Disclaimer: Esta historia está inspirada, en parte, en el universo de Harry Potter de J.K Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a la autora, yo solo los tomo los mezclo y agrego cosas.
-o-
"Alicia: ¿Cuánto tiempo es para siempre?
Conejo blanco: A veces, solo un segundo."
Alicia en el País de las Maravillas.
Capítulo 1: Departamento de misterios.
Esa mañana, mientras se ponía su nuevo uniforme de inefable, no pensó que ese día todo se pondría en marcha para cambiar su vida para siempre.
Con una floritura de su varita los cordones de sus botas se entrelazaron ajustadamente y se anudaron tal como le gustaba. Colocó unas gotas de perfume en sitios estratégicamente escogidos y guardó su varita en la funda de cuero de dragón que descansaba sobre sus costillas izquierdas.
Se miró al espejo y decidió abrir el último botón de la camisa negra para que su aspecto le infundiera seguridad. Ese día le darían su primera misión en el departamento de misterios y necesitaba hacer acopio de toda confianza posible para poder demostrar sus habilidades ante su nuevo jefe y compañeros.
Aún tenía cerca de media hora para llegar al ministerio, así que decidió que usaría una de las costosas pociones que había comprado en un arrebato consumista y jamás había utilizado por falta de un incentivo real.
Abrió el frasco y comenzó a esparcir la pastosa mezcla en cada uno de sus rizos. Una vez que toda la poción fue colocada, usó su varita para alisar el cabello y se realizó una larga coleta que dejaba su rostro despejado.
A sus veinticinco años, Hermione Granger había logrado grandes cosas y ese día estaba dispuesta a lograr otro hito en su carrera. Luego de salir de Hogwarts, Hermione había decidido dedicarse por un tiempo a perseguir falsas quimeras. Por años había intentado en vano conseguir sindicatos y derechos laborales para los elfos domésticos pero había fallado miserablemente.
Al parecer solo Dobby había ansiado su libertad y la P.E.D.D.O no había conseguido ningún apoyo, ni por parte de los magos ni de los elfos.
Al darse cuenta que no era feliz trabajando en una oficina y viviendo en los entretelones de la burocracia ministerial, Hermione decidió cambiar su meta y presentarse en los entrenamientos para convertirse en inefable. Si bien ella había sido dos años mayor que sus compañeros de primer año, rápidamente había logrado seguirles el ritmo y hacía unos meses se había graduado con honores.
Había descubierto que siendo inefable ella obtendría acceso a conocimientos que de otro modo jamás tendría y que siempre habría una saludable cuota de aventura en su vida.
Hermione amaba su nueva carrera. Estaba segura de que haría grandes cosas y eso la hacía feliz aunque nunca pudiera revelar la naturaleza de sus misiones.
Antes de dirigirse a la chimenea, caminó lentamente hacia la cocina y saludó a su prometido con un beso en los labios.
Desde la batalla de Hogwarts ella y Ron habían sido novios y ahora se encaminaban lentamente hacia la cómoda monotonía de una pareja estable. Pareja que pronto contraería matrimonio, a la larga tendría hijos y luego envejecería de la mano viendo a sus nietos crecer y convertirse en brujas y magos de bien.
Si bien se había decantado por una profesión un poco más peligrosa que la de una oficinista y menos que la de un auror, Hermione no deseaba tomar riesgos en lo que a su vida amorosa respectaba.
Luego de la batalla final, donde Harry venció a Lord Voldemort, Ron le había pedido que fuera su novia y ella había aceptado luego de sopesar los pro y los contras de mantener una relación amorosa con él. Si bien al principio ella se había sentido atraída por Ron, pronto se habían dado cuenta que no era un amor pasional lo que ambos sentían pero habían continuado con su relación por simple costumbre.
Ronald era un puerto seguro, su roca. Él la conocía como nadie así que confiaba en él. Ella estaba segura que ninguno jamás rompería el corazón del otro. Se querían demasiado como para que algo tan tonto como los celos o la pasión desenfrenada los alterase.
- Hoy me darán mí primera misión como inefable.
Dijo con una enorme sonrisa ilusionada.
- Te felicito - dijo Ron, genuinamente feliz por ella mientras le ofrecía una taza de té.- ¿vendrás a cenar? Pensaba pasar por Carlo's saliendo de sortilegios y comprar pasta.
- De hecho no lo sé. Desconozco mí misión y puede que tenga que ausentarme un tiempo si es necesario.
Ron había abandonado su carrera de auror hacía un tiempo y había comenzado a trabajar con George en la tienda de bromas. Desde su punto de vista su vida era perfecta. Tenía un bonito hogar con su novia de la escuela, un trabajo decente y nada peligroso. Los fines de semana competía en una liga amateur de quidditch y, lo más importante, en ninguno de los ambientes donde se desenvolvía había arañas o magos tenebrosos.
- Se que está de más pero ten cuidado. No quiero que te suceda algo malo, Hermione.
- Lo haré, tendré cuidado. De todas maneras supongo que no me darán algo demasiado complicado. Después de todo sigo siendo una novata.
Luego de intercambiar algunas palabras más y darse un fuerte abrazo de despedida con su novio, Hermione tomó un puñado de polvos flú y gritó la orden para poder dirigirse al ministerio.
-0-
- ¿quieres compañía?
- Me encantaría, querida, pero hoy no puedo llegar tarde al trabajo. Me asignaran una nueva misión y sería descortés de mí parte demorarme por estar teniendo sexo en la ducha con mí prometida.
- Prepararé el desayuno entonces - dijo desilusionada. - estará listo para cuando termines aquí.
La joven de cabello castaño claro giro sobre sus pies y se colocó la bata que segundos antes había dejado caer con la intención de tentar a su prometido. Cuando Draco oyó la puerta del cuarto de baño cerrarse, lanzó un largo suspiro. Él sinceramente esperaba que su nueva misión lo llevase lejos de su departamento por un largo tiempo.
Estaba comprometido con Daphne Greengrass desde hacía tres años y ya no le quedaban más excusas para aplazar la boda. Tarde o temprano él debería poner una fecha para casarse y el solo hecho de pensar en eso le causaba escalofríos.
Luego de la guerra, él y su familia habían salido más o menos bien parados gracias a que Narcissa había mentido en favor de Potter. Gracias a la valentía de su madre, él y su padre habían evitado Azkaban y recibido una segunda oportunidad para rehacer sus vidas.
El tiempo de post guerra fue bastante convulsionado para Draco, pero le había servido para darse cuenta de que había tradiciones familiares que no estaba dispuesto a seguir.
Cuando la guerra por fin terminó, con Voldemort muerto, y una vez que el castillo fue reconstruido, la nueva directora del colegio había ordenado que todos los estudiantes debían repetir el año escolar porque debido a la guerra nadie había alcanzado la instrucción mínima necesaria. Draco había sido uno de los primeros Slytherin en confirmar que volvería al colegio y lo había hecho dispuesto a obtener tantos créditos como fuese posible para poder tener una buena carrera después de Hogwarts.
Incluso durante la guerra él ya se había dado cuenta de que trabajar en las empresas familiares como un terrateniente acaudalado era algo que no estaría dispuesto a hacer. Sabía que en sus cámaras de Gringotts había galeones suficientes como para que ni él ni sus tataranietos tuviesen que mover un dedo por un solo día de sus vidas, pero Draco quería trascender de algún modo.
Él quería hacer algo por sus propios medios, obtener cierto renombre, hacer cosas consideradas buenas, ocupar su tiempo en algo que no fuera complots políticos o fiestas de la burguesía, pero había puertas que se habían cerrado de manera irremediable para él solo por haber sido mortífago.
Su idea de ser auror debió ser descartada de inmediato y la academia de medimagia rechazó su solicitud alegando que por su pasado ningún paciente querría ponerse en sus manos. Demás estaba decir que ser docente en Hogwarts ni siquiera había sido una opción. Si él fuera padre tampoco dejaría a sus hijos a cargo de alguien como él. Así que la cosa había estado entre ser funcionario del ministerio, un político más, o un inefable.
Naturalmente su padre había puesto el grito en el cielo cuando supo que finalmente se había decidido por convertirse en inefable. Hasta ese momento Lucius había confiado en que Draco sería rechazado en todas las profesiones y mansamente se convertiría en lo que había nacido para ser, el administrador de la fortuna Malfoy.
Lo que Lucius no sabía era que la decisión de Draco había radicado principalmente en que la carrera de inefable era la carrera que más le había desagradado a él cuando su hijo le contó sobre sus opciones. La elección inicial había sido por rebeldía pero había terminado descubriendo su verdadera vocación allí. Draco sabía que como inefable nunca obtendría el mismo reconocimiento que un auror tendría pero de alguna manera su trabajo sería apreciado.
Al entrar a los entrenamientos había descubierto que ser esa especie de héroe anónimo, que hace cosas sin que nadie las sepa y se encarga de resolver misterios que pondrían en peligro a todos, le gustaba. Lo hacía sentir útil, pleno.
Mientras estudiaba, Lucius había pensado que aquella era una etapa de adolescente tardío que Draco estaba atravesando y que al terminar entraría en razón y se encargaría de los asuntos familiares. Después de todo él también había sido un crio tonto alguna vez y había deseado hacer cosas inútiles de las que luego se había arrepentido.
Para su disgusto, Draco no solo no se había acobardado durante el extenuante entrenamiento sino que se había enamorado de su carrera y al graduarse había estado más que dispuesto a meterse de lleno en las labores de un inefable. Además, él se veía increíblemente apuesto vestido de negro.
No dispuesto a abandonar su nuevo y ansiado trabajo, la única forma que Draco había encontrado para no ser desheredado era volviendo a aceptar la condición de ser involucrado en una boda pactada por su padre con quién él creyese conveniente.
Luego de la guerra, Draco había conseguido la promesa de sus padres de que no sería obligado a casarse mediante un pacto, pero luego había decidido que su profesión bien valía un matrimonio arreglado. Después de todo, siendo inefable, no tendría el tiempo suficiente para encontrar una mujer y conquistarla como es debido.
Ahora, tres años después de aquel compromiso, estaba bastante seguro de que su padre había elegido a la mujer más irritante que encontró solo con el propósito de irritarlo y obligarlo a dejar el escuadrón de inefables.
Si él rompía el compromiso tenía solo dos opciones, ser desheredado o aceptar trabajar en la empresa familiar. Él realmente estaba entre la espada y la pared en ese momento. Odiaba la idea de casarse, la de trabajar en las empresas familiares y la de ser desheredado. Exactamente en ese orden.
Luego de maldecir un poco su mala fortuna, se vistió rápidamente con el uniforme oscuro dejando el último botón de la camisa abierto. Peinó su cabello de forma que se viera elegantemente desarreglado, se colocó un poción perfumada para después de afeitar y con su varita ordenó a los cordones de sus botas que se entrelazaran en un intrincado patrón que aseguraba que sus pies se mantuvieran perfectamente cubiertos por el cuero de dragón.
Mientras se dirigía a la chimenea, Daphne lo interceptó con una taza de humeante café. Bien, puede que ella en realidad no fuera la mujer más irritante del mundo. Puede ser que ella en realidad no fuera mala y que se esforzara por complacerlo en todos los aspectos pero él no sentía nada por ella.
Incluso cuando se acostaba con ella lo hacía por obligación y solo cuando ella usaba todas las artimañas que conocía para causar un fugaz interés en él. No era que no fuera atractiva o que no lo satisficiera en la cama, solamente no le atraía de ese modo.
Agradeció educadamente el café que su prometida le ofrecía pero no lo bebió. Más tarde desayunaría en el trabajo, estaba tan ansioso por conocer de qué trataba su próxima misión que no podía ingerir absolutamente nada.
-0-
Salió de la chimenea y se lanzó a sí misma un hechizo de limpieza. No quería que algún traicionero rastro de ceniza ensuciase su pulcro uniforme negro.
Por costumbre, todos los inefables vestían de riguroso negro y solamente los botones de los chaquetones y las capas de viaje tenían algo de color, indicando el rango dentro del departamento. Al ser una novata, Hermione tenían que vestir con botones negros. Indicando su estatus raso. Estatus que solo otro inefable podría reconocer ya que el código de colores también era estrictamente confidencial.
Se montó en el primer ascensor que encontró vacío y sin demora tocó el botón que la llevaría al departamento de misterios, su nuevo lugar de trabajo. El departamento de misterios estaba ubicado en el noveno subsuelo del ministerio de magia. Al salir de los ascensores cualquier agente que no fuera un inefable vería un largo pasillo de paredes negras y pulidos azulejos que parecían espejos que reflejaban las paredes y al caminante. Cualquier agente vería que aquel pasillo solo conducía a una puerta igualmente negra y probablemente experimentaría un miedo o ansiedad antinatural producto de hechizos ancestrales.
Si Hermione no fuera una inefable, al cruzar la puerta negra ella hubiera visto un amplio espacio circular con doce puertas iguales sin tiradores aparentes pero, como era una miembro del departamento de misterios, ella pudo ver claramente la puerta número trece que tenía una gran aldaba dorada y que era la que ella debía atravesar.
Por lo poco que había podido averiguar mientras estudiaba para ser inefable, el departamento de misterios estaba construido dentro de una enorme caverna subterránea hecha de piedras místicas naturales. Al parecer el departamento de misterios era muy anterior al ministerio de magia y allí se habían desentrañado algunos de los enigmas mágicos más sorprendentes.
Al cruzar la puerta número trece pudo ver un amplio espacio octogonal que tenía una fuente que vertía un espeso líquido plateado que reflejaba los objetos de su alrededor. Hermione se arriesgó a pensar que aquello debía ser una especie de fuente danzante de mercurio.
Los ocho lados del octógono tenían placas que anunciaban de manera escueta lo que allí adentro había. Profecías, tiempo, amor, muerte, espacio, mente, área de descanso y administración central.
Ver esto la sorprendió. Ella ya había estado en el departamento de misterios y sabía que desde el salón de las doce puertas había acceso a diferentes salas pero no tenía idea de que aquellas eran las doce salas más inofensivas del lugar. Solo eran salas de acceso libre para la población civil.
Hermione estaba emocionada, estaba a punto de ver cosas que casi nadie veía y se había dado cuenta que aquel departamento tenía mucha más magia de la que esperaba. Intentando olvidar la profunda curiosidad y sorpresa que sentía, respiró profundo y tocó dos veces a la puerta cuya placa rezaba la leyenda "Administración central".
Luego de lo que pareció ser una eternidad, una mujer de tez oscura y cabello extremadamente rizado abrió la puerta y la invitó a entrar.
- Bienvenida inefable de rango raso, Hermione Granger. Soy Bethany Macdowens y mí rango es el de Suprema inefable, pero todos aquí me dicen Beth y por supuesto tú también puedes hacerlo.
- Mucho gusto… Beth.
La suprema inefable le sonrío y le indicó que la siguiera por un largo y bien iluminado pasillo de paredes claras y suelo de granito gris. A lo largo del pasillo había al menos una docena de puertas con diferentes apellidos y rangos escritos en placas de latón.
Al final del pasillo estaba la placa de Macdowens y por esa puerta ingresaron. La oficina de la suprema inefable, si bien estaba iluminada de forma mágica, era un sitio cálido y se notaba que había sido decorado a gusto de su ocupante.
- Toma asiento. Antes de enviarte con tu nuevo jefe quiero conversemos sobre algunas cosas que necesitas saber.
- Por supuesto. Suprema Inefable, tiene que saber que leí muy bien los manuales y sé que todo lo que vea o haga aquí adentro será completamente confidencial.
Macdowens sonrió y le dijo que estaba segura de que comprendía las implicancias de su nuevo trabajo pero que había bastante más de lo que los protocolos y manuales indicaban.
- Tienes que saber, Hermione, que los inefables somos una comunidad unida. Nadie más que otro inefable comprende nuestra vida y proteger a los nuestros es nuestra primera meta.
Hermione asintió. Le gustaba la idea de trabajar en un sitio donde todos fueran así de unidos.
- El departamento de misterios es una especie de hotel California. Puedes entrar cuando quieras pero no podrás dejarlo.
La suprema inefable había hecho una especie de broma con respecto a una canción muggle y Hermione se debatió entre reír o mantenerse estoica.
- Solo es una broma. - dijo sonriendo pero luego se puso seria. - Tú aún no has hecho tu juramento y es esta la última oportunidad que tienes de arrepentirte y marcharte. Nuestro trabajo no es glamoroso como el de un auror pero tampoco es tan peligroso. El único problema es que debido a la naturaleza de nuestro trabajo, nuestra vida privada se ve afectada. Cosas como la familia, la amistad y las relaciones de pareja deben cambiar su configuración para adaptarse a nuestro ritmo. ¿Estás segura de querer realizar este sacrificio?
Hermione tragó grueso. Macdowens estaba siendo ominosa y si bien estaba consciente de que su vida daría una vuelta de campana, ella lo había reflexionado lo suficiente y no creía que algo cambiase. A Beth no le agradaba dar aquel discurso pero era algo que tenía que hacer. No eran pocos los inefables que dimitían por amor o que se resentían con su empleo al fracasar sistemáticamente en sus vidas privadas, así que advertirles las posibles consecuencias era su deber.
- Hay una razón por la que la mayoría de nuestros matrimonios fracasan, Hermione. Los matrimonios entre civiles e inefables rara vez duran. Los civiles jamás logran comprender el grado de secretismo de nuestro empleo y eso fractura las relaciones. Es por eso que en el departamento de misterios no pensamos que las parejas de inefables sean algo prohibido, es más, solemos incentivarlo... Vuelvo a repetirte que solo un inefable comprende a otro, pero con esto no quiero decirte que debes arrojarte a los brazos del primer compañero que encuentres. - Hermione abrió mucho los ojos algo indignada.- Tranquila, sé que estás comprometida con el ex auror Ronald Weasley, pero es mi deber hacerte saber que hay posibilidades de que a futuro las cosas fracasen con él. Aunque Merlín quiera que ese no sea el caso porque hacen ustedes una bonita pareja.
Podía comprender lo que intentaba explicar la Suprema Inefable pero no creía que aquel fuera un problema para ella. Ron confiaba ciegamente en Hermione y si bien su pareja carecía de pasión, ella creía que el cariño y la fraternidad sería suficiente para mantenerlos unidos a pesar de su empleo.
- Otra cosa que debes saber es que durante una misión, tu compañero o compañera será el punto más importante a considerar. Podemos tolerar que una misión fracase pero no podemos permitirnos perder agentes por negligencia debido a luchas de poder dentro del equipo.
- Estoy consciente de eso señora Macdowens y estoy dispuesta a realizar mí juramento. He decidido poner mi vida al servicio del departamento de misterios y aceptaré las consecuencias de esta decisión.
Bethany sonrió. Había seguido de cerca el desempeño de Granger durante los entrenamientos y estaba segura de que ella lograría grandes cosas en el departamento. Hermione también sonrió al notar que Beth parecia satisfecha con sus palabras.
Luego de darle algunas indicaciones más, la suprema inefable le tomó juramento e hizo que firmara algunos pergaminos. Después de eso registraron su varita e hicieron que dejara un mechón de cabello y algo de su sangre para ser utilizada en caso de que tuviesen que rastrear su paradero.
Para cuando terminó con los trámites oficiales ya habían transcurrido cerca de dos horas de su jornada laboral. En teoría ella debería pasar unas cuarenta horas semanales en el departamento de misterios a menos que tuviera una misión. En ese caso, su permanencia estaría dictada por la urgencia y el carácter del trabajo a realizar.
- Sabemos muy bien que has presentado solicitud para la cámara del amor o de la mente pero consideramos que tus habilidades se desperdiciarían allí. Así que hemos decidido que serás asignada a Tiempo.
Hermione soltó el aire que estaba conteniendo mientras esperaba su asignación. Por un momento había temido que la enviasen a Muerte o peor, a Profecías.
- No sé exactamente que labores debería realizar en Tiempo. - admitió algo avergonzada por no haberlo averiguado antes. - no hay mucha información sobre esa área.
- Naturalmente. Ese departamento maneja uno de los elementos más delicados del universo. El tiempo es el hilo conductor que une la realidad. Altera el tiempo y todo cambia. Por eso consideramos que tu experiencia con los giratiempos sería útil para tu labor. Personalmente estoy completamente convencida de que te gustará tu asignación, Hermione. Eres perfectamente capaz de defenderte allí.
Sus ojos brillaron ante las palabras de la señora Macdowens. Para su desgracia, gran parte de su autoestima radicaba en los halagos que recibía por parte de sus superiores y la autoridad máxima del departamento de misterios acababa de halagarla así que su ego estaba teniendo un muy buen momento.
Luego de que le dedicara algunas palabras más y muchos buenos deseos, la suprema Inefable le indicó que se presentara en la sala de Tiempo para reportarse ante su nuevo superior, el comandante Christopher Stone.
-o-
Christopher Stone era un hombre de unos cincuenta años, altura mediana, cabello entrecano y una pequeña barriga de hombre felizmente casado con una mujer apasionada por cocinar. Para ser uno de los hombres con mayor rango dentro del departamento de misterios, Christopher tenía una forma de ser tan amable que era imposible no recordar al señor Weasley cuando hablabas con él. No es como si Draco Malfoy alguna vez hubiese intercambiado más que un par de saludos con Arthur Weasley, pero siempre le era imposible no comparar las personalidades de ambos hombres.
Esa mañana Stone le había dicho que un nuevo elemento ingresaría al equipo de Tiempo y que él, después de tanto esperar, finalmente tendría un compañero con el que saldría en una misión casi de inmediato. A Draco no le entusiasmó demasiado la idea. Su antiguo compañero había sido su mentor y protector durante sus primeras misiones y no le gustaba mucho la idea de tener que ser él quien guiara los pasos de un novato.
Desde que Harvey se había jubilado, un año atrás, las misiones de Draco se habían hecho más sencillas y escasas porque Stone no quería que sus inefables trabajasen solos cuando se trataba de algo remotamente peligroso. Así que, por un lado estaba ansioso de volver a tener misiones reales y por el otro lado estaba aterrado de que el nuevo inefable fuera un completo ignorante que pusiera su pellejo en riesgo al salir en una misión importante.
Como había pasado con él, cuando fue asignado, la bienvenida del nuevo elemento se haría en la sala de juntas y naturalmente allí solo estarían él y Christopher hasta que el nuevo inefable llegase.
En el departamento del tiempo los inefables de rango medio o bajo trabajaban en parejas invariablemente y si bien todos pertenecían al mismo área, ninguna pareja de inefables intercambiaba información de sus misiones con el resto. Solamente los inefables de alto rango conocían las misiones de los agentes rasos y era por ese motivo que ellos debían entrenarse continuamente en oclumancia y otros escudos mentales para salvaguardar información vital. La seguridad de la información era el leitmotiv del departamento de misterios.
- Vamos Christopher, moriré de intriga esperando a que me reveles la misión. Ya dime de qué trata.
- Es la quinta vez que me lo preguntas, Draco. Te dije que te revelaría la misión una vez que el nuevo elemento llegue.
- ¿Y eso cuando será?
Cuando Stone estaba por decirle a Draco que lo hechizaría si seguía preguntando, la puerta de la sala de juntas se abrió y por ella entró la persona que ambos estaban esperando. Ignorando a Draco, Christopher se acercó a la recién llegada y le tendió una mano para saludarla.
Aunque estaba vestida de pies a cabeza con el ortodoxo negro de los inefables, su cabello era completamente liso y estaba sujeto en lo alto de su cabeza, Draco pudo reconocer a Hermione Granger de inmediato.
- Inefable Granger, es un placer que se nos una finalmente. Desde que Beth me dijo que serías asignada a Tiempo, no he hecho otra cosa que contar los minutos que faltaban para tenerte con nosotros.
- Muchas gracias comandante Stone.
Christopher soltó la mano de Hermione e hizo un gesto de negación aunque sonreía afablemente.
- Dime Christopher solamente. Aquí solemos llamarnos por nuestros nombres. Los apellidos y los rangos no valen demasiado. Me gusta pensar en que todos formamos parte de una misma familia.
- Entonces dime Hermione.
El hombre sonrío mostrando profundos surcos alrededor de sus ojos, producto de años de risas y sonrisas genuinas.
- Bien. Entonces, Hermione, bienvenida al departamento del tiempo. Pasa, pasa. Te presentaré a tu nuevo compañero y de inmediato nos pondremos a trabajar.
Cuando el comandante la guió hasta la mesa ubicada en el centro de la sala, Hermione vio por primera vez a quien sería su compañero de ahora en má botones azules de su chaquetón de inefable lo declaraban como un alférez Inefable. Es decir, Draco estaba bastante por encima de su propio rango de Inefable raso.
Él ahora lucía bastante más maduro de lo que podía recordar. Todas las redondeces de la adolescencia habían desaparecido definitivamente de él y ahora lucía su cabello ordenado pero mucho más descontrolado de como lo llevaba en Hogwarts.
- Granger… pensé que te habías dedicado a la política.
La voz de Draco había sonado un poco más severa de lo que hubiese querido, pero ver a la sabelotodo había causado una desagradable sensación en la boca de su estómago. Luego de la guerra él había procurado mantenerse lo más alejado posible del trío dorado y de cualquier ex compañero de Hogwarts en general.
- Lo hice por un tiempo, Malfoy. Pero ya me ves, ahora estoy aquí. Y tengo el mismo derecho que tú a estar en este lugar porque pasé mis entrenamientos sin ninguna ayuda.
- Si… no estoy ciego. - dijo seriamente. - y si insinúas que yo entré con algún tipo de ayuda, estás equivocada.
Ignorando inocentemente, o a sabiendas, la hostilidad entre ambos, Christopher decidió interrumpir y mostrarse complacido de que ambos se conocieran de antes porque eso les daba la oportunidad de pasar directamente a la asignación de la primera misión que tendrían en conjunto.
- Les he asignado esta misión porque ambos son jóvenes, tienen buen estado físico y sé que resolverán el problema en equipo y a como dé lugar.
Hermione se vio tentada a decir que probablemente Malfoy se acobardaría en algún momento o que se negaría a trabajar con ella por ser quien era, pero decidió que debía callar. Aunque Malfoy hubiera sido un idiota rematado en el colegio, ahora era un superior e insultarlo delante de su jefe sería un suicidio.
Draco quería abofetear a Christopher por su ocurrencia. Él había oído que se habían graduado seis inefables en total y justo le venían a asignar a la insufrible sabelotodo hija de muggles. Eso era prácticamente insultante.
Cuando Christopher habló de asignarles una misión le habría encantado poder objetar la decisión diciendo que probablemente ella iría corriendo a contarle a Potter todo lo que investigaran, pero se abstuvo. Que hablaran mal de otro inefable era algo que a Stone le molestaba en sobremanera. Draco golpeó su frente con una mano, de forma teatral, cuando Granger alzó su brazo pidiendo la palabra. Aparentemente ella aún seguía creyendo que estaba en Hogwarts o en los entrenamientos teóricos para ser inefable.
- ¿De qué trata esta misión?
- A eso voy Hermione, a eso voy.
- Sabes que no podemos permitirnos el rechazar tu asignación, Christopher. - dijo Draco. - Así que ve al grano de una vez.
Stone sonrío a ambos mientras extraía de su bolsillo una serie de archivos que estaban reducidos al tamaño de granos de arroz y los esparcía en la mesa de juntas. Luego, con una floritura de su varita, él volvió los archivos a tamaño real y los ojos de Hermione brillaron ante la perspectiva de poder tener acceso a tan inmensa cantidad de pergaminos con información.
- Esto que ven aquí es la investigación de mí vida. Aquí hay veinte años de estudios, datos y experimentos realizados sobre un objeto extremadamente delicado.
Draco observó a Granger contemplar los archivos con adoración y negó con la cabeza algo divertido. Al parecer ella seguía siendo un completo ratón de biblioteca.
- Cuando ingresé al departamento de misterios, Harvey Mackinnon fue mí mentor al igual que el de Draco años después. En ese entonces yo tenía veintitrés años y Harvey veintisiete. Su propio mentor le había asignado el estudio del objeto que más tarde les enseñaré y cuando nos conocimos, nos dedicamos casi por completo a desentrañar el misterio que este escondía.
Christopher lanzó un largo suspiro y acarició los archivos con nostalgia.
- Cómo bien sabes, Draco, Harvey no fue el mismo desde que su esposa Melissa falleció. Ella trabajaba en la cámara de la muerte y hubo alguna clase de accidente que terminó con su cuerpo perdido. El dolor que Harvey sentía lo empujó a jubilarse anticipadamente y debido a que no tenía hijos ni otra familia, él tomó una decisión drástica.
- Él lleva desparecido un año, si no me equivoco.
- No, Draco. No te equivocas.
Hermione guardó silencio. Ambos hombres parecían particularmente afectados por la pérdida de ese tal Harvey.
- Como decía… Harvey tomó la decisión de usar el objeto que estudiamos por más de veinte años e introducirse en un terreno inexplorado. Se suponía que era un último paseo que él daría antes de su retiro pero algo salió mal y no ha vuelto a salir.
El anciano tomó un archivo aparentemente aleatorio y lo abrió en una página donde una piedra iridiscente de cientos de caras facetadas estaba dibujada.
- Esto de aquí es el Alphwyn o piedra del tiempo. Se cree que es un objeto obsequiado a los magos humanos por los dioses en tiempos inmemoriales. Data de cuando los dioses aun caminaban entre los humanos. Con el hechizo adecuado, el Alphwyn puede hacer saltar a su portador hacia atrás en la línea temporal, tan lejos como hasta al mismísimo antiguo Egipto.
Por primera vez Hermione y Draco se miraron y vieron en el otro profundo asombro.
- Según nuestros estudios, el hechizo puede llevar a quien toca la piedra a diferentes épocas de la historia de la humanidad pero no hemos descubierto como se programa.
Stone abrió otro archivo y les mostró registros de antiguos viajes.
- Al parecer, la caprichosa roca te lleva a épocas dónde la concentración de energía mágica es particularmente alta y te deja cerca del sitio donde esta irradia, durante un tiempo, hasta que se vuelve a activar... A estos periodos los hemos llamado ventanas temporales.
- ¿Funciona como un imán?
- Esa es mi teoría más plausible. - dijo mirando a Draco. - encontrarán todo lo que sabíamos en estos archivos.
- Señor Stone. ¿Si la piedra realiza saltos en el tiempo, como es que puede llevarte hacia el antiguo Egipto?
- Ese, Hermione, es el misterio que aún no podemos resolver. La piedra solo te arroja en el epicentro de un momento crítico de la historia, donde la magia era más fuerte que nunca.
- A ver si estoy entendiendo. - interrumpió Draco. - ¿estás diciendo que Harvey se fue de paseo con la roca y necesitas que nosotros lo busquemos? ¿Cómo haríamos esto sin la dichosa roca?
- No. La Alphwyn volvió luego de unos días pero Harvey no lo hizo.
La voz de Christopher salió estrangulada y Hermione sintió compasión por él cuando habló.
- Para esta fecha tengo que asumir que Harvey está muerto. Así que su misión es tomar la roca y buscarlo en estos puntos, o realidades, para poder repatriarlo. Los inefables de la cámara de la muerte han encontrado el cuerpo de Melissa y quiero que mi amigo descanse en el mismo sitio que su esposa.
Draco miró un objeto brillante en la sala y luego parpadeó para evitar las molestas lagrimas que se habían agolpado en sus acerados ojos. Melissa había sido la mujer más dulce que había conocido, incluso más dulce que su propia madre. Cuando ella desapareció, la vida de Harvey quedó destruida y Draco se sintió un poco huérfano. La señora Mackinnon era la madre de todos los reclutas cuando sus madres estaban demasiado lejos.
Stone se aclaró la voz y comenzó a hablar de manera amable pero si dejar lugar a dudas de que aquello era una orden directa.
- Cuando éramos jóvenes, Harvey y yo usábamos la roca para investigar y averiguamos que cada ventana de tiempo dura entre seis días y un mes de los calendarios actuales. Estas ventanas son consecutivas pero entre ellas hay un brevísimo periodo de tiempo donde se abre una bifurcación que te permite volver a casa o seguir hacia la siguiente ventana. Sospecho que es en ese momento en el que Harvey hizo que la roca regresara a este tiempo.
Stone miró a ambos Inefables de forma severa y agregó.
- Su misión es averiguar en cuál de estas ventanas Harvey quedó atrapado y traerlo. Como sabrán, las reglas de los viajes temporales son sencillas. No deben encontrarse consigo mismos, no pueden alterar el curso de la historia y no deben traer ni llevar consigo nada que pueda modificar la línea temporal.
Hermione levantó su mano y Stone le cedió la palabra.
- ¿cómo sabremos donde está o si estuvo allí?
- Hace un momento te pedimos tu sangre y cabello por si había que rastrear tu paradero. En cada ventana que visiten tendrán permiso de ejecutar el encantamiento de inmanencia y averiguar si Harvey está o estuvo en ese tiempo. Si el encantamiento es positivo, lo buscarán y cuando el Alphwyn se active volverán con él o sus restos. Si no, seguirán hacia la siguiente ventana y repetirán el proceso hasta que la roca los traiga invariablemente a este periodo.
Hermione no conocía la forma en la que se ejecutaba el encantamiento de inmanencia pero supuso que pronto lo aprendería, ya que era un conjuro exclusivo de los inefables. Aquel era un hechizo tan complejo que servía para saber si la magia de una persona estuvo o estaría presente en cierto periodo de tiempo. El hechizo era tan eficaz que incluso podía predecir si un mago o bruja realizarían magia, en ese sitio, en un futuro cercano.
- Dado que el tiempo es cíclico, cada vez que se usa la Elphwyn se abre en la primera ventana. Es decir, el antiguo Egipto. Por lo que volver a este tiempo en cada bifurcación carece de sentido, a menos que encuentren a Harvey antes de que el ciclo esté completo. Así el tiempo que permanezcan viajando entre periodos lo usarán para aprender de la cultura y averiguar qué es lo que causa la ventana en sí. Cuando la misión termine voy a querer un informe completo sobre cada cultura en la que estuvieron inmersos. Y no, Draco, escribir tu informe no es algo opcional.
Draco se sonrojó violentamente, al parecer el viejo Mackinnon le había contado a Stone sobre su aversión a escribir los informes luego de las misiones.
- Ahora ambos pueden retirarse a su oficina y comenzar a planear la forma en la que harán esto para poder iniciar cuanto antes. La Suprema Inefable me ha dado un plazo máximo de seis meses para esta búsqueda. Si en seis meses no logramos dar con Harvey, ella cancelará la misión y el Alphwyn volverá a su bóveda para siempre. Les deseo suerte muchachos, ojalá logren traer a mi amigo a casa.
-o-
La oficina que compartiría con Draco era bastante estéril. Tenía una sola mesa con dos sillas, dos armarios pequeños y dos sofás de aspecto cómodo que tenían mantas pulcramente dobladas y almohadas a juego. Como cada parte del departamento de misterios, aquella sala carecía de ventanas pero había varios puntos luminosos que hacían que la visibilidad fuese aceptable.
- todo lo que está del lado izquierdo es mío. Tú puedes tomar lo que pertenecía a Harvey.
Mientras Draco ordenaba los archivos sobre la mesa, Hermione recorrió la oficina y no pudo más que definirla como espartana. Aunque no le sorprendió para nada que todo tuviera diferentes tonalidades de verde.
- ¿cómo quieres hacer esto Granger?. ¿Repartimos los archivos, leemos en silencio y luego intercambiamos notas? Tenemos que hacer esto rápido, no quiero decepcionar a Stone.
Ella llevaba un buen rato preparándose mentalmente para una ola de insultos de Draco y le sorprendió que él le hablara de manera bastante cordial, aunque podía notar que en realidad se estaba esforzando.
- ¿por qué me miras como si te estuviera diciendo que Voldemort ha regresado?, ¿dije algo que va mas allá de tu entendimiento?
Ella bajó su mirada bastante avergonzada. Si bien él no estaba siendo amable, no la había insultado en ningún momento y actuar de manera tan tonta solo hacia las cosas mas difíciles.
- Lo siento. Realmente pensé que comenzarías a darme órdenes, Malfoy. Me ha descolocado que hayas pedido mi opinión. Pensé que usarías tu rango a tu favor.
- ¿esto? - dijo señalando sus botones azules. - has visto que aquí los botones de colores y los apellidos no sirven de nada. ¿Qué sentido tendría usar mi rango contigo?, ¿harías caso a alguna de mis órdenes? No respondas, sé la respuesta. Así que voy a ahorrarme los disgustos.
Draco decidió que no quería leer solo la mitad de la información así que con su varita creó una copia de todos los archivos y se sentó a la mesa para poder leerlos.
- Como te cuesta tanto decidir, Granger, ambos leeremos todo y luego veremos cómo haremos esto.
- Está bien.
Por primera vez alzó la vista y la observó fijamente a los ojos. Él también estaba sorprendido de que llevaran exactamente cinco minutos completamente solos y aún nadie hubiese lanzado el primer hechizo.
- ¿Has aceptado mí sugerencia sin objeciones?, ¿sin insultos?, ¿sin comentarios mordaces?
- No veo por qué no lo haría, Malfoy. Es una idea coherente.
Él se encogió de hombros y tomó uno de los archivos pero no leyó.
- Esto es una locura. Si cuando me levanté me hubieran dicho quien sería mí compañera, me hubiera reído.
Hermione puso ambas manos sus caderas, ofuscada.
- ¿Esperabas algo diferente?
- No lo sé.- Dijo sonriendo sardónicamente.- Definitivamente no te esperaba a ti.
- ¿Es algo que te molesta? ¿Una hija de muggles no es suficiente para ti?
- Soy un hombre adulto ahora, Granger. Tu tipo de sangre no debe importarme salvo que esté derramándose. En cuyo caso estaría en problemas porque tengo órdenes precisas de cubrir tu trasero de ahora en más.
- Supongo estamos atascados juntos en esto, Malfoy.
- Así es. Mis condolencias…
Hermione no respondió, solo se quedó parada en su sitio observando a Draco hacer lo mismo. Luego de observarla por casi un minuto, Draco se puso de pie nuevamente y caminó hasta ella antes de ofrecerle su mano.
- Somos inefables ahora y para mal de males, somos compañeros. ¿Qué te parece una tregua?
Ella observó fijamente su mano por un instante y luego la tomó.
- Está bien. Tenemos una tregua.
-o-
N/a: Quiero darles la bienvenida a este nuevo experimento que hace rato me atormenta pidiendo que lo escriba. En mi mente es una historia súper interesante pero no sé si logre encontrar un público adecuado. Ojalá lo haga. Si te gustó, sería genial que me hagas saber tu opinión o que apoyes la historia con un fav o un follow. Estaría realmente agradecida. Sin más, ¡Hasta la próxima!
