Estimados lectores:
Les dirijo el siguiente mensaje para comunicarles q acabo de estudiar educación cívica y q, al escribir esto recibí serias influencias judiciales. Sinceramente, recibiría una gran satifacción al comprobar que les gusta la séptima división de mi utopía. Para hacermelo saber presionen SUAVEMENTE (no vaya a ser q se rompa el mouse) el boton izquierdo del ratón donde dice REVIEWS.
Los saluda, atentamente,
Mary Popins (SUPER HIPER MEGA ARCHI RE CONTRA ODIADORA DE CÍVICA)
Capitulo 7
El castigo de Neville.
Comenzaron a bailar de una manera no muy inocente por la pista. Los dioses que habían llevado a sus hijos diosecitos, entre ellos Siniestra, les taparon los ojos.
Por otro lado, Cho lanzaba una gran cantidad de miradas asesinas a Neville, quien no tenía más remedio que esconderse detrás de una cuchara.
Cuando finalmente todos se acostumbraron a la visión de Sirius y Casandra bailando de aquella manera, cuando la diosa de la adivinación estuvo lo suficientemente borracha para aceptar, y cuando el dios de las artes quiso comenzar a practicar su arte, éste sugirió de una manera provocativa:
-Vamos a un lugar más tranquilo.
Casandra lo siguió sin dudarlo dos veces, después de todo, era muy atractivo y no se había acostado con nadie desde hacía dos días.
Tal vez fuera porque el alcohol había disminuido sus capacidades, pero la diosa sintió que Sirius la llevaba en un caballo volador y que aterrizaban sobre una nube que ella ciertamente desconocía.
Unos minutos después, ya no le importaba que se encontraba en un lugar totalmente extraño para ella, ya que el dios de las artes la derrumbó sobre una cama y se perdió en su asombroso cuerpo durante el resto de la noche, a tal punto que, si alguien hubiese entrado en la habitación, no hubiera sido capaz de descubrir que se trataba de dos personas, y no de una.
La diosa del destino abrió los ojos, oculta debajo de la sábana. ¿Por qué le dolía la cabeza? ¿Por qué se hallaba desnuda? ¿Por qué su ropa y la de alguien más se encontraba en el suelo? ¿Por qué no recordaba nada? ¿Por qué tenía la sensación de que la noche anterior la había pasado excelente? ¿Por qué había una persona acostada a su lado…? ¿y por qué era un hombre…?
-¡BLAAAAAAAAAAAAAACK!-un grito ensordecedor despertó a Sirius que, con un gran dolor de cabeza se levantó y miró a la persona que se hallaba a su lado.
-Hola, Casy, ¿cómo dormiste? Por cierto, anoche estuviste excelente…
-¡TE VOY A MATAR, ASQUEROSO HIJO DE ZEUS!-gritó Casandra, furiosa-. ¡Y NO SE TE OCURRA POR NADA DEL MUNDO LLAMARME CASY! ¿OISTE?
-¿Por qué no? Tu me lo pediste anoche, mientras hacías cosas no muy decentes conmigo… Además, ¿qué culpa tengo yo de lo que hicimos anoche? Debo recordarte que tú no te opusiste….
-¡PORQUE ESTABA BORRACHA, IMBECIL! ¡Y TÚ LO SABÍAS, PODRÍAS HABERME DETENIDO…!
-No creo que lo hubiera hecho, Casandra, conozco bien a mi hijo-interrumpió una voz. Se trataba de Neville.
-Hola, padre-saludó Sirius.
-¡PADRE, ESTE CERDO ASQUEROSO…! ¡MIRA LO QUE ME HA HECHO!
-Te advertí, Sirius, que algo malo pasaría si accedías a que esto tuviera lugar. Ahora, lo lamento mucho por ustedes, pero tendré que castigarlos…
-¿CASTIGARME? ¡PERO, PADRE, YO NO HICE NADA! Fue este imbecil, asqueroso, insolente y molesto pervertido quien me obligó. ¡TODO ES CULPA SUYA!
-Tu no te negaste…-se defendió Sirius-. Así que te hundirás conmigo, preciosa.
-Ambos serán castigados, ya que fueron advertidos…
-¡PERO YO NO FUI ADVERTIDA!-protestó la diosa de la adivinación-. ¿Qué culpa tengo yo?
Neville no le hizo caso. Abrió un libro, en el cuál tenía anotados todos los castigos posibles para dioses. Lo hojeó y, cuando encontró el indicado, continuó su discurso.
-Su penitencia será… ¡aquí está! Tendrán que transformarse en mortales durante tres meses.
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-gritó la diosa de las profecías. No podía imaginar un castigo peor.
-No seas exagerada, no es tan malo-dijo Sirius, relajado-. Solo una pregunta, ¿qué es un mortal?
-¡Es un ser sin poderes mágicos, idiota!-exclamó Casandra, exasperada.
-No se preocupen-intervino Neville-. Como son mis hijos, les perdonaré algo: les ofreceré tres poderes mágicos, de los cuales deberán elegir uno diferente cada uno…
-¿Cuáles son los poderes, padre?-preguntó Sirius, demasiado calmado. Casandra sospechaba que tramaba algo.
-Los poderes disponibles son los siguientes: las artes, el poder de Sirius, la adivinación, el poder de Casandra, y la afeminación, el poder de Narciso, que, amablemente, aceptó participar en este proyecto…
-¡Yo quiero la adivinación!-exclamó el dios de las artes, generando una mirada asesina de parte de Casandra.
"Con que esto es lo que tramaba…"pensó la chica"pues, no le saldrá bien..."
-¡YO QUIERO LAS ARTES!-gritó, Casandra, desesperada y, sin evitar reír maquiavélicamente.
Los dos dioses la miraron algo asustados, aunque por diferentes motivos. Neville temía (qué raro!) que la divinidad del destino se enojara con él por haberle asignado un castigo tan cruel; en cambio, Sirius no podía creer que aquella diosa con la que se había acostado la noche anterior y que siempre había demostrado ser fría y cerrada, fuera en realidad una loca.
-De acuerdo-aceptó Neville-. Entonces, está decidido: Sirius, tú tendrás el poder de la adivinación y Casandra de las artes.
-No creo que eso te sirva de mucho-murmuró Sirius cuando el dios del trueno se disponía a transformarlos en mortales.
-¡CLARO QUE ME SERVIRA!-se defendió Casandra, un tanto alterada-. Podré hacer muchas cosas útiles con este poder…
-¿Pintar un cuadro se considera útil?-preguntó el dios, burlonamente (xq x si no recibieron clases decentemente buenas de educación plástica, pintar 1 cuadro c considera arte)
Esto fue la gota que colmó el vaso. La divinidad de la adivinación le pegó un puñetazo y Sirius, de pronto, comenzó a ver unos pajaritos muy agradables de color violeta que volaban alrededor de su cabeza, acompañados de estrellas.
"¿Se supone que esto es un castigo?"Pensó Sirius, mientras intentaba ponerse de pie. "Tendrían que cambiarle el nombre. No es el paraíso, pero tampoco está tan mal… No se por qué Casandra se quejaba tanto… ¡Maldición! ¿Cómo se supone que use las piernas?" a pesar de sus intentos de levantarse, la divinidad siempre terminaba en el suelo. Esto se debía a que, durante su vida de dios Sirius siempre se había mantenido en el aire, flotando y brillando como lo hacían los otros dioses. Finalmente, luego de varias caídas, logró dar los primeros pasos. Estos fueron dirigidos hacia el palacio de Hogwarts, hogar de su fiel amigo, James.
En el camino, se vio obligado a cruzar un mercado, del cual muchas personas salieron a ofrecerle comida. El antiguo dios, como estaba sintiendo un ligero y desconocido retuerzo en el estómago (que se debía al hambre, pero como los inmortales nunca tienen hambre, no lo conocía) y, creyendo que, como en el Monte Grimmlaud Place, podía comer todo lo que quisiera y cuando lo quisiera, tomó un poco de cada cosa y se lo tragó de un bocado. Por supuesto, luego de eso, los vendedores comenzaron a reclamar sus ganancias y Sirius, corrió al hogar de su amigo.
Cuando el dios llegó, el joven príncipe se encontraba en los jardines, al parecer, algo deprimido.
-¡James!-exclamó al verlo, mientras jadeaba por haber corrido tanto.
-¿Te conozco?-preguntó el príncipe, extrañado.
-¿Qué si me conoces? ¡Soy yo, Sirius! dios del sol, de las artes, de la música y del oráculo de Delfos; hermano de Luna Loovegod, diosa de la caza y de los bosques; hijo de Zeus, mi padre, dios del trueno y del rayo, rey de los Olímpicos; hijo, también de Leto, diosa de… (no tienen ganas d saber quién es leto?)
-Ya, Sirius. Lo siento, no te reconocí sin tu brillo. ¿qué te pasó?
-Es una larga historia… la cosa es, Cornamenta, que necesito que me permitas quedarme aquí unos días… Te prometo que te devolveré el favor cuando regrese a Grimlaud Place…
-Em… no sé... Estamos en una guerra y, con todo ese desastre no creo que a mi padre le cause gracia más problemas. ¿Cuánto son "unos días"?
-Dos meses, veintinueve días, veintidós horas y cuarenta y tres minutos con ocho segundos.
James echó una mirada a su reloj de sol de muñeca.
-Eso es mucho tiempo, Sirius.
-¡Por favor!
-Tal vez si fueras parte de algo y te vieras obligado a quedarte aquí…-James no se le ocurría nada-¡Ya se! Puedes luchar en la guerra. De esta forma serías un guerrero y podrías quedarte aquí.
-¿Qué puede pasar?-preguntó Sirius, dando por sentado el asunto.
-Bueno… puedes morir-advirtió James, más para sí mismo que para su amigo.
-¿Qué es eso?
-Em… es cuando…¿cómo te explico? Cuando te vas a otro lado, para siempre…
-¿Cómo cuando te mudas?
-Sí, pero nunca te vuelve a ve nadie. Tu cuerpo se queda, pero tu espíritu desaparece.
-¿Y eso es… malo?
James asintió.
-¿Esa palabra existe realmente?-preguntó la divinidad.
-¡Sí, Sirius! Y si alguien sabe que eres tu el dios protector de Hogwarts serás el primero en morir.
-Puedo cambiarme el nombre…
-…y dejar de presumir tu persona a todo aquel que pregunte quién eres-agregó James.
-Yo no hago tal cosa-el dios adoptó un tono falsamente herido.
-¡James!-gritó una voz desde lo lejos. Se trataba de Lily, la nueva esposa del príncipe. Llegó corriendo hasta su marido y lo abrazó, algo triste-. Tu padre dice que… Oh, perdón, no lo conozco, señor-se volvió a Sirius un tanto sorprendida. Al parecer, no lo había visto antes.
-Es Canuto, el guerrero-interrumpió James.
Bueno, ahí tienen el cap 7. Espero q les haya gustado. DEJEN REVIEWS!
