Coincidencias.

Capítulo 3: No me provoques, por que lo haré…

Llegaron casi sin aliento al hogar que se extendía ante ellos, y entraron a toda prisa, sin poder evitar recargarse en la superficie de la puerta. Sus pechos inhalando el aire tan preciado que habían perdido en la carrera. Sudorosos y cansados. Cualquiera que los viera, se daría cuenta de que algo habían hecho. Malo, si era posible.

Acordaron en silencio no entrar de inmediato a la casa, esperando los cuatro en el jardín. Caminando despacio para dar tiempo al cuerpo de recuperar las fuerzas procurando no toparse con nadie, en especial con sus madres. No por temor al regaño en sí, sino por la intuición casi mágica que las mujeres tienen, más que nada con sus hijos.

Bakura recobró primero el aliento. Acostumbrado como estaba a las carreras, no le parecía tan agotador aquello. Suspiró como ultimo vestigio de cansancio, y se acercó a pasos lentos al estanque que se extendía cerca de los árboles de sakura, dándoles tiempo a los demás –sobre todo a su hermano- de alcanzarle.

Las carpas nadaban tranquilas cerca de la superficie, extendiéndose por todo el 'charco' y él las miró deleitándose con ello. Pocas veces se acercaba a observarlas, y realmente se preguntaba ahora el por qué. Una saltó de pronto, en un intento de capturar una mosca que pasaba cerca de la superficie. Si lo logró o no, Bakura no lo supo, pero si le pareció magnifica aquella expansión de colores tatuados en el pez.

-Hermano.

El peliblanco volteó y se encontró de nuevo en el planeta tierra con los demás, dos mirándole con preocupación, uno, el parecido a su hermano, mirándole con odio. Cerró los ojos y se afinó la garganta tratando de gruñir, se hincó frente al estanque, y metiendo las manos con sus palmas juntas y extendidas en curva, haciendo una especie de semicírculo, tomó el agua que pudo y se la arrojó a la cara tratando de limpiar un poco sus heridas.

-Bakura, no hagas eso. Está puerca.-Su hermano se agachó para detenerle.

-¿Tienes otra idea para limpiarme antes de entrar a la casa?

Malik asintió, señalando la llave a un lado de la pared más cercana.

-Baka. –murmuró Mariku, caminando hacia el dichoso grifo, y poniéndose en cuclillas para lavarse el rostro. Su hermano apenas pronunció su nombre, con un sentimiento extraño que pareció entre reprimenda y devoción. Como añorando la calma o el caos total. Y sin decir ni una palabra más, permaneció ahí parado.

Bakura se acercó entonces, aún molesto por lo dicho por su primo, más no exigió revancha, sólo se acercó al grifo tratándole como un ser invisible. Abrió la llave y lavó su rostro. El agua enfriando sus facciones y sus ganas de pelea. Malik le miró entonces con tanto cariño como le fue posible, y acercándose también al grifo, se mojó las manos y le humedeció la melena a su hermano, a fin de refrescarle el cráneo. ¡Que frescas se sentían esas manos enredándose en sus hebras!

-Entremos a la casa –dijo al fin Ryou, acercándose a Mariku para ayudarlo a levantarse. - . Nuestras madres deben de estar ya preocupadas.

El otro alvino le miró, mientras su moreno primo se mantenía aún en cuclillas. Sonrió. No quería entrar si su madre le esperaba, así que sólo se levantó encogiendo los hombros al hacerlo, pegándose demasiado a Mariku sin la intención concreta de hacerlo. El otro trato de evitarlo, haciendo su cuerpo hacia atrás, sin la oportunidad de coordinarse. Su cuerpo resbaló ligero, y su trasero se poso en el suelo, pero el grifo estaba abierto, y el sonido seco de la tierra al levantarse, se vio cambiado por el chasquido del lodo al chapotear.

Los ojos violáceos se volvieron furia, y antes de que Bakura pudiera echar a correr, o siquiera defenderse, una mano jalando su tobillo le hizo caer al fango junto con su primo, jalando a su hermano en el proceso. Ahora eran tres los cuerpos esparcidos en el lodo, mirándose con indescriptible odio.

-¡BAKA! –se escuchó al unísono, y pronto una pelea de puños y patadas se llevó a cabo, golpeando a diestra y siniestra a quien se pusiera en frente y resbalando más de una vez cuando cualquiera hubiera querido levantarse.

· · ·

-No puedo creer que se hayan peleado ahí afuera ¿Qué son¿Animalitos salvajes que tiene una que estar arreando?

Ninguno respondió a ello, aunque, ciertamente todos quisieran reírse. Sae, regañándolos como estaba, permanecía llena de pintura –rostro, manos, ropa y todos los lugares alcanzables- dando un aspecto poco temible a su amenazante discurso.

Bakura lanzó una pequeña sonrisa discreta sin poder contenerse. Su madre le miró de reojo, y antes de que el mismo pudiera huir, su cabello enmarañado y enlodado, ahora estaba también azul.

-¿Por qué haces eso!

Sae le miró fríamente, el rodillo en mano aún girando. –Respeta a tu madre cuando te está regañando. Tú, hijo de la…

-¡Sae! –la buena de Sana le reprendió a ella -. Te estás saliendo de contexto.

-Cierto. Cierto. La cosa es que… ¿No pueden llevarse bien?. Hace un momento un vecino nos habló. Dijo que había mandado a llamar a la policía por que se estaban peleando en la calle ¡En la Calle!. Que yo sepa, no crié delincuentes juveniles, y estoy segura que Sana tampoco. ¿La cabeza les sirve para algo?

-No, madre. Me la estropeaste cuando me dejaste caer del sillón del auto a los dos años.

-Eso fue un accidente, eras tú el que te movías demasiado… No dejabas que te pusiera el cinturón de la sillita…

-Es por que eres una inepta.

-Oyéme, me respetas por que me respetas.

-¡Madre desnaturalizada!.

-¡Mal hijo!

-¡Progenitora Ignorante!

-¡Hijo de Pu… -una mano con pulso calmo, apoyadaza en el brazo de la mujer, bastó apenas para callar aquella pelea. No había sentido. Sana negó con la cabeza, sus dedos apretando más el brazo de su hermana. Su mirada dándole un mensaje tan mudo como claro, con aquella casi telepatía con la que siempre se había entendido.

Estás haciendo las cosas mal, el ejemplo a seguir es lo primero. Si tú no te calmas ¿cómo lo harán ellos?.

Sae bajó la mirada, simplemente contando en su mente. Diez, veinte, mil…lo que fuera necesario. Y ya calmada, sin la voz alterada, ni un ápice de desespero en sí, con el mismo rodillo de con pintura en mano, lo pasó sobre el cuerpo de su hijo menor.

Bakura se hizo para atrás, manchado más de azul que antes, ahora de la cara y el pecho, incluso parte de sus pantalones. –¡Maldición, madre¿Qué haces?.

La mujer sonrió ahora con el ceño completamente fruncido. Daba miedo. Realmente daba miedo….

-Tú –Señaló a su hijo-, quitáte la ropa y anda a bañarte. Eso es suficiente como castigo para ti. –Bakura refunfuñó quitándose el saco del uniforme. Sae miró entonces a Mariku – Y tú –señaló la ropa -, lavaras eso. Ahora. Sin ayuda. Después podrás bañarte.

-¡Tía! –reprochó, y miró a su madre. Sana asintió con la cabeza, no al reproche, sino al castigo impuesto.

-Hijo, eso les enseñará a no pelear.-dijo con suavidad, sus manos cruzándose en su propio cuerpo. –Anda, haz lo que debes. Ryou, no le ayudes.

El albino asintió a lo que su madre dijo, y espero a que Mariku recogiera el saco. Bueno, al menos sería más sencillo con la lavadora.

-A mano.

-¿Eh? -¿Qué acaso su tía era bruja? Supo exactamente lo que estaba pensando. Miró a su madre nuevamente, y esta volvió a asentir. –. No es justo. –murmuró enojado y se fue recogiendo el camino de prendas que su primo había dejado desperdigado rumbo al baño más cercano. Ryou siguiéndole de cerca.

· · ·

-Malditas manchas. No se quitan –murmuro entre dientes el moreno, su hermano mirándole sentado a su lado.

-Se lo merecen, desde un principio no debieron ponerse a pelear en plena calle.

-¿Ahora tú? –Mariku se escurrió de las manos la espuma. -¿Qué tú no tenías ganas de romperles la cara? Esos malditos nos engañaron con el camino.

-No. –murmuró muy bajo.

-Mentiroso. Lo deseabas tanto como yo lo hice.

-Bueno, lo reconozco-murmuró el albino -. Aún así, no lo hubiera hecho. Por muy enojado que estuviera, lo dejaría por la paz.

-¿Seguro?- insistió el moreno -. Alcance a ver como Tea te sujetaba para que no intervinieras…

Ryou suspiró, sus manos apretando un momento la tela de sus pantalones, justo apoyadas en sus rodillas. Exhaló un momento, y se levantó del banquillo donde estaba sentado observando a su hermano. Luego, simplemente lo abrazó por la espalda. Con una delicadeza pasmosa, y una entrega tan inexplicable como el propio abrazo. Sus manos viajando por el torso, buscando nuevamente los moretones, y oprimiendo en donde los recordaba claros. El cuerpo pegado al otro, compartiendo el lodo pegado a este. Su barbilla pegada al hombro y sus sienes acariciándose con los pómulos morenos.

-No me gusta que te hieran-murmuró apenas, su voz sonando a arrullo -. Menos cuando ya estás herido.

Mariku se sobresaltó un poco, y el lavar el uniforme se convirtió en la cosa menos importante de todas. Aquella acción se veía lejana ahora que tomaba entre sus manos las blancas buscadoras de heridas. Inhaló un poco, buscando el aroma fresco de su hermano ¿Cómo hacía para oler siempre tan bien? Bueno, tal vez sólo era que le encantaba su olor, sin importar cual fuera.

Los dedos acariciaron dedos, y las palmas, palmas. Y esto desconcertaba al menor, con sus ojos lilas cerrados, y los nervios más abiertos. Sin saber si buscaba el tacto o la separación.

Finalmente se rindió ante el albino, y, relajando el cuerpo por completo, se apoyó en él.

· · ·

El Atos se estacionó en la misma cochera que hubiera abandonado esa mañana. Sus puertas cedieron abriéndose a la par, y de estas, salieron de figuras, las mismas también, de aquella mañana, vestidos igual, peinados igual, cargando lo mismo. La única diferencia, eran las actitudes que llevaban encima.

Odion, con esa seriedad de siempre, rabiaba por lo bajo, como maldiciendo a los dioses de su pasado, del pasado de sus abuelos, de los de otros países y de otras devociones. Harto ya de la mujer a su lado, quien, contrario a la pedantería que según él, la caracterizaba, estaba sonriendo como boba recordado quien sabe que cosas…

O más bien, sí lo sabía. No por nada se había pasado todo el camino hablando y hablando y parloteando de lo mismo. O más bien, del mismo. Shigure esto, Shigure aquello, que si la sonrisa de Shigure era así, que si al pestañar hacía así…Estaba realmente harto.

Y aunque pusiera su mejor cara de "No me importa", ella siguió hablando de aquel muchacho que con sólo el primer día, ya había tocado fondo en su corazón. Y es que en verdad, para ella era lindo, precioso, inteligente, hermoso…

Había escuchado millones de adjetivos después de las palabras "Shigure es…" y asombrosamente, todos eran positivos ¿Cómo era posible que aquella mujer encontrara tantos y tan buenos? Cualquiera que la escuchara, podría pensar que el muchacho era un Santo venido a salvar la tierra de la destrucción causada por un Multimillonario loco de pasión por una esposa muerta, qué, tratando de revivirla, había buscado poderes antiguos de una tierra desolada, creando un juego poderoso, haciéndolo popular entre las masas, buscando la tecnología de un genio y el misticismo de una cultura, implicando que terribles monstruos de leyenda salieran de un lugar de sombras a devorar las almas de sus incautos victimas, y demás tonterías…

No, todo eso sonaba a un mal programa de televisión; se rió, viendo sentado por benéfica la distracción que acababa de tener, llegando sin escuchar más a la mujer, a la cocina.

Su madre no estaba ahí, como era costumbre verla cuando llegaba, y para su buena fortuna, la que preparaba la cena, con toda la calma del mundo, era su tría Sana.

-¡Mamá! –Ishizu gritó, y corrió a abrazarla lo más rápido que pudo, tenía tantas cosas que contarle, tanto Shigure que elogiar.

-Buenas tardes, tía. – Odion la saludó a Sana, con un gesto gentil, milagrosamente, sonriendo.

La mujer lo notó entonces, y le sonrió de vuelta, no se lo había dicho Sae, ni tampoco Thot, pero sabía que el mayor de sus sobrinos, no acostumbraba mucho un gesto fuera de la seriedad.

-Buenas tardes- dijo al fin, sus ojos desprendiendo calidez –. Sae dijo que eres bueno en la cocina ¿Podrías ayudarme un poco? Cocinar para diez personas, es muy duro para una sola. –Y sonrió de nuevo, con ese candor tan suyo, con esos ojos tan brillantes y abiertos al cariño, que el hombre, lejos de dar una negativa, como siempre hacía cuando su madre le pedía que se metiera a la cocina con ella -no podría evitarlo, pero su madre era desesperante cuando se desesperaba- , sin mostrar demasiado entusiasmo o cualquier otra tangible muestra de algo, se acercó al fregadero para lavarse las manos.

Ishizu, mientras tanto, se dedicó a buscar a sus hermanos.

· · ·

Para hacer las cosas más fáciles, Malik había decidido meterse a bañar con su hermano, y ayudarlo a limpiarse como era debido. Conocía a su mellizo a la perfección, y sabía también como que dos más dos eran cuatro, que Bakura odiaba la suciedad en su cabello, no por vanidad –del todo- sino por la incomodidad de este al estar inpulcro. Un cabello demasiado largo, es difícil de cuidar.

-¡Ay¡Carajo¡Que no me tires del cabello, idiota¡Ay! –Lamentablemente, también era inevitable el que Bakura se quejara como un niño cuando lo ayudaba. No importaban las buenas intenciones que tuviera, el siempre encontraba forma de quejarse.

-Lo estoy haciendo despacio, Bakura, pero esta muy enredado, y la pintura ya se hizo grumos.

Bakura gruñó con fuerza, sus dientes rechinando con furia –¿Cómo rayos hizo tu madre esa mezcla de pintura!

-¿Sólo mía?-Se quejó el moreno, jalando un poco más el cabello –Somos mellizos, idiota.

-Sí, tuya, tuya, tuya, tuya- casi canturreó enojado el albino, sus ojos chispeando ante ello.

Malik suspiró, pasando el cepillo nuevamente por las hebras enmarañadas, mientras, hincado, tomaba el rociador de mano y mojaba nuevamente la cabeza de su hermano. Este se dejó hacer, sin dejar de murmurar que odiaba a su madre.

-Ya- Malik le jaló más -, cálmate, pareces tonto.

-¿Y qué? Sólo estás tú.

El moreno sonrió, no sonaba a voto de confianza, pero lo era, y se conformaba con eso. Y, ahora que estaba en ambiente relajado –y que Bakura no podría escapar de él, pues hacerlo sería andar desnudo por la casa-, se aventuró a continuar con lo que había dejado pendiente el día anterior.

Sus manos dejaron de cepillar, y se enredaron al cuerpo albino frente a él, bien por mostrar cariño, o para que el otro no huyera de la pregunta, quizás hasta ambas. Quizás ninguna.

Bakura no se movió tampoco por un momento, su cuerpo en tensión por la sorpresa, su boca paralizada por el sopor.

La barbilla de Malik se recargó en el hombro desnudo de su hermano, y por un momento, dentro de la cabeza cubierta por espeso cabello plateado, pasó la idea de que aquella pose era algo erótica. Quiso sacudirla para sacar la idea, pero renunció al saber que el roce sería mayor.

-Ayer estabas muy raro –comenzó el moreno, aferrando más el abrazo –, no parecías tú mismo al regresar de las compras ¿Qué te pasó? Me preocupaste.

Bakura ahora sí sacudió la cabeza, tratando de despegarse –No des tanta importancia a esas cosas. No es nada de tomarse en serio.

Los brazos de su hermano se asieron más a él, evitando la escapatoria. –No sueles ponerte serio por nada. De hecho, nunca estás serio ¿Qué ocurrió ayer? No eras el Bakura de siempre.

-¿Y cómo es el Bakura de siempre? –Sus brazos abriéndose para tratar de separarse, pero para su sorpresa, su hermano tenía fuerza, y mucha.

Malik lo mantuvo quieto, abrazándose más a él con la fuerza que fuera necesaria, su posición cambió, hincando completamente en el piso, llevándose abajo a su hermano, con la intención de recargarlo más contra él, sosteniéndole unos cuantos mechones blancos para jalarlos si era necesario-y sabía que lo sería-, en caso de fuga.

El mellizo albino se tensó más que nunca, su cuerpo pegado completamente al de su hermano, las toallas húmedas separando apenas sus pieles mojadas. Todo esto se le antojaba a sensualidad, y saboreaba las sensaciones a excitación, como sus pezones erguido por el frío del agua y los de su hermano por el roce de su espalda. Suspiró embravecido entonces, tratando de enojarse. Tal vez así le soltase con miedo, y podría escapar de todo aquello. Pero, cuando intentó levantarse, Malik le jaló de los mechones, y calló sobre él.

Y si antes había pensado que estaban muy pegados, ahora era nada la distancia, y realmente no sabía si el que había perdido la toalla era él, o era Malik. Lo único que entendía, era que sentía más piel de la que realmente quería saberse sentir.

· · ·

Ishizu caminó apresurada buscando el lavadero en busca de sus hermanos. Necesitaba hablar de Shigure, y sabía que tal vez, el único que le escucharía con paciencia, sería su pequeño hermano albino.

Ya se había cruzado en el camino de su tía –Una maraña de cabellos, ira y pintura- y esta le había indicado con un rostro tan ceñudamente sonriente –que le había hecho dar un par de pasos atrás- que ambos mellizos estaban en el lavadero, amenazándola con brocha en mano, que no se atreviera ayudar a Mariku al lavado de las prendas.

Y desde entonces los buscaba. La casa era grande, y no recordaba con exactitud el lugar. Suspiró resignada a esperarlos en la sala, pero, una repentina corazonada –o el sexto sentido de toda mujer- le hizo salir al jardín, a un lugar no tan alejado de la cochera.

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Por un brevísimo instante, en el que su hermano le mecía entre sus brazos. Sintió el cosquilleo inequívoco de una caricia bajo la playera, tan cerca del ombligo, que casi sentía un dedo dentro de este. Exhaló con un quejido leve maldiciendo lo más bajo que pudo, tanto, que casi pareció un lloriqueo.

-¿Te lastimé? Lo siento. –las manos se retiraron presurosas, pensando en que era dolor y no placer. Y eso alivió a su hermano, que con un pánico devorador, había pensado que Ryou le conocía tan bien, como para saber que le gustaban ahí las caricias.

Ryou se separó entonces, brusco como un extraño pegado a uno, con sus ojos chispeando con extraños brillos dentro de la avellana capa de iris y pupila. Después de eso, la dulcificación de la expresión. Un segundo más tarde, una tercera figura se unía a ellos.

-Ishizu. –murmuró Mariku, mientras Ryou corría a abrazarla. Realmente junto a ella, el pequeño albino parecía un niño chiqueado.

-¿Cómo está mi hermano favorito? –sonrió la chica, revolviendo los cabellos albinos. Su expresión dulcificada hasta la ternura.

Mariku bajó la vista un momento. A veces no soportaba ver aquellos mimos que ella le daba a su hermano. Suspiró alejando la tristeza, o al menos intentando hacerlo, y giró su cuerpo continuando con el olvidado uniforme que se escondía bajo la espuma. Talló con más fuerza. Escuchando apenas la conversación que entablaban sus hermanos. Reparó en que sería mejor no escuchar. Tarareó una canción en su cabeza, y se imaginó algo que tuviera que ver con ello.1

Fue entonces cuando unos brazos, más menudos y morenos, se enredaron a él con cariño. -¿Y cómo está mi hermanito predilecto? –Las manos subieron hasta su cabeza, alborotando más el enredado y enlodado cabello rubio. Sus ojos se cerraron un segundo, dándose vuelta para encarar a su hermana, pero se quedó en ello, porque la visión le hizo tragarse la carcajada con espasmos.

La dama, como siempre le había visto, estaba embarrada de lodo, incluso el tramo de rostro que sintió pegado a él. Y aunque lo negaría algún día, ella se veía realmente linda con esa sonrisa de niña a flor de labios.

-Ojalá fueras más seguido así. –le dijo, sin guardarse la mueca, ella le golpeó el hombro.

-Si tú fueras dulce conmigo, lo sería contigo.

El rubio no pudo evitar reír un poco ante esto, la cara de reproche que Ishizu le mostraba, iba más allá que la molestia, sino que se acercaba a la diversión, suya, por supuesto, con un acto caritativo de hermana. La morena se acercó entonces a él, sonriendo enormemente como hacía mucho no hacía, y descuidadamente pasó las manos por la cabeza de su hermano, acariciando de pronto las mejillas, y subiendo hacia sus orejas con esa mirada dulzona que expresaba travesura. Le besó los cachetes con fuerza, en un beso tronado, y no importando el lodo, con los labios bien apretados contra la mejilla, restregó su boca, surcándole el rostro con su lápiz labial.2

Mariku se quejó de eso, manoteando sin atreverse a tocarla, ella no era como Ryou, quien apartaba de un manotazo cuando se le pegaba –aunque últimamente había olvidado eso-, y ella, aprovechando eso, juguetonamente hizo lo que siempre hacía en las contadas ocasiones en las que jugaba con el menor de sus hermanos. Le tomó de los aretes. O eso intentó, tomó sólo uno, jalándolo muy abajo, pero en la otra se le fue la mano. Sus dedos se cerraron en tono al aire, rasguñando ligeramente la oreja con sus largas uñas. Y se separó de él. Las manos ahora colocadas entono al rostro, ladeándole para verlo minuciosamente. Sí, había golpes, pero esos parecían recientes, como hechos ese mismo día.

-¿Dónde está el otro arete? –preguntó repentina, mas, captando la mirada perturbadora de ambos mellizos, busco la manera de encubrirse, pero antes de poder hacer nada, Mariku, con un gesto congelante, retiró con suavidad las manos que aprisionaban su rostro.

-Lo he perdido antes de la mudanza, eso es todo.

Ishizu tragó bajo, sin creerle para nada a su hermano. Se llevó las manos al pecho con semblante preocupado, hasta que se vio vista más atentamente por sus hermanos. Pensó rápido, y antes de que pudiera pensar en nada, dijo con tono de reproche –Yo los quería. Nunca quisiste dármelos¿y así los pierdes? Eran hermosos.

Mariku le miró con los ojos bien abiertos. ¿Sería acaso que si hermana supiera que hasta había poco estaban metidos en bandas¿Conocía ella la tradición del pendiente? No. Se dijo mentalmente, ella no podía saber nada de eso, era ignorante en esos temas. Suspiró entonces, dándose vuelta nuevamente hacia el uniforme de su primo, y, aparentando no tomar importancia a la mirada de Ishizu, continuó tallando con fuerza.

-Ya te mandaré ha hacer unos iguales, no es para que lo llores. – Ryou les miró a ambos, con una mano apoyada en el revés de su codo -. ¡Malditas manchas¡La chingada pintura no se quita¡Chi-Kuso!. 3

Una delicada mano morena, le arrebató entonces el saco, acercándolo a rostro femenino dueño de esas manos –Mmm –le examinó minuciosamente, la tensión desapareciendo en ese acto y esa mueca de concentración y pensamiento –Ya sé que se puede hacer. Pero no le digas a mi tía que te ayudé.

Ninguno de los dos entendió, y sin darles tiempo de preguntar, la muchacha corrió hacia la cochera, tropezando en el acto con los pantalones que aún faltaban por lavar y estaban tirados en el piso.

Un pequeño ruido metálico, como de tintineo, se dejó escuchar con esto, y, una vez que su hermana se hubo ido, Ryou se inclinó para tomar los pantalones. Los notó pesados de un lado, y, cuando Mariku que no se había dado cuenta del ruido -ocupado maldiciendo otra vez las manchas- rebuscó en los bolsillos de la prenda.

Sus ojos se entrecerraron felonamente, y con cuidado, guardó en sus bolsillos lo que había encontrado tratando de no parecer sospechoso. Minutos después, Ishizu volvía con una botella que contenía gasolina.

-Sería tonto de tu parte –explicó la muchacha -, poner esta ropa a remojar en cloro, se desteñiría, y sería más tonto aún, el ponerle algún disolvente de pintura. Se desteñiría mucho más. La gasolina servirá para eso.

Mariku observó como su hermana esparcía un pequeño chorro de combustible sobre la prenda, y como la pintura embarrada en esta, se diluía rápidamente.4

· · ·

Bakura tenía el rostro más rojo que nunca había tenido antes.

Él. Su hermano. Él sobre su hermano. Y eso no cuadraba para nada ahí. No, lo que menos encajaba en esa ecuación, era el saber quien había perdido la toalla.

Ambos.

Iba a suspirar, pero se tragó el aire con la rapidez del aturdimiento, o más bien por la falta de espacio. Labios contra labios en accidente, sin espacio más grade que una ligera capa de una nada tan delgada como la piel.

Y lo peor de todo, ojos purpuras entrecerrados con el brillo extraño del dolor o la excitación.

Demasiado extraño para él. Demasiado adrenalina también. Demasiado hombre, y demasiado hermano. Demasiado, demasiado y demasiado.

Y demasiado frustrante el saber que le gustaba…

Un rayo de conciencia impacto en su cabeza, en el momento mismo en el que la boca bajo él se abriera para hablar, mascullando febriles suplicas. Por un momento tuvo el impulso de enredar sus lenguas en ese beso no dado. Pero se resistió.

Sus brazos se impulsaron como resortes, levantándose de inmediato, más se resbalo de nuevo con el agua, y calló sobre su hermano nuevamente. Esta vez sus bocas estuvieron plegadas completamente una sobre la otra. Y el momento hubiera sido excitante, de no ser por sus frentes estrelladas entre si, y el dolor en la cabeza que comenzaba zumbarle en cuerpo.

-Eso no fue inteligente –Murmuró Malik una vez separados, sus ojos entrecerrados esta vez por el dolor, mientras se sobaba la frente, sentado desnudo en el piso de azulejos. – Grr…Itai.

Bakura se recupero antes que él, recuperando su toalla y cubriéndose con ella, mirando sonrojado hacia otro lado, buscando con desesperación bien disimulada la toalla de su hermano, finalmente la encontró y se la arrojó a la cintura, cubriendo un poco de su desnudez. –Baka.

-¡Hey! Si el baboso fuiste tú al resbalarte…Itai –Esta vez sólo mantuvo una mano sobre si frente, entrecerrando un ojo con dolor, sin notar que algo escurría por su rostro hasta su nariz – Itai, itai, itai.5

-¡Ya cállate con un carajo! –Bakura se desesperó y estuvo apunto de golpearlo, de no ser que le vio el rostro ensangrentado, con el cabello pegado a la frente por acción del agua y sangre. -¿Estés bien?

Malik le miró dubitativo, sin entender la repentina preocupación hacia él. Su mano aún tomando su frente en expresión de dolor -¿Cómo quieres que lo esté? Me pegaste con tu cabezota dura. Itai.

El albino bajó la mirada, murmurando un 'Baka' muy despacio, y, con la toalla de mano, se acercó a su hermano, tomándole del rostro con poco cuidado, hundiendo los dedos en las mejillas morenas, obligándole a mirarle. Pronto las pupilas se encontraron, y el propio Bakura repeló a eso, limpiando con cuidado la herida en la frente de su hermano.

Malik le miró entonces, y en sus ojos nació un embelezo enorme. Casi a ensoñación. Tan luminoso se veía su hermano que la blancura de su piel se apetecía a cremosa, y sus cabellos a deleite.

Suspiró haciendo una mueca, y Bakura lo tomó como si lo hubiera lastimado. Aminoró el agarre y la presión, y continuó con más cuidado – ¿Así está mejor? –habló con voz melosa a los oídos mellizos. Y por un momento, chispas bailaron a su alrededor en un fondo imaginado por su hermano, quien, aún si Bakura había repetido la pregunta, sus palabras estaban atoradas en el fondo de su garganta. No pudo más que asentir débilmente, no para responder, sino para sentir más la fragilidad de su gemelo.

Bakura le sonrió entonces diciéndole zopenco, pero eso de pronto se escuchó a halago. El albino terminó de limpiar la sangre de su hermano, y le orilló a al bañera, empujándolo para que entrara en ella, después de eso, el mismo hizo aquello, dejando a un lado su toalla, intentando relajarse en ese baño con su hermano. Realmente no era como su nunca en su vida se hubieran metido juntos a bañar, todo lo contrario. Pero ahora, ahora…

Ahora era diferente. Simplemente por el incidente de hacía un rato. Y, con toda la cabeza fría que tenía, optó que lo mejor para ello, era el actuar como si nada. La rutina siempre mata la nueva idealización.

-Ahh…- se escuchó gemir de pronto, perdido como estaba, jamás notó a un hermano saliendo de la bañera sólo para posesionarse tras él, ni tampoco cuando enjabono las esponja. Sólo pudo sentirlo cuando Malik comenzó a tallar su espalda. Y Bakura sólo quedó con una idea en la cabeza...'Disfruta el momento y actúa natural' y así lo hizo.

Mientras, en otra cabeza se formaron otros pensamientos. Profundos talvez. O tal vez demasiado a la ligera.

Por que mientras tallaba la espalda albina, y procuraba dejar el tacto de los dedos sueltos para sentir la piel, su corazón saltaba de su pecho. Y aunque la tentación de plegarse sobre el cuerpo blanco era realmente insoportable, se resistió a ello conformándose con los gemidos cortos y escondidos que su hermano suspiraba.

Sonrió, inclinadose hacia su mellizo, quedándose a medio camino, su cabello mojado picando la espalda blanca, sus uñas raspando de vez en cuando con juguetón movimiento de esponja -¿Rico? –preguntó con sensualidad, escondiéndolo en una juguetona expresión de no atrevimiento. Y cuando escuchó el gemido más pausado de Bakura, quien trataba de dar una respuesta, la llave de la regadera se abrió rociando sobre ellos una lluvia fría. Helado con ello, su excitación.

Terminaron de bañarse ya más tranquilamente, como era costumbre y salieron ambos del cuarto de baño. Cada uno dirigiéndose a su habitación. Bakura, se vistió con calma y se asomó a la ventana que daba al jardín, pensativo mientras admiraba el duraznero que tanto le gustaba.

Malik, por su parte, solo se encerró en su habitación, se arrojó a su cama sin vestirse y enterró su rostro en las almohadas.

-Creo que…-murmuró, sus labios contra la tela guardando ello para si mismo -…que si me he golpeado fuerte la cabeza…


Hola de nuevo. Hace mucho que no publicaba TT hasta me siento rara .

Bueno, tardé demasiado haciendo esto, lo siento, más que nada, por que este fic es dedicado a alguien, y siento como que le quedo mal al no apurarme, realmente me ha costado trabajo, mi ánimo no ha estado muy arriba que digamos últimamente, sino todo lo contrario nñU

Er…no mse me ocurre mucho para estas notas de autor, ayer sabía que iba a poner, pero se me borro todo de la mente o.O Jejeje…

¡Ah sí! Bueno, es que este capitulo es como la mitad del que tenía planeado, pero como por ahí me mandaron un review diciéndome que no le gusto que el capitulo pasado fuera tan largo, pues lo he acortado un poco, dividiéndolo. De por sí, la otra parte no está acabada.

Otra cosa que aclarar, es el hecho de que si en este capitulo no he introducido a los demás, es por que ya saldrán, y sí, a aquellas que preguntaron por Yuugi y por Yami, ya habrá momento (específicamente, en el siguiente capitulo) donde aparecerán. No coman ansias.

Bueno, ahora a las notitas de los corchetes que puse a lo largo del capitulo:

1 Normalmente, cuando no quiero escuchar algo, o algo me molesta, o simplemente no me interesa, canto en mi mente, recuerdo un video, recuerdo escenas, invento otras o pienso en mis fics y como continuarlos. Me pareció que sería bueno que Mariku hiciera lo mismo. Apuesto que muchas de ustedes también lo hacen nn

2 La escena donde Ishizu le embarra a Mariku su lápiz labialtambién es algo que vivo día con día ( o sábado con sábado ..) La hermana de mi mejor amiga es a veces algo chocante, y cuando me descuido, me hace eso, ya sea en el rostro, los brazos, las mejillas o el escote, la espalda…(Misao enumera con los dedos)…er…creo que soy bes°able° y embarr°able° cuando estoy descuidada o dormida . También suele pintarme con permanente, pero de eso si me desquito nn.

3 Bueno, eso de "Chi-Kuso" es la combinación de Maldición y Mierda dichas en japonés. Y es más que nada una broma a una de mis frases más dichas. Casi siempre ando diciendo "Maldishit"…que nació hace muchos años no se mí, sino de la boca de un amigo que es casi mi hermano xD. Con el tiempo se volvió mía esa palabra, y ahora la uso para todo lo que me salga mal. Me gusta mucho, y por eso quiero que sea de Mariku nn.

4 Lo de la gasolina es real, no sé exactamente si quita la pintura, pero sirve con la grasa o él aceite. Cuando era una engendrita de tamaño reducido (y no he crecido mucho que digamos ¬¬) me encantaba meterme bajo la camioneta de mi padre, ahí me escondía, o alcanzaba a los gatos o a los perros que se mediana ahí. Por lo tanto, siempre salía toda manchada de grasa y aceite. En fin, mi padre (por que madre no tengo), lavaba mi ropa con gasolina, para que la grasa saliera. Es un truco útil nn.

5 Itai. Según sé, es dolor.

Atama ga itai Me duele la cabeza ( o más bien cabeza doler xD)

Bueno, de las notas de este capitulo, es todo.

Pero bueno, esta nota es aparte: He hecho otra historia, un Bonus, (aunque no lo es, no tiene nada que ver con ninguna historia que haya hecho) es un One-Shot y aparte es lemon. No es de una pareja convencional, pero bueno, me gustó como quedó. Ojalá puedan leerla cuando la publique, le echaré los kilos para hacerlo de entre hoy y mañana, por que aunque ya está terminada, aún no está lista uu Los detalles, los detalles uu. Está dedicada a Baku-Chan también nn. Así que si es para ella, imaginen como de que va la historia.

Ahora sí, es todo. Ahora a la contestación de reviews (una amiga me sugirió que lo hiciera disfrazada de chibi, como en las notas de Baku…pero más chibi no puedo estar uu, gracias de todas maneras por tu mail nn)

ALEJAMOTO DIETHEL: No es por nada, pero…la segunda parte de tu nick me recuerda a la química (Dietil, Trietil, bases saturadas ) Me costó un poquito de trabajo entender tu review, pero me esforcé nn. Bueno, como lo pediste, no está tan largo este capitulo, ahora no tardaras tanto en leerlo nn. Si, se llevan muy mal, pero hay familias que así son. Simplemente es Inevitable. Ishizu resultó ser mejor de lo que te esperabas¿no? No te preocupes, pronto habrá más de otras parejas, por el momento, ando despejando y enredando más a las principales, pero no significa que no las ponga nn Gracias por tu review, nos vemos en el proximo.

MalaleGracias por lo de interesante. A mi me gusta mi fic xDDD pero cuesta un poco de trabajo. Sip, que bueno que quedó claro, ese era mi temor: el que nadie entendiera. Jeje, me pasé con el Mariku/Ryou esta vez, y más que nada, me pasé con el Bakura/Malik o.O Pero bueno, Las parejas no serán esas, solo son preámbulos. Así que no te preocupes. Ya veras más adelante. Jaja, sip, violentos como bestias, así son los hombres xDD. Y lo de Yami y Yuugi, también está por venir nn. Muchas gracias por el review.

Baku-Chan: Nyaoooooo…Que gusto que te haya gustado (o.O Doble pleonasmo…Creo..) Jeje, me encantan los reviews largos TT Hai, claro que eres mi favorita °Cuchicheando° pero mantenlo en secreto. No quiero que te pase algo malo…

Jeje, me da guato y también que Ryou este alegre de ser el más grande…aunque me cueste la vida con Ani .. Para Malik, pronto habrá flan, así que no tiene que pelear de que nada más le ando dando gusto a Ryou. Pronto será él el consentido. ¿Te he complacido Mariku? La vida te ha tratado regularmente bien nn, sobre todo con tu hermano, se ven lindos los dos juntos nn Qué malo fue Bakura al hacerlos caminar mucho xD Esa es una de mi partes favoritas, no sé ni como se me ocurrió o.o y hai, pronto habrá más regaños públicos, sólo esperen a que salgan de nuevo en familia, no falta mucho nn.

No te preocupes Baku, no sólo pondré Flash-Back de la pandilla, sino que tengo pensado otra cosa también muy interesante. °Sonrisa macabra mientras mira a Mariku° Espero que lo leas y a ver si te gusta nn. Gracias por felicitarme por lo de mi cumple, aunque ya haya pasado, es muy amable de tu parte el haber tratado de no olvidarlo nn. Me sigues debiendo una compensación…Ya sabes, algo Grande, pero significativo, De ti, para mí nn". Y no te preocupes, Yuugi saldrá más nn

Dewa Mata nn.

Kida Luna: Tu perro Rex es muy chismoso, pero me cae en gracia, es un buen chico xD…jejej, sip, el mundo no necesita más guerras, por ello los puse separados, no queremos que se destruya el mundo tan pronto o.O Y lo de el solecito, un poquito no hace daño, además, lo descubrieron, así que no morirán de cáncer, ni se pondrán negros…o más negros nnU No te preocupes, nadie morirá xDD

Muchas gracias por tu review, me agradan mucho los tuyos, son graciosos xD

Konoto-chan: Jaja, gracias, trataré de ponerle más gracia xD Ojalá si pueda llegarlo al final nn.

Bueno, eso es todo, de todas maneras, no me queda mucho tiempo o.o

Nos vemos en el siguiente fic o en el siguiente capitulo xD.

Sayônara Bye Bye nn