje frente a ella no era sino una mínima fracción de la gran ciudad, cuyas puertas se hallaban en el otro extremo. Todavía quedaba mucho trayecto por seguir.
"Hermoso y sumamente grande" –pensó reanudando la caminata- "Si tan solo tuviera al viento bajo mis órdenes podría elevarnos a todos y llegar rápido a donde quiera que se suponga debamos llegar"
"A qué se refiere?" –interrumpió Sam que había escuchado las palabras de Kate. La joven se quedó fría al entender que alguien la había escuchado hablar de magia- "Ahh claro" –reflexionó el hobbit con una sonrisa- "Todos desearíamos tener ese poder; la caminata comienza a alargarse demasiado"
"Je, je" –río nerviosamente Kate- "Claro"
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No había transcurrido un minuto cuando la Dama Galadriel y el Señor Celeborn llegaron a donde se encontraba la Compañía. Después de haber subido cientos de escalones y detenerse en varios para poder tomar aliento mientras los miembros de la Comunidad se turnaban el cuidado de Kate; al fin habían llegado a la cima de un hermoso y blanco Talan. Todos callaron al ver el rostro de la Dama y el Señor; estaban sorprendidos y asombrados ante la belleza de aquella Elfa. Las cabezas de la compañía se bajaron en un saludo solemne mientras Galadriel les daba la bienvenida.
"Bienvenido Aragorn hijo de Arathorn!" –dijo- "Han pasado 38 años del mundo exterior desde que viniste a estas tierras; y esos años pesan sobre ti. Pero el fin esta próximo, para bien o para mal" –agregó mientras su mirada se posaba en cada uno de los miembros de la Compañía. Su imponente belleza y mirada penetrante y pura iluminaban el lugar- "Descansa aquí tu carga por un momento!"
Kate miraba detenidamente a la reina. Ni siquiera parpadeaba ante aquella imagen; se encontraba inmóvil y sin palabras. Al momento de haberla visto había querido arrodillarse ante semejante ser; pero tenía que mantener la compostura y a nadie de la compañía se le había ocurrido eso. Sus sentidos mágicos captaban la energía que esbozaba de su ser: Grandes ondas de luz blanca salían de ella e impregnaban el talan con gran armonía. Jamás Kate había visto una fuerza tan delicada pero resistente en su vida; ni si quiera los miembros del Consejo Blanco tenían un aura así. El respeto que emanaba de aquella Elfa hacía que la joven maga se sintiera sumamente pequeña en comparación a ella. Y entre tanta impresión no se daba cuenta que cada miembro de la compañía apartaba sus ojos de la reina cuando ella les hablaba; no tardaría mucho en llegar su turno.
"Bienvenida, Kate Connors" –oyó decir a una voz en su cabeza. La joven parpadeó por un instante al reconocer que esa dulce y suave voz pertenecía a la Dama Galadriel- "La Estrella guardián del Oeste ha llegado a nuestras tierras. Traes contigo un poder cuyas raíces se encuentran en esta Era y tu misión será tu bendición o tu condena. Jamás Lórien ha conocido magia como la tuya y jamás Tierra Media la volverá a ver; seas honrada por tu Orden y tu pueblo. Pero has de tener cuidado con tu alma y corazón, pues ellos no escuchan la razón... lo prohibido no tardará en tocar a tu puerta"
En ningún momento los ojos de Kate se apartaron de la mirada de Galadriel. La joven había sido la última a la que la reina le había hablado y todos en la compañía se habían dado cuenta de eso. La verdad era que la joven maga no sentía pena al escuchar esas palabras, sentía curiosidad, y más eran las dudas y preguntas que dejaban, que las respuestas que ofrecían.
Aragorn miró a Kate detenidamente; sabía que como él, ella también había escuchado algo muy personal sobre su vida. Lo que le llamaba la atención era la actitud de la joven maga. No se había inquietado o bajado su mirada; seguía igual que antes, como si lo que hubiese escuchado era algo que muy en el fondo sabía. Aunque el montarás ya había presentido tal reacción; después de todo, Kate era una maga y jamás reaccionaría como cualquier mortal, y Galadriel lo sabía.
Fue entonces cuando todos se sentaron que el Señor Celeborn habló. "Aquí hay nueve" –dijo con voz pausada pero fuerte- "Partieron diez; así decían los mensajes. Pero quizá hubo algún cambio en el concilio y no nos enteramos"
Todos en la compañía guardaron silencio. El corazón de Kate se vino al piso nuevamente y su alma volvió a sentir aquel pesar que la había acosado incesantemente fuera de Lórien; Legolas regresó su mirada a la joven y al verla en tal estado sintió que su corazón clamaba por ir a ella; cerró sus ojos en desesperación y lo único que pudo hacer fue callar sus sentimientos.
"No, no hubo cambios en el Concilio" –dijo Galadriel con pesar en su voz. Había bastado con ver su mirada para saber que ya sabía quién faltaba. Kate bajó la cabeza y miró al piso evadiendo los ojos de la reina del Bosque de Oro- "Gandalf el Gris partió con esta Compañía, más no cruzó las fronteras de este país" –dijo con voz clara y musical, pero en tono grave y melancólico- "Contadnos ahora donde está, pues mucho he deseado hablar con él otra vez"
Frodo, que se encontraba al lado de Kate, la veía con pesar; sabía que como él, ella estaba sufriendo por aquella pregunta. Pero lo que el pequeño hobbit no se imaginaba era que el remordimiento asechaba en el corazón de la joven y que esta sentía más culpa al escuchar las palabras de Galadriel.
"No puedo verlo de lejos a menos que pase de este lado de las barreras de Lothlórien; lo envuelve una niebla gris y no sé por donde anda ni qué piensa" –continuó la reina buscando explicación alguna por parte de los miembros de la comunidad, mas nadie hablaba. La mirada de la elfa fue entristeciéndose al ver que el silencio llenaba el lugar: La respuesta no sería la esperada.
"Gandalf el gris ha caído en la sombra" –Respondió Aragorn levantándose. El pesar también se escuchaba en su voz- "Se demoró en Moria y no pudo escapar"
Se escucharon los cortes en la respiración de los elfos en el salón. Todos estaban asombrados y entristecidos por la noticia. Aragorn volvió a tomar asiento mientras miraba con una triste expresión a la reina de los Galadrim.
"Una noticia funesta" –dijo Celebrorn con pesar- "La más funesta que se haya dado en Lothlórien jamás" –luego volteó su mirada a Legolas - "Por qué no me dijeron nada hasta ahora?" - le preguntó en Élfico al príncipe del Bosque Negro.
"No le hemos hablado a Haldir de lo que hicimos ni de nuestros propósitos" –respondió el elfo mirando fijamente al rey de Lórien- "Al principio nos sentíamos cansados y el peligro aún estaba muy cerca; luego casi olvidamos nuestra pena por un rato cuando caminábamos por los senderos del bosque"
La situación no mejoró para Kate con ese comentario; y menos con los siguientes. Al acabar el concilio se encontraba tan deprimida como una elfa llena de pena. Aún así ni una sola lágrima había rodado por su rostro; ya no iba a permitir que nadie la viera así... no sabría cómo explicar lo que sentía.
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Esa primera noche, la compañía durmió en tierra firme. Esto causó un gran alivio para los pequeños hobbits que ya no soportaban otra noche más en las alturas. Junto con estos se encontraban Kate y Gimli; el enano y la joven escuchaban retazos de las conversaciones de los hobbits que hablaban. El enano se encontraba feliz después de la visita a la dama de los Galadrim; pero la joven guardaba silencio y se limitaba a escuchar las palabras del hijo de Glóin, que no hacían sino elogiar a la reina de Lórien.
"De una belleza increíble, joven Kate!" –exclamó con gran felicidad- "No que tu no seas tan bella como ella pe-
"No tienes por qué explicarme nada, amigo Gimli" –dijo Kate antes de que el enano pudiera terminar su frase- "La Dama Galadriel no tiene comparación; al igual que su hermoso reino" –agregó levantándose.
"A dónde vas?" –preguntó el hijo de Glóin viendo que Kate tomaba su mochila- "Es muy de noche y la compañía va a descansar ahora"
Kate sonrió levemente; Gimli siempre se preocupaba por ella- "Necesito despejar mi mente por un rato, nada más" –dijo en voz baja; al parecer los hobbits ya se habían dormido- "Pero no has de preocuparte ya que lugar más seguro que este no hay en Tierra Media"
El enano dio una sonrisa de aprobación; ahora Kate no tenía solamente a Aragorn como tutor; Gimli también había decidido participar en esa tarea. "Entonces ve y sé feliz entre árboles y flores; que la Dama te acompañe y proteja"
"Así será" –dijo Kate abandonando el lugar. Apenas dio la espalda al enano; su falsa sonrisa desapareció y una vez más su rostro se tornó triste y melancólico. Abandonó las estancias de la compañía para encontrarse con un Boromir perturbado. Su mirada revelaba una gran preocupación y tormento; al parecer, lo que había sido una tranquila conversación entre el montaraz y él, había terminado con problemas para el Caballero.
"Boromir..." –susurró Kate al verlo pasar; por un momento pensó en ayudarlo; pero ella estaba demasiado enredada mentalmente como para hacer algo por él.
"Ahora no, joven Kate" –respondió el hijo del Senescal secamente. No muy lejos Aragorn se encontraba sentado en un pequeño muro. La joven maga lo miró como tratando de buscar explicación alguna; pero lo único que hizo fue revelar su propia tristeza.
"Veo que Boromir no es el único preocupado" –dijo el heredero de Isildur levantándose- "Tu corazón no ha superado una pena inevitable"
"Bien sabes, Aragorn, que pude hacer algo" –respondió Kate en voz baja. Esta vez no bajó la mirada como lo hizo con Legolas; ahora podía ver los ojos llenos de comprensión de Aragorn.
"No te culpes por algo que se encuentra fuera del alcance de todos" –dijo quitándole una hebra de cabello de su rostro- "Fue el destino quien decidió su suerte y no tú"
Kate reflexionaba en las palabras del que se había llegado a convertir en su padre "Lo sé..." –dijo con pesar- "Pero el único inconveniente es que yo no creo en el destino..." –agregó quitando la mano del montaraz de su rostro con delicadeza- "Qué ironía..." –exclamó con una media sonrisa- "Siendo una maga de la Orden Blanca no creo en el destino"
Aragorn sabía que no iba a poder convencerla de lo contrario. A lo largo de aquel viaje había llegado a conocer a la maga muy bien, y algo que había aprendido de ella era que jamás podría alguien hacerla cambiar de parecer: La persistencia y fortaleza de aquella joven era algo que no tenía comparación. Sin más palabras; Kate se alejó lentamente dejando al montaraz solo. Aragorn la vio perderse entre la naturaleza; muy dentro de sí sabía que en los bosques de Lórien, la maga encontraría las respuestas que su corazón tanto anhelaba.
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Un ruido se escuchó entre los pequeños abetos grisáceos cerca a Kate. La joven maga que había estado meditando por más de una hora sintió el aura de alguien muy cerca. Gracias a todo el tiempo que había permanecido reflexionando y descansando, sus sentidos tanto físicos como mágicos se habían despertado y ahora estaban funcionando casi perfectamente. Dejando su preocupación de lado, se levantó rápidamente y centró su mirada en un solo punto.
De entre los arbustos salía una joven elfa que traía consigo unas ropas aún húmedas entre sus brazos. Kate se detuvo al ver que era una elfa y ésta, al detectar la presencia de otra persona en el lugar dejó caer su carga y empuño una larga espada; el arma relucía en la oscuridad, mostrando un brillo plateado con matices rojos. La elfa se colocó en posición de combate; lo que causó que Kate retrocediera; si bien este ser no manejaba magia, su aura emanaba una gran fuerza y determinación; la joven maga sabía que estaba dispuesta a matar a cualquier enemigo.
"Quién eres?!" –preguntó la joven desconocida apuntando su espada a Kate.
"Eh... yo... Kate" –respondió la maga encontrando la salida más obvia.
La elfa retrocedió al ver que la joven humana no representaba ninguna amenaza para ella; aunque no guardó su espada. "De dónde vienes"
Kate, aún un tanto nerviosa por el previo ataque trató de decirla oración más sencilla posible "Bueno... yo... vine... es decir... pertenezco a la Comunidad del Anillo" –dijo mientras observaba a la recién llegada- "Hemos sido invitados por La Dama Galadriel a permanecer aquí por un tiempo" –agregó ahora más tranquila
La elfa sonrió levemente; se había enterado de la noticia de los nuevos visitantes y le alegraba más aún que uno de ellos fuera mujer. Pocas veces se permitía la entrada a seres ajenos al país de Lórien. "Disculpa por asustarte" –dijo guardando su espada- "En estos tiempos hay que tener mucho cuidado con los extraños"
Kate se sentó nuevamente en el muro blanco en el que había meditado por tan largo tiempo- "De eso estoy segura. Últimamente he visto demasiadas cosas que comprueban tal afirmación".
La joven elfa tomó sus cosas y se acercó a la maga "Oreissë..." –dijo con voz suave pero profunda- "Bienvenida al Bosque de Oro"
Kate sonrió ampliamente; aparte de Haldir y sus hermanos, a los cuales no les entendía nada de lo que hablaban; Oreissë había sido la única elfa normal que había podido conocer "Mucho gusto; Kate Connors" –dijo extendiendo su mano. La elfa miró extrañada la reacción ya que jamás había saludado a alguien estirando la mano. Al ver esto, la joven maga rió levemente y retiró su brazo- "Una vieja costumbre de mi pueblo"
Oreissë colocó sus ropas en el muro y se sentó al lado. Después de unos minutos de silencio habló "Partiste con la compañía desde Rivendel?" –dijo con cierta curiosidad.
"Si, salimos de allá hace algún tiempo... un largo tiempo" –respondió Kate desviando su mirada momentáneamente.
"Pero no eres de aquí" –afirmó la elfa con seriedad. Kate regresó en segundos su mirada hacia la mujer frente a ella sin saber qué responder; no entendía cómo era posible que ella supiera su verdadero origen- "Es decir; por tus costumbres y tu forma de hablar imagino que tu reino se encuentra bastante lejos"
Kate respiró con tranquilidad una vez más- "Claro! por su puesto. Desde Luego que vivo lejos"
La elfa miró con extraño a la joven frente a ella. De seguro era un pueblo bastante lejano como para tener gente así. "Entonces... por qué te uniste a la compañía?"
"Bueno..." –dijo Kate reflexionando- "La verdad es que sin importar cuán lejos mi pueblo se encuentra; ha sido gravemente afectado por Sauron y su magia oscura" –agregó pensativamente- "Y el gran consejo tuvo que enviar a un representante ante el Concilio de Elrond. Hemos decidido participar en esta guerra" –continuó con cierta tristeza en su voz; aún recordaba el día en el que estuvo en el Concilio Blanco y fue decidida su partida... nunca había querido participar en este viaje y aún así había tenido que hacerlo
Oreissë guardó silencio por un momento "Pero nunca estuviste de acuerdo con esa decisión" –dijo como adivinando los pensamientos de la joven.
Esta vez Kate dejó de ocultar la verdad "No..." –respondió secamente- "Siempre evadí la guerra y ahora tengo que afrontarla"
Oreissë sonrió; siempre le habían dicho que tenía un sexto sentido para ciertas cosas; sin duda alguna había sido aplicado ahora. La joven frente a ella no aparentaba ser guerrera; más bien todo lo contrario; era como si buscase evadir todo tipo de violencia; pero aún así había algo inquietante en ella; algo en su forma de hablar... en su mirada, que no la había una mortal común y corriente.
"Pero tu tienes cara de guerrera, o me equivoco?" –indagó Kate tratando de reestablecer la conversación que se había detenido- "Esa es una espada bastante grande la que llevas"
"Si; todo mi linaje está compuesto por guerreros: Elfos y Elfas. Siempre hemos defendido a Lórien y a sus habitantes" –respondió con gran orgullo.
"Y he de suponer que patrullas por este sector" –dijo Kate enfatizando en lo obvio
"Hace algunas horas que mi compañía patrullaba por la zona este del bosque; encontramos a un grupo de una especie de Orcos en el lugar. Venían en un grupo no tan grande; pero estoy segura de que iban tras los ratos de ustedes" –respondió recordando aquella escena.
"Ustedes eran los elfos con los que Haldir habló" –reflexionó Kate reviviendo los momentos en los que se encontraba vendada.
"Exacto; Haldir es nuestro capitán y a él le rendíamos informes. No fue sólo mi compañía la que encontró Orcos en el lugar; otros en la zona Sudeste hallaron un pequeño grupo de esa especie" –dijo Oreissë con cierto disgusto al referirse a los Orcos- "Detesto a esas cosas. Corrí a bañarme a penas regresamos a nuestras moradas"
"Estoy de acuerdo; no pueden ser más repugnantes. Su aura puede provocar el peor dolor de cabeza" –Agregó la joven con igual disgusto.
Oreissë calló por un instante, asimilando las palabras de Kate "Auras?" –preguntó con cierta duda- "Ves auras?"
Kate abrió los ojos en sorpresa. ¿Cómo era posible que hubiera sido tan descuidada con lo que decía? Durante todo aquel viaje había sido muy cuidadosa con sus palabras; hasta en los momentos de mayor descontrol; era increíble que hubiera metido la pata justo ahora "Eh, bueno... yo"
"Ahora entiendo..." –reflexionó Oreissë como para si- "Por eso la insignia... nunca pensé en conocer a alguien como tu"
Kate bajó la mirada para encontrarse con su muñeca descubierta. La muñeca que había mantenido oculta desde que había llegado a Tierra Media; solo tres seres de esa era conocía la insignia que llevaba marcada en ella: Aragorn, Gandalf Elrond. Ahora estaba al descubierto; durante la larga meditación que tuvo decidió quitarse el pequeño paño que envolvía su muñeca para percibir mejor aún la energía; ese solo error le costaría muy caro...
~*~ Flash Back ~*~
-Concilio Blanco Siglo XXI-
"Eso es lo que ustedes dicen, pero no lo creo así... quién tiene pruebas de eso ah? Nadie!. Nadie puede decirme que yo soy esa persona!" –exclamó la joven maga incrédula.
"Eres la única maga de la orden blanca que maneja los 4 elementos sin ningún problema y tienes el poder de manejar el tiempo. A duras penas los magos de esta época manejan dos elementos y nadie ha logrado controlar el tiempo en años!" –dijo la anciana del Concilio- "Además, aunque eres demasiado joven para el gusto de muchos en esta sala; tu fuerza es muy grande y hacían siglos que no se veía algo así" –continuó en un tono más tranquilo- "Llevas una marca en tu muñeca. Una marca que comprueba tu origen y tu destino. Ningún mago nació con tal insignia, escrita en legua antigua, tan pura como los inicios de la magia blanca" –declaró sentándose nuevamente.
~*~ End Flash Back ~*~
"Pensaba que las mujeres de tu raza no manejaban magia alguna" –continuó Oreissë al ver que Kate no respondía nada. Algo dentro de ella le decía que jamás debió hacer ese comentario.
"Muy pocas..." –respondió monótonamente Kate aun calculando cuán grave era el problema en el que se había metido. Nadie debía enterarse de su verdadera identidad; al menos no por ahora- "Yo..."
"No te preocupes" –interrumpió la elfa advirtiendo lo que iba a decir la joven maga- "Aunque gran es mi sorpresa al encontrarme con alguien como tú; no revelaré nada sobre ti y esta conversación quedará borrada de este encuentro" Kate sonrió levemente. Estaba segura de que sería así. La mirada sincera de Oreissë le decía que nadie se enteraría de sus poderes por su boca. Podría estar tranquila- "Agradezco tu sinceridad y honestidad. En estos tiempos de oscuridad son pocos los aliados con los que el bien cuenta. Y ni si quiera yo sé el alcance de mis poderes ni conozco completamente la tarea que he venido a realizar" –dijo levantándose del pequeño muro.
"No sé mucho de magia pues la defensa es mi fuerte. Pero esa insignia es élfica, pero no en lengua Silvana... su procedencia es aún más antigua. Deberías hablar con la Dama" –aconsejó Oreissë a Kate, mientras recogía sus cosas.
La joven maga sonrió ampliamente- "Me alegra haberme encontrado con una elfa como tú. Hace algún tiempo no tenía una charla amigable con la gente de tu raza, ya que el ejemplar que hay en la compañía dista de ser completamente amable"
La elfa del bosque de Lórien rió "Te refieres al príncipe del Bosque Negro?"
Kate levantó la mirada con sorpresa –"Conoces algo de él? Pensé que hacía mucho tiempo no venían elfos del Norte a visitar este lugar"
"Estás en lo cierto. El señor Legolas Hojaverde es el primero de su pueblo que nos visita desde hace mucho tiempo" –respondió Oreissë
"Señor?" –dijo Kate con sorpresa- "Señor..." –repitió una vez no pudiendo contener la risa. La imagen de Legolas como todo un caballero sentado en un trono le causaba más risa que respeto al la joven. Quien podía llamarle señor a un elfo que lo único que hacía era discutir en cada momento con ella?
"Es de la nobleza, Kate" –interrumpió la elfa- "Y debe tratársele con respeto; al menos por parte de nosotros" –dijo Oreissë con cierto patriotismo en su voz. Respetaba mucho al los pueblos hermanos de Lórien; aunque a veces sus impulsos la llevaban a irrespetar a sus jefes más cercanos... o por lo menos a uno en especial.
Kate calló su risa al darse cuenta que Oreissë hablaba en serio. Aunque en el fondo sabía que apenas la elfa conociera a Legolas; opinaría todo lo contrario. "Quién te enseño a hablar también la lengua Común?" –preguntó luego de una pausa; deseaba cambiar el tema de conversación. No deseaba pensar en Legolas en estos momentos.
Oreissë sonrió levemente "Un amigo..." –respondió vagamente- "Desde hace mucho tiempo me enseño a hablar en dicha lengua"
"Quién es?" –preguntó Kate con cierta curiosidad. En Lórien eran pocos los que sabían hablar como ella y era un gran alivio encontrarse con algún elfo con aquella cualidad; ya había sufrido algunos inconvenientes al no saber comunicarse con un grupo de guardianes antes de llegar al lugar donde se encontraba ahora.
"Haldir" –respondió Oreissë tomando sus ropas- "Aunque debo decir que lo hablo mejor que el"
Kate sonrió levemente, luego su rostro tomó un aspecto de confusión –"Haldir? No es él tu comandante... capitán... eh... jefe?"
La elfa se echó a reír con aquel comentario. Era obvio que Kate no tenía ni idea de la organización de la milicia Élfica –"Dejémoslo en jefe y si él lo es" –respondió con una sonrisa- "Pero hemos sido amigos desde hace muchos años"
La joven maga detectó un cierto cambio en el tono de voz de la elfa; inclusive su estado energético había variado un poco. Haldir de seguro tenía que ser una persona muy especial en su vida.
"Todos tienen a alguien especial consigo" –susurró la joven maga para si- "Pero que hay de aquellos que tienen prohibido querer a alguien especial y tenerlo en su alma? "–Pensó ahora con un toque de tristeza.
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"No sabes lo que dices, Pippin" –refutó Merry mientras fumaba un poco de su pipa.
"Estoy de acuerdo con Merry" –agregó Sam que hallaba el comentario de aquel Tuk sumamente gracioso- "Simplemente no puede aspirara a algo semejante"
Peregrin Tuk miraba a sus amigos con rabia y cierta frustración al oír sus opiniones sobre el tema. Había estado seguro de que los tres hobbits frente a él lo apoyarían incondicionalmente y si bien, lo que decía no sonaba del todo factible, nada era imposible en esta vida.
"Sé que nada es imposible en esta vida" –reflexionó Frodo como adivinando los pensamientos de Pippin- "Nosotros, mejor que nadie, sabemos que nada es del todo imposible. Pero existen ciertos límites apreciado Pippin, y esa idea está fuera de tu alcance"
Pippin no soportaba un comentario más de sus compañeros "Cómo puede estar fuera de mi alcance? No le veo nada de malo" –refunfuño haciendo una ligera mueca- "Esperaba el apoyo de todos ustedes, pero lo que encuentro es una gran negativa ¿qué clase de amigos son?"
"Los del tipo realista" –dijo Merry como pensando en voz alta; esto causó una gran carcajada por parte de Frodo y Sam; provocando que Gimli, que ya se había dormido, se moviera un poco con el ruido.
La expresión de Pippin mostraba la frustración que le causaba escuchar las desalentadoras palabras de su primo "Pero si ni siquiera tiene a alguien especial con ella! Está sola y un hobbit como yo pocas veces se puede hallar" –dijo con cierta arrogancia y orgullo en su voz
Ahora era el turno de Sam "Y Gracias a los dioses que son pocos ¿se imagina si fueran muchos como él, los que andaran en Hobbiton, señor Frodo?"
"Sería una gran tragedia para Tierra Media, Sam" –respondió Frodo siguiéndole la corriente.
"Pero, ¿por qué es tan imposible que Kate se fije en mi?" –interrumpió Pippin un tanto exasperado.
"Déjame pensarlo..." –dijo Merry actuando como si estuviera resolviendo una gran incógnita- "Porque eres un hobbit?"
"Y,,," –dijo Pippin aún esperanzado
"Y dudamos que se llegue a fijar en un hobbit como tu" -respondió Sam
"Ja!" –exclamó el pobre hobbit atacado- "Ahí está! Dijeron 'dudamos' eso quiere decir que existe una posibilidad"
"Pippin... no existe posibilidad alguna" –volvió a aclara Sam- "Además, creo que si la joven Kate tuviera que estar con alguien en especial, ese sería el maese Legolas"
"Ese?" –dijo Pippin como hallándolo imposible- "Qué tiene él que no tenga yo?"
"Otra pregunta que debo pensar" –dijo Merry volviendo a hacer la misma mímica, después de unos segundos respondió- "Que él es un elfo y tú eres un simple hobbit?"
"Suena razonable...esa afirmación resume casi todo" –reflexionó Frodo.
Pippin guardó silencio por un momento. Su cara pasó de esperanzada a frustrada una vez más "Bueno... yo..."
"Lo superarás, Pip" –dijo Merry recostándose en su manta; el sueño comenzaba a entrar en los hobbits.
"Pero..." –murmuró Pippin bajando la mirada. Ahora Frodo y Sam hacían lo mismo que Merry. De repente la cara del joven Tuk se iluminó una vez más- "Un momento, pero si ellos se pelean todo el tiempo ¿qué posibilidad hay de que estén juntos?" –indagó con nueva determinación.
"Quiénes se pelean a cada rato?" –interrumpió Kate que regresaba a descansar. Había esta conversando largo rato con Oreissë y se había enterado de muchas cosas sobre Lórien y la vida de los elfos en este mundo. Ahora que regresaba veía al joven Hobbit Tuk hablando con unos casi dormidos compañeros- "Pip?"
La cara del primo de Merry se tomó una amplia gama de tonos rosas al tiempo en que respondía trabajosamente "Cre- creo que debo ir a a... acostarme! Buenas noches!"
"Ah?"
La joven maga miró a su alrededor. Ahora se encontraba en Lórien y una nueva etapa del viaje iba a comenzar; el mismo miedo que sintió al llegar a Tierra Media permanecía en lo profundo de su corazón y se negaba a desaparecer... sabía que todavía faltaba mucho para que su misión terminara, pero el haber sobrevivido hasta este punto le decía que tal vez podría soportar lo que el mañana le presentara. Las dudas sobre el origen de su magia y el porqué de su elección para viajar al pasado aún rondaban en su cabeza, y la insignia que ahora reconocía como Élfica no lograba generar respuesta alguna... solo más incógnitas. Tal vez algún día pudiese llegar a revelarlas... tal vez algún día entendería cual era su misión...
Silver Card: Bueno... esto fue todo por hoy... trataré de actualizar loo más pronto posible... saludos! hasta la próxima! R+R
Dejando ese tema a un lado, quisiera tomarme un momento para agradecerle a todos los que me han dejado reviews en los últimos capítulos; se que he sido muy vaga en mis agradecimientos, pero eso en ningún momento disminuye lo feliz que estoy a leer sus maravillosos comentarios.
Isabelle Black: Te aseguro que todos tus reviews me han llegado y estoy extremadamente contenta por ellos. Te agradezco por todo y te comento que efectivamente Kate va a recuperar su magia de una forma un tanto inesperada, pero que al igual que todo, esto lleva un proceso por sentado. Muchos saludos!
Bichito: Mi fiel reviewer! Gracias por tu constante apoyo! y... tus opiniones no es que me gusten... me encantan!
Candy Bloom: Gracias, gracias, gracias! Siempre eres super expresiva al momento de dejar tus comentarios y te agradezco por tus alentadores reviews y tu gran paciencia.
Erusel: Dios mío! Has sido de gran ayuda a leer lo que llevo. Gracias por todo!
Luz: No es necesario expresar con palabras lo agradecida que estoy por tu confianza y apoyo durante todo este tiempo. Amigas como tu pocas! al igual que reviews (en la página y de frente jaja)
A Zalajnthaz Ariadne Uth Matar, Alexia, cyan, aredhel calafalas, Kagome Black y todos mis otros reviewers les agradezco una vez más por tomarse ese valioso tiempo y dejarme sus comentarios!
Sin más demoras....
Capítulo 10:
Una insignia y un corazón
"Maldito enanos, qué testarudos son!" –exclamó Legolas al ver que Gimli no accedía a vendarse los ojos.
"Gimli no es ningún testarudo!" –reprochó Kate ante la exclamación de Legolas. Era injusto que fuese el único en la compañía vendado. Ahora habían llegado al Naith de Lórien, más conocido como el enclave; y Haldir, junto con sus hermanos habían dispuesto que el hijo de Glóin usara una venda- "Merece ser tratados como a el resto. Hay que ser democráticos en el asunto. Todos por igual"
"Democráticos? Ha qué te refieres; es un enano y ellos no son permitidos aquí!" –respondió Legolas exasperándose un poco; todos en la compañía los miraban detenidamente. Hasta el mismo Haldir hallaba la discusión interesante; pocas veces se veía a un elfo discutir con un humano, menos con una mujer. Ahora las voces de todos comenzaban a alzarse y cada quién quería hablar.
"Si Gimli no entra; entonces yo no paso" –declaró Kate con las manos en la cintura- "Cómo es posible que no sean más civilizados!"
Legolas tenía fuego en los ojos "Debes resp-
"Un momento!" –Interrumpió Aragorn al ver que Haldir comenzaba a impacientarse- "Si he de continuar guiando a esta compañía, haréis lo que yo ordene. Es duro para Gimli que lo ponga así aparte. Todos iremos vendados, aún Legolas. Será lo mejor, aunque el viaje parezca lento y aburrido"
"Ves!" –dijo Kate con una sonrisa en el rostro- "Democracia elfo, democracia. Todos por igual"
Gimli sonrió contento. La idea de Legolas andando vendado por Lórien le agradaba de sobre manera. Por otro lado, el elfo del Bosque Negro no estaba muy a gusto con la decisión.
"Soy un Elfo y un hermano aquí" –dijo mirando a Kate desafiantemente- "No tengo por qué caminar vendado"
"Y ahora gritemos: Malditos elfos qué testarudos son!" –exclamó Aragorn riéndose- "Todos iremos vendados. Ven Haldir y cubre nuestros ojos"
El elfo, que había estado viendo la extraña discusión de la compañía, se preguntaba por dentro cómo era posible que ese grupo de gente conviviera con tantas discusiones; ya bastaba con que estuvieran un elfo y un enano en el mismo lugar; pero una mujer como Kate dentro del grupo, causaba bastantes alborotos; sobre todo en cuanto a las decisiones que se debían tomar. Todo esto se hacía aún más extraño al ver la forma en la que actuaba Legolas; un elfo rara vez se exasperaba, pero en el caso de él, parecía usual estando cerca de la joven humana.
"Entonces traeré las vendas" –dijo alcanzando varios pedazos de tela finamente cortados, los cuales serían utilizados para cubrir los ojos de los miembros de la compañía. Cuando llegó al último miembro, que era Kate, le dijo en voz baja- "Nos es necesario que tus ojos vayan cubiertos por El Naith de Lórien. La Dama deseaba que tú en especial contemplaras los bellos paisajes del Bosque de Oro"
Kate sonrió levemente; sin lugar a dudas Haldir era muy amable y la Dama Blanca aún más al concederle tal permiso; pero ella tenía que serle fiel a sus promesas.
"De todo corazón siento rechazar tu oferta, noble Haldir" –respondió en un susurro casi incomprensible- "Pero si no le soy fiel a mis promesas, entonces qué clase de persona sería?"
"Se hará lo que desees" –contestó el elfo cubriendo los ojos de la joven. No muy Lejos; Legolas escuchaba la conversación de los dos... una leve sonrisa de complacencia cubrió su rostro.
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La Compañía marchaba lentamente hacia la morada de la Dama Blanca. En el trayecto, Haldir contó algunas historias sobre Lórien y su gente; esto ayudo enormemente durante la travesía, ya que por lo menos, los oídos de la compañía lograban distraerse con los relatos. El elfo de Lórien hablaba con mucha propiedad y conocía muy bien las leyendas de su pueblo; en ocasiones intercambiaba algunas palabras con Legolas y junto con Orophin y Rúmil se complementaban entre relatos y compartían anécdotas. En un principio Kate escuchaba atenta a lo que decían los Elfos; pero después de algún tiempo su mente volvió a divagar entre las distintas energías de Lórien; sus sentidos comenzaban a deleitarse una vez más con las sutiles fuerzas mágicas que las rodeaban. Pronto se olvidó del resto.
A medida que avanzaban, la maga notaba grandes cambios a su alrededor. Aunque no veía con sus ojos físicos; su percepción de la magia iba mejorando cada vez más. Además, cada vez que se adentraban, las corrientes de energía aumentaban también. La estadía en Lórien le ayudaría, sin duda alguna, a recuperar sus poderes. Al haber entrad al Naith de Lothlórien, todos en la comunidad habían sentido como si pisaran tierras de tiempos más antiguos que la Tierra Media; todo a su alrededor era fascinante.
Ya había pasado la tarde y la suave brisa de la noche próxima a llegar invadía el lugar. Kate sentía ganas de bailar debido a la emoción que el Bosque de Oro producía en ella; sentía como si su corazón hubiese abierto una puerta hacia un enlace antes desconocido hacia ella... un enlace con la magia del mundo Élfico... la magia de la tierra misma. Por otra parte, los hobbits no se sentían tan a gusto después de llevar los ojos vendados por tanto tiempo; ya querían observar lo que los rodeaba; más aún Sam que, por estar al lado de Kate a veces escuchaba comentarios que se le escapaban a la maga sobre lo que ella estaba sintiendo en esos momentos. El hobbit se preguntaba cómo era que ella podía emocionarse con algo que no veía, pero su desesperación por no ver nada pronto lo hizo olvidarse del tema.
"Cuándo vamos a llegar" –murmuró Sam para sí.
"No has de preocuparte, querido Sam" –respondió Kate, quien alcanzó a escuchar sus palabras- "Pues grande será la recompensa en la llegada"
El pequeño hobbit sonrió ante las alentadoras palabras de la joven. En ese momento, un ruido semejante al producido por una tropa de elfos interrumpió la tranquilidad del atardecer. Kate escuchó algunas pocas palabras en Silvano que intercambiaron los recién llegados con Haldir. Lugo de alguna espera este les informó la situación rápidamente.
"Los guardianes de Lórien se dirigen a las fronteras" –dijo seriamente. Su tono de voz, aunque seguro, se notaba preocupado ante las noticias- "La amenaza de Mordor está alcanzando al Lórien y es tiempo de defenderos" –aseguró ahora más relajado- "Pero también han traído un mensaje del Señor y la Dama de los Galadrim. Marchareis todos libremente; aún el enano Gimli. Parece que la Dama sabe quién es y qué es cada miembro de la compañía. Quizá han llegado nuevos mensajes de Rivendel!" –exclamó acercándose a Gimli y quitándole el vendaje. El enano era el primero de la compañía en admirar el bello paisaje. Casi inmediatamente, el resto de los presentes habían comenzado a descubrirse los ojos.
Lo que sucedió después fue indescriptible. Toda la compañía quedó sin palabras al ver los árboles de la región Naith y las hermosas tonalidades de verde en el lugar. Kate había logrado imaginarse una descripción en base a sus percepciones; pero ahora que podía observar todo con claridad, todas las sensaciones y emociones que había sentido en un principio parecieron crecer enormemente. Se encontraban en un claro, cerca de unas lomas con la hierba tan verde como en los días de antaño; árboles de troncos blancos y desnudos se alzaban a sus cabeza alcanzando alturas inimaginables. Sin hojas pero aún imponentes, los grandes Mallorn, revestidos de oro pálido reinaban en el bosque.
La belleza incomparable del lugar era aún más destacada en las construcciones Élficas, de las cuales sobresalía un hermoso y alto Talan, blanco resplandeciente. Cientos de florecillas amarillas cubrían el piso como una alfombra en donde se reflejaban los últimos rayos de Sol.
"Mirad!" –exclamó Haldir apreciando el paisaje- "Hemos llegado a Cerin Amroth. Este es el corazón del antiguo reino"
Los hobbits, ahora mucho más felices por poder ver lo que los rodeaban, veían encantados la hermosa construcción. Mientras, Aragorn sentía como si regresara al tiempo de sus ancestros, donde el mal no había aparecido sobre la tierra y los grandes reyes de antaño convivían en paz con todos los moradores de tierra media. Boromir miraba fascinado, tanto o más que los hobbits, al bello Talan sobre su cabeza; pero desde lejos, Kate podía apreciar una extraña preocupación en él; no podía describirla con certeza, pero desde la llegada a Lórien, el semblante del Caballero de Gondor había cambiado ligeramente.
La joven maga posó su mirada en Legolas. Los ojos azules del elfo brillaban con emoción al observar el paisaje; y a diferencia del resto de la compañía, su alegría no era producida por el impacto del bosque de Lórien ya que no era la primera vez que se rodeaba de tan hermosos árboles y plantas. Su alegría venía de un sentimiento mucho más profundo y puro que el de los demás; el joven elfo deL Bosque Negro se había reencontrado con su origen más exacto; había regresado a la tierra de los Elfos Silvanos; se sentía en casa después de tanto tiempo.
Los ojos de Kate brillaron también de alegría al verlo tan radiante. Era el único de la compañía que no hablaba sobre lo que veía porque su alma aun se estaba enlazando con el Bosque de Oro. Sentimientos tan nobles como esos pocas veces habían sido vistos por la joven; y ahora que se encontraba tan cerca de él, deseaba sentir esa alegría interna.
Pero lo que Kate no veía en su emoción era la mirada analítica de Haldir. Desde lejos, el elfo contemplaba las reacciones de la joven y sabía que tal emoción no se daba en un humano normal al entrar a Lórien. Pocos habían pisado el suelo del Bosque de Oro y se habían sentido tan completos. Sus dudas sobre la verdadera identidad de la Joven mujer aumentaban; ahora más que nunca. No pasaría mucho tiempo antes de que descubriera la verdad; o al menos alguien en Lórien lo sabría: La Dama de los Glamring pronto vería a la Compañía y con esta, lograría conocer a Kate Connors.
Legolas volteó súbitamente; entre tanta maravilla se había olvidado por completo de quienes lo rodeaban; pero ahora la fuerte sensación de ser observado por alguien lo había vuelto a traer a la realidad. Sus ojos azules, profundos como el mar, se encontraron con las expresivas y siempre cambiantes órbitas cafés de Kate. Por un instante ambos compartieron la armonía de Lórien... por un instante que pareció una eternidad...
"Es hora de seguir" –interrumpió Haldir mientras miraba más allá del horizonte- "Debemos llegar pronto a nuestro destino en el centro de este bosque. Sigamos" –agregó mientras de reojo miraba a Kate y Legolas regresar a tierra después de haberse desconectado de la realidad por un instante. El resto de la compañía había estado tan metida en sus asuntos que nadie se fijó en la reacción que tuvieron el elfo y la joven. Sólo el perceptivo Haldir, desde no muy lejos, vio la felicidad en aquellos dos seres.
"Aquí está el corazón del mundo Élfico" –dijo Aragorn con gran felicidad y renovación en su voz- "Y aquí mi corazón vivirá para siempre, a menos que encontremos una luz más allá de los caminos oscuros que todos hemos de recorrer" –agregó dejando a un lado una pequeña flor amarilla que había tomado. Kate veía una profunda alegría en sus ojos; extrañamente acompañada por una inusual melancolía, quizá provocada por recuerdos vivos que se hacían presentes en el corazón del montaraz.
La compañía siguió entonces caminando por los parajes de Lórien. Todos, sin excepción, caminaban con ánimos renovados por la preciosa vista y los pequeños hobbits admiraban cada detalle que aparecía entre los árboles y abetos del lugar; algunas veces Kate era partícipe de estas conversaciones, pero la mayoría del tiempo se concentraba en percibir y alimentarse de las energías del lugar. A medida que caía el día y llegaba la maravillosa noche; el paisaje de Lothlórien no desmejoraba; por el contrario parecía embellecerse aún más. Al llegar los rayos de la perfecta Luna ya habían llegado a un nuevo claro y los Elfos guías descubrieron los hermosos faroles de plata que guardaban. El nuevo lugar permitía ver el cielo lleno de hermosas estrellas que formaban cientos de constelaciones, reinando implacablemente en medio del azul oscuro de la infinidad. Salpicando con sus tenues luces plateadas, iluminaban el claro y permitían ver la hierba verde que llenaba como una alfombra todo el piso del bosque.
Kate contuvo su respiración al ver los gigantescos Mallron que rodeaban una cercana colina. Los imponentes árboles se erguían alcanzando alturas increíbles y dejando que sus hojas en continuo movimiento mostraran cientos de puntos iluminados por luces plateadas, doradas y verdes. El espectáculo era maravilloso y dejó sin palabras a la maga que jamás en su vida imaginó ver algo así. Boromir, ahora cerca de ella, contemplaba con casi la misma fascinación la imagen frente a él; de seguro había escuchado muchas historias sobre Lórien, pero jamás pensó que el Bosque de Oro fuera así: tan magno, imponente y bello como ningún otro lugar en Tierra Media.
Aragorn y Gimli miraban complacidos el lugar. El montaraz, menos inquieto que el enano, disfrutaba la armonía del ambiente y sentía como si regresase de nuevo al tiempo de sus ancestros. Gimli, más sorprendido que su compañero, se mostraba sin palabras ante el impactante lugar; ahora su mente comenzaba a imaginarse a la Dama Blanca, guía de todos los habitantes de Lórien: De seguro sería tan bella como ese lugar.
"Más precioso que el Mithril o cualquier otro metal precioso en esta tierra, es Lórien; más perfecto que el cielo lleno de estrellas" –dijo después de asimilar sus sentimientos.
"Alégrate querido Gimli" –agregó Aragorn sin quitar la vista del paisaje- "Pocos han sido los que han visto este lugar, y pocos los afortunados que han visitado a la Dama"
El enano sonrió complacientemente; lugares como estos dejaban las diferencias entre razas de lado y unían a todos en un solo pueblo. Esto era lo más importante y la clave segura para vencer al enemigo.
Legolas había apartado su mirada de los Mallron y sus bellas hojas para posar sus ojos en Kate. Desde que había pisado el suelo de Lórien lo único que había hecho era mirarla; su rostro, su cuerpo, su risa le atraía ahora de una manera que jamás habría cruzado por su mente. No entendía que era lo que le pasaba pero ella había logrado que su mente no dejara de pensarla. El elfo ahora libraba una batalla interna; una batalla provocada por los sentimientos opuestos que se mezclaban dentro de él: Los deseos de protegerla y tenerla cerca de él se oponían y apartaban la idea de jamás involucrarse con una mujer humana.
"Pero qué estás pensando?" –se cuestionó para sí- "Eres un elfo de la nobleza y ella es una humana. Por qué estas perdiendo la cordura por algo tan simple. Ella jamás podrá pertenecerte y tu jamás la podrás mirar con otros ojos más que los de la amistad; no desperdicies tu tiempo" –se dijo mientras apartaba los ojos de la figura de Kate. Todavía no comprendía por qué su corazón se sentía triste al acatar las órdenes de su razón.
"Bienvenidos a Caras Galadon!" –exclamó Haldir con gran alegría; siempre tenía que estar patrullando y pocas veces estaba cerca de la morada de la Dama Blanca- "He aquí la morada de los Galadrim, donde viven el señor Celeborn y la Dama Galadriel"
Al oír esto, el corazón de Kate se llenó de alegría y cierta impaciencia; lo que no sabía era que tendría que esperar un poco; ese paisaje frente a ella no era sino una mínima fracción de la gran ciudad, cuyas puertas se hallaban en el otro extremo. Todavía quedaba mucho trayecto por seguir.
"Hermoso y sumamente grande" –pensó reanudando la caminata- "Si tan solo tuviera al viento bajo mis órdenes podría elevarnos a todos y llegar rápido a donde quiera que se suponga debamos llegar"
"A qué se refiere?" –interrumpió Sam que había escuchado las palabras de Kate. La joven se quedó fría al entender que alguien la había escuchado hablar de magia- "Ahh claro" –reflexionó el hobbit con una sonrisa- "Todos desearíamos tener ese poder; la caminata comienza a alargarse demasiado"
"Je, je" –río nerviosamente Kate- "Claro"
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No había transcurrido un minuto cuando la Dama Galadriel y el Señor Celeborn llegaron a donde se encontraba la Compañía. Después de haber subido cientos de escalones y detenerse en varios para poder tomar aliento mientras los miembros de la Comunidad se turnaban el cuidado de Kate; al fin habían llegado a la cima de un hermoso y blanco Talan. Todos callaron al ver el rostro de la Dama y el Señor; estaban sorprendidos y asombrados ante la belleza de aquella Elfa. Las cabezas de la compañía se bajaron en un saludo solemne mientras Galadriel les daba la bienvenida.
"Bienvenido Aragorn hijo de Arathorn!" –dijo- "Han pasado 38 años del mundo exterior desde que viniste a estas tierras; y esos años pesan sobre ti. Pero el fin esta próximo, para bien o para mal" –agregó mientras su mirada se posaba en cada uno de los miembros de la Compañía. Su imponente belleza y mirada penetrante y pura iluminaban el lugar- "Descansa aquí tu carga por un momento!"
Kate miraba detenidamente a la reina. Ni siquiera parpadeaba ante aquella imagen; se encontraba inmóvil y sin palabras. Al momento de haberla visto había querido arrodillarse ante semejante ser; pero tenía que mantener la compostura y a nadie de la compañía se le había ocurrido eso. Sus sentidos mágicos captaban la energía que esbozaba de su ser: Grandes ondas de luz blanca salían de ella e impregnaban el talan con gran armonía. Jamás Kate había visto una fuerza tan delicada pero resistente en su vida; ni si quiera los miembros del Consejo Blanco tenían un aura así. El respeto que emanaba de aquella Elfa hacía que la joven maga se sintiera sumamente pequeña en comparación a ella. Y entre tanta impresión no se daba cuenta que cada miembro de la compañía apartaba sus ojos de la reina cuando ella les hablaba; no tardaría mucho en llegar su turno.
"Bienvenida, Kate Connors" –oyó decir a una voz en su cabeza. La joven parpadeó por un instante al reconocer que esa dulce y suave voz pertenecía a la Dama Galadriel- "La Estrella guardián del Oeste ha llegado a nuestras tierras. Traes contigo un poder cuyas raíces se encuentran en esta Era y tu misión será tu bendición o tu condena. Jamás Lórien ha conocido magia como la tuya y jamás Tierra Media la volverá a ver; seas honrada por tu Orden y tu pueblo. Pero has de tener cuidado con tu alma y corazón, pues ellos no escuchan la razón... lo prohibido no tardará en tocar a tu puerta"
En ningún momento los ojos de Kate se apartaron de la mirada de Galadriel. La joven había sido la última a la que la reina le había hablado y todos en la compañía se habían dado cuenta de eso. La verdad era que la joven maga no sentía pena al escuchar esas palabras, sentía curiosidad, y más eran las dudas y preguntas que dejaban, que las respuestas que ofrecían.
Aragorn miró a Kate detenidamente; sabía que como él, ella también había escuchado algo muy personal sobre su vida. Lo que le llamaba la atención era la actitud de la joven maga. No se había inquietado o bajado su mirada; seguía igual que antes, como si lo que hubiese escuchado era algo que muy en el fondo sabía. Aunque el montarás ya había presentido tal reacción; después de todo, Kate era una maga y jamás reaccionaría como cualquier mortal, y Galadriel lo sabía.
Fue entonces cuando todos se sentaron que el Señor Celeborn habló. "Aquí hay nueve" –dijo con voz pausada pero fuerte- "Partieron diez; así decían los mensajes. Pero quizá hubo algún cambio en el concilio y no nos enteramos"
Todos en la compañía guardaron silencio. El corazón de Kate se vino al piso nuevamente y su alma volvió a sentir aquel pesar que la había acosado incesantemente fuera de Lórien; Legolas regresó su mirada a la joven y al verla en tal estado sintió que su corazón clamaba por ir a ella; cerró sus ojos en desesperación y lo único que pudo hacer fue callar sus sentimientos.
"No, no hubo cambios en el Concilio" –dijo Galadriel con pesar en su voz. Había bastado con ver su mirada para saber que ya sabía quién faltaba. Kate bajó la cabeza y miró al piso evadiendo los ojos de la reina del Bosque de Oro- "Gandalf el Gris partió con esta Compañía, más no cruzó las fronteras de este país" –dijo con voz clara y musical, pero en tono grave y melancólico- "Contadnos ahora donde está, pues mucho he deseado hablar con él otra vez"
Frodo, que se encontraba al lado de Kate, la veía con pesar; sabía que como él, ella estaba sufriendo por aquella pregunta. Pero lo que el pequeño hobbit no se imaginaba era que el remordimiento asechaba en el corazón de la joven y que esta sentía más culpa al escuchar las palabras de Galadriel.
"No puedo verlo de lejos a menos que pase de este lado de las barreras de Lothlórien; lo envuelve una niebla gris y no sé por donde anda ni qué piensa" –continuó la reina buscando explicación alguna por parte de los miembros de la comunidad, mas nadie hablaba. La mirada de la elfa fue entristeciéndose al ver que el silencio llenaba el lugar: La respuesta no sería la esperada.
"Gandalf el gris ha caído en la sombra" –Respondió Aragorn levantándose. El pesar también se escuchaba en su voz- "Se demoró en Moria y no pudo escapar"
Se escucharon los cortes en la respiración de los elfos en el salón. Todos estaban asombrados y entristecidos por la noticia. Aragorn volvió a tomar asiento mientras miraba con una triste expresión a la reina de los Galadrim.
"Una noticia funesta" –dijo Celebrorn con pesar- "La más funesta que se haya dado en Lothlórien jamás" –luego volteó su mirada a Legolas - "Por qué no me dijeron nada hasta ahora?" - le preguntó en Élfico al príncipe del Bosque Negro.
"No le hemos hablado a Haldir de lo que hicimos ni de nuestros propósitos" –respondió el elfo mirando fijamente al rey de Lórien- "Al principio nos sentíamos cansados y el peligro aún estaba muy cerca; luego casi olvidamos nuestra pena por un rato cuando caminábamos por los senderos del bosque"
La situación no mejoró para Kate con ese comentario; y menos con los siguientes. Al acabar el concilio se encontraba tan deprimida como una elfa llena de pena. Aún así ni una sola lágrima había rodado por su rostro; ya no iba a permitir que nadie la viera así... no sabría cómo explicar lo que sentía.
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Esa primera noche, la compañía durmió en tierra firme. Esto causó un gran alivio para los pequeños hobbits que ya no soportaban otra noche más en las alturas. Junto con estos se encontraban Kate y Gimli; el enano y la joven escuchaban retazos de las conversaciones de los hobbits que hablaban. El enano se encontraba feliz después de la visita a la dama de los Galadrim; pero la joven guardaba silencio y se limitaba a escuchar las palabras del hijo de Glóin, que no hacían sino elogiar a la reina de Lórien.
"De una belleza increíble, joven Kate!" –exclamó con gran felicidad- "No que tu no seas tan bella como ella pe-
"No tienes por qué explicarme nada, amigo Gimli" –dijo Kate antes de que el enano pudiera terminar su frase- "La Dama Galadriel no tiene comparación; al igual que su hermoso reino" –agregó levantándose.
"A dónde vas?" –preguntó el hijo de Glóin viendo que Kate tomaba su mochila- "Es muy de noche y la compañía va a descansar ahora"
Kate sonrió levemente; Gimli siempre se preocupaba por ella- "Necesito despejar mi mente por un rato, nada más" –dijo en voz baja; al parecer los hobbits ya se habían dormido- "Pero no has de preocuparte ya que lugar más seguro que este no hay en Tierra Media"
El enano dio una sonrisa de aprobación; ahora Kate no tenía solamente a Aragorn como tutor; Gimli también había decidido participar en esa tarea. "Entonces ve y sé feliz entre árboles y flores; que la Dama te acompañe y proteja"
"Así será" –dijo Kate abandonando el lugar. Apenas dio la espalda al enano; su falsa sonrisa desapareció y una vez más su rostro se tornó triste y melancólico. Abandonó las estancias de la compañía para encontrarse con un Boromir perturbado. Su mirada revelaba una gran preocupación y tormento; al parecer, lo que había sido una tranquila conversación entre el montaraz y él, había terminado con problemas para el Caballero.
"Boromir..." –susurró Kate al verlo pasar; por un momento pensó en ayudarlo; pero ella estaba demasiado enredada mentalmente como para hacer algo por él.
"Ahora no, joven Kate" –respondió el hijo del Senescal secamente. No muy lejos Aragorn se encontraba sentado en un pequeño muro. La joven maga lo miró como tratando de buscar explicación alguna; pero lo único que hizo fue revelar su propia tristeza.
"Veo que Boromir no es el único preocupado" –dijo el heredero de Isildur levantándose- "Tu corazón no ha superado una pena inevitable"
"Bien sabes, Aragorn, que pude hacer algo" –respondió Kate en voz baja. Esta vez no bajó la mirada como lo hizo con Legolas; ahora podía ver los ojos llenos de comprensión de Aragorn.
"No te culpes por algo que se encuentra fuera del alcance de todos" –dijo quitándole una hebra de cabello de su rostro- "Fue el destino quien decidió su suerte y no tú"
Kate reflexionaba en las palabras del que se había llegado a convertir en su padre "Lo sé..." –dijo con pesar- "Pero el único inconveniente es que yo no creo en el destino..." –agregó quitando la mano del montaraz de su rostro con delicadeza- "Qué ironía..." –exclamó con una media sonrisa- "Siendo una maga de la Orden Blanca no creo en el destino"
Aragorn sabía que no iba a poder convencerla de lo contrario. A lo largo de aquel viaje había llegado a conocer a la maga muy bien, y algo que había aprendido de ella era que jamás podría alguien hacerla cambiar de parecer: La persistencia y fortaleza de aquella joven era algo que no tenía comparación. Sin más palabras; Kate se alejó lentamente dejando al montaraz solo. Aragorn la vio perderse entre la naturaleza; muy dentro de sí sabía que en los bosques de Lórien, la maga encontraría las respuestas que su corazón tanto anhelaba.
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Un ruido se escuchó entre los pequeños abetos grisáceos cerca a Kate. La joven maga que había estado meditando por más de una hora sintió el aura de alguien muy cerca. Gracias a todo el tiempo que había permanecido reflexionando y descansando, sus sentidos tanto físicos como mágicos se habían despertado y ahora estaban funcionando casi perfectamente. Dejando su preocupación de lado, se levantó rápidamente y centró su mirada en un solo punto.
De entre los arbustos salía una joven elfa que traía consigo unas ropas aún húmedas entre sus brazos. Kate se detuvo al ver que era una elfa y ésta, al detectar la presencia de otra persona en el lugar dejó caer su carga y empuño una larga espada; el arma relucía en la oscuridad, mostrando un brillo plateado con matices rojos. La elfa se colocó en posición de combate; lo que causó que Kate retrocediera; si bien este ser no manejaba magia, su aura emanaba una gran fuerza y determinación; la joven maga sabía que estaba dispuesta a matar a cualquier enemigo.
"Quién eres?!" –preguntó la joven desconocida apuntando su espada a Kate.
"Eh... yo... Kate" –respondió la maga encontrando la salida más obvia.
La elfa retrocedió al ver que la joven humana no representaba ninguna amenaza para ella; aunque no guardó su espada. "De dónde vienes"
Kate, aún un tanto nerviosa por el previo ataque trató de decirla oración más sencilla posible "Bueno... yo... vine... es decir... pertenezco a la Comunidad del Anillo" –dijo mientras observaba a la recién llegada- "Hemos sido invitados por La Dama Galadriel a permanecer aquí por un tiempo" –agregó ahora más tranquila
La elfa sonrió levemente; se había enterado de la noticia de los nuevos visitantes y le alegraba más aún que uno de ellos fuera mujer. Pocas veces se permitía la entrada a seres ajenos al país de Lórien. "Disculpa por asustarte" –dijo guardando su espada- "En estos tiempos hay que tener mucho cuidado con los extraños"
Kate se sentó nuevamente en el muro blanco en el que había meditado por tan largo tiempo- "De eso estoy segura. Últimamente he visto demasiadas cosas que comprueban tal afirmación".
La joven elfa tomó sus cosas y se acercó a la maga "Oreissë..." –dijo con voz suave pero profunda- "Bienvenida al Bosque de Oro"
Kate sonrió ampliamente; aparte de Haldir y sus hermanos, a los cuales no les entendía nada de lo que hablaban; Oreissë había sido la única elfa normal que había podido conocer "Mucho gusto; Kate Connors" –dijo extendiendo su mano. La elfa miró extrañada la reacción ya que jamás había saludado a alguien estirando la mano. Al ver esto, la joven maga rió levemente y retiró su brazo- "Una vieja costumbre de mi pueblo"
Oreissë colocó sus ropas en el muro y se sentó al lado. Después de unos minutos de silencio habló "Partiste con la compañía desde Rivendel?" –dijo con cierta curiosidad.
"Si, salimos de allá hace algún tiempo... un largo tiempo" –respondió Kate desviando su mirada momentáneamente.
"Pero no eres de aquí" –afirmó la elfa con seriedad. Kate regresó en segundos su mirada hacia la mujer frente a ella sin saber qué responder; no entendía cómo era posible que ella supiera su verdadero origen- "Es decir; por tus costumbres y tu forma de hablar imagino que tu reino se encuentra bastante lejos"
Kate respiró con tranquilidad una vez más- "Claro! por su puesto. Desde Luego que vivo lejos"
La elfa miró con extraño a la joven frente a ella. De seguro era un pueblo bastante lejano como para tener gente así. "Entonces... por qué te uniste a la compañía?"
"Bueno..." –dijo Kate reflexionando- "La verdad es que sin importar cuán lejos mi pueblo se encuentra; ha sido gravemente afectado por Sauron y su magia oscura" –agregó pensativamente- "Y el gran consejo tuvo que enviar a un representante ante el Concilio de Elrond. Hemos decidido participar en esta guerra" –continuó con cierta tristeza en su voz; aún recordaba el día en el que estuvo en el Concilio Blanco y fue decidida su partida... nunca había querido participar en este viaje y aún así había tenido que hacerlo
Oreissë guardó silencio por un momento "Pero nunca estuviste de acuerdo con esa decisión" –dijo como adivinando los pensamientos de la joven.
Esta vez Kate dejó de ocultar la verdad "No..." –respondió secamente- "Siempre evadí la guerra y ahora tengo que afrontarla"
Oreissë sonrió; siempre le habían dicho que tenía un sexto sentido para ciertas cosas; sin duda alguna había sido aplicado ahora. La joven frente a ella no aparentaba ser guerrera; más bien todo lo contrario; era como si buscase evadir todo tipo de violencia; pero aún así había algo inquietante en ella; algo en su forma de hablar... en su mirada, que no la había una mortal común y corriente.
"Pero tu tienes cara de guerrera, o me equivoco?" –indagó Kate tratando de reestablecer la conversación que se había detenido- "Esa es una espada bastante grande la que llevas"
"Si; todo mi linaje está compuesto por guerreros: Elfos y Elfas. Siempre hemos defendido a Lórien y a sus habitantes" –respondió con gran orgullo.
"Y he de suponer que patrullas por este sector" –dijo Kate enfatizando en lo obvio
"Hace algunas horas que mi compañía patrullaba por la zona este del bosque; encontramos a un grupo de una especie de Orcos en el lugar. Venían en un grupo no tan grande; pero estoy segura de que iban tras los ratos de ustedes" –respondió recordando aquella escena.
"Ustedes eran los elfos con los que Haldir habló" –reflexionó Kate reviviendo los momentos en los que se encontraba vendada.
"Exacto; Haldir es nuestro capitán y a él le rendíamos informes. No fue sólo mi compañía la que encontró Orcos en el lugar; otros en la zona Sudeste hallaron un pequeño grupo de esa especie" –dijo Oreissë con cierto disgusto al referirse a los Orcos- "Detesto a esas cosas. Corrí a bañarme a penas regresamos a nuestras moradas"
"Estoy de acuerdo; no pueden ser más repugnantes. Su aura puede provocar el peor dolor de cabeza" –Agregó la joven con igual disgusto.
Oreissë calló por un instante, asimilando las palabras de Kate "Auras?" –preguntó con cierta duda- "Ves auras?"
Kate abrió los ojos en sorpresa. ¿Cómo era posible que hubiera sido tan descuidada con lo que decía? Durante todo aquel viaje había sido muy cuidadosa con sus palabras; hasta en los momentos de mayor descontrol; era increíble que hubiera metido la pata justo ahora "Eh, bueno... yo"
"Ahora entiendo..." –reflexionó Oreissë como para si- "Por eso la insignia... nunca pensé en conocer a alguien como tu"
Kate bajó la mirada para encontrarse con su muñeca descubierta. La muñeca que había mantenido oculta desde que había llegado a Tierra Media; solo tres seres de esa era conocía la insignia que llevaba marcada en ella: Aragorn, Gandalf Elrond. Ahora estaba al descubierto; durante la larga meditación que tuvo decidió quitarse el pequeño paño que envolvía su muñeca para percibir mejor aún la energía; ese solo error le costaría muy caro...
~*~ Flash Back ~*~
-Concilio Blanco Siglo XXI-
"Eso es lo que ustedes dicen, pero no lo creo así... quién tiene pruebas de eso ah? Nadie!. Nadie puede decirme que yo soy esa persona!" –exclamó la joven maga incrédula.
"Eres la única maga de la orden blanca que maneja los 4 elementos sin ningún problema y tienes el poder de manejar el tiempo. A duras penas los magos de esta época manejan dos elementos y nadie ha logrado controlar el tiempo en años!" –dijo la anciana del Concilio- "Además, aunque eres demasiado joven para el gusto de muchos en esta sala; tu fuerza es muy grande y hacían siglos que no se veía algo así" –continuó en un tono más tranquilo- "Llevas una marca en tu muñeca. Una marca que comprueba tu origen y tu destino. Ningún mago nació con tal insignia, escrita en legua antigua, tan pura como los inicios de la magia blanca" –declaró sentándose nuevamente.
~*~ End Flash Back ~*~
"Pensaba que las mujeres de tu raza no manejaban magia alguna" –continuó Oreissë al ver que Kate no respondía nada. Algo dentro de ella le decía que jamás debió hacer ese comentario.
"Muy pocas..." –respondió monótonamente Kate aun calculando cuán grave era el problema en el que se había metido. Nadie debía enterarse de su verdadera identidad; al menos no por ahora- "Yo..."
"No te preocupes" –interrumpió la elfa advirtiendo lo que iba a decir la joven maga- "Aunque gran es mi sorpresa al encontrarme con alguien como tú; no revelaré nada sobre ti y esta conversación quedará borrada de este encuentro" Kate sonrió levemente. Estaba segura de que sería así. La mirada sincera de Oreissë le decía que nadie se enteraría de sus poderes por su boca. Podría estar tranquila- "Agradezco tu sinceridad y honestidad. En estos tiempos de oscuridad son pocos los aliados con los que el bien cuenta. Y ni si quiera yo sé el alcance de mis poderes ni conozco completamente la tarea que he venido a realizar" –dijo levantándose del pequeño muro.
"No sé mucho de magia pues la defensa es mi fuerte. Pero esa insignia es élfica, pero no en lengua Silvana... su procedencia es aún más antigua. Deberías hablar con la Dama" –aconsejó Oreissë a Kate, mientras recogía sus cosas.
La joven maga sonrió ampliamente- "Me alegra haberme encontrado con una elfa como tú. Hace algún tiempo no tenía una charla amigable con la gente de tu raza, ya que el ejemplar que hay en la compañía dista de ser completamente amable"
La elfa del bosque de Lórien rió "Te refieres al príncipe del Bosque Negro?"
Kate levantó la mirada con sorpresa –"Conoces algo de él? Pensé que hacía mucho tiempo no venían elfos del Norte a visitar este lugar"
"Estás en lo cierto. El señor Legolas Hojaverde es el primero de su pueblo que nos visita desde hace mucho tiempo" –respondió Oreissë
"Señor?" –dijo Kate con sorpresa- "Señor..." –repitió una vez no pudiendo contener la risa. La imagen de Legolas como todo un caballero sentado en un trono le causaba más risa que respeto al la joven. Quien podía llamarle señor a un elfo que lo único que hacía era discutir en cada momento con ella?
"Es de la nobleza, Kate" –interrumpió la elfa- "Y debe tratársele con respeto; al menos por parte de nosotros" –dijo Oreissë con cierto patriotismo en su voz. Respetaba mucho al los pueblos hermanos de Lórien; aunque a veces sus impulsos la llevaban a irrespetar a sus jefes más cercanos... o por lo menos a uno en especial.
Kate calló su risa al darse cuenta que Oreissë hablaba en serio. Aunque en el fondo sabía que apenas la elfa conociera a Legolas; opinaría todo lo contrario. "Quién te enseño a hablar también la lengua Común?" –preguntó luego de una pausa; deseaba cambiar el tema de conversación. No deseaba pensar en Legolas en estos momentos.
Oreissë sonrió levemente "Un amigo..." –respondió vagamente- "Desde hace mucho tiempo me enseño a hablar en dicha lengua"
"Quién es?" –preguntó Kate con cierta curiosidad. En Lórien eran pocos los que sabían hablar como ella y era un gran alivio encontrarse con algún elfo con aquella cualidad; ya había sufrido algunos inconvenientes al no saber comunicarse con un grupo de guardianes antes de llegar al lugar donde se encontraba ahora.
"Haldir" –respondió Oreissë tomando sus ropas- "Aunque debo decir que lo hablo mejor que el"
Kate sonrió levemente, luego su rostro tomó un aspecto de confusión –"Haldir? No es él tu comandante... capitán... eh... jefe?"
La elfa se echó a reír con aquel comentario. Era obvio que Kate no tenía ni idea de la organización de la milicia Élfica –"Dejémoslo en jefe y si él lo es" –respondió con una sonrisa- "Pero hemos sido amigos desde hace muchos años"
La joven maga detectó un cierto cambio en el tono de voz de la elfa; inclusive su estado energético había variado un poco. Haldir de seguro tenía que ser una persona muy especial en su vida.
"Todos tienen a alguien especial consigo" –susurró la joven maga para si- "Pero que hay de aquellos que tienen prohibido querer a alguien especial y tenerlo en su alma? "–Pensó ahora con un toque de tristeza.
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"No sabes lo que dices, Pippin" –refutó Merry mientras fumaba un poco de su pipa.
"Estoy de acuerdo con Merry" –agregó Sam que hallaba el comentario de aquel Tuk sumamente gracioso- "Simplemente no puede aspirara a algo semejante"
Peregrin Tuk miraba a sus amigos con rabia y cierta frustración al oír sus opiniones sobre el tema. Había estado seguro de que los tres hobbits frente a él lo apoyarían incondicionalmente y si bien, lo que decía no sonaba del todo factible, nada era imposible en esta vida.
"Sé que nada es imposible en esta vida" –reflexionó Frodo como adivinando los pensamientos de Pippin- "Nosotros, mejor que nadie, sabemos que nada es del todo imposible. Pero existen ciertos límites apreciado Pippin, y esa idea está fuera de tu alcance"
Pippin no soportaba un comentario más de sus compañeros "Cómo puede estar fuera de mi alcance? No le veo nada de malo" –refunfuño haciendo una ligera mueca- "Esperaba el apoyo de todos ustedes, pero lo que encuentro es una gran negativa ¿qué clase de amigos son?"
"Los del tipo realista" –dijo Merry como pensando en voz alta; esto causó una gran carcajada por parte de Frodo y Sam; provocando que Gimli, que ya se había dormido, se moviera un poco con el ruido.
La expresión de Pippin mostraba la frustración que le causaba escuchar las desalentadoras palabras de su primo "Pero si ni siquiera tiene a alguien especial con ella! Está sola y un hobbit como yo pocas veces se puede hallar" –dijo con cierta arrogancia y orgullo en su voz
Ahora era el turno de Sam "Y Gracias a los dioses que son pocos ¿se imagina si fueran muchos como él, los que andaran en Hobbiton, señor Frodo?"
"Sería una gran tragedia para Tierra Media, Sam" –respondió Frodo siguiéndole la corriente.
"Pero, ¿por qué es tan imposible que Kate se fije en mi?" –interrumpió Pippin un tanto exasperado.
"Déjame pensarlo..." –dijo Merry actuando como si estuviera resolviendo una gran incógnita- "Porque eres un hobbit?"
"Y,,," –dijo Pippin aún esperanzado
"Y dudamos que se llegue a fijar en un hobbit como tu" -respondió Sam
"Ja!" –exclamó el pobre hobbit atacado- "Ahí está! Dijeron 'dudamos' eso quiere decir que existe una posibilidad"
"Pippin... no existe posibilidad alguna" –volvió a aclara Sam- "Además, creo que si la joven Kate tuviera que estar con alguien en especial, ese sería el maese Legolas"
"Ese?" –dijo Pippin como hallándolo imposible- "Qué tiene él que no tenga yo?"
"Otra pregunta que debo pensar" –dijo Merry volviendo a hacer la misma mímica, después de unos segundos respondió- "Que él es un elfo y tú eres un simple hobbit?"
"Suena razonable...esa afirmación resume casi todo" –reflexionó Frodo.
Pippin guardó silencio por un momento. Su cara pasó de esperanzada a frustrada una vez más "Bueno... yo..."
"Lo superarás, Pip" –dijo Merry recostándose en su manta; el sueño comenzaba a entrar en los hobbits.
"Pero..." –murmuró Pippin bajando la mirada. Ahora Frodo y Sam hacían lo mismo que Merry. De repente la cara del joven Tuk se iluminó una vez más- "Un momento, pero si ellos se pelean todo el tiempo ¿qué posibilidad hay de que estén juntos?" –indagó con nueva determinación.
"Quiénes se pelean a cada rato?" –interrumpió Kate que regresaba a descansar. Había esta conversando largo rato con Oreissë y se había enterado de muchas cosas sobre Lórien y la vida de los elfos en este mundo. Ahora que regresaba veía al joven Hobbit Tuk hablando con unos casi dormidos compañeros- "Pip?"
La cara del primo de Merry se tomó una amplia gama de tonos rosas al tiempo en que respondía trabajosamente "Cre- creo que debo ir a a... acostarme! Buenas noches!"
"Ah?"
La joven maga miró a su alrededor. Ahora se encontraba en Lórien y una nueva etapa del viaje iba a comenzar; el mismo miedo que sintió al llegar a Tierra Media permanecía en lo profundo de su corazón y se negaba a desaparecer... sabía que todavía faltaba mucho para que su misión terminara, pero el haber sobrevivido hasta este punto le decía que tal vez podría soportar lo que el mañana le presentara. Las dudas sobre el origen de su magia y el porqué de su elección para viajar al pasado aún rondaban en su cabeza, y la insignia que ahora reconocía como Élfica no lograba generar respuesta alguna... solo más incógnitas. Tal vez algún día pudiese llegar a revelarlas... tal vez algún día entendería cual era su misión...
Silver Card: Bueno... esto fue todo por hoy... trataré de actualizar loo más pronto posible... saludos! hasta la próxima! R+R
