Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.

Dragon Ball pertenece a Akira Toriyama.

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Plan cinco inmortales de Zamasu.

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33: Diosas vs Uchihas.

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Obito y Sasuke, vieron a Zamara y a Goki, quienes aterrizaron ante ellos.

¡Vaya, pero si el mocoso hambriento de poder, si es un traidor al fin y al cabo! —se burló Zamara, mientras hablaba con sarcasmo. —Que sorpresa. Qué giro de los acontecimientos, tan inesperado.

¡Amaterasu! —exclamó Obito, arrojando una esfera de llamas negras, con el objetivo de consumirlas con esas llamas, apartarlas de su camino y poder irse. Zamara sonrió, mientras que Goki se paraba frente a ella, teniendo una mirada maligna y de superioridad, que combinaba perfectamente bien, con la sonrisa de crueldad absoluta, plasmada en su rostro. Goki liberó un aura de Kiai, Ki invisible en forma de viento, apartando las llamas de delante de ella, causando que se partieran en dos y se desviaran, tal y como lo hacía el agua de un río, al encontrarse con una roca. Obito vio esto, con frustración, para entonces ver a Zamara chasquear los dedos, y ver cómo una cúpula de una energía violeta semivisible, los rodeaban a Zamara, Goki, Sasuke y él mismo. —Maldita. Maldita sea...

Los ojos de Sasuke se abrieron en shock, cuando su cerebro apenas, y pudo registrar lo que acababa de ocurrir, y un segundo después, escupía sangre. —Mi... Siento... Siento como si mis riñones acabaran de explotar. Mis pulmones... ¡Mis pulmones harden! Son... Son muy poderosas... —Goki se había movido a una velocidad, que su cuerpo no registró y ahora mismo, la pierna derecha de la pelinegra, estaba enterrada en su abdomen, que le arrebató todo el aire, y pronto un dolor horrible, estaba instalado allí, mientras que él, caía de rodillas. —No... No pude verla con mi Sharingan.

Obito abrió su ojo, debido a la sorpresa de no poder usar el Kamui para escapar. — ¿Por qué no puedo salir de aquí? —se preguntó confundido. — ¿Será acaso producto de la barrera, que colocaron? —realizó sellos de manos. — ¡Katon: Bakufū Ranbu no Jutsu! (E. Fuego: Jutsu Danza Salvaje de Vientos Explosivos) —Cuando Obito sopló la llama, usó el Kamui, para darle la forma de torbellino deseada. Pero ya que tenía alrededor aquella barrera, la cual parecía estar chupándole el Chakra, entonces su meta se vio dificultada. Fue en ese momento, cuando lo comprendió. — ¡La barrera no solo me impide usar mi Jutsu de Espacio-Tiempo, también me está robando el Chakra! —Avisó nervioso a Sasuke— ¡Por eso no puedo sacarnos de aquí...! —Obito vio ante sus ojos, como la esfera de Ki, explotaba al contacto con Goki, dejando una cortina de humo negro ante él, solo para que su ojo casi se saliera de la cuenca, cuando notó un brillo rosado en medio. El humo se fue, dejando ver a Goki, ahora con el cabello rosado y largo.

Goki le enseñó una sonrisa malévola. — ¿Y bien?, ¿No te parece hermoso, Obito-Chan? Puedes llamar a esta transformación... Súper Saiyajin God Rose... —Extendió los dedos índice, corazón, anular y meñique de su mano derecha, la cual fue recubierta de Ki, dándole una forma solo un poco similar a la de una cuchilla, entonces, la cuchilla se alargó, ahora SÍ tomando la forma de una espada, la cual movió rápidamente. Una parte de su cerebro, le dijo que Zamara estaba haciendo exactamente lo mismo que ella.

Agitaron sus brazos, dejaron volar varas de Ki, que o bien: se enterraron en los cuerpos de sus enemigos o alrededor del lugar en el cual estaban parados. Girando alrededor de sí mismas y con una corta danza, las varas de Ki explotaron, mandándolos a volar, en un intenso e insoportable dolor. Ahora con quemaduras en un 85% de sus cuerpos.

Goki habló. —A eso le llamamos... Chōjinretsu Ranbu (Lazo Divino) —Miró de reojo y lanzó una risita, volviendo su cabeza, hacía Sasuke quién se estaba poniendo de pie, sin importarle el dolor y ahora incluso consumía una píldora de soldado. El Uchiha menor era incluso (desde los puntos de vista de Zamara y Goki) más patético que Son Goku, Vegeta y Trunks. Sasuke había desenfundando su Chokutō y se había lanzado contra Zamara, quién ahora tenía en su mano derecha, la Seiryū Tō-gata Kiken (Hoja de Ki tipo Espada Dragón Azur): la Cimitarra de Ki, la cual estaba usando, para bloquear y desviar los intentos de Uchiha Sasuke por cortarla o ensartarla. Y en cambio, era el Uchiha menor, quien estaba constantemente, recibiendo cortes, cada vez más graves, grandes y cada vez más sangrantes, por todo su cuerpo. —A este paso... El mocoso caerá, producto de un shock, por la pérdida de sangre. —Habló calmada.

Tiene... Tiene razón... —se dijo Obito a sí mismo, intentando desesperadamente de ponerse de pie, mientras sentía como todo su cuerpo gritaba del dolor que ahora estaba sintiendo. Era como si estuviera quemándose. Y si tenía que ser sincero consigo mismo, consideraba que era mejor, estar aplastado bajo esa roca. Miró con desesperación, como Zamara jugaba con Sasuke. —Los cortes en Sasuke... son cada vez más graves y más grandes. No son más profundos, porque el objetivo final de estas mujeres, no es el de asesinarnos, sino de hacernos sangrar. Dejarnos a ambos, debajo de grandes charcos de nuestra propia sangre... ¡Maldición! Me estaban esperando. Querían... Ellas dos... Buscaban desesperadamente, un motivo para matar a Sasuke, sin ser condenadas por el Hokage. —Obito miraba desesperado, como Sasuke usaba un Kawarimi en el último segundo, alejándose de ella, y escupiendo varias esferas de fuego, que fueron rápidamente cortas por la mitad o dispersadas, por Zamara. Escupió una enorme cantidad de sangre, bajo su máscara. —Mierda... ¿Estoy tan mal? —se preguntó. Pero no necesitaba ninguna confirmación, el hecho de comenzar a ver borroso, sus extremidades superiores e inferiores entumeciéndose y el frío, fueron respuestas más que suficientes, para él. —Sas... Sasuke... —vio como Zamara daba un paso atrás, esquivando la punta de la Chokutō de Sasuke, y con una sonrisa en su rostro, le conectaba un puñetazo en la barbilla, antes de darle otro en el pecho, mandándolo a volar, atravesando por la fuerza del golpe, varios árboles. —Maldición... Sí ellas son diosas... Significa que han combatido contra demonios de enorme poder. Y... Y que han... No. Ella... Ella está disfrutando de esta batalla... —una lágrima rodó por su mejilla, al tiempo que veía como un aura de gran intensidad, rodeaba su cuerpo y el suelo comenzaba a temblar y a agrietarse. —Debo... Debo salir de aquí. Debo llevarme... —su mente se quedó en blanco, su ojo en aquel agujero de esa máscara, fue hacía atrás, cuando Goki le pateó en la entrepierna, haciéndolo caer al suelo.

Por los primeros instantes, no pudo sentir a Goki tratando de bajarle los pantalones y realizando un rápido y certero corte, en sus joyas de la familia. Cuando reaccionó, volvía a tener su pantalón, y viendo que Sasuke seguía milagrosamente vivo, usó el Kamui. Pero para eso, aplicó tanto Chakra, que creyó que moriría.

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Un segundo después, se encontraba ante los Kages.

— ¿Qué buscas aquí, Obito? —preguntó Minato, mirándolo fijamente y furioso con su ex-alumno.

El Raikage se lanzó contra él, con su Raiton no Yōroi, sin medir las consecuencias de atacar de frente, a alguien tan peligroso como el auténtico líder de Akatsuki. Kuroi Zetsu, en ese momento recibió a Obito y le otorgó el Chakra suficiente, para usar el Kamui, volviéndose intangible. Se giró rápidamente, seguía desmaterizado, haciéndose hacía un lado del brazo del Raikage y con el Kamui, le arrancó el brazo, dejándolos impactados a todos. —De no ser porque Sensei mandó a Naruto, a esa misión de recuperarte a ti, Sabaku no Gaara, entonces yo aún tendría el Gedō Mazo.

— ¿Qué es el Gedō Mazo? —preguntó la Mizukage.

—Y mi siguiente demanda, si aún lo tuviera, sería que me entregaran a los Bijūs. —Les contó a los Gokages. —Que me permitieran devolverle su forma original a la estatua. Qué me permitieran traer de vuelta al Jūbi, volverme su Jinchūriki, el Nidaime Rikudō Sen'nin y lanzar un Genjutsu en la luna: el Mugen Tsukuyomi, llevarlos a todos ustedes, a una ilusión de paz y de sueños vueltos realidad... Pero perdí al Gedō Mazo hace ya mucho. Durante la extracción del Ichibi. Así que vengo ahora. Ante ustedes, con un ejército de Díez mil Zetsus blancos. Y más de ciento cincuenta Edō Tensei. Les juro que voy a conquistar este mundo, ustedes serán mis esclavos y todos seremos un único país y una única Aldea Shinobi, dónde todos nosotros viviremos en paz —entonces, lanzó una risa desquiciada. La risa de alguien que lo había perdido todo. —Es eso... O mi ejército los destruirá a todos. ¡Qué comience entonces, la IV Guerra Mundial Shinobi!