Disclaimer: Clannad le pertenece a la compañía Key. Gantz le pertenece a Hiroya Oku. Los personajes de zoids génesis no me pertenecen. Los personajes de Btooom no me pertenecen.
Capítulo 5: Los hombre-pájaro
Ushio había aparecido en la habitación negra. A diferencia de la vez pasada solo un par de sujetos estaban vestidos con trajes negros, los otros aún no se habían cambiado, aunque procedieron a desvestirse y cambiarse frente a ella.
—¡No podrían turnarse para cambiarse en el pasillo! —dijo Ushio con la cara roja mientras se tapaba los ojos. No tardo en escuchar una exclamación, indicando que los otros integrantes de la cacería habían llegado.
—¿No leíste la carta niña? Si no llega nadie nuevo tenemos entre 5 y 15 minutos para prepararnos, y eso incluye la escasa información que nos proporcionan del enemigo. Si no te das prisa puedes perderte los detalles de la información, o ser transportada sin armas. Y créeme, eso nunca termina bien —dijo una voz que, por la apariencia del que la pronunciaba, era Williams Christian, o Gambito, de estados unidos. Él era el sujeto con traje de cuero y con escasa armadura, con casco y armado con lanza, y según su sensei, el más peligroso de los cazadores de su grupo, o por lo menos en el que se debe confiar menos.
—Tiene razón —dijo su sensei. Ella procedió a suspirar y a cambiarse, si la información aparecía ella podría verla y, hasta donde sabía, nadie de su "equipo" era un pervertido.
Su sensei tenía toda la apariencia de alguien sumamente antisocial, si le dijeran que no tenía ni familia ni amigos ella no tendría problemas en creerlo. Gonzáles Yutaka o Gorila salvaje era hijo de padre cuyo origen era de algún país sudamericano y de madre japonesa. Por lo que le había contado su sensei era un sujeto muy amable y cortes, se vestía y actuaba como un sujeto rudo de la tierra de su padre únicamente por necesidad. Él era el menos peligroso del grupo y nunca te haría daño a menos que tú le intentaras hacer daño primero. Mikogami Emilia o Himiko era una especie de versión femenina más joven y social de su sensei, por lo menos en base a lo que él le había contado. En cuanto a los nuevos, bueno, nadie los conocía, pero su sensei tiene la impresión de que son buenas personas y pese a la situación actual no están dispuestos a modificar sus valores y principios morales tan fácilmente.
Ushio termino de cambiarse y equiparse mientras seguía pensando a ratos en la inverosímil situación en la que se encontraba. De pronto la esfera negra volvió a hacer ruidos, igual que la vez pasada. Había tres figuras en la imagen que aparecía en la esfera negra; igual que la vez anterior había texto en varios idiomas. La primera imagen mostraba un pájaro tan grande como un gato e igual de voluminoso, con alas y patas poco desarrolladas y una cabeza anormalmente grande. La siguiente imagen era un ave antropomórfica que era del tamaño de una mujer promedio, flaca, con un pico grande y chato, unas alas muy grandes, pero con muchas plumas muy pequeñas, las manos parecían tener garras afiladas en vez de uñas, y los pies parecían tener garras romas. La última imagen representaba otra ave antropomórfica, pero mucho más grande, de casi tres metros de alto, con los músculos remarcados en cada parte de su cuerpo, aunque sus músculos no eran muy voluminosos, las garras de sus patas eran mucho más grandes y parecían más afiladas que en el caso anterior, y este ser si parecía tener alas desarrolladas para volar; cada ala era casi un metro más grande que la criatura cuando se desplegaban, con muchas y muy grandes plumas, su pico era más grande y estilizado, lleno de dientes de diferentes tamaños. Ushio pensó que la apariencia de este último ser era francamente aterradora. Había un texto para cada figura:
Denominación: tanakense
Nivel: Bebe, Campeón, Perfeccionado. *
Puntos: 0.3, 4 y 11 respectivamente.
Ushio suspiro, ya le habían dicho que una manera de saber que tan fuertes son "las presas" era en base a su valor de puntos y su nivel. Había 5 niveles conocidos: recién nacido, bebe, infantil, campeón, perfeccionado y mega*. Cada uno significativamente más fuerte que el nivel anterior.
El nivel de recién nacido actualmente casi no es visto, fue propio de la "primera versión", prácticamente inofensivo, y se requería matar decenas para reunir un misero punto. El nivel de bebe fue también propio de la "primera versión", causa muy pocos daños y solo los muy tontos o descuidados eran asesinados por este tipo de criaturas. Básicamente cualquier persona común podía enfrentarse a un grupo numeroso de este tipo de criaturas sin riesgo, y co criaturas asesinadas podías conseguir 1 punto.
Los niveles de infantil y campeón fueron introducidos en la "segunda versión". Las criaturas de nivel infantil podían matar a una persona común bastante fácilmente, podría decirse que la persona promedio podría estar peleando al tú por tú con este tipo de criaturas. Las bestias de nivel campeón pueden pelear y matar a un grupo reducido de personas con facilidad, solo las personas con algún entrenamiento de combate, o armas avanzadas, se atreven a enfrentarse en solitario contra una de estas criaturas. La mayoría de los equipos pelean juntos contra los campeones. En su momento estos fueron los "jefes finales" de las anteriores cacerías.
En la actual, y posiblemente última versión, las criaturas de nivel perfeccionado ocupaban el lugar de jefe, o jefes finales, si aparecían. Pueden matar a docenas de personas comunes con una facilidad que estremece, y en muy poco tiempo. Sus habilidades especiales los hacen temibles, y una persona común en solitario no tiene ninguna oportunidad de vencer. Las criaturas de nivel mega son prácticamente leyendas, se dice que en donde aparecieron liquidaron ejércitos de varios cientos de individuos, y junto con las criaturas de nivel perfeccionado, son propias de esta versión.
Si había criaturas del mismo nivel, una manera de ver que tan fuertes eran era comparar su valor de puntos. Fue así como concluyeron que los campeones de esta cacería serían más débiles que los de la cacería anterior. Ushio no se confiaba, ella no se veía capaz de hacerle frente ni siquiera a una criatura de nivel infantil. Además, también había que considerar en donde sería el campo de batalla. En la anterior cacería muchos sobrevivieron porque las criaturas no podían nadar, y si saltabas al agua no te perseguían.
—Los campeones son débiles, igual que la criatura de nivel perfeccionado —dijo Gonzales confiado.
—Si, puede que esta vez no compartas los puntos de tu presa —dijo Williams con un tono de burla. Si dos o más personas participan en una pelea más de un minuto en contra de una criatura, los puntos se reparten de manera equitativa entre aquellos que pelearon una vez es asesinada la presa. Los puntos se reparten de igual manera si los participantes de la pelea estuvieron en esta desde el principio y duro menos de un minuto antes de que la criatura fuera asesinada.
Cuando comenzó el transporte de personas todos se callaron. Igual que la vez anterior, a ella la transportaron antes que el resto de los novatos.
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Tanto Ushio como su desconocido sensei observaron los alrededores. Igual que la vez anterior, los demás integrantes de su grupo se habían dispersado, excepto por los otros dos novatos. En esta ocasión parecían estar en una especie de área rural con casas de uno o dos pisos en su mayoría, con caminos angostos donde solo podrían pasar dos coches, y lo que parecían cultivos de algún tipo a la distancia.
—Disculpa… eto… —interrumpió Watase, sin saber el nombre de su interlocutor. Un par de segundos después de silencio volvió a hablar.
—Samurái X, te propongo una alianza —antes de que Watase pudiera decir nada más fue interrumpido por Samurái X.
—No. No quiero volverme tu amigo, ni tu compañero, ni nada que se le parezca —dijo Tomoya mientras se daba media vuelta y le hacía señales a Ushio, indicándole que le siguiera.
—La verdad es que a mí tampoco me inspiras mucha confianza, pero tenemos objetivos similares. Tú quieres proteger a esa joven, y yo quiero proteger a mi ahijado. No hay razones para no hacer una alianza, aunque sea solo para avisarnos del peligro entre nosotros —dijo Watase—. Las demás personas no me inspiran confianza, y no tenemos tampoco ninguna meta en común, al menos por lo que he podido averiguar.
Tomoya lo miro detrás de su casco. Watase no podía mirar ni su rostro ni sus expresiones faciales, no podía intuir que estaba pensando, más allá de la palpable tensión en el ambiente. Watase decidió hablar:
—Ocho ojos ven mejor que cuatro. Además, yo tengo ciertas habilidades especiales, estuve en las fuerzas de autodefensa. Tu nos ayudas con la experiencia, y yo aporto mis habilidades militares —terminó de hablar Watase. Samurái X no dijo nada más ni realizó ningún tipo de gesto. Solo avanzo, Ushio prosiguió a seguirlo. Watase y Ruuji decidieron seguirlos a una distancia de tres o cuatro metros.
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Ushio no podía dejar de estar nerviosa. Pocos minutos después de que comenzó la cacería se escucharon gritos, y no solo gritos humanos. Mientras samurái X desplegaba todo su encanto natural y "platicaba" con Watase, ella no dejaba de prestar atención a sus alrededores, mientras escuchaba la plática de fondo. En un momento dado observó con mayor detenimiento a Watase y a Ruuji. Ruuji parecía un muchacho común y corriente que podrías encontrar en cualquier secundaria superior de Japón. Watase parecía un sujeto bastante rudo, más aún que su actual sensei, sin barba incluso parecía mucho más joven de lo que le había parecido antes, y más peligroso.
Cuando se pusieron en marcha, Ushio no pudo evitar pensar que Watase podría ser un aliado valioso, confiable y fuerte. Tampoco se podía quitar de la cabeza un pensamiento que le había rondado por semanas; por qué razón Samurái X se preocupaba por ella y la ayudaba. Sinceramente esperaba que no hubiera un motivo romántico, no había ninguna intención de su parte de corresponderle, y no había manera en la cual ella pudiera enamorarse de alguien como él, aunque lo intentara; no había atracción física, ni psicológica, ni emocional. Aunque no parecía ser esta la razón que impulsaba a Samurái X a ayudarla.
—¿A dónde nos dirigimos? —preguntó Watase, misma pregunta que Ushio se estaba haciendo desde que comenzó a seguir a su sensei.
—Al borde del campo de batalla —dijo Samurái X.
—¿Por qué? —preguntó Ushio curiosa.
—Estar en el centro del campo de batalla puede ser muy peligroso. No tenemos ningún equipo sólido, aliados organizados, o habilidades impresionantes. Lo mejor para nosotros será mantenernos al margen lo más posible —respondió Samurái X.
—¿Existe un borde tangible en este campo de batalla? —preguntó Watase, incrédulo.
—Oiremos un pitido molesto, si avanzamos más sentiremos un gran dolor, y solo se reducirá si retrocedemos. Creo que las criaturas también quedan atrapadas en esta área, quizá por eso se ponen tan agresivas —dijo Samurái X, deteniéndose y mirando a Watase y Ruuji—. Si me traicionan o nos afectan, los matare. Me asegure de que no salgan vivos, de una forma u otra.
Ruuji no dijo nada, solo se quedó en shock, nunca había recibido una amenaza de muerte. Watase frunció visiblemente su ceño, más que dispuesto a responder la amenaza, especialmente por haber amenazado a su ahijado. En ese momento una serie de ruidos desconocidos y de "personas" saltando entre los techos llamaron su atención.
—¡Muévete Ushio! ¡Nos quieren rodear! —dijo Samurái X.
Las cuatro personas se movieron rápidamente por varios minutos, comenzando a meterse entre calles aún más angostas. Samurái X y Watase no tardaron mucho en darse cuenta que esa no era una buena idea. O se metían en las casas, o buscaban un lugar más amplio. Sin más opciones Samurái X pateo una puerta cercana de una casa relativamente grande y entraron justo cuando dos criaturas saltaban de los techos a ambos lados de la estrecha calle, Watase observo al menos cuatro sombras asomándose desde los techos que estaban al lado de ellos. La sala a la que entraron era espaciosa y estaba bien amueblada, por lo que Watase y Samurái X apilaron un pequeño librero y una mesa mediana en el hueco de la puerta a una gran velocidad, prácticamente cayéndole encima a los hombres pájaros.
Aturdidos e intentando abrirse paso, los hombres pájaros fueron víctimas de ataques de cuchillos, de una espada samurái y una lanza, hiriendo a uno de ellos y asesinando a otro. El tanakense de nivel campeón retrocedió y comenzó a gritar, lastimando los oídos de los presentes, después de unos segundos se dieron cuenta que si la criatura seguía gritando se les romperían sus tímpanos y quedarían sordos. Tomoya le arrebato la lanza a su hija y la clavo en el cuello de la criatura antes de que su equilibrio también fuera severamente afectado. El grupo corrió y se dividió en dos cuando vieron a más de esas criaturas bajar de los techos, comenzar a gritar a través de las ventanas o intentar entrar sobre el cadáver de sus compañeros y un par de muebles apilados.
Samurái X y Ushio huyeron rápidamente pese al dolor de sus oídos. Afortunadamente para ellos, las criaturas eran muy agiles y rápidas, pero no eran muy fuertes, y no reaccionaban tan rápido, o al menos eso parecía. Ushio observó que sus nuevos aliados fueron escaleras arriba, al primer piso, mientras que ella fue arrastrada por su sensei a otra habitación y salieron de la estructura urbana por una ventana, saliendo primero ella y luego Samurái X.
—¡Muévete Ushio! —dijo Samurái X arrastrando a Ushio, mientras ella no dejaba de protestar.
—¡Tenemos que regresar por ellos! ¡No podemos dejarlos abandonados! —gritaba Ushio una y otra vez, entre otras frases. Ushio se soltó de un fuerte tirón al tiempo que recibía una fuerte bofetada que la tiro al suelo.
Ushio se levantó con el rostro lleno de lágrimas, aturdida y alterada, con un montón de emociones explotándole en el centro de su pecho. Se llevo su mano a su rostro, toda la zona izquierda de su rostro se sentía caliente. —Nunca te pedí que me ayudaras —dijo Ushio mientras daba media vuelta y se alejaba de su sensei.
Tomoya se sentía como una basura. Desde hace años se había sentido así, pero en esta ocasión esa sensación se había multiplicado, remordiéndole la conciencia como no le había pasado en años, recordándose a sí mismo por qué se había aislado de todo el mundo. «La lastime, intento protegerla y solo la lastimo» pensó Tomoya, obligándose a salir de su aturdimiento cuando se da cuenta de que no era el momento ni el lugar para comportarse así. Suelta una maldición en voz baja cuando se da cuenta de que Ushio se puso a correr después de alejarse solo unos metros. «Ni siquiera va a la dirección correcta» pensó Tomoya cuando observo a su hija correr a una dirección desconocida para él, pues suponía que quería llegar a donde estaban sus nuevos aliados.
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Notas del autor
*Inspirado en la clasificación de poder de digimon.
