Silver Card: Hola?? Bueno... no planeo pedir más disculpas por mi actuación (realmente sería un descaro el seguir disculpándome y prometer que no me voy a demorar en actualizar, cuando cada vez me tomo más tiempo en hacerlo no?) Aún así, queridos lectores, espero que los que sigan conmigo logren perdonar a esta escritora que sufrió de un severo bloqueo mental.

Finalmente... aquí tengo el siguiente capítulo de mi historia. Este será el preámbulo de las grandes situaciones que veremos en el Capítulo 16. Situaciones que muchos han estado esperando (me pregunto quienes serán los protagonistas de dichas situaciones ah??)

Este capítulo se lo quiero dedicar a tres personas muy importantes para esta historia: Luz, Aless y Adry (Querida Bichito!!) que se han tomado la molestia de apoyarme y estar pendientes de una manera muy especial, a lo largo de este fanfic.

Bueno... si todavía siguen leyendo esta pequeña dedicatoria. Los dejo con el nuevo cap de Encuentra el Destino. Espero lo disfruten!!

Capítulo 15:

¿Quién es Kate Connors?

"La mañana se va" –dijo Gandalf en un susurro apenas audible. Los miembros de la compañía habían pasado la última hora hablando de todos los acontecimientos ocurridos. Ni Kate, Aragorn, Gimli o Legolas pudieron ocultar su alegría al conocer el estado en que se encontraban los hobbits. Ambos medianos habían ido a parar en compañía de un Ent llamado Bárbol, y se encontraban con él en aquellos momentos. Demasiado lejos como para alcanzarlos, y con una misión que ni Gandalf parecía comprender completamente, la compañía decidió partir hacia Edoras. Finalmente irían al centro de Rohan, donde eran realmente necesitados.

Kate había escuchado con absoluta fascinación las palabras de Gandalf, que se había tomado unos minutos para explicarle la procedencia de los Ents y el origen remoto de Fangorn. La maga se encontraba embelesada y casi perdida en lo que decía el gran mago frente a ella. Con la curiosidad de una niña pequeña, pero la seriedad de una mago de su nivel y linaje, preguntaba una y otra vez por aquellos misterioso seres. Aragorn, Gimli y Legolas habían guardado silencio mientras observaban tanto a Gandalf como a Kate hablar. Se notaba a leguas que era una conversación de magos, debido a la extraña terminología que usaban para denominar ciertas cosas. Además, Kate había aprovechado para comentarle su nuevo estado energético y la nueva forma en que controlaba su magia, algo que sorprendió a Gandalf sobremanera, ya que nunca había conocido a un mago con tales habilidades. Mithrandir también se enteró de que ahora todos los presentes conocían la verdadera identidad de Kate, no sin antes percibir un cierto tono de disgusto y apatía al oír a la maga mencionar el nombre de Legolas.

"He pronunciado palabras de esperanza" –continuó el mago dirigiéndose a todos- "pero solo de esperanza. La esperanza no es victoria. La guerra está sobre nosotros y nuestros amigos; una guerra en la que solo recurriendo al Anillo podríamos asegurarnos la victoria"-agregó recordando el terrible poder de El Único. Su rostro mostrando una expresión de profunda meditación y sus ojos grises ligeramente oscuros y melancólicos- "Me da tristeza y miedo, pues muchas cosas se destruirán, y todo puede perderse"

Kate no pudo evitar bajar su cabeza y enterrar la mirada en el piso. La joven maga recordó imágenes de lo que era el mundo en su verdadera Era. De la destrucción y cólera en la que vivía la humanidad. Todos los días luchando entre sí, sin darse cuenta de que el mundo giraba sobre otro eje... un eje invisible que cada vez se estaba perdiendo en el legado del hombre. La magia olvidada era lo único que seguía protegiendo a mujeres y hombres; mientras ellos mismos seguían destruyendo su hogar con interminables guerras que provocaban tanto o más miedo que la misma batalla que vivía tierra media. La joven maga recordó que ella misma era una humana... y sonrió levemente al pensar que al menos existían algunos como ella... que deseaban pelear por un futuro y vencer a toda costa los obstáculos que la oscuridad tendía en el camino. Pero su sonrisa desapareció al preguntarse cuánto tiempo pasaría antes de que el mismo hombre cayese bajo su propia trampa, y como otras miles de civilizaciones, acabase con su existencia.

La joven levantó la mirada para encontrarse con los ojos lapislázuli de Legolas; el elfo la había estado observando sin poder quitar la mirada de ella. La tristeza y melancolía se enmarcaban en él aún más que en los ojos de Kate. La maga apartó los ojos para enfocarse en Gandalf, lo último que necesitaba era a un elfo invadiendo sus pensamientos.

"Debemos partir de inmediato a Edoras, Aragorn. Nos espera un largo camino" –finalizó Gandalf percatándose del estado de ánimo de Kate. ¿Qué pasaba por la mente de la maga en aquellos momentos? No sabía. Pero comenzaba a pensar que Legolas no era el único causante de aquel estado.

"¿Entonces ya no veremos otra vez a esos alegres y jóvenes hobbits?" –preguntó Legolas recordando a Merry y Pippin correr por todos lados mientras preguntaban a qué horas sería la comida.

"No diría eso" – respondió Gandalf saliendo del bosque de los Ents- "Quién sabe. ¡Tened paciencia! ¡Ir a donde tenéis que ir, y confiad!" – exclamó mientras el resto lo seguían, cubriendo momentáneamente sus ojos debido a la luz que nuevamente iluminaba el paisaje llano que los rodeaba ahora- "¡A Edoras! ¡Yo los acompañaré!"

Kate sonrió al saber que Gandalf estaría con ellos por un buen rato. Esa sola noticia le hacía pensar que todo estaría perfectamente bien; aunque muy dentro de ella sabía que el peligro de su misión continuaba.

"Tal como lo dijiste Gandalf" –recordó Aragorn hablando al oír las palabras del mago- "Es un largo camino el que nos espera. Uno muy largo para ser recorrido a pie por un hombre, joven o viejo. Temo que la batalla termine mucho antes de que lleguemos" –dijo mientras miraba Gimli, que en silencio recordaba la extenuante caminata, producto de la búsqueda de los hobbits. El enano tenía una ligera expresión de sufrimiento en la cara al recordar el dolor en sus cortas piernas.

Y no había caballos. La verdad era que Aragorn, Gimli, Legolas y Kate habían estado secretamente esperando que los caballos de Rohan los hubiesen estado esperando a la salida. Pero la verdad era que al dejar Fangorn atrás, lo único que encontraron fue la vasta llanura verde frente a ellos, sin un solo animal que montar. Ahora hasta Kate se sintió fatigada con solo pensar en tener que volver a caminar.

"No han vuelto" –suspiró Legolas quien, a pesar de todas las apuestas entre Gimli y Kate acerca de la resistencia de elfo, finalmente había mostrado estar cansado- "Será una caminata fatigosa"

"Yo no caminaré, el tiempo apremia" –dijo Gandalf dando un paso hacia delante. Kate comenzaba a preguntarse qué iba a hacer el mago. Dentro de su cabeza, miles de ideas sobre cómo utilizar la magia para desplazarse, volaban y la aturdían levemente. Tal vez pudiera manejar el elementar viento y volar sobre la llanura ...'eso sería estúpido y realmente agotador' pensó la maga recordando la vez en que intentó hacer dicha gracia y terminó con una baja energética que la hizo quedarse en cama por una semana. Sus pensamientos fueron súbitamente interrumpidos por un silbido claro y ligeramente agudo, producido por el mago blanco a lado de ella.

Otros dos silbidos más ocurrieron antes de que de lo lejos se vieran cuatro caballos galopar hacia la compañía. Con la boca entreabierta e imposible de cerrar, Gimli y Legolas miraban atónitos la imagen frente a ellos. Las cuatro bestias se acercaban a gran velocidad, parecían volar sobre la llanura y eran guiadas por una de ellas. Un hermoso caballo blanco, reluciente como la luz de la mañana, galopaba frente a ellos con gran esplendor y elegancia.

"Hay cuatro"- estableció Legolas después de lograr contener su asombro.

'Bravo, Legolas! Podrías ser un poco menos obvio?" –pensó la maga lanzándole una mirada que nunca fue vista por el elfo.

"Mirad cómo corren! Allí viene Hasufel y Therod! Y mi amigo Arod viene al lado!" –exclamó con indiscutible emoción.

'Bueno... eso si no lo había podido definir' –volvió a pensar Kate, esta vez más razonablemente, reconociendo la maravillosa vista del elfo.

"Pero hay otro que encabeza la tropa: un caballo muy grande. Nunca vi ninguno parecido" –agregó con sorpresa.

"Ni nunca lo verás" –interrumpió Gandalf sin ocultar la alegría de ver a un viejo amigo- "Ése es Sombragris. Jefe de los Mearas, señores de los caballos"

"Wow..." –musitó Kate sin, por primera vez, prestar atención a lo que continuaba diciendo Gandalf. Su mirada seguía al maravilloso caballo que ahora llegaba a reunirse con ellos, junto con los otros tres animales.

Casi al instante, el imponente caballo blanco se acerco a Gandalf con la cabeza inclinada y frotó su hocico contra el cuello del mago. Todos veían con gran alegría el gesto de amistad entre Amo y caballo, y pronto comenzaron a montar cada uno en el suyo.

Kate se detuvo frente a Therod. El caballo azabache parecía reacio a ser montado, y la maga lo miraba mientras intentaba descifrar qué hacer. Legolas estaba ayudando a Gimli a montarse en Sombragris, ya que el enano iría acompañando a Gandalf durante el viaje. Aragorn arreglaba la cabalgadura de Hasufel y acomodaba lo poco que tenía consigo a los lados del caballo; mientras, el mago blanco meditaba silenciosamente observando a la compañía.

La mirada frustrada de Kate cada vez se hacía más grande. Ninguno tenía problemas con su caballo excepto ella. Los ojos negros de Therod la miraron como esperando que dijera algo.

"Qué?" –dijo ella tratando de entender la indirecta del caballo- "Sabes el susto que me diste? Y ahora esperas que me disculpe?" –dijo con sarcasmo en su voz. El caballo relinchó y volteó su cabeza, comprendiendo exactamente lo que la maga decía.

Kate abrió la boca de par en par, mostrando ahora una expresión de sorpresa y estupefacción- "Perdón?? Yo no fui la que comenzó a saltar y pararse en dos patas!" -exclamó en voz baja, no queriendo atraer la atención de nadie. Consideraba bastante factible que aún en Tierra Media, debía ser extraño ver a una persona hablar con un caballo. Therod volvió a torcer su cabeza y la miró con sus ojos oscuros como la noche- "Ok... tal vez te asusté un poco no?" –agregó la joven ahora con un tono más suave y comprensivo. Con cierta duda colocó su delgada mano sobre el lomo del animal y lo acarició suavemente- "Lo siento Therod... no... debí hacerlo" –murmuró con arrepentimiento.

Cualquiera que viera esa escena pensaría que Kate se encontraba loca por disculparse con un caballo. Pero la maga sabía exactamente lo que hacía y entendía que los animales también merecían respeto y eso era lo que pretendía ofrecer- "Necesito de tu ayuda para este viaje y no podré hacerlo sola... se que no he sido la mejor compañera, pero espero que excuses a esta maga que intenta comportarse lo mejor que puede" –susurró cerca al oído de Therod. El caballo sentía la suave mano de la joven acariciando su pelaje y un extraño calor le recorría el cuerpo; como todo animal podía percibir ciertas cantidades de magia a su alrededor y entendió en aquel momento el verdadero poder de su ama- "Podrías perdonarme, Therod?" –susurró una vez más Kate. El caballo azabache bajó su cabeza y, tal como lo hizo Sombragris con Gandalf, acarició el cuello de la maga con su hocico.

Kate sonrió.- "Ahora solo tengo una pequeña petición" –dijo ajustando el estribo con delicadeza- "Te protegeré del Aire, el Agua, la Tierra y el Fuego. Pero no me dejes caer por nada, bueno?"

El caballo relinchó con alegría y pronto Kate se hallaba encima de él. La maga se sentía extrañamente feliz y muy cómoda sobre el animal. No muy lejos, Gandalf sonreía al ver cómo la maga había logrado manejar al caballo; la había observado al hablar con Therod y le sorprendió la manera en que, humildemente, pidió disculpas por su comportamiento. Pocos magos se rebajaban a hablar con los animales de esa manera y en eso se centraba la gran fuerza de Kate... en la forma tan maravillosa con la que trataba a todos por igual y le imprimía toda sinceridad a sus palabras.

"Arre, pequeño!!!" –gritó la maga con entusiasmo, captando la atención de Aragorn, Legolas y Gimli. Los tres compañeros se quedaron atónitos ante la escena frente a ellos.

En aquel instante Therod había relinchado una vez más y comenzaba a galopar con gran fuerza. Kate lo montaba con gran facilidad y el corcel parecía siempre estar pendiente del equilibrio de la joven. Con entusiasmo, Kate no podía evitar gritar un 'Ajua!' de vez en cuando; ganándose las extrañas miradas de los hombres, el elfo y el enano. Nunca habían escuchado tal palabra en sus tierras. El negro azabache de la piel de Therod relucía con los rayos del Sol mientras galopaba rápidamente. Legolas detalló la cara blanca de Kate, ligeramente quemada por los días de Sol. Los cabellos de la joven se movían con el viento y parecían flotar en el aire, mientras brillaban en delicados tonos dorados cuando entraban en contacto con los rayos de luz matutina. Una cálida sonrisa apareció en el rostro del elfo; la misma expresión se mostró en las caras de sus demás compañeros.

"Sonrían Caballeros de la Comunidad" –exclamó la maga agilizando el paso de Therod mientras daba una vuelta por la llanura- "La batalla en Edoras nos espera!!"

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Grandes puertas de madera con hermosos gravados en ellas se erguían como murallas frente a la compañía. Con solo una parada en su recorrido, finalmente habían llegado a su destino y pronto entrarían a hablar con el rey de Rohan. Kate sentía una ligera molestia en los muslos de sus piernas y su derrière estaba ligeramente sentido debido al largo viaje a caballo. Le había costado algo de trabajo dejar a Therod abajo, en cuidado de aquellos Rohirrim que no parecían muy contentos con su visita. Pero Aragorn le aseguró que la desconfianza de los jinetes de Rohan era con ellos y no con sus caballos.

"Cualquiera que sea el nombre de tu espada" –amenazó el guardia frente a ellos. Hama, era su nombre, y la insistente negativa de Aragorn a dejar su espada en la entrada, comenzaba a fastidiarle- "Aquí la dejaras si no quieres batirte tu solo contra todos los hombre de Edoras"

"¡No solo!" –exclamó Gimli tocando el mango de su hacha.

'¿Otra vez?' –pensó Kate entre angustia y exasperación, recordando al instante el primer encuentro que tuvieron con los Rohirrim- 'No más espadas, por favor' –continuó ahora acercándose al enano- "Gimli... bájala" –susurró la maga con voz tranquila pero firme. El hijo de Glóin no solo bajó el hacha, sino que también la entregó.

"¡Aquí todos somos amigos!" –exclamó Gandalf lo más amablemente posible- "O al menos deberíamos serlo. He aquí mi espada al menos" –y con esto, el mago desenvainó la hermosa espada que traía consigo- "Guárdala bien. Se llama Glamdring y fue forjada por los elfos hace mucho tiempo" –aseguró entregándola a las manos de Hama, en gesto de hermandad.

Kate recordó que debía entregar su espada élfica... y su daga... y la espada pequeña tras su espalda, y una navaja suiza que también traía consigo. Con un suspiro de desapruebo, se desabrochó el cinturón y la entregó junto con el resto de sus pertenencias. Hama las recibió con cierto asombro al ver a una mujer que, aparte de andar por las llanuras de Rohan con tanta libertad, estaba muy bien armada. Además... la navaja era algo supremamente extraño para el Rohirrim, quien en su vida había visto algo parecido. Legolas, aunque distante, no dejaba de seguir con la mirada cualquier movimiento que involucrara a la maga; listo para protegerla en cualquier momento.

Finalmente Aragorn entregó su espada Andúril y al fin se le dio libre paso a la compañía. Kate mantenía todos sus sentidos alerta, aunque recordaba claramente las palabras de Gandalf hacia ella cuando cabalgaban por la llanura: No debía utilizar su magia por ningún motivo. La joven no lograba comprender las razones de tal demanda, pero Gandalf le había prometido explicarle la situación después de visitar a Théoden.

La sala a la que entraron era grande y de techos altos. El aire adentro era cálido en comparación con la suave brisa de la llanura. Grandes y poderosas columnas sostenían el hermoso techo, y estaban decoradas con largos estandartes y cerca de ellos, imponentes figuras de héroes de antaño. La habitación era imponente y bellamente decorada. Los pilares que marcaban la entrada se encontraban tallados y el piso era de baldosas de varios colores. Ligeramente oscura, la sala permanecía iluminada por pequeñas antorchas y fuegos que le daban una visión más cálida –'Lo que les serviría un poco de electricidad'- pensó Kate quien no llegaba a sentirse del todo cómoda en aquel recinto. Podía percibir levemente la presencia de una fuerza maligna que, tácitamente, se escondía entre el aire.

"¡Salve Théoden hijo de Thengel!" –exclamó Gandalf trayendo nuevamente a Kate a la realidad. La joven se había distraído tanto observando el salón que no se había dado cuenta de que habían llegado hasta donde el rey de Rohan- "He aquí la tempestad se aproxima, y ahora todos los amigos tendrán que unirse, o serán destruidos" –dijo solemnemente el mago blanco escondido en su capa gris.

Tanto Legolas, como Gimli y Aragorn permanecían atrás. Sus miradas serias y frías; observando cada movimiento y a la espera de cualquier ataque. La atmósfera de la Sala se hacía cada vez más tensa. Kate dio unos pasos atrás para encontrarse con una enorme columna. Apoyó su espalda contra ella y le lanzó una corta mirada a Aragorn: Había que estar preparados.

Pronto lo que había comenzado como una pacífica conversación entre rey y mago, se iba tornando en una seria discusión. El estado del rey era débil y enfermizo; su cabello canoso se encontraba despeinado y su sola presencia daba la idea de alguien que estaba a punto de morir. Pero detrás de aquella imagen se encontraba un hombre manipulado y envenenado por un oscuro ser... sirviente incondicional del mismo Saruman.

"Se te tiene por sabio, amigo Lengua de Serpiente" –dijo Gandalf con voz tranquila y suave. Siempre resguardando sus verdaderas intenciones- "Y eres sin duda un gran sostén para tu amo. Pero hay dos formas en las que un hombre puede traer malas noticias. Puede ser un espíritu maligno, o bien uno de esos que prefieren la soledad y sólo vuelven para traer ayuda en tiempos difíciles" –declaró finalmente mostrando lo que pensaba en realidad. Lengua de Serpiente no era más que un servidor del mal, cuya influencia había estado dañando la mente de Théoden.

Y una frase tras otra siguió emanando de la boca del sabio Gandalf, quien con elegante astucia iba desenmascarando las verdaderas intenciones de aquel oscuro sirviente. Théoden casi parecía una ficha inmóvil en medio de la gran sala. Kate sentía pena por aquel hombre sumergido en las tinieblas... en medio de su oscuridad mental no podía ver con claridad lo que Lengua de Serpiente le había hecho a su pueblo. Pronto las cosas comenzaron a volverse más tensas y Kate caminó, sin quitar su mirada del rey, hacia el lado de Gimli. El enano se encontraba tenso y a la defensiva, listo para un ataque.

"Los sabios solo hablan de lo que saben, Gríma hijo de Gálmod. Te has convertido en una serpiente sin inteligencia. Calla pues y guarda tu lengua bífida detrás de los dientes" –dijo Gandalf ahora ciertamente exasperado por las vanas palabras de aquella venenosa serpiente. Kate contuvo la respiración sin haberlo deseado- "No me he salvado de los horrores del fuego y de la muerte para venir a cambiar frases retorcidas con un sirviente hasta que un rayo nos fulmine!"

Gandalf levantó su báculo y se oyó el rugido de un trueno a lo lejos. Kate cerró los ojos por un instante, percibiendo la magia que se desplegaba alrededor de ella. El Sol se había escondido entre las nubes y la habitación se hizo aún más oscura. La joven retrocedió un poco, jalando al sorprendido Gimli consigo. Legolas y Aragorn relajaron sus manos al sentir el rugir del viento; el elfo escuchaba claramente a la naturaleza agitarse con la magia de Gandalf.

"No os aconsejé, señor, que no le dejarán entrar con la vara? El imbécil de Hama nos ha traicionado!" –exclamó Lengua de Serpiente con terror. Kate sonrió maliciosamente, sin poder ocultar su complacencia; finalmente la fuerza del que consideraba su maestro, comenzaba a fluir grande e imponente.

Todo pasó en un instante. Tanta era la magia que inundaba el lugar, y la sorpresa de Kate al ver a Théoden transformarse nuevamente en el gran y fuerte hombre que era, que no se dio cuenta de las palabras dichas y las amenazas hechas. Con ojos de niña miraba sorprendida a un Lengua de Serpiente aterrorizado por Gandalf... reducido a una simple rata en un rincón. Kate sintió ganas de patearlo, de humillarlo por todo lo que había hecho. Aquel hombre que ahora se sentaba en el trono de la ciudad de oro, era completamente distinto al viejo decrépito que vio por primera vez.

No se dio cuenta de que las puertas se abrían de par en par y el fresco y frío aire de la tarde llenaban el recinto. Veía como Gríma se arrastraba por el piso y era echado por el mismo Théoden. Gimli jaló el brazo de la joven que, estupefacta, no se había percatado que todos comenzaban a salir del recinto. Tan grande y magna era la energía desplegada por Mithrandir, que los sentidos de la joven se habían llenado de ella y se encontraba en un estado de súbita contemplación.

"Kate!" –exclamó Gimli jalándola hacia la entrada- "Camina! No querrás perderte de este espectáculo no?" –dijo pícaramente a la joven.

Kate levantó la mirada, como despertando de un largo sueño, y se encontró con los ojos de Legolas, que de pié en la entrada, tenía una mirada inquisitiva, preguntándose por qué Kate se encontraba así. La joven, sin saber porqué, asintió la cabeza con una leve sonrisa que tranquilizó al elfo, acción que más tarde se arrepentiría de hacer ya que aún seguía enfadada con Legolas.

Gimli, cansado de esperar, soltó la mano de la joven para correr a la entrada. Casi al instante, Kate corrió también llegando hasta al lado de Legolas que, pensando había sido perdonado, se acercó un poco a ella para juntos ver como Gríma rodaba por las escaleras. Pero la sonrisa del elfo se desvaneció al ver que la joven se apartaba rápidamente de él y bajaba los escalones para reunirse con Aragorn.

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Kate se encontraba sentada en el borde de una ventana que daba hacia las afueras de Edoras. Hacia unos instantes había abandonado a la compañía, para descansar un momento. Théoden, completamente agradecido por el necesitado auxilio de Gandalf, había decidido regalarle a Sombragris; y a cada uno de la compañía le había regalado hermosas cotas de plata y escudos con emblemas en Oro y Plata. La joven maga rió al recordar el momento en el que el soberano de Rohan la miró a los ojos; sorprendido al ver a una mujer vestida con ropas de guerra; al principio pensando que era un elfa, y luego comprendiendo que era una humana que viajaba junto los más grandes caballeros representantes de las grandes razas de Tierra Media.

"Joven Kate!" –exclamó el rey Théoden entrando en la gran sala. En medio de su meditación, Kate no se había dado cuenta de que al menos una decena de sirvientes estaban arreglando una rápida cena. El rey venía en compañía de Aragorn y Hama- "Aún no comprendo del todo cómo es posible que entre tantos guerreros y lanzas se encuentre una belleza tan resplandeciente!" –dijo tomando la mano de la maga con delicadeza.

Kate sonrió e inclinó su cabeza cortésmente –"Grandes han sido sus atenciones, señor de la marca. Y estaré infinitamente agradecida por ellas" –dijo la joven dirigiendo su mirada al soberano frente a ella.

Los claros ojos de Théoden miraron a la joven de paternal manera. La sonrisa del rey se hallaba opacada por el reciente luto de su hijo y la fuerza que veía en la mirada de la maga le hacía recordar la fuerza misma de un jinete de Rohan. Se hallaba maravillado por la elegante belleza que se escondía bajo la capa élfica y no podía creer que aquella mujer portara una espada élfica y que, según las palabras de Gandalf, fuese de gran valor para la compañía.

"Podría decirme porqué rechazó las ofrendas de la casa de Éorl?" –indagó el rey recordando que la joven había decidido no usar ninguna de las piezas que él había ofrecido en modo de agradecimiento- "No han sido de su agrado?"

"Oh no, para nada... al contrario; nunca había visto tan bellas cotas de plata ni escudos tan esplendorosos" –aseguró Kate mirando de reojo a Aragorn, el montaraz sonrió complacido de que Théoden mostrase tanto interés en Kate- "Es solo que están hechas para hombres y no acostumbro a cargar con el peso de un escudo o cota alguna" –agregó mientras observaba entrar a Legolas y Gimli a la sala que ahora albergaba a un selecto grupo de gentes de Rohan.

"Queréis decir que anda sin protección en tiempos de guerra?" –indagó nuevamente el rey, ahora con un tono preocupado en su voz- "Aragorn pero qué clase de cuidados le has dado a esta dama?"

"Unos muy buenos" –respondió Kate por el montaraz- "Debo decirle que mi espada es mi gran protectora y que no necesitaré de una cota de plata para la batalla. Aunque agradezco sus ofrendas"

"Mujeres..." –dijo Théoden con una sonrisa- "Me recuerdas a mi sobrina, Éowyn, de gran independencia como la tuya; estoy seguro de que hallará grata su compañía"

"Así será" –respondió Kate amablemente. Había visto a Éowyn con anterioridad y le había impactado la fuerte aura que le rodeaba. No era mágica, pero aún así amplia e imponente. Desde aquel momento le había intrigado aquella mujer.-"Si me disculpan, iré a lavarme. Temo estarme acostumbrando al aseo de mis compañeros" –agregó mirando nuevamente a Aragorn, siempre recriminándole el hecho de que, por la pasada persecución, rara vez podía tomar un baño tranquilamente.

Al partir miró la sala con complacencia. Todos estaban reunidos en una amigable cena; festejando el regreso de Gandalf y el de su mismo rey. Los grandes representantes de los Rohirrim presentes alabando el nombre de Théoden, Gandalf y Aragorn. No muy lejos, Éowyn miraba al montaraz con dulzura, algo que Kate pudo percibir ampliamente. Desde arriba podía observar a Aragorn devolverle la mirada a la sobrina del rey, y por un momento, el corazón de Kate tembló al pensar en una posible atracción entre el montaraz y la mujer de Rohan; pero se tranquilizó al ver que los ojos de Aragorn se tornaron serios y calmados, y no brillantes como los de Éowyn. Una sonrisa corrió por el rostro de la maga al recordar a Arwen y el lazo que le unía con el heredero de Isildur.

Pero la cena pronto pasó de un encentro alegre a una cerrada discusión entre los miembros restantes de la compañía, Théoden y hasta la misma Éowyn. La situación en el Folde Oeste había empeorado dramáticamente y ahora los pueblos de Rohan en aquella zona habían caído bajo las líneas enemigas. Niños, mujeres, ancianos, hombres... todos quedaban bajo las manos de Uruk-Hais. Entre comentarios preocupados, el rey de Rohan se hallaba decidiendo el futuro de su pueblo, su participación en la guerra y una posible migración hacia lo que ahora parecía el único refugio posible: El Abismo de Helm.

Legolas fruncía el ceño con seriedad. Finalmente habían llegado al punto crucial en su camino para destruir el anillo. La batalla por la libertad de un pueblo comenzaba a formarse; pero aún asi, su corazón no podía dejar de pensar en ella... cuán irónica podía llegar a ser la vida: Un guerrero de mente y cuerpo, atrapado por la dulce fantasía de estar enamorado. 'Este ha sido el trago amargo que más dulcemente he tomado' –pensó moviendo su copa de plata en círculos; de repente el vino tinto parecía más interesante que la conversación... y el elfo se odiaba por eso... Helo aquí; formando parte del destino de un pueblo, y su mente solo podía concentrarse en ella.

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Hacía demasiado tiempo que no tomaba un baño como ese. Finalmente podía sentirse completamente limpia y hasta en cierta forma, más liviana. Las semanas enteras de cacería habían probado que podía modificar la apariencia física completamente. Si... por su puesto que sus piernas estaban más fuertes, y su resistencia física había aumentado cantidades. Pero qué había de su cabello, de su rostro quemado por el sol, de sus manos encalladas, de los rasguños en los brazos y la ligera comezón en el cuello (producto del bello colchón de hierbas en el cual dormía). Kate se miraba en el espejo tratando de mejorar su presencia lo más que podía.

"Elizabeth me envió unos 5 pares de medias y hasta mis tarjetas de crédito... pero no pudo enviarme una peinilla o un desodorante!" –exclamó la joven ligeramente irritada... después de todo, ¿Para qué le servía su identificación personal en medio de Tierra Media?.

Al menos se veía limpia... eso era lo que importaba. Las ropas élficas se ajustaban delicadamente a su cuerpo, dejando ver su figura femenina, pero siempre mostrándose livianas y prácticas al momento de pelear. Kate se sentó en el borde de su cama recordando a todos aquellos que había conocido en Tierra Media: Aragorn, Legolas, Gimli, Frodo, Sam, Gandalf, Elrond, Pippin, Merry, Galadriel, Arwen, Haldir, Oreissë, Boromir...

Grrrrrwwwllll....

La joven maga se cubrió el estómago penosamente. Aunque estaba sola no podía evitar avergonzarse por el sonoro rugido de su estómago pidiendo comida. Solo hasta ese momento había recordado que, aparte de las Lembas de la mañana, su boca no había probado otra cosa en el resto del día.

"Hambre??" –se oyó decir a una voz tras de ella. Kate volteó rápidamente para encontrarse con una sonriente Éowyn que traía consigo una bandeja de plata llena con variados alimentos de Rohan. Como agua en el desierto, Kate corrió hacia el plato, y con torpes movimientos tomó la bandeja en sus manos, sentándose rápidamente en la cama. Entre tanto, la sobrina de Théoden la miraba con cierta sorpresa... pocas veces se veía a una mujer comportarse así – "Estás... bien??" –indagó sentándose en el borde de la cama.

"Yo??" –preguntó la joven mientras tragaba un poco de arroz- "Desde luego! Hace mucho tiempo no me sentía asi de bien!... por qué la pregunta?" –indagó ahora tomando un poco de agua.

Éowyn sonrió complacida. Definitivamente Kate mostraba ser totalmente distinta al resto de damas de la sociedad. La rubia mujer recordaba cómo actuaban las hijas de capitanes y dirigentes frente a ella; todas vestidas de gala y moviéndose con elegancia y orgullo, siempre delicadas en sus ademanes y siempre pendientes de su vestimentas. Y Kate... bueno... ella era diferente. No vestidos, ropa élfica; no falsa apariencia, sino verdaderos sentimientos y necesidades.

Kate levantó la mirada del plato; sabia que Éowyn había estado observándola por algunos minutos ya. "Oh... mil disculpas... quieres un poco??" –señaló mientras levantaba una rebanada de pan.

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Sueño... si.... Tenía sueño. Eran algo así como las tres de la tarde y Kate estaba a punto de quedarse dormida cómodamente en la suave cama de su habitación. Éowyn había partido para dejarla descansar y ahora la joven maga comenzaba a cruzar la línea entre la vigilia y la inconsciencia. La sobrina del rey y ella había conversado por algunas horas sobre varios temas, personales y no tan personales. Kate había logrado confirmar sus sospechas: Éowyn era una mujer de gran fuerza mental... la energía que emanaba le hacia honor a la de su pueblo; era guerrera por naturaleza y una líder innata. Alguien que sin duda alguna jugará un papel muy importante en la guerra del anillo.

"Estás dormida??"- la voz fuerte de Aragorn se escuchó en la recamara.

"Si..." –respondió Kate con los ojos cerrados- "Deje su mensaje y lo llamaré más tarde"

Aragorn levantó una ceja sin comprender la broma; aunque casi al instante recordó los variados comentarios (aparentemente ilógicos) que Kate hacia de vez en cuando. Comentarios que solo podía ser justificados por su verdadero origen "Necesito hablar contigo" –a pesar de que el montaraz detestaba la idea de quitarle el descanso a la joven, sabia que el tema a tratar era de suma importancia, y no debía ser postergado.

Kate gruñó levemente... justo en el momento en el que finalmente comenzaba a dormirse. Qué tenían los Valar contra el sueño de una pobre Samaritana?? Con poca delicadeza se levantó de la cama recogiéndose nuevamente el cabello. Pronto se hallaba frente al hijo de Arathorn con ojos somnolientos y sus brazos cruzados en el pecho "Dime que es algo importante por favor"

"Lo es..." –aseguró el montaraz sentándose en un sillón cercano a la cama, mientras Kate tomaba asiento en el borde de la misma- "Importante sin duda alguna"

Un corto silencio invadió el lugar. Aragorn miró directamente a los ojos de Kate y gris y Café se encontraron por un instante, tratando de comprender antes de hablar. La joven maga ya estaba completamente despierta y la seriedad del rostro del montaraz le decía que las cosas no estaban bien.

"El Folde Oeste ha caído en las manos de Sauron, cientos de familias han sido desplazadas de sus hogares; decenas de soldados Rohirrim han caído en combate contra grupos aislados de Uruk-Hais. Rohan se encuentra en grave peligro y no contamos con aliados suficientes" –dijo Aragorn como haciendo un rápido y negro resumen de los hechos más recientes en las tierras de la marca. Kate guardaba profundo silencio, escuchando atentamente a las palabras de su compañero; los ojos grises del hombre se veían preocupados y ligeramente cansados- "Théoden ha tomado su decisión..."

"Iremos a guerra..." – Interrumpió Kate, tratando de anticipar lo obvio.

"No..." –negó Aragorn ligeramente sorprendido ante la afirmación de la joven maga- "Partiremos al Abismo de Helm" –el silencio de Kate era suficiente como para entender que ella no tenía ni idea de qué era aquel lugar- "Una fortaleza construida en roca sólida, de altas paredes impenetrables que han permanecido erguidas por siglos. El Abismo de Helm ha servido como refugio para incontables ocasiones, y esta no será una excepción"

Kate frunció el ceño pensativamente. Refugiarse?? Qué clase de táctica de guerra era esa?? Desde cuando los pueblos de Tierra Media se escondían en vez de atacar? Por los dioses! Estábamos hablando de la libertad de un pueblo y, por lo que ella había visto durante toda la historia: La libertad no se ganaba evadiendo la amenaza... no en este plano. La libertad de un pueblo dependía de una cosa... su fuerza en la batalla, su entereza en la vida y su amor por la patria... nada más.

"Es imposible... no... no es lógico... refugiarnos?? Estamos hablando de cientos de mujeres, niños, ancianos; movilizándose en masa para llegar a un supuesto Abismo?? Tarde o temprano nos atacarán Aragorn!! Y créeme: Un Abismo no es el mejor sitio para una batalla" –refutó Kate en un impulso cargado de honestidad. Era cierto... ella no tenía mucha experiencia en tácticas de guerra; pero era lo suficientemente inteligente como para saber que irse a un abismo con miles de personas en plena guerra... era suicidio colectivo.

"Kate... a pesar de que estoy de acuerdo contigo, ninguno de los dos somos soberanos de Rohan. Vinimos aquí a ayudar... no a gobernar y Théoden ya ha tomado su decisión..." –dijo el montaraz tratando de calmar a la joven- "Estamos en guerra... cierto. Pero él tiene un pueblo que cuidar y en estos momentos la llanura de Rohan no es un lugar seguro para resguardar a cientos de familias"

"Y un Abismo si??" –indagó Kate levantándose de la cama. A veces los hombres tomaban unas decisiones tan ilógicas que a ella le costaba trabajo comprenderlos. Ay dios! Cuánto le gustaría estar en otro lado en aquellos instantes.

"Este no es UN Abismo Kate. Es EL Abismo de Helm. Ha estado en pié durante siglos y seguirá asi" –respondió Aragorn aún sentado y tranquilo- "Es en extremo resistente y podrá soportar cualquier ataque"

Kate sonrió con ligera ironía "Fuerte dices??" –repitió mirando seriamente al montaraz- "Ninguna estructura permanece en pie por siempre Aragorn. Toda estructura tiene un punto débil... un falla... y el Abismo de Helm no es la excepción. A lo largo de la historia he visto como el hombre, creyéndose todopoderoso, crea imponentes construcciones 'indestructibles'"- dijo la joven volteando su mirada a la ventana- "Y el mismo hombre las ha visto caer frente a él... todas y cada una de ellas"

"No estamos en el siglo XXI"

"Aragorn no es sólo mi Era... es-

"Y vinimos a ayudar..."

"Entonces por qué n-

"Kate... la decisión ha sido tomada y tu tan solo eres—"Aragorn cayó de repente, sabiendo que si seguía adelante con sus palabras heriría más los sentimientos de Kate.

La joven se detuvo en seco y volteó su mirada seria y fría a Aragorn –"Que yo soy qué?" –indagó con voz ligeramente exasperada. Aragorn guardó silencio... "Anda! Dilo! Soy una niña!! Una mujer y como tal no tengo ni voz ni voto en esta guerra... quieres agregar algo más?"

Aragorn apretó sus labios para calmarse. A pesar de que Kate había madurado mucho con el paso de los meses en Tierra Media, y sin duda alguna ahora era una mujer fuerte y preparada para los retos de la vida; aun tenía consigo la actitud impulsiva con la que había llegado al pasado- "No quise decir eso, Kate... pero lo quieras o no, no estamos en tu Era... Dioses! Ni si quiera yo tengo voto en este tipo de decisiones!"

La joven maga respiró profundamente... ahora no podía seguir hablando más con el montaraz. Esta era la primera vez en la que él y ella estaban en desacuerdo en algo y, aunque ella detestaba pelear con él, no iba a cambiar de opinión. "Necesito ordenar mis ideas un poco Aragorn, permiso" –y con esas sencillas palabras partió de la habitación.

El montaraz suspiró con cansancio y se recostó contra la pared- "Valar... cuándo entenderá?"

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"A dónde vas con tanto afán??" –la voz tranquila y profunda del mago blanco hizo que Kate frenara su carrera hacia los balcones del castillo.

"Gandalf!" –exclamó la joven con alegría. Al menos un rostro conocido y amable aparecía en el camino

El mago blanco guardó silencio por un momento. Analizaba con cautela el estado energético de Kate y su apariencia. La joven maga tenía el rostro serio, a pesar de haber sonreído al verlo, sus manos recogidas en firmes puños y sus ojos fríos y ligeramente distantes "Qué ha sucedido?"

Kate destensionó sus manos y bajó la mirada "Gandalf... Théoden está cometiendo un error... cómo puede enviar a un pueblo entero a un Abismo?? Cómo puede huir de la amenaza de Sauron?? Tarde o temprano encontrará a Rohan... tarde o temprano lo destruirá"

Gandalf sonrió levemente. La Kate que antes detestaba el combate y cualquier discusión , era la misma que ahora pedía que se peleara contra el enemigo. "Y quién eres tú para predecir lo que va a suceder?? Tu misma lo has dicho... no te gusta conocer el futuro... entonces por qué estás tan segura de lo que pasara??" –la sabia voz del mago resonó como un suave eco en el pasillo.

Kate levantó la mirada, ahora calmada y meditabunda "Hay algunas cosas que no necesitan predecirse..."

"Todavía hay mucho por contar en esta historia Kate... en tú historia. Ni siquiera nosotros los magos podemos estar seguros del destino de una persona; mucho menos del de un pueblo entero. Algo me dice que muchas cosas sucederán antes de que Rohan pelee su última batalla" –Dijo el viejo mago colocando su mano sobre el hombro de la joven- "Théoden conoce mucho sobre las grandes batallas y la historia de su pueblo. Aunque no estemos de acuerdo con muchas de sus decisiones... todavía no conocemos el desenlace de la historia"

La joven suspiró comprendiendo el mensaje del mago "Lo se... vinimos a ayudar. Aragorn mismo lo dijo... y así lo haremos. Ayudaremos a Rohan en todo lo que podamos... así sea peleando en un enorme y profundo Abismo" –terminó la joven con un leve temblor en su voz...Dioses! La idea de pelear a decenas de metros sobre el piso no le llamaba mucho la atención.

Gandalf rió levemente. Una vez más la joven Kate estaba lista para continuar... ahora solo faltaba informarle algo más "Partiré en unos momentos..."- la frase pareció despertar a Kate de su mundo lleno de alturas y caídas a lo más profundo de la tierra... Gandalf se iba?

"Cómo??... cuándo?? Por... por qué??" indagó balbuceando ligeramente.

Gandalf sonrió levemente "No te preocupes Kate... volveré muy pronto. Necesito buscar ayuda en los límites de la tierra de la marca. Regresaré en cuanto pueda y estoy segura de que podrán manejar todo mientras no esté..."

Kate se separó un poco de su mentor- "Gandalf... pero... y si la batalla comienza... Gandalf no puedes irte ahora!"

"Calma joven maga... no dejes que tus impulsos nublen tu razón" –dijo el viejo canoso apoyándose en su bastón- "Todos son lo suficientemente fuertes como para defender al pueblo de Rohan de las garras de Sauron. Mi parte en esta historia es tan importante como la de cada uno de ustedes... como la tuya" – Kate asintió... últimamente sus impulsos mostraban el lado más impaciente de ella y a cada rato alguien tenía que calmarla- "Hay algo más que debo pedirte..."- la voz de Gandalf sonaba muy seria.

"No te preocupes; procuraré no pelear demasiado con nadie... con Legolas" –aclaró Kate recordando el sin fin de discusiones entre el elfo y ella.

Gandalf volvió a sonreír –"No joven Kate... no es eso lo que voy a pedirte. Lo que necesito que hagas es que no uses tu magia durante estos días... no debes, por ningún motivo usar algo de tu energía"

Kate levantó una ceja con asombro. Tanto tiempo había estado deseando que su magia regresara y justo ahora, cuando estaba de vuelta; le decían que no la manejara por nada "Gandalf... a qué te refieres?? Por qué no puedo usarla?"

Los ojos del mago se mostraban preocupados y serios "No hay tiempo para explicar todo lo que está sucediendo joven Kate... y temo que tu historia es más complicada de lo que aparenta ser. Por ahora solo debemos hacerle creer a Sauron que sigue existiendo solo un mago del lado de los pueblos de Tierra Media... el Gran Ojo no debe saber que estás aquí."

Kate frunció el ceño- "No debe saberlo??... Gandalf.. qué es lo que está sucediendo?"

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"Ya lo sabe?" –indagó Legolas con cierta inquietud.

"Si... si lo sabe y por poco sale a discutir con Théoden" –respondió Aragorn arreglando a Hasufel para la partida. Las voces de cientos de personas moviéndose afanadamente por las calles de Édoras llenaban el aire de una ligera tensión inevitable.

El elfo sonrió levemente. Sin duda alguna Kate había cambiado su forma de ser completamente... aún recordaba cuando no podía tomar la espada y mantener las piernas correctamente ubicadas. Ahora se había convertido en una mujer que no le tenía miedo al combate. Alguien dispuesta a pelear por sus ideales... alguien dispuesta a sacarlo de su vida- "Y sin una palabra... ni un sola palabra" –dijo el elfo en un susurró solo audible por el viento mismo. Cargado de tanto pesar y tristeza que el hermoso caballo Arod posó su cabeza en el hombro del rubio ser- "Gracias amigo..."

"Decias??" –indagó Aragorn levantando la cabeza de entre la carga del caballo

Legolas levantó las cejas buscando una respuesta- "Nada..."

Aragorn sonrió burlonamente, recordando para si las incontable ocasiones en las que Legolas terminaba hablando con el viento o con algún animal (sin olvidarse de los árboles...Dioses! El elfo podía tener una conversación por minutos con uno de ellos!) - "Elfos... "

Captando el comentario, Legolas levantó una ceja con curiosidad "Elfos?? Qué pasa con nosotros??"- indagó terminando de arreglar su carga.

"Absolutamente nada" –aseguró el montaraz saliendo del establo- "Los elfos están perfectamente bien... tú, por el contrario, presentas algunos problemas" –agregó en tono burlón.

Legolas frunció el ceño, asimilando el comentario- "Un momento... cuáles problemas??"- refutó saliendo también del lugar "Aragorn! Qué estás insinuando?" –exclamó buscando a su amigo.

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"Qué observas?" –indagó el montaraz observando a una Kate completamente concentrada en el manto estelar.

El recorrido de la mañana había sido largo y extenuante para el pueblo de Rohan. Habían avanzado incontables leguas, pero aún así, el paso de la gente de la marca por las llanuras era muy lento y tomaría un par de días más para llegar al Abismo de Helm. Ahora finalmente todos se habían detenido a tomar un descanso bajo la oscura noche de Rohan; y en medio de fogatas y centinelas por doquier, los cientos de mujeres, niños, hombre y ancianos, descansaban pacíficamente y hablaban de esta nueva experiencia.

"A Orión..." –respondió finalmente la joven maga. Su rostro se encontraba iluminado por la llama amarilla de la fogata frente a ella, tornando sus ojos a un matiz ligeramente rojizo- "Una de mis constelaciones favoritas..."

Aragorn fumó otro poco de su pipa. Cerca de él, Gimli roncaba tranquilamente bajo las cálidas llamas del fuego. Eran solo tres: Kate, el hijo de Glóin y él. Por alguna extraña razón, Legolas se había perdido entre la multitud y había decidido pasar la noche en otro lado. Ahora la gente comenzaba a hacer silencio y muchos se encontraban ya dormidos; reemplazando el ruido de cientos de personas hablando, por el del suave viento de la llanura resonando levemente entre la masa de gente.

"Orión?? "–indagó el montaraz con confusión- "Ahh... otra de tus definiciones del futuro, correcto?" –dijo ahora comprendiendo las palabra de la maga.

Kate quitó la mirada del cielo oscuro iluminado por cientos de hermosas luces blancas, para mirar a Aragorn –"Correcto..." –respondió con una ligera sonrisa- "Orión, La Osa Mayor, Leo, Libra, Virgo, La Hidra... hay cientos de ellas... cada una con un nombre y una historia por contar" –agregó recordando las leyendas que su padre con tanto entusiasmo le contaba antes de dormir 'papá'- pensó la maga recordándolo con pesar

"Es costumbre, de la gente del futuro, darle nombre a las estrellas?" –preguntó el montaraz, interesado en conocer un poco más sobre el hombre del siglo XXI.

"Si... el nombrar a las estrellas ha sido algo que hemos hecho por muchos siglos..." –aseguró la joven- "Y nuestra fascinación por el espacio es tan grande como el Universo mismo... hoy en día las estudiamos y aprendemos mucho de ellas"

Aragorn sonrió. Siempre le habían gustado mucho las estrellas; pero de repente el poder saber qué eran exactamente no le llamaba demasiado la atención. Prefería quedarse con el misterio... seguir creyendo en la magia que las rodeaba y en su imponente belleza- "Cómo llegaste aquí?" –dijo el hombre, sorprendiéndose él mismo con la pregunta. Si... sabía a qué había venido Kate; pero nunca supo cómo fue que ella se convirtió en maga; o por qué le asignaron esta misión a ella en especial. De repente había caído en cuenta de que Kate sabía infinidad de cosas sobre el pasado de cada uno de los miembros de la compañía (hasta de él mismo), pero que, extrañamente, casi nadie sabía mucho de su pasado (incluyéndolo nuevamente a él en la lista).

El rostro de Kate se había enseriado con aquella pregunta. Por una parte, le parecía extraño e inesperado el impulso de Aragorn por preguntarle algo así; pero además de eso, la joven maga nunca discutía de su pasado con nadie... ni si quiera con sus amigos más cercanos. Dave y Elizabeth solo conocían lo que habían vivido con ella; y más de una vez la joven maga dejó en claro que no le gustaba hablar de su vida antes de la magia... aquel era un tema enterrado con el pasado. "Por qué llegué aquí??" –Kate repitió la pregunta mientras pensaba en qué hacer. Repentinamente se había llenado de un deseo por contarle a alguien su historia... por decirle al mundo quien era en realidad.

"Lo siento..." –se disculpó Aragorn reacomodándose en una roca- "Entiendo si no quieres comentar sobre tu pasado... yo mismo tengo problemas para hacerlo" –aseguró el montaraz recordando cuán difícil era para él abrirse con alguien más.

Kate sonrió levemente "No... no te preocupes Aragorn... es más; esto era un tema que tarde o temprano tendría que salir a la luz no?? Ya fuese en mi era o aquí en Tierra Media" –respondió la maga suspirando lentamente.

De pronto todo el lugar estaba en silencio. Toda la gente se encontraba descansando y hasta la misma naturaleza se encontraba silenciosa ante el pasar del viento que mecía las delicadas ramas de los arbustos en la amarillosa llanura. Aragorn comenzaba a pensar que la conversación se había dado por terminada, cuando Kate comenzó a hablar.

"Nunca supe quienes fueron mis padres en realidad" –dijo como si estuviera hablando más bien para si. Su voz sonaba suave y delicada; pero a la vez seria y melancólica- "Tenía unos cuantos días de nacida cuando mi madre me dio en adopción a una pareja de recién casados de la alta sociedad Neoyorquina... Herencia Latina... eso es lo único que se de mis padres biológicos... el resto permanece en archivos que nunca he podido mirar" –dijo la joven levantando la mirada. Aragorn se veía concentrado en el relato de la joven; fumando de vez en cuando su pipa y con la mirada en el rostro de la maga. Al ver que tenía la completa atención del montaraz, Kate prosiguió con su historia.

"De mi niñez no tengo queja alguna... Dioses! Sería el colmo que tuviera alguna!" –exclamó con súbita alegría- "Tenía todo lo que necesitaba: juguetes, ropa, viajes, clases de baile, mayordomo, una enorme mansión donde vivía feliz; y lo más importante... los padres más maravillosos del mundo; dos seres humanos que ni por un segundo dudaron en entregarme todo su amor y su cuidado. Papá y mamá fueron y serán las luces que guíen mi camino"- continuó sintiendo sus ojos humedecerse un poco- "Pero no todo puede ser un cuento de hadas, no?? La vida busca la manera de probarlo a uno... y la prueba se presenta en el momento menos esperado." –ante esto, Aragorn frunció el ceño un poco... qué clase de prueba??- "Fueron unos hermosos 16 años de vida... los mejores que cualquiera pudiera vivir. Pero lo bello termina y aquella noche en la que ellos prometieron regresar temprano de la cena de gala en el edificio de alguna embajada, para juntos celebrar mis 16 años en la media noche... aquella noche en la que se despidieron como siempre lo habían hecho: con un beso... aquella noche sería la última en la que los vería" –Kate pausó por un momento su relato, quitando delicadamente una lágrima de su mejilla- "Adiós a las lecturas de libros con papá en la biblioteca de la casa... adiós a los domingos en la cocina con mamá... adiós a los paseos a las afueras de la ciudad. Hasta ese día las cosas fueron perfectas" –terminó la joven. La brisa de la madrugada avivaba el fuego levemente.

Aragorn no pudo evitar su sorpresa... tan joven... con tanto por aprender y se había quedado sola. Si... él había vivido algo similar pero estuvo al cuidado de elfos... quién la cuidó a ella?

"Dijeron que fue un atentado... una bomba que mató a unas doscientas personas; entre ellas a mis padres. Pero aquella bomba fue el comienzo de papeleos, venta de la mansión; la aparición de un tío que, aunque lejano, se hizo cargo de las finanzas de la familia; la mudanza a un penthouse y el vivir sola en medio de una ciudad que no da tregua al tiempo. Dioses!! Nadie debe quedarse solo a los 16 años!!" –exclamó nuevamente la maga- "Pero a pesar de todo no estaba tan sola... tenía a Joe conmigo. Aquel dulce viejito canoso prometió cuidarme hasta que todo estuviera en orden. El mayordomo que me había visto crecer era ahora el que me ayudaba a salir adelante... y fue el primero en enterarse de todo"- terminó Kate dejando que el silencio cubriera el lugar por un rato

"De todo??" –indagó el montaraz con curiosidad. Le sorprendía mucho la vida de Kate; esta era una joven que tenía todo en la vida, pero que aún así le hacía falta lo más importante... solo él podía saber cuán duro era crecer sin sus padres.

"De la magia... ese mismo año encontré a la magia" –respondió Kate- "O bueno... más bien debería decir que la magia me encontró a mi. A unos seis meses de la muerte de mis padres encontré a Dave, mi futuro guardián y guía en el mundo de la magia; encontré a un joven que sin mucho preámbulo me dijo que mi presencia en el mundo mágico era de suma importancia y que debía comenzar a estudiar magia en aquel instante" –Kate sonrió levemente recordando como fue de reacia a la idea de manejar 'magia' en aquella época- "Y aunque en un principio no quise entrar en aquel mundo... pronto comprendí que parte de mi misión en este plano era convertirme en maga... lo que nunca pensé fue en que la magia me traería a este lugar"

"Entonces aprendiste y te enviaron al pasado" –dijo el montaraz resumiendo la historia a aquella simple frase... demasiado simple como para ser verdad.

Kate Volvió a reír levemente, esta vez con cierta ironía en su tono "La verdad es que desde los 16 años mi vida simplemente decidió complicarse aún más. Con la magia conocí a William... y con William conocí una nueva relación..."- Aragorn apartó su pipa por un momento... nueva relación?? Y quién era este nuevo personaje- "Desde luego... William fue un gran amigo; mi primer gran amigo... y esa era una relación que jamás había tenido" –aclaró Kate al ver la confusión en el rostro de Aragorn- "Qué creías... qué me había enamorado?? Jejeje... un mago no anda en ese tipo de enredos" –continuó Kate ganándose una sonrisa de Aragorn- "En fin... a pesar de la gran amistad que nos unía... William decidió usar la magia con otros propósitos... y pronto fue a parar al lado oscuro de la energía; a usar sus poderes para beneficio propio, cuando un mago debe velar por la gente que lo rodea..." –dijo la joven con cierto pesar en su voz- "Y todo se fue al piso Aragorn... amistad, magia, estabilidad, alegrías... justo cuando pensé que los dioses me sonreían, la vida decidió complicarme un poco más la existencia y él... William..."- Kate guardó silenció... esto era demasiado para ella; no tenía que contarlo todo a Aragorn... al menos no eso. Aún le costaba trabajo no sentir el dolor que sintió aquel día en donde su compañero, su amigo, le había dado la espalda a lado de la luz para irse por el camino fácil... aquel día en donde ya fue demasiado tarde como para regresar a ella.

"No tienes que decirlo... comprendo..." –Aragón, a pesar de que su curiosidad le pedía a gritos que preguntara por el desenlace de lo sucedido, pensó que lo mejor era no indagar más.

Los húmedos ojos de Kate, cansados y enrojecidos, no contuvieron las delicadas lágrimas que mojaron su rostro. Más en seguida desaparecieron al ser limpiadas por la mano de la joven "Después decidí que lo mejor sería partir de New York por un tiempo... irme lejos y tomarme un tiempo para mi; para organizar mis sentimientos... mi magia... mi vida. Fue ahí cuando llegué a África; la tierra que no puedo dejar de considerar como mi segundo hogar"-dijo la joven con alegría y nostalgia al recordar los rojizos atardeceres en la llanura africana, con los dorados rayos del Sol que bañaban de Oro a la alta y amarilla hierba de la sabana.

"Y África es..."- murmuró Aragorn sin comprender de qué hablaba la joven.

Kate rió levemente "Mi querido Aragorn... Tierra Media es tan solo un pedazo de lo que el mundo es en realidad... este planeta es demasiado grande para los ojos de los hombres. África es un continente completamente distinto a América... un lugar que aún conserva las raíces de civilizaciones de antiguo linaje... tan o más antiguas que Rohan o Gondor; pero si lo suficientemente viejas para ser consideradas tesoros de la humanidad" –aclaró la joven orgullosa de hablar de una tierra que le trajo tanta alegría y paz.

Aragorn se sentía como un niñito aprendiendo una nueva lección. Tenía tanta nueva información en su cabeza, que procesarla completamente tomaría algún tiempo "Bueno... al menos sé que ya no estabas en New York"- dijo sonriendo burlonamente.

Kate volvió a sonreír... sería una larga noche; pero al menos su historia había sido contada a grandes rasgos. Al menos alguien al fin conocía su verdadero origen y su verdadero presente. La joven maga sintió como si un peso fuera removido de su espalda y ahora pudiera vivir más tranquila y alerta... más consciente y optimista... quizá los Dioses volvían a sonreírle a su vida.

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Legolas no podía sentirse peor... todo lo que había escuchado... aquella confesión... aquella historia de una vida que de fantasía pasó a triste realidad. La vida de una mujer... una mujer que había capturado su alma y ahora le hacia sentirse como un vil ser por haberla tratado de una manera tan despectiva; por no haberse preguntado cuales habían sido sus motivos para esconder su pasado y cuáles eran sus razones para limitar su presente. Había sido un estúpido al pensar que tenía la razón... al pensar que era ella la culpable de hacerlo sentirse así; cuando ella no le había dado motivos para que él actuara de esa manera. Él solo, Legolas Hojaverde, había decidido enamorarse... ella jamás le habría obligado a sentirse así. Después de todo, Kate lo había dicho: Los magos no andan en ese tipo de 'enredos'. Pero como podía él no enamorarse de un ser que con tan solo una sonrisa, le había cambiado la vida para siempre??

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Silver Card: OK... antes de que den su primera opinión sobre esto... les recuerdo que sufrí de un GRAN bloqueo mental... (Silver Card ríe nerviosamente) Así que si la historia no les pareció tan interesante como en otros capítulos, o la vida de Kate no fue tan llamativa como lo esperado... Mil Disculpas!! Prometo seguir trabajando para que mis escritos sean cada vez mejores!! .... Un saludo Muy grande.... Ale.