Nota de autor: Antes de comenzar a leer recordar que todo lo explicado no es tal como está en el manga, es desde la perspectiva y entendimiento de la protagonista. Por si ven algo que no está siendo bien explicado. Gracias, espero lo disfruten.

Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.

Adverencia: A partir de ahora habrán spoilers. Por ahora solo serán sobre la infancia de Ace, Sabo y Luffy.


Se suponía que esto solo sería una pequeña expedición para conocer a Shanks en persona, verlo, e irme. El plan era sumamente sencillo, y a mi parecer difícil de arruinar, sin embargo aquí estaba frente al pelirrojo que me miraba como si hubiera encontrado el mismísimo One Piece.

Era muy tarde para salir corriendo, y no volver. Sin contar que me llevaba mucha ventaja, no tardaría nada en alcanzarme. Por lo que intenté continuar con valor lo que había comenzado. Después de todo puede que solo esté viendo problemas donde no los había. Era una niña de diez años, nada más, no podía tener complicaciones siendo tan joven…

—No suelo subir a barcos de desconocidos —repliqué con una mueca de desconfianza haciendolo reír por alguna razón.

—Ni yo robo niñas pequeñas —exclamó como si lo hubiera acusado de manera directa—. Solo fue una cortesía ya que lo mirabas con tanto fervor —comentó el pirata tentándome demasiado con ello, no podía evitar pensar que tal vez sería la última oportunidad que tendría para subir a él, pero volví a negar. No podía intervenir aún más—. No voy a hacerte nada Heis, baja un poco la guardia —añadió con sorna.

—Lo dice el pirata que acosa a una niña de diez años —argumenté casi sin pensar haciendolo reír de nuevo, y juré que las situación hubiera sido distinta en unos años, cuando estuviera cerca de la adultez—. Tienes un gran barco, por eso lo admiraba, no suelen venir navíos de esa magnitud a esta isla —inventé con rapidez mi fascinación con su barco pirata.

—Y aun así rechazas explorarlo— volvió al tema haciéndome reír negando, sabiendo que el idiota no iba a dejarme en paz—. Dejaré abierta la propuesta, quizás la aceptes mientras me cuentas como una niña de diez años domina el haki de observación —me acusó sin preguntar y sin sorprenderme, había sido demasiada obvia al usarlo.

—Fui demasiada obvia, ¿cierto? —comenté intentando hacerme la inocente—. Eso no creo que importa, además estabas abusando de ese niño al usarlo, eso debería considerarse trampa.

—No está preparado para ir al mar todavía —contó la razón de su engaño, haciéndome darle la razón—. ¿Conoces otros tipos de Haki? —preguntó con curiosidad.

—No vas a dejarlo estar y ya—me quejé sentándome en el borde del muelle con mis pies colgando en el aire—. Sí —afirmé intentando no rezar porque no me trajera problemas ser tan sincera.

—¿Y no te gustaría ser parte de mi tripulación? —preguntó de una manera tan directa que me hizo borrar mi sonrisa—. No es habitual ver a un niño manejar el haki de esa manera, podrías ser una buena aprendiz.

—No me interesa ser pirata —declaré con firmeza dejando los juegos de palabras a un lado—. No es la vida que quiero llevar —afirmé lo mismo que le dije a Luffy antes—. Y mucho menos siendo parte de tu tripulación —intenté que mi tono no sonara a que sabía más de lo que debería.

—Es una lástima, dado que vine hasta aquí a buscarte —exclamó logrando llamar mi atención y entender que él sabía quien era aunque no entendía como—. Te pareces mucho a tu madre —declaró sin haber sabido que él la había conocido—. Aunque creí que tenías once años…

—Mi mamá me llevó dos años en su vientre para evitar sospechas —expliqué de manera breve al saber que sería estúpido negar lo obvio. Yo también había notado lo mucho que me parecía a mi madre en cuanto vi mi reflejo claramente la primera vez. Poseía un solo rasgo de mi padre, su cabello azabache, a él podía negarlo con facilidad, pero a Rouge no. Desde sus pecas, sus rizos, su color de ojos, su forma del rostro. Por ello es que era tan hermosa—. ¿Cuándo supiste quien era? —pregunté con curiosidad al saber si había sido mi culpa por involucrarme tanto.

—En cuanto entraste al Party's bar, como te dije te pareces mucho a tu madre —respondió haciéndome saber que no importaba ninguna de mis acciones posteriores a esa—. Aunque veo que posees las habilidades de Roger —añadió lográndome hacerme sonrojar un poco—. Podría entrenarte tal como él lo hizo conmigo antes de morir.

—Quiero vivir una vida tranquila, lejos de problemas, y eso incluye no ser una pirata —expliqué con más detalles logrando hacerlo reír y revolver mi cabello al sentarse a mi lado, sin notar mi sonrojo por tal cercanía.

—¿Qué te parece un pequeño viaje?, sino te gusta podemos volver —me propuso recordándome cual era el viaje que tendría en estos momentos, se suponía que en este era que conseguiría la gomu no mi de Luffy, por supuesto que ni loca estaría envuelta en eso. No quería problemas con la marina tan joven, ni siquiera en un futuro. Estar en la mira del gobierno mundial era una despedida completa a tener una vida pacífica.

—No soy una guerrera, Shanks, siento decepcionarte, pero tu búsqueda termina con una niña que solo quiere tener una vida tranquila —le aseguré encogiéndome de hombros, obviando la existencia de mi gemelo, era algo que no necesitaba saber en un futuro cercano.

—Bien, no te insistiré —aceptó de mala ganas dándome demasiada calidez para mi gusto, por lo que se me hizo imposible no pararme del suelo con intenciones de volver a la colina—. Aunque me gustaría saber que tan buena eres peleando, hay algo que me dice que ocultas muchas cosas y por ello no quieres salir al mar —comentó confirmándome que este hombre tenía un sexto sentido demasiado desarrollado.

—Es mejor que regrese a mi casa, deben estarse preguntando por mí —fingí no haber escuchado mientras retrocedía, y él se reía como si hubiera contado un gran chiste.

—Bien, puedes irte Heis —se despidió dejándome libre al fin, sin dejar de verme con demasiada simpatía—. Espero que vuelvas mientras me quedo en esta isla, quiero conocerte mejor.

—Lo pensaré —solo respondí antes de comenzar a correr en dirección a la colina con mi corazón latiendo con rapidez.

Las perdidas eran casi equiparables a la ganancias que tuve de mi pequeña expedición. Puede que me haya dejado en descubierto sobre quien era, y sobre mis habilidades con el Haki, pero a la vez había logrado hacerme amiga del gran emperador Shanks, el pelirrojo. Mis mejillas se sintieron cálidas al suspirar por haber sido más de lo que imaginaba.

Aun no poseía el cuerpo que tendría en unos siete años, pero aun seguía siendo un hombre apuesto, casi irreal, y estoy segura que cualquier mujer podría haberlo notado. Y esa sonrisa que lucía inocente lograba hacerlo ver aun más atractivo de lo que era. En esta fue una de las tantas ocasiones que odié aun no haber crecido y tener mi mente intacta de treinta años.

Tenía demasiados pensamientos impuros para mi edad. Aun así no podía dejar de sonreír al recordar la voz de capitán pelirrojo hablándome. Quizás podría considerar bajar de nuevo a la villa del Molino de Viento, no era mala idea aceptar la propuesta de Shanks de entrenarme, no para volverme pirata sino para no morir en este caótico mundo.

Apenas me había tardado pocas horas en la villa, por lo que mi hermano aun no había regresado en cuanto llegué a casa, haciéndome ir a buscarlo a Grey terminal para intentar armar algún plan antes de volver a casa en la noche como solíamos hacer para pasar el tiempo y acumular el tesoro. Sabía que era crucial que lo perdiera para su desarrollo, pero era una buena manera de no aburrirme en un mundo como este siendo una huérfana sin dinero.

Sin sorprenderme, los chicos no preguntaron mucho sobre mi ausencia y mi interés en ir a la villa, apenas Sabo preguntó si encontró algo interesante o posibles victimas para nuestros planes, sintiéndose frustrado al negarlo. Confirmando lo que ambos niños ya sabían, solo era un pequeño pueblo costero con escasos recursos y poca población.

Imaginé que por ello es que aun estando tan cerca por años, Luffy y Ace nunca se encontraron hasta que el menor de ellos viniera a vivir con nosotros. No había nada que buscar en esa villa.

Nuestras actividades no mermaron en volver a la rutina, añadiendo alguno que otro criminal en el gray terminal al que le robábamos, argumentando que no era un delito como tal si ya él le había quitado el botín a alguien más. Estaba al tanto que este tipo de actividades era la que le había intentado prohibir a los chicos, pero aflojé un poco el agarre sobre ellos al saber que yo podría contra cualquier pirata menor.

Fuera del Grand Line era casi imposible que alguien supiera sobre Haki, lo cual me daba una gran ventaja en batalla.

Ocho días fueron los pasaron para que dejara de ver el barco de Shanks en la costa, haciéndome saber que había partido de nuevo, quizás al volver traería consigo la Gomu Gomu no mi. Intenté no pensar en ello al no tener intenciones de interferir del curso de la historia, y continuar mi vida como antes de haber conocido al pelirrojo.

Sin embargo, no podía evitar continuar buscando su barco cada mañana antes de que Ace despertara, sin éxito alguno durante semanas. Todo mi ser me decía que dejara de buscarlo, que solo me buscaría más problemas, pero otra pequeña parte era la que me lograba despertar temprano para confirmar si había regresado o no. Estaba hasta considerando aceptar su propuesta sobre pelear, algo leve, pequeño, un minúsculo entrenamiento que me haga pasar más tiempo con el capitán.

Era lo más que podía hacer en estos momentos con la edad que poseía mi cuerpo. Por ello para mí fue casi imposible no correr colina abajo la quinta semana de su partida, al verlo llegar desde el horizonte. Era apenas una mancha, pero podía ver a la perfección su insinia en su vela.

Dejé una nota en la cama de Ace para que no se preocupara, aunque igual sabía que no lo haría. Pero no lo quería yéndome a buscar a la villa por si estaba en busca de algún botín por mi cuenta.

El Red Force aun no atracaba en el muelle cuando llegué a él, pero estaba cerca, dándome una perfecta vista de la tripulación a la vista notando mi presencia. No pude evitar sonreírles como si los estuviera dando la bienvenida, ganándome una mirada arrogante de Shanks. No necesitaba leer su mente para saber que se estaba regodeando de que volviera aun cuando le había dejado claro que no me interesaba.

Les sonreí a todos en cuanto dejaron caer el ancla en el mar, y la tabla por la que bajarían al muelle. La tripulación bajó primero que el pelirrojo, pasando sus manos por la parte superior de mi cabeza en forma de saludo con más familiaridad del que me gustaría, haciéndome pensar si el idiota de su capitán les había dicho quien era. Le miré un poco molesta por ello sin él dejar de mirarme con ironía mientras caminaba hacia mí.

—Sabía que ibas a extrañarme —se burló sin hacerme gracia, evocando que le hiciera pucheros que lo hicieron reírse—. ¿Cambiaste de opinión y te unirás a mi tripulación?, eso explicaría porque viniste directamente aquí y no en el bar fiesta, no querías darle la noticia a Luffy —argumentó sin yo haberlo pensado antes, casi me olvidaba el pequeño futuro rey de los piratas.

—En realidad, quería aceptar tu propuesta de entrenarme un poco —lo contradije un poco avergonzada por pedirle eso, pero lo más cercano que he tenido a un entrenamiento ha sido mis peleas con Ace, al cual superé hace más de un año, aunque él no lo supiera.